Perfectamente imperfecta (v)
Todo tiene un final, y no siempre feliz...
Después de ese día, aquello se convirtió en algo así como una relación, andábamos más juntas que antes, pasábamos las tardes en la casa de ella, nos besábamos cada que teníamos oportunidad y sabe Zeus que ambas queríamos algo mas, pero concretamente no éramos novias, era algo así como un juego entre las dos, nadie lo sabía, y frente a los demás seguíamos siendo nada más que amigas, nunca nadie se enteró de lo que sucedió aquella tarde, siempre fue un secreto entre nosotras dos.
Pero un día, mientras caminábamos por los pasillos del colegio la rejilla de un desagüe estaba mal colocada, y la pierna de Daniela fue a parar dentro, lógicamente se lastimo, le ayude a sacar la pierna y ese día la lleve hasta su casa ya que no podía ni apoyarse.
La acompañe al hospital los días siguientes, al parecer se había lastimado un hueso y un tendón, así que durante su recuperación fui yo su muleta, su acompañante, la esperaba al bajar del taxi a la entrada del colegio, andaba con ella todo el tiempo y a la salida me daba a la tarea de dejarla en la puerta de su casa.
Aquello me acerco demasiado a ella, y es que si bien me gustaba no buscaba enamorarme bajo ninguna circunstancia, pero me estaba encariñando más de lo que me hubiese gustado hacerlo, terminaba 2010 y fue un día durante una de las visitas que le hice en vacaciones…
- Hola, que tal estas, como sigues de la pierna?
- Aun me duele, pero ya puedo caminar bien, ayer fue la última cita con el médico, dijo que pronto se me quitaría el dolor, y eso que viniste a la casa?
- Bueno tenía algo de tiempo y quise ver como seguías – dije mientras inevitablemente observaba su delicada figura casi desnuda tras un camisón de seda .
- Bueno, me alegra que estés aquí – se acercó y me beso .
- Bueno que bien, oye y tu mamá donde esta? – pregunte intentando ocultar mis nervios .
- No lo sé solo dijo que saldría y que llegaría por la noche.
- A que bien, bueno y ya almorzaste quieres que compre algo para comer?
- No gracias estoy bien, oye sabes quería hablar algo contigo, podrías venir a mi cuarto.
- Claro - La seguí, ella me sentó en la cama, recuerdo que en la televisión estaban pasando Dont Jump de Tokio Hotel, nuestra banda favorita, y ella solo se sentó a mi lado y me observo un momento – bueno que es lo que ibas a decirme?
- Es que he pensado, que tú pasas tan pendiente de mí, y conocemos casi todo sobre la otra, nos llevamos muy bien, y bueno me gustas mucho, así que me preguntaba, si querías ser mi novia? – dijo aquello con una seriedad que jamás había visto en ella .
- Hablas en serio? bueno si claro que me gustaría, pero cuales son las condiciones? – pregunte sabiendo que siempre habían condiciones cuando se trataba de ella .
- Pues ninguna, solo que obviamente nadie debe saberlo, es que ya sabes como son y yo no quisiera…
- Si no quisieras que te traten, y vean igual que a mí – interrumpí terminando aquello que quizá ella no tendría el valor de decir .
- Bueno, pero está bien?
- Claro, será como ha sido estos meses, no hay demasiada diferencia.
- Casi como si notara que en el fondo aquella condición me había molestado se acercó a mí, yo estaba sentada a la orilla de la cama así que se sentó sobre mis piernas dejándome en medio de las suyas con su pecho casi a la altura de mi rostro, se encorvo un poco y me beso – Bueno pero no te molestes, igual no es como si no fuera a ser algo bueno.
Aunque hubiese querido resistirme al beso, no lo hubiera logrado, así que coloque mis manos en su cintura y comencé a besarla, en ese momento una vehemencia que desconocía de mi misma salió a flote, comencé a hacer presión sobre sus caderas, casi molesta la levante y coloque sobre la cama, la vi a los ojos un momento, en busca supongo de alguna señal de disgusto, pero nada, así que retome el beso que nos propiciábamos, metí mi mano bajo su cabeza y la presione contra mis labios, mi cuerpo entero hacia presión sobre el de ella, aquello era nuevo para mí, y asumo que para ella también, de pronto levanto una de sus piernas haciendo presión sobre mi pubis, a lo que respondí haciendo presión con mi muslo contra el sexo de ella, comenzamos a movernos, el beso iba subiendo cada vez mas de intensidad, sus manos se movían por mi espalda y mi mano libre se aventuraba entre la seda de su camisón, tocando su abdomen, su piel era tan suave, tan exquisita, acaricie el torso de su cuerpo y luego baje mi mano hasta su muslo, los movimientos comenzaron a ser más tempestuosos, y de su boca salían casi sin querer algún que otro gemido entre callado, de pronto, alguien toco la puerta, me levante de golpe y me calme mientras ella hacia lo mismo al dirigirse a abrir, eso fue todo, sabíamos que aquel sería un secreto más entre nosotras, un delirante secreto más.
Y así ese día nos hicimos novias, nadie comento lo que sucedió aquella tarde, nos seguimos viendo con la regularidad que lo hicimos siempre, salíamos a comer, teníamos aniversarios, pero no dejaba de molestarme aquello de ser novias a escondidas pero decidí ignorarlo.
Llego fin de año, y aunque quisimos pasarlo juntas cada cual tenía compromisos con su familia, así que solamente nos comunicamos por teléfono, y aunque todo parecía ir bien, cuando alguien no es para ti simplemente el destino se encarga de separarlas.
2011, creo que este año siempre lo recordare como mi primer fracaso amoroso, mi primer dolor de amores, para aquel entonces nos reuníamos mucho en casa de alguno de los del grupo, y casi siempre terminábamos bebiendo, pero ese día distaba demasiado de ser como cualquier otro, y yo estaba a punto de perder la inocencia sentimental que aun conservaba.
Era junio del 2011 y en efecto bebíamos celebrando mi cumpleaños que sería en algunos días, solo que esta vez habían invitado a dos amigos de Blish, a los cuales yo no conocía, uno de ellos Frank, alto, lentes de contacto, delgado, nada mal físicamente, en cuanto entro se dio a la tarea de observar casi obsesivamente a Daniela, y aunque a los demás aquello les daba igual, a mi lógicamente me comenzaba a molestar.
Salí a comprar unos cigarrillos, y cuando regrese, juro por mi vida que no sé cómo logre controlarme, allí estaba la que era mi novia besándose con aquel hombre al que recién conocía, no había juego de por medio, simplemente se besaban porque les placía hacerlo, justo el día que cumplíamos un año de estar juntas.
Ella me miro asustada, y yo con toda la serenidad que pude fingir, pedí permiso para entrar, encendí un cigarrillo, me serví un trago de tequila y el resto de la reunión me dedique a pasarla bien con los demás, nadie noto si quiera un ápice de disgusto en mí, excepto Daniela, ella sabía perfectamente que estaba al borde mi cordura emocional.
Nos despedimos, y ambas nos dirigimos al centro, ese día no cruzamos ninguna palabra, no le dije ni le reproche nada, sabía que esa no era la manera de reaccionar, y que no haría sino amargarme el día, cuando llegue a casa, ella me escribió…
- Onice, no me has hablado en toda la tarde, mira yo puedo explicarte, pasa que Julia y Osiris ya estaban sospechando sobre nosotras, y necesitaba que supieran que me gustan los hombres.
- Daniela, no hay nada que explicar, quedate con el chico, es atractivo y ya sabes es más tu “tipo” – fue lo único que le conteste, ella me escribió uno y mil mensajes luego, ninguno fue leído ni contestado, todo había terminado, si la amaba y me dolía pero tenía el suficiente orgullo como para aceptar aquello con la sublimidad que lo hice .
Las cosas obviamente cambiaron, es decir ella seguía siendo mi amiga, y no es que la odiara, pero aquel amor y admiración que le tuve alguna vez, pues ya no había nada de eso, nadie nunca supo lo que paso entre nosotras lo que facilito mucho las cosas, seguiríamos siendo compañeras de clase lo que restaba del año así que no había sentido en volverme su enemiga, está de más decir que a veces reventaba en rabia por dentro cuando veía a aquel tipo ir a traerla al colegio y tratarla como objeto para presumir, y aunque en más de una ocasión ambas tuvimos impulsos de regresar, nunca sucedió, no debía suceder y aquello termino, así de fugaz como comenzó.
Quizá sea extraño que no haga demasiado énfasis en mi primer relación amorosa, pero la verdad es que no hay demasiado que contar al respecto, más que lo que he dicho, lo importante de ella es que fue mi primer novia, y que lo que ella me hizo fue ayudarme a forjar un carácter, una filosofía, aquello que iba a dirigir mi vida de ahora en más.
A esto llame un “honor de dama-caballero”, si, puede sonar ridículo pero era lo más hermoso que había decidido, yo sería un verdadero caballero, jamás hablaría mal de una mujer, las conquistaría como se hacía años atrás, seria ese alguien que les abriera la puerta, que les acercara la silla, que les cediera el asiento, jamás latinaría una mujer, y como es lógico mi ineludible obligación de ser dama con aquellos que fuesen caballeros conmigo, era así de simple.
Esta filosofía me la tome muy en serio desde el comienzo, a mi madre le pareció muy gracioso, y mi padre por su parte al escuchar mi explicación me dijo que si quería ser un caballero que debía ser el mejor de todos, y se dio a la tarea de enseñarme a ser un hombre aunque fuese mujer, me enseñó todo lo que el supiera hacer, oficios, defensa personal, como expresarme con las damas, me mostro todo sobre etiqueta masculina, pero me dijo esto, “ No olvides que aunque quieras ser un caballero, que me parece muy bien y lo respeto, sigues siendo una hermosa mujer, y sigues siendo una dama ”.