Piensa en frío... él alteró mi mundo (25)

Sus manos recorren mi pecho, no llevo puesta la camisa, suspiro ante su toque y lo busco con mis manos, besa mi pecho y sube hasta mi cuello, arranco su ropa y busco sus labios, lo necesito tanto, pero entonces noto algo extraño...

HOLA! yo aquí de nuevo, reportándome y con un capítulo nuevo -

un capitulo dificil, muy dificil, pero neceario, iba a extenderlo un poco mas pero me arrepentí porque soy una mala persona, lo sé D: pero en compensacion de que al parecer este capitulo no sera muy extenso, es que como buena noticia creo que publicare muy muy muy muy muy muy (se entiende xd) muy pronto y quiero gritar de felicidad por ello, lo mas seguro que es publique antes de una semana, la verdad estoy ansiosa por publiar el proximo pero no acostumbro a enviar dos capitulos de una vez y si los hacia uno, entoces habría quedado EXCESIVA Y ESTUPIDAMENTE largo, espero entinedan. No voy a dejarles una nota tan extensa como la ultima xD hasta yo se que me excedi, solo quiero recalcarles que NECESITO QUE ME DEN SU OPINIÓN DE ESTE CAPITULO, DE LA FORMA QUE QUIERAN PERO ESTA VEZ ES IMPORTANTE, MAS QUE LAS ANTERIORES, CUANDO LO LEAN COMPRENDERÁN EL PORQUÉ

ESO ES TODO, LES MANDO MUCHOS BESOS DE ESOS BIEN MELOSOS Y MUCHOS ABRAZOS TAMBIEN!!

COMENTEN CACHORROS POR FAVOR, PUBLICARÉ MUY PRONTO LO JURO PERO NECESITO SUS OPINIONES PARA EL SIGUIENTE CAPITULO, ESO! CARIÑOS Y NOS VEREMOS (O LEEREMOS xd COMO QUIERAN) MUY MUY PRONTO

PAULI.-

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Santiago

-ya hablamos de esto Fernando! –no puedo creer que tengamos esta discusión…. Una vez más

-porqué es tan difícil para ti mantenerte alejado de ese tipo, no lo entiendo

-no voy para verlo a él demonios! Solo quiero saludar a marcela y ya

-has lo que quieras, no voy a rogarte más- se levanta con fuerza y camina afuera de la cafetería de la universidad, es increíble que estemos discutiendo esto, aquí

Suspiro y mi cabeza duele, el zumbido es desesperante, intento calmarme y cierro los ojos con la cabeza apoyada en la mesa… no quiero pelear, odio pelear… pero no lo entiendo, no confía en mí y eso me molesta, me duele, estoy siendo sincero con él, esta vez no tengo nada que ocultarle y aun así no confía en mi palabra, la sensación es molesta.

Cuando abro los ojos veo a Diana y Pablo acercarse a la mesa donde hace unos minutos mi novio y yo discutíamos por la bendita fiesta de Marcela, supongo que mi mala cara es evidente…

-y ahora que paso?- Pablo me mira intrigado pero con esa expresión desinteresada en el rostro, aunque yo sepa que no es así como se siente

-nada-no quiero darles detalles de mi discusión

-acabamos de ver a Fernando en la escalera – Diana toma una de mis manos sobre la mesa, pero yo me muevo antes de que haga eso que tan bien sabe hacer… manipularme para que le cuente todo, ella nota mi reacción y no vuelve a intentarlo- le pregunte si no comería con nosotros y apenas me miro para solo decir “NO”, iba como energúmeno bajando las escaleras, que le paso?

-nada Diana, si le preguntaste y esa fue su respuesta entonces ya no preguntes más, diablos no tengo nada que decirles! –mi voz sonó mucho más fuerte y molesta de lo que esperaba

-hey! Detente ahí, no tienes por qué hablarle de esa forma

-que les pasa? Si ustedes se tratan así todo el tiempo

-bueno pero es así para nosotros, tú no eres así Santiago! –la voz de Pablo, molesto, me hace reaccionar, miro a Dina y mantiene la visa fija en la mesa

-lo siento, cariño lo siento no debí hablarte así- ahora soy yo quien toma su mano y la miro disculpándome

-no importa, tranquilo, no fue nada –intenta sonreír aunque sé que me he excedido y le pediré disculpas cuando estemos solos, vuelvo la mirada hacia Pablo quien me mira molesto, lo ignoro… no necesito que critique todo lo que hago, no ahora.

Por la tarde camino a casa un poco más tranquilo, tomo el celular y busco el número de Fernando en él, pero cuando voy a marcar para hacer la llamada, me arrepiento- que sea él quien me llame- demonios siempre soy yo quien tiene que estarse disculpando en cada pelea que tenemos y no es justo, esta vez no es justo, porque a diferencia de las peleas anteriores, esta es netamente por una paranoia innecesaria y exagerada de Fernando porque esté a cien kilómetros de distancia de Tomás… no soy un niño, se manejar las cosas y Tomas ya no es tema en nuestra relación, o al menos eso pensaba yo porque para mí dejo de serlo luego de la conversación que tuvimos y dejamos las cosas claras, esta pelea era tan innecesaria, pero esta vez no seré yo quien dé el primer paso para reconciliase

Rodrigo

-no puedo creer que ya te vas, estos días se han hecho tan cortos

-si es verdad, pero esteremos en contacto y me extrañarás, lo sé

Es el último día de Lucas en el país y estamos en mi departamento hablando durante el último almuerzo que compartimos al menos en un buen periodo de tiempo, no hemos hablado de lo paso hace unos días entre nosotros, en realidad no es necesario hacerlo, ambos sabemos lo que significa y que no volverá a ocurrir, aunque yo no me arrepiento y estoy seguro de que él tampoco

-estuve tentado de preguntarle a Santiago por ese tipo- habla con desdén y no es necesario nombrarlo para saber a quién se refiere

-ni lo pienses

-tranquilo, no dije nada, aunque tuve que morderme la lengua, sabía que si preguntaba entonces tendría que hablar de ti y eso no iba a hacerlo, tranquilo

-no me has contado lo que hablaste con Santiago el día que se juntaron

-porque no te incumbe no seas metiche

-Lucas…

-Rodrigo…. No hablamos de ti, sino que de él, le conté de mi vida en Italia y él me hablo de cómo han estado las cosas para el… Fernando y él están muy felices juntos

-qué bueno –contesto sinceramente, en el último tiempo he agradecido al cielo no haber hecho una estupidez contra esos dos tortolitos, en este momento estaría arrepentido de haberme entrometido entre ellos

Después de un rato comienzo a limpiar y lavar los platos con Lucas buscando algo que valga la pena ver en la televisión, me rio cuando lo veo resignarse y poner algo de música, se recuesta en el sillón y comienza a cantar, con su voz de fondo termino de limpiar todo, me siento a su lado y me mira sonriendo

-cualquiera que te conozca no se imaginaria lo hacendoso y buen amo de casa que eres- me río

-hace mucho que vivo solo Lucas, no puedo vivir entre la mugre, tuve que aprender

-lo sé, y diablos debí tomarte una foto- dice riendo

Hablamos por otro rato hasta que vemos la hora y cuando ya son las seis de la tarde Lucas decide partir, lo convencí de acompañarlo al aeropuerto, conozco a su familia y sé que su madre llorará hasta ya no ver el avión en el cielo, y él odia verla llorar, por eso quedamos en que sería yo quien lo acompañaría y se despediría de su familia en casa, salimos del departamento y cuando vamos caminando lo acerco a mi pasando mi brazo por su hombros, muy lejos de la reacción que hubiera tenido hace un año pasa su brazo por mi cintura y con esa voz juguetona – no llores por mí ausencia- se ríe mientras lo miro divertido

En el aeropuerto luego de la intensa despedida de su familia quienes me agradecieron ser yo quien lo acompañaría hasta subir al avión- en especial su madre- estamos aguardando que la voz por alto parlante llame a los pasajeros de su vuelo, son los últimos momentos de despedida, quizás cuánto tiempo pasara antes de que volvamos a vernos

-por favor cuídate –su mirada triste hace lujo de la preocupación en su voz

-tranquilo, estaré bien –le acaricio el rostro –no te dejes encantar por los italianos, son muy liberales para ti- su estrepitosa risa me cautiva y es que lo conozco bien, sé que solo se ríe así cuando está nervioso o está triste

-me sé cuidar

La voz por altoparlante hace el llamado a los pasajeros del vuelo 507, es el vuelo de Lucas, me acerco a él y lo abrazo con fuerza

-voy a extrañarte

-hablaremos por Skype, por dios Rodrigo no vayas a llorar –me rio

-hazme saber cuándo estés en tu departamento, para estar seguro que llegaste sin inconveniente

-claro que si tranquilo- acaricia mi mejilla y vuelve a ponerse serio- por favor hazme caso, sabes a lo que me refiero, no quiero que te lastimen, no lo mereces aunque creas lo contrario, te mereces alguien mucho mejor, cuídate mucho y piensa en frío por favor…

Sus palabras dan vueltas en mi cabeza cuando le doy el último abrazo, camina por la puerta de acceso al avión y con un gesto de su mano dice adiós, me acerco a la muralla de vidrio hasta que distingo su avión y lo veo despegar, suspiro y resignado doy media vuelta camino a mi departamento una vez mas

Tomas

No estoy muy seguro de cuál es la razón por la que estoy camino al departamento de Rodrigo, quizás el hecho de que no contesta mis llamadas ni que tampoco he vuelto a saber de él.

Cuando tuve un respiro de la molesta de mi hermana me decidí a hacerle una visita para, para saber cómo está y ya…

Pero cuando estoy frente a su edificio lo veo salir con ese chico, Lucas…

Decidido doy un paso al frente para acercarme a ellos pero entonces veo a Rodrigo abrazar al otro y este corresponder a la caricia, en el instante siguiente estoy maldiciéndome a mí por haber sido tan idiota de estar parado frete al departamento… ¿con que fin?...

Los veo caminar y alejarse del edificio… aun abrazados y la rabia sigue acumulándose en mí, doy media vuelta y recorro el camino de vuelta a casa, pero a mitad de éste me desvío hacia un bar, no tengo ganas de aguantar las estupideces de mi hermana.

Intento calmarme y olvidar a Rodrigo de una buena vez,  en estos últimos días supongo que a causa de la sobriedad y el hecho de que no he querido salir de casa para comprar droga ni hacer ninguna estupidez, es que las pesadillas y los recuerdos de mi vida en España no se han hecho presentes.

Pero ahora sentado en la barra del bar, miro el vaso en mis manos y la amarga sensación en mi garganta se hace presente, alguien se sienta a mi lado y en menos de diez minutos mantengo una conversación banal y sin sentido con un tipo que intenta coquetear conmigo, tampoco estoy buscando esto, no tengo ganas, entonces después de un rato me alejo de él no sin antes esquivar sus intentos de acercarse más a mí, lo ignoro y desaparezco lo más rápido que puedo del lugar.

Ya es de noche cuando estoy en la puerta del local, sin pensarlo vuelvo a caminar a casa de Rodrigo… Mierda…

-que haces aquí? –su vos parece molesta, diablos no quiero pelear, no quiero lastimarlo ni hacer alguna idiotez de la que después me arrepienta

-estaba cerca- miento, no puedo decirle que es la segunda vez en el día que aparezco en su departamento- Rodrigo, vengo en paz –intento reír pero la mueca en mi rostro es cualquier cosa menos una sonrisa

-sobrio? –su pregunta me sorprende y él lo nota, entonces agacha la mirada y luego de un suspiro vuelve a mirarme –entra

Cuando entro en el departamento lo primero que noto es sobre la mesa el teléfono….-por qué demonios entonces no contesta mis llamadas- camino por el living del departamento e inconscientemente espero encontrar a tal Lucas allí, pero siento un alivio en el pecho cuando noto que no está

-cómo estás?- vuelvo mi mirada hacia él y me sorprendo cuando noto que me observa caminar por el departamento

-no esperaba que aparecieras aquí –está a la defensiva, por un momento, me irrito

-lo sé

-entonces a que has venido? –no tengo una respuesta para darle, o al menos no una que no suene demasiado descabellada o estúpida, entonces solo intento acercarme a él pero cuando doy un paso en su dirección él retrocede dos – ni lo pienses- su voz suena más segura que nunca, vuelvo a intentarlo, su reacción es la misa, entonces retrocedo y resignado me ubico en uno de los sillones frente a él

-te vi hace unos días- su mirada no me dice nada- en la universidad

-que hacías allí? –una tonta sensación de placer llega a mí cuando noto un mínimo interés de su parte

-mi hermana me arrastró hasta allí, celebrará su cumpleaños y quería que Santiago y sus amigos estuvieran en él- me sentí tonto por el esfuerzo que estaba haciendo al recalcar que era MI HERMANA la que quería a Santiago en la bendita fiesta y no yo, aunque tampoco lo aclaré de esa forma

-ah…- fue toda su respuesta, camino hacia la cocina y desde allí me habló- quieres algo? – negué y segundos después volvía a estar frente a mí con una coca-cola en las manos – cómo estás?- pregunto mirándome a los ojos y no supe que responderle… no tengo idea de cómo estoy

El silencio de mi parte no fue interrumpido por sus palabras ni por otra pregunta, el recuerdo de la última vez que estuvimos juntos, las cosas que le dije, lo que le conté de mi pasado, todo volvía a mi cabeza

-me odias –dije sin pensar

-no

-deberías

-pero no lo hago, aunque lo intento, de verdad lo intento, pero no te odio

-aun después de lo que sabes de mí?

-la historia de tu pasado y de tu vida en España no influye en lo que siento por ti, solo me ayuda a entenderte

-lo haces?

-diablos- suspira- lo intento, pero es difícil

-te dije que debías odiarme- esquivo su mirada porque me siento miserable

-pero sabes que no lo hago

-Rodrigo….

-que quieres de mí? –me interrumpe- solo dime que quieres de mí, y terminemos con esto de una vez, no quiero seguir aquí esperando que aparezcas cuando estés aburrido, aguantas la forma en la que me humillas porque te amo y por la mañana cuando despierto buscarte en la cama a mi lado con la esperanza de que estás, cuando jamás te encuentro

-no sé lo que quiero

-entonces no vuelvas aquí

Entonces lo siento… el pánico, la angustia de pensar en no volver a verlo… odio esta sensación, lo odio a él por obligarme a sentir esto, busco sus ojos pero mantiene la mirada fija en su bebida, recorro su rostro por un momento, lo memorizo, miro sus manos noto que tiemblan, reconozco que me gustaría que las cosas fueran distintas, poder estar con él y no ser el bastardo infeliz que lo lastima sin razón aparente, pero no puedo

-solo quería divertirme –intento burlarme de la situación pero mi intento falla

-lo has hecho? –ataca – te has divertido? estas satisfecho? Pues entonces no tienes nada más que hacer aquí porque yo no pretendo seguir siendo tu entretención

-ya encontraste alguien más con quien revolcarte? –las palabras se escapan de mi boca, pero en mi cabeza tengo la imagen de él abrazando al otro

-con quien yo me valla a la cama a ti no te importa –la seguridad en su voz es como un golpe, me levanto del sillón y camino hacia él, retrocede pero yo no me detengo y lo acorralo a la pared cuando su espalda choca con ésta

-no pretendas jugar Rodrigo

-no entiendo- la seguridad aun reina en su voz- no era esto lo que tu querías?... jugar?

-diablos! –golpeo la pared a un costado de su cara y sus ojos se abren con espanto

-vete… -su voz suena temblorosa –no quiero esto, no otra vez

Entonces reacciono…. Lo estoy haciendo, otra vez, y no quiero

Lo miro y busco su mirada pero me evita y apoyo mis manos en su pecho intentado hacer que me mire, siento como su respiración se agita y su pecho sube y baja con fuerza…. si tan solo pudiera…

Entonces su ojos se encuentran con los míos y me acerco a él para tenerlo más cerca, pero me detiene poniendo sus manos en mis hombros y obligándome a retroceder.

-no vas a jugar conmigo otra vez – me aparto – si quieres un juguete ve a buscar a Santiago o a quien quieras, pero conmigo no mas

Escucharlo nombrar a Santiago me irrita…

-aun lo odias por tu noviecito?

-no me interesa explicarte nada

-no hace falta que lo hagas, es obvio

-piensa lo que quieras, no me importa…. No me importa lo que hagas con Santiago ni con ninguno de los idiotas como yo, que caen por ti, no me importa

Entonces siento el impulso y las ganas de callarlo de algún a forma, pero me contengo y lo veo mirarme con odio, si…. Aunque no lo diga o lo niegue…. Me odia, tanto como odia a Santiago… es mejor que sea así

Sin volver a decir nada, camino hacia la puerta y desaparezco del departamento hirviendo en rabia, la negativa de Rodrigo al acercarme es por Santiago, entonces voy a hacer  lo que él espera, Santiago sería mi nuevo juguete y así de una buena vez dejo de sentirme un idiota por pensar en Rodrigo a cada momento.

Si hace un mes pensé en recuperar a Santiago para alejarme de los recuerdos de España, ahora también lo quiero para alejarme del recuerdo de Rodrigo.

Santiago

-Quizás no es buena idea que vallas

-que dices Diana, no empieces tu ahora por favor

-lo digo porque te va a traer más problemas con Fernando y además dudo que tengas muchas ganas de ir a esa fiesta

-bueno pues tendrá que aguantarse, Fernando es mi novio no mi padre, no puedo imponerme nada

-o sea que solo lo estás haciendo para llevarle la contra, perdóname amigo pero eso es muy tonto

-no es por eso Diana…- como explicarle lo que siento cuando ni yo mismo entiendo porque estoy tan molesto- es que siento que si hago lo que él quiere entonces mi opinión no cuenta para nada

-estas exagerando

-no… el que exagera es él

Intentar explicarle a Diana las razones de por qué no voy a ceder ante lo que quiere Fernando que haga es agotador, de todas formas no logramos ponernos de acuerdo.

No nos hemos visto hace unos días, o más bien si nos hemos visto pero él me ignora, lo que me molesta y me hace tener más ganas de mantenerme firme en mi decisión… Dios! Es como un niño haciendo berrinche, aunque por momentos lo miro y siento el impulso de correr a él y decirle que dejemos esta tonta discusión atrás y volvamos a estar tan bien como hace una semana, o en otros momentos soy yo quien lo ignora cuándo siento su mirada sobre mí… yo también puedo ser un niño berrinchudo.

Pablo me mira con reproche cuando estamos en la cafetería a dos mesas de distancia con mi novio y ambos nos ignoramos el uno al otro, Diana parece incómoda y no habla demasiado  pero la molestia en mi amigo es tan obvia que siento ganas de salir corriendo porque en cualquier momento va a golpearme, más bien va a golpearnos a los dos.

Diana y yo nos despedimos a la salida de la universidad, cuando voy a comenzar a caminar en dirección a mi casa veo a Fernando hablando con un grupo de amigos, reconozco a Rodrigo entre ellos, se ve diferente, no tan mal como lo había visto en el último tiempo, Lucas me contó que volvieron a ser amigos pero no entramos en detalles de su relación.

Fernando me mira y aunque intento ignorarlo no me funciona y pierdo un poco de fuerza, bajo la guardia y él se acerca a mí, me mira sin decir nada, quiero saltar sobre él y besarlo ahí frente a todos, llevo días queriendo hacerlo, pero me controlo. Se acerca a mi… demasiado cerca… y pone una de sus manos en mi hombro, no puedo decirle nada, no sé qué decirle, solo me regocijo con su caricia en mi hombro… extrañaba esto

-ya te vas?- su voz es tan dulce que pienso en dejar esta tonta pelea

-sí

-hoy estaré solo en casa, Bárbara y mi madre irán a un matrimonio de algún pariente lejano que a mí no me importa, porque no vienes y te quedas conmigo- oh mierda por que hace esto… sigue queriendo convencerme

-hoy tengo planes- su mirada se oscurece por un momento- lo sabes- sigo firme en mi posición aunque por un momento estuve a punto de ceder

-bien- deja caer la mano que mantenía sobre mi hombro y retrocede un par de pasos haciendo que la distancia entre nosotros crezca

-ven conmigo- es un intento desesperado porque no siga enojado

-no- su respuesta es tan rotunda y brusca que hace que mi molestia aumente

-entonces? Nos vemos después? – diablos lo extraño – mañana?

-como quieras- da una última mirada hacia mí y camina hacia el grupo con quien estaba cuando lo vi al salir de la facultad.

Me quedo ahí… de pie… como un idiota… procesando lo que acaba de pasar y tratando de reaccionar antes de que sea muy tarde, pero entonces vuelvo a mirarlo y él camina con sus amigos en dirección contraria de donde yo estoy, bien….- te puedes ir a la mierda Fernando, no me importa…- sé que eso no es verdad.

Fernando

El viernes que pretendía pasar con Santiago, aprovechar que podríamos estar los dos solos en mi casa, sin la interrupción de Pablo o Diana o cualquier otro porque me encargaría de mantener los teléfonos apagados, días sin hablar con él, sin tocarlo y hoy, cuando pretendo arreglar las cosas y dejar de pelear me doy cuenta de que no le importa lo que yo piense, no quiero imponerle nada, jamás he querido hacer eso, pero… me lo prometió.

Prometió que estaría alejado de ese tipo y diablos me molesta y también me duele, que no sea capaz de cumplir, en momentos pienso que el problema soy yo, que estoy exagerando, que estoy siendo excesivamente celoso, pero no es así, hace días volvió a encontrarse con Lucas y hace unos meses eso habría sido una tortura para mí, pero hoy no, sé que son amigos y no tengo ninguna objeción con ello, pero Lucas es distinto a Tomás, no sé en qué, ni siquiera lo conozco, a ninguno de los dos, pero hay algo en Tomas que no me gusta, que me irrita y que me hace querer que Santiago no esté cerca de él, he escuchado a Pablo decir que ya no es el mismo de hace años y no sé cómo haya sido, pero no me importa, no quiero a mi novio cerca del tipo que quiero estar con él, es lo que quiere, lo sé y Santiago también lo sabe, pero es obstinado, orgullos y demasiado confiado.

En vez de estar ahora con él, estoy con un grupo de compañeros en el departamento de Rodrigo, fue una semana difícil, llena de trabajo en la universidad y estamos todos igualmente agotados, cuando termino el día estaba despidiéndome de algunos cuando divise a Santiago en la puerta, insistía en que los acompañara a beber algo en el departamento de Rodrigo y cuando escuche la negativa de mi novio entonces preferí seguirlos a quedarme amargado en casa.

-no tienes buena cara –la voz de Rodrigo me hace despertar

-mira quien lo dice

-cierto- ríe –somos un par de amargados no hay nada que hacer para cambiar eso

-te vez mejor –le digo, y es verdad, desde que me enteré que él y Lucas son amigos he notado un cambio en la actitud de Rodrigo

-pues tú te vez terrible- se ríe y me contagia su humor

-no sabía que tú y Lucas eran amigos- mi comentario parece sorprenderle, incluso creo notar que se sonroja

-sí, hace años, también es amigo de Santiago, acaso el no te dijo que nos conocíamos

-no, no lo hizo hace unos días los vi irse juntos y fue ahí cuando Santiago me dijo que son amigos, desde entonces te ves mejor

-si- se ríe- supongo que volver a ver a un amigo de hace años sube un poco el ánimo

-eso es bueno

Rodrigo y yo hablamos por un rato de trivialidades, temas de la universidad, deporte y nos unimos a las conversaciones de los demás, miro la hora y pienso en Santiago, siento el impulso de llamarlo y decirle que voy a buscarlo a donde esté, pero me arrepiento, confío en él y ya no quiero seguir peleando, prefiero dejarlo y ya mañana lo buscare para arreglar las cosas de una buena vez.

Tomás

Mi hermana ha escogido un bar para celebrar su cumpleaños, como buena chiquilla caprichosa que es, ha conseguido que mis padres lo arrienden por toda la noche así podría invitar a cuanta gente quiera, aunque dudo que todos los que han llegado tengan idea de quien es mi hermana, lo más seguro es que haya hecho una invitación masiva por Facebook, aunque no tenía ninguna intención de estar aquí, la insistencia de mis padres junto con la molestia de mi hermana terminaron por convencerme.

Me instalo en la barra del local y no tengo ninguna intención de moverme de ese lugar, cuando Marcela llega a mi lado con esa sonrisa tan característica de ella que me irrita, me molesta, la hace parecer tonta…

-emocionado? –pregunta riendo

-no te imaginas cuanto- mi mal ánimo se hace notar

-vamos hermanito, alégrate, esta puede ser tu noche, tu oportunidad

-Marcela- la miro por un segundo- ve a molestar a alguien más y a mí déjame en paz

-ya me lo agradecerás después- lo dudo.

Marcela se aleja y cuando la mira sonríe con un grupo de amigas que me miran como tontas- odio esto – una vez más tomo el celular y marco el número de Rodrigo, aunque en el fondo sé que no contestará, de todas formas insisto.

Después de la tercera llamada sin respuesta vuelvo a meter el teléfono en el bolsillo de mi pantalón y miro hacia la entrada del local, esperando que aparezca de una buena vez para entretenerme.

Santiago

Camino junto a Pablo y Diana a la dirección que nos ha dado Marcela por Facebook, reconozco que mi ánimo no es muy bueno para salir de fiesta ni celebrar absolutamente nada, pero lo pienso por un momento y quizás esto me sirva para distraerme, aunque sé que al ver a Tomas recordare todo el tiempo que podría estar con Fernando en este momento.

-aún creo que estas a tiempo de no aparecerte, de seguro si le digo a Marcela que estabas enfermo o algo así no va a haber problema

-por qué haría eso?

-no tienes buena cara, supongo que…

-déjalo – Pablo interrumpe a Diana –no es un niño, él sabrá lo que hace- da una mirada fugaz hacia mí y sigo sin entender su enojo…. Demonios… todo el mundo decidió estar en mi contra hoy…

-de todas formas- Diana vuelve a intentarlo- yo voy a quedarme todo el tiempo contigo Santiago

-Diana ya… que te pasa eso no es necesario, además no pretendo estar toda la noche aquí- estamos en la puerta del local y al entrar lo primero que siento es el saludo a la distancia de Marcela, corre hacia dónde estamos y saluda de manera eufórica.

Cuando deja de abrazarme, recorro el lugar con la mirada y distingo entre la gente a Agustín y Francisco, genial… junto a Diana y Pablo camino hacia ellos y hablamos por un rato.

No puedo evitar tomar el celular a cada minuto y revisar la hora, tengo la esperanza de recibir la llamada de Fernando proponiendo que nos vemos en este preciso instante y juro que saldría corriendo a encontrarme con él.

Después de un rato Agustín y Francisco desaparecen y cuando los busco lo veo bailar con un par de muchachas, muy guapas, un chico saluda a Diana y ella parece sorprendida y a la vez encantada, me mira por un momento y le guiño un ojo para que se divierta, no es necesario que este a mi lado todo el tiempo.

-esto ya me está cansando… voy por algo de beber –Pablo camina al sector de la barra y yo voy detrás de él, también necesito beber algo, con urgencia, además quiero asegurarme de que mi amigo mantenga su integridad y dignidad sobrio.

Pero cuando doy un par de pasos toman mi mano y al girarme me encuentro con la sonrisa de Tomas frente a mí, muy cerca de mí…

-hola pequeño- sonríe y yo miro alrededor, diablos ya perdí de vista a Pablo

-hola- un escueto saludo de mi parte y la sonrisa de su rostro no se borra en ningún momento, se acerca a mí y besa mi mejilla mientras me abraza por un segundo, segundo que se me hace eterno… e stoy incómodo

-tus amigos parece que ya encontraron con qué entretenerse – apunta a Agustín y Francisco que siguen con las mismas chicas

-supongo… y tú? –intento ser cortés y no quiero que note mi incomodidad, aunque en el último tiempo estar junto a Tomas me incomoda demasiado, quizás no debí aparecer aquí

-vamos por lago de beber –aunque quiero negarme, él toma mi mano y me hace caminar, disimuladamente me suelto de su agarre y camino por mi cuenta, él me mira pero no dice nada, solo sonríe

Le pide un par de tragos al barman del local, me distraigo por un momento para buscar a Diana o Pablo con la mirada, la distingo a ella bailando con el chico que se le acerco hace unos minutos muy sonriente, y del otro lado encuentro a Pablo hablando con un grupo de gente, por un momento ruego que uno de ellos me vea y camine hacia donde estoy, no quiero estar a solas con Tomás, …-se lo prometí a Fernando – pero me arrepiento, puedo manejar esto yo solo, eso creo

-y tu novio?- Tomas llama mi atención y me ofrece un vaso mientras él bebe de otro –acaso no está contigo?

-no, él no conoce a Marcela, no tenía sentido que viniera- intento sonar tranquilo y no darle mucha importancia al tema, pero dentro de mi esta la molestia de saber todas las peleas que esta fiesta me ocasionado

-y no tuvo problema en que vinieras solo? –el tono de su voz es inquietante

-no vine solo, lo sabes –hago un gesto con mi mano indicando hacia donde estás mis amigos

-pero ellos parecen ocupados, acaso no le importa que alguien se acerque a ti? –no puedo decirle que si le importa, que no quiere que precisamente sea ÉL quien se acerque a mí

-no  tiene de que preocuparse- no quiero seguir hablando del tema y para detener la charla me concentro en el vaso que mantengo en mis manos, Tomas me mira a los ojos mientras bebe del suyo y yo intento esquivar su mirada mientras bebo

-quizás debería preocuparse – lo miro por un segundo, insiste en hablar del mismo tema, vuelvo a beber y trato de buscar las palabras justas para dejar el tema y ojalá alejarme de Tomas

-Tomas basta, ya lo hablamos- lo detengo cuando se acerca a mí y él sonríe aún más, me irrita ver que al parecer él disfruta de mi incomodidad.

Se aleja de mí y aun sonriendo me habla de trivialidades, vuelvo a mirar mi teléfono y el tiempo parece empeñarse en pasar excesivamente lento….

Sé que Tomas habla… pero no sé lo que está diciendo, escucho su voz demasiado lejos y el sonido de la música también disminuye, asumo que es el cansancio de la semana, vuelvo a beber y trato de concentrarme más en la conversación, por momentos el cuerpo me pesa, si… definitivamente tiene que ser cansancio, miro a Tomas y la imagen se nubla por un momento, cierro los ojos con fuerza y vuelvo a beber tratando de despertarme, hace un rato no estaba tan cansado, pero ahora son suerte logro mantener los ojos abiertos, hago el intento de levantarme, quiero buscar un baño y refrescarme, eso me despertará, pero cuando intento caminar mis piernas me traicionan y Tomas me agarra con fuerza antes de caer al suelo

-Santiago… no más bebida para ti por hoy, no estás acostumbrado- es la verdad, no estoy acostumbrado pero no he bebido casi nada, apoyo mis manos en la barra y vuelvo a ponerme de pie por mi cuenta, sin la ayuda del agarre de Tomas

-no me siento muy bien- comienzo a sentir demasiado calor y siento un sudor frio en mi frente, quizás Diana tenía razón, podría haberle dicho a Marcela que estaba enfermo, al parecer era la verdad

-vamos afuera un rato, te hará bien tomar aire fresco –lo miro por un momento y la imagen se hace cada vez más borrosa, giro mi cabeza para buscar a Pablo, Diana o cualquiera, pero no los encuentro… diablos.

Tomas toma uno de mis brazos y me agarra con fuerza, camino entre la gente apoyado en él para no caer… me siento terrible… a medida que voy avanzando intento abrir más los ojos para encontrar a mis amigos, pero no tengo suerte.

Una vez afuera del local tomo aire con fuerza, no mejora, aun me siento mal…

-será mejor que me valla a casa, no me siento bien

-claro, yo te acompaño

-no, no es necesario, puedo irme solo, tomaré un taxi

-Santiago apenas puedes caminar, vamos, deja que te lleve, no me arriesgaré a que algo malo te pase – quiero pensar que es mi imaginación pero en la voz de Tomas distingo un tono de burla, sacudo la cabeza con fuerza y emprendo camino a casa.

Diana

Después de un rato de hablar y bailar con el guapo chico que se me acercó, me aparte disimuladamente de él porque me estaba aburriendo, mire alrededor y me encontré con algunos amigos, todos muy entretenidos con alguien más asique solo salude con una sonrisa, buscaba a Santiago con la mirada, pero no lo veía por ninguna parte.

Distinguí a Pablo en un rincón hablando con una chica o más bien… coqueteando con una chica… - serás imbécil –no debía extrañarme que estuviera coqueteando con una rubia de piernas largas… idiota.

No me importó mucho y me acerqué a él después de un rato, ya me estaba pareciendo raro no ver a Santiago por ninguna parte

-pablo- lo llamé cuando estuve a su lado…me ignoro- Pablo!! – me miro molesto y puse los ojos en blanco cuando noté a la rubia colgando de su cuello

-que quieres

-Santiago –le dije rápido- dónde está?

-contigo

-no seas idiota, si estuviera conmigo no te estaría preguntando, lo has visto?

-no Diana no lo he visto- me contesto molesto- pensé que estaba contigo

-qué extraño, no lo encuentro –ignoré el rostro de pablo por un momento

-porqué pones esa cara –me llamo Pablo tomando mi brazo

-no lo sé, tengo un mal presentimiento, no lo sé –me miro extrañado y comenzó a recorrer el lugar con la mirada

-claramente tu amigo no está aquí y nosotros estamos ocupado- la rubia hablaba y me miraba molesta, me sorprendí, Pablo siempre se fijaba en mujeres tontas y huecas, esta no lo parecía, bueno a excepción de la vez que él y yo… en realidad eso no importa, miré a la chica por un momento y luego la ignoré

-tengo que encontrarlo- dejé a Pablo y su nueva conquista atrás y seguí caminando por el lugar para encontrar a Santiago, sentía algo extraño, me estaba arrepintiendo de haberlo dejado solo, entonces divisé a Marcela, iba a caminar hacia ella para preguntarle por mi amigo, de seguro ella lo había visto

-lo encontraste?

-no- reconocí la voz de Pablo en mi espalda

-hace cuanto que no lo ves?

-como una hora- comencé a sentirme mal, como pude dejarlo solo tanto tiempo

-no debiste dejarlo solo tanto tiempo- lo miré molesta- todo por coquetear con el primero que se te cruza por el frente

-eres el mayor de los idiotas de este mundo –le contesté molesta y un tanto ofendida, además, él precisamente no es quien para criticar lo que hago y hasta hace cinco minutos estaba con una chica colgando de su cuello, volví a ignorar a Pablo y caminé hacia donde estaba marcela

-hey! A dónde vas?- tomo mi brazo y me detuvo

-Marcela, quizás ella lo vio- me solté del agarre de Pablo y volví a caminar

Marcela estaba con un grupo de amigos, distinguía a algunos, sabía que Agustin y Francisco ya no estaban en el lugar, los vi salir hace un rato y por cómo iban acompañados, dudo que vuelvan, pero ellos siempre hacen lo mismo, desaparecen sin decir  nada a nadie, en cambio Santiago, él no es así

-Marcela!- Pablo levanto la voz para que se escuchara sobre el sonido de la música, Marcela nos mira y sonríe a quienes están con ella hasta acercarse a nosotros

-me alegra tanto que estén aquí en verdad- miro a Pablo por un segundo y parece molesto

-claro que vendríamos pero quería preguntarte algo- mira a pablo por un momento y luego vuelve a concentrarse en mí –Santiago… lo has visto?

-hace un rato que le perdimos el rastro y no lo encontramos

-sí, claro que lo vi- respiro aliviada y doy gracias a todos los dioses existentes, tenía un mal presentimiento

-dónde está? –le pregunta Pablo

-lo vi hace un rato, en la barra- apunta hacia la barra- estaba con Tomás- miro a Pablo y él frunce el ceño- pero después los vi salir juntos –Marcela sonríe abiertamente y el mal presentimiento de hace un rato vuelve, pero esta vez se intensifica

-hace cuanto los viste?

-como hace treinta minutos, ¿Por qué lo preguntan?

-llámalo –le digo a Pablo y él me mira por un momento, entonces marca su teléfono y maldice cuando

-apagado

-mierda- donde diablos estas Santiago

-no pongan esas malas caras- Marcela ríe- ya les dije que está con Tomás

-precisamente eso es lo que más me preocupa  -miro a Pablo impresionada, hace un tiempo que esta con la idea de que Tomas volvió muy extraño y constantemente le dice a Santiago que se aleje de él, pero no esperaba que lo dijera de esa forma, no estando Marcela presente, pero… es Pablo, así es él

-que insinúas?

-nada Marcela- hablo antes que mi amigo- Pablo no está insinuando nada, solo queremos saber dónde está Santiago, tienes alguna idea de dónde pueden haberse ido? –ella sigue mirando a Pablo quien ni siquiera se inmuta

-no, no lo sé, pero déjenlos solos, es una buena oportunidad para que ellos arreglen sus cosas

-no tienen nada que arreglar- Pablo vuelve a interrumpir- ellos dos ya no están juntos, quizás tú y tu hermano no lo tengan claro pero es así – marcela lo mira molesto y yo maldigo por un momento haber recurrido a Pablo para buscar a mi amigo –vamos –antes de que pueda protestar Pablo me arrastra a la salida, vuelvo a mirar a Marcela y ella nos mira furiosa.

Cuando estamos en la calle, Pablo mira alrededor una y otra vez y vuelve a marcar el número de Santiago, maldice una vez más y me sorprendo al verlo tan molesto…

-que es lo que tú sabes? –le pregunto porque no entiendo bien su reacción

-se lo dije- me contesta molesto- le dije mil veces que se alejara de Tomas

-explícame ahora mismo lo que tú sabes

-no quiero a Santiago cerca de Tomas!

-porque? Sigues pensando que volvió cambiado?

-no lo pienso Diana, no lo pienso, estoy seguro y te diré esto solo una vez, Tomas no es de fiar, a ver si esta vez me haces caso

No vuelvo a preguntar porque siento que sus respuestas no van a gustarme, ahora estoy mucho más reocupada que antes, Pablo lo nota y me mira por un momento, sigue molesto, me angustia no saber nada de Santiago y tener este mal presentimiento

-y si llamamos a Fernando? –le pregunto

-y que le diremos?

-tienes razón –si habláramos con Fernando y resulta que Santiago no está con él solo le estaríamos creando un problema más, tendrían otra pelea

-vamos- Pablo toma mi mano y como lo hizo antes me arrastra para hacerme caminar.

Caminamos por la avenida principal, él insiste con el teléfono, tomamos un taxi y vamos a casa de Santiago, cuando llegamos el padre de él nos dice que no ha llegado a casa y yo le invento una excusa de porqué lo estamos buscando si se supone que estaríamos en el mismo lugar, agradezco que mi voz haya sonado convincente porque de otra forma pablo habría tenido que inventar algo y él no es bueno mintiendo.

Antes de que el padre de Santiago vuelva a preguntar algo salimos de la casa y volvemos a tomar un taxi, esta vez llegamos a casa de Tomas y Marcela, los padres de ellos nos reconocen y nos dicen que Tomas no ha llegado, por lo tanto él y Santiago siguen juntos, pablo se ve cada vez más molesto y sé que está preocupado, ya casi no lo disimula.

Entonces nos vemos parados a mitad de la calle sin saber en dónde diablos seguir buscando.

Fernando

Cuando salgo de casa de Rodrigo tomo un taxi que me lleve hasta mi casa, agradezco no haber salido en la mañana en auto porque siento un poco los estragos de haber bebido más de la cuenta.

Cuando llego a casa pienso en marcar al número de Santiago para hablar con él, aunque quería evitarlo, no he dejado de pensar en la última pelea y quiero disculparme, pero me arrepiento, lo mejor será que hable con él al día siguiente.

Me recuesto sobre la cama y vuelvo a pensar en todo lo que ha pasado desde que estamos juntos y son tantas cosas, buenas y malas debo reconocerlo, pero la gran mayoría son maravillosas y me recrimino por ser tan idiota de preocuparme por algunas cosas, aún estoy sobre la cama cuando Bárbara entra en el cuarto sonriendo

-llegaste tarde

-deberías estar durmiendo

-no me trates como si tu fueras el mayor- me rio – estabas con Santiago? – la miro y siento que me sonrojo, ella sonríe aún más

-no, estaba con unos amigos

-hace tiempo que no lo veo, cómo está?

-hermanita es tarde, ve a dormir –ella frunce el ceño y entiende que no voy a decirle nada de lo que quiere saber, ni tampoco preguntare nada del dichoso matrimonio al que han ido, no me interesa y ella no parece querer contarme hacerca de ello, entonces se levanta de la cama donde se había sentado a mi lado y camina hacia la puerta, en el lapso de tiempo antes de que ella salga de la habitación me decido de una vez, ya no quiero seguir mintiendo, ya no quiero seguir escondiéndolo

-mañana- le digo cuando llega a la puerta, ella me mira –no hagas planes para mañana

-porque?

-quiero que estés en casa, quiero hablar contigo y mamá, quieres ver a Santiago? Mañana lo traeré y quiero hablar con las dos – Bárbara sonríe abiertamente y no tengo que decir más porque ella ya comprendió lo que quiero

-me alegro mucho lo sabes, claro que estaré aquí –vuelve a caminar hacia mí y se inclina para besar mi mejilla, sonríe y se aleja- te quiero hermanito, lo sabes

-sí, yo  también te quiero- le sonrío y ella abre la puerta y desaparece

Mañana… ya es hora…

Santiago

Sé que he perdido la noción del tiempo porque no recuerdo el momento en que llegué a casa, pero agradezco ya estar en mi cama, la cabeza sigue dándome vueltas, intento relajarme y abrir los ojos pero no puedo…

Sus manos recorren mi pecho, no llevo puesta la camisa, suspiro ante su toque y lo busco con mis manos, besa mi pecho y sube hasta mi cuello, arranco su ropa y busco sus labios, lo necesito tanto, pero entonces noto algo extraño…

Sus besos son distintos, él no es así, algo le pasa… ¿Qué?...

Sus caricias no son las mismas y me incomoda el roce de su piel contra la mía, quiero detenerlo, decirle que pare pero no puedo, aunque mi cabeza grita de mi boca no sale ninguna palabra, intento una, dos, tres veces de apartarlo pero mis manos caen a mi lado y no puedo sostenerlas en alto,  en un momento estoy de espaldas a él y arranca mis pantalones de forma brusca, no sé qué le ocurre y aunque quiero preguntárselo no puedo, mi cuerpo no reacciona, pero mis sentidos se intensifican cada vez más y quiero gritar porque sus caricias no son como antes, ahora son bruscas y sus besos en mi cuello se sienten más como mordidas, por primera vez siento miedo

-sé que querías esto- entonces lo comprendo, no es él, no es Fernando y siento terror, no, quiero gritar que no, que no quiero esto pero no puedo, siento como mis vista se nubla más aún por las lágrimas en mis ojos y quiero apartarlo de mí, que no me toque, que no se me acerque, me siento impotente porque no soy capaz de apartarlo, no sé cuánto tiempo pasa pero ahogo un grito de dolor y cierro mis puños con fuerza arrugando las sábanas de la cama cuando lo siento dentro de mí, escucho su voz pero no comprendo lo que dice, solo lloro, mi cabeza está gritando, no es él, no es mi Fernando, no es…

No puedo apartarlo, no puedo moverme y solo siento su cuerpo moverse sobre el mío, lloro, no dejo de llorar porque no comprendo lo que pasa, una de sus manos agarra mi cabello con fuerza obligándome a levantar la cabeza, dice algo en mi oído pero no logro comprender, solo escucho un susurro que no logro descifrar, no dejo de llorar, cada vez más fuerte hasta que siento su cuerpo caer sobre el mío y el peso me está ahogando, quiero salir de aquí, correr y no mirar atrás…

Me libera del peso de su cuerpo pero aun no puedo moverme, siento su presencia a mi lado y abro los ojos, intento enfocar y no distingo el rostro, pero si una sonrisa, siento tanto miedo como al principio… no es él.

El llanto no cesa hasta que mis parpados pesan y pierdo la conciencia una vez más.