Perro de Alquiler (09)

La perspectiva de un viaje de "negocios" saca a nuestro puto de su letargo, qué aventuras le deparará el dichoso viajecito?

Perro de Alquiler IX

Buenos días, otra vez soy yo, el Perro de Alquiler, Arturo Martínez, y estoy aquí para continuar con mi historia. Quisiera aprovechar este momento para agradecerles todos sus mensajes y comentarios, gracias de verdad.

Hasta ahora les he hablado a groso modo de cómo es que era mi vida como puto. Ya saben de mis principales clientes, Bertrand Ochrier, Ángel Poma, Eugenia Salam, etc. Y de algunas otras personas. Pues bien, considero que ya es hora de pasar al meollo de todo este asunto, la razón verdadera de esta serie.

Quiero aclarar precisamente esto: la razón de contar mi historia es, en parte un desahogo. Pero no voy a hablarles de todos y cada uno de mis clientes, o de la totalidad de mis experiencias, eso sería como para escribir una enciclopedia y esa no es mi intención. No quiero que este relato se extienda indefinidamente, así que voy a abordar la parte más importante, la cadena de sucesos que me llevaron a enterarme de cosas que jamás pensé fueran verdad, cosas que hasta la fecha aun me cuesta creer y asimilar, cosas de mi familia y de mi mujer, Lucía.

Los invito a que me acompañen a esta última etapa de mi historia

Bueno, la amistad entre Angie y yo creció más todavía. No éramos amantes… bueno, si, pero no era el sexo lo que nos unía, pues no siempre lo hacíamos. A veces, ella se sentía algo sola y se aparecía de noche por mi casa, en donde se quedaba. No siempre teníamos sexo, ella sabía que a mi me dolía mucho hacerle eso a mi esposa y me ayudaba. Nuestra amistad se basaba en muchas otras cosas, por ejemplo, en los gustos que compartíamos y la similitud de nuestras historias. Ella trabajaba como prostituta a escondidas de su familia, que vivían en Costa Rica (de donde es ella), y lo hacía por necesidad. Llegó un momento en donde le pasó lo mismo que a mi, se envició de toda esta mierda.

Cierta noche estábamos en la cama.

¡Oh, si! ¡Oh, si! Arturo… ARTURO… sos una máquina, ¡un animal!… ¡Oh, si! ¡Dale más duro! ¡Dale! ¡Dale!

¡Uf! ¡Uf! ¡Uf! Angie… Angie

¡Dale! ¡Dale Arturito! ¡Soy tu perra hoy!… ¡¡¡DALE DURO A ESTA PERRA PAPÁ!!!

Me encontraba arrodillado, desnudo, sobre el cuerpo también desnudo de mi amiga, oyéndola gemir de placer mientras le pasaba encima. Ella estaba acostada con las piernas abiertas en el aire, aferrándose a las sábanas mientras mi enardecido trozo de 18 cm, se metía sin piedad hasta el fondo de su sexo, que brillaba mojadísimo.

Veo su cuerpo desnudo y mojado y me excito mucho, le encanta tenerme encaramado y sobre ella, montándola e hincándole sin compasión mi gorda paloma, gimiendo como desesperado mientras nuestro sudor se entremezcla. Le erotiza ver como la someto, ver mi imponente cuerpo peludo y musculoso sobre el suyo. Y a mi me erotiza terriblemente cuando es ella la que me somete, metiéndome sus dedos y lo que tenga a la mano entre mi cálida gruta anal, haciéndome berrear peor que a una puta esquinera.

Angie me había esperado desnuda en la recámara, uno de tantos días que se iba a quedar conmigo. La baba se me cayó cuando la vi acariciándose el sexo y llamándome con un dedo. Sus labios sobre mi glande me calentaron, me lamió hasta el ano, metiéndome la lengua por en medio de las nalgas. Ella es una maestra chupevergas. También me chupó los huevos con verdadera devoción, mientras me susurraba lo rico que estaba.

Me cabalgó por un buen rato, sintiendo como sus fuerte músculos vaginales apretaban y exprimían mi garrote, ella es, lo que vulgarmente llaman "una mujer con perros". Fui gentil con ella, en realidad no me gusta lastimarla al tener sexo, y solo le doy duro, como un animal, cuando ella me lo pide o cuando estamos dando un show.

La puse boca abajo mientras celebraba a gritos su segundo orgasmo. Así, el la posición del misionero, me pidió que la destrozara… y, claro, le di gusto.

¡¡¡ARTURO!!! ¡¡¡ARTURO!!! ¡¡¡ARTURO!!!… ¡¡¡ARTUROOOOOOO!!!

¡Voy a terminar Angie! ¡Voy a terminar!

¡¡¡DALE ADENTRO!!!… ¡¡¡DALE ADENTRO!!!

¡¡NO!!… ¡Por… por… por allí no…! es peligroso

¡¡HOY NO!!… ¡¡HOY NO!!… ¡¡¡OHHH ARTURO!!!… ¡¡¡DALE, INUNDAME!!!

¡¡¡¡ANGIEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!… ¡¡¡¡AAAAAAGGGGGHHHHHHHHH!!!!

Eché el cuerpo hacia atrás y eyaculé bufando adentro de la tibia raja de mi amiga. A Angie le encanta sentir como los chorros calientes de su macho de turno inundan por completo su suave gruta de amor. Pero claro, ella no es una irresponsable, y tan solo a mi me lo pide, pues sabe que estoy sano. Además, ese día ella no estaba en sus días fértiles ni en los de peligro.

Quedé tendido sobre su tibio y mojado cuerpo, la besé un poco aun, ella me susurraba palabras dulces al oído. Poco después rodé hacia mi derecha y quedamos abrazados. Ella posaba la cabeza sobre mi pecho, oyendo mi corazón latir.

Arturo, ¿querés venirte conmigo al Petén?

¿A dónde?

A Petén… va a ver una convención allá… creo que de arquitectos, y tengo un contrato de trabajo allá.

Con esa empresa cobanera

Si, exactamente… ¿ya viste que tus miedos estaban infundados?, la empresa es seria y nos cuida mucho.

Si, si, ya lo vi… ¿vas a ir acompañando a alguien?

Si, como a 5 o 6 hombres que nos contrataron.

¡5 o 6! Angie, ¿estás segura?

Si Arturito, todo va a estar bien. Ya los conozco y son seguros. Además, no voy a ir sola.

¿Con quiénes más vas a ir?

Con Sophie y Teresa… ¡a Teresa es a la que te quería presentar! Te va a caer muy bien.

No sé… no me gusta eso de las cita a ciegas.

¡No va a ser una cita a ciegas, ¿cuántas veces te lo tengo que decir?! Te la quiero presentar porque es un amor de gente y está pasando por algo parecido a lo tuyo.

¿Y cómo es?

Morena y delgadita, bajita, con una carita preciosa y un culo impresionante.

Como mi Lucy… no sé Angie, no sé

Vos tenés que hacer algo, ya me cansé de verte medio muerto todo el tiempo.

¿Y qué querés que haga?, no quiero perder a mi esposa

Pero tampoco hacés nada para retenerla, ella solo sabe que estás en la capital trabajando tanto que no tenés tiempo para ella y tus hijos. Y cuando se regresen a fin de año, ¿qué vas a hacer?

No sé… no sé… – era cierto, no sabía qué iba a hacer.

Angie se fue temprano, debía irse a Cobán ese mismo día, pues al siguiente salía hacia Petén, aun no me decidía de alcanzarla allá. Por mi parte, tenía una cita con un viejo conocido luego del almuerzo

Me miré a mí mismo en es espejo, mi pantalón de lona estaba ya desabrochado, mi pecho peludo y musculoso sudaba, al tiempo que mi corazón latía aceleradamente. Esa idea de ponerle espejos a las paredes de su cuarto había sido fenomenal.

Noté la calidez de su piel junto a la mía, Ángel seguía lamiéndome y succionando mis pezones, debajo de mi. Me miró a los ojos y me regaló en un beso apasionado al que yo respondí casi de inmediato. Le besé los lóbulos de las orejas mientras nuestras lenguas hacían el amor. Me ofreció sus dedos y los lamí, estaba ardiendo de ganas por ser de el nuevamente.

Lentamente se fue incorporando, dejando caer las últimas prendas que aun le quedaban. Completamente desnudo pude apreciar su hermosa humanidad, su pecho musculoso y lampiño, sus piernas fuertes y su culo perfecto. Y en su entrepierna, allí estaba su estaca de 17 cm, mi deleite, y sus pelotas grandes.

Ese día Ángel estaba especialmente apasionado, pasó lentamente su lengua desde mis labios hasta los dedos de mis pies, deteniéndose en cada curva, en cada órgano y en cada apéndice de mi cuerpo laboriosamente trabajado. Cuando acabó su exploración comenzó a lamer con pasión los 18 centímetros de mi talega, el nunca me había hecho una felación antes. Pasaba la lengua desesperadamente por mis testículos hasta casi rozar mi ano. Y las tragadas que le daba a mi paloma eran impresionantes, sin excepción siempre terminaba atragantado y con arcadas, mamaba tal y como lo hace un calentísimo primerizo.

Pero tampoco podía ser considerado un novato, pues gracias a su vasta experiencia, cuando mi respiración demostraba la inminencia de un orgasmo, se la sacaba de la boca y se ponía a lamerme otros sitios

Finalmente me dijo que quería que lo motara, ipso facto obedecí, le coloqué un condón (con la boca, claro) me senté de una estocada sobre su pene tieso. Tan caliente estaba que gritó de placer mientras yo lo hacía de dolor/placer, esa extraña mezcla que tanto me excita. Empecé a subir y bajar mientras el me masturbaba. Y pues, claro, luego de la tremenda mamada que me metió ya no pude aguantar más y derramé todo mi semen sobre su vientre.

Me saqué la estaba, me bajé de el y lamí todo lo que había derramado. En un gesto que yo no esperaba, me jaló de pelo y me estampó un beso largo y profundo, de lengua, en donde claramente me pude dar cuenta que trataba de tomar tanta esperma como podía.

Entonces me coloqué en 4 en el piso y mi patrón me cogió como estaba acostumbrado, duro y rápido, con fuertes estocadas que me llegaban hasta los intestinos y que me hacían estremecer completo. Unos minutos después también terminó, pegando un grito fuertísimo y cayendo de espaldas sobre el suelo. Yo me apresuré a quitarle el condón y a limpiarle el pene con la lengua, ¡qué rico!

Arturo, te quiero contratar para un trabajo especial

Vos me dirás

Se trata de iniciar a un… "conocido" mío.

¿Iniciarlo?… en el sexo gay supongo

Exactamente. Recientemente me confesó que ya había tenido un par de escarceos con amigos suyos, pero que aun no se animaba a hacerlo realmente. Me pidió ayuda, pues sabe que yo lo hago, pero yo no quise iniciarlo

¿Por qué no?

bueno… es que… porque creo que si es su primera vez, mejor que sea con un profesional. – su tono me decía que había algo más allí, pero que no me lo quería decir.

Bueno, no hay problema

Pero la cosa va a ser en Petén

¿Y por qué allá?

Porque quiero asistir a un congreso que se realizarán en Flores… ¿no tendrás problemas en ir, mañana mismo, verdad? – bueno, la verdad si, pero hallaría alguna excusa para mi esposa, pues también quería conocer a las amigas de Angie.

No, no tengo problema alguno Ángel.

¡Excelente! – nos quedamos un rato más en el suelo, luego dormimos una hora abrazados en la cama.

Bueno amigo lector, de ahora en adelante, narraré los últimos sucesos que viví, antes de aquella desgracia que cambiaría mi vida para siempre… ojalá me acompañen.

Continuará

Garganta de Cuero.

Con gusto recibiré sus comentarios y sugerencias al correo de mi cuñada:

garganta_de_cuero@latinmail.com