Perdimos la apuesta del Super Bowl
Por apostar en el super bowl tuvimos que pagar con cuerpo.
Perdimos la apuesta en el Súper Bowl.
El pasado domingo se jugó el Súper Bowl entre los Acereros de Pittsburgh y los Cardenales de Arizona, con el resultado que ya todos saben.
Mi prima y yo habíamos pensado verlo solas en nuestro depa; pero unos vecinos nos invitaron a ver el juego en la tarde y aunque mi prima no estuvo muy de acuerdo, yo acepté la propuesta; sobre todo porque uno de ellos, Iván siempre me ha gustado, es un chico de 21 años alto, delgado y moreno.
A las 4:30 p.m. nos fuimos al departamento de los vecinos, no sin reclamos de parte de mi prima que es un poco más conservadora que yo, pero al final la convencí diciéndole que entonces me dejaría solita con ellos y podría estar en peligro.
Llegamos y aparte de mis dos vecinos había otros cuatro chicos que no conocíamos, amigos de su escuela dijeron ellos; ya tenían listas las cervezas, las botanas y demás, nos dijeron que nos sentáramos, pero mi prima me dijo que la acompañara al baño antes. Fuimos y ella me dijo que no le gustaba, que le daba mala espina y yo le dije que entonces si quería se fuera, pero ella me dijo que nos fuéramos las dos, entonces le contesté que no, porque yo si me quería quedar, que si quería se fuera ella sola, pero que se iba a ver muy mal y muy naca de portarse así.
Total que me salí del baño y me fui a sentar con mis amigos, dejándola toda enojada. Ellos me sentaron entre dos en un sofá y cuando ella salió la invitaron a sentarse entre otros dos, aún con su carota se sentó. Para esto, yo me había puesto una minifalda roja y una blusa blanca, por lo que uno de los chicos me preguntó si yo le iba a los Cardenales, a lo que le contesté que si.
Entonces los demás chicos me abuchearon y me dijeron que el mejor era Pittsburgh, incluso tenían sus bufandas y jerseys, entonces les dije que iban a ver como perdía su equipo y ellos preguntaron si apostaría a que ganaban los Cardenales; les dije que si y le preguntaron a mi prima que ella a quien le iba y si apostaría; ella dijo que también le iba a Arizona, pero que no apostaba porque no tenía dinero. Entonces los chicos nos dijeron que no necesariamente tendríamos que apostar dinero, les pregunté que podríamos apostar. Uno de ellos dijo que quien perdiera haría la limpieza del departamento del otro una semana. No me gustó esa idea, entonces dijeron que quien perdiera pagaba las chelas la próxima vez que nos reuniéramos, pero tampoco quisimos.
De repente Iván dijo: "Bueno, vamos a hacer esto, si gana Arizona, nos las llevamos a la playa una semana con todo pagado, en la fecha que ustedes escojan y si gana Pittsburgh, entonces ustedes tendrán sexo con todos nosotros hoy mismo". Primero me quedé asombrada, pero luego solté la carcajada, mientras mi prima decía enojada que estaban locos.
Vi que era en serio y pensando en la posibilidad de irme una semana de vacaciones a la playa con todo pagado fue lo que me hizo aceptar una apuesta tan estúpida.
Yo les dije que le entraba, mi prima alegaba, pero nadie le hizo caso y quedó establecida la apuesta.
Durante el juego, Iván no dejó de rozarme "casualmente" las piernas, yo también en una ocasión le rocé "casualmente" su miembro por debajo de su pantalón de mezclilla; mientras me agachaba por una botana.
Al medio tiempo, los Acereros iban ganando y mi prima y yo sufríamos las burlas de nuestros amigos que ya nos decían que nos fuéramos quitando la ropa y nos veían con morbo y se frotaban las manos.
Mi prima se había vestido con unos jeans apretados y una camiseta azul sin mangas, que dejaba apreciar sus bien formados senos, y estos chicos no dejaban pasar la oportunidad de rozar sus brazos o sus senos, la tenían apretujada entre tres de ellos que apenas cabían en el sillón. Al principio la noté molesta, pero sorprendentemente poco a poco como que se fue relajando; yo también empecé a sentirme como eufórica, supuse que sería porque ya me había tomado tres cervezas y ella otras tantas.
Vimos el espectáculo de medio tiempo, pero ya la mano de Iván no se despegaba de mi pierna y de repente la subía y bajaba, acariciándome hasta la entrepierna. Yo me dejé tocar por él, haciéndome la disimulada. Empezaba a excitarme y a desear que ganaran los Acereros.
Para disimular un poco, me levanté por más cerveza, caminé provocativamente y llegué al refrigerador: lo abrí y me agaché lo más que pude, aunque había cervezas en todo el refri; pero quería que los chicos me vieran las nalgas y estoy segura de que si me vieron porque cuando me volteé ellos no alcanzaron a disimular y de hecho ni siquiera se preocuparon mucho por hacerlo.
Antes de regresar a mi lugar tuve que ir al baño después de tanta cerveza; ahí estaba mi prima que se veía relajada y contenta, incluso un poco tomada; me dio gusto verla compartiendo y nos reímos un poco en el baño.
Regresé al sofá y comenzó el tercer cuarto; el partido fue emocionante, sobre todo cuando los Cardenales se fueron arriba por 23 puntos a 20. Aunque celebré escandalosamente la anotación y me paré a bailar, no estaba tan contenta por saber que no iba a haber nada esa noche, pero luego me consolé al pensar que me iría una semana de vacaciones todo pagado a una sensacional playa y seguramente los chicos que fueran con nosotros querrían algo más que un simple paseo.
Después el partido se puso más emocionante, sobre todo cuando los Acereros hicieron una gran jugada que los acercó a la zona de anotación y un poco después vino la jugada que nos dejó a todos callados ¡¡¡Cayó afuera!!! ¡¡¡No, adentro!!! El oficial marcaba que si había sido tochdown, pero yo no lo creía, hasta que vi la repetición.
Los chicos festejaban, chocaban las palmas de sus manos y sus cervezas, además de que se regodeaban sabiendo que esa noche tendrían a dos mujeres realmente sabrosas como nosotras cogiendo con ellos.
Me derrumbé en el asiento, como una exhalación vi pasar los últimos segundos de un juego perdido.
En cuanto acabó mi prima se levantó e hizo por irse, aunque iba un poco tomada, se había dado cuenta de lo que iba a pasar y se encaminó a la puerta. Los chicos al festejar no lo notaron y no intentaron detenerla, pero de cualquier manera cuando ella llegó a la puerta se dio cuenta de que estaba cerrada con llave.
Los chicos vieron la premiación mientras yo seguía sentada y mi prima les decía que ya se iba. Uno de ellos le dijo: "Ah no, mamacita tienen que pagar su apuesta", a lo que ella se negó.
Por mi lado, ya Iván estaba prácticamente encima de mí, me besó en los labios y yo me dejé, mientras una de sus manos recorría mis piernas y la otra se ocupaba de mis senos. Su lengua empezó a juguetear con la mía, poniéndome bien caliente.
Ya mi falda estaba arriba de mis muslos y mi blusa empezaba a ceder cuando le dije a Iván que nos fuéramos a su recámara. Nos levantamos y nos fuimos caminando, Iván me "abrazó", poniendo su mano en mi nalga. Mientras, vi que a mi prima ya la rodeaban los demás, tratando de desvestirla y ella trataba de evitarlo. Le dije: "Ya disfrútalo, al rato te ayudo jajaja", pero ella me miró con enojo.
Me fui al cuarto con Iván; nada más cerrar la puerta, todo fue cachondeo; él me abrazó desde atrás y comenzó a acariciarme los pechos con una mano y la otra ya estaba debajo de mi falda, había hecho a un lado mi tanga y me acariciaba el clítoris, aumentando mi excitación al máximo. Yo volteé hacia atrás y lo besé en la boca, enlazando mi lengua con la suya, mientras con una mano bajé su bragueta y saqué su miembro, empecé a masturbarlo y sentí como el gran pene estaba listo para entrar en mi.
Así que no esperamos más; rápidamente nos quitamos la ropa hasta quedar completamente desnudos; me tendí en la cama con las piernas abiertas y él colocó su cara entre ellas; empezó a lengüetear mi clítoris y metió un dedo en mi vagina húmeda, volviéndome loca de placer. Yo me sobaba los senos desesperada por que ya me lo hiciera; pero su lengua pasó de mi clítoris a mi vagina y siguió lamiendo. Su dedo pasó de mi vagina a mi ano, penetrándolo deliciosamente.
Yo le gritaba: "¡Ya métemelo, métemelo por favor, ya házmelo papacito!". Iván no esperó más; se colocó en medio de mis piernas y comenzó a meter su largo y ancho pene en mí; causándome un inmenso placer cuando llegó hasta el fondo. Luego él empezó a meterlo y sacarlo, moviéndose deliciosamente, pues de repente hacía círculos adentro de mí, rozándome el punto G. Iván tenía mucha energía, empujaba con fuerza hasta el fondo y luego lo sacaba rápidamente; nuestros gemido empezaron a confundirse; yo le pedía más y más; le gritaba : "¡Así papito, así, métemelo más, cógeme toda, párteme papi!" Él solo gemía y empezó a lamerme los senos y el cuello. Yo puse mis manos en sus nalgas, empujándolo a penetrarme más fuerte, lo cual me encanta; siempre me ha gustado el sexo salvaje, me gustan los hombres rudos que me la meten hasta el fondo y luego lo sacan con la misma fuerza y que así me bombeen todo el tiempo.
De Repente sentí como la electricidad recorría mi cuerpo, comenzaba desde la vagina, subía hasta mi cabeza y bajaba hasta la punta de mis pies, gemí con fuerza, grité, me volví loca, me dejé llevar; Iván seguía bombeando dentro de mí, gozando de mi cuerpo.
Tuve dos orgasmos más antes de que Iván sacara su pene y me dijera que me volteara; sin decir nada lo hice y entonces él solamente colocó su miembro para metérmelo por el culo; al principio me dolió un poco, pero solo fue cuestión de acostumbrarme a su grueso pene y que él empezara a meterlo y sacarlo para que de nuevo me provocara un gran placer. Al mismo tiempo, yo me acariciaba el clítoris con una mano y metía un dedo en mi vagina, gimiendo y gritando de placer, al igual que Iván que no dejaba de decirme que siempre la ha gustado y que soñaba con cogerme por el culo.
El entró y salió múltiples veces de mi culo, el cual ya era como un gu8ante que recibía con gusto los embates de Iván. Tuve otros tres orgasmos antes de que él terminara sin salirse, soltando grandes chorros de leche dentro de mi intestino.
Iván cayó rendido a mi lado, aún sudoroso y jadeante. Sacó un cigarro y me ofreció, le dije que no fumo y él encendió el suyo. Me dijo: "Eres la mejor vieja que he tenido en mi vida", nos besamos en la boca y nos acostamos lado a lado. Unos segundos después Iván dormía plácidamente.
En eso recordé que había dejado a mi prima con los otros chicos y decidí ir a ver que había pasado, pues no escuchaba ruido.
Me levanté y solo me cubrí con una sábana; fui a donde los había dejado y ahí los vi: tenían a mi prima en cuatro mientras uno estaba acostado debajo de ella y se la metía por la vagina, otro se la cogía por el culo y un tercero disfrutaba de una mamada de ella. No pude distinguir si ella lo hacía por su gusto o la estaban forzando, ya que el que estaba detrás le sostenía los brazos, pero tampoco se veía que ella ofreciera mucha resistencia.
Los otros dos chicos estaban sentados desnudos, viendo la escena, el parecer ellos ya habían pasado con ella, pues sus penes se veían flácidos y chorreantes. Esto me decepcionó un poco, pues yo aú8n sentía ganas de participar con ellos.
Pasaron unos segundos antes de que notaran mi presencia, pero en cuanto me vio el chico al que mi prima se lo chupaba, la soltó, se levantó y se acercó a mí. Me dijo: "¿Quieres acompañar a tu prima?"; yo le dije encantada; entonces me llevó a un sofá, tiré la sábana que me cubría, me senté y abrí las piernas totalmente; él sin esperar más, se puso en posición y me penetró hasta el fondo. Supe que mi prima no estaba siendo forzada porque gemía con mucho placer y decía: "Así, así, más, más mételo todo hasta el fondo, cógeme papacito" y alguien le dijo: "¿Ya ves?, si te encanta, no sé porque al principio te hiciste la difícil; en cambio, mira tu prima, es bien cogelona, ya se echó al Iván y ahora viene a seguir". Me reí de su ocurrencia, pero ya empezaba yo a disfrutar de la cogida que me ponía este chico del cual no sabía ni su nombre, pero si supe que tenía un pene muy largo, ya que sentía como si me llegara hasta la garganta, lo cual me hacía muy feliz.
Lo rodeé con mis piernas y con mis talones lo empujaba para que me penetrara hasta el fondo. Dos minutos después de que él empezó a bombear dentro de mí, tuve otro orgasmo, grité, gemí y me retorcí de placer, con los ojos cerrados.
Cuando abrí los ojos me encontré con otro pene erecto junto a mi cara; otro de los chicos se había colocado ahí y de inmediato entendí que quería una mamada. Abrí la boca y lo complací comencé a mamar como sé hacerlo, tragándome todo aquel tremendo garrote que me llegaba hasta la garganta.
De reojo alcanzaba a ver a mi prima, que ya estaba dándole la espalda a un chico que se había sentado en otro sillón y que se la metía por el culo, mientras ella brincaba sobre ese grueso pene. En ese instante otro chico se acercó frente a ella y comenzó a cogérsela por la vagina. Mientras ella lo abrazaba y lo jalaba para besarlo en la boca.
Al que le chupaba yo el pene me tomó del pelo y me "ayudó" a meterlo y sacarlo de ella y yo me dejé, aunque no me gusta mucho que lo hagan así, pero esos chicos me estaban dando tanto placer que ya había decidido complacerlos en todo.
Mis pechos eran masajeados y pellizcados por los chicos, lo cual me excitaba aún más. Yo me tocaba al clítoris mientras el chico me seguía cogiendo delicioso. Los orgasmos seguían llegándome sin parar, mis gemidos se confundían con los de los chicos y los de mi prima que también gemía con todas sus fuerzas y pedía más y más.
Unos minutos después, el chico al que se la mamaba empezó a gritar: "Me vengo, me vengo" y sacó su gran miembro de mi boca, rociándome toda la cara de semen; yo dejé abierta mi boca para que entrara lo más posible y tragué cuanto pude, pero la mayoría cayó sobre mi cara.
El otro chico con el que lo hacía me la sacó y me dijo que me volteara, lo hice y entonces él me la clavó en el culo con fuerza, sacándome un tremendo grito de placer. Podía ver a mi prima que también estaba siendo culeada por otro de ellos en el piso y gemía y jadeaba y seguía pidiendo más.
No tardó el chico en venirse dentro de mí, llenándome también de leche los intestinos. Unos segundo después, el que se cogía a mi prima también terminó, pero el sacó su miembro, soltando la leche en sus espalda.
Me senté en el sillón y vi que todos los chicos estaban con los penes flácidos; sentados como si estuvieran rendidos. Le dije a mi prima: "Ven, siéntate aquí, que estos chicos ya se cansaron". Ella se sentó junto a mí y antes de que se recargara, le dije: "Espera, déjame quitarte lo que traes en la espalda" y comencé a lamerle el semen que el chico le dejó. Ella volteaba un poco y sonreía. Me dijo que le limpiara más abajo, entonces yo seguí con mi lengua hasta sus nalgas y empecé a lamerle el culo, ella se agachó completamente hasta llegar al piso y me seguí, después de su culo lamí su vagina y llegué hasta su clítoris; ella me devolvió la caricia e hicimos un 69 delicioso que presentaba un gran espectáculo a los chicos.
Las lamidas de mi prima eran excelentes, me hicieron sentir en la gloria, pues comenzó por el clítoris al mismo tiempo que me metía un dedo en la vagina y me hizo venirme dos veces, de igual forma, yo la hice venirse dos veces con mi lengua en su vagina y tres dedos en su ano.
Me encantó el sabor de su panocha, era un sabor dulce amargo que combinaba el de su vagina con el del semen que ahí le habían dejado. Luego ella pasó a lamer mi vagina mientras metía un dedo en mi culo; ¡ah! Que rico sentí, su lengua entraba de tal manera que me hacía ver estrellitas, a los pocos segundos tuve otro orgasmo.
Así estuvimos unos minutos hasta que, agotadas y sudorosas nos detuvimos. Dejé de contar los orgasmos porque fueron muchos. Me volteé hacia ella, quedamos frente a frente en el piso, nos abrazamos y nos dimos un gran beso de lengua. Cerré los ojos disfrutando de la suave boca y la lengua de mi prima. Nos acariciamos un poco y después nos separamos, quedamos boca arriba lado a lado.
Yo aún tenía los ojos cerrados; cuando los abrí, vi que ya los chicos, incluido Iván, estaban frente a nosotros, seguían desnudos y todos tenían de nuevo el pene parado. Si deseas que cuente lo que pasó a continuación, deja un comentario y lo haré en la segunda parte de este relato.