Perfectamente imperfecta (x)

Ella tenia un olor familiar, esa fue excusa suficiente...

Pasaron dos años… Y mi vida siguió de la única manera en que imagino pudo haber sucedido, mi enervante y vivaz primavera se convirtió en un tenebroso otoño, le guarde luto por dos años, después de aquello no éxito nadie para mí, sabía que jamás alguien me acariciaría de la manera en que ella lo hacía, y que lejos de llenar un vacío como popularmente se cree terminaría repudiándome y vaciando mi odio contra mi acompañante cual recipiente para veneno, dos largos años y aún no había logrado salir de aquel horrible féretro en el que dormía junto a mi amada, ya no soñaba, ya no escribía, ya no vivía, era como esas abyectas hojas que muertas caen de los arboles solo para ser pisoteadas por los transeúntes, dejando escuchar el leve crujir de lo que alguna vez tubo vida.

Que más pudo haber pasado en aquellos años, todo cuanto viví lejos de ella carece de sentido, de importancia, mi vida como tal perdió un sentido, y ahora mi brújula carecía de un norte, andaba de aquí para allá viajando en solitaria compañía, reviviendo en algún lugar desdichado las horas que antes junto a ella compartía, que más pudo haber pasado en aquellos años, la nada.

2015 y 2016 no pudieran describirse sino como una eterna pesadilla, pero siempre esperaba despertar, siempre espere saltar de la cama asustada y ser consolada por la calidez de sus abrazos, pero ya no habían más cálidas caricias para mí, había una sola cosa que conserve de ella aparte de los recuerdos, una camiseta, no cualquiera, sino la camiseta que llevaba puesta el día que nos besamos por primer vez, y cada vez que dormía abrazando aquella prenda el aroma de Paula inundaba mis sentidos y solo así lograba conciliar el sueño.

Pero fue para finales del 2016 lo recuerdo perfectamente, andaba en un bar de esos que de entrada te dan una pésima impresión, pero era algo discreto así que seguro no encontraría allí a nadie que conociera, me acerque a la barra y pedí un tequila, fueron 3,4 y 5 shot, quería perderme de la realidad eso era evidente, cuando la escuche, aunque el escucharla no me hubiese inmutado, es preciso decir que la olí, podía sentir aquella peculiar loción que solamente había sentido en mi Paula…

-          No crees que es algo temprano para emborracharse – decía una mujer debo decir hermosa, morena, alta, pelo largo, ojos claros y una figura que pensarías era comprada .

-          La verdad no lo creo, creo que es la hora perfecta para hacerlo – conteste algo seria y cortante mientras pedía a señas otro trago .

-          No hay que ser genio para adivinar que te sucede, mal de amores cierto?

-          Perdida de uno para ser más exactas.

-          Ya veo, bueno no quisiera ser atrevida ni asustarte pero esos dos tipos de la esquina te están viendo en muy mal rollo hace rato…

-          Si sabes eso es porque me has estado viendo tú también…

-          Bien jugado, la verdad es que si, lo he hecho, y es que llamas la atención sabes… pero regresando al tema podrías seguir emborrachándote con algo de compañía y en un lugar más cómodo, que te parece?

-          Pues a lo mejor tienes razón, mi moto está afuera, aceptare tu sugerencia, vamos?

-          Claro – sonrió pensando que había caído en su juego cuando dé comienzo sabía exactamente lo que buscaba, acepte pensando… que mierda no pensaba nada, deje a mis sentidos divagar en aquel aroma .

Nos marchamos, de camino pasamos por un bar algo más sofisticado, hablamos de muchas cosas, ninguna importante, al menos no me lo parecían, luego entre tanta platica, pregunto si vivía sola a lo que asentí, y sabiendo lo que sugería la pregunta por si misma le dije que si quería ir a mi apartamento a seguir con aquella platica, ella acepto.

No estaba borracha, no quería estarlo realmente, de alguna manera aquella mujer me resultaba atractiva, aunque al día de hoy no sé si era solamente el hecho de que me recordara vagamente a Paula, o si realmente mi cuerpo y mente deseaban de manera oculta sentir de nuevo el contacto con la suavidad de unos muslos femeninos.

Una vez en mi apartamento comenzó todo, le ofrecí algo para beber y muy cortésmente lo rechazo, se acomodó en el sofá, cruzo la pierna dejando ver su muslo ya que andaba con un vestido, me acerque a ella, le sugerí innecesariamente que fuera mi amante por aquella noche y su respuesta fue un beso, tenía unos labios perfectos, fue cuestión de instantes y ya estaba como poseída por una lujuria inexplicable, aquel aroma de mujer, aquellos besos, sus muslos, su espalda, la calidez de un cuerpo tan cerca del propio y claro aquella maldita loción que me estaba desquiciando la poca cordura que conserve.

La suspendí unos instantes para ponerla en pie, casi que le arranque el vestido, entre besos pasionales la lleve hasta la recamara, en el camino mi ropa dibujaba un rastro por la sala, en ningún momento cerré mis ojos, solo para evitar que mi mente divagara pensando en Paula, no era justo para ninguna de las tres, continúe besándola, y entre más intensos se volvían aquellos besos más placenteros me precian, extrañaba aquella sensación de deseo, extrañaba la perfección de una mujer.

Estando en la cama, vagamente se me ocurrió desquitar con ella por medio de un momento de sexo la furia que tenía tan presente, pero recordé como de golpe, mi juramento, aun ahora sería un caballero, aun ahora ella era mi recipiente no de odio, ni de lujuria, sino de deseo, así que aleje casi de inmediato aquella idea de mi cabeza, y suavemente la tumbe en la cama, era la primer mujer en aquellas sabanas desde que vivía sola, y sería solamente la segunda en mi historial sexual…

-          No te preocupa que sea una extraña, no temes lo que pueda hacerte? – pregunte .

-          Dudo que algo malo pueda venir de alguien que guarda tanto dolor como tú.

-          Confía en mí, y dejate llevar…

Le vende los ojos y espose sus manos a la cabecera de la cama, ella sonrió y lanzo un apenas audible suspiro, había una única prenda que me separaba de su cuerpo desnudo y por naturaleza perfecto de mujer, así que lentamente y con una suavidad casi desesperante le baje las bragas, me encontré con su sexo perfectamente depilado y a plena vista húmedo, aunque las ganas no me faltaban decidí dejar aquel beso para después, se trataba de ella, así que cubrí palmo a palmo su cuerpo con besos, cada uno erizo o estremeció su cuerpo, mis manos sutilmente colocadas en el torso de su espalda y de sus brazos, dibujando la silueta de una de las obras maestras de Zeus, luego mis labios respondieron a la petición callada de sus senos, sus pezones endurecidos pedían atención que no estaba ni cerca de negar, aprese sus senos con mi boca y mis manos, perfectamente naturales comprobé…

-          Espera… tengo algo en mi bolso, me gustaría que lo usaras – dijo algo apenada y suplicante, supongo debido a la situación en la que se encontraba .

Obedecí, de su bolso saque uno de esos arnés, dude por un momento pero no tenía nada que perder con aquello así que me lo coloque, pero algo era más que obvio no dejaría que un pedazo de plástico contaminara la dulce esencia de su sexo, así que baje y pase mi lengua por sus labios, aquel glorioso aroma y sabor a mujer, sus fluidos inundaron por completo mi boca, y mi lengua que no sabe de pudor en esa zona no tardo en posarse en su clítoris para bajar hasta la entrada de su vagina, lamí sus labios menores mientras mi pulgar dibujaba círculos en su suplicante clítoris, introduje casi de golpe dos de mis dedos en su vagina, ella gemía cada vez más fuerte, recordé el poder de esos sonidos en mi cuerpo y el deseo solo se acrecentó, metí y saque un par de veces mis dedos en su vagina, pero recordé el pedazo de plástico que llevaba puesto y que era eso lo que ella quería, así que asumiendo que la lubricación de ella era suficiente introduje aquel erecto miembro falso en su ahora estrecha vagina, ella grito, mordió su labio y forzó un poco las esposas intentando soltarse, un escalofrió entro en mi cuerpo al ver aquella escena, la tome por la cintura con fuerza y lentamente comencé a penetrarla, cada vez más fuerte, cada vez más profundo, cada vez más rápido, aquello no hacía sino humedecernos más, baje hasta sus labios y la bese, sus gemidos eran atrapados por mi boca, aquello genero una posición en la que la penetración le resultaba delirante y comenzó a tensar su vagina, lo sabía pues el juguete salía con más dificultad, sus piernas presionaron mis caderas y de un momento a otro mordió mi labio y supe por el temblor de su cuerpo que el orgasmo había llegado.

Suspire, me recosté a su lado y le quite las esposas así como la venda en los ojos, me beso, y comenzamos a reír por la evidente locura que había ocurrido…

-          Haces esto muy a menudo?

-          De hecho no, es primera vez que hago algo así.

-          Supongo que no dejaras que yo calme esto – dijo pasando su mano por mi vagina recogiendo la humedad que me había provocado .

-          Es muy diferente, espero que no te molestes pero creo que no estoy lista para eso…

-          Te entiendo, igual ha sido genial, mmm debería irme?

-          No, quedate a dormir te parece?

-          Te encontrare aun por la mañana?

-          Claro que si, después de todo es mi apartamento – reí .

Y así fue, a la mañana siguiente, estaba allí, despertando después de tanto tiempo junto a alguien más, y esa fue la firma silenciosa de un contrato basado en placer, aquella desconocida de alguna manera había llamado mi atención, pero que era lo siguiente que sucedería, sin duda deberíamos aclarar algunas cosas, sin duda debería explicarle algo, en ese momento nada importo, estábamos lo que ya de por si era más que suficiente…