Pesadilla

El roce de su lengua sobre mi capullo y el mete saca que sus labios ejercían en todo mi miembro.

Aquella tarde fue una pesadilla

Yo me encontré al borde de ser portada de los medios informativos. Mi esposa tenía ganas de tocarme los pelendengues y me los tocó bien. La discusión por su familia subió de tono y como buena discutidora provocó mi ira de forma premeditada. No se que buscaba pero mis manos tomaron aquel cuchillo de mesa y mil sombras pasaron por mi mente.

Afortunadamente fui capaz de contar hasta diez y dándome una tregua mayor decidí seguir contando fuera de mi casa.

Después de algunas cervezas, quise borrar aquellos momentos y entré en un PUF en el que se escuchaba música

Sin mirar hacia los lados, mi intención no era marcarme ninguna aventura, me dirigí a la barra y dirigiéndome al camarero le pedí

.-Por favor, me pone un Jac Daniels en baso ancho y sin hielo

Mientras el camarero me servia escuche a mi lado

.-Hombre todo un macho. Hasta sin hielo

Giré mi cabeza y vi a un jovenzuelo que sonreía mirándome a mi mientras en su mano sostenía un baso semi-lleno

.- Por favor, le ruego me deje tranquilo. Mi humor hoy no es muy bueno

.- Pues as escogido el mejor sitio para modificarlo. ¿Qué tipo de hombre buscas? ¿Como es tu tipo?

Debí poner cara de extraterrestre pues el lanzó una carcajada y me dijo

.- No me digas que no te has enterado que has entrado en un garito Gey. Bueno hombre tranquilo que no te vamos a hacer nada que tu no quieras. Ja ,Ja, Ja.

Bueno anda relájate y dime cual es la causa de ese humor, continuó

Yo insistí que no tenía ganas de hablar, pero el mozo me demostró ser un gran psicólogo. Poco a poco me abrí y a grandes rasgos le conté parte de mi discusión, omitiendo lógicamente la situación de vergüenza que me había acometido.

Mientras charlábamos acabe mi bebida y el me ofreció otro trago, lo cual acepte y agradecí.

Continuamos y el me contó que era un profesional. Que se dedicaba al ligue con hombres lo cual le daba muy bien para vivir. Aquel día estaba siendo muy soso y el estaba ya cansado de soportar regateos con tíos que no le apetecían nada.

.- Mira, le dije, yo lamento pero no puedo ayudarte. No busco ningún lío con mujeres y mucho menos con hombres. Respeto tu trabajo poro no lo comparto. Creo que es mejor que busques algún otro. De todas formas si te apetece te devuelvo le invitación. ¿Qué quieres tomar?

.- Oye no es mi intención buscar en ti un cliente, ni tampoco que te sientas obligado a invitarme. Eso me ofende.

.- Te ruego me disculpes, no era mi intención ser grosero con tigo, dije

Guardamos silencio y al cabo de unos minutos riéndose dijo.

.-Bueno empecemos de nuevo. Soy Enrique, dijo tendiéndome la mano

.- Yo soy Joaquín. Gracias por tu ayuda para despejar mi mal humor, respondí

.- Sin que te ofendas y sin que pienses nada raro, me gustaría invitarte a conocer mi estudio. Vivo aquí cerca y tengo un buen güisqui.

Sinceramente mi cuerpo decía que no, mi mente me pedía cuidado con un aviso de peligro, pero mi estado de ánimo me obligó a aceptar

.- Vale, al fin y al cavo no quiero regresar a casa de momento.

Salimos del local y nos dirigimos por una iluminada calle hasta un bloque de apartamentos con un aspecto de clase media alta. Subimos hasta el 7º piso y entramos en un coqueto y lindo apartamento.

El salón estaba amueblado con un exquisito gusto y un gran televisor de plasma presidía el mismo

Además de un gran sofá y un fantástico mueble que forraba dos de las paredes, Enrique tenía dos sillones de relajación delante del televisor. Una preciosa mesa estaba entre el aparato y los sillones.

.- Bueno, para no cambiar seguirás con lo mismo, dijo, y me sirvió un gran vaso con un güisqui de malta.

.- Yo este lo tomo con hielo, me dijo. ¿Tú quieres hielo?.

.- No sigo prefiriéndolo solo

Nos sentamos a indicación suya en los sillones

.-Mira, pon los pies en las extensiones y relájate. Mejor si te quitas los zapatos

Puso en marcha el sillón con un programa de vibración muy suave. Puso un tono de luz muy relajante y con una música de violines que incitaba a cerrar lo ojos.

El alcohol, y la situación me produjeron una lasitud maravillosa.

Después de una media hora de relax y habiendo finalizado mi gran vaso de licor. Enrique se levantó acercándose a mi sillón.

.- te voy a quitar el pantalón para que estés mas relajado, dijo, y me desabrochó el cinturón y los botones.

Yo me negué pidiéndole que se estuviera quieto pero el con su tozudez continuó tirando del pantalón.

Yo me encontraba muy incomodo cubierto únicamente con mi calzoncillo no excesivamente glamoroso. Debí de sonrojarme como una doncella de 15 años cogida en una situación comprometida, pero Enrique acarició mi pecho con extrema dulzura diciéndome palabras tranquilizadoras. Sus manos acariciaron mi vientre justo por encima de la susodicha prenda y observe como tomó unas tijeras de costurera. Asustado y temiendo una agresión me tense y temblando de miedo le dije

.- No por favor no me hagas nada, déjame marchar.

De una certera maniobra el corto mi calzoncillo por los laterales y dando un tirón lo apartó de mi cuerpo. Sin darme respiro, sus manos se enredaron en mi vello púbico, jugando con mi miembro que asustado no se atrevía a mostrarse a sus ojos.

.- Tranquilo, relájate que vas a disfrutar lo que tu contraría no ha sido capaz de darte. Me dijo.

Mi pene, ante las caricias de sus manos fue elevándose saliendo poco a poco de su flacidez. Pronto su boca y su lengua reemplazaron a sus manos y con maestría logro que el pene tomara un estado de excitación interesante.

El roce de su lengua sobre mi capullo y el mete saca que sus labios ejercían en todo mi miembro, produjeron que la polla tomara su máxima dureza u longitud. No puedo presumir de un súper miembro. Creo que es muy normalito, tirando a una medida media baja.

Cuando este estuvo en esta posición, Enrique continuó sorprendiéndome. Modificó el grado de vibración del sillón a una más agresiva, y desnudándose pasó una pierna por encima de mí. Directamente se sentó sobre mí y tomando mi verga con su mano la dirigió hacia la entrada de su ano. El ano estaba lubricado y mi miembro se introdujo en él hasta el fondo. La vibración del sillón y sus movimientos produjeron en mi un placer como pocas veces había sentido. Mis ojos no podían dejar de mirar con obsesión como su mano se movía a lo largo de su verga en una paja que provocaba sensaciones de placer en su cara. Esta visión y la sensación de placer que tenia con la cogida de su culo provocaron un escalofrío a lo largo de mi columna lo cual finalizo en une explosión de placer que descargo mi leche en su interior como un volcán,. Enrique tenía una erección que mostraba un pijo de un tamaño más que considerable. El se retiró de mi verga e con su ano chorreando mi esperma, lo froto por mi vientre y mi pecho, rozando con su pene mi boca.

Nuevamente se retiró de encima de mi y con ternura y pasión acariciaba mis piernas.

Extrañado note que sus manos fijaban fuertemente mis tobillos a las extensiones del sillón.

Enrique accionó el mando del sillón y vi como las extensiones se abrían de forma que mis piernas sujetas por los tobillos formaban una V que finalizaba en mi zona pubica, para a continuación elevarse y doblarse sobre mis rodillas de forma que mis muslos casi tocaran en mi tripa.

Yo intuí lo que me iba a pasar y a pesar de que el temor a lo desconocido no me permitía articular palabra en mi fuero deseaba conocer estas sensaciones.

Primero fue su lengua la que jugo con mi ano, llenándolo de saliva e introduciéndose en mi ano ligeramente. Después fue un dedo que entraba y salía, dos y creo que tres provocaron con sus movimientos que mi estrecho agujero dilatara de forma importante.

Sus dedos impregnaron mi culo y lo que del interior alcanzaban a introducirse en el de una crema que provocaba una sensación de frío en el interior.

Después de esto un dedo gordo y sin uña se posiciono en la entrada de mi agujero y con una presión se fue introduciendo en mi dilatado y lubricado esfínter. A pesar de esta lubricación pronto note un fortísimo dolor como si cien cuchillas cortaran mi carne. Mi grito de dolor paralizó la introducción, dejando a Enrique quieto con su capullo dentro de mi.

Después de unos instantes, lo saco y lubricando de nuevo mi culo, apoyo nuevamente su vástago en la entrada. Con pequeños pero constantes empujones fue introduciendo todo su miembro en mi, hasta notar sus testículos golpeando mis nalgas. El dolor de la entrada de mi ano se confundía con el fortísimo e indescriptible dolor que notaba en el interior de mi intestino. El sacaba totalmente su verga y la introducía con suavidad a fondo en mi. Poco a poco el dolor se transformó en una sensación rara que no aportaba ningún placer en mí.

Mi miembro se había escondido nuevamente dentro de mi vientre como si de un muñon deforme se tratara.

Enrique inicio una fase de bombeo de su órgano dentro de mi. Este movimiento fue adquiriendo cada vez mayor velocidad que se transformaba en los sonidos rítmicos de sus pelotas contra mis muslos.

Pronto el alcanzó el clímax de su lujuria y apretándose fuertemente contra mi, noté los espasmos de su verga, notando como su espesa y caliente leche se derramaba en mi interior.

Pensé que una vez finalizó, el me devolvería a mi posición y todo terminaría. Cuan equivocado estaba.

Tapada mi visión con el cuerpo de enrique doblado sobre mi pecho, note como otras manos se apoyaban en mis nalgas y como una nueva pija se introducía en mi interior. El tamaño era similar por lo que no tuve una sensación diferente a la que había tenido con la penetración anterior, Enrique jugaba con mi miembro que poco a poco, desaparecido el dolor, iba cobrando de nuevo vida,

Cuando mi segundo violador se descargó en mí sin provocar nada en mi libido, un nuevo personaje apoyo su mástil en mi culo. El lo apretó con fuerza en mi agujero y el miembro fue introduciéndose en mi interior. Fue horrible. El grosor era muy superior a los anteriores, si bien el tamaño era sensiblemente inferior. A pesar del dolor, al no llegar tan adentro. Su capullo provoco en su vaivén una excitación de mi zona prostática, logrando que mi verga se levantase en todo su esplendor.

Las manos de Enrique me la pajearon mientras el tercer personaje se movía dentro de mi con violencia.

Antes que el se descargase, yo solté mi torrente de leche en las manos de mi primer amante quien la esparció por mi vientre y con su lengua la limpió totalmente de mi cuerpo. Pronto note el estallido de mi tercer poseedor. Fue grandioso. Nunca pensé que una persona pudiera soltar tanta y tan caliente leche.

Una vez que este hubo concluido, sentí como otros dos uno detrás de otro, me poseyeron, pero después del tercer asaltante, las sensaciones eran prácticamente nulas.. Yo estaba agotado y mi cuerpo temblaba convulsivamente.

Enrique devolvió el sillón a su inicial posición, soltó mis piernas y ayudándome me llevo hasta el cuarto de baño. Tomé asiento en un gran vide y el lavo mi maltrecho culo con el mimo de una madre ante las heridas de su pequeño. Con baños fríos y calientes alternativos bajó la dilatación de mi ano, y una vez limpio y seco, lo masajeo con una crema que dejó una sensación agradable en el mismo.

.- Ya veras como esto te calma y mañana ya casi no notaras la preciosa aventura que has tenido

.- Cuanto has sacado dándoles mi culo cabrón, le dije. Es seguro que me has vendido

.- viniste voluntario, y los que te poseyeron fue con tu consentimiento. Puedo demostrar como disfrutaste cuando me follaste, y tú fuiste antes que yo. O no es así. Creo que es mejor que todos callemos.

Me ayudo a ponerme unos calzoncillos nuevos y con mimo me acostó en una cama cómoda y caliente.

Dormí toda la noche. A la mañana siguiente desayunamos juntos y después de vestirme, me dejo en la calle donde estaba su apartamento.

.- adios y si quieres verme ya sabes donde paro, me dijo

Metí mi mano en los bolsillos y encontré en los mismos 1200 €. Después de todo la noche no fue en balde y Enrique había sido legal.

Yo consideré esta historia como una penitencia a la explosión de violencia machista que la tarde anterior había tenido con mi mujer y que afortunadamente no llegue a consumar.

Mi esposa y yo nos separamos de forma amigable y desde entonces suelo compartir mi lecho con mujeres o con hombres y a veces con ambos a la vez. Muchas veces es por gusto, pero aunque no vivo de esto, no digo que no a algún regalo de mi amante de turno.

Aquella pesadilla se convirtió en mi liberación y desde entonces soy más feliz

pepepepone@hotmail.es