Perfectamente imperfecta (viii)

Han escuchado que después de la tormenta viene la calma, pues antes de la tormenta siempre todo parece andar bien...

Hacia demasiado frio, ella se acercó a mí y me abrazo, de nuevo sentía esa extraña sensación de conocer ese aroma, ese calor tan peculiar, pero era simplemente imposible que fuese ella, me voltee y la abrace, le dije lo mucho que la había extrañado, ella me devolvió el abrazo, lagrimas caían sobre mis hombros, intente ver su rostro pero de nuevo desperté.

Otra vez todo era un sueño, demasiado vivido para mi cordura, era ella, siempre ella mi diosa, mi amante de sueños, esa simple desconocida, me estaba llevando a la locura.

Junio del 2013, ya pronto tendría 17 años, llevaba ya 1 año y 2 meses junto a Paula, todo iba de maravilla, nuestra relación no pudo haber sido mejor, el próximo año me graduaría de maestra y ya habíamos resuelto irnos a vivir juntas, mi familia jamás había conocido a Paula, él porque era bastate simple ella sentía algo de vergüenza con mi madre por eso de haberse metido con una estudiante de 16 años teniendo ella 10 años más, a mí eso jamás me inmuto la verdad lo veía de lo más normal del mundo.

No obstante mis padres y demás familiares la tenían muy en alto, las cosas realmente parecían estar saliendo bien en aquella relación, hasta que llegaron los problemas, Paula terminaría su práctica este año, y por circunstancias ajenas a ambas se había hecho público el tema de su orientación sexual, aquello bien pudo haber sido un punto a nuestro favor, pero vaya que no fue así…

-          Anda amor que no ha sido mi culpa, tú has visto que fue ella quien me ha besado.

-          Pues claro que lo he visto Paula, si las he tenido a ambas frente mío! – jamás había estado tan molesta en mi vida.

-          Pero vamos que culpa puedo tener yo, ella me ha saludado y a último momento ha girado la cara.

-          Si eso lo se Paula, lo que me ofusca es tu maldita sonrisa en respuesta al beso, no podías haber reaccionado de otra manera?

-          Pero de qué vas ahora, que querías que hiciera, que le recriminara el haberme besado poniéndola en evidencia frente a los demás?

-          Pues ella no se ha tomado eso en cuenta cuando te estampo el beso o sí? vamos que ni siquiera es la primer vez que ocurre, que supones que haga yo he? que lo ignore y ya.

-          Pues claro que no, pero sabes que tampoco puedo decir que tengo una relación contigo.

-          Es que no es eso lo que te pido, no quiero joderte la práctica, solo que me des algo de respeto.

- Me abrazo, sabía que como en ocasiones atrás eso resolvería todo – Te amo, y solo te quiero a ti ok, no seas tonta.

Las cosas fueron en declive luego de eso, los incidentes se hacían cada vez más frecuentes, así que un día tome valor y me aleje de ella, la comencé a evitar en el colegio y no le cogía las llamadas, simplemente estaba demasiado dolida por su actitud ante esas situaciones, es decir sabía que al ser tan guapa era imposible pedir que las estudiantes no intentaran liarse con ella, pero imagine que ella respondería de una manera cortante y le pondría un alto a todo aquello, pasaron dos semanas y la cosa seguía igual.

Debo admitir que me moría de ganas por abrazarla y hablar con ella, pero como siempre mi orgullo pudo más, había dado aquello por terminado, había asumido que ese era el final, pero justo el día de mi cumpleaños al llegar al colegio…

-          Oye Onice, perdonala si, en serio que ella te quiere – decía Damary algo emocionada .

-          Anda que no sé de qué hablas, y deja ya que llegare tarde a clases.

-          Pues pasate por la cancha no tardaras en saber a qué me refiero.

- La curiosidad me gano, así que me dirigí algo aprisa a la cancha y allí me encontré con una pancarta que decía“Todas son muy lindas, pero mi corazón tiene dueña… Onice disculpame. Att. Sofía”de inmediato una banda de mariachis tocaba la canción esa de feliz cumpleaños y Paula me hacía un giño desde una distancia prudente .

Aunque la dedicatoria no ponía su nombre, era obvio que había sido ella, Sofía era la protagonista del primer libro que leímos juntas, y claro que por sus propios medios algunas estudiantes interesadas en ella dedujeron lo mismo, ese día acepte salir con Paula, establecimos nuevas reglas, y de allí en más las cosas fueron mejorando, ya no tuvimos más problemas por aquella situación y aquella quedo como nuestra única pelea.

Todo iba perfecto, incluso mejor que antes, mentira, eso me decía a mí misma, y es que luego de aquella pequeña separación las incomodidades con respecto a la mujer de mis sueños no hacían sino acrecentarse, al punto de estar en la cama con Paula y vagamente como destellos tener la imagen de ella en mi mente, pero decidí no comentarle nada a Paula, no quería lastimarla ni hacerla sentir mal, así que como siempre deje aquello para mí.

El resto del año transcurrió con normalidad, Paula termino su práctica y yo estaba a un año menos de obtener mi título, en vacaciones me llevo a conocer la casa de su madre en Islas de la Bahía, la verdad debo confesar que estaba bastante por no decir demasiado asustada por lo que pensaría de mi la madre de mi hace ya 17 meses pareja…

-          Hola mucho gusto Doña Mirian, soy Onice, la amiga de Paula – dije mientras veía a Paula intentando contener la risa .

-          Quitame el Doña y solo dime Mirian, mmm amigas pero que ya no son pareja? – dijo riendo .

-          He bueno, si… - no podía haber estado más apenada .

-          Tranquila Paula me ha dicho que eres un poco tímida, pero ya hace tiempo eres como de la familia así que no te sientas incomoda.

-          Bueno gracias, es usted muy amable, y el Señor Marth no se encuentra? – preguntaba por el padre de Paula .

-          Bueno él ha tenido que salir por negocios amor, no creo que regrese sino hasta dentro de algunos días.

-          Si ya vez como es esto querida trabajo y más trabajo. – decía Mirian mientras me servía algo de refresco .

-          Muchas gracias, y de que trabaja tu padre? – pregunte .

-          Negocios en el extranjero linda – note como Mirian le miraba fijamente mientras Paula me respondía .

-          Bueno que ambas necesitan descansar, mañana será un día algo cansado, anda que les ayudo a desempacar.

Ese día quede con la inquietud de la reacción de mi suegra al preguntar por el trabajo de su esposo, pero no le di demasiada importancia, la habitación de huéspedes en donde Paula decidió que nos quedáramos en lugar de su propia recamara, era bastante amplia y muy bien acondicionada, quedaba fuera de la casa como tal, así que asumo que ese fue el motivo de que Paula la escogiera.

La mañana siguiente llego Mirian a despertarnos, diciendo que el desayuno estaba listo, así que nos dimos una ducha y entramos a la casa a desayunar, el resto de mi estancia allí fue bastante cómoda, andábamos las tres a todos lados, y podría decir que Mirian y yo compenetramos bastante bien, ella era muy amante de la música y bajo el argumento de que Paula no la solía visitar demasiado nos hizo tocar juntas el piano que tenía todas las noches, siempre sonreía y decía que la casa se llenaba de vida teniendo la dicha de la música de nuevo en ella.

Por mi parte me encantaba ver sonreír a Mirian y a Paula, ambas eran radiantes, aunque las noches en aquella casa eran otra historia completamente distinta, a Paula se le ocurría cada cosa, y claro yo quería hacer todo siempre y cuando fuese con ella, esas dos semanas parecían luna de miel, creo que fue poco el lugar de la casa que no haya sido testigo de nuestros desbordes de amor y pasión.

Estar con Paula siempre resultaba algo maravilloso, nunca entendí como alguien puede ser tan apasionada y tierna al mismo tiempo, era como si cada caricia fuese una obra maestra diseñada para estremecerte el cuerpo con la suavidad de apenas rosarte, lo que finalmente me llenaba de una especie de ira que terminaba desatando en Paula, creo que era eso lo que siempre intentaba lograr.

Termino el año, y aunque ella insistía en pasar el fin de año juntas, yo le insistí que fuese a pasar año nuevo con Mirian y Marth, Paula era hija única así que no imaginaba lo sola que sería aquella enorme casa sin su única hija, así que finalmente la convencí, Mirian me llamo para agradecerme ya que sabía que Paula no habría ido por iniciativa propia, hable también con Marth quien me expreso la pena que sentía por no haberme conocido y que esperaba tener el placer de hacerlo pronto, les agradecí y exprese mi cariño.

Recuerdo que ese día recibí una hermosa cadena, el empaque no llevaba dirección ni algún dato, era una especie de lagrima de cristal con una delgada línea roja de pintura supongo, asumí que Paula lo había enviado, pero me dijo que no, igual no le tome demasiada importancia, pero me gustaba bastante así que comencé a usarlo a diario.

Esperaba ansiosa ver que traería de nuevo para mí el 2014, moría por saber que nos deparaba a Paula y a mi este nuevo año, quizá no debí desear eso jamás, quizá mejor hubiese deseado contener el tiempo en ese breve instante de felicidad por el que transcurría nuestra vida.