Pervertí a mi vecina y ahora está en mis manos

Todo ocurrió por azar. Soy un hombre de 37 años, felizmente casado y con 2 hijos pequeños. Una pequeña discusión de aparcamiento con mi vecina de enfrente hizo saltar una chispa que no hemos podido apagar. Ahora es mi puta. Pervertida y sometida.

Todo ocurrió por azar. Soy un hombre de 37 años, felizmente casado y con 2 hijos pequeños. Mi mujer es una mujer guapa, inteligente, cariñosa, profesional, buena madre y esposa, y sí, por qué no decirlo, también morbosa y muy ardiente en la cama. Digo esto para que nadie piense que lo que pasó con mi vecina fue algo buscado, provocado, o necesitado. De hecho, en los 8 años que llevo viviendo en este edificio he visto crecer a mi vecinita (que ahora tiene 23 años), y la he visto convertirse en la zorra que actualmente es. Lo que pasa es que hay momentos en que los hombres pensamos con la polla…

Por la ventana que hay frente a la mía, llevo varios años observando (sin buscarlo) cómo la hija de mis vecinos se cambia de ropa porque no tiene muchos reparos en cerrarla o bajar la persiana. También llevo varios años escuchando cómo, cuando sus padres no están en casa, se sube a su novio de turno (ha tenido unos cuantos) y se lo folla salvajemente sin importarle el ruido o los gritos que suele pegar. En definitiva, una pequeña zorrita, hija única y malcriada.

Por lo demás, nunca había tenido ningún conflicto con ella (se llama Eva), y mucho menos con sus padres, con los que tengo una normal y cordial relación de vecinos, hasta el punto de a petición suya guardo un juego de llaves de su casa por si algún día es necesario y ellos no están presentes. Ellos rondan los 60 años y, recientemente jubilados, dedican mucho tiempo a viajar. Tuvieron a Eva ya mayores y han depositado en ella todo su cariño y mimo. Yo siempre he pensado que la niña es adoptada porque no tiene absolutamente nada de la corrección de ellos, y físicamente tampoco se parece excesivamente. Alguna vez lo había comentado con mi mujer. Yo, por mi parte, también soy una persona seria y correcta en el vecindario. De hecho, los últimos años estoy repitiendo como presidente de la comunidad de vecinos.

Hacía aproximadamente 2 meses que Eva había aprobado su carnet de conducir y sus padres, siempre atentos a dar caprichos a su niña, le habían comprado un pequeño coche de lujo (un mini) y habían alquilado una plaza para que lo aparcase en el garaje. Casualmente era la plaza contigua a la mía, y ese fue el desencadenante de todo. Desde el principio, por no molestarse en las maniobras, la vecinita malcriada aparca su coche invadiendo la raya que separa nuestras plazas dificultando notablemente el acceso a mi plaza.

Aquel viernes yo llegaba muy tarde de un viaje de trabajo de 3 días. El avión había venido con mucho retraso y yo estaba cansado y bastante cabreado por el resultado de mi viaje. Me había traido un taxi, pero como iba cargado con una maleta, para no subir las escaleras del portal entré al edificio por el garaje. Entonces vi como la zorrita de mi vecina acababa de dejar el coche algo metido en mi plaza, y se dirigía a la puerta que conduce a los ascensores. Por su caminar parecía algo afectada por la bebida. Llevaba un vestido suelto de lino color garbanzo y sandalias. Me apresuré para alcanzarla justo cuando el ascensor llegaba y sí, iba enfadado y quizá no fui muy cortés:

- Oye vecina, o aparcas mejor y dentro de tu plaza, o cualquier día “sin querer” voy a rozar tu bonito coche.

- Se dice hola ¿no?... joder vaya noche, encima este imbécil amenazándome

La niñata no sólo se atrevió a llamarme imbécil, sino que corrigió mi conducta como si yo fuera uno de los críos maleducados con los que habitualmente sale. Eso me cabreó notablemente. No sé lo que pasó por mi mente pero reaccioné violentamente tomándo con mi mano un puñado grande de su cabello a la altura de su nuca y poniéndo su cara contra el espejo del ascensor dije:

- A mí las zorritas como tú no me dicen cómo comportarme ¿entiendes?

- Sueltame… -como sospechaba iba un poco borracha-

- Es que quiero que te veas bien en el espejo… ¿ves? una putita borracha y caprichosa que no es quien para dar lecciones de vecindad –le dije mientras mantenía su cara contra el espejo-

- Pues anda que tú, que eres un salido… ¿qué te crees que no me doy cuenta de que me espías por la ventana? Si hasta ahora mismo me estás mirando las tetas…

Encima la zorra era contestona. Pero yo no me iba a arredrar. Con voz amenazante y susurrando en su oído dije:

- Ah, por eso se te han puesto así los pezones, porque eres una puta –lo cierto es a pesar de su sujetador sus pezones se marcaban la tela del vestido, como si la situación te tenerla así en el ascensor la estuviera excitando-

- Suéltame, o llamo a la policía

- Tú no vas a llamar a nadie, zorra, sólo vas a decirme que serás una niña buena y a partir de ahora aparcarás bien. En cuanto lo hagas te mando a casita a dormir la borrachera.

Yo seguía sujetando su melena haciéndola mirarse al espejo y ella, irónicamente puso voz de niña y dijo “ Voy a aparcar bien…” y dejando pasar unos segundos dijo “ para que mi vecino el salido baboso no me roce con el coche como ahora me roza con su polla ”.

No se arredraba. Fue un golpe bajo. Prometo que ni me había dado cuenta de que estába tan cerca detrás de ella sujetándola, pero no podía permitir que me hablase así: “ Lo único baboso que hay en este ascensor es tu coño, zorra ” dije mientras con un gesto aún más atrevido metí mi mano derecha bajo su vestido (con la izquierda seguía sujetándola del pelo). Para mi sorpresa, no llevaba bragas y su sexo estaba completamente depilado y suave como el culito de un bebé. Como esperaba, muy húmedo y caliente. Ella no pudo reprimir un gemido al sentir mi mano “ uuujjmm ” dijo.

Eso me excitó sobremanera y, mientras de mi boca salían palabras sucias acerca de lo puta que era por ir sin bragas, mi mano masajeaba su sexo con habilidad. No quiero presumir, pero siempre he tenido destreza en hacerlo. En un tiempo record empecé a sentirla jadear y gemir, por no hablar de que la humedad que manaba de su coñito estaba empapando mi mano… la saqué y se la puse en delante de la nariz para que “ probase cómo huele una zorra viciosa ”. Ella con su boca y su lengua se lanzó a mi mano y chupaba mis dedos con un ansia inesperada para mí... la situación se había desbordado de forma completamente inesperada ¡y aún no habíamos pulsado el botón del ascensor para subir a nuestro piso!

Así me gusta, cerda… ya sabía yo como eres, pero no te preocupes que voy a darte lo que llevas años pidiendo ” Mis palabras la calentaban como quien echa gasolina al fuego. Sin comerlo ni beberlo, tenía a esta putita sometida a mi merced y yo, que sólo había experimentado el sentimiento de dominación en algunos juegos sexuales con mi mujer, tenía la polla a punto de estallar bajo el pantalón. Contra la pared, Eva sólo jadeaba. Al parecer, su noviete del momento la había dejado un poco insatisfecha esa noche.

Pulsé el botón del último piso, el décimo, y el arranque del ascensor pareció sacarla de su letargo:

- ¿adónde vamos?

- Eso no te importa zorra, abre bien las piernas –susurré amenazador en su oido-

Mi vecinita las abrió obedientemente y puse mi mano entera casi plana sobre la irregular superficie de su entrepierna. Estaba húmeda y caliente. Extremadamente suave como si la estuviese aplicando crema. Metí dos dedos en la profundidad de su coño y dije “ las niñas buenas no llevan el coñito totalmente depilado, sólo las guarras q lo muestran por ahí. ”. Me daba cuenta de que tenía muchas ganas a esta zorrita. Sólo por vivir al lado y la cantidad de veces que la he visto cambiarse sin cuidado ninguno, exhibiéndose con pequeños bikinis en la piscina, o escuchándola follar cuando sus padres no están en casa.

Llegamos al último piso del edificio, y tomándola de la parte superior de su brazo la arrastré escaleras arriba hasta el último descansillo donde está la puerta de la azotea y el cuarto del ascensor “ vamos zorra, no quiero quejas ”. Una vez allí me saqué la polla que ya me dolía de estar metida aun en los pantalones. Empujándola hacia abajo, la arrodillé ante mí polla que casi miraba al cielo. Ella medio se resistía, medio me miraba con lascivia. Sabía exactamente lo que tenía que hacer. Parecía que quería lucirse pasando la lengua por la punta y recorriendome el tronco hasta los huevos, pero yo ya estaba desatado en mi papel de amo dominante. Una vez más, tomándola del pelo, la obligué a metérsela en la boca hasta el fondo.

Casi se atraganta y noté como se le saltaban las lágrimas. No cedí, era edificante ver como hacía verdaderos esfuerzos para tragar el máximo posible. Ni cuando me da por someter a mi mujer en nuestros juegos me había puesto tan tiránico. Allí tenía a una chica de 23 años, 15 menos que yo, totalmente sometida a mis deseos más obscenos. Solté su pelo y dejé de obligarla. Automáticamente giró su mirada hacia mí, sacó la polla de su boca el instante justo para sonreírme, y volvío a meterla en el calor de sus labios moviendo su cabeza adelante y atrás con fruición. Una idea me vino a la mente y saqué mi teléfono móvil del bolsillo y me puse a grabar el espectáculo. Quien sabe si alguna vez en mi vida me vería en otra situación igual… además, me interesaba dejar pruebas fehacientes de que todo lo que hacía era por su propia voluntad. No me fiaba de ella, aunque en eso momento me la chupaba con una ansiedad enorme… ufff qué cerda.

En un momento dado volvió a dirigir la mirada a mí y, al verme grabar, abrió los ojos como platos y se separó un poco de mi polla " no grabes.... borra eso!!! ". No es que esté muy orgulloso, pero en el fragor del episodio la di una pequeña bofetada y la metí la polla en la boca de nuevo: " aquí digo yo lo q hay q hacer ¿tienes alguna queja? ". Moviendo levemente la cabeza me decía “ no ”. Y a juzgar por la manera en que hacía su trabajo no debía tener ninguna queja.

- Para un poco, guarra, que me voy a correr y aún no sé lo que voy a hacerte

La verdad es que nunca antes había sido infiel a mi mujer y tenía dudas de si debía follármela o no. Con la poca sangre que aún había en mi cerebro, pues casi toda estaba en mi polla a reventar, aún podía pensar un poco. Decidí no follármela. Además, no tenía condones y no quería ninguna sorpresa en el vecindario. Ella, me leyó el pensamiento sin más y, viéndome dudar, dijo:

- Por favor, vamos a mi casa que no hay nadie y me follas en la cama de mis padres –me encantaba su tono, casi me suplicaba-

- Yo soy el que digo lo que se hace aquí, y no te has ganado el derecho a tener mi polla en tu sucio coñito… a saber quién la ha metido ya ahí esta noche.

- Por favor –suplicaba-

- Además, necesitas alimento que estás un poco delgada –dije mientras arrastrandola del pelo la metía la polla de nuevo en la boca-

- GGGFFFFFFF –sólo pudo contestar ella-

La verdad es que la molestaba cada vez que la tomaba del pelo, pero en mi estado eso era incluso un aliciente. Ella volvio a su actividad con ánimos renovados y yo flipaba viendola. Era preciosa. Con el pelo descolocado y una visión privilegiada de sus tetas desde arriba no podía creerme mi suerte. Ella debió pensar que se iba a quedar sin su orgasmo por segunda vez en la noche y disimuladamente llevó una de sus manos entre sus piernas, comenzando a frotarse su coñito con cierta intensidad. Antes de detenerla, grabé otros segundos de vídeo con el móvil.

- ¿Quién te ha dado permiso para tocarte? Guarra

- Por favor –acertó a decir en una décima de segundo antes de que volviera a meter bruscamente mi polla en su boca provocándola una arcada-

- Hoy no, Eva. No te has portado bien. Te he tenido que obligar a pesar de que estabas caliente como una perra en celo. Aún así vas a saborear el semen de tu dueño .

Para ese momento, me había metido completamente en mi papel “teatral” de amo de mi vecinita. Me estaba materialmente follando su boca. Ella, sometida y obediente, mantenía el tipo esperando que yo terminase dentro de su boca. Seguía agarrandola del pelo, como si la hiciese una coleta.

- Ahora quiero que no se pierda ni una gota. Este líquido es precioso para ti ¿entendido?

- Mmmmmmm –aceptó con la cabeza-

Empezaron los escalofríos a recorrer mi cuerpo, y las convulsiones. En la primera llené toda su boca y tuvo que ayudarse con el dedo para recoger lo que se caía por su barbilla. Al verlo, yo mismo saqué la polla y la restregue por su cara de puta asegurándome de que quedaran salpicaduras en su pelo cara y vestido.

La hice una última foto así, guardé mi polla en el pantalón y me volví al ascensor dejándola arrodillada y abandonada. La forma de mirarme, una mezcla de odio, admiración y deseo me dio una sensación de triunfo.

Al llegar al ascensor ya me había arrepentido de lo que había hecho. Para empezar había tenido suerte de que a esas horas de la madrugada no hubiera llegado ningún vecino porque allí, en el ascensor, estaba mi maleta abandonada. Pulsé el número 6 y, colocándome un poco la ropa ante el espejo, llegué a mi casa tratando de hacer el menor ruido posible. Por supuesto, no dije nada a mi esposa de lo ocurrido. Ellos estaban dormidos. Me di una ducha rápida y me acosté.

Los siguientes días aún tenía un cierto remordimiento de conciencia y trataba de evitar cruzarme con mi vecinita. Ella, al contrario, se exhibía aún más en su ventana pero yo había decidido no hacerle ningún caso y dejar que el tema se diluyera. Hasta mi mujer dijo un día que eso de la chica de enfrente no era normal y que no sabía como decírselo a su madre. “ No te metas en eso que seguro que les sienta mal ” dije yo haciéndome el distraido.

El tiempo fue pasando y la situación se fue normalizando. Con todo, no podía quitarme a mi vecinita de la cabeza. Más aún cuando el verano comenzó y abrieron la piscina comunitaria. La chica estaba impresionantemente buena, y notaba que tenía una mirada divertida e irónica hacia mí. Disfrutaba provocándome y alguna vez, mientras yo jugaba con mis niños en el agua, notaba una mano o un roce sobre mi trasero de alguien que nadaba a mi lado. En cuanto miraba me daba cuenta de que era ella. También notaba que, en cuanto yo dirigía la mirada a su grupito, se colocaba el bikini dejándome ver el contraste entre su piel bronceada y su piel blanquita sin broncear. Eso me ponía cardiaco. Menuda zorra.

Una noche que había quedado con amigos para ver el fútbol dejando a mi mujer e hijos en casa, salía del garaje en coche y al doblar la esquina de la primera calle, allí iba ella con un vestidito, tacones, y el bolso en una mano. Joder. En medio segundo tomé la decisión de devolverle alguna de sus provocaciones. Me detuve a su lado.

- Sube al coche –dije agresivo-

- Hombre, mi vecino favorito –dijo divertida mientras subía al todoterreno mostrando sus piernas-

No la contesté.

- ¿Me has echado de menos?

Dijo provocadora. Pero yo seguí sin contestar y poniendo expresión grave. Era mi papel a representar. Conduje en dirección hacia un pequeño bosque cercano sin intercambiar palabras, hasta que espeté:

- abre las piernas… ¿llevas bragas hoy? zorra

Obedeció mirándome divertida. Como diciendo “ compruébalo tú mismo ”.

- súbete la falda

Lo hacía un poco nerviosa. Por mi mirada sabía que algo iba mal

- llevas bragas

- lo siento –dijo siguiendo su papel, e hizo ademán de quitárselas pero yo la paré bruscamente casi asustándola-

- laszorras como tú deberían ir sin bragas… como el otro día… por si alguien se las quiere follar. Vamos, a hacer lo que sabes, chúpamela .

- Pero me tienes q hacer tuya … -me ponía condiciones, pero yo no podía admitirlo-

-         ¡ Calla zorra! … “hacer tuya” ¿ese es el lenguaje que usáis ahora? Qué educada… con lo guarra que eres luego…

Toda mi representación consistía en el uso de expresiones con humillación. Ella tambíen se prestaba a ello. Era nuestro juego y su actitud sumisa también era una actuación. Se ponía muy cachonda con ella. Cuanto más duro mi lenguaje, más notaba yo su excitación. La mandé soltarse el sujetador. Quería disfrutar de sus jóvenes y erguidas tetitas. Obedeció al instante. Estaba orgullosa de sus tetas y se notaba.

- Cómo me pone la forma en que me miras –Acertó a decir justo antes de que la obligase a tragarse mi polla que estaba ya bastante grande-

- Tú a hacer tu trabajo… estás empapada zorra –dije mientras manoseaba su coño sobre las bragas-

- Méteme los dedos –dijo con un deje de súplica-

- No puedo… tus bragas no me dejan... haber venido sin ellas.

- Por favor! Por favor, por favor, por favor…

- Que sigas chupándomela, perra, que me estás cabreando… dije mientras la empujaba la cabeza con mi mano izquierda y le daba algunas palmadas en su culo con la derecha.

Me encantaba ver cómo se ponía con este tratamiento. Sus pezones estaban duros como piedras. Se salían solos por la parte superior del suelto sujetador. Había salido súper guapa, y ahora ya estaba desarreglada y excitada.

La dejé hacer a ella que la chupaba como una auténtica profesional. Se notaba que disfrutaba haciéndolo. Yo estaba en el cielo. El sueño de todo hombre de treintaytantos años: que la hija de 23 de los vecinos, fervorosamente, te chupe la polla de arriba abajo en el asiento de mi coche. Me hice la nota mental de revisar q no quedasen pelos suyos luego. Eva seguía. Pasaba su lengua por todo el tronco, para detenerse en la punta y el frenillo y volver a recorrer todo el mastil hacia abajo. Joder, incluso ahora, recordándolo, me estoy excitando… Cuando estaba a punto de correrme la tomaba del pelo y la dirigía sus labios a mis huevos. Mi esposa nunca me lo hace así, pero tenía en mi poder a una experta.

Su imagen era preciosa. Su falda subida por la cintura. Sus tetas saliendo por el escote. Una mancha de humedad en la parte central de sus braguitas negras que veía desde mi posición… brutal. No quise aguantar el momento y, la siguiente vez que estuve a punto de correrme, únicamente sujeté su cabeza contra mi polla porque deseaba hacerlo al calor de su boca y con la suavidad de su saliva. Se lo tragó todo. A continuación, ella sola sin decir yo nada, pasó su lengua suavemente por toda mi masculinidad para que todo quedase bien limpio. De rodillas sobre el asiento del copiloto, con las tetas colgando desde mi perspectiva, ella me miraba orgullosa y divertida.

- Lo has hecho muy bien, Evita.

- Gracias, jajaja. En esto sacaría sobresaliente.

- Jajaja se correría la voz y tendrías que chupársela a todo el claustro de profesores.

- ¿Quién te ha dicho que no lo he hecho? Jajajajaja… Es broma pero a alguno no me importaría.

- Eres una zorra! Eva… tus padres pensando que tienen a una princesita en casa y lo que tiene es una puta que le chupa la polla al vecino y se le mojan sus bragas que se ve desde aquí

- Grrrr qué cabrón. No sé porque me pones tan cachonda…

- Porque te mando cosas?? porque trato como a una puta??

- Será eso –dijo mientras se llevaba impúdicamente la mano a su entrepierna para comprobar cómo iba-

Eso me dio una idea. Me estaba poniendo cachondo otra vez, pero no quería follarla.

- Eva

- ¿Qué?

- No te voy a follar estás castigada por salir con bragas.

- Joooo no sabía que ibas a secuestrarme jaja

- Pero estás siendo muy buena y quiero que te masturbes para mí…

- Ummmmmm…. –hizo como que pensaba con una sonrisa diabólica - ¡Vale!

- ¡Con las bragas puestas!

La tumbé boca arriba con la cabeza apoyada en mi muslo, las piernas abiertas y encendí la luz interior del coche para verla bien. Estábamos en un lugar apartado junto a una arboleda. Ella empezó a ronronear como una gatita, llevándose ambas manos a su sexo y metiendolas por los laterales de sus braguitas. Yo me puse a acariciar la piel de su abdomen. Suave suave… notaba como temblaba, como respiraba… Tan pronto la hablaba suavemente, como la decía que era una zorrita viciosa en manos de un hombre mayor.

A decir verdad, era esa segunda actitud violenta la que la ponía más caliente. Sus gemidos eran inequívocos. Así que saqué todo mi arsenal de insultos y fantasías guarras acerca de lo que la iba a hacer cuando consiguiese que se portase como mi putita particular.

También mis caricias suaves se tornaban en bruscos manoseos y pellizcos, incrementando poco a poco la presión hasta llegar al límite del dolor. Mis dedos recorrian su boca, por dentro y fuera, la base de sus orejas o tiraban de su pelo haciéndola mantener la cabeza un poco ladeada como si estuviera sometida. Con todo, lo que más cerda la ponía era mi “labor” sobre sus pezones. Tan pronto acariciaba suavemente sus areolas o recorria sus tetas con mi mano abierta, como tiraba de los pezones, duros como piedras, o los aplastaba y retorcía. Cuando sus continuos gemidos se transformaban en quejas aflojaba la presión de mis dedos, e incrementaba la presión verbal:

- ¿te duele? Putita

- ummmmm

- pues te jodes… eso te pasa por ponerte en manos de un respetable vecino mayor

- ummmmmmm –mis dedos en su boca no la dejaban contestar-

- Y no he terminado contigo, me da igual que tengas novietes, pero que sepas que eres mi puta y te voy a usar cuando me de la gana.

- Síiii Por favooooor –susurraba gimiendo-

- Ahora quiero que te corras como la zorrita viciosa que eres…

- Síiii… sigue tocándome las tetas

- Pídelo por favor

- Por favor – puso voz de niña ahí-

Estaba completamente entregada y había sacado a un verdadero tirano de mí. Evidentemente era un juego, pero yo mismo estaba sorprendido de mi conducta. Presionaba con dureza sus erectos pezones, para liberar un poco la presión y retorcerlos. Entonces aplicaba su propia saliva y los acariciaba dejándolos resbalar entre mis dedos.

- Me corro, me corro

- Vamos zorra…

- Aaahhhhhhh… joder….. aaaaahhhhhhhhh joder joder joder…. Ummmmmmmmmmm…. Síiiiiiii… joder joder joder… síiiiiiiiiiiiiiiiiii …. ¿cabrón que me has hecho?  - los espasmos en su abdomen se sucedían - joder joder…. Uffffffffffffffffffffffff – resoplaba y seguía - aaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhh

El espectáculo era precioso. Yo estaba completamente excitado de nuevo. Eva había cerrado completamente las piernas sobre sus manos y su cuerpo se contraía en espasmos. Apretaba los dientes y luego abría la boca como buscando oxígeno. El coche estaba completamente empañado. El aroma a sexo lo impreganaga todo. Yo ya no la tiraba del pelo, sólo la acariciaba dulcemente la frente. Lo cierto es que en ese momento tan íntimo la había tomado cariño.

Cuando terminó se quedó recuperándose en posición fetal. La indiqué que se volviese hacia mí y la tomé en mis brazos. Ahora sólo me salía abrazarla dulcemente. Pensaba que en el fondo soy un blando, que ahora estaba preocupado por todo lo ocurrido. Eva retomó su actitud divertida. Las mujeres son mucho más abiertas para todo. Me dijo que había sido el mejor orgasmo de su vida “ y sin follar ”. Y, dándome un cariños beso en la mejilla, todo “ gracias al borde de su vecinito ”.

Unos minutos después la dejé en el pub donde había quedado con su novio. Antes de bajar la dije:

- La proxima vez si quieres algo conmigo espero que vayas sin bragas

- Jaja joder, me estás pervirtiendo

- Y con tacones

- Tacones llevo hoy

- Por eso te has llevado tu dosis jaja

- ¡Qué cabrón eres vecino! jajaja

Bajando completamente las ventanas del todoterreno, di un rodeo para ventilar el coche antes de asistir a la cita con mis amigos. El partido de fútbol estaba terminando. Me tuve que inventar una excusa rara. Como soy un tío respetable, coló.

Con Eva no han acabado aquí las cosas. Ella está empeñada en que me la folle y por mi mente vuelan mil ideas al respecto. Espero que pronto lo pueda contar. En el próximo capítulo.

Espero que os haya gustado. Espero vuestros votos y comentarios, si queréis escribirme mi mail es: Mr_Hyde@hotmail.es

Mr Hyde