Piensa en frío... él alteró mi mundo (26)
-no vuelvas a tocarme- ya no me grita, no es necesario que lo haga, porque su voz es igual de penetrante y dolorosa- me das asco su mirada llena de odio me obliga a soltarlo y veo como sube al auto, siento la mano de alguien en mi hombro y me quedo inmóvil cuando veo que se aleja.
Hola neneas y nenas -
no dejaré una nota extensa como es de costumbre, solo dire un par de cosillas. Primero : a pesar de las muy variadas opiniones del capítulo anterior estoy muy conforme porque esperaba el odio el algunos, pero que les digo, me arriesgue porque me gusto como quedo el capítulo. Segundo : lamento haber causado probemas estomacales en varios, lo siento mucho en verdad :( Tercero : Dios! no voy a asesinar a Tomas, lo digo de inmediato para que quede claro, no voy a matar a nadie (bueno a escepcion del muchacho en los recuerdos de Tomas) la muerte no estará mas presnete en esta historia y menos de manera tan sádica, cruel y horrenda que algunos me proponen (me impresionaron xD) Cuarto : este capitulo estaba listo hace un par de dias, pero había una parte que no me convencía y la borré varias veces, de todas formas no tarde mucho, creo que podré redimirme con ustedes. Quinto : es un capítulo dificil, muy dificil, aunque lo escribi "rapido" me dolio bastante pero espero les guste, eso!.
Igual que siempre, estare y esperaré atenta las opniones... no se olviden de comentar y criticar de la fomra que mejor estimen , todos los comentarios son leidos ocn amor - les mando un beso, en este momento son las 1:46 am, me duele bastante la vista, pero mañana mismo comienzo a escribir el 27, ya tengo bastante en la cabeza y creo que saldrá del horno tan rápido como este, eso, hare mi mayor esfuerzo lo prometo
Demonios igual me excedi en la nota D: Besos a todos, gracias por el amor - los quiero, y ya saben comenten que estaré atenta a sus opiniones!!
PD: este capitulo (si quieren) leeanlo con la cancion "SIRENS" de Pearl Jam como musica de ambiente xD amo esa cancion, me hace llorar, y fue con la que escribi el capítulo completo -
Pauli.-
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… El ruido del motor del auto y la música sonando de fondo es lo único que me mantiene con los pies en la tierra, la angustia, la rabia y la pena que siento apenas me dejan pensar y conduzco solo por instinto… pero no sé a dónde voy, no sé dónde ir… donde puedo calmarme, donde puedo pensar y tratar de entender lo que está pasando…. No puede estar pasando…. No…
La luz roja del semáforo frente a mí me obliga a detenerme y piso el freno con fuerza, a un costado el teléfono suena… sin tomarlo lo miro y veo su nombre en la pantalla… su rostro viene mi cabeza y las palabras se repiten con fuerza, una y otra vez vuelvo a escuchar cada una de las palabras que dijo antes de que saliera de la casa sin mirar atrás… y cada vez duelen más…
Miro el semáforo y la luz roja aún está presente, tomo el teléfono y mis ojos se humedecen, la rabia va creciendo y azoto el maldito aparato en el parabrisas… al menos deja de sonar…
La luz verde llega a mis ojos tan fuerte que pestañeo tratando de acostumbrarme al cambio de color, piso el acelerador y continuo mi camino sin saber a dónde me dirijo, acelero…acelero…intento disminuir la rabia… pero no puedo, lloro, quiero gritar, quiero golpear algo, quiero calmarme pero no puedo…. Entonces el auto es mi desquite, mi desahogo… piso el acelerado con fuerza y no me detengo hasta que el ruido y el impacto del golpe a un costado me hacen reaccionar cuando pierdo el control del auto…
Tomas
El intenso dolor de cabeza me hace reaccionar, abro lo ojos y la luz del sol entrando por la ventana me lastima… mierda… tapo mis ojos con la palma de mis manos y hago el inútil intento de recordar que demonios hice la noche anterior, tomo la almohada donde apoyo mi cabeza y la pongo sobre mi rostro, un tonto intento de protegerme de la luz, mantengo mis ojos cerrados y calmadamente repaso todo lo que hice el día anterior y enumero los hechos en mi cabeza… estuve en casa… mis padres insistían en que estuviera con mi hermana… por la noche fui al lugar donde conseguí la mierda a la que soy adicto… compré, llevaba días limpio y lo necesitaba…. Marcela…. Su cumpleaños…. El bar…. carajo… Santiago.
Ignoro el dolor en mis ojos cuando quito la almohada de mi rostro y miro a mi lado… ahí está…. Santiago, apoya su cabeza en sus manos y parece estar llorando en posición fetal sobre la cama.
Lo miro por un momento y me miro a mí, es obvio lo que hice la noche anterior, pero a pesar de que debería estar conforme, hay algo que me está molestando y no sé qué demonios es, por un momento la imagen de Rodrigo llega a mi cabeza y me rehúso a pensar en él, odio pensar en él, me hace sentir idiota.
Miro a Santiago y me repito una y otra vez en la cabeza… esto es lo que querías, esto es lo que necesitas… pero por más que lo pienso… no me gusta.
Pablo
-qué hacemos? –Diana no deja de dar vueltas alrededor de la habitación, camina de un lado a otro mientras yo la sigo con la mirada
-nada
-nada?!
-solo esperar
-Pablo!
-qué más podemos hacer?
-buscar! Seguir intentando, hay que encontrarlo, hay que buscarlo! –me grita desesperada y demonios la entiendo, yo me siento igual, aunque no quiero perder el control como ella
-donde? –le respondo aun tirado en la cama sin moverme- donde buscamos? –ella se detiene frente a mí- Diana… no sabemos dónde diablos buscar y todas las opciones que tenemos, son malas, ahora no podemos hacer más que esperar, esperar a que aparezca, que se comunique con alguno de los dos, diablos que responda alguna de las miles de llamadas que le hicimos durante toda la noche!!
Diana me mira y sé que está aguantando las ganas de llorar, se siente culpable y estoy cansado de decirle que no tiene culpa de nada, si así fuera entonces yo también tendría culpa en esto, pero demonios, tantas veces, tantas veces le dije que no confiara en Tomas y ahora, ahora me temo lo peor.
-tienes hambre?- pregunta cuando se sienta a mi lado- yo me estoy muriendo
-sabes que si
-quédate aquí
Sale de la habitación y yo no pretendo en ningún momento seguirla, me quedo recostado sobre la cama mirando al cielo de la habitación, sé que Diana debe estar llorando en la cocina y no me agrada la idea de verla así, no hay nada que pueda decirle para calmarla, todo lo contrario, si le cuento las cosas que sé, si le cuento de lo que me he enterado, solo la voy a preocupar más.
Demonios Santiago… tantas veces le dije que no se confiara de Tomas, que se mantuviera lejos de él, las peleas con Fernando era por esto y cuando intenté advertirle resulto peor, confié en que podía manejarlo, pero supongo que Tomás es más fuerte que él y de todas formas, después de la pelea que tuvimos, Santiago no habría creído lo que le contara, yo mismo no lo creí cuando me lo dijeron, pero entonces comencé a notar un leve cambio en la actitud de Tomás cada vez que nos encontrábamos y no me gustó.
Santiago no lo sabe, pero Fernando quiso hablar conmigo del tema, extraño si pienso en todas las veces que hemos discutido, pero lo vi preocupado, dijo que había algo en Tomas que no le gustaba, no sabía qué, pero lo veía como un peligro o algo así, pude ver que no hablaba solamente fundado en los celos que pudiera tener, después de todo, yo también sentía que había algo malo en él, maldita la hora en que le dije a Fernando que Santiago no era tan ingenuo como para caer en alguna trampa de Tomas, que él sabría defenderse.
Ahora, no puedo evitar pensar en lo peor
Diana entra en la habitación con una bandeja llena de cosas para comer, la pone sobre la cama y cuando me mira veo que tiene los ojos rojos, sí… estuvo llorando.
Desde que salimos de casa de Tomas, recorrimos algunos lugares donde pensamos que podríamos encontrarlos, pero no resultó, entonces ya resignados caminamos en silencio al edificio donde vive Diana, dijo que me quedara con ella, si Santiago se comunicaba conmigo quería estar para escuchar lo que dijera, pasamos la noche despiertos intentando una y otra vez marcar a su celular, incluso Diana consiguió el número de Tomas, pero tampoco tuvimos suerte, ambos estaban apagados, nos sentamos y en silencio esperamos que avanzara la noche, ninguno de los dos pudo cerrar los ojos ni por un minuto.
Santiago
La habitación se hace cada vez más pequeña a mi alrededor, cuando despierto, no recuerdo nada de la noche anterior, solo soy consciente del dolor en mi cuerpo, mi cabeza duele y me cuesta mantener los ojos abiertos, mis parpados pesan, me siento cansado, agotado, derrotado.
No reconozco la habitación en donde estoy, entonces fugaces recuerdos llegan a mi cabeza, cuando me hago una idea de lo ocurrido la noche anterior siento terror de mirar a mi lado y encontrar a alguien más en la cama.
Respiro hondo una y mil veces, lentamente giro mi cabeza y me destroza ver a Tomás acostado a mi lado… No… la angustia en mi pecho duele, todo el dolor en mi cuerpo y mi cabeza se intensifica…. No puede estar pasando esto.
Me siento en la cama y tomo mi cabeza con mis manos, intento recordar, pero no logro recordar nada, aunque es obvio lo que paso, no necesito grandes explicaciones si veo a Tomas dormido a mi lado, desnudo igual como yo lo estoy. No sé cuánto tiempo pasa cuando siento la mirada de Tomas en mi espalda, no quiero verlo, no quiero
-cómo estás?- su voz hace que el dolor aumente ¿Cómo estoy?... ¿Cómo estoy?... estoy destrozado, roto … no respondo, no importa lo que pueda decirle
-porqué estamos aquí? –la pregunta suena tan estúpida que me golpeo mentalmente cuando me doy cuenta de lo que he dicho
-no es obvio? –su voz parece divertida
-no para mí –me esfuerzo y giro mi rostro para mirarlo, el me mira sonriendo- no recuerdo nada – siento como mi voz se quiebra, la sonrisa en su rostro desaparece
-que excusa más terrible –no es una excusa, demonios no…- aunque si lo quieres así, puedo hacerte recordar- se sienta a mi lado y pasa una de sus manos por mi espalda
-no! –lo aparto rápidamente y me pongo de pie, miro alrededor y encuentro los que sé que son mis pantalones, rápidamente comienzo a vestirme ignorando la molestia y el dolor en todo mi cuerpo
-Santiago por favor no seas tan dramático – lo miro y parece molesto, pero entonces vuelve a sonreír- yo no te obligue – la angustia de la noche anterior vuelve a mí, quiero gritarle que yo no quería, me obligo a no llorar mientras termino de vestirme.
No puede ser… no puede ser….
No sé qué hacer, no sé ni siquiera dónde estoy, pero no quiero preguntárselo a Tomás, no quiero escuchar su voz… Diablos!
Me quiebro cuando pienso en Fernando… que hago ahora, cómo lo miro a la cara después de esto, cómo voy a ser capaz de hablarle ahora, maldigo cada uno de los momentos en lo que pude retractarme de ir a esa fiesta, soy un imbécil, el más grande de los imbéciles, no aguanto más y dejo que las lágrimas caigan por mis mejillas
-por qué no recuerdo nada? –pregunto cuando logro controlar un poco el llanto, el silencio de Tomas me pone más nervioso de lo que ya estoy
-no lo sé, dudo que no recuerdes nada
-no recuerdo!! –le grito y cuando vuelvo a mirarlo veo en sus ojos que se está divirtiendo…. Se ríe de mí.
Recuerdo las palabras de Pablo, una y otra vez me dijo que me alejara de Tomás, que ya no era el mismo, y recién ahora me doy cuenta de la razón que tenía… como fui tan idiota de no ver lo que cualquiera podía notar, no puedo seguir mirando a Tomas a los ojos porque siento nauseas, termino de recoger mi ropa del suelo, entre ella encuentro también mi celular, lo enciendo- no recuerdo haberlo apagado - en la pantalla aparece el aviso cientos de llamadas perdidas de Pablo y Diana, Tomás se levanta de la cama y entra en lo que parece ser el baño de la habitación… aún no puedo creer que estoy en un hotel con él… no quiero creerlo
-nos vemos –dice y cierra la puerta, miro alrededor y vuelvo a sentir nauseas, el dolor en mi cuerpo es cada vez más fuerte, la cabeza me da vueltas y por alguna razón no reacciono, miro la puerta de la habitación y me obligo a caminar a través de ella, no le contesto a Tomas y desaparezco prácticamente corriendo del lugar.
Ya cuando estoy en la calle camino tratando de calmarme, tratando de entender lo que paso, no quiero creer que pase la noche con Tomas, pero es obvio que fue así, ni siquiera intento reprimir las lágrimas, cruzo los brazos en mi pecho y hago el esfuerzo de seguir en pie.
Me fijo en el nombre de las calles tratando de orientarme, reconozco el lugar, pero mi cabeza esta bloqueada y no sé qué camino tomar para estar en casa, en una de las esquinas reviso los bolsillos de mi pantalón y encuentro mi billetera, hago señas a un taxi que para frente a mí y una vez dentro por un momento no logro recordar la dirección de mi casa, el taxista me mira y deduzco que mi aspecto debe ser asqueroso, necesito tomar una ducha y aclarar mi cabeza, antes de que me obligue a salir del auto porque me mira con asco le digo la dirección a donde debe llevarme, tomo mi billetera y le entrego un par de billetes, no cuento el dinero, solo quiero que conduzca y deje de mirarme, siento que me analiza y a la vez me enjuicia, inclino la cabeza hacia atrás y mantengo mis ojos cerrados, el teléfono suena en mi mano y doy gracias a Dios por el nombre que aparece en la pantalla
-dónde estás?!- pablo grita del otro lado de la línea
-no lo sé- mi voz se escucha como un susurro- pablo…- me quiebro y comienzo a llorar con el teléfono pegado a mi rostro
-tranquilo, cálmate – repite varias veces, pero no lo logro, no logro dejar de llorar
-estoy en un taxi, voy camino a mi casa, por favor…
-voy para allá –me interrumpe y siento lo que parece la voz de Diana muy alterada, corto la llamada y sigo llorando mientras miro por la ventana del auto, fugaces recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente y cada uno es más doloroso que el anterior.
Cuando estoy en la puerta de la casa vuelvo a darle dinero al taxista nuevamente sin mirar cuanto le estoy estregando, él no dice nada y en silencio salgo del auto, permanezco de pie frente a la casa y busco en la entrada el auto de mi padre, siento un leve alivio cuando noto que no está, me acerco a la puerta y entonces me doy cuenta de que no traigo las llaves, debo haberlas perdido, pateo la reja con fuerza y me aferro a ella mientras comienzo a llorar más fuerte aún, el cuerpo me pesa y por un momento siento que estoy cayendo, pero entonces alguien me levanta y toma con fuerza, lo miro y Pablo en silencio busca las llaves en sus bolsillos, detrás viene Diana corriendo y siento su voz muy lejana incluso cuando ya está a mi lado…sonrío cuando recuerdo que Pablo siempre ha tenido llaves de mi casa
-tranquilo –la voz de mi amigo es lo único que escucho cuando entramos en la casa y ya no puedo caminar, algo le dice a Diana ella asiente y desaparece de mi vista, mi vista se nubla y me aferro al pecho de Pablo con fuerza –demonios Santiago- me toma en sus brazos y me lleva escaleras arriba, se sienta a mi lado en la cama y toma mi mano antes de volver a dormirme.
Rodrigo
Despierto por el ruido en la puerta, el timbre del departamento suena una y otra vez, intento ignorarlo pero es tan insistente que resignado me levanto de la cama, camino medio dormido y en el camino tropiezo con uno de los muebles, maldigo a quien esté del otro lado de la puerta y vuelvo a caminar ignorando el dolor en uno de mis pies.
Cuando abro la puerta apenas alcanzo a ver el rostro de Tomas, solo siento que pega su cuerpo al mío y me abraza con fuerza, no reacciono enseguida, solo me quedo parado en la puerta con el apoyado en mí, siento sus manos en mi camiseta aferrándose con fuerza, intento aclarar mis cabeza, cuando me levante de la cama tome el teléfono para ver la hora… las tres de la tarde, la noche anterior estuve con unos amigos hasta la madrugada, cuando logro aterrizar y concentrarme siento el temblor en el cuerpo de Tomás, me angustia saber la razón de esa reacción en su cuerpo, tontamente albergaba la esperanza de que no volviera a consumir ninguna de esas mierdas, me equivoque, como siempre lo hago con él.
-Rodrigo- su voz suena tan mal, parece agotado, y así es como se ve
-entra- cierro la puerta y camino con él al sillón, me quedo a su lado y lo miro sin saber que decirle, no sé porque aparece en mi departamento cuando está así, lo peor es cuando mejora, su actitud es tan distinta de un momento a otro, sus reacciones tienen años luz de diferencia, cuando está así, maltrecho y totalmente destruido me mira y pareciera que estuviera pidiendo que no lo deje solo, que le ayude, pero cuando mejora vuelve a ser el mismo hijo de puta insensible que estoy tan acostumbrado a ver. A pesar de todo, verlo así me parte el corazón y daría lo que fuera por ayudarle, pero ni siquiera sé cómo tratarlo, ni siquiera sé lo que él quiere de mí.
Tomas no deja de mirarme sin decir una palabra, una marca en su rostro comienza a notarse, la vez anterior apareció sangrando y herido, ahora pareciera que lo han golpeado y las marcas del golpe recién comienzan a notarse.
-que te paso? –no puedo seguir intentando descifrar lo que le ocurre
-no importa- esquiva mi mirada y cierra los ojos- lo tengo más que merecido
-levántate- me pongo de pie y Tomas me mira sin expresión alguna- estás hecho un asco, será mejor que tomes una ducha –se ríe
-no va a ser suficiente, soy un asco – siento ganas de abofetearlo, no entiendo lo que hace, si sabe que actúa mal entonces por qué demonios no cambia
-vamos- tomo una de sus manos y lo obligo a levantarse, me mira riendo y camina detrás de mí- no necesitas mi ayuda aquí- cierro la puerta del baño, busco en los cajones algo de ropa y se la dejo sobre la cama.
Voy a la cocina y preparo café, tengo un mal presentimiento, algo me dice que el golpe que tiene en su rostro es por alguna estupidez que hizo y aunque no entiendo por qué, siento miedo de preguntar lo que está pasando.
Fernando
A pesar de la hora en la que llegue a casa la noche anterior, no logro dormir más allá de las diez de la mañana, extrañamente no siento sueño ni estoy cansado, tengo unas ansias enormes de hablar con Santiago, pero resisto las ganas de marcar a su teléfono porque supongo que debe estar dormido.
Doy vueltas en la cama y cuando ya estoy aburrido me levanto de mala gana, en la cocina me encuentro con mi madre, la beso en la mejilla mientras le doy los buenos días y me instalo en la mesa para desayunar, Bárbara aparece radiante como siempre y sonriendo, se acerca a mi madre y la besa, luego a mí, se sienta a mi lado y sin dejar de sonreír pregunta por los planes para el resto del día, entonces recuerdo lo que le dije la noche anterior y me sonrojo levemente, me aparto de su mirada curiosa por un momento y cuando mi madre pregunta los planes que tengo para el día le digo que aún no sé nada, mi hermana frunce el ceño y se concentra en su desayuno.
Cuando vuelvo a la habitación aun creo que es muy temprano para llamar a Santiago, no quiero despertarlo, considerando que la noche anterior tenía planes…. Ignoro lo celos que se hacen presentes y prendo el notebook con la intención de distraerme por un rato, en lo que sea.
Entre otras cosas, abro la página de e-mail y sonrío cuando veo que en la bandeja en entrada hay un mensaje sin leer de Annie- imagino lo difícil que debe haber sido para ella escribirme, no es amiga de la tecnología- con una sonrisa doy clic para leer…
“ amigo mío de mi corazón…
Bien sabes que debo amarte demasiado como para decidirme a escribirte mediante este medio, sigo pensando que no hay nada mejor que usar la vieja vía de las cartas escritas de puño y letra, pero lamentablemente la distancia me obliga a no poder esperar porque estoy demasiado contenta y la noticia que quiero darte no puede aguardar…
La próxima semana estaré de vuelta por esos rincones del mundo en donde te encuentras y por supuesto que espero que vallas por mí al aeropuerto, además de la razón obvia- te extraño mucho- también está el hecho de que lamentablemente viajaré a Chile yo sola, sabes que el trabajo de mi padre no le da muchas libertades y pues no quedó de otra más que viajar solitaria, solo estaré una semana en Chile, pero esos días me quedaré en tu casa, estoy ansiosa de ver a tu hermana, te avisaré el día y la hora en que llegaré para que vallas por mí…
Nos vemos pronto mi querido y gruñón muchacho
Un beso
Annie.-
Estoy contento de saber de ella, más aún saber que en tan pocos días estará en Chile, salgo de la habitación y corro a contarle a Bárbara que Annie estará de visita, su euforia no es para nada disimulada y más aún al saber que se quedara en nuestra casa, después de hablar por un rato me aparto de ella y busco mi teléfono, han pasado un par de horas, espero que Santiago haya despertado ya, si no, pues tendrá que despertar a la fuerza.
El teléfono suena y suena, entra el buzón de voz y yo insisto, estoy ansioso por decirle que hoy quiero que esté en mi casa, además la idea de que Annie y él se conozcan también me gusta mucho
-hola- su voz suena somnolienta
-hey… ¿cómo estás? – un largo silencio es lo que obtengo por respuesta-¿Santiago?
-si… bien… tu?- no articula una frase de corrido, esta extraño
-¿pasa algo?- ignoro su pregunta porque el tono de su voz me preocupa levemente, no sé si debería preocuparme más- ¿aún estás enojado? –supongo que es esa la razón del tono de su voz
-no, claro que no- vuelve a callar por un momento y es incómodo porque no sé bien que decir- es que…. Es que estoy un poco resfriado
-¿seguro que solo es eso?- escucho algo entraño en su voz, pero no estoy seguro de lo que es
-sí solo es eso
-bueno, quieres que nos veamos? – el entusiasmo con el que había hecho la llamada en un inicio se va disipando de manera muy rápida, aunque las ganas de verlo no disminuyen ni por un momento
-claro que sí- sonrío- pero no hoy, lo siento yo…-da un suspiro- no me siento bien, creo que solo necesito dormir, y no saldré de la cama en todo el día, lo siento mucho- tengo la impresión de que su disculpa lleva algo implícito, pero lo ignoro
-está bien, pero, no quieres que valla a verte?
-me encantaría pero no quiero contagiarte ¿está bien? Mi madre está en casa y ella me cuidara
-está bien – me resigno a la idea de no verlo por hoy, también decido no contarle nada de Annie, se lo diré cuando estemos juntos- descansa
-sí- vuelve a quedarse en silencio un momento- Fernando
-si? –no contesta – Santiago que ocurre?
-es que… yo….-me angustia escuchar su voz- es que yo… yo te amo
-seguro que estás bien?
-seguro
-ok- paso una mano por mi cabello, comienza a dolerme la cabeza –también te amo –escucho del otro lado de la línea un suspiro de su parte y me despido de él, si está enfermo, es mejor que descanse, ya mañana iré a su casa para verlo y estar con él, contarle lo de Annie y además hablarle de la conversación que quiero tener con Bárbara y mi madre, donde él tiene que estar presente.
Aunque me angustio por un momento, de veras lo extraño y quiero verlo, entiendo que no se siente bien y me resigno a no estar con él por hoy.
Santiago
Estoy solo en la habitación cuando el teléfono comienza a sonar a mi lado y veo el nombre de mi novio en la pantalla, no puedo cogerlo de inmediato, el dolor me oprime el pecho y sé que con solo escuchar su voz romperé en llanto tan rápido como recuerde lo de la noche anterior.
Él insiste y en la segunda llamada no resisto más y tomo el teléfono, efectivamente, el sonido de su voz me destroza… diablos… me niego a verlo por hoy porque no soy capaz de mirarlo a los ojos, no soy capaz de estar de pie frente a él y hacer como si nada hubiera pasado, callar lo que pasó… la sola idea de mentirle me destroza porque no soy capaz de hacerlo, no quiero hacerlo.
Pero a la vez volver a verlo resulta tan difícil…
Pablo y Diana no se han movido de casa, siento asco y lástima de mí mismo, sé que mi aspecto debe ser desastroso pero aunque quiero tomar un baño, Diana no me deja parar de la cama. El impulso de correr a casa de Fernando, abrazarme a él y rogar, implorar por su perdón es tan grande que no logro cesar el llanto cada vez que lo pienso, aunque muy dentro de mí sé que solo hay un final para esto…
Me va a odiar…
Pablo entra en el cuarto y me mira por un momento, abre la puerta del baño que está en mi habitación y escucho cuando deja el agua de la ducha corriendo…
-date un baño, cuando estés listo comes algo – no puedo mirarlo a la cara, desde que desperté hace un rato no soy capaz de mirar a la cara a nadie, y aunque Diana se esté mordiendo la lengua por preguntar lo que ocurrió, cada vez que lo intenta Pablo la interrumpe haciéndola callar, repite una y otras vez “está bien, al menos está bien”, siento que mi amigo sabe algo que yo no, me da la impresión de que está guardándose algo solo para él, Diana lo mira exasperada pero no insiste, en el fondo lo agradezco, no soy capaz de decir nada, no soy capaz de contarles lo que pasó.
Entonces una idea se aloja en mi cabeza y es aplastante…. Si no soy capaz de hablar de esto con mi mejor amigo, entonces cómo seré capaz de hablarlo con mi novio si ni siquiera podré mirarlo a la cara… la sola idea me oprime el pecho.
En silencio entro en el baño y me desnudo, intento ignorar el dolor en mi cuerpo, cuando me levanto de la cama no puedo evitar dar un pequeño quejido por el dolor, Pablo lo nota y frunce el ceño, pero no pregunta nada, solo agacha la cabeza, por primera vez desde que somos amigos hace ya muchos años, me siento avergonzado frente a él.
Rápidamente entro en la ducha y cierro los ojos cuando el agua caliente cae por mi cuerpo, incluso el roce de mis manos es doloroso, bajo el agua de la ducha me siento libre de llorar todo lo que pueda, mis lágrimas se pierden con el agua y parecen menos dolorosas, o eso quiero creer, los sollozos se escapan de mí y por momento sé que son más fuertes de lo que debería permitirme, pero no lo aguanto, estoy en shock y no sé qué diablos hacer.
-Cuando termines vístete y bajas a la cocina a comer algo, deje ropa sobra la cama- Pablo se asoma por la puerta del baño y antes de que pueda responderle, darle las gracias, noto que ya se ha ido.
Luego de salir del baño y vestirme, bajo las escaleras y camino a la cocina en silencio, antes de entrar en ella siento la voz de Diana, parece estar llorando
-no sé cómo ayudarle, me siento impotente –solloza
-no vamos a preguntarle nada Diana –Pablo como siempre habla de manera autoritaria, sé que no es lo correcto pero no resisto y me apego a la pared tratando de escuchar lo que dicen, después de todo, es de mí de quien hablan
-me voy a casa –dice Diana- no tiene sentido que siga aquí, apenas resisto verlo así y pensar en lo que pasó anoche, además no va a decir nada mientras yo esté aquí
-porqué dices eso?
-Pablo… -mi amiga suspira- Santiago y tu tienen una amistad muy fuerte y aunque seas un bruto sé que tú logras hacer que se calme cuando no está bien, el hablará contigo estoy segura, y también estoy segura de que sabrás que decirle
-no puedo decirle nada, nada de lo que le diga mejorará lo que pasó
-que es lo que tú sabes sobre Tomás? –la pregunta de Diana me hace recordar la sensación que tuve hace un rato… Pablo sabe algo que no me ha contado
-no quieres saberlo y no te lo diré porque solo hare que te angusties más –cierro los ojos con fuerza y recuerdo todas las advertencias que me hizo mi amigo, si tan solo lo hubiera escuchado una sola vez
-qué crees que pasó?- Diana le pregunta y su voz se quiebra
-no me hagas decirlo, está claro –sí, ahora si estoy convencido de que mi mal aspecto habla por mí, me siento más avergonzado aun y tengo nauseas
No quiero seguir escuchando, entonces carraspeo con fuerza para hacerme notar y ellos dejan la conversación, entro en la cocina como si no hubiera escuchado nada, sobre la mesa hay una gran taza de café y pan tostado, por la forma en la que las cosas están ordenadas sé que Diana ha preparado todo para mí, lo primero que hago es tomar el vaso de jugo de naranja y llevármelo a la boca, mi garganta arde al tragar y me quejo.
Diana se gira y toma su bolso, se acerca a mí y se despide solo con una sonrisa, una muy fingida, cuando se aparta, muy rápido porque no quiere que note el rojo en sus ojos, tomo su mano y la acerco a mí, no le sonrío ni digo nada, solo beso su mejilla y ella me acaricia el rostro, mira a Pablo por un segundo y él camina fuera de la cocina, sin más Diana lo sigue y se quedan por un momento hablando, siento sus voces a lo lejos, aunque no distingo lo que dice, tampoco quiero saberlo.
Pablo entra en la cocina otra vez y por fin me habla…
-tus padres iban a salir temprano por la mañana, anoche me llamaron preguntando por ti después de que vine aquí buscándote, estaban preocupados y les dije que estabas conmigo y pasarías la noche en mi casa, que no respondías tu teléfono porque había quedado sin batería y ya estabas durmiendo, si te preguntan, ya sabes que contestar -intento procesar todo lo que dice, siento mis mejillas sonrojarse, la noche anterior vino a buscarme, seguramente se preocupó al no volver a verme en la fiesta, entonces lo miro y noto en sus ojos que no ha dormido, se ve agotado
-gracias- es lo único que consigo decirle
Ambos estamos en silencio por un rato, siento vergüenza de mirarlo a la cara, y supongo que él lo nota, después de un rato me atrevo a hablar
-no sé lo que paso –aun mantengo la mirada fija en la mesa
-vamos arriba- se levanta y yo camino detrás suyo, entramos en mi habitación y Pablo se recuesta sobre la cama mientras yo me siento frente a él con las piernas cruzadas mientras miro mis manos
-anoche desapareciste, estábamos preocupados, dónde estabas
-no lo sé- frunce el ceño cuando lo miro- desperté en un hotel, Pablo yo… -callé por un momento porque lo que iba a decir incluso para mí sonaba estúpido- no recuerdo nada –comencé a sollozar
-cálmate y dime todo lo que recuerdas, no sacas nada con llorar, cálmate –lo miro y sigue con esa expresión molesta, tiene razón, de nada me sirve seguir llorando
-anoche- callé por un momento recordando todo- te perdí de vista porque me encontré con Tomás –mi estómago se revuelve cuando pienso en él- sé que estuvimos hablando y comencé a sentirme mal, salí del local y de ahí no recuerdo mucho - las náuseas volvían a cada rato
-continúa
-yo solo, sé que pensé estar en casa y que, que estaba con alguien, bueno, no sé porque creí que estaba con… con…-no logro pronunciar su nombre porque si lo hago sé que romperé en llanto
-con Fernando?- me ayuda a terminar la frase
-sí, pensé que era él –limpie las lágrimas en mi rostro con el puño de mi camisa- Pablo te juro que no pude yo, cuando me di cuenta de que no era él no lograba sacármelo de encima –no aguanté más y comencé a llorar con la cabeza apoyada en las piernas
-entonces era Tomás, ¿te acostaste con él?- no logro responderle con palabras, solo asiento levemente y no dejo de sollozar
-tranquilo- pablo se acerca a mí y pasa su brazo por mis hombros haciendo que apoye la cabeza en su pecho, lo abrazo y lloro contra el cuerpo de mi amigo
-cuando desperté estaba dormido a mi lado, desnudo, es obvio lo que pasó -le dije, pero me hizo callar, aunque la verdad no tuviera más que decirle, eso era todo lo que sabía, o más bien lo que recordaba
-te drogó, ese hijo de puta te drogo- escucho la rabia en su voz y sus palabras retumban en mi cabeza, no había pensado el ¿Cómo? Y ahora esa era la respuesta más comprensible a lo que hice, jamás me habría acostado con tomas si hubiera estado con los sentidos en orden, Pablo me aparta un poco de su pecho y cuando me mira pasa su mano por mi rostro limpiando las lágrimas- tranquilo
-porqué me hizo esto?- es lo que me he preguntado tantas veces ¿por qué?- soy un estúpido, me dijiste que no confiara en él y yo siempre creí que estabas exagerando, tu… ¿por qué me advertías tanto de Tomás? –mi amigo suspiro y hizo una mueca con sus labios
-no quise decírselo a Diana pero ya que esto te ocurrió a ti deberías saberlo y si no te lo dije antes fue porque pensé que harías caso a las advertencias que te hice y también porque supuse que no lo creerías, yo mismo no lo creí cuando me lo dijeron
-de qué estás hablando?
-no sé por qué ni cuando comenzó, pero Tomas está enfermo, se volvió un adicto a algún tipo de droga, creo que comenzó a consumir cuando estaban en España, no conozco detalles pero esa es la verdad, por eso no te quería cerca de él
-como lo sabes?
-me lo contaron –nombro a algunas personas que yo conocía y que no tendrían por qué inventar nada contra Tomás- al principio no lo creí, pero empecé a notar que ya no era el mismo de antes, no sé bien que era lo que me hacía desconfiar de él, demonios Santiago traté de advertirte- agaché la cabeza recordando las advertencias que me había hecho Pablo y pensando en lo que decía, es verdad, si esos rumores hubieran llegado a mí jamás los hubiera creído, pensé que yo conocía muy bien a Tomas, pero al parecer estaba profundamente equivocado – y ahora que harás?
-no lo sé
-sabe por qué lo pregunto- asentí
-Fernando –si, decir su nombre dolía-hace un rato me llamó y le mentí diciendo que estaba enfermo y que no nos viéramos por hoy
-es lo mejor
-no puedo verlo a la cara, no después de que…- callé
-no después de las veces que te pidió que te alejaras de Tomás – nuevamente asentí en silencio- no puedes esconderte por mucho tiempo, que harás mañana? Si le dices que sigues enfermo querrá venir a verte
-lo sé- volvía a sollozar- lo sé y… Pablo no sé qué hacer
-tienes todo un día para pensarlo –se levantó de la cama
-que haces?- le pregunte cuando lo vi tomando su teléfono que estaba al costado de la cama- no te vallas, por favor- le pedí- no quiero estar solo
-no hay nada que yo pueda decirte para que te calmes
-lo sé pero, pero eres mi amigo y siempre estás conmigo, por favor no me dejes solo, no ahora –Pablo me miro por un momento y luego volvió a poner el teléfono sobre la mesa
-bien, voy por algo de comer – salió de la habitación y yo volví a poner la cabeza sobre la almohada… ¿cómo le explico esto a Fernando? No quiero mentirle, no puedo mentirle y sé que con solo verlo a la cara no podré disimular.
Lucas
Mientras estoy en la ducha pienso en lo que he hecho, si… tengo merecido el golpe.
Después de que Santiago saliera del hotel casi corriendo yo me quedé por un rato, busqué en los bolsillos de mi chaqueta, sabía que aún tenía una tira de pastillas que me ayudarían a no pensar más en la estupidez que hice, por un momento recuerdo a mi hermana y su estúpida fiesta….”esta podría ser tu oportunidad”…. “después me lo agradecerás”…. “aprovecha la oportunidad”… y sí, claro que lo había aprovechado, pero no estaba para nada agradecido, aunque era lo que quería no me sentía nada conforme, todo lo contrario, me sentía un asco, cada día lograba portarme más como un miserable.
Después de unas horas, con el efecto de las drogas y el alcohol en el cuerpo, salí del hotel y sin pensarlo emprendí camino hacia mi casa, casi en la puerta me encontré con mis padres que iban saliendo casi corriendo, mi madre me miro y agacho la cabeza por un momento, comenzó a sollozar y retrocedió, dio media vuelta y camino dentro de la casa, apareció mi hermana que corrió hacia mí y me abrazo, pero la aparte lo más rápido que pude, mi padre la miro por un segundo y ella entendió que tenía que desaparecer, se fue corriendo hacia donde se escuchaba el llanto de mi madre.
De frente a mi padre, me quedé de pie esperando que comenzara a gritar el mismo discurso de siempre, lo mire de manera arrogante y me reí burlonamente, pero me sorprendí y caí al suelo con el golpe que me dio en el rostro, aún estaba levantándome cuando volvió a golpearme, esta vez en el lado contrario a donde había dado el primer golpe… bien, me quedé donde estaba, si me levantaba solo iba a conseguir otro golpe y apenas lograba mantenerme en pie por el alcohol, entonces me senté en el suelo con la espalda apoyada en la pared y comencé a escuchar sus gritos…”estoy harto de ti y toda tu mierda, no te importa tu madre ni tu hermana, no te importa nada, ya no sé qué hacer para que cambies, volvimos a este país porque pensamos que el problema era que estuvieras en España pero veo que aquí es exactamente lo mismo”
Me quedé en silencio mientras lo escuchaba, no tenía nada que responderle y además en cierta forma, todo lo que decía era cierto, pero lo ignoré, cuando se cansó caminó a través de la puerta de entrada a la casa y solo sentí el ruido del auto cuando partió.
Me levanto despacio, estoy un poco aturdido, nunca antes me había golpeado y ahora puedo decir que es bastante preciso, camino hacia mi habitación y solo busco ropa limpia, siento la voz de mi hermana, doy gracias de haber cerrado la puerta con llave al entrar, me cambio de ropa apenas y busco dinero del que mantengo guardado, salgo esquivando los llamado de Marcela y mi madre y respiro cuando vuelvo a estar en la calle… ahí fue cuando llegué a casa de Rodrigo…
Lo busco en el departamento y lo encuentro en la cocina sentado con una taza de café entre las manos, me mira y extiende otra taza hacia mí, me siento frente a él y no toco el café, solo lo miro y el a mí, entonces siento rabia de darme cuenta que el único lugar donde pensé en ir al salir de mi casa es aquí, con él y aunque la sola idea de reconocer que siento algo por el me desagrada, es inútil seguirlo negando.
-mañana eso se verá muy mal- apunta hacia mí y sé que habla de la marca que está tomando color en mi rostro –que fue lo que te paso?
-nada importante, una pequeña pelea con mi padre –sonrío, sé que no debería, pero el recuerdo me causa gracia
-es la primera vez que veo a alguien reírse al hablar de una pelea familiar, no te importa tu familia?
-no mucho- soy sincero o quizás debí decir que no me importan nada
-claro que no te importan, a ti no te importa nada, ni nadie por supuesto –me incomoda escucharlo decir aquello aunque sé que soy yo quien lo ha llevado a pensar así, por primera vez intento hacer las cosas bien, ser sincero
-te equivocas, si hay alguien que me importa- él se ríe y creo saber qué es lo que está pensando, pero no puedo estar más equivocado- no, no me importa Santiago- me mira perplejo y luego agacha la cabeza- en él pensabas cierto?
-si- admite- aunque siento curiosidad de saber lo que pretendes, creo que pierdes tu tiempo con Santiago, él y su novio están más felices que nunca, no vas a logar que él vuelva contigo, al menos eso es lo que creo- podría haberme molestado y pienso que eso es lo que él esperaba que hiciera, pero la verdad es que Santiago no es más que un capricho, no me importa ni me interesa estar con él.
-crees que están muy bien juntos? Conoces a su novio?
-si- por primera vez creo que Rodrigo y yo hablamos sin ironías, entonces aprovecho
-de la universidad?
-somos amigos- eso no lo esperaba- estudiamos juntos, somos amigos hace mucho
-y él sabe que tu…
-no- me interrumpe- él no sabe que soy gay
-por qué?
-nadie lo sabe, solo Santiago
-tú se lo contaste?
-no- se ríe- Lucas –ese nombre me irrita
-tu noviecito –me mira molesto por un momento pero luego pone los ojos en blanco y vuelve a concentrarse en el café, me río de su expresión –no te enojes, no quiero molestarte
-entonces no lo hagas
-por qué ninguno de tus amigos sabes que eres gay? Piensas esconderlo todo la vida?- no contesta- tu familia lo sabe?- me mira y puedo ver el pánico en sus ojos, adivino su respuesta- enserio no se lo has dicho nadie?
-mi familia me rechazaría
-eso no lo sabes- me molesta un poco escucharlo
-claro que lo sé, sentirían asco de mí, mi padre… él… él no es fácil- su voz se quiebra por un momento y prefiero no seguir preguntando
-y entonces? Qué pretender hacer contra Santiago? –lo miro en silencio
-tanto lo odias?
-no me importa – esquiva mi mirada
-entonces estarás feliz de saber que ya hice algo- sus ojos se abren con sorpresa y me mira esperando que siga hablando –me pregunto cómo le contará Santiago a su novio, tu amigo, que pasó la noche conmigo –la expresión de Rodrigo hace que me arrepienta de lo que he dicho, pero no lo entiendo, él quería que Santiago y su novio ya no estuvieran juntos, solo por tener el lujo de ver a Santiago mal
-que mierda hiciste?- habla con espanto y se levanta de la silla con fuerza, camina fuera de la cocina y lo veo apoyado en una ventana del departamento
-no era lo que querías? –le pregunto- no te entiendo, tu querías ver a Santiago mal, bueno, cuando le diga a su novio que anoche durmió conmigo entonces lo veras bastante triste, no creo que el tal Fernando lo perdone- estúpidamente espero que Rodrigo esté conforme con lo que le he dicho- Rodrigo… era lo que querías
-eres un asco –me mira con desdén- y Santiago también lo es
-de hecho, él no podía negarse, no estaba con los sentidos bien puestos – al instante me arrepiento de lo que he dicho
-lo drogaste? –no respondo, es la primera vez que Rodrigo me mira con verdadero odio
-era lo que querías, Santiago… tu querías
-no me importa Santiago!!! Ya no!!- me grita, si estoy arrepentido de lo que dije- yo no quería esto, yo no quería hacer nada contra ellos, ya no!!
-por qué?
-porque el odio que sentía por Santiago era una estupidez, no me importa él!!
-…
-mierda Tomas me importas tu!! Es que no te das cuenta de lo que haces? Es que no te das cuenta de la mierda que eres? –me grita con rabia, no le respondo porque se perfectamente lo que hago y la mierda que soy
Rodrigo vuelve a darme la espalda y yo me quedo de pie mirándolo, pienso acercarme pero me arrepiento cuando lo siento sollozar, no esperaba esto, yo pensaba que…., me arrepiento de todo lo que le dije y cuando voy a volver a hablar cuando voy a decirle que es él quien me importa, Rodrigo se da vuelta y me mira, sus ojos están rojos y las lágrimas caen por su rostro, me paralizo frente a él y por segunda vez en el día siento un golpe en mi rostro, no tan fuerte como los de mi padre, pero la bofetada que me da Rodrigo, ésta si me duele y recién me doy cuenta de ello.
Lo miro por un momento con mi mano en mi mejilla y siento mi rostro arder… lo merezco, claro que lo merezco… doy un paso hacia él y otra bofetada me detiene.
-no te me acerques, querías que te lo dijera, querías que me convenciera de lo que eres, ¡pues bravo! Lo has logrado, te ODIO –marca cada una de las letras con fuerza- no te imaginas cuanto te odio – llora con las fuerza mientras me mira, si… es verdad, siempre le dije que debía odiarme, pero ahora… escucharlo hace un nudo en mi garganta
Camina hacia la habitación y sale luego con una chaqueta y las llaves en sus manos, camina hacia la puerta y yo lo sigo
-Rodrigo…- le digo mientras camino hacia él
-no me toques!- retrocedo un paso cuando me grita- ya escuchaste lo que tanto querías, te odio Tomas, y también me odio a mí mismo por haberme enamorado de ti, quieres saber algo, toda la miseria que hay en tu vida, la mereces, mereces eso y mucho más, ahora déjame tranquilo de una vez, cuando vuelva no quiero encontrarte aquí, y tampoco quiero que vuelvas, no vuelvas a aparecer aquí porque para mí estas muerto y lo que hagas o lo que te pase ya no me importa, vete al diablo Tomas, sigue hundiéndote en la vida de mierda que llevas y jódele la vida a quien quieras, ya lo hiciste conmigo, ya lo hiciste con Santiago, ahora vete a buscar a otro y a mi déjame en paz – da media vuelta y sale del departamento cerrando la puerta con fuerza tras de sí.
Me quedo ahí… parado frente a la puerta… inmóvil… por primera vez no sé qué hacer… por primera vez me importa lo que alguien piense de mí y aunque no quería asumirlo…. Me duele…. Lo que piensa Rodrigo me duele, entonces lo asumo y dejo de engañarme, me duele…
Me duele porque lo quiero.
Santiago
Domingo por la mañana, mis padres han decidido tenían un almuerzo de negocios con un grupo de socios, en momentos como este agradezco lo poco que están en casa, Pablo no paso la noche en mi casa, la noche anterior estuvo en casa de Diana y su madre estaba hecha una furia por lo que decidió irse y dijo que volvería por la mañana, mi madre me despierta para despedirse y disculparse de que en el último tiempo han estado más ausentes de lo habitual, me habla de lo importante que es el almuerzo con los socios, pero yo no la escucho, solo asiento pronunciando monosílabos, cuando sale de la habitación vuelvo a recostarme sobre la cama y cerrar los ojos, minutos después vuelve a entrar y se despide con un beso, le digo que Pablo debe estar por llegar y que así no pasaré el día solo, entonces sale de la habitación y siento sus pasos bajando las escalera.
Cierro los ojos intentando volver a dormir, es lo único que me ayuda, no quiero pensar en nada y aunque sé que no debí hacerlo, la noche anterior dejé el teléfono apagado, no sin antes enviarle un mensaje de buenas noches a mi novio… mi novio… no fui capaz de escuchar su voz y preferí escribirle.
Siento como la puerta de mi habitación se abre, mantengo los ojos cerrados y el rostro hundido en la almohada, si es mi madre pensara que volví a dormirme y si es Pablo solo ira a la cocina a esperar que tenga ánimos de levantarme.
Pero las dos ideas se deshacen cuando siento el peso de alguien sobre la cama, mi cuerpo de tensa al tener la misma sensación de hace dos noche, pero me relajo cuando sé que esto es distinto, esta vez sus besos si son los que conozco y la caricia en mi brazo es la que tanto extraño. Mi pecho se oprime y ahogo el llanto, sé que es Fernando
-hola…-susurra en mi oído y besa mi cuello, respiro hondo, con fuerza y giro mi cuerpo para mirarlo, me sonríe y siento ganas de gritar –no pareces muy contento de verme –sonrió y verlo me dolió aún más – ¿qué ocurre?
-es que no me sentía bien, pero estoy feliz de verte, lo sabes –acaricio su rostro y aún estoy reprimiendo las ganas de llorar –como entraste? –intento hablarle de algo mas
-tus padres iban saliendo y me dejaron entrar, tu madre dijo que sería bueno que te diera una sorpresa, que estabas muy cabizbajo, veo que tenían razón
-ya se me pasará- no logro evitarlo más tiempo y mis ojos se humedeces, acerco a Fernando a mí y lo abrazo con fuerza
-hey… no sigas enojado, lo siento mucho –quiero llorar y rogarle que me perdone, la idea que tiene esta tan lejos de la verdadera razón de porqué estoy así, por un momento pienso en ignorar todo y no pensar más en ello, besarlo y hacer como si nada hubiera pasado, pero no puedo- siento lo que paso, las peleas, soy un tonto, siempre exagero todo y es que la idea de perderte me da pánico- cierro los ojos con fuerza mientras entierro mi rostro en su cuello, me duelen cada una de sus palabras- perdóname, mi amor perdóname
-yo no tengo que perdonarte nada –me muevo para estar sentado sobre la cama, Fernando se sienta frente a mí, muy cerca y toma mis dos manos – lo siento tanto – rompo en llanto y me desespero porque sé … que lo arruiné todo, que no va a perdonarme… - Fernando te amo tanto- me acerco a él y acuno su rostro en mis manos mientras lo beso con fuerza, como si quisiera que sus labios se grabaran en los míos- por favor no lo olvides, no lo dudes nunca y escúchame bien yo te amo- no puedo dejar de llorar y el me mira preocupado, quiero guardar su rostro en mi mente para lo que viene después
-tranquilo, sé que me amas, yo también a ti, tranquilo- me abraza con fuerza y susurra en mi oído palabras tranquilizadoras, pero que en el fondo, solo me hacen llorar más fuerte- que es lo que pasa, me estas asustando, Santiago por favor, mírame… hey…- me obliga a mirarlo y sonríe por un momento –tengo que contarte algo importante, más bien, quiero que me acompañes porque tengo que hacer algo importante
-de que hablas- lo noto emocionado y no deja de sonreír, sus ojos brillan de emoción y sus manos tiemblan levemente
-quiero que vamos a mi casa, ya no aguanto tener que estar mintiendo, no tiene sentido, quiero que vengas conmigo y me acompañes cuando hable con mi madre, Bárbara lo sabe y va a ayudarme pero tienes que estar conmigo- sonríe como pocas veces lo he visto
Si hay un Dios de seguro, me odia, o está tratando de castigarme, porque esto, ahora, es el mayor castigo que puede darme, sé que merezco el desprecio de Fernando cuando le cuente lo que paso, lo esperaba, en el fondo lo sabía, pero esto, no es justo, sé que lo voy a lastimar más aún y me odio por eso, me detesto porque voy a romper esa sonrisa que amo, me detesto porque seré el culpable de que la emoción que siente ahora se transforme en un rotundo odio, porque lo sé, va a odiarme.
Antes solo esperaba que al menos me dejara explicarle lo que pasó, pero ahora que sé que tomo la decisión, la importante decisión de ser honesto con su familia, sé que no me va a escuchar, pero aun así tengo que ser sincero con él, aunque eso me destroce por completo
-Fernando… yo…-intento comenzar a hablar, pero me interrumpe
-se lo que vas a decir y no, no lo estoy haciendo presionado ni nada de eso, quiero hacerlo de verdad quiero hacerlo y quiero que estés conmigo, no puedo hacerlo si no estás conmigo y además – sonríe más aún- eso no es todo
-mi amor… -es una tortura verlo así, tan contento y saber que todo eso va a romperse, por mi culpa
-Annie… la recuerdas?
-sí, claro que sí, tu amiga de toda la vida
-ella si… bueno- se ríe- estará en Chile a mediados de semanas, ya hable con ella y le dije que quería que conociera a alguien muy especial y se muere de ganas de conocerte, aunque no le adelanté nada, supongo que se morirá de la impresión cuando lo sepa, pero va a amarte, lo sé, tanto como mi hermana, aunque jamás lo hará como yo
Me aferro a él con fuerza y lloro en su hombro, respiro agitado y su olor me embriaga, Dios… lo amo tanto y no quiero perderlo, no puedo perderlo, no ahora, ni nunca, lo necesito, él me ama, no es justo… no es justo que ahora todo se termine, ruego que me escuche, que me deje explicarle, que me dé una oportunidad, que crean en mí, Dios que crea en mí…
-perdóname, por favor, perdona, te amo, me oyes? Te amo… -no puedo dejar de llorar y le imploro mientras lo abrazo, Fernando me abraza con fuerza e intenta calmarme- perdóname
-supongo que la idea no te gusto
-no es eso, quiero ir contigo, quiero decirle al mundo cuánto te amo, y que vean que también tú me amas, y también quiero conocer a Annie, de verdad lo quiero, pero… por favor, tienes que escucharme, tienes que creerme, confía en mi por favor- me aparta un poco de su pecho y no puedo mirarlo, toma mi rostro en sus manos y me mira sin entender
-que es lo que pasa? Santiago, que pasa? Me estas asustando
-tienes que creerme –ruego
-creerte qué? De que hablas? –respiro con fuerza y junto valor para hablar
-sé que te lo prometí, pero nunca pensé que esto pasaría, lo juro, yo jamás lo habría hecho
-no habrías hecho que?- me mira expectante- Santiago habla de una vez, por favor!
-la otra noche, el día de… -me falta el aire, suspiro con fuerza- en la fiesta de Marcela, perdí de vista a Diana y Pablo, yo… Fernando yo…-llevo una de mis manos a mi boca y mi cuerpo tiembla
-mierda Santiago que pasa!?
-me encontré con Tomas –su rostro cambio al instante y alejó su cuerpo del mío- yo… mi amor yo no sé lo que paso, no me di cuenta y…
-que hiciste?-alejo sus manos de mí y se levantó de la cama lentamente, yo intento tocarlo, atraerlo a mí pero él esquiva mi mano- que mierda hiciste!? – levanta la voz y me mira exasperado
-no lo sé – rompo en un llanto más fuerte aún, el pecho me duele- no lo recuerdo
Fernando me mira anonadado, se aleja de mí más aún y quiero acercarme, me levanto de la cama y camino hacia él, no puedo dejarlo, tiene que escucharme.
-te acostaste con él?- las palabras salen de su boca con una crudeza y frialdad que nunca antes le vi
-Fernando yo…
-contesta lo que te pregunte- dice acercándose a mí – te acostaste con él!!?!! –me grita mientras toma mis brazos con fuerza
-no lo recuerdo –da un bufido- por la mañana desperté… en… en un hotel
-con él?- ya ha soltado mis brazos y solo me mira con desdén –contesta!
-si- le digo casi en un susurro y se acerca a mi mirándome con odio, por un momento pienso que va a golpearme, y pienso que lo merezco pero sé que él no es así y cuando lo miro solo veo sus ojos humedecidos y las lágrimas en su mejilla, me parte el corazón, me destroza más de lo que ya estoy –te lo juro, no lo recuerdo, tienes que creerme- le digo y el solo me mira, en silencio- solo tome un vaso, no bebí de más nunca lo hago, no me explico cómo pasó, comencé a sentirme mal y salí del local, de ahí no recuerdo más, solo pensé que estaba aquí, en mi casa, y creí que eras tú! Yo te amo nunca te engañaría, mierda sabes que te amo!! Te juro que pensé que eras tú, Tomas debe haber puesto algo en mi vaso, no podía reaccionar estaba mareado y…
-ya basta!- me interrumpe haciéndome callar- crees que soy imbécil!!!? Crees que voy a creerme esa mierda!!?
-es la verdad! Te lo juro!- me acerco a él y tomo uno de sus brazos
-no me toques!! –Esquiva mi toque con fuerza y mis piernas tiemblan cuando me mira con odio – si piensas que soy tan imbécil como para creer esa estupidez, estas muy equivocado
-es la verdad, te lo juro, mi amor
-no vuelvas a llamarme así! Y no me jures porque no te creo nada –da media vuelta y toma la manilla de la puerta… no puede irse, no puedo dejarlo, lo tomo de uno de sus brazos y a pesar de su intento de hacer que lo suelte, me resisto y lo aprieto más fuerte
-tienes que creerme, por favor, yo te amo
-no Santiago, eso no es verdad, si lo fuera no habrías hecho esto, ahora lo entiendo, la negativa de tu parte cuando te pedía, Dios! Casi te rogaba que no estuvieras cerca de él y tú siempre lo defendías, ahora lo entiendo, sabes, si tanto querías ir a revolcarte con él no tenías por qué seguir conmigo- sus palabras duelen infinitamente… no es así, esa no es la verdad… yo no quería…
En un momento de descuido, porque sus palabras me han dejado sin habla, Fernando se suelta de mi agarre y camina escaleras abajo, en la puerta veo a Pablo que viene llegando con Diana, mi novio… quiero creer que aún es mi novio… los ignora a ambos cuando Diana lo saluda y sale de la casa, paso por el lado de mis amigos y vuelvo a tomarlo del brazo, en la puerta de la casa intento decirle algo pero él se me adelanta
-no vuelvas a tocarme- ya no me grita, no es necesario que lo haga, porque su voz es igual de penetrante y dolorosa- me das asco –su mirada llena de odio me obliga a soltarlo y veo como sube al auto, siento la mano de alguien en mi hombro y me quedo inmóvil cuando veo que se aleja.
Dejo de respirar y mis ojos duelen de tanto haber llorado, todo lo que tenía con él, todo lo que habíamos conseguido, lo mucho que peleamos y cuánto nos costó estar juntos, los recuerdos se amontonan en mi cabeza y son todos dolorosos, el miedo que siempre tuve hoy se vuelve realidad, una dolorosa realidad, siempre temí que Fernando me odiara, que sintiera asco de mí y hoy lo hace, pero no por lo que yo siempre creí, no por amarlo porque él también me ama, lo sé, siente asco de mí y es por mi culpa, por ser un imbécil y aunque me duele y me destroza el corazón… lo merezco.
Cuando me giro veo a Diana con los ojos llenos de lágrimas y Pablo frente a mí, es él quien tiene su mano en mi hombro y presiona como para hacerme saber que está conmigo, mis piernas flaquean y él lo nota, me aferra a su cuerpo y me abraza mientras mi llanto se ahoga en su pecho.
Rodrigo
No fui capaz de volver al departamento, no sabía si estaría allí y no soportaba la idea de volver a verlo, entonces pasé la noche entera en un bar que no cerraba durante toda la noche, me senté en la barra con un vaso entre mis manos, en varias oportunidades alguien se acercó a mí para hablarme, pero siempre los ignore, no quería nada, no quería estar con nadie.
Sí, después de todo, siempre tuvo razón o más bien siempre fue sincero, toda la noche pensé en las veces que Tomas me dijo que era lo peor y que no podía tenerlo cerca, tenía razón
Es un asco
Inevitablemente pienso en Santiago y me pregunto que estará pasando con él y Fernando en este momento, aunque no quiero pensar en ello me siento culpable, yo sabía que Tomás quería hacer algo para volver a tenerlo, pero en el último tiempo los vi tan felices que creí imposible que pudiera hacer algo contra ellos, que equivocado estaba y que estúpido fui, me recrimino el no habérselo dicho a Santiago, al menos habría evitado toda esta mierda, pero jamás imaginé que Tomás llegaría tan lejos.
Al otro día cuando vuelvo al departamento, doy gracias por qué no lo encuentro, dejo las llaves sobre la mesa y veo en ella una nota con mi nombre, es su letra, la miro por un segundo sin tomarla y luego camino al sillón, dejo la nota sobre la mesa y la ignoro, no me interesa lo que quiera decirle, lo más probable es que sea una nota muy de su estilo, burlándose de mí, no me importa.
Me dejo caer sobre el sofá y en un momento me veo buscando el número de Fernando en la pantalla pero me arrepiento antes de marcar, quizás no debería pensar en ello, quizás ellos lo arreglen sin problema, Santiago le explicara a Fernando lo que ocurrió y él entenderá, seguro que así será.
Mientras tanto yo me hundo en la miseria a la que Tomas me ha arrastrado y yo me he dejado arrastrar y me veo maldiciéndolo, odiándolo pero al mismo tiempo amándolo tanto.
Fernando
El ruido del motor del auto y la música sonando de fondo es lo único que me mantiene con los pies en la tierra, la angustia, la rabia y la pena que siento apenas me dejan pensar y conduzco solo por instinto… pero no sé a dónde voy, no sé dónde ir… donde puedo calmarme, donde puedo pensar y tratar de entender lo que está pasando…. No puede estar pasando…. No…
La luz roja del semáforo frente a mí me obliga a detenerme y piso el freno con fuerza, a un costado el teléfono suena… sin tomarlo lo miro y veo su nombre en la pantalla… su rostro viene mi cabeza y las palabras se repiten con fuerza, una y otra vez vuelvo a escuchar cada una de las palabras que dijo antes de que saliera de la casa sin mirar atrás… y cada vez duelen más…
Miro el semáforo y la luz roja aún está presente, tomo el teléfono y mis ojos se humedecen, la rabia va creciendo y azoto el maldito aparato en el parabrisas… al menos deja de sonar…
La luz verde llega a mis ojos tan fuerte que pestañeo tratando de acostumbrarme al cambio de color, piso el acelerador y continuo mi camino sin saber a dónde me dirijo, acelero…acelero…intento disminuir la rabia… pero no puedo, quiero calmarme pero no puedo…. Entonces el auto es mi desquite, mi desahogo… piso el acelerado con fuerza y no me detengo hasta que el ruido y el impacto del golpe a un costado me hacen reaccionar cuando pierdo el control…
Pero antes de que pase a mayores, reacciono y vuelvo a tomar el control, detengo el auto y me estaciono en una orilla, miro por la ventanilla y veo un hombre que me grita una serie de improperios que no respondo, sé que ha sido mi culpa solo me disculpo con él antes de que el hombre vuelva a andar, del otro lado se acerca a mí un matrimonio joven, la mujer golpea en la otra ventanilla y yo los miro, el hombre lleva en sus brazos una pequeña de cabello rubio liso y largo- me recuerda a Bárbara, es hermosa- ambos me preguntan si estoy bien y yo asiento con dificultad, el hombre pregunta si necesito ayuda y yo les agradezco pero les digo que solo necesito descansar un momento, la mujer insiste en que tenga más cuidado y se marchan.
Después de unos treinta minutos vuelvo a encender el auto y conduzco lentamente, era una idiotez reaccionar así, solo lo habría empeorado, el teléfono vuelve a sonar y lo tomo porque el tono de llamada es distinto, en la pantalla aparece la foto de mi hermana, tampoco le contesto, solo conduzco al único lugar donde puedo estar tranquilo.
Escalo el muro y cuando estoy del otro lado me siento más relajado, al bajar del auto noté el golpe que le di, de seguro arreglarlo me costará bastante, de igual forma no me importa, no es la gran cosa, atravieso el costado de la casona y me dejo caer en el suelo, apoyo mi cabeza en el pasto y maldigo, maldigo porque incluso este lugar, ahora me recuerda a Santiago.
La imagen de nosotros juntos, cuando lo traje aquí, no logro sacar la imagen de mi cabeza y después de mucho luchar conmigo mismo la aparto y lo que veo es peor, revivo lo que paso hace una hora y lo único que siento es dolor, me duele como nunca antes me dolió algo, recuerdo su rostro y cada una de sus palabras, la cabeza me duele y aunque intento evitarlo no puedo, dejo que mis ojos se humedezcan y las lágrimas comienzan a brotar.
Revivo todo y con dolor, me siento un imbécil, no solo por lo que me contó, sino que también porque a pesar de eso, no logro odiarlo y quiero hacerlo, pero no puedo.
Cuando pienso en lo que siento cuando su rostro vuelve a mi mente, lo único que logro reconocer, es cuánto lo amo, y el amor tan grande que tengo por él, hace que el dolor también se intensifique, pero aun así, a pesar de todo, lo amo.