Perfidia. Parte 2: Melisa
-Vale, Melisa. Si vamos a hacerlo, hagámoslo bien dije mientras bajaba mi falda y de paso las bragas desnúdate , jefa, que tenemos trabajo que hacer las dos.
Capítulo 1
- Noelia, – me miró fijamente Melisa, sentada junto a mí - necesito toda tu ayuda, de verdad, en realidad no sé qué hago aquí ni siquiera por dónde empezar.
- Melisa, ocupas una vice presidencia, - respondí sonriente - uno de los puestos más importantes de CBS, es para estar orgullosa.
- Entonces, ¿ porqué lo rechazaste tú, guapa ?, - preguntó - mira Lía, las dos sabemos el motivo de mi elección, mi padre es uno de los principales accionistas, lo que no termino de entender es tu rechazo al puesto, eres la persona indicada para ocuparlo.
- Dos cosas, Melisa, gracias por lo de guapa aunque no sea cierto y ¿ prefieres llamarme Lía ?, nadie me llamó así anteriormente.
- Lía es un nombre que me gusta, me trae muy buenos recuerdos de mi niñez, así se llamaba mi mejor amiga de la infancia, - dijo con gesto de añoranza - aunque si lo prefieres te llamaré por tu nombre completo, tú llámame Lisa por favor, cómo lo hacen mis amigos y ya te cuento entre ellos. Y lo de guapa, por favor nena, no seas modesta, sabes que lo eres y mucho, todavía recuerdo la primera vez que nos vimos, estabas radiante, eras y sigues siendo un bombón.
- Me encanta que me llames Lía, - reí - yo prefiero llamarte Lisa en vez de Miss Van de Berg, y por supuesto que recuerdo la noche de la cena y lo preciosa que eras, lo cierto es que pensé que eras una .... “ tía buena “, sé que es una vulgaridad pero es lo que pensé.
- Vale Lía, ya nos hemos regalado los oídos las dos, ambas sabemos que tenemos una fachada, al menos, presentable. No has respondido a mi pregunta sobre los motivos de tu rechazo a la vice presidencia, aunque no es necesario que respondas si no quieres.
- Lisa, ¡ buf ! - resoplé - la respuesta a eso es compleja, mi vida en los últimos años ha estado llena de turbulencias, mi trabajo y mi vida en pareja nunca se han llevado bien, ya te iré contando, pero en resumen puedo decirte que cuándo me ofrecieron el puesto, mis seres queridos, mi familia, estaban en Madrid. Alberto, su pareja, mi hija.....
- ¿ Tienes una hija, Lía ?, - preguntó con cara de asombro.
- Sí, amiga mía, - respondí ilusionada - es la joya de la corona, su padre es Alberto, el hombre de mi vida ......
- ¡ Vaya folletín !, - exclamó - has mencionado tu familia, Alberto, el hombre de tu vida, el padre de tu hija, su pareja .... todo eso me lo tienes que contar, estoy en ascuas.
- Ya ves que mi vida es cómo una noria - respondí riendo - ,se lo contaré a mi amiga Lisa, no a mi jefa, pero se ha hecho tarde y debo regresar a mi casa, vivo en Queens y tengo una hora de camino; por cierto ¿ tú donde vives, Lisa ?.
- Aquí en Manhattan, en la 8ª Avenida, me han asignado un apartamento enorme. Te llevo en el coche y me invitas a cenar, así conozco a tu hija.
- Lisa, te lo agradezco, pero a ésta hora el tráfico está imposible yo usualmente utilizo el metro, es más rápido. Estaré encantada de que cenes con nosotras, con Berta y conmigo.
- Pues eso está hecho, tomamos el metro, cenamos y si se hace tarde duermo en tu casa. - respondió alegremente - ¿ vale nena ?, la verdad es que duermo muy inquieta en mi piso, tan enorme, tan frío, tan sola.....
Tomamos el metro, Lisa fuertemente agarrada a mi brazo, como si temiese perderse; pude notar su inmensa soledad, su necesidad de compañía. Llegamos a casa y en el salón encontramos a Claudia, la nanny, quién terminaba de bañar a mi hija.
- Hola Claudia, ¿ cómo se ha portado el bichito ?, - pregunté sonriendo - quiero presentarte a mi amiga Melisa Van de Berg, va a cenar conmigo.
- Un placer conocerla, señora, - respondió Claudia mientras estrechaba la mano de Lisa - Berta es un tesoro, ya nos hemos hecho amigas y voy a darle el biberón, después les serviré la cena que ya la tengo preparada, Lasagne Bolognese.
- Yo le doy el biberón, Claudia, - dije mientras tomaba a mi hija en brazos - ¿ Has hecho cena suficiente para tres ?.
- ¡ Y para seis, Noelia ! - respondió riendo - a mí me gusta mucho y así ya tengo para el almuerzo de mañana, voy a prepararla.
Mostré a Lisa mi adorada hija que mordisqueaba su chupete y miraba con recelo a nuestra invitada.
- ¡ Es un bomboncito, como su madre ! - la miró amorosa - ¿ crees que me dejará cogerla en brazos ?.
- Inténtalo Lisa, últimamente se ha hecho más receptiva aunque siempre ha sido algo huraña, como su mami. – dije mientras se la entregaba.
Berta miraba fijamente a Lisa, con sus morritos fruncidos pero tranquila, se iba acostumbrando a ir de brazo en brazo, ver caras nuevas Poco después empezó a acariciar el rostro de Lisa con sus suaves manitas, arrancando las sonrisas de mi amiga.
- Alcánzamela Lisa, voy a darle su cena - extendí mis brazos tras sacarme uno de mis senos.
- ¿ Le das de mamar, cielo ?. - preguntó curiosa mientras me la entregaba.
- Ya no me queda casi leche pero a Bertita le encanta, mi pecho es como su aperitivo pero enseguida le doy el biberón.
Mientras cenábamos la lasaña, que estaba riquísima, hablamos sobre el trabajo. Lisa estaba preocupada, no sabía por donde empezar ni cómo estructurar los distintos departamentos.
- Lisa, deja de preocuparte, - la miré fijamente a los ojos - la organización de las distintas áreas están funcionando bien. La de U.S.A. la estructuré yo misma y funciona como una máquina, la de Europa más de lo mismo aunque allí hay que designar una nueva directora si finalmente se traslada a París y las restantes, aunque menos importantes, igualmente marchan bien. Me tienes a tu lado, y voy a ayudarte en cualquier cosa que necesites, créeme.
- Gracias, Lía, - me devolvió la mirada mientras ponía su mano sobre la mía - sé que me vas a ayudar, tengo la más absoluta confianza en ti y no quiero decepcionar a mi padre ni a la Corporación. ¿ Qué piensas sobre el cambio a París de la Dirección para Europa ?.
- Ciertamente no termino de entenderla, - respondí - en principio pensé que era una represalia por mi rechazo a tu puesto aunque ahora no sé que pensar. Creo que Eva Morand, la actual corresponsal en París, podría desempeñar el cargo, aunque yo hubiese elegido a Kate Redford la de Londres, pero con lo del Brexit....
- Entonces nena, ¿ crees que debo elegir a Eva para el puesto ?. - preguntó - Lo primero que hice cuando llegué fue consultar a John Stewart, pero me respondió que él se limitaba a seguir tus instrucciones, que solo era un hombre de paja, que el cerebro eras tú.
- Lo que te aconsejo Lisa es que no permitas que te manipulen, - respondí resuelta – en la Junta me temo que se ha producido una dicotomía y cada parte va a intentar poner en los puestos clave a sus propios peones, debes imponer tu criterio y tu personalidad, que la tienes y mucha.
- Te aseguro Lía que no tomaré decisión alguna sin consultarte. Ahora cielo, háblame de tu familia que me aburre hablar de trabajo. - dijo riendo. - Alberto, el padre de Berta, el hombre de tu vida, ¿ es el joven que me presentaste en la cena del premio literario ?.
- El mismo Lisa, el único que siempre me ha querido, al que entregué mi corazón y todo mi ser - respondí mirándola con nostalgia - el que siempre amé y sigo amando, aún en la distancia.
- Pero también citaste a su pareja, ¡ Lía estoy hecha un lío, valga la redundancia ! - exclamó con los ojos muy abiertos - ¿ Ella también forma parte de esa familia a la que tanto quieres ?.
Su pregunta avivó mis recuerdos, mis sentimientos volvieron a inundar mi alma; Alberto, Alicia, Gloria, incluso el propio marido de Melisa, Luis. Todos ellos formaban parte de mi convulsa vida en los últimos años y no sabía hasta dónde podía contarle, ni siquiera si quería hacerlo.
- Alicia sí, la mujer de Berto, - respondí tras dos minutos pensando - la mujer más deliciosa que he conocido, también está embarazada y va a darle un hermanito a mi hija Berta.
- Joder Lía, ahora entiendo lo que dijiste sobre tu vida, que era una noria, - dijo muy sorprendida - entonces ¿ Berto y Alicia se han casado y aún así tú sigues enamorada ?.
- No están casados, Melisa, pero forman una pareja perfecta, - respondí titubeando – y sí estoy enamorada de los dos, de Berto y de Ali; ambos me han hecho sentirme en la gloria y los tres hemos compartido nuestro inmenso amor, entregándonos sin reservas, sin condiciones. Ya ves, cielo, formábamos una familia un tanto atípica.
- Eso es lo que los franceses llaman un menage á trois, ¡ vaya, un trío !, - dijo con una amplia sonrisa mientras acariciaba mi mano - nena, ¿ eres lesbiana, bisexual o qué puñetas eres ?.
- ¡ Yo qué sé, Lisa !, - reí con cierto nerviosismo - sólo puedo decirte que en los últimos años sólo un hombre, Berto, ha tocado mi cuerpo y junto a Alicia, han iluminado mi solitario corazón. Cielo, debes pensar que soy una bocazas pero te aseguro que jamás había contado esto a nadie, me has cogido en la hora tonta, soy muy reservada respecto a mi vida privada.
- Gracias Lía por abrirme tu corazón, eres preciosa por fuera y por dentro, - musitó bajito apretando mi mano - creo que somos parecidas en muchas cosas, en especial en lo tocante al amor, ambas necesitamos sentirnos amadas y nos entregamos por completo cuando creemos hallarlo, pero yo no tuve tanta suerte como tú y eso que he amado tanto a hombres como a mujeres.
- Melisa, estoy segura que alguien, en algún lugar te está esperando, - la miré con mucho cariño - debes buscarlo y cuándo lo encuentres, ábrele tu corazón por completo, funde tu cuerpo con el suyo hasta formar una única alma, una sola vida.
Sonó mi móvil
- Alicia, cielo, - respondí con voz cariñosa tras mirar la pantalla.
- Noelia, jo, te has olvidado de mí, - dijo con voz triste - cada momento del día estoy pendiente de tu llamada. Yo no te he llamado antes porque supongo que estás muy ocupada y por la diferencia horaria, pero ya no aguanto más, necesito escuchar tu voz y decirte que te quiero, que siento nostalgia de tus labios y los de Bertita.
- Alicia ¿ qué haces despierta a esta hora ?, deberías descansar. ¿ No está Berto contigo ?.
- Él está dormido. Yo he venido a la cocina a tomar una vaso de leche y llamarte, - dijo quedamente - Berto no es el mismo desde que te fuiste, Noelia, está cómo ausente, triste. Creo que os he perdido a los dos: a mi hombre y a mi mujer - sollozó.
Melisa se levantó discretamente de la mesa y se alejó en dirección al lavabo.
- Cariño, ahora no puedo hablar, estoy cenando con una amiga, - respondí suavemente - mañana te llamo, acuéstate y descansa. Y no me has perdido, boba, seguís siendo mi familia, os llevo en mi corazón.
- ¿ Cenando con una amiga ?, - preguntó indignada - mientras yo me ahogo entre lágrimas y me hundo en la nostalgia. Pues que te aproveche y te diviertas con tu amiga.
Colgó el teléfono, mientras sentí una enorme tristeza. Me acerqué al baño y llamé a mi invitada.
- Lisa, ¿ estás bien ?, ya he terminado de hablar. – dije volviendo de nuevo a la mesa.
- Gracias Melisa, por ser tan discreta. – la miré tras sentarse ella a mi lado. – Era Alicia, está desesperada.
- Lo supongo Lía, en Madrid son casi las 4 de la madrugada. – dijo susurrando – La verdad es que no termino de entender qué haces aquí, tu lugar está junto a esa familia que habéis formado. Pero tú verás, no soy quién para inmiscuirme en tu vida.
- ¡ Estoy tan desorientada, Lisa !. - exclamé con voz titubeante - No sé qué camino tomar, pero en cualquier caso, querida amiga, lo más inmediato es ayudarte y cuando estés consolidada en el puesto de Vice Presidenta, decidiré sobre mi propio futuro.
Pedimos un taxi y Melisa marchó a su apartamento.
A media mañana del día siguiente Lisa entró en mi despacho con gesto serio.
- Lía, acabo de hablar con el Presidente y hemos discutido. Pretende que vuelvas a Caracas como enviada especial a lo que yo me he negado, alegando que las entrevistas que están programando puede hacerlas la corresponsal en Venezuela. – dijo exaltada.
- Melisa, no me apetece lo más mínimo volver a Caracas, - respondí mirándola con fijeza - aunque me temo que nuestras opiniones no cuentan para nada. Si tengo que ir lo haré.
- ¡ No lo voy a permitir, Lía, soy Vice Presidenta y algo tendré que decir !. – respondió contundente - Recuerda lo ocurrido en tu anterior viaje y esta vez la situación en Caracas es aún peor. Si insisten estoy dispuesta a presentar mi dimisión, ya se lo he dicho a Harris, aunque se ha limitado a encogerse de hombros.
- No te precipites, Melisa, sé paciente aunque sólo sea por la confianza que tu padre ha depositado en ti. Vas a tener mi total colaboración y estoy dispuesta a ir a Caracas, así que vete olvidando de tu dimisión.
- Noelia, no sólo lo hago por ti. No quiero ser una marioneta en sus manos. ¿ Mi padre?, - me miró con tristeza - a él le importo menos que nada, creo que me ha enviado aquí simplemente para deshacerse de mí. Si por él fuera seguiría junto a mi ex, con Luis, a papá sólo le importa mantener las apariencias y su hija no es un buen referente.
- Cuánto siento escuchar eso, Lisa, - murmuré sinceramente compungida - Creo que sabes que tuve una relación con tu ex marido, ¡ detesto pronunciar su nombre !, es una mala persona y tuve suerte de escapar de sus garras, así que entiendo tu decisión de separarte de él, pese a quién pese.
- ¡ Claro que supe lo de tu relación con él, Lía !, la tuya y la de muchas otras - exclamó - Luis no solo era un jodido marido infiel, lo que de verdad lo hace disfrutar es alardear de sus conquistas y contarlas con detalle. Aún así, cuando pedí el divorcio él se negó a dar el consentimiento y aunque estaba dispuesta a aportar mis razones, mi querido padre no consideró conveniente airear sus infidelidades ni sus desprecios, así que legalmente sigue siendo mi marido.
- No te alteres, cielo. Mantén la calma – le miré fijamente – anoche apenas dormí, pensé en nuestra situación tanto en la personal como en la que atañe a CBS. La vida nos ha maltratado a las dos, hemos andado caminos distintos, aunque paralelos. A ti te humilló el impresentable de tu marido y, por lo que cuentas, también tu padre que se ha inclinado hacia sus intereses en vez de los sentimientos de su hija.
- Es cierto cuanto dices, Noelia, para ellos siempre fui un estorbo, como una piedra en ese camino del que hablas, aunque yo soy una mujer rebelde por naturaleza y en vez de hundirme en la tristeza me eché la vida por montera - tragó saliva en seco y siguió – soy una mujer libre y muy apasionada, así que vivo la vida buscando mi propio placer sin engaños ni ataduras, dando rienda suelta a mis instintos primarios, o sea, compartiendo cama a diario con hombres o mujeres – concluyó mirándome.
- ¡Vaya, te has despachado a gusto, Melisa! – reí confirmando mi impresión de que es una mujer de firme carácter, firmes decisiones, firmes caderas y firmes pechos, porque, aunque no venga a cuento, Lisa seguía estando muy buena, buenísima y aun vestida con el recatado traje de ejecutiva, la imaginé desnuda en la cama con los pezones también firmes y los carnosos muslos abierto de par en par ...
- Lo siento Noelia, tan solo he hablado de mí, de problemas y placeres – decía en tono culpable – También yo dormí inquieta, aunque no pensé en el tema de la CBS, en realidad soñé contigo y ni te cuento lo dulce que fue mi sueño.
- ¿De verdad soñaste conmigo, Melisa?
- De verdad, nena, te he dicho que fue dulce y placentero, de hecho, desperté mojada e inquieta – su mano acarició la mía que estaba sobre la mesa - ¡Noelia, hablemos claro! – exclamó en tono alto – he deseado acariciar tu cuerpo desde la noche que te conocí y cuando te vi ayer renació el lujurioso deseo carnal.
- ¡Melisa, por Dios! debes calmarte – retiré la mano de la mesa – en primer lugar, porque no acostumbro a mezclar sexo y trabajo y además porque conoces mis sentimientos por otra mujer: Alicia. Es cierto que me pareces una espléndida mujer con esas tetas y caderas que invitan a morderlas y también lo es que, anoche te imaginé desnuda en mi cama follando desesperadas, pero como dijo Calderón: los sueños, sueños son .
Melisa me miraba embobada al tiempo que desconcertada. Ni yo misma creía en lo que acababa de decir porque, ¡vamos a ver! apenas unos minutos atrás me relamía mirando sus pechos y sus caderas e imaginándome abrazada a ese cuerpo que me estaba ofreciendo y sus labios rojos voluptuosamente entreabiertos ...
Lisa se alzó de la silla anduvo hacia la puerta del despacho y la cerró con el pestillo de seguridad, volvió a mí y directamente sin mediar palabra puso las palmas de las manos a ambos lados de mi rostro y así sin explicación alguna hundió los labios entre los míos que los tenía medio abiertos para protestar por el abuso a que me sometía, pero su lengua invadió mi boca y, como es natural, la mía salió a su encuentro mezclando salivas y suspiros; tirando de mi brazo me arrastró a la alfombra me desabotonó la blusa y su lengua se desplazó suavemente a mis pezones dejando un rastro de besos y saliva por el camino recorrido entre mi boca y mis pechos que se agitaban por el inmenso placer que sus besos y suaves mordiscos hacían temblar mi cuerpo. La empujé hacia un lado y me puse en pie.
-Vale, Melisa. Si vamos a hacerlo, hagámoslo bien – dije mientras bajaba mi falda y de paso las bragas – desnúdate , jefa, que tenemos trabajo que hacer las dos.