Perdóname

Una chica se arrepiente del daño que le hace al hombre que la ama.

Alba es una chica de unos 23 años. Preciosa. Pelo negro, largo. Piel blanca, pálida, que contrasta con su cabello. Sus ojos, marrones, color miel. Labios carnosos, pechos bien puestos y culito respingón. Vamos, un pedazo mujer. Julián es un viudo de 47 años, vecino de Alba.

Ambos coinciden a menudo en el ascensor. Se saludan cortésmente. Julián sabe su nombre. Ella el de él, no. Julián sólo es un pureta más. Un vecino, amable, pero un "viejo". No es que sea feo, pero podría ser su padre. Y Alba sólo sale con jóvenes de su edad. Sin embargo, para Julián Alba no es una chica más. Le parece bellísima. En secreto la ama. La desea. Pero cree que a su edad no tiene nada que hacer con una joven como ella. Se conforma con admirarla de vez en cuando. Se conforma con tenerla siempre en sus fantasías. Y así pasaban los días. Saludos y nada más. Hasta que una tarde Alba iba en el ascensor con Juanita, una amiga suya. Juanita es un poco zorrón y una descarada. Enseguida se dio cuenta de que Julián se comía con los ojos a Alba. Se lo susurró al oído. -Alba, el pureta ese no te quita los ojos de encima. -Calla. -jajajaja, sólo le falta babear. -Tía, que es mi vecino. 'Tate quieta. -¿Lo ponemos cachondo? -Estás loca - le dijo, riendo. Julián veía a las dos chicas cuchichear, riendo. No sabía de qué reían, pero notaba que de vez en cuando lo miraban. Juanita quería reírse un poco de aquel tipo. Así que le puso las manos en el culo al Alba y le preguntó a Julián. -¿Es este culo el que miras? Está buena mi amiga, verdad? -Juanita!! No seas borde. -Calla, Alba. Este carroza te estaba mirando el culo. Julián no sabía dónde meterse. Aquella chica tan descarada lo desarmó. Se quedó sin habla. Y Juanita siguió. -Tiene un culito precioso, sabes? Y unas tetas para comérselas. ¿Te gustaría comérselas? -Yo...no... -No? Seguro que no? Alba también se divertía. La cara de asustado de Julián la divertía. Se unió a su amiga. -Llevas tiempo mirándome, eh? -le dijo mientras meneaba el culito hacia él. Miguel tragaba saliva. Su Alba se mofaba de él.

-Y seguro que se la menea luego. Seguro que el pureta éste se mata a pajas pensando en ti, Alba. Es asqueroso. Seguro que se agarra la polla y se imagina que se la chupas. Que te folla. Las dos chicas reían con ganas. Aquel hombre era patético, allí plantado, sin decir nada. Julián se sentía fatal. Aquellas dos chiquillas se rían de él. Y lo peor era que Alba lo miraba con aquellos ojos que lo encandilaban, y se reía. Con desprecio. Tenía un nudo en la garganta. Siempre había sido un hombre sensible. El daño que Alba y su amiga le estaba haciendo era horrible. Pero permaneció allí, sin decir nada mientras el ascensor llegaba al piso bajo. -Alba, seguro que luego se encierra en baño a cascársela pensando en nostras, el muy imbécil! jajajaja -Jajajaja, si, pobre. Bueno, si es que se le empina! jajajaja. Al ascensor llegó al piso bajo, por fin. Julián miraba al suelo, avergonzado. Las chicas salieron riendo. Cuando salía por la puerta, Alba le echó una última mirada a su patético vecino. Sus ojos se encontraron. Alba vio como dos lágrimas caían por la cara de Julián. Y entonces fue consciente de lo que había hecho. Aquel hombre siempre había sido amable con ella. Siempre correcto. Y ahora ella lo había tratado como a basura. Se había reído de él, sin motivo. Sólo por reírse. Sólo por seguirle el juego a la tonta de Juanita. -Juanita, nos hemos pasado. Joder. -Jajajaja. ¿Viste la cara que tenía el pobre? jajajaja. -Calla, coño. Joder... que estúpida soy. Nunca me había hecho nada. Al contrario, siempre ha sido amable. Eres una hijaputa Juanita. -Bah, que se joda, por mirón. Mientras se iban en busca de sus amigos, Alba no dejaba de pensar en la última mirada de aquel hombre. En su calladas lágrimas. No entendía el porqué se había comportado así con él. Se sintió fatal. Julián quedó destrozado. No tenía ánimos de salir y volvió a subir a su casa. Alba...su amor secreto. ¿Por qué lo trató así? Él nunca le hizo nada. Nunca le dijo una ordinariez, ni una grosería. Sólo la miraba, en secreto. Cuando Alba y Juanita se encontraron con el grupo de amigos, Juanita no tardó ni 10 segundos en contarles lo sucedido, riéndose a carcajadas. Todos rieron. Todos menos Alba. Sentía muchos remordimientos por su comportamiento. Tomaron unas copas y se olvidaron del tema. Ella no tenía novio ahora. Cuando le apetecía un polvo siempre había algún amigo dispuesto, y si no, hombres había hasta debajo de las piedras. En el grupo había un chico que le hacía tilín, así que esa noche se fue a la cama con él. Le hizo una buena mamada, pero se él se corrió rápido. Ni la avisó. De repente le llenó la boca de semen. Ella se la sacó de la boca y la terminó de ordeñar con la mano. -Cabrón!! Podrías haberme avisado -Lo siento, Alba...jeje Todos los hombre eran iguales. Unos cabrones egoístas. Ahora si quería correrse tendría que recurrir a sus dedos, como casi siempre.  Sólo había conocido a uno que la había hecho gozar. El resto se la follaban, se corrían y creían que habían quedado como reyes. Y luego ella tenía que calmarse sola. Aunque a veces no tenía humor. Como ahora. Ese cabrón se le había corrido en la boca y ni siquiera se ocupó de hacer lo mismo por ella.

-¿Quedamos para mañana, Albita?

-CAPULLO!

Se marchó para su casa. Acostada en la cama se acordó de lo del ascensor y se maldijo así misma por haberse dejado llevar por Juanita.

Durante varios días no volvió a ver a aquel vecino, hasta que un día en que ella estaba a punto de subir en el ascensor él entró por la puerta. Ella apretó el botón para que la puerta no se cerrara, esperándolo, peor Julián, cuando la vio, no quiso subir con ella. Alba vio dolor en los ojos de él. Julián se dio la vuelta y se marchó. Y mientras ella subía, se volvió a arrepentir de haber sido una hijaputa con aquel hombre.

Pasaron varios días más, y todo seguía igual. Él la evitaba. Esto no podía seguir así. Tenía que pedirle perdón. Preguntó al portero. Se enteró de que se llamaba Julián y el piso en donde vivía, así que una tarde se presentó en su puerta y tocó el timbre.

Cuando Julián abrió la puerta y la vio, la volvió a cerrar. Fue como un jarro de agua fría para Alba, pero se lo merecía. Se iba a ir, derrotada, pero volvió a tocar. Él abrió.

-¿Qué quieres? ¿No te reíste de mi bastante el otro día?

-No he venido a reírme. Lo siento. Siento lo del otro día.

-¿Lo sientes? JA! seguro que luego vas corriendo a ver a tu amiga y os reís a mi costa las dos. Lárgate. Déjame en paz.

-No, no, espera. Te juro que no he venido a reírme. He venido..he venido a pedirte perdón.

-Sí, sí. Conozco a las niñatas como tú. Se creen con derecho a reírse de todo el mundo, sin importarles el daño que puedan hacer.

-Es que...oh, lo siento, lo siento, lo sientoooo.

-Me importa una mierda si lo sientes o no. Vete para tu casa y olvídame.

Alba no pudo más. La tensión que sentía estallo y empezó a llorar, como una niña. Sus preciosos ojos almendrados se llenaron de lágrimas que corrían por sus mejillas.

-Por favor..por favor, perdóname. Fui una estúpida, fui mala contigo. Lo siento, de verdad que lo siento, perdóname.

Y entonces, Julián se desarmó. Aquella preciosa chica, el secreto de sus sueños parecía sincera. Aquellas lágrimas no podían ser mentira. Sintió un nudo en la garganta.

-No llores, por favor, no llores.

Ella seguía llorando. Sus lágrimas seguían cayendo. Él no pudo más y la abrazó.

-Alba, no llores..me rompes el corazón.

Ella aceptó el abrazo. Sus lágrimas mojaron la camisa del él.

-Me...me perdonas?

-Claro que te perdono, Alba. Claro que te perdono - le dijo, acariciando su lindo pelo negro. Olía muy bien aquel pelo. A limpio.

-Oh.. gracias, gracias.. fui tan..tan estúpida. Me dejé llevar por mi amigo. Lo siento.

-Bueno, ya pasó, ya pasó.

Se miraron. Ella tenía la cara mojada, y moqueaba un poco.

-Necesito un pañuelo. Me dejas uno?

-Mejor pasa al baño y te lavas la cara.

Mientras Alba pasaba al baño, Miguel pensaba. La chica de sus sueños estaba en su casa. Era tan linda, tan guapa. Cuando la vio llorar casi se echa él mismo a llorar con ella. Menos mal que se controló.

-Ya estoy más decente - dijo Alba al salir del baño.

-Sí, ahora estás mejor..más guapa.

-¿Te parezco guapa?

-Eres una mujer preciosa, Alba.

-Gracias, Julián.

Le gustó que Julián le dijese que era guapa. Ahora que se fijaba mejor, Julián no era mal parecido. Al contrario. Era un hombre guapo. Mayor que ella, claro. Nunca se había sentido atraída por los hombres mayores, pero Julián la trataba con cariño y respeto, a pesar de lo que ella le había hecho.

-¿Quieres tomar algo?

-Vale, un refresco.

-Marchando.

Se sentaron en el sofá, y hablaron un rato. Julián estaba encantado de tener a su amor junto a él, hablando tranquilamente. Y Alba se sentía muy bien. Notaba como aquel hombre la miraba. Notaba deseo en esa mirada. Y también notaba amor. Y lejos de sentir asco, se sintió también atraída. Extrañamente atraída por una clase de hombre hasta a los que ahora había, simplemente, ignorado.

-Me estás mirando...- le dijo ella.

-Oh...lo siento..perdona.

  • Cuando por la calle mi miran los hombre mayores, no les hago caso. Paso de ellos. Pero no me molesta que tú me mires. Me gusta cómo me miras.

-No ha sido nunca mi intención molestarte.

-Nunca lo has hecho. Te traté como basura y como respuesta me abrazaste y me consolaste.

-No podía verte llorar.

-¿Por qué me miras?

-Porque eres preciosa.

-¿Te parezco bonita?

  • Eres la mujer más bonita que he conocido.

-¿Me ...deseas?

Julián no contestó. No tenía palabras. Alba se acercó a él y le miró a los ojos. Le volvió a preguntar.

-Julián, ¿Me deseas?

-Sí.

Ella sonrió. Luego, lentamente acercó su boca a la de él y lo besó, pero él la rechazó, con delicadeza.

-Alba, no tienes que hacer esto.

-¿Hacer qué?

-Lo del otro día ya pasó. No tienes que hacer esto para tener mi perdón. Te he perdonado. No tiene que hacer nada más.

-No lo hago para que me perdones. Lo hago porque lo deseo.

Volvió a besarlo. Esta vez él no la rechazó. Alba se echó sobre él mientras se besaban. Julián sintió sus pechos en su pecho. Esos pechos tantas veces soñados. La besaba, pero no se atrevía a tocarla. Lo deseaba, pero no se atrevía.

Y Alba lo notó. Así que cogió una de sus manos y la llevó a sus tetas. Julián suspiró en su boca. En su mano tenía aquellos pechos duros y abundantes...

Ella notó enseguida que aquel hombre no era como los jovenzuelos con los que ella solía acostarse. Ellos le magreaban las tetas. Se las estrujaban. Julián las acariciaba. Sintió su coñito húmedo. Se lo dijo.

-Ummm, me estás excitando, Julián...Estoy mojadita.

-Si supieras cuanto he deseado este momento...

Alba llevó una de sus manos a la entrepierna de Julián. Y se encontró con algo muy duro. Acarició sobre el pantalón aquella polla. Con la mano la recorrió toda. Él gemía. Su lindo amor le estaba tocando.

Con las bocas juntas, abiertas, y sus lenguas entrelazadas, Alba bajó la cremallera de Julián y metió la mano dentro. Con dificultad consiguió sacar la polla fuera. La miró. Le gustó. La sentía caliente y suave en su mano. Empezó una suave paja.

-Ahhhhh, ummmmm...Alba...que placer..

-¿Te gusta?

-Uf, claro que me gusta....

Alba bajó su cabeza y besó la punta de aquella polla. Sacó la lengua y la pasó por toda la cabeza, mojándola. Julián se estremecía de placer. Alba se la metió en la boca, empezando a chupar. Él, con los ojos cerrados sentía aquella boca caliente y suave chuparlo. Sentía mucho placer. Alba sabía usar muy bien su boquita.

Julián miró. Vio como la cabecita de su amor subía y bajaba, haciendo que su polla entrara y saliera de aquella caliente y húmeda boca.  Llevó sus manos al cabello de ella. Alba notó como la acariciaba con ternura, tan distinto a los jóvenes que lo que hacían era empujar su cabezas para meterle la polla hasta el fondo. Julián sólo la acariciaba.

-Agggggg...Alba....para..por favor...o me harás...agggg, correr.... ahhh

Otra vez más aquel hombre se comportaba tan distinto a los demás. Le avisaba de su inminente orgasmo. Se sentía bien con aquel hombre. Se sentía respetada. Por eso siguió chupando, lamiendo aquella polla. Deseaba darle el máximo de placer.

-AHHh, Ummmmm Albaaaaa Aggggggggggggggggg

Julián se tensó en la cima de su orgasmo, empezando a llenar la boca de Alba de caliente semen. Ella siempre se apartaba en cuanto notaba que el chico con quien estaba se iba a correr. Pero con Julián no lo hizo. Siguió con su boca allí. E hizo algo que jamás había hecho antes...tragó..se bebía el semen de Julián mientras salía a presión de su polla. Él pudo oír los sonidos que hacía ella al tragarlo. Cuando su orgasmo terminó, ella siguió chupando, más suavemente. Dejó la polla libre de todo rastro de semen. Luego lo miró, sonriendo.

Se besaron.

-Alba, ha sido....maravilloso....que placer...

-Ummmm, me ha encantado hacerlo....estás...riquíiiisimo.

Miguel se echó sobre ella, haciéndola caer en el sofá. Ahora era su turno. Le empezó a quitar los botones de la camisa, para seguidamente abrirla. Ella lo mirara, divertida. Le quitó el sujetador, y admiró sus preciosas tetas. Blanquitas y con el pezón oscuro. Los besos y los lamió. Ahora era Alba la que gemía.

-Eres preciosa, Alba..perfecta...

Le quitó los pantalones, ayudado por ella, que levantó su culete. Por encima de las braguitas blancas se escapaban algunos vellos negros. Su negro pubis se notaba perfectamente. El besó el pubis sobre la braga. El olor de aquel coñito tan anhelado lo embriago. Le abrió las piernas con mimo y la beso entre ellas. Estaban húmedas. Alba gemía de placer. Nunca nadie la había besado allí. Sus novios decían que les daba asco, y ahora Julián le apartó la braga y le pasó la lengua a lo largo de toda la rajita de su coño. El placer que sintió fue inmenso.

-AGgggggggggggggggggggg, Julián...que me haces....ahhhhhh

Le quitó las bragas para tener pleno acceso aquel lindo coñito, para poder comérselo a placer. Lo lamía, lo chupaba. Atrapó entre sus labios el clítoris de Alba, arrancándole un fuerte orgasmo, que le baño la cara de flujos, tensando los músculos de la chica. Pero no paró y siguió matándola de placer con su boca. Alba no creía que pudiese haber en el mundo un placer tan maravilloso. Aquel hombre le estaba haciendo el amor con la boca...estaba consiguiendo que alcanzara un segundo orgasmo, más fuerte que el primero.

-Me...co...roooooooooooooooooooooo ahhhhhhhhhhhhhhh

Esta vez ella quedó rota, sobre el sofá. Julia dejó de lamerla. Se sentó a mirarla. Estaba preciosa, respirando profundamente, con las piernas abiertas, el coñito expuesto, las bellas tetas..con la camisa abierta...Y su carita bonita, con los ojos cerrados, con una suave sonrisa en los labios.

Cuando abrió los ojos, los clavó en los de Julián, que la miraba con ternura.

-Uf... que gustito me has dado.... Vaya boquita que tienes.

-Pues mira que la tuya..

Los dos rieron. Alba movió una de sus piernas y sin querer tocó su polla.

-Vaya,...la tienes dura aún...

-Alba, se la levantarías a un muerto.

-jajajajaja

-jajajajaja.

-Julián...

-¿Sí?

-Fóllame.

La viva imagen de la lujuria, aquella preciosa chica, casi desnuda, tumbada en su sofá, con las piernas abiertas y el coñito ofrecido, le pedía que se la follara. Y vaya si lo iba a hacer. Se subió sobre ella y la penetró. Alga gimió cuando sintió como aquella dura polla se clavó en ella, hasta el fondo. Sus bocas se encontraron de nuevo, besándose chupándose.

-Ummmm, como te siento...Me llenas toda.

-Estás tan calentita y apretada...es un placer estar dentro de ti, Alba.

Julián empezó a bombear, a entrar y salir de su amada, primero despacito, aumentando el ritmo poco a poco. Ella lo abrazó con sus piernas. Alba sentía sus besos en los labios, en las mejillas, en su cuellito. Y se dio cuenta de que aquel maravilloso hombre no la estaba follando. Le estaba haciendo el amor.

-Julián..Julián...que placer...aggggggggggg me vas a hacer correr otra vez...ahhhhh

-Alba...mi amor...yo también...no puedo aguantar más....

-Si.siiii, hazlo dentro de mí..lléname con tu amor...ahhhhhhhhhhhhh me.. corrooooooo

-Aghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Albaaaaa

El orgasmo fue simultáneo. Los dos cuerpos estallaron, el uno gracias al otro. Julián llenaba aquel adorado sexo de su esencia masculina, y Alba lo recibía con agrado. Aquel líquido caliente que la estaba llenando hacía que su orgasmo se multiplicara,

Durante un largo minuto permanecieron así. Julián encima de ella. Ninguno tenía fuerzas para moverse. Después Julián se salió de ella y se acostó junto a ella, a su espalda. La abrazó. Ella puso sus brazos alrededor de los suyos.

-Alba....te quiero.

-Lo sé.

FIN