Pie grande, un extrañó en el bosque.
Danny y su amiga huyen de la civilización para curar un corazón roto y se topan con algo muy extraño...
Después de una muy larga ausencia he regresado.
Espero les guste este relato.
Un extrañó en el bosque.
Deseaba escapar y poner tierra de por medio,lo antes posible. No quería estar más en la ciudad. Cada calle , restaurante, cafeteria, le traía a la mente la cara de ese desgraciado y la imagen de cómo lo había encontrado cogiendose con otra.
-Con mi socia y en mi oficina!- decia en su mente, - ¿Cómo era posible qué ni siquiera pagarán un maldito hotel? En mi OFICINA? -Se repetía.
Daniela, tenía 23 años, joven empresaria, había rentado un camper, empacado y subido a su amiga Jenny, junto a media docena de botellas de tequila que su madre le había mandado desde México y algo de comida para sobrevivir algunos días lejos. Manejando un par de una horas hacia la nada, buscando un lugar sin ningún ser humano... ningún hombre cerca.
Estaba profundamente dolida. Si bien se consideraba "moderna y de mente abierta", renuente a la obsoleta tradición del matrimonio, como ella misma decia, había considerado seriamente llegar a casarse con Tony, su ex. Se había visto criando hijos a su lado...se sentía realmente desepsionada de si misma por cambiar su forma de pensar y de ver la vida, por un estúpido que no valió la pena.
Jenny, tenía 22 años, como siempre incondicional con su amiga Daniela,o Danny como ella le llamaba, no objetó nada, realizó unas llamadas mientras empacada lo indispensable y la siguió al camper.
Era inegable la belleza de ambas. Daniela era de Nayarit, México. No era tan bajita, media 1.70, de tes apiñonada, que hacían resaltar su cabello castaño y ojos miel, parecía una escultura monocromatica. Sus piernas y trasero estaban bien torneados, pero no eran demasiado delgados. su tronco era una escultura, delgado, plano, sin llegar a ser atlético, solo resaltaban un par de pechos bonitos, como los de una adolescente, algunos diran que pequeños, pero sin ser exhuberantes si eran bellos en forma y de pezones claros, casi rosados.
Por otro lado, Jenny era una linda peliroja de piel blanca, complexión delgada, apenas más alta que su amiga, pero que generalmente escondía muy bien, en su forma de vestir, un par de tetas y trasero carnosos, también adornados por algunas lindas pecas igual que sus mejillas. Sin olvidar decir que era peliroja natural.
Tenían 24 horas de estar aisladas del mundo civilizado. Más de 24 horas de no ver a otro ser humano, justo como querían estár.
Un hermoso bosque las rodeaba, apenas caminar algunos metros el enorme camper desaparecía de su visita.
Era finales de primavera y no había turistas por ninguna parte.
Tenía aproximadamente 24 horas de que Danny se había estacionado en medio de la nada, en medio de la noche, solo se bajó del vehículo armada con una lámpara a reconocer el terreno alrededor del camper y después de verificar que todo estaba en orden, volvió a subir, y casi sin intercambiar palabras con Jenny, dió un largo trago de tequila y se acostaron a dormir.
Durante el desayuno Danny, dió los detalles de la situación. Jenny despotrico en contra del infiel, y se divirtió maldiciendo en inglés y en español con groserías que su amiga le había enseñado tiempo atrás, logrando hacerla sonreír con su curioso asentó al pronunciar.
El clima no podía ser mejor, apesar de la humedad, el calor era muy tolerable, y un arroyo cercano invitaba a las chicas a bañarse en sus aguas.
Daniela, en un "gran acto de rebeldía" solo traía un playera delgada de algodón, sin sosten y unos desgastados shorts de mezclilla. Mientras que Jenny vestía algo similar, más por gusto propio, qué por solidaridad.
En ocasiones, sin razón, volteaban hacia la nada, sintiéndose observadas. En algún momento Jenny corrió hacia el lugar donde creyó que estaría algún mirón, y solo encontró una rama balanceándose, como a 2 metros de alto.
Algo similar le pasó a Danny, que despacio se acercó al lugar detrás del camper donde oyó un ruidito de hojas para al final, solo encontrar un montoncito de bayas silvestres.
Lo más extraño fue cuando Jenny subió a buscar una soda al vehículo, de pronto se oyeron caer varias cosas de la mesa, afuera, y cuando ella grito" ten cuidado Danny espero que no estés demaciado borracha..." Salto de un susto al girar y toparse de frente a su sorprendida amiga, que también estaba en el camper, se miraron una a la otra tratando de adivinar quien había sido. Al salir no encontró al culpable, ni una huella.
Después de unas pocas horas, después de terminar de instalar lo necesario para el campamento, empezaron a vaciar lentamente las botellas, hasta la hora de la comida, así hasta llegar entre llantos, carcajadas y tequila hasta la medianoche.
No sabían si era la borrachera o el clima, pero se sentían especialmente acaloradas, sus playeras se pegaban a sus cuerpos, transparentando sus formas.
También habían empezado a percibir un aroma que antes no notaron o no estaba anteriormente, pero que les provocaba cierto inquietud, repulsión y atracción al mismo tiempo.
Ibán a dar la 3:00 cuando decidieron acostarse y dejar la borrachera por ese día, se acostaron juntas, Danny no perdio el tiempo en quitarse la ropa, y Jenny se quitó el shorts y se metió el pantalón de una piyama.
Pero algo pasó que Danny, a pesar del cansancio y el estupor etílico, no logro conciliar el sueño. Al contrario se sienta a cada segundo más exaltada, y necesitaba salir, necesitaba volver a respirar el aire de afuera, necesitaba volver a oler aquel aroma extraño que durante la velada se hizo más presente.
Cuando oyó los ronquidos de su ebria amiga decidió salir.
La luna iluminando todo con su falsa luz, y ella podía ver todo mientras la vegetación lo permitiera.
Al abrir la puerta, con el rabillo del ojo, miro algo rodeando el camper, huyendo de ella, oyó como pisaba algunas hojas.
Sin percatarse de su propio arranque de valor, corrió para alcanzarlo. Al girar de nuevo solo vio una sombra borrosa rodeando el camper, y al llegar a ese lugar, nuevamente esa imagen borrosa se escabulló entre arbustos y árboles haciendo crujir ramas y hojas.
Sin pensarlo se sambullo en la floresta, al avanzar algunos pasos noto que el olor era más penetrante y que algunos arbustos estaban salpicados de líquido.
Esa idea solo distrajo su mente un instante, cuando vio una silueta a contra luz de la luna, zigzaguear entre varios árboles apenas unos metros más adelante. A pesar de verse más alta que ella, aquella silueta, se movía con gran agilidad entre el tupido follaje...y de pronto desapareció. Salió de tras de un árbol y aparentemente se "metió" en sombra de un árbol. Cómo era posible que un sujeto de mas dos metros y por lo menos 100 kilos se desapareciera frente a sus ojos!!!
Solo se detuvo un segundo, sorprendida por lo que había visto y de nuevo arranco a toda velocidad, continuando la persecución.
Giro exactamente en el mismo lugar donde la sombra lo hizo, pero salió rebotada hacia atrás.
Su cerebro no asimilaba lo sucedido. Sabía que había girado, rodeando aquel árbol y que no había chocado contra él, además, por que no había impactado contra el duro tronco, sino algo menos sólido.
Cayo en un sentón seco, aún así no se percató del dolor, por que al buscar con la mirada aquello con lo que chocó, su mente se topo con otro imposible. Si cerebro se negaba aceptar aquello que sus ojos le decían que si era real, así que un segundo después perdió el conocimiento.
Su mente, era confusión absoluta.
Sus ojos entre abiertos, veían una pantalla gris, tardo algunos instantes en descubrir un espacio indigo entre ellas, con algunos puntos brillantes. Era el cielo.
Estaba tendida en el suelo, poco a poco, empezó a distinguir algunas ramas de los árboles que enmarcaban aquel trocito de cielo que está mirando.
Aún así estaba como "sumergida". Sus oídos no persivian más que un zumbido bajo, como lejano, que parecía irse aclarando lentamente.
No podía moverse, no podría decir si estaba acostada o sentada, sobre brasas o plumas.
A cada instante sus ojos notaban más detalles y sus oídos se deshacían de aquel silencio, mientras ella recordaba detalles de los últimos minutos.
De pronto noto un movimiento borroso que entraba y salía de su reducido campo de visión. Parecía un perro peludo que se acercaba a olisquear y se alejaba enseguida.
En un instante le pareció una imagen cómica.
Ya pudo detectar un suave sonido de roce que se acercaba y alejaba, algunas hojas crujían al unisono.
También la incomodidad de su trasero que se convertía en dolor, recordándole el sentón. Ahí recordó esos instantes y lo que vio apenas dos segundos, pero que provocó el desmayo.
Era una gran "cosa", le pareció enorme de por lo menos dos metros y medio, aunque desde el piso parecía aún más grande, estaba cubierto de pelo crecido, pero no muy largo,de un color pardo, como el color de la corteza de los árboles.
Las extremidades eran gruesas y largas, y la cara, sobre todo la cara, se parecía mucho a la de los chimpancés de los documentales que veía en tv, pero su manera de mirarla era mucho más tenebrosa, más humana.
Ese recuerdo detonó una explosión de adrenalina que hizo que ella moviera el cuello, buscando con la mirada el lugar donde había persivido por última vez aquel "perro peludo" que la olisqueaba.
Y ahí estaba, a unos centímetros de ella, aquellos enormes pies desnudos hasta los tobillos, grandes y nerviudos, con la planta del pie gruesa y áspera extrañamente con pocos rastros de lodo o suciedad.
De manera ridícula siguio las piernas,con la mirada,hasta recorrer el largo de aquella criatura hasta toparse con aquellos extraños ojos primates. Que también la miraban fijamente.
Apoyo las manos para intentar incorporarse, sus palmas sintieron las piedritas, hojas y ramas del piso boscoso. Solo logro sentarse.
El dolor de trasero de nuevo.
Nuevamente busco a la criatura, que casi de manera fantasmal,se había alejado y puesto de cuclillas sin apartar la mirada de ella. Aún en esa posición se veía impresionante. La espalda era ancha y musculosa, los hombros eran definidos y sostenían largos brazos marcados por músculos, que de esa manera alcanzaban el piso sin dificultad.
Se sorprendió así misma, la atracción que le provocaba aquella bestia poderosa. Fué entonces cuando su cerebro identificó aquél olor almizclado que había persibido desde su llegada y provenía de aquel ser, que no dejaba de mirarla.
Unos instantes se quedaron ambos como congelados. Mirando uno al otro.
Hasta que el animal, con un movimiento relajado apoyo los nudillos en el suelo y desplazando su peso para adelante, estirando el cuello y oliendo en dirección de ella, pero su gesto era tranquilo casi gentil.
Ella dió un pequeño respingo de sorpresa, apresar de la situación extraña, su miedo iba disminuyendo.
En esa posición, empezó a avanzar lentamente, asemejaba un gran gorila, olisqueando, mientras ella se quedaba quieta.
De esa manera, alcanzó los descalzos pies de Danny, que estában sucios y maltratados por equella carrera en pleno bosque.
Ella, solo lo observaba, su miedo iba desapareciendo, pero su corazón latía muy fuerte, si respiración era profunda y lenta pero algo en su vientre iba en aumento.
Vio como olía sus pies, y como con sus grandes manos tocó los dedos mayugados y como los rozo un par de veces para apartar la tierra pegada, y parecía revisar los raspones. Sintío un raro estremecimiento al contacto de aquel extraño primate, de alguna manera confortada por el aquel acto.
Nuevamente sus miradas se encontraron, el parecía uno de esos chimpáces huerfanos, que tienen en refugios para rehabilitarlos, pero con un tamaño descomunal. Parecía inofensivo.
Con una de las grandes manos tocó nuevamente los pies pero recorrió más arriba, acercando su cara a las piernas, exalando súavemente sobra la piel expuesta.
Los vello de Danny se erizaron, la piel de gallina cubrió el cuerpo de la chica, podía sentir su pecho respirando profundo, su corazón latía como loco, pero no se movía. No quería hacerlo.
Las mano de la bestia de colocaron a los lados de las piernas de ella,y su cuerpo se extendió sobre ella. La cabeza ahora floto un instante sobre el vientre de la chica, y se pudo escuchar como sus narinas aspiraban aquel cuerpo humano frente a él. Nuevamente busco lo ojos de ella, que había dejado escapar una debil exclamación de miedo ante aquel avance.
El frágil shorts había botado el botón con el sentón y se asomaba la piel apiñonada del bajo vientre sin vello, como Danny acostumbraban.
Con cuidado bajo, aquella bestia, la prenda para dejar apenas descubierto el pubis. Bajo la cabeza suavemente, hasta rozar con su gran nariz, aspirando nuevamente. Con precaución saco la punta de la lengua para probar aquella piel apiñonada. A ella le pareció de nuevo uno de esos pequeños monos, cuando les dan a comer una fruta desconocida.
Danny no entendía que pasaba con ella misma. Su corazón enloquecía, su piel se erizaba ante los toque de aquel animal, el adormecido sentido común le murmuraba que huyera de ahí, pero ella lo ignoraba, mientras otra una parte de ella quería que…
Pudo sentir como el ser, probaba suavemente su cuerpo, invadiendo cada vez un poco más, un poco más abajo y un poco más dentro.
Una de sus manos bajo hasta el shorts y lo bajo aún más, lo suficientemente para abrir más las piernas.
Su sentido común le gritaba, le cuestióna- que diablos estás haciendo Daniela?
Ahora el peludo pudo probar más adentro, sus labios, el clítoris. Ella se percató que ya estaba muy húmeda, estaba demasiado exitada.
Los lenguetazos no eran sexuales, nada como las caricias humanas, que buscan acariciar. Eran toscas, primitivas, buscando humedecer y exitar, estimular como lo hacen los perros. Aquel apéndice era más ancho y largo que el de un hombre, algo más áspero pero podía sentir la saliba y el cálido alimento tocando su intimidad.
Llegó el momento que, sin darse, cuenta levanto las caderas ante el placer recibido, y en ese momento la lengua de aquel exitante extraño lamió su ano. Un chispazo recorrió su cuerpo, su cerebro se encendió como árbol de navidad, muchas ideas vinieron a su pensamiento, miedo, asco, vergüenza, CORRE!!
En un segundo, y quién sabe cómo, se levantó e intento huir. Pero olvidó sus shorts, ahora enrredados en sus tobillos y se fue de bruces sobre un tronco cercano.
Sus pechos y abdomen golpearon el tronco, apenas enfrenando con las manos, que buscaban de dónde ayudarse para la huida.
Al mirar atrás vio al ente erguido completamente, como un gigantesco humano, el pecho fuerte pero no tan ancho, los hombros si eran gruesos que soportaban los brazos que lograban que las manos tocaran las rodillas, el pelo aumentaba la imagen maciza de las piernas, definiendo los musculos.
Pero ahora pudo ver algo que no había mirando antes, un pene erecto señalandonla directamente. Rosa rojizo, con venas gruesas azuladas, contrastando con el color del pelambre. En proporción de la bestia, era pequeño, pero aún así superaba los 20 cm. La base era ancha igual que la punta que era similar a la del un hombre, en medio se adelgazaba.
Daniela noto la tranquilidad del ser, como sabiendo que no escaparía o que realmente no quería hacerlo.
Se giró para hacerle frente.
La vista de aquel espécimen la estremeció, termino de desquebrajar las pocas intensiónes de huir, el sentido común la abandonó por completo.
Con paso simiesco , el ente, atravesó la distancia breve que lo separaba de la mujer, de un tirón tranquilo, rasgo la delegada playera que ya estaba rota y sucia, aderhida al cuerpo femenino, que no ya era capaz de esconder los pezones duros por la exaltación.
Igual que con el publis, se encorbo a oler aquellos pechos que parecían de adolescente en desarrollo, firmes y perfectos , los pezones eran rosas.
Con los simiescos dedos, los rozo primero la punta, arrancando un sube quejido de parte de la chica, para después tocar los pechos desde abajo, como sientiendo su peso.
La boca se acercó exalando sobre los senos, para después chupar uno de ellos como si se alimentara de él, mientras que con los dedos jugaba con el otro, aplastando el pezón y acariciándolo arriba y abajo.
Danny no aguantaba más, lo deseaba, quería tenerlo dentro.
Ya no razonaba la situación, su cuerpo y su psique solo tenían una meta: aparearse.
Sentía aquellas caricias primitivas, le mantenían la piel de gallina. Sin darse cuenta apoyo sus manos en la espalda del primate mientras esté seguía mamando sus tetas.
Cerraba los ojos concentrándose en lo que tacto percibía. Inconsciente , separó las piernas, tomando la mano que apretujaba su seno, la guío a su entrepierna.
El simio se detuvo ante la acción de ella, ya que hasta ahora era él quien había llevado la iniciativa.
Seguía encorvado, con los dedos rozando los genitales, justo donde ella los había colocado.
Sin cambiar de posición, olió sus dedos, la húmeda calidad que ella le había compartido, y supo que esa hembra estaba lista.
Sin ningún esfuerzo, la empujó sobre el tronco caído y se acuclillo para meter su boca en la entrepierna de la chics. Ella se estremeció ante el bizarro espectáculo frente a ella. Un ser, un animal de desconocido, con cara de mono, le estaba haciendo un cunnilingus salvaje , desnuda medio recostada sobre un árbol caído y ella lo disfrutaba como nada en su vida.
Las lenguestasos eras toscos y más parecía un oso robando la miel de un panal que un acto sexual. Una vez en el clítoris, otras más en los labios, otros en el ano, completamente aleatorio.
Sus manos, se crespaban, clavando las uñas en la corteza podrida.
Su cadera se movía sola al ritmo de la lengua que se empeñaba en recolectar toda su miel.
Sin más se irguió aquel primate y se pegó más a ella apuñalando su abdomen con su erecto miembro babeante, también estaba listo para la cúpula.
Ella, en su locura intento sujetarle el pene para acariciarlo, pero el ser, emitió un bufido con la nariz y la miro fijamente, elevando las cejas, dejando ver el parpado superior, más claro que el resto de su piel, tomando un aire más aterrador que su expresión tranquila que había demostrado hasta entonces.
Ella se paralizó ante ese gesto, él la miro un par de segundo más y regreso a su anterior cara, para empujar con una de sus manos el hombro de la chica. Intentó recostarse, pero recibió otro empujón de lado en el hombro, ella comprendio.
Se giró completamente dándole la espalda, ofreciendo su hermoso trasero, sus pies quedaron apoyados en el piso. Vio como las manos del gigante peludo tomaban sus caderas y se sobresalto al sentir la cara del mono husneando sus nalgas y su culo. Sintió nuevamente la lengua recogiendo el aroma de su culo, haciendo escapar de su garganta un sonoro gemido de placer, cerrando los ojos. Esa era la señal que aquel macho en celo esperaba.
Ella aún se estremecía por ese último beso negro, cuando sintió el pene caliente rozando su trasero, sintió como restregó dos o tres veces el pene a lo largo de las nalgas tocando con la punta la base de la espalda.
Alcanzó a ver de reojo, que aquel, flexionada mucho las rodillas, era muy alto. Ella se recargó más sobre el tronco, separando un poco más las piernas. El aprovecho y metió el pene entre ellas pero no la penetró aún, nuevamente lo restregaba ahora contra la vulva de ella, que estaba impaciente de tenerlo dentro, estaba loca de exitacion.
Todo era parte de la cúpula. Se detuvo, ella sintió como movió las piernas y las caderas para la alinear la punta del pene a la entrada de su vagina.
Fué en cámara lenta. Sintió como aquel trozo de primate entregaba en ella, milímetro a milímetro, como iba rozando sus pliegues sensibles y se adaptaban a aquel pene extraño, se dió cuenta que era más grande de lo que había visto, el pelaje ocultaba parte del tronco del pene, que también parecía irse hinchando conformé la penetraba.
Se concentró tanto en esa sensación que no pudo controlar un fuerte orgasmo. Sus uñas nuevamente arañaron la corteza del viejo árbol, la columna se arqueo y sus labios se abrieron dejando escapar un hilillo de saliva, dejando escuchar un gemido apagado.
Su vagina cobro vida también y empezó a contraerse apretando aquel tronco de carne.
Entonces sintió una fuerte presion dentro, un movimiento y calor. Escucho un bufido y comprendió que aquel ser también había tenido un orgasmo y había eyaculado dentro de ella.
Se sintió desepcionada por qué creyó que todo había terminado. Pero él no se salió, al contrario, penetró aún más, parecía que aquel pene se dilataba aún más, empujando las paredes de la vagina húmeda que lo contenía.
Los ásperos dedos se clavaron en la cadera de la chica, inmovilinsandola contra el tronco.
Empezó un ritmico vaiven, entrando y saliendo.
Ella enloquecía con la sensación de como el miembro se adelgazaba y ensanchaba, estirando y relajando las paredes de su vagina.
El ritmo aumento, era más rápido.
El cuerpo peludo apoyado contra sus nalgas la enloquecía: estaba siendo cogida por un animal.
Trataba de moverse, de menear la cadera para corresponder a las embestidas pero no podía, estaba firmemente sostenidas por las fuertes manos, solo pudo abrir más las piernas y levantar un poco las nalgas.
Era salvaje el cuadro, aquel primate, apuñalaba su vagina, una y otra vez, sin detenerse, así duro varios minutos.
En algún momento,por fin soltó a la chica, y recargó las grandes manos en el tronco, a los lados de los hombros de Danny, aumento el ritmo de sus penetraciones, recargando parte de su peso sobre ella, quien aprovecho para bajar su cuerpo, hasta que apoyo sus pechos sobre el tronco, y cerró las piernas, atrapando el miembro del gigante dentro de ella.
Él, empujo más fuerte, haciendo que los pies de Danny quedarán en el aire. Un sonido extraño se escapó del hocico, como siseo, mientras que eyaculaba nuevamente.
Daniela se corrió también, al apretar sus piernas, sus labios tuvieron más contacto con el pene que entraba y salía de ella. Esta vez fue un gemido auténtico el que se escuchó en aquel bosque.
Sus pezones se exitaban al contacto de la corteza, el olor del musgo húmedo, le ponía los pelos de punta, podía sentir el calor de aquel cuerpo salvaje sobre ella, el roce del pelo sobre su espalda. Estaba eufórica e insaciable.
Reconoció el olor extraño, pero ahora era más agradable, mucho más dulce.
Poco a poco el peso que la atrapaba contra el tronco, iba disminuyendo, pudo sentir un poco de frío al momento en que él se aparto. Aún estaba obscuro. Lo miró, a la mayoría le hubiera parecido repugnante o terrorífico, pero para ella, en este momento le parecía el espécimen más perfecto y bello. Ahora sentado como un gran perro, apoyando los nudillos en el suelo para repartir su peso, retomando el aliento y con la mirada perdida en algún punto contrario a dónde ella estaba.
Danny miro el lugar dónde estában. Aquel árbol al caer, había abierto un pequeño claro apenas uno metros libres dónde entraba la luz de la luna.
Había otros árboles describiendo un irregular círculo al rededor del tronco caído, y justo al lado del árbol por dónde habían llegado estaba Jenny, de pie, recargada contra él, con su pantalón de pijama en los tobillos, y úna de sus manos apretujando uno de sus pechos, mientras que con la otra mano se masturbaba.
Jenny.
Todo era muy extraño. Estaba completamente ebria, o eso parecía, cuando se fue a dormir con Danny. Estaba tratando de dormir, pero el estupor etílico no la dejaba, justo cuando se dormía sus propios ronquidos la despertaban. cuando se dió cuenta que Danny se salía de la cama y corría al rededor del camper.
El pánico se apoderó de ella , al abrir la puerta para ver cómo su amiga se internaba corriendo en el bosque, tan solo con playera y shorts.
El miedo hizo que corriera detrás de ella, no quería estar sola ahi.
Se había sentido intranquila desde la mañana, unas horas después de llegar. Esa maldita peste no le agradaba nada, era nauseabundo, nunca en su vida había conocido algo igual, le recordaba la peste de un sanitario de hombres de un bar, pero con algo distinto que no le daba tranquilidad.
Corría detrás de su amiga, pero no entendía nada, la miraba dudar en momentos y seguir su loca carrera, como si persiguiera a algo o alguien, pero no veía nada.
Vio como de pronto, rodeo un árbol y salió rebotada callendo al piso, pensó que había chocado contra aquel árbol. Justo cuando se acercaba para ayudarla, le pareció ver qué una parte del árbol se desprendía en dirección donde debía estar tirada su amiga.
Se paralizó, al ver que iba tomando forma humanoide, pero de una gran altura.
Sus manos sudaban frío, sus pies parecían pegados al suelo pero sus rodillas temblaban y de su boca no salía ningún sonido.
Creyó ver cómo se agachaba y revisaba u olía el cuerpo de su amiga caída. Luego vio que se había quedado quieto mirándola.
Pudo acercarse por fin, titubeante, pero no podía gritar ni huir.
Al acercarse, pudo ver entre arbustos que su amiga estaba sentada, apoyando las manos mientras aquella cosa la olfateaba o algo así.
En ese momento se dió cuenta que el lugar está inundado de la peste aún más intenso que antes pero un poco más tolerante.
Por fin se ubicó detrás del árbol donde había surgido aquella cosa. No quería mirar, en su mente veía que un oso o gorila devoraba en silencio a su amiga.
Cuando por fin se atrevió a mirar, no podia créer lo que veía.
Aquel ser lamía la entre pierna de Daniela, y ella semi recostada no solo lo permitía, sino parecía disfrutarlo.
Que asco! Pensó ella. Pero no podía aportar la vista, miraba la cara de su amiga irse acercando poco a poco al placer. Vio como ella subió levanto la cadera para sentir más aquel extraño sexo oral. También, como de pronto,se levantó, tratando de huir y como cayó sobre aquel árbol que estaba a un par de metros a la derecha de Jenny.
Justo en ese momento se percató que ya había sido vista por aquel animal desconocido, lo vio directo a los ojos y como lo miraba, parecía un gorila o algo así, un gran simio. Pero él pareció ignorarla, se volvió a Danny, que justo en ese momento giró para encarar al atacante.
Vio como cambió el gesto de su amiga, al descubrir el gran pene que exhibia aquel bestia, vio como del miedo cambio a satisfacción.
Ella misma, sintió un hormigueo en la entrepierna. Antes no podía. Apartar la mirada de la chica y ahora no podía dejar de mirar la pinga palpitante del mono aquel.
Miraba sin ver, ya su buen juicio se había desmoranado. Su cerebro registraba las imágenes, los sonidos, los aromas pero en su cerebro todo se traducía como SEXO!
Sus manos se empezaron a mover sin su razonamiento. Empezaron por meterse debajo de la playera hasta encontrar sus pechos, los pezones se endurecieron al instante, cada poro de su piel se erizó, igual que los claros vellos que la cubrían. Los dedos aplastaban y peziscaban a placer sus senos, mientras ella imaginaba que aquellas manos de mono lo hacían.
Cuando el gigante restregó su miembro contra el cuerpo de su amiga ella sintió envidia y una de sus manos bajo y se introdujo en la piyama, solo rozo los rojizos vellos que tenía, aunque recortados nunca los retiraba completamente. Desde donde estaba pudo ver cómo penetró a Danny, vio como se hundio lentamente en su vagina, mientras ella se tenía que conformar con introducir sus dedos mientras se mordía los labios, para no dejar escapar un solo gemido.
Miró todo el desarrollo con sentimientos encontrados: un asco que iba diluyéndose; morbo al ver a su amiga empalada en pleno bosque; miedo por que dicho empalador estaba lejos de ser humano; y un dejo de celos o envidia y mucho de pasión, por precisamente aquel ser.
Solo hubo un pequeño sobresalto en Danny cuando noto a Jenny. Un poco de vergüenza, un poco de sorpresa. Sobraban las explicaciones, se imagino que la había visto salir del campamento y la había seguido, que había visto lo que estaba pasando, y que sufría del mismo delirio y por lo que estaba haciendo, le había gustado el espectáculo.
Las rodillas de Jenny seguían temblando pero por distinta razón. Estaba muy lubricada, sus dedos eran insuficientes para lo que su líbido le estaba solicitando.
Busco a Danny que se había incorporado apoyada aún en el tronco, y que le sonrió, con malicia, Jenny casi corrió al encontró de su amiga, haciendo que si opulentos pechos saltarán, Danny siempre los había visto hermosos pero ahora los miro exquisitos.
Se tomaron ente los brazos y se desconocieron, siempre como amigas, confidentes y casi hermanas, pero nunca con esa pasión que hoy tenian, se besaron con ansían, sus pechos frotaron entre si, su saliva cambiaba de boca. Tenían ansias una de la otra, pero Jenny también tenía ansias de un macho,de una verga dentro de sí.
Con miradas furtivas, entre besos buscaba aquel simio macho que poseyó a su amiga. Él estaba ahí sentado mirando, con los dedos se acicalaba el miembro que ya no tenía las dimeniones de hace unos momentos pero seguía siendo un pene de buen tamaño. Lamia sus dedos y luego con ellos acariciaba su miembro, retirando algunos restos de los fluidos, mesclados con los de la jóven Danny. Nunca dejo de mirarlas con esos grandes ojos tranquilos.
Entonces, se incorporó, avanzo como gorila hasta ellas, y husmeo el aire, metió la nariz justo entre ellas, dónde sus piernas se entrelazan, sabía que las hembras estaban listas para seguir con el apareamiento.
Jenny fue quien se aparto de aquel apasionado intercambio de caricias al sentir la intromision del mono, giro hacia él, sin retroceder adelantando su cadera.
El simio olió un momento de lejos y enseguida se clavo directamente en su pubis, alargando la lengua para captar su sabor. Su chata nariz se enbarro contra los cobrizos rizos, miéntras la chica torcia los pies para no caer.
Danny se recargó contra el cuerpo de su amiga, embarradole sus pechos, y sus manos la rodearon desde atrás atrapando los senos, que saltaban ante cada lenguetazo del primate desconocido. Su boca busco la oreja y cuello de Jenny y la cubrió de besos y mordiscos, y sus manos apretaban y pesaban los senos.
Unos instantes después, el simio se irguió ante ellas, a Jenny le pareció aún más alto que antes miéntras que Danny estaba deseosa de volver tenerlo dentro. Pero el tomo la iniciativa, restregó su pene en el vientre de Jenny, rozando por entre sus pechos, ella sacó la lengua tratando de lamer aquel miembro, cosa que pareció no gustarle, pues hizo el mismo gesto que cuando Danny trato de tomarlo con sus manos, acto seguido flexiono sus piernas y lo paso entre las de la chica y lo froto un par de veces.
Jenny levanto una de sus piernas buscando ser penetrada, pero el simio resoplo con energía, y no los nudillos golpeó suavemente el hombro de la chica, que solo acertado a dar un paso atrás, a lo que nuevamente recibió un nuevo enpujon un poco más vigoroso.
Danny entendió y tomando por los hombros a su amiga la hizo girar sobre su eje y la hizo empinarse un poco. Su amiga de momento se sintió desconcertada, pero enseguida sintió un apéndice tanteando sus nalgas. Comprendió y ofreció su carnoso trasero.
El macho acerto ahora sí a su blanco.
La fue penetrando lentamente. Jenny no cabía del placer y su añorado orgasmo llegó, igual que con Danny. En su éxtasis se topo con lo pechos de su amiga que aprisionó entres ya labios y manos.
Al igual que con Danny, al acompletar la lenta primer penetración, eyaculó y sin retirarse comenzó su coito lentamente mientras que su primitivo pene, se llenaba de sangre, aumentado sus dimensiones, sosteniendo el cuerpo de su nueva hembra en turno.
Danny visualizaba el trance de Jenny recordando el suyo propio y eso la iba exitando más.
Ya había logrado alcanzar con sus labios ltps de la otra mujer, y sus lenguas danzaban en sus bocas, hilillos de saliba escapaban de ellas, haciendo brillar sus pechos que ahora se restregaban entre sí.
Una de al manos de Jenny, bajo hasta los genitales de su compañera y sin clemencia busco meter los dedos, pero era muy incómodo así que atacó con frenesí el clítoris.
Danny gimió de placer, se dejó ir haci atrás, hasta recargarse en el tronco caído, y abrío las piernas para poder estar más cómoda. Deseaba poder ser penetrada en esa posición. Así llegó a un nuevo orgamo, pero sus ansias seguían encendidas.
Casi al mismo tiempo su amiga terminaba al sentir los chorros de semen en su interior, fuerte y caliente, con una fuerte.embestida que casi la tiraba al suelo. Por fin sus rodillas se vencieron y cayo ante su semental.
El primate, al terminar, simplemente se aplasto ahí mismo y comenzó a asicalarse, pero ahora Danny lo siguió al piso y se sentó frente a él, lo miró algunos momentos como humedecida sus dedos con saliva y se limpiaba el miembro. Mientras que él se mostraba completamente indiferente, pero sin dejar de obserbarla.
Así, la miro como lentamente se inclinaba hacia él, acercándose, sin perder de vista su miembro ni su mirada.
Ella avanzaba como pidiendo permiso a cada movimiento, actuaba por instinto, no era un mujer, era una hembra salvaje en celo. Él no se inmutaba.
Así logro hasta que su bella cara estaba a unos centímetros de su pene, saco la punta de la lengua, pero el mono bufo otra vez y con la mano le hizo un primitivo gesto para que se alejará.
Ella se alejo un poco, cerrando la boca pero ahora su mano era la que se acercaba, poco a poco hasta tocar su mano. El mono bufo nuevamente pero no sé movió.
Ella se acercó más hasta poder acariciar la mano, rozo los dedos con los que se acicalaba, para llevárselos primero a la nariz y luego a la boca, lamiéndolos.
Repitio la misma acción una vez más. Le pareció ver qué el simio se relajó, entonces acercó nuevamente su rostro hasta oler el pene que estába flácido. Con la punta de la lengua lo rozó, y se detuvo, no escucho el bufido. Volvió a rozarlo una vez más, sin ninguna reacción. Entonces, con la mano que había acercado lentamente lo tomo y le dió un leve apretón, y lo comenzó a acariciar. Noto como aumentaba lentamente su peso y como las venas se iban llenado de sangre. Con cuidado, le daba pequeños apretones y a sentir su peso en la palma de su mano.
El simio se inclino hacia atrás, apoyando sus descomunales manos, dejandole más espacio a su hembra, para oliequaer su mienbro.
La erección no tardó, ante los jalones de la chica, que ya se saboreaba aquel pedado de simio.
No sin mirar el rostro del gigante primero, se lo llevó a la boca, sentía como palpitaba.
El mono, resoplo una vez más, pero la chica no se retiró, su lengua se embarró en aquella verga, como si quisiera envolverla, y la hundio un poco más la boca, ahora llena.
Ese placer inesperado, complació al macho que ya no se opuso a aquella caricia, no útil para la reproducción pero si muy placentera.
La saliva de Danny brotaba de las comisura de sus labios. Su lengua rozaba lo que podía de aquel tronco humanoide, asi comenzó a subir y bajar despacio, sentía como los líquidos de su macho en turno se mesclaban con sus baba, escapando de su boca.
Nuevamente su instinto de apareamiento pudo más que su líbido y casi de un saltó se puso de pie y coloco su publis en la cara del semental que, aunque se sorprendió por aquel movimiento brusco, enseguida lengueteo la vulva, saboreando la lubricación de la chica que ahora empezaba a correr lentamente por las piernas.
Ella estaba dejandole saber que estaba lista de nuevo para el coito.
Así de rápido ella se sentó sobre la cadera de él, sabía que era un animal que están acostumbrado a una posición más primitiva como la de perrito, pero ella quería montarlo. Así tomo el pene con una mano y lo guio a la entrada de su sexo.
El simio se sintió incómodo ante aquella invasión y trato de empujarla, pero la chica en este momento logro meter la punta, ante esto el simio se quedó inmóvil. Ella lo hundió lentamente, como cuando el las penetraba. La bella derrotó a la bestia.
Daniela se quedó unos instantes ahí, sintiendo como crecía, dentro de ella, su dildo viviente.
El mono aquel adquirio una expresión más que estúpida. Empezó un suave y rítmico vayven adelante y atrás, frotando su desnudo pubis contra aquel vientre peludo, de vellocidad lacia y áspera, que rozaba su clítoris. Sus manos se apoyaban en la panza del simio, que ahora estaba completamente quieto.
Así siguió durante varios minutos, adelante y atrás hasta que logro un explosivo orgasmo, su garganta género un fuerte grito casi inhumano, deteniendo su frenético movimiento, tan solo para darse cuenta que su empalamiento seguia enorme y duro. No lo penso ni un segundo y comenzó a subir y bajar, sentía como salia y entraba cada centímetro.
Desde esta posición podia ver lo largo que era aquel ente, que seguía tirado, pero que ahora en acto reflejo empezó a empujar hacia arriba a cada sentón de la mujer,provocando un sonoro golpeteo a cada movimiento.
Nuevamente el roze del cuerpo peludo estímulo la exitancion de ella, que hizo aún más frenético su movimiento, apoyando sus manos en las piernas que solo aguantaban el cansancio por el hambre de placer y la adrenalina.
otro orgasmo de su entrepierna y gemido de su garganta se escaparon, dejándose caer sobre el salvaje amante, pero sin dejar escapar de su cuerpo aquel pene.
Agotada sintió las grandes manos del simio que la tomaban con pasmosa facilidad para obligarla a seguir, se dió cuenta que el aún no eyaculaba y deseaba hacerlo.
Estaba agotada, las piernas no le respondían, se dejó caer hacia un lado, escapandose de entre las manos gigantes, y callendo al suelo. Trato de escapar a gatas pero el semental la alcanzó,y así como estaba, con el culo en alto, la penetró de una sola estocada.
Al inicio Daniela forcejo un poco pero realmente quería seguir cogiendo y su macho haría todo el trabajo ahora, así que bajo su cuerpo hasta que sus pechos descansaron en el suelo, y se dejó hacer.
Aquel salvaje estaba frenético ahora, necesitaba eyacular, y como tal, penetraba salvajemente a su hembra una y otra vez, sus dedos se marcaban en los muslos de piel desnuda, los pezones de Daniela rozaban el suelo a cada embestida.
Fué entonces que vio un par de pies frente a ella, levanto la vista todo lo que pudo para mirar a la otra hembra, sentada en cunclillas frente a ella.
Podía ver su piel blanca como marfil, y sus rizos cobrizos de la entrepierna, acompañada de una sonrisa infantil y pícara.
- Mira lo hermosa que te vez así mientras él te está colgiendo- dijo jenny sin dejar de sonreír. Tal vez debimos intentar un trío desde hace tiempo- agrego.
Parecía que la voz humana no incómodo al simio, que no detuvo si coito, mientras que a Daniela le pareció tan extraña, como si tuviera mucho tu tiempo de no escuchar a otra persona.
Jenny no dijo nada más, se acercó hasta su amiga, se sentó frente a ella con las piernas abiertas, la tomo por el cabello para levantar su rostro y clavarlo en su vulva, presionando después para "invitarla" que le hiciera el sexo oral.
Danny no lo dudo, y su lengua empezó su trabajo, pero lo hacia imitando a su amante peludo. Recogía los fluidos de su amiga, la olía, lubricada con su saliva, no trataba de exitarla, no era necesario.
Jenny genia escandalosamente a cada lenguetazo, mientras ella acariciaba de toda las maneras sus grandes pechos. Pellizcos, apretones, frotes con las palmas, juntaba los pezones y los frotaba uno contra otro, incluso los jalaba besándolos y lamiendo tratando de alcanzar las tetillas para metarlas en su propia boca, que parecía en momentos lograr.
El trío se balanceaba al unisono entre respiraciones forzadas y gemidos.
Nuevamente tardo varios minutos hasta que de la garganta del macho, surgió una vocalización extraña, más quedó que un grito, pero que causaba cierto escalofrío, nada humano.
Este nueva eyaculación Daniela, la sintió igual que las anteriores, caliente y profunda, pero noto que no salia semen de su cuerpo, como llevaba a pasar en la noche locas con su novio, cuando ya habían tenido sexo varias veces seguidas, escurría un hilito, que escapaba de su cuerpo.
Apenas terminó el gran simio, soltó la cadera de Danny y la saco lentamente, aún era enorme, paltitaba y fluian algunas gotas de semen muy espeso.
Trato de apartarse de las chicas pero como movida por un resorte, Jenny lo confronto, se detuvo frente a él, encorvada como haciendo una reverencia.
Danny quedó botada en el suelo, estaba exhausta, se dejó caer, aún con hilillos de fluidos y saliba , pero satisfecha.
El primate se irguió completamente ante la chica que bajo aún más las caderas, con la cara agachada escondida entre los despeinados rizos, sin moverse, expresando que el tenía el control, pero el celo podía más que la jerarquía así que su verga retomo enseguida el brío que estaba comenzando a perder.
Se acercó a ella quedando a escasos centímetros.
Al notar su proximidad, la chica se hecho el cabello hacia atrás, y levanto la cara para toparse de frente con el pene erecto.
Sin tardar un segundo, lo tomo en sus manos y lo froto, notando su humedad y calor.
Lo masturbo lentamente varias veces, sintiendo como se expandía en sus manos. Vio como dos gotas turbias se asomaba lentamente, y las recogió con la lengua, casi tímidamente. Repitió la operación dos veces más, antes de meterse la carnosa punta en la boca y comenzar a chupar, primero lento y después un poco más fuerte.
Sintió como aquel pseudo-gorila se doblegaba y bombeaba con la cadera adelante y atrás.
De pronto, se sentó en el piso cruzando las piernas. El simio se quedó un momento paralizado, con el pene rojo y goteando saliva.
Ella se bajó la cabeza y el semental puso las manos en el suelo con un fuerte bufido, sin obtener respuesta. Enseguida se sentó frente a ella.
Jenny gateo desde su posición hasta el mono. Este se recostó como con Daniela, pero Jenny se abalanzó sobre él, metiéndose la erección hasta la garganta. El pobre animal fue de la sorpresa al placer en un segundo.
Chupaba y bombeaba ruidosamente, la saliva escurría por aquel tronco viviente y por el mentón de la chica.
El mono seguia sentado cuando ella se detuvo y le puso el culo directo en la cara, abriendo las nalgas con sus manos para que pudiers tener acceso a su culo color tabaco.
El mono por instinto lamió para recoger el aroma de su hembra, mientras está lo balanceaba para lograr que alcanzara arriba y abajo, para su vulva como su culo.
Nuevamente sin previo aviso, dió medis vuelta y se sentó sobre el, medio rodeando el peludo tórax con las piernas y colgándose del cuello del macho dominante.
Así se ensartó, rápido y completamente. En esa posición empezó de nuevo a subir y bajar lento, disfrutando como sus paredes internas se iban estirando con la creciente dilatación del miembro masculino. En su mente casi casi lo podía ver.
De nuevo el macho dominante habia sido dominado por una de sus hembra humanas.
El esfuerzo era enorme, sus brazos apenas y alcanzaban los hombros, y las piernas no rodeaban lo suficiente la cadera para poderse apoyar, pero aun así, logragraba subir y bajar de aquella estaca palpitante, y disfrutaba esos raros pelos lisos que rozaban su clítoris y culo.
No quería soltar a su macho pero ya llevaba rato en esa posición así que dejo rebalar su cuerpo hasta que quedó completamente sentada sobre el, y de ahí se dejó car de espaldas, sin perder la penetración.
La posición era incomoda y en varias ocasiones estuvo a punto de salirse, sus patéticos esfuerzo por seguir el coito apenas apoyando la espalda y las manos no la estaban llevando mas que a la frustración.
Pero nuevamente la fuerza bruta del salvaje fue la diferencia.
La tomo con las dos manos, como muñeca, de la cintura y con facilidad la levanto del piso y empezó el vaiven adelante y atrás. No le importaba sentir el aplastamiento de su cuerpo con tal de que el mete y saca no se detuviera. El sentirse tan frágil e indefensa la exito, conforme aumentaba las sacudidas. Podía sentir como se acercaba a otra corrida su amante salvaje. Podía ver cómo estaba al máximo la dilatación del pene aquel y de sus propia vulva. Así al sentir el estremecimiento de su compañero, al sentir como el agarre de su cuerpo se volvía más brutal sé emocionó y termino al mismo tiempo que él, un gruñido bestial y un gemido humano se escucharon.
Estaban agotados, pero se quedaron así unos momentos, unidos, él la soltó sin apartarla, ella nuevamente con la espalda sobre la hojarasca.
Nuevamente apareció Daniela. Se acercaba gateando, y con su cuerpo delgado parecía un felino desnudo. En su mirada se veía un destello de lujuria.
En ese momento una suave briza empezó a caer, era fresca pero no calaba, poco a poco fue aumentando la intensidad.
Ellos parecían no notar la lluvia.
El cuerpo de Daniela brillaba, igual que el de Jenny.
Danny se montó sobre su amiga poniendo su pubis en su cara, mientras sumergía la propia ahí donde los dos cuerpos segúian unidos.
Metía la lengua entre los lasios pardos y los rizos cobrizos, recogía cada sabor y aroma. Se percató que el olor del semen era muy suave pero parecido al aroma que habían percibido y que inicialmente les había parecido repugnante.
Hasta que él se retiró suavemente.
Jenny como pudo se la quito de encima y peleó unos instantes poder chupar aquella verga salvaje.
Danny pretendía acapararlo para ella, así que forcejo con la otra hembra.
Pero de pronto intercambiaron una mirada, se besaron profundamente, acariciando sus cuerpos empapados y siguieron lamiendo.
Alternaban sus bocas, sus pechos y el pene simiescos, sus manos igual.
Así siguieron un largo rato, no sentían la lluvia, incluso la bestia, su pelaje, repelía cada gota, que apenas lo tocaba caí al piso de inmediato, mientras que las mujeres estaban empapadas.
Las mujeres se sorprendieron de enorme tamaño que alcanzó el miembro del simio, no creyeron que eso pudiera entrar en ellas. Aún así seguían mamandolo y lamiéndo. Danny imagino que se dilataba según las dimensiones de la hembra para lograr exitar sin lastimar y asegurar que el semen se sembrar lo más profundo posible.
Así siguieron varios minutos, hasta que el macho se estremecio, ellas se pegaron una contra la otra en un beso cuando varias gotas espesas y muy calientes golpearon sus pechos y cuello, incluso unas pocas gotas calleron en sus hermosos rostros, que lamieron mutuamente.
Por fin se aparto el gigante se hizo a un lado y con la lluvia que caía limpió su pene, que por fin empezaba a relajarse. Las mujeres sigueron con sus besos y caricias,que lentamente iban perdiendo intensidad, con los ojos cerrados, seguían cada vez con menos apasion.
Epílogo.
El sol apenas se veía ente la floresta. Era aún temprano, y todo olía a tierra mojada y follaje.
No había pasado más de una hora que dormían acurrucada una contra la otra, como dos cachorros huérfanos, y el frío las hacía estremecerse, fue precisamente eso lo que las despertó. Desnudas, agotadas, empapadas, adoloridas y muy confundidas.
Por un momento pensaron que era un sueño del que iban despertando o una pesadilla que estaban viviendo. Pero al mirarse una a la otra, la realidad las golpeó.
Calidas lágrimas surcaron sus mejillas y sus pies en automático emprendieron el camino de regreso al campamento, con sus brazos cruzados al pecho, protegiendo en vano su desnudez y vergüenza.
Sin cruzar palabra alguna se limpiaron un poco, se arroparon y se metieron a la cama, al principio no lograron conciliar el sueño, recordando escenas de su orgía, pero después durmieron profundamente hasta el día siguiente, cuando el hambre y sed las despertaron.
El olor del bosque las recibió, había lloviendo durante la madrugada, prendieron la fogata, comieron como vikingos dando cuenta del tequila también. Nuevamente regreson a la cama hasta el día siguiente. Las escenas regresaban a su mente, entre sueños.
Se despertaron, se dieron un baño con agua tibia y empezaron a recoger el campamento mientras preparaban el desayuno, pues su hambre seguía siendo salvaje, comieron todo lo que les quedaba.
Al recoger las últimas cosas, se miraron fijamente y dieron un gran suspiro al unisono, llenado sus pulmones de ese aire de bosque, tan limpio y tan distinto al que habían encontrado a su llegada.
Entonces Jenny miro a Danny y con una gran sonrisa le dijo: por lo menos te olvidaste del infiel hijo de la chingada- en español con acento gringo, que arrancó una sonora carcajada a su amiga.
Se dieron un fuerte abrazo, extraño pues de pronto recordaron sus cuerpos desnudos, y se separó al notar cierta exitacion en sus mentes.
Durante el regreso hablaron de lo acontecido, que posiblemente habían acampado en el centro del territorio de ese animal, que estaba en celo y sus hormonas o feromonas las había hecho reaccionar de esa manera.
Decían lo " horrible" que fue la situación, que se sentían avergonzadas una con la otra, y que nunca contarían nada de eso a nadie, que en lo posible ellas tampoco lo hablarían entre sí.
"Juraron" no tener intenciones de nunca volver a esos parajes.
En su mente, trataban de convencerse de lo horrible y traumático que había sido, pero en el fondo lo habían disfrutado.
Por otro lado anhelaban olvidar todo, por que si no, en algún momento, regresarían.