Pervirtiendo a Livia
Jorge se considera el chico más afortunado del mundo por tener a su lado a una de las mujeres más hermosas, respetadas y voluptuosas del partido político para el que trabajan y donde se conocieron. En Livia encontró no sólo a la mejor chica a la cual amar, sino a la más dulce, cariñosa e inocente...
ARGUMENTO
Jorge se considera el chico más afortunado del mundo por tener a su lado a una de las mujeres más hermosas y voluptuosas del partido político para el que trabajan y donde se conocieron. En Livia encontró no sólo a la mejor chica a la cual amar, sino a la más dulce, cariñosa e inocente.
Livia Aldama, de 24 años de edad, criada bajo estrictos códigos morales, entregó a Jorge su virginidad, sus primeros besos y sus primeras caricias; y desde entonces él ha sido el único hombre en su vida, y quien le ha enseñado lo poco que sabe sobre sexualidad.
Con una relación sólida de más de cinco años de novios y dos de vivir juntos, nada parece perturbarlos, incluso están planeando casarse el próximo año después de las elecciones.
Pero un día Jorge comienza a notar cambios en los horarios y actitudes de Livia que lo perturban. Su recatado vestuario ahora es más atrevido, su mirada se ha vuelto más lasciva, y, sobre todo, sus deseos por el sexo se han incrementado a límites estratosféricos.
Jorge ignora que detrás de aquellos cambios de su mujer hay una serie de personas cuyo objetivo es emputecerla para fines sumamente depravados, pervertidos y maquiavélicos.
¿Será Jorge capaz de salvar a su inocente prometida de la vorágine desbocada, lujuriosa e impúdica que la ronda? ¿Será Livia capaz de resistirse a las tentaciones prohibidas que la embisten como un fuego intenso que pretende incinerarla?
Pervirtiendo a Livia es el inicio de una trilogía erótica donde el sexo, la lujuria, el morbo, la corrupción y la mafia jugarán un papel muy importante durante su desarrollo.
PREFACIO
LIVIA ALDAMA
Tiempo presente.
El mundo es imperfecto, irracional, depravado y envilecido. Condena a las buenas personas y premia a las malas voluntades. El mundo se ha prostituido con los poderosos, esos que se han erigido sobre los cimientos de los débiles y desfallecidos.
Qué tarde he abierto los ojos.
Qué tarde he comprendo lo ciega que estuve siempre.
Que tarde el tiempo me ha hecho ver la burbuja de fantasía y de arcoíris en la que estuve atrapada y que un día decidí romper en millones de fragmentos.
¿Soy cobarde? Creo que no. Ya no. Antes sí.
Ahora mismo sé que he cambiado, pero no sé si para bien o para mal; todo en mí ha evolucionado: mis pensamientos han tenido una subversiva transformación: incluso mi cuerpo es diferente. Ya no soy la misma Livia de antes.
De hecho, a menudo tengo la certeza de que ya no soy yo. Y me siento bien. Muy bien.
Miro a mi alrededor para tener una idea de hasta dónde he llegado y me pregunto si ha valido la pena o, de perdido, si he tomado las decisiones correctas.
Trato de averiguar cuán feliz soy en mi estado actual y si es esto lo que quería. O, de lo contrario, si todo es producto de un espejismo visceral.
Quiero pensar que me siento plena, realizada y orgullosa de mi recorrido.
Si bien no entiendo bien lo que me pasa, sé que he actuado en función de lo que necesitaba.
Selección natural, le llaman.
Sí. Estoy segura de que he procedido haciendo aquello que debía de haber hecho desde hace mucho tiempo; eso que nunca hice por cobardía.
Pero ya no soy cobarde.
Ya no más.
Y ahora entiendo que todo ha mejorado. Eso debe ser. De lo contrario me sentiría arrepentida.
La pregunta es si el cambio es beneficioso o perjudicial.
¿Hice todo bien?
No lo sé.
Lo cierto es que no puedo dejar de pensar en todo lo que ha ocurrido durante este tiempo.
Y tampoco puedo dejar de masturbarme, aquí, tendida sobre esta inmensa cama de agua tibia que me hace estremecer de placer.
—Ahhh, ahhhh, mmmm, por dioooos —gimo.
Jorge, mi querido Jorge.
¿Cuándo cambiamos tanto?
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Aquí vamos de nuevo: esto es la presentación de la historia que he escrito para ustedes, la cual será narrada por diversos personajes de la misma.
Sí, es una trilogía, y este es el primer libro en la cual intentaré subir dos capítulos diarios (aunque me reservo el derecho de publicar el 24 y 31 de diciembre por las fiestas de navidades que, aunque serán con distanciamiento social, he querido pasarlo en familia y esos días son bastante liados para preparar la cena).
Si algo he aprendido en las historias es que nunca es bueno dar nada por sentado; así que no se dejen llevar por las apariencias, que a lo mejor, a veces, nada es lo que parece (¿o sí?)
Preparad vuestras infusiones de tila.
Suyo: Carlos Velarde.