Pervirtiendo a Nuria 2

Nuria regresa a casa y José Mari le exige explicaciones

Pasaban las 4:30 de la mañana y Nuria no llegaba: mi estado era de total confusión, muy excitado pero también con cierto remordimiento que trataba de aliviar pensando en la colosal infidelidad  a la que había sido sometido, eso sí, buscada por mí  por lo que no deja de ser  un engaño aunque posiblemente merecido. Vi varias veces los whatsApp e imágenes que me había remitido Miguel y seguía sin salir de mi asombro. ¿Realmente es así Nuria? Quizás mi juego fuera demasiado lejos pero realmente me ha sacado de dudas, ¡mi mujer es una auténtica puta! ¿Sería realmente la primera vez que me engañaba de esa manera?

Opté por esperarla levantado y tratar de valorar, gracias al contraste entre mi sobriedad y  su hipotética embriaguez ,  cuáles serían sus reacciones ante  mis comprometedoras preguntas ya que su testimonio no dejaba de ser  una  incógnita. Naturalmente, y así lo había convenido con Miguel, no podría hacer uso de los vídeos ni  de la información que él me había proporcionado, sólo serían vistos exclusivamente por él y por mí.

Faltaban diez minutos para las 5:00 cuando un ruido de llaves y una torpe acción de apertura de la puerta, posiblemente como consecuencia del exceso de alcohol, pero también por los inquietantes hechos acaecidos esa noche, me alertaron y mis pulsaciones se dispararon justo antes de verla aparecer.  Nuria se mostró sorprendida al verme en el pasillo de entrada:

Nuria // ¡Qué susto me has dado José Mari!

Yo // ¿Dónde vas a estas horas? ¿Dónde habéis estado? ¡Estaba muy preocupado!

Nuria // Hemos estado tomando unas copas con Koke, Marta y Ana, dos de mis compañeras de Yoga. Hemos echado unas risas comentando anécdotas del gimnasio y se nos ha hecho un poco tarde. ¿Qué haces levantado a estas horas? ¿no tenías que madrugar mañana para tu reunión

Yo // (… Primera mentira y ni nombrar a Miguel) ¡Vaya! Por lo que veo  no han sido pocas las copas que habéis tomado,  pensaba que eras incapaz de atinar con la cerradura. La reunión en Barcelona se ha suspendido a última hora. ¿sorprendida?

Nuria //  No, cariño, pero la verdad es que no te esperaba levantado, dijo con voz trémula e impostada, comenzando a alargar forzosamente sus palabras.

A pesar de venir de follar como si no hubiese un mañana Nuria  seguía muy sugerente y sexy, por lo que extendí mi mano hacia su culo que rechazó apartándose instintivamente de un salto  tratando de evitarme, algo  inusual en ella.

Yo // ¿qué sucede? ¿Te molesto?

Nuria // Es muy tarde, llego cansada y algo “tocada” cariño, quizás haya bebido más de la cuenta. Mejor lo dejamos para mañana.

Insistí y acercándome pude  levantar por detrás su minúsculo vestido e introduciendo sutil pero firmemente  por debajo mi mano derecha pude contrastar que iba sin ropa interior lo que, aunque sabido, volvió a producirme una tremenda e instantánea erección.

Yo // ¿y esto? ¿Tendrás alguna explicación?, ¿no?

Nuria // te explicaré… uuhmm! Tuve una incontinencia de orina y decidí quitármelas en el aseo de señoras. ¡Tanta bebida!

Yo // ¿y dónde están tus bragas, o mejor dicho tu tanga? ¿y ese olor a Givenchy Gentlemen?

Nuria // ¿A qué vienen tantas preguntas? ¡Me estás agobiando! ¿No me crees?

Yo // ¿Vienes sin bragas, borracha, apestando a colonia de hombre y encima te ofendes? Sólo pido respuestas, creo que me las merezco.

Nuria  se dio media vuelta,  se desplazó hacia el baño,  dio un portazo y se encerró con el pestillo abriendo inmediatamente el grifo del bidé,  entiendo que para tratar de limpiar los restos de semen que todavía tendría en sus entrañas y tener tiempo para pensar en alguna coartada ligeramente creíble.

Mi espera se hizo larga aunque la hice de forma paciente por lo que, cuando transcurrida más de ½ hora,  a su salida  le dije:

Tendrás que contármelo todo. ¿Con quien has estado follando? ¿A quien le has dado tus bragas? ¿Estuviste con Miguel? Parece que te lo has pasado muy bien, ¡¡eres una auténtica puta!!

Nuria o no podía o no sabía responderme pero optó por irse rápidamente al salón arrellanándose en el sofá y tapándose su cara con una de las almohadas se echó a llorar de forma desconsolada.

Nuria // cariño lo siento, lo siento mucho, he sido débil, no debería haberlo hecho. Sé que esto puede comprometer seriamente nuestra relación pero fui incapaz de evitarlo,  me arrastró una marea de pasión y…

Yo // ¿no deberías haber hecho el qué? ¿Cuántas veces más me la habrás pegado? Soy todo oídos y necesito una explicación desde el minuto 1. Eso sí, no quiero mentiras y tendrás que darme hasta el último detalle de lo sucedido entre vosotros y cuando digo hasta el último detalle digo absolutamente todo.

Nuria me pidió un vaso de agua que le hice llegar a la vez que me puse un Macallan  con hielo y sentado en mi sillón le di todo el  tiempo para poder explicarse.

Nuria // Intentaré ser todo lo sincera que pueda pero debes tener en cuenta que mi relato puede causarte mucho más daño y sabes lo mucho que te quiero. ¡No quiero perderte por nada del mundo José Mari! He sido víctima de un irrefrenable deseo por lo que necesito que me perdones, no se qué haría sin ti. ¡No me dejes, por favor!

Yo // No podré perdonarte si no me cuentas absolutamente todos los hechos, con el más mínimo detalle. Cualquier mentira y créete que la descubriré,  supondrá el fin entre nosotros dos.

Nuria // Estos son los hechos, puedes creerlos José Mari. Estoy preparada para hacer todo lo que me pidas para conseguir tu perdón José Mari:

Al llegar al lugar de encuentro y felicitar a Koke, comenzamos a conversar intensamente tanto con éste como con el resto de invitados entre los que estaban  Marta y Ana. La fiesta estaba muy bien organizada y los canapés y  el cava corrían  generosamente por lo que, sin apenas darme cuenta,  me puse algo colocada. Entre los asistentes estaba tu amigo Miguel que vino solo y fue objeto de las lascivas miradas y comentarios  de mis amigas y también, lo reconozco, de los míos propios. Sus ojos, belleza, altura y esbeltez eclipsaban incluso a Koke y otros monitores pese a ser bastante más jóvenes. Desde el principio,  Miguel no se separó de mi, bien es cierto que nuestra conversación se ceñía a temas cotidianos del gym,  las carreras de montaña, etc., también hablamos de ti pero, poco a poco, con la llegada de más cava, la conversación se fue alejando de estos temas y fue cogiendo otro tono.  Miguel se acercaba a mi oído susurrando palabras que al principio me indignaron pero que, de forma acompasada, fueron excitándome cada vez más. Al estar sentada, con mis  piernas cruzadas y aparentes, Miguel comenzó a tocarme,  primero mis manos, luego la cintura para acabar desvergonzadamente en mis        muslos, sin ningún tipo de miramiento. Traté de zafarme, principalmente porque no quería ser la “comidilla” de la fiesta y  traté de asumir un rol más discreto aunque la situación llevaba un  peligroso “crescendo” así que,  ante la disyuntiva de marcharme y evitar lo que realmente sucedió,  opté por la del pecado y dejar que los hechos se desencadenaran por sí mismos. Sin darnos cuenta pero ya bastante “encendidos”, el resto de invitados se fue marchando del local y, al fin, tras numerosas despedidas, nos encontramos solos en medio de  una pasión “desbocada”.

Miguel volvió a desatarse, acercando su boca a mi cuello. Susurraba nuevas palabras que no acertaba a entender pero,  por su tono y cadencia, concluía que eran una auténtica declaración de intenciones. Eso me excitaba cada vez más. ¡La suerte, por suerte o desgracia,  estaba echada!

Al cabo de unos minutos, de repente,  una determinante frase suya sentenció que nos íbamos a su casa. Permanecí inmóvil pero totalmente a su merced por lo que, acto seguido,  llamamos un taxi y nos dirigimos a su apartamento. En el trayecto, Miguel me pidió mis prendas íntimas que,  sin  pensar, me quité en un rápido movimiento que no pasó desapercibido para el taxista. Miguel me dijo que no me las devolvería, aunque tampoco se las volví a reclamar. Su mano accedió fácilmente a mi coño que masajeo con maestría.

Llegamos a su casa y todo se desencadenó con rapidez

Yo // Sigue,  te he dicho que quiero saber todos los detalles

Nuria // Puedes imaginarlos, pero… Una vez en su apartamento sirvió una copa de Ron Cacique para cada uno, y con una tenue pero cálida iluminación puso muy bajito  el  “Come Away With Me” de  Norah Jones. Nos besamos apasionadamente a la vez que, levantaba sin pudor  mi vestido, exploraba con sus grandes manos mis partes íntimas, ya chorreantes; estaba totalmente enajenada por lo que tras ayudarle desprenderle de sus pantalones y su slip comencé a hacerle una felación que no fue sino el comienzo de lo que vino después.

Yo // ¿Te refieres a la mamada? No seas refinada. Supongo que se correría en tu boca ¿no?

Nuria // Sí, con gran fuerza, Como te he dicho estaba poseída por una fuerza incontrolable y no me lo pensé al tragar todo su semen.

Yo // ¡Vaya, vaya! Lo que tenía en casa y sin darme cuenta

Nuria // Tras un breve descanso donde volvimos a bailar y besarnos, Miguel me cogió de la mano y me llevó a su dormitorio, Ya le imploraba que me follase  cuánto antes,  no podía resistir más por lo que me arrojo a la cama de un leve empujón regalándome un largo  “cunnilingus” succionando y mordiendo suavemente mi clítoris. Experimente un enorme orgasmo y aunque una sensación extraña me invadía no fue óbice para que sucediese lo inevitable, Miguel se incorporó y dirigió su polla hacia mi ardiente sexo por lo que abrí aún más mis piernas y comenzó una  lenta penetración para poco después embestirme con una fuerza brutal hasta que se corrió en mi interior.

No puedo recordar los orgasmos que tuve pero debo decirte que estoy muy arrepentida de haberte causado tanto daño y  como te he dicho, fui incapaz de resolver de otro modo esta situación, fui muy débil, lo siento mucho.

Tras el relato de Nuria mi erección era manifiesta y necesitaba aliviarmr rápidamente por lo que fuimos al dormitorio y una vez en la cama, comencé a acariciar su clítoris, saqué un lubricante de la mesilla y masajeé su ano dilatándolo lo suficiente  con mis dedos para follarla con intensidad hasta correrme otra vez más. No sé si seré capaz de perdonarla pero está claro que nuestra relación sí ha comenzado una nueva etapa.