Perfectamente imperfecta (ii)

Paciencia, silencio y tolerancia.

2008 llego, he hizo tantos cambios en mi como los que hace la primavera con los árboles, aunque para mí los más relevantes fueron en lo intelectual, ahora estaba en sexto año y pensaba emocionada que este sería el mejor año de mi vida, luego de esto podría comenzar uno de mis grades sueños, entrar a la Escuela Normal en donde estudiaban aquellos que deseaban ser maestros.

Este año Cata cumplió su promesa de enseñarme a tocar el piano, por lo que hablando con mi madre le informe que pasaría las tardes luego de la escuela en casa de Cata, mi familia siempre fue muy liberada en ese sentido, las reglas eran simples podíamos ir donde quisiéramos siempre y cuando no fuera muy lejos y claro informáramos en donde estábamos, así que sin problema alguno por ninguna de las familias de pronto ya tenía un nuevo refugio, la diferencia es que este traía consigo una acompañante, no está de más decir que la familia de Cata estaba encantada conmigo al igual que la mía estaba contenta con Cata, y nuestras madres felices en plan de que sus niñas por fin tenían una amiga, las tardes comenzaron a ser mi momento favorito del día en las clases de piano, ahora que lo pienso aquello pudo haber sido el comienzo de todo..

-          ¡Vamos Cata que estoy cansada! mira que tú debes saber que no es algo fácil…

-          Si te hubiera visto cara de que te gustan las cosas fáciles ni me tomo la molestia de enseñarte – dijo haciendo un gesto de reproche .

-          Tu sabes que no es que me guste lo fácil, pero anda dame un respiro – fingí un puchero .

-          Bueno está bien, ven hablemos un momento para que descanses, por ejemplo como que no me has dicho como vas a pagar el gran esfuerzo que implica ser tu maestra – dijo mientras me halaba al sofá en el que estaba ella y me abrazaba .

-          He… bueno no lo sé, que tienes en mente? – pregunte con toda la inocencia del mundo, pero sintiéndome extrañamente nerviosa .

- Pude notar que sus brazos de tensaron y se apartó de mi inmediatamente, volteo a otro lado y sin verme dijo – Bueno pues podrías leerme alguno de tus poemas, o hacer uno para mí, no lo sé.

-          Podría hacer ambas si quieres – dije sintiéndome emocionada de que le interesaran mis poemas, y claro de tener la oportunidad de conseguir una crítica sincera sobre los mismos .

-          En serio peque, de verdad me los leerías? – pregunto esto ya que sabía que nadie conocía mis poemas y que eso la convertiría en la primer persona que los escucharía .

-          Claro que sí, pero debes dejar de decirme peque, ya estoy en sexto año y he cambiado y crecido mucho desde que nos conocimos.

- Me pego un golpecito en la frente y me dijo - ¡Vaya, Vaya! serás muy mini mujer ahora, pero tú siempre serás mi peque vale?

-          ¡Bueno está bien, pero no hay necesidad de golpearme! mira que me dejaras tonta con tanto golpe – fingí estar molesta .

-          Jajaja, bueno – me abrazo y beso en la frente .

- No sabiendo cómo reaccionar solo reí al igual que ella .

Las clases de piano fueron un éxito, confieso que en mi interior quería impresionar a Cata, quería que se sintiera orgullosa, hasta cierto punto considero que lo logre.

Luego de unos meses ella estaba sorprendida con mi avance, ya que incluso para mi sorpresa el piano resulto dárseme bastante natural y bien, a ella le encantaba sentarse en el sofá y escuchar las canciones que ambas disfrutábamos tocar y escuchar, entre todas nuestra favorita “Para Elisa” de Beethoven, la cual claro no me cansaba de interpretar una y otra vez, y entre una de esos desbordes de vehemencia entre las teclas del piano fue como un día…

-          Peque que sorpresa verte aquí, pensé que hoy no vendrías.

-          Si bueno, es que tuve una tarea en grupo y por eso he llegado tarde, lo siento.

-          Tranquila, bueno ven quieres algo de almorzar?

-          No gracias, ven quiero tocar algo en el piano.

-          Pero vienes llegando, segura que no deseas descansar?

-          ¡No Cata, ven que es importante! – dije mientras corría al cuarto .

-          Vamos ven y esperame si quieres que te escuche – dijo sentándose en el sofá de la sala .

-          Bueno, si no vienes aquí tú te lo perderás – dije desde la habitación ya sentada en el banquillo del piano .

-          Vale ya estoy aquí, por qué tanta urgencia?

-          Ven, siéntate y escucha – le indique, ese día toque una versión alterada de “Para Elisa” de la manera más sublime y casi perfecta que fuera posible, una vez que termine me di la vuelta,  y allí estaba ella a punto de llorar .

-          ¡Wow peque! que ha sido eso? ha estado hermoso..

-          Debutando para ti esa ha sido “Para Catalina” de Onyx, a que no está nada mal? – dije haciendo gestos de victoria .

-          Esta preciosa – diciendo esto se levantó, me abrazo y me dio un beso, que estaba destinado a mi mejilla pero alguien toco la puerta y como por reflejo voltee mi rosto y aquel beso termino siendo recibido por mis labios .

Nuestros rostros no pudieron haberse tornado más ruborizados, ambas nos alejamos una de la otra, y ninguna tuvo el valor de decir algo o de vernos a la cara, claro en aquel entonces a mis 12 años ya se suponía que me gustaran los chicos, y aunque no era así siempre lo atribuí a que eran demasiado tontos o vacíos para mí, pero igual pensaba en cómo sería el primer beso que le diera a uno de esos “tontos” y para mi sorpresa aquel esperado primer beso me lo había dado Cata en aquel momento.

Como mencione antes las emociones jamás fueron mi fuerte, así que yo veía aquello de la única manera que podía verse, como un gracioso accidente, pero pensé que quizá ella al ser más emocional le estaba dando demasiada importancia, o se sentía mal o culpable que se yo, y en vista de que fue ella quien propicio el beso estaba segura que se sentía más incómoda de lo que debería haberme sentido yo, así que asumí que sería mejor que yo rompiera aquel incomodo silencio…

-          Oye Cata pero invitame a una cita antes por lo menos jajaja.

-          Anda peque, que ha sido un accidente lo siento, además has sido tu quien se ha movido.

-          Vamos que solo bromeo, además ha sido solo un beso, y fue un accidente, le das demasiada importancia, olvidalo ya ok.

-          Bueno pero fue tu culpa – dijo haciendo su voz y gestos de autoridad .

Los días siguientes fueron algo extraños, ya que de alguna manera sentí que Cata había dejado de ser tan afectuosa como lo era antes, pero con el tiempo aquello se fue normalizando y todo volvió a ser como era antes. En las clases de piano comenzamos a componer melodías juntas, y nos desvelábamos leyendo algún libro, cada vez era más frecuente que nos quedáramos en la casa de la otra y que las clases de piano se extendieran una o dos horas más, todo parecía perfecto, todo indicaba que seriamos amigas por siempre y que siempre estaríamos juntas.

Supongo que ambas pensamos lo mismo, hasta que por esos azares del destino…

-          Amor ya casi es la graduación, que has pensado hacer luego? – preguntaba mi madre .

-          Pues lo mismo que he pensado hacer desde tercer grado, entrare a la Escuela Normal.

-          Sabes que con Jose ( mi hermano mayor ) hemos hablado mucho sobre este tema y no te lo había comentado ya que sé que por más de alguna razón estarás en desacuerdo, pero cuando salgas de la escuela nos mudaremos de aquí.

-          Que? pero por qué?, estamos muy bien aquí, el transporte al colegio es accesible, la escuela queda cerca, y no hay motivo, donde pretendes que nos mudemos y estemos mejor?

-          No se trata de nada de eso, es solo que ustedes van creciendo y la casa ya nos queda algo pequeña para tantos niños ( mi madre tuvo 6 hijos ), y hay una casa grande y con las mismas conveniencias en cuanto a ubicación que esta, es a una hora de aquí.

-          Pero que pasara con Cata, como la visitare viviendo tan lejos, me niego, eso no sucederá.

-          Tú sabes que siempre he tomado en cuenta la opinión de mis 2 hijos mayores, pero en esta ocasión es algo definitivo, y solo estoy informándote amor.

- Solo guarde silencio, sabiendo que ella tenía razón, y que su argumento era imposible de refutar, tenía que aceptar la derrota y solo me quedaba informarle aquello a mi mayor motivo de objeción, tenía que decírselo a Cata .