Persiguiendo a mi hermana (2)

Mi hermana llegó por la noche de trabajar, yo estaba en mi habitación. Cenó y se tumbó en el sillón a ver una película.

PERSIGUIENDO A MI HERMANA (2)

Este relato es totalmente verdadero, es más, todo sucedió ayer. En mi primer relato publicado, conté como conseguí hace unos meses, fóllarme a mi hermana, y a pesar que ella acabó disfrutandolo, se enfadó y dejó de hablarme.

Eso sucedió hace unos meses, desde entonces, no me ha dirigido la palabra, bueno en alguna ocasión en la mesa, o cosas triviales, pero me trata con desprecio y no me mira a la cara. Incluso mis padres se han dado cuenta, y a veces preguntan si nos pasa algo, pero los dos siempre lo negamos.

Al contaros mi experiencia, volvió esa obsesión por mi hermana, que ya creía olvidada, pero al recordarlo escribiéndolo, deseaba repetir la experiencia. Y no he tardado mucho, porque ayer conseguí de nuevo follarla.

Mis padres llevan una semana fuera, van a la casa del pueblo cada cierto tiempo, y pasan unos días allí. Ayer llegué de trabajar a mediodía, preparé un plato de pasta y comí, luego me duché. Fui al lavadero a llevar la ropa sucia al cesto, al abrirlo vi unas bragas de mi hermana, blancas, una tela muy suave, no resistí la tentación, las agarré y me las acerqué para olerlas, que olor más agradable, me vino a la memoria la imagen de su coño, que hace unos meses fue mio.

Mi polla comenzó a crecer, me la saqué del pantalón y comencé a acariciármela con las bragas de mi hermana, me la enrollé en la polla y empecé a hacerme una paja, recordando como la follé por su coño, y luego le reventé el culo, estaba a punto de explotar. Me corrí sobre las bragas, manchándolas, me limpié bien con ellas y las volví a echar al cesto de la ropa sucia. A partir de ese momento, en mi pensamiento solo tenía una idea: tengo que volver a follármela.

Pero sabía que era peligroso, ella no me iba a dejar, y esta vez si que le contaría todo a mis padres, pero estaba dispuesto a correr el riesgo, en cuanto apareciese una ocasión.

Mi hermana llegó por la noche de trabajar, yo estaba en mi habitación. Cenó y se tumbó en el sillón a ver una película. Al rato salí de mi habitación y decidí ver la película.

Al entrar al salón, estaba allí tumbada, como creía que ya me había ido a dormir, se había puesto ropa cómoda, llevaba una camiseta cortita blanca, de la que se transparentaba su sosten negro, y un pantalón cortito, que dejaba ver casi todas sus piernas. Al verme entrar, me miró enfurecida. –Vengo a ver la pelicula-. Y me senté en el sillón de una sola plaza. Ella se levantó y volvió con una manta pequeña, se volvió a tumbar y se tapó con ella. Desde que ocurrió aquello, solía hacerlo, no dejaba que pudiera verle con poca ropa.

Comenzó la película, la verdad es que estaba interesante, al cabo de una hora, me giré a mirarla y tenía los ojos cerrados, no estaba seguro de que estuviera dormida,así que continué con la peli. A los diez minutos volví a mirar, tenía los ojos cerrados, y esta vez si se había dormido, porque la manta se le había bajado hasta la altura de su pantaloncito, si estuviera despierta no hubiera dejado que yo pudiera contemplar su cuerpo.

Después de haberme pajeado aquella tarde con sus bragas, y había decidido volver a poseerla, se me presentó una oportunidad esa misma noche.

Me acerqué a ella cuidadosamente, le susurré: -Mari,Mari-. No me contestó, estaba bien dormida. Por si acaso grité un poco más fuerte –Mari!-. Tampoco obtuve respuesta.

Pensé que la tocaria un poco, y después me pajearía, no podía follarla sin que se despertara, y si despertaba estaba perdido.

Estaba tumbada de lado, con las dos rodillas juntas y encogidas. Primero alargué mi mano, y le acaricié levemente los pechos sobre la camiseta, empecé a apretar un poco más, de repente se movió, y se colocó boca arriba, con la cabeza mirando hacia el lado del sillón. Me asusté y estuve unos segundos sin moverme, si me pillaba allí...

Pero mi excitación crecía, así que decidí continuar. Ahora lo tenía más fácil. Le acariciaba los pechos sobre la camiseta, seguía dormida así que metí mi mano por debajo de la camiseta y ahora la acariciaba por encima del sostén. Noté como sus pezones se ponían duros, entonces mi polla comenzó a crecer, me estaba poniendo muy caliente.

Intentaría tocar su rajita, y me iría a hacer una paja, así ella no se daría cuenta de nada. Llevé mi mano hacia su chocho, lo tocaba por encima del pantalón, pensé que no llevaría bragas, pero me equivoqué. Metí mi mano desde el muslo hacia arriba por debajo del pantalón, hasta llegar a sus bragas, empecé una leve caricia sobre las bragas. Llevaba unos segundos sobándole el coño, cuando empecé a notar que sus braguitas se mojaban, se me entrecortaba la respiración de la excitación que tenía. Pero temía que se despertara, pero no podía parar, estaba a mil. Noté un leve movimiento de sus piernas, la muy zorra se abrió un poco de piernas, pero seguía dormida, lo hacía inconscientemente. Al abrirse me dejó un poco más de espacio, y pude meter mi dedo por debajo de sus bragas, que ya estaban empapadas, le acariciaba suavemente sus labios, su clitorís... volvió a moverse, abriendo un poquito más las piernas, mientras dormía estaba disfrutando sin darse cuenta.

-mmmmmm-. La muy puta estaba gimiendo, cada vez la notaba más empapada. Así que me lancé y le penetré su coñito con mi dedo, lo hacía con suavidad para no despertarla, se había abierto tanto de piernas que ya me cabia la mano en su entrepierna.

-uuummmmmmmm-. Aquellos gemidos me volvieron loco, empecé a meterle el dedo más profundo, su coño estaba empapado, su cuerpo se encogía levemente con cada penetración de mi dedo.

Me puse muy caliente, pensé que la puta de mi hermana estaba despierta, y se hacía la dormida mientras disfrutaba. Así que pasé a la acción, me quité los pantalones y dejé mi polla escapar, agarré los pantaloncitos de mi hermana y los baje poco a poco, eran de una tela tan suave que se deslizaron facilmente, los deje a la altura de los tobillos. Aquel juego de mi hermana haciéndose la dormida, me ponía la polla a estallar.

Me subí al sillón de rodillas, a la altura de sus pies, y ya desnudo, me dejé caer sobre mi hermana de golpe y le levanté la camiseta mientras le tocaba los pechos sobre el sostén. En ese momento mi hermana abrió los ojos.

Ya no te haces la dormida eh, puta?- le dije. Tardó unos segundos en reaccionar, pero gritó: -Qué haces hijo de puta?-. Me dí cuenta, que no jugaba, había estado dormida todo el rato, y al despertarse y verme allí, comenzó a moverse con fuerza para quitarme de encima. Pero yo ya no podía parar, mi calentura mandaba en mí.

-Vamos Mari, estate quieta-. Con una mano le junte sus dos brazos y los agarraba por encima de su cabeza, pero su cuerpo seguía moviéndose, pero con todo mi peso encima de ella logré inmovilizarla. –Déjame, hijo de puta, esto se lo voy a contar a todo el mundo, que me has forzado-. Si lo estás deseando puta, tienes el coño empapado-.

Mientras con una mano agarraba sus dos muñecas, bajo la otra hasta su coño, y agarrando sus braguitas, tiré fuerte y se las arranqué, me las llevé a la cara. –Mira si huelen a coño mojado-. Y las deje caer sobre su cara, haciendo fuerza con mis piernas logré abrirla, era dificil porque no dejaba de moverse.

-Eres un cerdo-. Agarré mi polla y la apoyé en su entrada. –No, cabrón, no, eres mi hermano, otra vez no-. Pero no hice caso, metí la punta, ella no paraba de moverse y gritar, llegué hasta el fondo de su coño con mi polla.

La sentía tan caliente dentro, que bombeaba poco a poco, suavemente, la defensa de mi hermana comenzó a bajar, se resignaba a que ya no podía hacer más. Seguía bombeándola con lentitud, entonces mi hermana con sus bragas tapándole la cara, comenzó a gemir muy bajito:

-mmmmmm,siiiii-. Comenzaba a disfrutar, así que le solté sus brazos y le abrí el sujetador, y acariciaba sus pechos, sus pezones durísimos. Empecé a besarla, pero sin tocar nuestras bocas, porque entre las bocas estaban sus bragas, mojadas por su coñito. La seguía penetrando con delicadeza, suavemente, llegando hasta lo más profundo de su chocho. –Eres un hijo de puta,mmmmm, sigue,sigue-. Sus comentarios hacían que disfrutara más aquel momento. –Te gusta Mari?-. –Cállate cabrón,y sigue follándome.

Su cuerpo comenzó a arquearse, y su respiración cada vez más rápida,y con la llegada de su orgasmo, gritaba: -eres un cabrón, me has follado otra vez,mmm, metemela toda, uuuuuummmmm-. Yo ya no podía más, aceleré mis embestidas, ella lo notó:

No, dentro,no, estás loco, que quieres preñarme, hijo de puta-., pero no hizo nada para impedirmelo, al contrario, paso sus piernas por detrás de mí y me abrazó con ellas.

Con mis primeras gotas de semen, se me escapó un grito: -Aaaaaaah,-. Seguí moviendome dentro de ella hasta derramar mi última gota dentro. Quedé encima de ella, reposando nuestros cuerpos sudorosos, cuando pude recobrar un poco de aire, no me pude reprimir: - Joder Mari, vaya manera de follar, tú si que sabes-.

Pasados unos segundos se quitó las braguitas de su cara, me sacó de encima suyo: -Eres un hijo de puta, esta vez te has pasado-. Y se marchó a su habitación. Yo me quedé parado, pero si lo había disfrutado tanto como yo...

Me fui a dormir, contrariado. Hoy al volver del trabajo,como siempre, he comido, me he duchado y me he echado una siesta. Mi hermana ha llegado a la hora de siempre, y ha cenado, no me ha dirigido la palabra, ha hablado con su novio por teléfono, como hace todos los días que no le ve, y se ha vuelto a dormir.

Mientras ella duerme, estoy aquí escribiendo. No sé que hará cuando lleguen mis padres, si se lo dice, soy hombre muerto. Ya no sé que pensar de ella, porque sé que disfruta cuando follamos. Esperaré a que lleguen mis padres de viaje, a ver que pasa.