Perfidia. 2. Noelia
Me hizo el amor como un animal, lamiéndome por todos los sitios, follándome brutalmente y yo corriéndome como una perra ......
Capítulo 2
Noelia
Pasadas las 3 de la madrugada, Luis me dejó en mi apartamento. Abrí la puerta procurando hacer el menor ruido posible y de inmediato escuché la voz de Berto que me hablaba desde el salón.
- Estoy aquí, Noelia, no es necesario que te escondas.
- Berto, no tengo porque esconderme, simplemente no quería despertarte si dormías. ¿ Hace mucho que llegaste ? - pregunté algo nerviosa.
- Algo más de 2 horas. Te llamé al móvil, pero parece que lo tenías en silencio. ¿ Lo has pasado bien ?.
Lo miré titubeante, desconcertada. No estaba dispuesta a excusarme, a mentirle.
- Sí Alberto, lo he pasado bien. He estado con Luis.
- Ya supuse que estabas con él. Te conozco, muñeca, y vi los juegos de vuestras manos durante la cena o mejor, los presentí. Disimulabais muy mal.
- Caray Berto, no mereces que te mienta y no lo voy a hacer. Esta noche me he entregado a Luis, me he entregado por completo, le he abierto mi corazón.
- ¿ Y las piernas, también las has abierto ?, vamos, que te has dado un festín, corazón.
- Berto, se lo he dado todo, todooooo. Él fue mi hombre hace pocos años, cuándo te conté que sólo había estado enamorada una vez, pues fue de Luis. Él me desfloró por todos los sitios y le he entregado esta noche lo que siempre fue suyo.
- Noelia, ¿ estás enamorada de él ? .
- Totalmente, en realidad nunca he dejado de amarlo aunque sabía que ya no era mío. Berto no quiero lastimarte, de verdad, lo nuestro ha sido bonito y eres una estupenda persona y querría que siguieses siendo mi amigo si puede ser......
- Amigo sin derecho a roce, claro. Por lo que dices y cómo lo dices, está claro que todo lo tuyo es de él, incluso tu culito, creo haber entendido.
- No seas sarcástico Alberto, te lo ruego - supliqué.
- No lo soy, Noelia, pero cuando quise hacerte sexo anal te negaste y te pusiste furiosa. Vamos que te hiciste la estrecha.
- Lo hice, porque le prometí que mi culo sólo sería para él y siempre ha sido así y lo será, joder, deberías entenderlo. – dije, alzando la voz.
- Bien Noelia, aunque no quieres lastimarme, lo has hecho y mucho. Yo, desde que somos pareja nunca te he sido infiel. Te he amado y lo sigo haciendo a pesar de todo, pero sé que te he perdido. Buscaré un apartamento, aunque tendrás que aguantarme hasta que lo encuentre. — dijo con tristeza.
- Berto, no te precipites, esta casa es tan tuya como mía y el alquiler es razonable. Solo que a partir de hoy no compartiremos dormitorio – dije con un gracioso mohín - pero no puedo imaginarme mejor compañía que la tuya.
- Nena, no quiero ser aguafiestas, y puedes mandarme a freír puñetas, pero ¿ recuerdas que está casado ?.
- Lo sé, estoy dispuesta a ser su querida o su amante o su puta. Sé que es demencial, pero lo haré mío, solo mío.
- Que tengas suerte, mi amor.
A las 6 de la tarde telefoneé a Luis:
- Cielo, te lo advertí ayer, me ha bajado la regla. ¿ Que hacemos, cenamos juntos y nos damos algún morreo ?, porque de lo otro nada de nada.
- Noelia, déjate de gilipolleces, te quiero entre mis brazos y de lo “otro”, todo de todo.
- ¿ Por qué no me escuchas ?. Estoy con la menstruación y no vas a comer mis....deshechos, joder.
- ¿ Y tu eres sorda ?. Vale, cenamos juntos y decidimos.
Una hora después estábamos frente a frente en el sitio convenido.
- Tienes ojeras cielo y aspecto de cansada, ¿estás mal ?.
- No amor, salvo la “paliza” que me diste anoche, la bronca con Alberto y mi puñetera regla, por lo demás, todo bien. Aunque la “paliza” fue maravillosa.
- Lo de Alberto, me lo contaste esta mañana y fue una conversación razonable pero pon atención a lo que te digo, he reservado la habitación de ayer y quiero sentir tus besos, tus caricias y sentirte más mía que nunca. Por cierto, he de buscar un apartamento, para nuestros encuentros.
- Luis, no tienes que demostrarme nada, anoche sentí tu amor, te hice mío y sabes que soy tuya por completo y no quiero dejar de serlo. – lo miré enamorada.
- Pues si eres mía, quiero tu cuerpo esta noche.
- No seas así, cariño, ...... bueno, tienes mi culito y mi boca para llenarlos, pero ¿ no puedes esperar un par de días ?.
- Yo sí puedo nena, pero mi corazón te contesta que no.
Le sonreí con mucha ternura y tras cenar fuimos al hotel.
Nos desnudamos y nos tumbamos en la cama, yo no me había quitado mi braguita blanca. Abracé su cuello, busqué sus labios y metí mi lengua en su boca, nos besamos con desespero mientras él estrujaba mis tetas y con una de sus manos acariciaba mi culo e intentaba bajar mis bragas.
- ¡ Luis, deja mis bragas en paz ! - grité.
De un manotazo, bajó las bragas hasta mis rodillas.
- Estoy cansado de tus idioteces Noelia, ¿ que cojones llevas en el coño ?.
- ¿ Nunca has visto un tampón ?, pues es para que no chorree la sangre de mi regla, joder.
Él de un tirón me lo arrancó.
- ¿ Prefieres esta porquería a mi lengua ?, pues voy a comer tu coñito y chupar la sangre de mi amor, hazte la cuenta que soy tu Drácula.
Lo besé con lujuria, con amor.
- Nena, te pones tu encima o de otra forma, como tu quieras. Quiero un 69.
- Si me pongo encima te ensuciaré la cara, vida mía, pero tu decides. Veo que vas a hacerlo te diga lo que te diga, ¡ estoy tan orgullosa de ti !.
Me senté sobre su cara con las piernas abiertas. De inmediato sentí sus labios sobre mi abierta vagina y su lengua limpiando cada recoveco de ella.
- Querías privarme de este delicioso manjar, zorrita. – dijo lamiendo todo mi coño, mi ano, mis muslos.
- Me da mucha vergüenza, Luis, pero que gusto, por Dioooooosssss. Estoy chorreando y me corrrrrrrroooooooo, chúpame amor míoooooooooooo, no paro de correrme. - tras mis orgasmos quedé tendida sobre él.
- Luis, cariño, ha sido tan intenso que me olvidé de tu polla. ¿ Quieres que me desmonte, y te la chupo a ti ?.
- No, nena, chúpala así que quiero seguir siendo Drácula y chupar tu sangre.
Metí su polla en mi boca, dispuesta a darle la mamada de su vida. La mordí, la besé, la chupé y la metí hasta mis amígdalas, mientras sentía su lengua y sus labios haciendo diabluras en mi vagina, mi ano. Empecé a convulsionarme de nuevo, mordía su dura polla sin compasión, nos estremecíamos los dos. Yo exploté con un orgasmo interminable, y otro, y otro.
- Cariñoooooooo, córrete en mi boca, necesito tu lecheeeeee yyyaaaaaaaaa - dije retorciéndome de placer.
Sentí sus chorros en mi garganta que tragué con avaricia, con lujuria. No quería desperdiciar ni una gota del semen de mi hombre, mientras yo restregaba mi coño por su cara. Arqueando mi cuerpo tuve mi enésimo orgasmo, o no sé cuantos.
Nos recostamos sobre la cama, respirando fatigosamente.
- Voy a por una toalla, cariño, no quiero manchar las sábanas, aunque creo que me la has dejado seca Draculín. – dije riendo.
- ¿ Te gustó como te comí el bollito ?
- Jamás había sentido algo así, Luis, no sé si era el morbo, la vergüenza que yo misma sentía, lo empapada que estaba, pero ha sido algo nuevo. Creo que también ha sido lo orgullosa que me sentía de mi hombre y mi inmenso amor por ti. – le miré a los ojos.
- Pues me ha costado convencerte, cielo, pero ahora mi polla quiere entrar en tu cueva y luego en tu culo.
- Jajaja, como sabía que al final me lo harías, he comprado condones. ¿ Te pongo uno ?.
- ¿ Por que no te lo metes por el culo, idiota ?
- Jo, que antipático eres, lo hice por tu bien.
- Venga, espatárrate que voy a follar tu coño sangriento. - rio fuertemente.
Me tumbé sobre la cama, abrí mis piernas al máximo y, con una feliz sonrisa, abrí mis brazos esperando su cuerpo. Él, impaciente, apoyó su capullo sobre mi abierta vagina y con un movimiento de mis caderas, mi coño lo tragó, lo succionó. Luis se tumbó sobre mí, mordiéndome los labios, mi lengua, mientras yo estrangulaba su cuello entre mis brazos, noté un fuerte dolor en mi labio inferior y sabor a sangre en mi boca.
- Cariño, me has lastimado el labio, eres una fiera. Me gusta que me comas, nene, pero no exageres, ...... bueno, exagera cuánto quieras, destrózame los labios que son tuyos. – dije tirando de su pelo, como bridas.
Escuché el chapoteo de su pene en mi vagina, mis flujos y mi sangre la encharcaban y mis músculos vaginales succionaban su dura polla que se hincaba hasta el fondo con violencia. Abracé su cintura con mis piernas, apoyando mis tobillos en ella y arqueando mis caderas hacia él.
- Diooooooossssssss, que locura, amor, siento tu polla en mi pecho, en mi garganta, me llenas como nunca, por completoooooooo, me corrrroooooooo, dame más fuerteeeeeee, aaaaaaaagggggggggg, grité como una posesa mientras temblaba, me retorcía, explotaba de placer.
Mi cuerpo se desmadejó sobre la cama, rendido, respirando entrecortadamente, suspirando. Él seguía dentro de mí, aunque habían cesado sus movimientos.
- ¿ Estás bien, nena ? - preguntó tras besar mi cuello - Joder, tu labio está sangrando. Lo siento, cielo.
- Estoy en el séptimo cielo, o en el octavo o yo que sé, Luis, y mi labio sigue estando ansioso de tus besos. ¿ Sabes que eres un sádico ?, aunque yo debo ser masoquista porque quiero que me sigas haciendo daño, que me destroces, amor mío. Dime lo que más te gusta de mí, Luis, para dártelo.
- Noelia, de ti me gusta todo y creo que lo sabes. Pero si tengo que elegir, tu sonrisa, es luminosa, radiante. Me enamoré de ella la primera vez que te vi sonreír.
- Nunca me lo habías dicho, Luis. Fíjate creía que era mi culito, porque notaba tus miradas en él, por eso te lo ofrecí para siempre. Yo me enamoré de tu mirada, de tus ojos. Cuando entraste en el aula la primera vez me pareciste un macizo, un tío bueno, y no quedé prendada de ti, pero cuando dijiste mi nombre y me miraste de esa manera profunda y altanera con que lo haces, me dije “ es EL, el que siempre estuve esperando, el hombre al que daré mi corazón “, y ya ves, hasta hoy.
- Siento nostalgia, cielo. Recuerdo los días de aquel seminario y cuando nos besamos, meses después por primera vez.
- Si, cariño, terminó el seminario y desapareciste, pero yo te busqué, tenía que encontrar al hombre de mis sueños y semanas después me enteré donde desayunabas, me hice la tonta, la encontradiza y ..... bueno, lo demás ya lo sabes. Quién me iba a decir que tiempo después te contaría esto con tu polla flácida en mi coñito hambriento. – le dije con mi mejor sonrisa.
- Jajaja, que zorra eres, no dejas descansar a este pobre viejo.
- Pues este viejo, ya empieza a hincharse y me vuelve loca. Cariño, cada día que pasa te quiero más y quiero que seas solo mío. Folla a tu mujer, a mí. – dije mientras sentía su gordo pene taladrándome.
Nuestras palabras nos había puesto muy calientes, notaba su polla gordísima y yo la acogía con desespero, con una inmensa pasión. Nos retorcíamos como animales, brutalmente, nuestros cuerpos temblaban y yo sentí un latigazo en mi vientre, arqueé mi espalda y empezaron mis convulsiones y las suyas. Sentí sus chorros de leche en mi útero y mi orgasmo fue brutal, interminable.
Me levanté y poniendo la toalla en mi sexo fui al baño estaba chorreando, necesitaba el bidé.
- Nena, ¿ porque no has dejado que te limpie yo ?.
- Porque no, mi coño parecía un grifo. Luis, antes del glorioso polvo que me has echado te he dicho algo. – lo miré seria.
- Te he oído, nena, y he follado a mi mujer.
- Luis, tu mujer es Melisa, déjate de coñas. ¿ Cuantas noches más me vas a regalar ?, quiero que seas solo mío, que cada tarde me esperes en nuestro hogar o te espere yo, y no quiero compartirte con nadie. - dije sollozando.
- Noelia, cálmate .......
- ¡ No quiero calmarme !. Te quiero a ti, con avaricia, sin engaños.
- Esta mañana, cuando Lisa ha regresado, le he dicho que habíamos pasado la noche juntos y que fue maravilloso. Ella ha respondido “ ya me lo imaginaba, la niña está para comerla “ y me preguntó si habíamos hecho un trio con tu novio.
- O sea, que piensa que soy una puta, una de tus putas.
- Cariño, cada cual es como es. Yo te quiero, nena, pero hemos de tener paciencia. Démonos un tiempo y lo arreglaremos.
Las lágrimas discurrían sin cesar por mis mejillas. Me puse un tampón y mis bragas.
- Me has contestado, Luis. Vuelves a romperme el corazón, ya me voy acostumbrando. Me voy, aunque no se dónde ni con quién, pero no quiero estar un solo minuto más a tu lado. – dije llorando, mientras empezaba a ponerme el vestido.
Él intentó abrazarme, diciendo en mi oído:
- Noelia, no me dejes por favor. Además, tu culito me espera.
- Y una mierda, cabrón. Vete de mi vida, para siempre. - respondí llorando.
Me fui dando un portazo.
Anduve sin rumbo, desorientada, llorando sin cesar “ ¿ dónde voy, qué haré ?, ¡ estoy tan sola !. “ Estuve tentada de volver corriendo a sus brazos, pero NO, me rebelé, no seré su puta que es lo que él quiere. Luis ya tiene a su mujer, Melisa, que lo controla, lo domina y aunque es una golfa, no lo va a soltar por una putilla como yo. Desperté a la realidad y paré un taxi.
Llegué a mi apartamento y encontré a Berto viendo una peli de piratas, mientras comía palomitas de maíz. Me senté a su lado en el sofá.
- Hola Noelia, ¿ quieres ? – dijo acercándome las palomitas - ¡ Vaya cara que traes !. Si quieres desahogarte, sigo siendo tu amigo.
- Gracias Berto - dije tomando un puñado de sus palomitas - No pasa nada. - respondí sollozando.
Dejó las palomitas sobre la mesita y abrazó mi cuello dulcemente, mientras besaba mi frente. Apoyé mi cabeza sobre su pecho y lloré desconsolada.
- Nena, nadie merece tantas lágrimas, serénate por favor que al final me vas a hacer llorar a mí. Y ya sabes que los hombres no deben llorar, jajaja.
Alcé mis ojos y mirándolo sonreí.
- Gracias por ser mi amigo, nene, por arrullarme entre tus brazos, y sobre todo por no decirme “ ya te avisé “.
- ¿ Quieres contarme algo, Noelia ?. Si no lo haces, lo entenderé y veremos la peli de piratas.
- Si me das más palomitas, te lo cuento - dije sonriendo. Seguía apoyando mi cabeza en su pecho y me sentí relajada. - Necesito desahogarme con alguien y solo puede ser contigo, mi amigo. Ya te conté anoche lo ilusionada que estaba, que me entregaba a él sin condiciones, que lo amaba..... y todas las demás tonterías que dije.
- ¿ Yyyyyyyyyy ?
- Que me ha demostrado esta noche, que solo soy una más de sus putas. Que soy una imbécil y cómo tu dijiste, que ya tenía una mujer: Melisa.
- Tu no eres una imbécil, nena, simplemente una mujer enamorada y el amor, algunas veces, es traicionero. ¿ Que esperabas, que dejase a su mujer por ti la segunda noche ?.
- Sentía una pasión en él que me hizo equivocarme. Me da vergüenza contarlo, pero mientras cenábamos le dije que estaba en mis días, joder en la regla, y que si quería nos dábamos morritos y de lo demás ná de ná, pero él insistió y nos fuimos a la cama. Me hizo el amor como un animal, lamiéndome por todos los sitios, follándome brutalmente y yo corriéndome como una perra ...... le dije que lo quería solo para mí. Y ahí terminó el encanto, lo único que se le ocurrió decirme fue que todavía nos quedaba mi culito.
- Qué fuerte, Noelia. La verdad es que no sé que decirte, creo que has jugado la mayor demasiado pronto. Desconozco cómo se lleva con su mujer, pero tengo la impresión de que al casarse pegó el braguetazo. Su suegro es una personalidad.
- Sí Berto, ella es una zorra que se acuesta con quién le apetece, tienen un pacto liberal, según me dijo Luis. Él le contó esta mañana, que se había acostado conmigo y supongo que con detalles, y ¿ sabes lo que le contestó ella ?, que ya se lo imaginaba, que yo estoy para comerme y si habíamos hecho un trio contigo. Los dos son unos guarros.
- Jajaja, pues ella no tiene mal gusto porque tú estás para comerte y a lo mejor le gustaría hacerlo a ella. Y lo del trio, mmmmmm, es una idea. Es broma cielo, quiero que te animes.
- Me ha relajado hablar contigo, Alberto, tienes mucho sentido del humor. Y si alguna vez estoy con dos hombres, te pediré que seas uno de ellos, si te apetece, claro.
- Noelia, no juegues conmigo. Siento mucho cariño por ti, pero soy un hombre y tú..... una mujer que, como dijo Melisa, estás para comerte. Así que pasemos página y seamos buenos amigos, ¿ OK ?. Me voy a la cama, he preparado el dormitorio pequeño en el que dormiré yo. – dijo con semblante serio.
- Alberto, perdóname por mis estúpidos comentarios, eres mi mejor amigo, el único con el que puedo hablar. Y no quiero que cambies de dormitorio, si acaso lo haría yo, pero te quiero como a un hermano ¿ porqué no podemos dormir juntos ?, la cama es grande y quiero escuchar tu respiración en mi nuca. No quiero estar sola, porfa.
- Lo haremos hoy, nena, pero sólo por esta noche. Sigues siendo una manipuladora y yo un gilipollas.
Subí al baño y me duché. Escuché la voz de Berto:
- Noelia, ¿ ya terminas ?, me estoy meando.
- Pues entra y mea, tonto, será que no me has visto cientos de veces desnuda.
Mientras escuchaba su chorrito, abrí la mampara y le pedí que me alcanzara la toalla. Puse mis pies en la alfombrilla y empecé a secarme, mientras él giraba la cabeza hacia otro lado y le dije riendo:
- Qué vergonzoso eres hermanito, por favor, dame un tampón que están en ese armario.
Hizo lo que le pedí y le pregunté riendo:
- ¿ Me lo pones tú, cielo ?.
- Noelia, deja de tomarme el pelo, no tiene gracia. – respondió furioso mientras salía del baño.
Salí y él ya estaba en la cama, tapado hasta las orejas con los ojos cerrados. Me acosté a su lado, mientras le decía:
- Gírate hacia mí, Berto, cómo siempre has hecho, quiero sentir tu aliento en mi cuello y meter mi culito en tu tripa. No hagas que me sienta una extraña, con mi propio hermano. – susurré.
Lo hizo e inmediatamente exclamó:
- ¡ Estás desnuda, Noelia, podrías ponerte un camisón !.
- Jo Berto, sabes que siempre duermo así y si tienes problemas con tus sucios pensamientos, me largo al otro dormitorio a llorar en mi soledad.
- No lo hagas, nena. Es muy agradable sentir el calor de tu cuerpo, y cuando te apetezca te das la vuelta y pones tu culito en mi estómago y te tiras un pedete, como siempre. - dijo riendo, mirando mis ojos.
Sentí su ternura, es como un niño, pensé, había conseguido con sus hechos y sus palabras que me sintiese mujer, no un trasto o una zorra. Tomé su rostro con mis manos y sonriendo tiernamente, dije:
- Gracias cariño, por ser cómo eres, por mimarme, por cuidar de mí. Esta noche necesitaba sentirme querida, recuperar mi autoestima y tú lo has hecho. Voy a darme la vuelta, dormir entre tus brazos y tirar mi pedete en tu barrigón, jajaja, y si te apetece, sobas mis tetitas, las de tu hermanita. – le di un besito en cada párpado y puse mis labios sobre los suyos, no pude evitar lamerlos con mi lengua, él respondió a mi beso chupando mi lengua, entrelazándolas, suspirando, mientras acariciaba mi espalda.
- Vale ya nena, date la vuelta y a dormir, que te conozco y me llevas al abismo. - dijo dándome un cachete en el culo.
Me di la vuelta y me pegué a su cuerpo como una lapa, buscando su calor, su cariño. Sentí entre mis muslos su abultado paquete, pero era mi hermano y no quise provocarlo más.
- Que duermas bien hermanito, pon tus manos en mis tetitas que se han quedado frías, porfa. Buenas noches.