Perla 01: Nochevieja Fetichista (2)

Continúo con la que probablemente haya sido la noche más excitante de mi vida.

(Para entenderlo mejor lean la primera parte)

Estaban todas repartidas en los dos sofás a la derecha del salón, en la parte izquierda había una mesa con comida y bebidas, para no perder energías o material durante la noche. Además había, en primera línea de la mesa, una botella de champán y seis copas.

Efectivamente el negro predominaba en las ropas de mis chicas, aunque yo no era la única que había optado por otros colores: Carla llevaba un precioso vestido blanco con lunares negros, unas medias negras y adornaba sus pies con unos zapatos rojos como el carmín. Ella y yo éramos las que destacábamos en una fiesta de seriedad. Celia llevaba un vestido demasiado formal, sin apenas escote, y sus medias eran de color piel, lo único que llamaba la atención eran unos zapatos morados bastante sexys. Andrea y Paloma iban igual vestidas, con un suéter que dejaba los hombros al descubierto y la vez enseñaba bastante pecho, y unas faldas muy monas, como las de un tutu de ballet, pero negras, acompañadas por medias y zapatos negros.

Andrea sirvió rápidamente las copas y nos las entregó, hicimos todas un corro para hacer un brindis de año nuevo. Todas gritamos “¡Por la mejor noche de sexo del año!” y comenzamos a beber, y sin esperar ni un segundo más, mi mano se deslizó por debajo de la falda de Paloma, que era la que tenía al lado.

-Uy, uy, uy, Perla está que no puede más…- dijo Paloma entre risas, yo sonreí nerviosamente y me arrodillé girando a la chica para que su culo quedase justo enfrente de mi cara. Ella se inclinó un poco y yo meti ahí mi cara, sin bajarle las medias ni las bragas. Abrí la boca todo lo que pude y lamí, chupé, mordí, aspiré el  orondo culo de Paloma. Ella gimoteaba e intentaba apretar más mi cara contra su raja, pero me quedaba sin aire, así que la saqué. Al hacerlo pude ver toda la acción que había: Celia estaba a cuatro patas en el suelo, besando los rojos zapatos de Carla, mientras ésta se masturbaba por debajo de las medias. Ana se había subido a la mesa y Andrea estaba de rodillas con la cara en su coño, lamiéndolo por encima. Todo esto me pareció muy bien para empezar, pero yo quería entrar en materia, y así lo dije:

-¿Quién quiere ser la primera en mearme?- Dije alegremente. Todas se rieron, y Carla se acercó a mí. Cuando su chocho estaba a la altura de mi cara, agarró con fuerza la zona de las medias que cubría sus genitales y la rompió delante de mí, dejando a la vista un precioso y minúsculo tanga, que se incrustaba en sus labios vaginales.

-Colócate, mi amor.- Me dijo con su suavidad habitual. Yo me acerqué más y abrí la boca sacando la lengua, poniendo mi cara entre sus piernas. Y por fin empezó, sin quitarse el tanga, sin moverse prácticamente, de las profundidades de Carla empezó a brotar un líquido amarillo, fuerte, abundante…No me cabía en la boca, ni quería, deje que el meado de Carla chorreara por mi barbilla y empapara mis tetas, las cuales amasaba con lujuria. Al poco me di cuenta de que Paloma se había colocado a mi lado y recogía con su boca lo que se escurría de la mía, hasta que pego su cara a mis tetas y absorbió todo lo que pudo. Carla no paraba de soltar gemiditios pequeños, por que Celia se había puesto detrás y, con las manos dentro de su vestido, pellizcaba los pezones de la niña mientras lamía su cuello.  Cuando Carla terminó de regarme, lamí su chochito con toda la lengua, por encima del tanga. Ella se estremecía, temblaba y pedía que no parara, así que le hice caso. Continué lamiéndole, metiendo mi lengua por los bordes del tanga para así lamer su clítoris, y apretando con fuerza mi cara para incrustar más sus bragas y a la vez sentir bien sus empapados labios. Así estuve un buen rato, mientras frotaba mi propio clítoris, hasta que Carla se corrió, dejando caer más deliciosos jugos sobre mi boca.

Me incorporé y vi que Celia y Paloma ya no estaban. Estaban en uno de los sofás, Paloma sentada y Celia de rodillas en el suelo, con un dedo metido en el culo de Paloma, mientras ella le meaba en la cara. A diferencia de mi, Celia se tragaba sin miramientos todo lo que echaba Paloma. En el otro sofá, Andrea estaba a cuatro patas con las medias en las rodillas, con Ana trabajando su ano con su lengua, mientras ella misma se había colocados dos pinzas en los pezones, y se los torturaba sin piedad. Noté la mano de Carla en mi barbilla y miré hacia arriba. Ella me sonrió y me preguntó:

-¿No tienes nada para mí?-.

-Tengo un regalo que te va a encantar-. Contesté, y acto seguido me tumbé en el suelo, abriendo las piernas, para que Carla se acomodase entre ellas a cuatro patas. –Rompe mis medias también-. Dije, y ella lo hizo, pero con los dientes. Sentir la respiración de Carla sobre mi clítoris, mientras mis medias se rompían por sus dientes, casi hace que me corra en su cara.

Por fin consiguió hacer un agujero en mis medias, y en seguida reparó en la etiqueta de mis bragas que salía de mi coño.

-¿Y esto?-. Preguntó ilusionada.

-Tira de ella, ya verás-.

La chica tiró lentamente, lo que hizo que mi vagina se abriese como una compuerta. De mi coño brotaron fluidos y de mi boca gemidos, mientras ella sacaba milímetro a milímetro la prenda de mi cueva. Estaba pegajosa, por la cantidad y la variedad de fluidos que había en ella. Cuando terminó, se me escapó otro chorrito de pis, que ella limpió en seguida del suelo con la lengua. Después se puso de rodillas y admiró mis manchadas bragas, sonriendo. Yo aproveché para incorporarme y desabrocharle el vestido, para después quitárselo poco a poco, sin que ella despegara su vista de mis bragas. Tras quitarle el vestido, le arranqué los zapatos y me metí un pie entero en la boca, para lamerlo y olerlo. La niña se quedó semi-desnuda, solo con las medias y el diminuto tanga.

-Creo que esto deberíamos compartirlo.- Dijo ella.

-¿Con ellas? Es todo tuyo si quieres, te lo regalo.-

-No no, sólo nosotras.- Dicho esto, me metió un extremo de las bragas en la boca, y el otro se lo metió ella. Nos acercamos engullendo poco a poco la prenda hasta que desapareció y nuestras bocas se juntaron, besándonos mientras absorbíamos los fluidos de las bragas.

Absorbimos e intercambiamos fluidos durante lo que me parecieron años, pero en realidad fueron unos pocos minutos. Fue la voz de Ana la que nos hizo parar.

-¡¡Yujuuu!! ¡El primero premio de la noche!- Dijo mostrándonos a todas sus dedos. Había estado follándose el culo de Andrea con dos de sus dedos y, al sacarlos, estaban totalmente cubiertos de mierda.

-Hummm…¿No vas a compartirlo?- Pregunté yo, ansiosa de ese manjar.

Ana negó burlona y se los metió en la boca, degustándolos lentamente, con la idea de ponernos a todas a mil. Qué bien lo hizo. Cuando sacó de su boca los dedos, limpios de nuevo, de la mía salían babas.

Viendo lo absorta que me encontraba mirando los dedos de Ana, Carla me acarició el culo y me habló, sacándome de mis pervertidos pensamientos.

-¿No te parece algo pronto para empezar a comer?- Me dijo con una inocente voz.

-No…de hecho lo estoy deseando- Le dije nerviosa, con un calor en la entrepierna que llevaba ahí desde por la mañana, y empezaba a desesperarme que nada consiguiera apagarlo.

La nena me sonrió y me dijo que antes quería que la empapase en meados. Yo accedí encantada y me levanté. Cuando me iba a colocar para ducharla, me dijo que quería hacerlo de otra forma, y me llevó a la butaca del salón. Me hizo ponerme de rodillas, con la cara hacia el respaldo, y el culo fuera del sillón. Ella se sentó en el suelo, con la espalda en el sillón,  y apoyó la cabeza en el cojín, quedando mi coño a la altura de su barbilla, su lengua justo en mi clítoris, y con sus ojos mirando directamente hacia los míos.

-Riégame, asquerosa- Me imploró.

Sin hacer apenas esfuerzo, me convertí en una fuente. Procuré no hacerlo con fuerza, para no molestarla. Mi chorro salía incesante y resbalaba por su barbilla, cayendo por todo su torso, donde ella se lo repartía por todo el cuerpo. Abría y cerraba la boca sin parar, para tragar algo y a la vez que cayera sobre su cuerpo. En ningún momento despegó sus ojos de los míos, lo que hizo que me pusiera a mil por hora. Aún no había parado, cuando alguien tiró de mi pelo, levantándome la cabeza. Acto seguido, Andrea me plantó un beso, metiéndome la lengua hasta el fondo y llenándome la boca…de mierda.

Lo entendí cuando vi a Ana detrás, embarrada, restregándose mierda por la cara y las tetas. Andrea había cagado en su boca, y ahora lo estaba compartiendo conmigo. Tuve un orgasmo en la boca de Carla, que lo recogió devotamente. Después la niña le dijo a Andrea que se sentara encima de ella. Al hacerlo, Carla le pegó con fuerza la boca a mi ano, y le obligó a lamérmelo.

-Vamos, puta cerda, quiero ver cómo lloras mientras Perla hace de vientre en tu cara.- Dijo Carla mientras tiraba con fuerza de las pinzas de los pezones de Andrea.

Ana rápidamente se sentó sobre el respaldo del sillón, poniendo su jugoso coño a mi disposición. Ya no llevaba medias, “Una lástima”, pensé, me gusta mucho lamer los pies de una mujer con medias, y tenía la esperanza de que alguna de ellas decidiese embarrarlos en heces, para hacerlo aún más delicioso. Pero no era el caso, Ana ya apenas iba vestida, ni rastro había de sus medias, de sus zapatos o de sus bragas, y su vestido era un bulto de ropa arrugado alrededor de su cintura, dejando también sus tetas al descubierto.

-Abre la boca preciosa, aún estoy llena.- Me dijo.

-Vale, pero ¿Por qué no te aderezas un poco el coño con esa golosina que te ha dejado Andrea en la cara?- le contesté picarona. Empecé a notar la lengua de Andrea recorrer mi recto, y supe que no tardaría mucho en cagarme.

Ana cogió varios trocitos de Andrea de sus tetas y su cara, y los estrelló contra su coño. Movió la mano con fuerza y metió los dedos dentro, dejando todo su sexo marrón y apestoso. Pero sexy, ya lo creo que sexy, no pude contenerme y metí la nariz en su hueco, lo que ella aprovechó para orinar directamente en mi cara. No quería separarme, pero me estaba empezando a ahogar, así que me eché hacia atrás y abrí la boca todo lo que pude. Ana no parecía querer que me lo bebiera, por que movió su coño hacia todos lados, empapando mi espalda, la cabeza de Andrea, el sillón, sus propios pies, todo.

Yo ya no aguanté mas, hice fuerza con la tripa y pegué un grito, para avisar a Andrea de que mi culo iba a parir en su boca. Ella sacó su cara de entre mis nalgas, sin alejarse demasiado, por Carla había enganchado las pinzas de sus pezones con la boca y no le dejaba moverse. Andrea acercó su boca a mi ano y yo empecé a descargar. De mis intestinos salió una masa pegajosa y medio derretida, y justo después un tordo duro y oscuro, a la vez que mi coño volvía a duchar la boca de Carla, que esta vez tragó sin parar lo que le caía. Qué delicia, apenas noté que Ana se había deslizado al sillón y me estaba lamiendo la cara, con la lengua aun manchada con residuos de Andrea, y mientras disparaba pequeños chorros de orina a mi tripa, que escurría en la cabeza de Carla.

Cuando terminé me dolían la espalda y las rodillas, por la postura, así que me levanté con cuidado. Vi como Carla y Andrea compartían salvajemente mis heces, como se las restregaban por el cuerpo, mientras Ana seguía disparando meado sobre sus cabezas y se masturbaba…no podía aguantarlo más, necesitaba que alguna de ellas se vaciara sobre mí. Me di media vuelta y observé que Celia y Paloma estaban desnudas, masturbándose con fuerza viendo nuestra escena. Sonreí y, sin quitarme el vestido (no tenía intención de desnudarme en toda la noche) me tumbé sobre la mesita de café y dije: -Estoy demasiado limpia, ¿No creéis?-

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Decir que siento mucho haber tardado tantísimo, he tenido muchos problemas con mi ordenador, y no quería escribir estas cosas en el ordenador de cualquiera. Intentaré que no vuelva a pasar y tener listo el siguiente pronto.