Perséfone no encuentra su mito

La protagonista tiene el nombre de un personaje de una historia mitológica que no le corresponde, pero no tardará en descubrir la suya, a ver si la adivinais ;)

Mi corazón está roto, tiembla veloz, está noche me atreví a hacer lo que había planeado, con tan mala suerte que un coche de policía pasó por el lado y le despertó.

Su cara de sorpresa pronto se tornó en sombras y desapareció al instante.

Ninguna de mis palabras le hicieron girarse, se fue.

Quedé sobre la extraña cama confundida, viéndole alejarse.

Tardé 15 minutos en reaccionar y darme cuenta de que estaba sola.

La luz del amanecer se colaba por las escaleras que daban al interior del barco, donde yo me encontraba

Recorrí el lugar con mi mirada, asombrada de la familiaridad del lugar y a la vez la extraña sensación que sientes al ver algo por primera vez.

Todas las veces que había estado allí las había pasado sin ver nada, solo oscuridad.

Los olores, el tacto, la ayudó a situarse y recordar cada instante pasado, dejando que los sentimientos la inundaran y las lágrimas cayeran por sus redondas mejillas.

Perséfone estaba sola, y se daba cuenta de que había perdido lo más hermoso que había tenido y peor aun: lo que más amaba.

Se levantó de la cama y orientándose por el tacto y los olores salió del yate, dispuesta a todo por recuperar su amor o al menos morir en el intento.

Primero iría a su casa para que no sospecharan lo que había pasado y después directa a la casa de …..

Cursar la carrera de "Historia del Arte" era la ilusión de nuestra protagonista.

De nombre Perséfone, se deduce que su madre era una fanática de la mitología clásica, ya que fue ella la que se empeñó en ponerle ese nombre.

Después de dos años de arduo estudio en esa carrera, Perséfone solo deseaba vivir.

Apenas podía ver a sus amigos de normal, ya no digamos cuando era época de exámenes; todos los fines de semana en casa sin salir ni a comprar el pan.

A sus veinte años su cuerpo comenzaba a rebelarse a su mente cauta y casta.

Se sentaba en su silla negra frente al ordenador que había en su cuarto y debía usar para los trabajos de clase, pero que finalmente le estaba sirviendo de escape emocional.

Comenzó con los chats, luego llegó el msn, y más adelante los foros.

Poco a poco allí se fue abriendo y compartiendo experiencias, sentimientos, etc.

La parte negativa eran los miles de mensajes que recibía al día con comentarios groseros de temática sexual.

Llegó a ser moderadora de uno de los foros y así cosechó muchas amistades.

Lo bueno de ese medio es que podía comunicarse con ellos cuando quisiera o pudiera, y esto era compatible con sus estudios.

Pronto se atrevió a poner la foto de su cara en el perfil, al parecerle algo inofensivo, con ello consiguió recibir más privados groseros o agobiantes, pero ya estaba acostumbrada.

Lo extraño fue recibir un mensaje privado en el que un tal usuario "Teconozco" le decía que sabía quien era.

Tampoco le dio mucha importancia y le contestó amablemente, como hacía con todos.

A partir de ese día recibió un mensaje diario de "Teconozco" diciéndole:

Hola Perséfone

Te conozco, tu nombre y tu foto me ha revelado quien eres.

Espero que los exámenes de la carrera de Historia del Arte te hayan ido bien,

Saludos.

Lo del nombre era lógico, ya que siempre se ponía su nombre como usuario o nick, porque resultaba tan extraño que nadie creía que fuera el real.

Lo de la carrera le sorprendió, pero decidió no contestarle.

Tenía en la cabeza otra cosa, varios usuarios iban a hacer una cena del foro, en su ciudad, y como ya había acabado los exámenes con buenas notas y llegaba el verano con mucho tiempo libre, quería asistir.

Convenció a su mejor amiga para asistir a la cena, Isa, su compañera desde el colegio.

Ahora iban a carreras distintas, pero seguían llamándose habitualmente por teléfono o se veían en la cantina a la hora de comer.

Quedaron a las nueve de la noche en un conocido bar, por lo malo de los bocadillos y la cantidad de alcohol barato que se podía adquirir, la noche fue un desastre.

Fueron 10 en total, 4 chicas y 6 chicos, la impresión que obtuvo fue que por internet eran muchísimo más majos los tios y que en persona las tias eran más estiradas, menos alguna que era un bicho raro y tímido.

El rollo que llevaban era ropa ceñida y con marcas bacalas, nada más acabar la cena ya estaban tan bebidos que solo querían tocar tetas y marcharse a una discoteca fuera de la ciudad, a riesgo de parecer unas sosas Perséfone e Isa desaparecieron sutilmente de la escena para irse a casa deprimidas y algo escandalizadas.

Esta decepción le hizo pasar dos semanas del foro.

Pero seguía necesitando compañía, así que al final volvió a entrar y los mensajes de "Teconozco" la sorprendieron más, sobre todo estos dos.

"Hola Perséfone.

Espero que estés disfrutando del verano.

A mi se me hace duro no poder verte en la universidad, coincidir contigo en clase me encanta ^^.

Un beso"

"Hola Perséfone.

Ya hace días que no te conectas, espero que estés bien.

Cada día te hecho más de menos.

Se que no leerás este privado, así que voy a atreverme a decírtelo: Te conozco desde hace mucho tiempo, pero ha sido esté año el que no he podido apartar los ojos de ti cuando te veía, me gustaría que pasaras un día conmigo en el pequeño yate que tienen mis padres.

Un beso"

Nerviosa y alucinada de que fuera un compañero de su clase fue a comprobar que usuarios se hallaban en ese instante conectados y ahí estaba él o ella.

No tardó en enviarle un mensaje:

"¿Quién eres y de que me conoces?"

Enseguida obtuvo respuesta:

"Hola, me alegra verte de nuevo.

Si realmente quieres saber quien soy, agrégame al msn"

Perséfone dudó unos segundos pero acabó agregándole, con la esperanza de que su nick le fuera más revelador, pero todo era "Teconozco".

Desalentador.

Ella insistió dominada por la curiosidad en saber más cosas sobre "Teconozco", pero esa persona se negó a decirle su genero sexual, su edad, o cualquier otra cosa reveladora.

Se reía con cada elucubración que hacía ella y trataba de tranquilizarla.

Su intención era conocerla más y que ella descubriera como era.

Deseaba quedar con Perse, ya que llevaba tiempo viéndola y cada vez le gustaba más.

Perséfone andaba por la calle mirando a su alrededor esperando encontrar a tu admirador/a gracias a una mirada cómplice o un gesto sospechoso, pero nada.

Le contó la historia a su amiga Isa y a sus dos compañeros de clase Gina y Luengo, que estaban saliendo juntos y cada uno por su lado se puso a investigar.

Isa preguntó a su hermano mayor que estaba en el último curso de Historia del Arte y este le confesó que sospechaba que era un buen amigo suyo del cual no quiso decir el nombre, cosa que provocó el enfado de Isa.

Los demás no consiguieron ninguna novedad.

Y el calor era cada vez más exagerado ese verano, y la mezcla de ociosidad, aburrimiento y falta de dinero era una buena mezcla para provocar locuras.

Perse cada día se pasaba más horas delante de su ordenador hablando con "Teconozco", investigando y poco a poco convirtiéndose en su amiga sin querer.

Cada vez disfrutaba más de sus conversaciones sobre gustos y pensamientos, incrementando su curiosidad.

Un día "Teconozco" volvió a insistir con lo de quedar:

"no quiero agobiarte, pero después de tan largas conversaciones, aun tengo más ganas de conocerte en persona y de que podamos hablar".

"Yo también tengo ganas, pero no pienso quedar con un desconocido del que no se ni el nombre ni si es un chico"

"Eso es secundario, ¿acaso el amor tiene genero? ¿Si fuera chico te gustaría? ¿Qué quieres que sea? Creo que por ti podría convertirme hasta en mariposa."

"Buff, por favor, eso no me lo trago, no entiendo porque no quieres decirme quien eres"

"Porque temo que no sientas lo mismo por mi, que dejes de hablarme y así al menos tengo tu compañía por msn.

Porque se que cada vez que me veas sabrás por mi mirada que te quiero y acabarás huyéndome y no quiero eso.

Primero quiero enamorarte y si no lo logro al menos haberlo intentado todos los medios"

"Pues no pienso quedar con un desconocido a solas"

"Por eso no hay problema, trae a tus amigos, a Isa, Luengo y Gina, pero te pido que vengas con los ojos vendados"

Perse comenzó a protestar enfadada por tantas exigencias y le dijo que no lo veía claro para después desconectarse.

Estuvo meditando molesta todo el día, y cuando por la noche quedó con sus amigos todos se asombraron de que conociera sus nombres.

Isa la alentó a que cumpliera con sus peticiones y así por fin conocieran la identidad del misterioso admirador.

-¿Y si es una lesbiana loca que os mata a todos? No me gustan las mujeres, después me violará y me matará.

Gemía Perséfone.

-Anda, no seas tan exagerada, sea lo que sea no se atreverá a nada si quedamos en un sitio público, nosotros seremos tus ojos.

Trató de convencerla Isa, y Luengo acabó la frase:

-Y si es una lesbiana o un chico extraño siempre podemos irnos disimuladamente, alegando alguna excusa, y tu te salvarás de ver tal horror.

Finalmente, después de mucho insistir Perse aceptó la idea, con entusiasmo en su interior.

"Teconozco" estaba tan o más emocionado que ella y aceptó que el encuentro fuera en un lugar público, pero le advirtió que si iba sin venda no se acercaría.

Ella se mosqueó por la persistencia pero aceptó de mala gana.

Ese día apenas había comido un sandwich gracias a los nervios.

Se puso un vaquero negro de pitillo que le hacía parecer más alta y un top blanco de tirantes que resaltaba su pecho, trató de ir lo más normal, para no provocar a un posible enfermo mental.

Apenas maquilló con rimel sus ojos color miel, y se hizo una coleta en su largo cabello castaño y liso con un poco de flequillo.

Sus labios pequeños pero carnosos que siempre parecían maquillados eran mordisqueados por sus dientes en señal de tensión.

Sin quererlo se veía totalmente apetecible con ese aspecto tan fresco.

En medio de la plaza intentaba que sus amigos esperasen un poco más para ponerle la venda, con la esperanza de sorprender al desconocido/a.

Pero finalmente tuvo que dejarse vendar, los minutos se alargaban y empezaban a impacientarse.

Nadie aparecía, nadie se acercaba, su pulso latía enloquecido y no podía dejar de hablar con Isa que la tenía cogida del brazo y aparentaba más eufórica que ella.

Por fin un ruido:

-¿Qué pasa? –susurró Perse.

-¿Tu? Pero…- escuchó musitar la voz enfadada de Isa mientras se alejaba de ella.

-¡Isa no me sueltes!- gritó asustada.

-Tranquila- le dijo Gina cogiéndola del brazo mientras escuchaba sus risas.

-¿Qué ha pasado? ¿Quién es? ¿Chico o chica?-

-Pues… es que me hace gestos para que no te lo diga, sino se marchará.

-¿Por qué se ha alterado Isa? ¿Le conoce? ¿Le conozco?-

-Sí- dijo riéndose Gina- tranquila, es de fiar.

Perse había empezado a temblar, pero su corazón se desbocó del susto al escuchar una voz que le susurraba:

-Hola, soy "Teconozco", perdona por las incomodidades, ¿quieres que vayamos a tomar algo?

Perse necesitó unos segundos para reaccionar y afirmar con la cabeza.

-Tus amigos están encantados de que vayamos a mi yate a tomar algo, pero no quiero que te sientas presionada, si lo prefieres iremos a otro sitio.

-Necesito hablar con Isa- musitó Perse.

-Muy bien, es lógico, tus amigos ven por ti.

Isa se acercó a ella y Perse la interrogó:

-Perse, tranquila, es bue…, puedes fiarte de mi, no pasará nada, pero no puedo decirte nada más.

Perse asintió enfadada ya que sus amigos se resistían a contarle quien era..

Así que fueron a su yate, donde escuchó que había fanta, coca-cola, agua, chucherías, helado, bolsas de papas, etc.

Siempre tenía a alguien a su lado aunque ya no la cogían, pero "Teconozco" aun no le había dejado quitarse la venda.

De vez en cuando se acercaba y se sentaba a su lado para mantener una conversación con esa voz susurrante a la que se fue acostumbrando.

Cuando se despidieron le dio un beso en su mejilla, suave y percibió un aroma que le resultó muy agradable.

Esa misma noche hablando por el msn se sentía extraña, su olor le había excitado y se sintió mas perturbada cuando "Teconozco" comenzó a decirle lo que le gustaría haberle hecho en el barco, pero se había resistido:

"…y besaría tu cuello, que se veía tan suave, hasta llegar a tus mejillas y acabar en esos labios.

Ojalá pudiera ver como te estás tocando"

Perséfone alarmada por haberla descubierto en ese menester, se indignó, le llamó grosero y negó que estuviera haciendo tal cosa.

"Teconozco" trató de disculparse, pero Perse se sentía demasiado asustada por sus actos así que se desconectó y no volvió a hacerlo hasta dos días después en los que no había podido parar de fantasear.

"Teconozco" trató de disculparse por el altercado del otro día, pero ella hizo caso omiso del tema y le pidió volver a quedar, "Teconozco" no dudo y aceptó al instante pidiéndole que llevara la venda puesta.

Esta vez se quedarían a dormir en el yate, sus padres creerían que pasarían la noche de fiesta por discotecas.

Fueron otra vez los mismos y se repitió el mismo camino.

La cena estuvo bien, la conversación amena, y Perse empezaba a sentirse cómoda y relajada a pesar de la venda.

Hasta se dejó llevar al exterior por "Teconozco" cuando dijo que estaba agobiada por el calor y el se prestó a acompañarla, y que después la abrazó al ver que temblaba por el frío nocturno.

Perse se sentía muy a gusto con el calor de aquel abrazo y el fresco olor a mar.

-Lo siento- musitó la voz.

Y unos labios se depositaron en su cuello transmitiéndole un escalofrío de placer, un gemido salió de su boca.

-Te deseo- susurró otra vez la voz, y siguió besándola en la boca.

La mente de Perse se nublo por el placer que estaba experimentando y respondió a los besos hasta que una voz la sacó del ensueño.

-Ey, vosotros dos, estamos cansados, vamos a sacar los sacos de dormir- reconoció la voz de Isa enfadada- si quieres te llevó yo.

-No hace falta, estoy bien- respondió Perse sonrojándose mientras la voz le susurraba, "gracias por no enfadarte conmigo".

Desplegaron los sacos de dormir en el suelo de una habitación que dijo era el dormitorio.

Cuando todos se durmieron notó la voz susurrante en su oreja:

-¿Quieres dormir conmigo? La cama es más cómoda y los demás ya duermen.

Perse dudó un poco en si hacerse la dormida o aceptar la propuesta, pero tendió su mano para que la ayudase a incorporarse, y cogiéndola en brazos la dejó dentro de la cama para luego introducirse dentro con ella y abrazarla por la espalda.

Sintió miedo porque se estaba entregando a un desconocido del que no sabía ni el género, pero se tranquilizó al ver que no daba ningún paso más hasta llegar a ponerse nerviosa porque sentía tal atracción que necesitaba que hiciera algo.

Se giró hacia lo desconocido y la voz susurro:

-¿Sigues despierta?

-Sí.

-Estás preciosa, si no te giras no voy a poder evitar besar esos labios.

Notó como palpitaban los dos corazones enloquecidos y esperó ese beso que llegó al instante cargado de pasión y dulzura, estremeciendo todo su cuerpo que era acariciado por esas manos.

Ella tanteaba el cuerpo desconocido con temor, sin atreverse a introducir las manos bajo la ropa, pero aquellas manos desconocidas ya no podían parar de buscar bajo su ropa y a cada caricia que le propinaban su cuerpo reaccionaba excitándose más.

-Más despacio, que nunca he llegado al final- le susurró excitada y temblorosa.

-Perdona, creía que ya lo habías hecho, como has tenido varios novios.

-Solo dos.

La voz susurrante le acarició con palabras dulces, diciéndole lo bella que era, ella se dejaba acariciar, hasta dejarla desnuda y cerciorarse de que la venda seguía apretada aunque debido a la oscuridad poco vería sin ella.

El cuerpo desconocido también estaba desnudo y firmemente se apretó contra el suyo descubriéndole por fin que era un hombre y llevaba puesto un condón.

El placer de saber que era un hombre y la atracción que sentía no era hacia una mujer le puso tan contenta que besó aquellos labios con énfasis dejándose llevar por el aroma que desprendía y empezaba a enloquecerla.

Su cuerpo estaba moviéndose como nunca recordaba haber hecho, estremeciéndose a cada caricia de la lengua de ese hombre, cada beso en sus pequeños pezones que se erguían duros como piedras y eran devorados por su boca.

Ella acariciaba aquella suave espalda, y se atrevió a apretar aquellas nalgas que respondieron moviéndose para clavarle su tieso pene en su interior.

Ella gimió debatiéndose entre el dolor y el placer.

-¿Te duele mucho? ¿Quieres que pare?- jadeo la voz.

-Sí, por favor- gimió Perse.

La voz salió de su interior, y volvió a besarla en la boca, cosa que la tranquilizó, deseando que la volviese a penetrar pero aun asustada por el dolor:

-Lo siento- suspiro nerviosa.

-Tranquila- dijo la voz- verte en ese estado de placer es mejor que cualquier otra cosa.

Y siguió avanzando por su cuerpo a besos, con unos labios carnosos y húmedos que alborotaban todo su cuerpo, hasta llega a su entrepierna totalmente depilada, y que acarició suavemente con la mano.

-¿Siempre te depilas así?

-No, pero hoy…-Perse se alegró de que la oscuridad no pudiera mostrar como se había sonrojado- si tengo que ponerme bikini sí.

Una lengua acarició su pubis y las palabras se atragantaron en su boca.

Los labios acariciaban y pellizcaban los labios de su vagina volviéndola loca.

-El clítoris, por favor, el clítoris- gemía.

La voz se acercó a su oído para susurrarle:

-Ssshhh, ya se lo que quieres, te lo daré, pero si me prometes que volverás otro día.

-Sí, te prometo que volveré otro día-suplicó ella.

Mientras la boca de él volvía ha bajar, para acariciar su pubis y hundirse al instante entre sus piernas para encontrar su clítoris que se erguía delicado a cada lametón de esa boca que le estaba volviendo loca.

Sus manos acariciaban el cabello suave y largo del hombre, y él lamía con más rapidez agarrándola de las nalgas, cuando creía que ella iba a venirse paró e introdujo un dedo.

Ella jadeaba y gemía de placer, introdujo otro dedo mientras retomaba las caricias con la lengua, siguió así hasta que introdujo el cuarto dedo sin dolor.

-Perse, creo que ya estás preparada, no te asustes, estás tan abierta que mi mano podría entrar dentro de ti.

-Hazlo- jadeo Perse sintiendo que la invadía la locura, jamás había deseado ser penetrada, pero ahora solo podía pensar en ello.

Él tanteo la entrada con la punta de su miembro que acabó tan húmeda que sin ayuda se introdujo sola, guiada por el deseo de sus flujos, escurriéndose hacia las profundidades nunca antes visitadas.

La chica profirió un grito ahogado de placer que el tapo a tiempo con su mano y siguió penetrándola a un ritmo creciente como crecían los jadeos de ella al sentirse totalmente llena.

-Perse, por favor, para, me estás poniendo a mil, no voy a poder aguantar mucho más.

-Lo siento, no puedo evitarlo, te quiero cuanto más dentro mejor- suspiraba ella entrecortadamente entre embestida y embestida que cada vez se volvía más dura.

Comenzó un ritmo loco de penetración sin vuelta atrás, sus labios se besaban, ella apretaba sus nalgas para que la penetrara más profundamente, él gimió un escueto "me voy" y acabó en su interior, protegido por el condón.

Ella, llevaba rato en un constante orgasmo que por fin llegó a su fin dejándoles relajados y sudorosos.

La besó y la rodeó con sus brazos haciéndola sentir protegida y feliz.

Se durmieron ambos abrazados con una sonrisa de felicidad.

La voz susurrante la despertó:

-Es de día Perse, ya se han levantado todos y no te enfades pero sospechan que anoche pasó algo al estar tu en mi cama...- río la voz.

Perse enrojeció recordando la locura que había cometido, se sentía culpable de haberse dejado llevar de esa manera.

La voz le entregó su ropa y ella se vistió incomoda mientras sentía que la miraba:

-¿Podrías girarte?

-Sí, claro, disculpa.

Acabó de vestirse y él la acompañó a desayunar con los demás, que no pudieron evitar unas risitas cuando la vieron llegar.

Luengo con su impertinencia habitual soltó:

-¿Qué tal la noche?-

Escuchó risas ahogadas, y turbada y nerviosa trató de encontrar su vaso de zumo, el desconocido la ayudó a encontrarlo mientras decía:

-Muy bien, Perse no podía dormir porque tenía frío, por eso la dejé dormir en la cama.

Hubo más risitas ahogadas, pero de repente pararon y volvieron las conversaciones normales.

Cuando se despedían del desconocido Perse le pidió que le mostrara la cara, pero él insistió en que era demasiado pronto.

Se besaron en la mejilla y se despidieron.

Ya en su casa Perse no podía dejar de pensar que todo había sido un sueño, pero al hablar luego por el msn con él supo que todo era verdad.

Le confesó que no podía dejar de amarla y que aquella noche había sido la mejor de su vida.

"¿Por qué no me dices ya quien eres?"

"Porque nadie me asegura que luego quieras seguir viéndome"

"Tengo derecho a saber quien eres.

¿No piensas que igual me cansaré de tanto misterio y dejaré de quedar contigo?"

"Es un riesgo que debo correr, pero te ofrezco que puedas verme después de dos noches más conmigo"

Perse dudó si era muy correcto hacer aquel trato, pero su curiosidad ya era desmesurada y aceptó.

Esa misma tarde quedó con sus amigos y les contó hasta donde creyó conveniente, mientras Isa ponía cara entre molesta y preocupada y los demás se reían a carcajada viva.

-¿Pero qué pasa? ¿Por qué os reís? Me voy a volver loca, ¿Es muy feo? ¿Es un enfermo mental? ¿Muy viejo?

¡Queréis decirme algo de una vez!!

Luengo apenas podía hablar por la risa:

-Perse, le conoces…- dijo riendo.

-Lo mato- musitó Isa- ¿Qué hicisteis anoche? No me fío de que solo fueran besos, ¡Y te pide dos noches más! Lo mato.

-¿Pero quién es?- Suplicó Perse enfadada.

-Pues no es tan tonto como parecía- escuchó que le decía Gina a Isa.

-¡Claro que no lo es!- refunfuñó Isa- me lo vas a decir a mi que….- Isa se calló de repente al ver como Perse la miraba.

-¡¿Sois mis amigos, no vais a decirme nada?!-

-Perse, si quieres pasa dos noches más con él, es buen chico pero dile que como te haga algo le mato, aunque tu te dejes.

Perse miró a cada uno de sus amigos y uno a uno le negaron la respuesta ansiada.

-Siempre puedes esperar a que se duerma y levantarte un poco la venda- dijo Luengo guiñándole un ojo.

Gina se río, acompañada de Luengo.

-Sí, se lo tiene bien merecido, pero no podemos decirte quien es. Averígualo sola.

Perse llegó a casa más confusa aun que antes.

Dedujo que sería un chico joven, de aspecto indefinido, quizá muy ligón, muy salido, muy … ¿algo?

No era mal chico decía Isa, pero estaba enfadada, ¿sería un chico que le gustaba a ella?

Empezó a tener remordimientos y la llamó para asegurarse, Isa no pudo parar de reír y entre carcajadas le dijo que no.

Cuando colgó aun estaba más confusa así que se fue a la cama.

Tuvieron que esperar al próximo fin de semana para volver a quedar.

El mismo procedimiento, la plaza, sus 3 amigos y la venda, pero esta vez él la recogió y se fueron ellos dos solos en su coche.

Sentía miedo y a la vez excitación por estar a solas con un desconocido con el que había hecho el amor.

Primero no entendía donde la llevaba y se sorprendió cuando le quitó la venda, vio que él llevaba un pasamontañas pero en el fondo se veían unos ojos que él apartó y no pudo ver el color.

-Estamos en el cine- musitó nervioso- recuerdo que querías ver esta película.

Efectivamente había acertado la película, un musical.

Ella se dejó coger de la mano y no pudo evitar echar algún vistazo a su extraño acompañante.

Cuando acabó la película volvió a ponerle la venda, y la llevó al barco, donde preparó la cena y jugando a dársela acabaron en la cama.

Él confirmo que la venda seguía sujeta y volvió a llenar de besos su cuerpo como la otra noche.

Sus dedos suaves y fríos recorrieron su cintura temblando.

-¿Por qué tiemblas? Susurró ella.

-Porque aun no me creo que estés otra noche aquí- y beso su cuello, mientras las manos heladas de él subían a su pecho para acariciar por encima del top azul sus pezones, ella arqueaba la espalda excitada y se quitó las braguitas por debajo de la minifalda dejando al aire su intimidad, sintiendo un frescor excitante que al instante se volvió en un húmedo placer por la boca de él.

No pudo evitar correrse en su boca con un gran gemido, dejando todo su cuerpo tembloroso.

Pero él apenas dejó que descansara y sin quitarle la minifalda, le bajó el sujetador para sacar sus pechos, que se movían agitadamente por la pasión, los devoró provocándole gritos de placer.

Mientras abrió sus piernas y comenzó a penetrarla con sus dedos.

Cuando lo creyó adecuado, se puso sobre ella y la penetró.

La penetró con fuerza, mientras ella pedía más y él puso las piernas de Perse sobre sus hombros, para acabar de hundirse completamente en su interior.

Ella gritaba de placer y él no era menos, las palabras dulces se mezclaban con caricias y arañazos según la intensidad de la penetración, ella comenzó a acariciarse el clítoris y cuando él vio que estaba a punto de correrse la acompañó.

Se acostaron uno al lado del otro, y descansaron, entre caricias y besos.

Al despertar un poco antes del amanecer, tanteo el terreno y notó que estaba a su lado.

Su respiración era tranquila, así que supuso que estaba dormido.

Su corazón se aceleró al sentir que ese era el momento, levantó con cuidado la venda y la luz del amanecer la cegó.

Poco a poco las figuras se hicieron claras y al reconocer a la persona que dormía a su lado su asombró casi le hizo gritar.

Pero la mala suerte quiso ser su compañera y un coche de policías pasó inoportunamente por aquel lugar despertándole con su sirena.

Ella no tuvo tiempo a reaccionar y taparse.

Fue verla y su cara también se volvió asombro.

Se vistió rápidamente y desapareció decepcionado y confuso mientras ella le pedía que la perdonase.

Él era el chico más guapo que había conocido y visto, pero le parecía tan inalcanzable como la luna.

Ores era el hermano de Isa, un chico de ojos verdes como las esmeraldas, y cabello rubio suave y liso como la seda, que le llegaba a la cintura pero que siempre llevaba en una coleta.

Era tres años más mayor que ella, y debido a su belleza todo el mundo pensaba que era gay o estúpido, pero el chico trabajaba en una empresa a la vez que estudiaba Historia del Arte, ella creía que era tan perfecto como inalcanzable desde que lo conoció en el colegio, así que nunca se lo había dicho a su hermana, pero siempre que le veía le temblaban las piernas.

Se alzó dispuesta a no perder la oportunidad que le había dado la vida y después de arreglarse en su casa y poner una excusa para salir, se dirigió a la casa de su amiga Isa.

Allí ella le recibió preocupada:

-¿Qué ha pasado?- preguntó Isa.

-¿Está tu hermano? Tengo que hablar con él-

-¿Para qué?- preguntó Isa con desconfianza.

-Isa, ya se que es tu hermano, levanté la venda y… no debí hacerlo.

-No quiere verte, lo vas a tener difícil Perse, lleva encerrado en su cuarto desde que llegó.

-Por favor, dile que he venido.

Isa no logró sacarle una palabra a su hermano, pero escuchó que oía la radio, y a partir de eso Perse tuvo una idea, llamó a la emisora de radio y pidió que le dedicasen una canción.

Pusieron la radio y esperaron a que la locutora de voz dulce leyera el mensaje:

la canción que pondremos a continuación se la dedica Perséfone a un chico muy especial para ella, nos ha pedido que leamos esto en directo:

"Perdóname Ores, voy a estar en la plaza que tu ya sabes hasta que vengas, sino te esperaré allí eternamente".

Esperemos que este mensaje llegue al destinatario, y ahora la canción "Is This Love" de Whitesnake

Oído esto Perse se despidió de su amiga y se fue a esperar a la plaza.

Se hizo de noche y la gente empezaba a desaparecer, tuvo que llamar a su casa para decir que estaba con unos amigos, y Luengo y Gina que habían oído la radio se acercaron a verla, pero se hizo la una y no aparecía Ores.

Se fueron a comprarle algo de cenar porque ella insistió en que no podía moverse de ahí, pero apenas pasaba gente, y empezaba a perder la esperanza de que llegara.

Entonces vio una figura acercarse y la emoción la inundó, pero pronto vio que era una mujer conocida, la madre de Isa y Ores, que se acercaba con el rostro muy serio.

Perse empezó a temer que le hubiera pasado algo a Ores, pero la mujer venia enfadada, no preocupada.

-Hola Perséfone, quiero que sepas que estás cometiendo una soberana estupidez- dijo mientras sacaba su pintalabios y un espejito para retocar su perfecto rostro.

-Pero…-protestó Perse que fue interrumpida por la voz fuerte y clara de la madre.

-No creas que un chico como mi hijo va a venir hasta aquí por una chica como tu, que hay a montones.

No se que habrá pasado entre vosotros, pero olvídate del tema, ya has demostrado lo poco que vales con este numerito y te aseguro que no has hecho más que avergonzar a Ores….

Con cada palabra la mente de Perse se iba hundiendo cada vez más en un profundo y horrible pozo que minaba su autoestima, no era capaz de defenderse del ataque que estaba sufriendo.

Unas lágrimas comenzaron a bajar por su rostro, pero la madre siguió imperturbable repitiéndole lo poco que valía y riéndose de su poca resistencia a las verdades.

-¡Basta!- rugió una voz detrás de la madre.

-Pero Ores, no habíamos quedado que no vendrías...-

-Mama, ¿Qué haces aquí? Te he dicho que no te involucraras- dijo enfadado y musitó- a veces eres odiosa.

-Hijo, creí que era una estupidez que esta chica esperase aquí…-

-Mama, vete por favor, ya la has martirizado lo suficiente- dijo acercándose a Perse que estaba desplomada sobre un banco tapándose el rostro con las manos mientras no podía parar de llorar.

La cogió de la cintura a pesar de las protestas de su madre y se la llevó a su coche sin que Perse opusiera resistencia.

Se metió con ella en el asiento trasero y la abrazó mientras besaba su cabello castaño y le decía que la quería, que era la chica más bella del mundo y otras dulces palabras.

Estuvo horas consolándola, hasta que se adormeció en su pecho.

Al despertar estaba amaneciendo, y al ver el rostro de él medio dormido mirándola no pudo evitar volver a llorar recordando las duras palabras de su madre.

-Buenos días- sonrió él- eh, no, no, no llores más por favor- le suplicó a punto de llorar también.

-No me merezco estar aquí contigo, lo siento, estoy destrozando tu vida.

-No seas tonta- se río él- olvida todas las mentiras que te dijo anoche mi madre, eres la chica más guapa, más dulce y más inteligente que conozco y no me di cuenta hasta este año, es un delito que no lo haya hecho antes teniéndote tan cerca, estás preciosa hasta recién levantada- y la besó—por favor no llores más porque me destroza el corazón verte triste.

Perse seguía sintiendo ganas de llorar, y a la vez se sentía extrañamente feliz de estar a su lado, y no pudo evitar que unas lágrimas brotaran de sus ojos, para entonces ver que de los ojos de Ores también caía lluvia.

Se incorporó en su regazo y besó sus mejillas, para escuchar a continuación de labios de él.

-Deja de llorar, que no quiero que mi novia este siempre triste- el corazón de ella se aceleró sorprendido e incrédulo.

-¿Yo?- dijo ella.

-Sí, claro, si tu quieres- le dijo él esperanzado.

-Como no voy a querer- dijo ella aun entre lágrimas.

Se besaron rozando sus labios para luego introducir apasionadamente sus lenguas y devorarse.

Él acarició su cuello mientras la melena de ella le rozaba la mano, Perse soltó la coleta de él para poder acariciar bien su cuero cabelludo y así relajarle.

Ores siguió besando el cuello de ella hasta proporcionarle un buen chupetón y después proseguir bajando por su escote hasta sacarle del top palabra de honor los pechos, que se mostraban con pezones sonrosados y erguidos que él chupó y acarició entre sus dedos, provocando los gemidos de ella.

Perse le quitó la camiseta, pudiendo ver por primera vez ese cuerpo tan deseado y que tanto placer le había dado a ciegas, era bello y perfecto, sin estar apenas musculado.

Acarició y besó cada parte de su torso sorprendiéndose de su tersura mientras él le acariciaba el pelo, y le susurraba, "deseo poseerte" haciendo que se estremeciese.

Se quitaron como pudieron los pantalones y a continuación él apartó el minúsculo tanga de ella como pudo para acariciar con su lengua su lugar más dulce y placentero, cosa que ella le agradeció acariciándole y pidiéndole más.

Después de lograr que se corriera, siguió acariciando su cuerpo y le preguntó si quería probar a hacerle lo mismo a él.

Ella se puso nerviosa, le confesó que nunca lo había practicado y le daba miedo herirlo, pero él le dijo que la guiaría, y sentado introdujo la mano de ella dentro de su boxer.

-Es suave, parece grande- dijo ella temerosa- ¿así bien?

-Sí-dijo él acariciándola con la mirada- ¿Quieres verla?

Y la sacó ante el asombro de ella, que no podía creer que algo tan grande hubiese entrado dentro de ella.

Acercó el rostro a ella y su olor la embriago, deseo saborearla y sacó su lengua propinándole un pequeño lametón.

-Buff, sigue- suplico él con ojos cerrados.

Perse prosiguió excitada con su investigación acariciándola con la mano arriba y abajo mientras su lengua jugaba con la punta suave y rosada que segregaba un dulce líquido, poco a poco se atrevió a chupar aquella punta como un caramelo y después a introducirse un trozo más, alentada por los jadeos cada vez más fuertes de Ores, hasta comprobar finalmente que podía introducirla toda dentro de su boca.

Siguió jugando con ella hasta que Ores no pudo más:

-No puedo más, déjame que te penetre ahora.

-Mmm, es que está muy rica.

-Buff, para un poco o me correré en tu boca.

-Mmm- siguió ella exprimiéndole hasta que finalmente acabo corriéndose en su boca, saboreando su dulce sabor.

La besó en éxtasis:

-Te quiero, eres la mujer de mi vida.

-Yo a ti- dijo Perse feliz acurrucándose a su lado, pero él se había recuperado en cuestión se segundos y su verga lucía otra vez hinchada.

Sacó un condón de la guantera y le ayudó a ponérselo, para después sentarla encima de él y penetrarla, mientras la besaba y controlaba la penetración cogiéndola de las caderas.

Perse suspiró asombrada de lo excitada que seguía, sintiendo que iba a volver a correrse, y se dejó llevar, saboreando cada deliciosa estampida en su interior y anunciando que acababa para que él también se dejara llevar, y eso hizo.

Acabaron abrazados, ella encima de él.

Volvieron a dormirse, sabiendo que ya nadie les separaría.