Piel de Lobo (Domingo en la Cabaña)
Mientras tanto, mientras ella me besaba y arañaba mi espalda, clavando sus uñas cual los dientes de una loba que devora a su presa, yo introducía mis dedos dentro de su oasis, y podía sentir la humedad de su fuente, el calor del volcán presente en su sexo. A veces hurgaba mas debajo e introducía alguno de mis dedos en su zona anal, y ella gemía mas fuerte, y aullaba igual que los lobos.
Era domingo por la mañana, habíamos rentado una cabaña en el bosque, ese fue el deseo de Sonia, decía que quería pasar un fin de semana cerca de la naturaleza. Era una cabaña de tipo rustico, que por fuera se veía algo vieja, pero por dentro era muy acogedora en realidad. Tenia dos habitaciones, sala y comedor, cocina, un baño bastante amplio y una agradable chimenea, frente a la cual había una piel de oso que si no me equivoco correspondía a un oso que cuando estaba vivo, sin duda era y había sido una magnifica bestia.
En la mañana salimos a caminar un rato cerca del lago, en donde nos metimos a nadar un rato y a follar un rato ya que estando en el agua, le desabroche la parte superior de su traje de baño y me aferre a sus pechos con mi boca, los cuales mordía a veces quedamente y otras veces fuerte, de forma tal que le deje marcados mis dientes al rededor de las aureolas de sus pezones, ricos y suculentos sin duda alguna, luego aun en el agua nos enfrascamos en una especia de lucha cuerpo a cuerpo, en donde nos fundimos en largos y prolongados besos en los cuales ella me mordía los labios con los suyos y al igual que yo le deje marcados mis dientes en sus pechos, ella los dejo marcados en mi boca, mientras con sus manos me arañaba la espalda, clavándome sus uñas fuertemente…
Una vez fuera del agua y con nuestras respectivas marcas en nuestras pieles, decidimos regresar a la cabaña de nuevo, era hora de comer, ademas comenzaba a hacer algo de viento, y por lo visto se veía que se avecinaba un poco de lluvia pues el cielo comenzaba a nublarse y hacer algo de frio.
Una vez en la cabaña, me dispuse a preparar un poco de pasta y unos camarones al ajillo, los cuales acompañamos al calor de un rico fuego en la chimenea, que irradiaba por toda la cabaña, creando un ambiente agradable y acogedor. No se si fue por el alcohol, pero Sonia me miro de cierta forma, que me excito, así que me acerque a ella, le ayude a levantarse, y poco a poco comencé a desvestirle… Posteriormente la subí a la mesa y la recosté en esta… definitivamente se veía hermosa ahí, acostada.
Fui por un tarro de mermelada y una paleta de madera, y entonces lo que hice fue comenzar a embarrar su sexo con esta, dentro y fuera de su clítoris, Entonces me senté, y con mis brazos abrí sus piernas y me dispuse a devorar a Sonia. Con mi lengua masajeaba sus labios, y de veces los mordía, mientras ella gemía y por impulso atrapaba mi cabeza entre sus piernas. Estaba deliciosa sin duda alguna. Después lo que hice, fue volver a embarrar de nuevo mermelada entre sus labios, pero esta vez fui un poco mas lejos y le coloque mermelada entre sus nalgas… luego fui por un cojín y lo coloque debajo de su cadera de forma tal que su trasero quedo un poco mas levantado y al alcance de mi boca.
Entonces lo que hice fue abrir sus nalgas con mis manos y colocar mi lengua entre las paredes de estas,, incluso en un momento dado, estaban tan abiertas que mi lengua toco y acaricio su ano, lo cual creo le encanto, pues dio una especie de brinquito y pude percibir como una especie de ola nacía en su grupa y comenzó a subir hasta llegar a su boca de donde salio en forma de un orgasmo. Definitivamente el mejor postre que puede existir es Sonia.
Después de ese orgasmo, se levanto de la mesa aun con rastros de mermelada entre sus partes y se dirigió a darse un baño de agua fría, ya que la temperatura había subido pese al frio que había afuera, y pese al calor del fuego de la chimenea.
No se porque, pero ya era de noche de repente, y afuera sonaba el viento con fuerza. En algunas ocasiones se oía en la distancia el aullido de los lobos, que merodeaban la región al caer la noche y salir la luna.
Estaba terminando de acomodar y de limpiar los utensilios utilizados, cuando ella salio del baño, se veía tan hermosa Sonia, envuelta en una toalla, con el pelo aun húmedo, que me excito un poco de nuevo, aunque también ver el brillo lujurioso de perra en brama o de loba en brama me encantaba, y mas la forma a veces de sonreír picaronamente, así que me acerque a ella le quite la toalla y la recosté sobre la piel de oso cerca de la chimenea, y le dije esperame aquí…
Apague las luces, pues la cabaña pese a ser rustica tenia su propia fuente de luz, ya que estaba conectada a la red de forma subterránea. Encendí un par de velas que coloque a cierta distancia, y apague la chimenea, solo quedaría el calor residual, abrí las cortinas y encendí unas varitas de incienso de olor a canela colocadas a cierta distancia para que perfumaran la estancia. Una vez así, casi en penumbras me termine de desvestir, y acerque mi cuerpo desnudo al de Sonia, que me esperaba abierta de piernas, deseosa de ser penetrada, aunque eso seria un poco después.
Así casi en penumbras, gracias a unos tímidos rayos de luna que entraban por la ventana principal, pude ver el brillo de sus ojos, sus labios y lo erecto de sus pezones, los cuales me incitaban a morderlos, chuparlos, mamarlos, acariciarlos con mi boca y mi lengua. Y así, sin mas me abalance sobre ellos, tenían que ser míos, míos y de nadie mas…
Ella se las ingenio, y supo conducir mi boca hacia la suya y en un tierno y a la ves perverso beso, nuestras lenguas se juntaron y comenzaron una danza de apareamiento, en donde mi lengua era Don Quijote y la suya, la bella y hermosa Dulcinea… Era, fue tan intenso ese baile de lenguas que saliva comenzó a escurrir de sus labios y de los míos, de una boca a la otra…
Mientras tanto, mientras ella me besaba y arañaba mi espalda, clavando sus uñas cual los dientes de una loba que devora a su presa, yo introducía mis dedos dentro de su oasis, y podía sentir la humedad de su fuente, el calor del volcán presente en su sexo. A veces hurgaba mas debajo e introducía alguno de mis dedos en su zona anal, y ella gemía mas fuerte, y aullaba igual que los lobos.
Me hubiese sido en ese momento un lobo macho y ella una loba hembra, y abotonarme a ella por largo raro. Pero solo eramos dos personas teniendo sexo a media noche, al calor de lo que quedaba de un fuego temporalmente apagado, sobre la piel de un oso que nos brindaba calor.
Me recosté sobre la piel de espaldas y ella se acomodo sobre mi colocando su sexo en mi cara, del cual comenze a mamar cual de sus pezones se trataran, mordiéndolo en ocasiones, provocando dolor y placer al mismo tiempo, lo cual percibía en cada espasmo de sus músculos. En ocasiones con mis manos le propinaba nalgadas a lo que ella aullaba y gritaba, mas… mas fuerte… mas…
Así estuvimos por un largo rato, pero lo que quería era depositar mi semen en el banco de su sexo para retirar besos en efectivo… así que con delicadeza la quite de encima mio, y la coloque ahora a ella de espaldas a la piel, abrí las piernas de Sonia, las coloque contra mi pecho, y la penetre, quedamente al mismo tiempo que ella gemía quedamente, y jadeaba….
Entraba y salia de su interior, lentamente, tiernamente, mientras nuestros sexos se amaban igual que nosotros, y en una de esas, me las ingenie para mientras entraba y salia de su interior, morder sus pechos, mientras ella me arañaba la espalda, había comenzado ese momento en que nos lastimábamos, pero al mismo tiempo nos amábamos pues era una especie de juego en donde ambos nos dominábamos y marcábamos territorio, yo en sus pechos con mis dientes, ella con sus uñas en mi espalda…
De pronto empece a eyacular dentro de ella, en serio como me encanta esa parte… el poder eyacular dentro de Sonia, sentir como mi esperma resbala por las paredes de su oasis, y como en ese momento nuestros sexos comulgan… ella de pronto tubo un orgasmo y empezó a aullar, como la hembra en celo que era. Nos quedamos un rato así, entre sus piernas, entregados a un beso, tímido después de lo salvaje…. Después nos quedamos abrazados un rato en silencio….
Pero ella quería mas, y pues yo para que negarlo, quería seguir eyaculando dentro de ella, inundarla de mi semen, así que de nuevo iniciamos, con un beso de lengua, que dio paso a de nuevo entregarnos uno al otro, por las próximas tres o cuatro horas, ahí tirados en el suelo, desnudos, sobre la piel de un oso que de cierta forma hacia un trió con nosotros…
No se, pero creo Sonia y yo volveremos de nueva cuenta próximamente… a fornicar como dos animales en celo, pero esta vez un poco diferente, pues dice que comprara dos collares uno para hembra y uno para macho, y una especie de cadena, que conectara un collar al otro, pues dice Sonia que la siguiente vez andemos todo el fin de semana desnudos por la cabaña, como si fuéramos dos perros en celo, en cuatro, comiendo y caminando entregados a la lujuria, y que esta ves ambos aullemos a la luna….
No se… pero ya quiero volver, y Sonia también….