Perdóname por decirte te quiero... (1)

Cuantas veces, sin darnos cuenta, acabamos queriendo a quien no debemos, lo cual nos lleva a cometer errores... cómo decirte "te quiero".

Relato re-subido Nota: Tuve que volver a subirlo para corregir ciertos errores que podrían confundir al lector, ahora si que sí, esta todo correcto!!

Cuantas veces, sin darnos cuenta, acabamos queriendo a quien no debemos, lo cual nos lleva a cometer errores... cómo decirte "te quiero".

Relato ficticio, disfruta lector.

Capítulo 1.

Mi nombre es Arturo, tengo 18 años, curso en segundo de bachillerato en un instituto público de Madrid.

Mi vida es como la de cualquier chaval de mi edad, de vez en cuando a alguna fiestecilla iba, pero el curso tan complicado al que me enfrentaba me limitaba muchísimo, estoy soltero, aunque en el pasado tuve alguna novia así suelta, aunque nada importante o por lo que lo pasase mal.

Tengo una complexión media, metro ochenta y mucho, pelo negro, ojos castaños y una nariz algo prominente, no era ni de cerca el chico más atractivo de mi instituto, pero tampoco era horrible.

Y ahí estaba pensando en mis cosas, sentado en el respaldo de un banco de hormigón cuando una voz masculina me dijo:

  • Eh! Arturito espabila que ya son las 8 y la de caste nos manda a guardia como lleguemos tarde

Miguel, mi mejor amigo desde hace muchos años, un gran apoyo para mí y una de las personas más importantes de mi vida.

  • Ya voy loco, no pasa na´por 5 minutos - Contesté.

  • Ya, ya, la Marina no para de darte vueltas a la cabeza eh - Se cachondea y me da un golpe cariñoso en la espalda

  • Calla cabrón, estaba repasando pal´examen de mates que tenemos el miércoles

Marina era la chica que me gustaba desde principios de curso, obviamente Miguel lo sabía, ya que se lo conté el primer día.

Era morena, ojitos verdes, bastante alta, pero lo compensaba muy bien con unos pechos razonablemente grandes, y un culo que completaba una figura increíblemente sexy, en pocas palabras, es un pivonazo.

Miguel y yo llegamos a clase y nos sentamos en nuestro sitio, justo después apareció la profesora de castellano

-Buenos días chicos! perdonadme, me he retrasado un poco... -mira la típica libreta de profesor- ¿Quién ha faltado hoy?

  • Jorge y Marina aparentemente - contesta un alumno del fondo

Efectivamente, Marina no estaba, se sentaba justamente delante de mí, era una delicia ver su pelo apoyado en el respaldo de la silla, mientras que su aroma rozaba mis sentidos, me hipnotizaba completamente, como una encantadora de serpientes...

Recordar la belleza de Marina me dejó embobado, pero el sonido de la puerta abriéndose repentinamente me desquitó del pensamiento.

  • Perdona profe, el bus se retrasó - dijo Marina a duras penas -

  • No te preocupes, respira y siéntate anda - respondió la profesora sin mirarla

Marina pasó al lado nuestra, iba con una falda corta, pero con unas medias de rejilla, de todas formas, no compensaba el frío que empezaba a hacer a mitad de octubre.

Todo lo opuesto al frío noté en mi entrepierna, el calor que sentí allí abajo era radiante, al ver su figura, sus piernas, su carita, como se sentaba... de tanta mirada mi pene pedía a gritos salir de su escondite.

  • ¿Pro... profe, puedo ir al baño? - dije alterado.

  • Claro Arturo, ves.

Creo que hasta la profesora notó desde allí la calentura que llevaba encima, me levanté disimulando lo más que pude, pero Miguel no era tonto y susurró:

  • Pajero... - le di una colleja haciéndome el tonto

Fui al baño, cerré y me bajé el pantalón, comencé a hacerme una buena paja a mi salud, esa chica me ponía muchísimo, la deseaba...

Me dejé llevar tanto que se me escapaba algún que otro gemido, suspiros de placer, me imaginaba mil y una formas de follármela, y todo siendo un jodido virgen.

Nunca había tenido relaciones sexuales, no tuve mucha oportunidad, pero siento que estoy preparado, y mi mayor deseo era hacerlo con Marina.

Escuché un ruido, alguien entró, cabe comentar que en mi instituto los baños son mixtos, cosa que no veía nada mal, tanto por la igualdad de género y por las posibilidades que eso traía en otros ámbitos...

Paré en secó de pajearme, y los pasos se acercaban más y más, rápidamente me subí como pude el pantalón

Tocaron la puerta y una dulce voz sonó al otro lado:

  • ¿Está ocupado?

Me quedé en shock durante unos segundos y respondí torpemente:

-S.…sí, ya está

Tiré de la cadena para hacerlo realista y abrí la puerta

Allí estaba, con su inmensurable belleza, Marina.

Este es mi primer relato, espero que os guste, el esfuerzo vale la pena, sería un placer recibir críticas para seguir aprendiendo. ¡¡¡Muchas gracias!!!