Phasma. Prueba de lealtad (Star Wars)
A bordo del Finalizador, la capitana Phasma enseña al soldado FN-2187 (Finn) a guardar lealtad y sometimiento a la Primera Orden y a ella...
El soldado FN-2187 entró lentamente en el despacho de la división de la capitana, adonde había sido llamado hacía apenas quince minutos. El carácter autoritario y estricto de la capitana Phasma era bien conocido, incluso para el personal de saneamiento de la Base Starkiller. FN-2187 se esforzó por dejar de temblar dentro de su armadura blanca, y cruzó el umbral abierto que conducía al despacho de Phasma en el Finalizador .
La capitana se encontraba sola en la habitación, de pie tras un mostrador elevado. Hasta donde podía ver FN-2187, llevaba también puestos su armadura y su casco cromados.
—Capitana… —murmuró el soldado, nervioso.
Ella lo miró durante unos segundos desde debajo de su casco, que cubría completamente su rostro.
—Soldado FN-2187 —recitó de memoria—. Tiene mi permiso para quitarse el casco.
—Sí, señora —tartamudeó el soldado, quitándoselo y poniéndoselo bajo el brazo.
—¡Firme, soldado! —exclamó Phasma, sobresaltándole.
—¡Sí, mi capitana! —FN-2187 enderezó su postura.
—Se le ha llamado para una evaluación psicológica. ¿Es consciente de lo que eso implica? —Se hizo un momento de silencio—. Significa que su integridad ha sido puesta en tela de juicio. Cuando estábamos en Tuanul, no ejecutó usted a un solo aldeano. ¿Puede saberse por qué?
—Estaba… un poco confuso, señora —balbució FN-2187.
—En mis tropas no hay lugar para la confusión, soldado. La confusión es desorden, y nosotros somos la Primera Orden —exclamó Phasma con voz autoritaria—. ¿Es usted leal a la Primera Orden, soldado?
—Sí, señora —respondió de inmediato FN-2187.
Phasma vio, a través del visor de su casco, que él había comenzado a sudar de nerviosismo.
—Tendrá que demostrarme su lealtad… de otra forma —continuó ella, rodeando lentamente el mostrador elevado. Y, al salir de detrás de él, FN-2187 pudo ver que solamente llevaba puesta la parte superior de su armadura. Sus piernas estaban desnudas, y, en lugar de calzar sus botas habituales, llevaba unos botines negros con tacones de aguja de trece centímetros, cromados, y plataformas de cuatro, del mismo color. Este calzado la hacía parecer aún más alta e imponente de lo que era, sobrepasando los dos metros de estatura.
Ella caminó lentamente sobre sus tacones y apoyó su trasero en el mostrador, extendiendo sus largas piernas hacia el soldado.
—Ya está tardando en comenzar la prueba, soldado —le dijo, separando las piernas frente a él para mostrarle que tampoco llevaba ropa interior. Él pudo ver su rubio vello púbico, que había sido recortado en forma de rectángulo.
—¿En qué…? ¿En qué consiste la prueba? —preguntó FN-2187, tragando saliva.
—¿Usted qué cree, soldado? ¡De rodillas y a chupar! —gritó ella.
El soldado dejó su casco sobre el mostrador y se quitó el guante derecho para palpar el coñito de Phasma; luego, se arrodilló y empezó a lamerlo. Al momento, la capitana le puso una mano enguantada en la cabeza para agarrar su negro cabello rizado, y después apoyó las piernas en sus hombros, con sus tacones apuntando hacia la entrada de la habitación.
—¡Más rápido, soldado! —ordenó, haciendo que él se apurara en mover la lengua y seguir lamiendo su coño. Tomó su clítoris entre sus carnosos labios marrones y lo chupó hasta hacerlo sonar.
Phasma lanzó un gruñido y echó la cabeza para atrás, mirando el techo con excitación. Entonces, agarró su capa negra de bordes rojos, se la arrancó de los hombros y la lanzó lejos, al otro lado de la sala.
—Así, soldado, siga así… —gruñó.
FN-2187 se incorporó para quitarse la parte superior de la armadura y la camiseta negra que llevaba por debajo. Con su torso desnudo, se dispuso a meter su lengua más adentro en el coño de la capitana.
—¡Vamos, soldado, más profundo! —le ordenó ella.
Él, mientras le acariciaba el clítoris, la metió tan adentro como pudo, quedándose sin respiración. Phasma se quitó sus guanteletes lentamente, los dejó a un lado sobre el mostrador y agarró la cabeza del soldado con sus manos desnudas. Tiró de su cabello rizado y apretó su cabeza contra su coñito mojado. Lanzando un gemido profundo, Phasma se dispuso a soltarse el cinturón y quitarse la parte superior de su armadura cromada.
—¡Soldado, presente su bláster para inspección! —exclamó entonces, mientras terminaba de quitársela y la dejaba caer al suelo con un sonido estrepitoso.
—Sí, señora —tartamudeó FN-2187, retirando la placa que cubría sus genitales y bajándose el pantalón negro para sacar su polla grande y dura.
Phasma, ahora completamente desnuda (salvo por los botines de tacón y el casco, que aún llevaba puesto), le ordenó:
—¡Acérquese aquí, soldado!
Él se aproximó inmediatamente, mientras la capitana se deslizaba hasta el borde del mostrador para alcanzar su enorme polla negra. Era tan grande que podía agarrarla con ambas manos… y aún le sobraba espacio.
—Su polla me gusta, soldado —gruñó, mientras comenzaba a masturbarla a dos manos: arriba y abajo, arriba y abajo.
Él gimió suavemente y estiró un brazo para tocar las tetas, perfectamente redondas, de la capitana.
—¿Quién le ha dado permiso para hacer eso, FN-2187? —gritó ella con severidad, y el soldado apartó la mano con temor—. Yo soy la capitana y usted el soldado, ¿verdad? Se limitará a cumplir con mis órdenes.
—Sí, mi capitana —replicó él—. Por supuesto.
—Está usted jugándose su futuro profesional, soldado, así que… mucho cuidado —le advirtió ella, en voz más baja.
Después de unos segundos de tensión, siguió masturbando su polla, esta vez con una sola mano, mientras con la otra le agarraba firmemente de los huevos y los apretaba.
—¿Le duele, soldado? —preguntó, sin dejar de apretar.
—No, señora… —gimió él, con cara de excitado.
—Aún no… —dijo ella, apretándoselos más, hasta hacerle daño—. ¿Le duele ahora?
—Ohhh, no, capitana… —respondió FN-2187, con una mueca de dolor.
—Sé que le duele —gruñó Phasma—. Y de eso se trata.
Dicho esto, se movió para atrás sobre el mostrador y extendió una pierna para apoyar un botín en su pecho desnudo. El tacón se clavó al instante en sus abdominales.
—¿Se está calentando, soldado?
—Sí, mucho…
—Bien. Eso es lo que necesita la Primera Orden: soldados a los que les apasione estar sometidos.
Y poco a poco, comenzó a bajar el tacón hacia sus genitales, clavándole la aguja en los huevos y aplastando su polla contra su vientre con la plataforma de cuatro centímetros. Él lanzó un gemido, mientras ella agitaba la pierna para sacudir su polla y sus testículos negros, de un lado a otro. Después, subió la pierna hasta su cara.
—¡Chupe, soldado! ¡Chupe mi tacón!
Él se lo metió a la boca y pasó su lengua de arriba abajo por la estrecha aguja cromada. Phasma le observó con regocijo mientras acariciaba su húmedo clítoris. Después, apartó el pie de su cara y lo bajó hasta su cuello, para clavarle el tacón en la garganta.
—¡Desnúdese del todo, soldado!
—¡Sí, señora! —exclamó él, quitándose las placas de la armadura que le cubrían las piernas, y deshaciéndose de sus pantalones negros y sus botas. La capitana Phasma ladeó la cabeza con interés, y finalmente asintió con apreciación al verlo completamente desnudo delante de ella.
—Tiene un buen cuerpo… Se ve que entrena duro —dijo.
—Para ser el mejor hay que entrenar muy duro, señora.
—Y también para complacer a tu capitana —repuso ella, y al instante cambió su tono de voz—. ¡Acérquese! —Se tumbó poco a poco sobre el mostrador, cuan larga era, agarró sus tetas con ambas manos y miró a FN-2187 desde debajo de su casco—. ¡Su polla aquí, entre mis tetas! ¡Ahora mismo, soldado!
Él se encaramó al mostrador y puso su negro pene entre sus tetas, mientras ella apretaba una contra otra con las manos, para oprimirlo.
—¡Fóllemelas! ¡Ya, soldado!
—¡Sí, mi capitana! —exclamó él, sentándose a horcajadas sobre ella, de cara a sus pies, y comenzando a mover las caderas. En esta postura, su culo quedaba muy cerca del casco de Phasma, quien observó su movimiento rítmico.
Excitada, levantó la cabeza, le separó las nalgas con las manos y admiró su ano, negro como la noche. Después, alzó una mano y le dio un azote en la nalga izquierda.
—¡Más rápido!
FN-2187 agarró sus tetas, para acomodar mejor su polla, y siguió follándoselas más rápido que antes. Ella volvió a separarle las nalgas y hundió su casco en ellas, haciendo que el soldado se estremeciera al sentir el frío cromo en la entrada de su ano. Apretó los dientes y lanzó un gemido de placer mientras agarraba los pezones de su capitana.
—¡Pellízquelos, soldado! —ladró ella, con un nuevo azote en la nalga derecha.
Él los tomó entre sus dedos y tiró de ellos, haciendo que Phasma se retorciera de placer sobre el mostrador: sus piernas temblaron mientras su coño comenzaba a palpitar y chorrear fluidos.
—¡Ahora es el turno de mi coño, FN-2187! —exclamó—. ¡Al suelo, y firme!
El soldado se bajó del mostrador y miró a Phasma con expectación, en espera de una orden. Ella disfrutó de aquellos segundos en los que él aún no sabía qué tenía que hacer. A continuación, se bajó del mostrador, apoyó sus tacones en el suelo y giro sobre sí misma, inclinando el torso sobre la mesa y apoyando los codos en ella. Entonces, se abrió de piernas y comenzó a sacudir su culo.
—Por aquí —ordenó, estirando una mano hacia atrás para abrirse el coño con los dedos.
El soldado tomó su polla con una mano y se puso de puntillas para llegar a la altura de su coño. Durante los preciosos segundos en los que su pene tocó su vagina, esforzándose por entrar, ella sintió que todo su cuerpo temblaba de gusto. Cuando finalmente entró, levantó la cabeza y lanzó un gemido ahogado por su casco.
—Sí… ¡Vamos, fólleme el coño, soldado!
Él lo metió tan profundo como pudo, haciendo que ella tuviera que agarrarse con ambas manos al borde opuesto del mostrador. El soldado empezó a moverse y a sacarla y meterla sistemáticamente. Cada vez más rápido. Volvió a sacarla, le dio a Phasma un pollazo en la nalga izquierda y la metió otra vez. Phasma soltó un prolongado gruñido de excitación.
FN-2187 le agarró fuerte las nalgas y las apretó para penetrarla aún más profundo, haciendo que sus grandes tetas se balancearan sobre el mostrador. El soldado, llevado por el furor, levantó la mano derecha y le dio un azote en el culo.
—¡Soldado FN-2187! —exclamó ella al momento—. ¿Quién le ha dado permiso para eso? ¡No se le ocurra volver a hacerlo sin mi autorización expresa!
—Lo siento, mi capitana… —balbuceó él.
—Está usted aquí para hacer exactamente lo que yo ordene.
—Sí, señora.
Se hicieron unos segundos de silencio, en los que Phasma notó su nerviosismo y disfrutó de él. Entonces, gritó:
—¡Ahora sí, soldado, deme un azote!
Oprimido por el temor, FN-2187 no acertó a darle nada más que una palmada suave.
—¡Más fuerte! —ordenó ella.
—¡Sí, señora! —Y esta vez le dio un azote de verdad.
—Ahhh, eso está mejor. ¡Siga follándome! —exclamó Phasma, con el coño cada vez más excitado y húmedo. Sus largas piernas temblaban de placer sobre sus finos tacones de aguja. Entonces, volvió la cabeza y miró a su soldado desde debajo del casco—. ¡Sáquela y póngase de rodillas ahora mismo!
FN-2187 la sacó de su coño e hizo lo que le ordenaba. Phasma se quedó en la misma postura en que estaba, de espaldas a él.
—¡Lama mis piernas, soldado! —ordenó, y este comenzó a pasar su lengua por ellas—. Y vaya subiendo… hasta aquí. —Y mientras decía esto, se agarró las nalgas con las dos manos y las separó, mostrándole el agujerito de su ano.
Excitado, el soldado comenzó a pasar su lengua alrededor del agujero y hacia dentro. Un escalofrío de placer recorrió el cuerpo de Phasma.
—Eso es: humedézcalo bien, FN-2187, porque… ¿sabe qué será lo próximo que meta usted ahí? —Su tono de voz volvió a elevarse—. ¡En pie de nuevo! ¡Quiero su polla en mi culo!
El soldado se levantó y acercó la polla a su ano, pero pronto descubrió que, con su gran tamaño, iba a costarle un considerable esfuerzo meterla toda.
—Su futuro profesional depende de que llegue hasta el fondo, soldado. ¡Esfuércese!
Él mojó la punta de su polla con saliva y la empujó hacia su ano. Phasma siseó de placer cuando entró la puntita, pero enseguida demandó:
—¡Más, soldado! ¡Hasta que sus huevos choquen con mis nalgas!
Con gran esfuerzo, él consiguió meterla toda dentro y comenzó a moverse, agarrando a su capitana de las nalgas.
—¡Deme otro azote! —ordenó ella, y su espalda se arqueó de placer al recibirlo—. Aaah, ¡más rápido! ¡Más fuerte, soldado!
Él le apretó las nalgas para llegar hasta el fondo, cada vez más rápido. Ella volvió la cabeza para mirarle.
—¡Quiero su leche, soldado! ¡Y la quiero ahora mismo!
—Ahhh —gruñó él—. Ya llega…
Su polla empezó a palpitar dentro del culo de ella, a medida que soltaba toda su corrida. Luego la sacó, y un nuevo chorro de semen salió disparado y cayó sobre la espalda de Phasma, llegando casi hasta sus hombros.
—Mmm —gimió ella, y casi inmediatamente se dio la vuelta para mirar al soldado—. ¡Firme, FN-2187!
Él se puso firme, con la polla todavía dura.
—Soldado, he decidido que, por esta vez, le perdonaré su negligente actuación en la aldea de Jakku. Pero que no vuelva a repetirse —le advirtió, levantando el dedo índice.
—Está bien, señora. Gracias, señora.
—¡Recoja su armadura y vuelva a su puesto! —exclamó entonces la capitana. «Si alguna vez me preguntan por él, diré que lo envié a reacondicionamiento inmediatamente después del examen psicológico», se dijo para sus adentros.
Y, mientras él volvía a ponerse la armadura de soldado de asalto, ella se acercó al rincón de la sala donde había dejado caer su capa. La recogió del suelo, se limpió con ella los restos de semen de su espalda y después volvió a ponérsela. «Tengo la impresión de que no será la última vez que nos veamos», pensó, mientras miraba cómo se alejaba FN-2187, todavía con un bulto asomando bajo su armadura.