Pervertido

Un pervertido que se dedica a asaltar chicas recibe un escarmiento.

Karen, una joven de 20 años salía a correr durante sus ratos libres para poder mantener su estado físico. Era una belleza para su edad, cuerpo voluminoso,

buenas piernas, unas nalgas bien prietas, unas tetas firmes y un rostro angelical.

-Bien, creo que voy a batir un buen récord-se dijo a sí misma mientras corría.

Estaba siendo observada por un hombre entrado en sus 40, no era muy guapo ni tampoco tenía una gran polla ni cuerpo atlético. Se dedicaba a asaltar chicas en el parque que iban solas a esas horas ya que estaba oscureciendo. Tampoco había nadie por los alrededores, era la ocasión perfecta.

Dio un rodeo para asaltarla en el momento adecuado. La joven miro su reloj feliz de que estaba logrando una buena marcha que tanto le había costado lograr. Fue entonces cuando el hombre saltó de los arbustos quedando enfrente de ella. Asustada freno cayendo en seco hacia atrás haciéndose daño en su culo.

-¿Qué coño le pasa?-pregunto enfadada.

Pero fue agarrada y cuando se dio cuenta estaba siendo desnudada por aquel hombre. Solo pudo gritar asustada por el miedo y tratar de defenderse. Sus pantaloncitos finos fueron sacados hasta los tobillos, no llevaba nada debajo por lo que el hombre que ya esaba salido, sintió que su polla iba a estallar.

-¡Socorro!-gritaba ella.

El hombre se quito su pantalón dejando su erección a la vista de la chica. Era un poco corta, algo morcillona y una mata de vello púbico alrededor de esta. Y unos huevos gordos como melocotones que caían como dos péndulos sobre el escroto.

-Tranquila, en cuanto me corra me iré-dijo con una sonrisa el hombre.

-¡No...nooo...nooooooo!-grito sintiendo como se la metían.

El hombre empotró su polla todo lo que pudo con esos pocos centímetros. Sintió un gran hormigueo cuando de pronto ese placer fue sustituido por un gran dolor teniendo que sacarla mientras gritaba.

-Ahhhhhhh-se toco la polla y sintió algo en ella.

Al mirar, vio con horror que estaba atrapada en un condón-trampa, trato de quitarselo pero era inútil ya que las mandíbulas estaban aferradas a su glande y parte del pene.

-¿No querías correrte para irte?-pregunto sensual la joven.

Antes de decir nada más, le dio con el pie aprovechando la posición. Sus zapatillas de correr impactaron en el escrotro provocando un dolor mayor en él. Se tiro al suelo retorciéndose y agarrando sus bolas. Karen le dio unas cuantas patadas en la espalda para que dejara de cubrirse, cuando vio un hueco, llevo sus manos a las pelotas del hombre para apretar duramente. Este alzo sus manos mientras lloraba sintiendoque iba a morir.

-Esto no ha terminado...pichacorta-dijo enfadada.

Se escucharon unas voces cerca de ellos, este al mirar más detenidamente quería pedirles ayuda. Pero lo que vio fue a las mujeres a las que había asaltado con anterioridad. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Karen lejos de taparse, se termino de quitar el pantaloncito y se lo ajustó al hombro mientras se tocaba un poco su rosada vagina.

-Ahí esta el desgraciado-comentó una.

-Ya era hora de que cayera el muy cabrón-dijo otra.

Las mujeres que no eran pocas querían venganza y no pudieron evitar reír al ver el estado lamentable de la entrepierna. Karen les paro un momento, se puso encima de este que no tenía fuerzas para defenderse. Agarro su polla y se la metió en su coño provocando un gran dolor ya que al tenerlo puesto era agónico para él.

-Vamos perrito-dijo cabalgando su polla mientras dejaba escapar gemidos.

En cambio, el hombre estaba llorando de dolor y se retorcía ante las risas de las mujeres. Lo hizo durante un rato hasta que la sangre empezó a emanar de su entrepierna. Luego Karen con ayuda del resto lo amarraron a un árbol con las piernas abiertas dejando sus inflamados huevos a la vista e indefensos.

Una a una fueron golpeando con fuerza en el mismo punto mientras este lloraba y gritaba de dolor. Cada patada era un infierno y el dolor no hacia más que aumentar.

-Bueno, parece que ha aprendido la lección-dijo Karen a las jóvenes.

-Debería cortarle la polla, así no podrá volver a violar-comentó una cabreada y con ganas de seguir.

-Tranquila, ya ha aprendido la lección...-Karen acarició el cuerpo del hombre mientras las caricias se iban acercando a sus pelotas que parecían melones.

Él aún consciente estaba aterrado y con el mayor dolor de su vida.

-Bueno machote...nos vamos-dijo dando a este un beso en la mejilla-entonces se paro-pero antes un último regalo-agarró sus huevos desde la base y tiró lo más fuerte posible hasta escuchar como un chasquido mientras este aulló de dolor.

Ya estaba hecho, nunca más volvería a asaltar a una chica ya que no tenía con que hacerlo.