Perdiéndome

Parecía algo nerviosa, era la primera vez que decía acceder a realizar algún tipo de contacto on-line relacionado con un profunda curiosidad, la cuál le hacía arder en deseos de explorar. Respiró profundamente y examinó la primera solución practica que se le ocurrió : “Buscar en la red”.

Parecía algo nerviosa, era la primera vez que decía acceder a realizar algún tipo de contacto on-line relacionado con un profunda curiosidad, la cuál le hacía arder en deseos de explorar. Respiró profundamente y examinó la primera solución practica que se le ocurrió : “Buscar en la red”.

Nunca había tenido mucha experiencia, además de su juventud existía el agravante de que era tímida hasta la saciedad. Su cuerpo era bonito, quizás algo delgada para su altura, pero sus pechos y su culo redondeados culminaban en sinfonía con una cara angelical.

No parecía haber demasiada suerte, las únicas personas con las que interaccionaba ni siquiera atinaban a acertar dos acentos seguidos. Pero, de repente, le escribió él.

Vibró su móvil con un “Hola Liah” al mismo tiempo que su parte íntima reaccionó, su ser interior ya lo sabía, él tenía que ser su amo.

Empezaron a hablar de trivialidades, sintió que le parecía alguien interesante, tampoco esperaba mucho más de una primera búsqueda. La conversación giraba en torno a sus inquietudes, a sus miedos... y a sus deseos. Tanta lujuria reprimida durante algunos años... pero lo único que deseaba finalmente era escuchar de sus labios como le decía que había sido una buena chica.

Él parecía confiado, simplemente esperando la mínima debilidad de Liah para poder hacerla temblar, dudar... o incluso desafiar su educación perfecta. Al cerrar la pantalla la conversación se perdió.

Volvió a su cama, hecha un ovillo en la cuál empezó a experimentar una sensación de vacío que jamás había imaginado sentir.

Cerró los ojos, e introduciendo un dedo en su húmeda cavidad, apretaba pensando en él. En lo que podía haber sido pero nunca llegaría a suceder. Mordió otro de sus dedos saboreando esa sensación agridulce, mientras en su interior su otra extremidad era apretada por sus paredes vaginales.

Vamos Liah, siéntete dentro”

Explotó con rapidez, estaba muy exaltada al mismo tiempo que apenada. Miró su dedo y cómo un último adiós chupó su dedo, dándole las gracias por el placer que aquel amo le había proporcionado sin saberlo.

Canción recomendada : The Kooks – Bad habit.