¿Perdona, me puedes ayudar con esto?
Un favor que acaba en una tarde de sexo desenfrenado entre una estudiante de medicina, que se acababa de instalar en el bloque.
Mi nueva vecina, una chica de medicina se acababa de instalar en el bloque. Venía a estudiar Medicina. La chica, era un absoluto portento: Rubia, buenos pechos, un culo bien diseñado, ojos claros y muy educada, siempre daba los buenos días, con una amplia sonrisa y nunca se le notaba cansancio o ningun tipo de mal rollo. En el bloque se notaba que todos la adoraban y la chica estaba para comersela y reventarla contra la pared, qué queréis que os diga.
Un día, de regreso de hacer deporte, del Gimnasio, me encontré a la vecina, llevando un montón de cajas y maletas, entre algun gruñido y maldiciones (Raro verlo en ella), me dijo sin pudor alguno, mirandome de arriba a abajo, si podía ayudarla a llevar todo eso, que estaba hasta arriba. Yo sin dudarlo, claro, la ayude a llevar sus cosas y ya de paso... Si podía congeniar un poco con ella, mejor.
Estuvimos una hora casi llevando porquerías y cajas, ¿Yo, sinceramente? Estaba hasta las narices... Pero, como recompensa, pues pude entrar a su casa. La casa, la más pequeña del bloque, como os podéis imaginar, un cuchitril para una persona, con un cuarto de baño, una cocinita y una habitación/ salón / comedor / sala de estudio donde dormiría y haría sus quehaceres... Os podréis imaginar el plan como estaba, la casa estaba hecha un puto desastre, habían tangas por los suelos, sujetadores, una lata de redbull sobre la mesa del salón... y para mi sorpresa, Marihuana y papeles de liar sobre la mesa que parecía que era la de estudio.
Ante mi sorpresa, le pedí sin verguenza ninguna si era tan amable de brindarme un canuto, que nos merecíamos echarnos un cigarro después del trabajo a lo que me respondió con una sonrisa muy pícara que por supuesto que sí, pero si antes le dejaba cambiarse porque aun estaba vestida de la calle y quería estar ligera por casa.
A su regreso, vino con unos panties, no muy largos negros y una camisa ancha blanca, que parecía que era de algun equipo de Baseball. No me podía imaginar el plan, una chica que parecía tan repipi y bien vestida y pintada, no me la imaginaba yendo de ancho por su casa y fumando porros... Supongo que las apariencias engañan. Y así estuvimos toda la tarde con la tontería, fumando porros y hablando un poco, comentandome que estaba hartísima de la carrera, que había discutido con sus padres y que estaba cansada de la vida.
No sé muy bien como empezó todo, no lo recuerdo con el mareo de los cigarros, pero empecé a notar como poco a poco iba poniendo su mano en mi muslo y me iba cariciando, yo tampoco me quedaba atrás, tocaba su cintura y la acariciaba mientras charlabamos hasta que sin mediar una palabra mas, nos empezamos a liar sobre el sofacama como auntenticos animales. Así estuvimos un buen rato, hasta que ya no pude más y le arranqué la camisa y se la tiré por el salón, empecé a comerle los pechos y darle pequeños mordisquitos en los pezones, mientras me ponía encima suya como un animal salvaje, mi vecina estaba gritando del placer, literalmente, hasta tal punto que ya se iba a entrar todo el bloque me iba a follar a mi vecina, la rubia del 5º.
Mientras le mordía los pechos, ella se adentró con la mano hasta mis pantalones, sacó mi pene y empezó a masturbarlo. Lo tenía empapado de liquido preseminal y la paja me estaba haciendo, me supo a gloria bendita. Al abrir la veda, cogí y mientras le lamía y besaba el cuello, empecé a meterle mis dedos en su vagina, una que hacía tiempo que no veía tan tan mojada, que si la penetraba en ese momento, entraría sola sin esfuerzo. Mi vecina no paraba de gritar y de gemir como si fuera una bestia, me pedia que por favor, la follara de una puta vez y que era un pedazo de cabrón, que me tenía fichado desde hace tiempo, que no paraba de hacerse pajas conmigo y que estaba deseandito cogerme... Sin pensar que la que iba a cogerla era yo.
Me levanté, la desnudé, le quité los panties negros, que estaban empapados de humedad vaginal y la llevé contra la pared, como si yo fuera un policía y ella una delincuente. Me acerqué a su oido y le susurré, que iba a reventarla, que iba a darle un recuerdo para sus pajas matitunas y que se preparase. Ella estaba sobre la pared, las manos temblorosas y las piernas de mantequilla total, su vagina no paraba de palpitar y seguía en bucle pidiendome que la follase ya, que le iba a entrar un infarto de lo cachonda que estaba. Así que agarré mi pene, se lo coloqué en su clítoris, empecé a acariarlo y ya ella me dió un grito furioso diciendo que me dejara de estupideces... sin dudarlo un instante más, la penetré sin aviso previo y empecé a bombear como un loco.
Yo no sé si los vecinos colindantes se enteraron, supongo que si, pero no paraba de bombear y follarme a mi vecina, mientras gemía como una histérica y me recordaba lo cabronazo que estaba hecho. Al principio la agarraba por la cintura, luego por sus pechos, que los agarraba con furia, casi apunto de hacerlos explotar como un globo, por ultimo, agarré su pelo largo rubio, me hice como una cuerda con ellos y la agarré como si fuera un caballo. Estuvo que que ponerla como una moto, porque se corrió prácticamente al instante. Al correrse, me dijo que le diera un segundo, que venía el segundo asalto.
Fue a la mesa, se encendió lo que quedaba de porro, le dio varias caladas y mientras echaba el humo de la Marihuana por su boca, acercó sus labios a mi pene.
Primero lo beso con al comisura de sus labios, poco a poco, fue metiendo la lengua como una niña tímida y sin aviso previo, se la metió entera en la boca y empezó a lamer como si fuera un gelatto, no había visto a nadie lamer con tanto interés y lujuria en mi vida. Me besaba el pene y lo lamía de una forma que jamás supe que se pudiera hacer algo así con una boca y una lengua.
No iba a tardar mucho en correrme, así que le quité mi pene de la boca y le dije que se sentara en el sofá, que iba a correrme sobre sus pechos, a lo que se colocó abierta prácticamente de patas, mientras se masturbaba y metía sus dedos por la vagina. En medio del éxtasis de la marihuana y la excitación, ya apenas se le entendía lo que me decía, solo oía "Córrete, por favor, córrete te lo pido por favor", una y otra vez, mientras subía y bajaba mi mano por mi pene. Sus pechos estaban muy puntiagudos, casi pidiendo que los regara hasta que me corrí sobre ellos. Fue tan grande la eyaculación y la excitacion que tenía, que tuve que pegar un gemido, que más que un gemido, me supo a rugido. Me corrí sobre sus pechos y ella, al poco tiempo, se corrió igualmente y se quedó hecha una piedra sobre el sofa. Así estuvimos cerca de 20 minutos, sin decir ni una sola palabra, solo respirando y recuperando energías.
Tras la sesión de sexo, me pidió que me quedase con ella y que me tomara una ducha juntos, que hacía mucho tiempo que no se sentía así de cómoda con nadie, así que acepte... Me quedé, me duché con ella y pedimos comida a domicilio para cenar. Al irme, me dio un beso en los labios y me dijo que mañana subiera a su piso, a la misma hora, que estaría esperandome con impaciencia... Os podréis imaginar con qué cara subí a mi casa y con qué imagen, me esperaron mis padres... Aunque eso ya, es otra historia :)