Perdiendo el Control Sin aire

-Deberías aprender a cerrar con seguro el cubículo al bañarte...

Perdiendo el control... Ya perdí la cuenta del CAP por el que vamos

La culpa, poderosa torturadora, los mantenía en silencio y cabizbajos, absortos en la contemplación de cualquier objeto que les distrajera de la creciente incomodidad de mirarse a los ojos. La luz que alumbraba la cama donde se encontraban acostados, era tan amarillenta y tenue que parecía provenir de una vela en lugar de una lámpara, brindándole un aire místico a la habitación, como si se encontraran en un terreno prohibido y extraño. Aquella luz dibujaba sombras tintineantes que secretamente ponían bastante nervioso a Adrián y era precisamente aquel nerviosismo lo que aterrorizaba a Gustavo, le hacía sentir que caminaba sobre una capa de hielo delgado que amenazaba irremediablemente con romperse.

Era tan frio y agobiante el sentimiento de estar juntos en la cama sin decir una palabra, sin mirarse, sin animarse a iniciar un roce… sobre todo aquella cama que había sido en anteriores ocasiones escenario de rebuscadas danzas eróticas y que ahora se asemejaba más bien a un ring preparado para una pelea. Adrián se puso de pie sacando el aire lentamente mientras caminaba hacia la puerta con una almohada bajo el brazo mientras Gustavo lo miraba azorado sin comprender lo que estaba pasando.

-Esta noche, voy a dormir en el estudio – dijo por fin sin animarse a mirar a Gustavo en los ojos, quiso decir algo más pero se contuvo, mirando fijamente la puerta sin animarse a atravesarla. Aquello despertó el terror en Gustavo, temía que de alguna forma dar ese paso sería el inicio hacia una inevitable separación. Casi podía escuchar el hielo rompiéndose con cada paso.

-No sé de qué otra forma explicarte que no pasó nada entre Santiago y yo… ¿es que no me crees? – gritó Tavo incorporándose pese al dolor punzante que le producían los movimientos bruscos

-Te creo, pero ese no es el problema… el problema por si no te das cuenta, es que, tu… – Adrián respiró hondo antes de proseguir, enterrando los dedos en la orilla de su camisa de algodón blanco que usaba para dormir – tu, no confías en mi… ¡Creíste que te estaba engañando! sin confianza no puede haber nada Gustavo – pese a sus esfuerzos por reprimirse estaba completamente exaltado y perdido en aquella mirada inocente y vulnerable de Gustavo que suplicaba misericordia, miró a su alrededor y por primera vez en mucho tiempo tuvo miedo… miedo de perderlo, miedo de aquel sentimiento de no ser lo suficientemente bueno, y pese a aparentar seguridad, sentía que las piernas le fallarían ante la tristeza y la impotencia, respiró para calmarse y continuó – Antes de que digas cualquier cosa, quiero que sepas que estoy perfectamente consiente que no he hecho nada para ganarme dicha confianza, que sé que he mentido y que hay cosas de mi pasado que no puedo borrar… pero una cosa quiero que tengas siempre en claro. Estoy enamorado de ti… y no haría nada para perderte.

-Entonces… ¿Por qué te vas de mi lado?

-Yo… - dijo sin encontrar una razón para sus acciones… la única que tenía era bastante cobarde: necesitaba huir de ese miedo que le producía su silencio. Gustavo vio una oportunidad en esa duda y continuó diciendo.

-Adrián… por favor, no te vayas… soy yo quien esta inseguro, ¡por dios! ¡Tan solo mírame! No puedo moverme o manejar o si quiera bañarme sin ayuda, soy una carga para ti en este momento, además yo no soy un adolescente como tú y a veces no puedo dejar de pensar en que estarías mejor con alguien de tu edad y eso sin contar, desde luego que mi familia quiere desheredarme y que mi único pariente vivo tiene sobre ti una pésima opinión. Cualquier otro ya hubiese huido de mi lado… perdóname por estar tan inseguro, pero tengo miedo de perderte

¡Y ahí estaba la frase que Adrián no se animó a decirle! Tan común de sentir y tan difícil de afrontar, tan difícil aceptar que uno tiene miedo de perder a quien ama… por ello Adrián se sorprendió al oír a Gustavo diciendo exactamente las palabras que él no había podido pronunciar… pensó en que Gustavo era mucho más valiente que él. Y sonrió con el labio inferior temblándole de sentimientos acumulados al tiempo que se acercaba a la cama nuevamente.

-Yo… estuve a punto de decirte lo mismo… que… también me aterra perderte…hablas de una diferencia de edad como si fueran décadas lo que nos separan y son unos pocos años.

-Yo ya termine la carrera y tu apenas vas a empezarla, mi visión de la vida es distinta a la tuya… y creo que debería dejarte vivir otro tipo de cosas con chicos de tu edad… sé que suena tonto pero no puedo ser tan egoísta, no si se trata de ti

-Por favor se egoísta… por favor nunca me dejes ir, ni me pidas que te deje – exclamo mirándolo a los ojos completamente libre de miedos. Gustavo tambaleo mientras se ponía de pie evitando recargar demasiado peso en el yeso de la pierna y extendió los brazos para que Adrián se acercara a abrazarlo.

-Te necesito a mi lado – susurró cuando lo tuvo entre sus brazos, besando lentamente los mechones de cabello oscuro que le hacían cosquillas en la nariz – te necesito tanto – volvió a decir mientras le besaba el cuello conduciéndolo lentamente hacia la cama. Adrián dejó que Gustavo lo besara lentamente, que sus manos le recorrieran el cuerpo, pero no se sentía en paz. El cuento de hadas nunca había sido su aspiración… era más que eso y pese a tenerlo todo… sentía que entre los dos algo… faltaba.

Departamento de Robín

Robín y Luis permanecían sentados en el sofá después de haber hecho el amor de aquella forma tan desenfrenada que solo ellos soportaban, permanecieron amodorrados mientras dejaban correr por sus piernas el semen de ambos, que se deslizaba pegajosamente, mientras ellos, sin prestarle atención, se besaban pausada y juguetonamente.

El rostro de Luis se veía exquisito mostrando un tenue rubor, y Robín se admiró de ver como las huellas de las lágrimas que habían corrido fruto del dolor y el placer, aun marcaban con una suave humedad, las mejillas de Luis.

Como si fuera un amante inexperto, cosa que no era en lo absoluto, Luis mantenía la frente baja con el corazón latiendo desbocado en las sienes. Aquella mágica visión de aquel coloso ruborizado despertó en Robín un extraño sentimiento febril acompañado de un poderoso deseo de besarlo, de tomarlo entre sus brazos aferrándose lentamente a aquella expresión en su rostro que le parecía completamente nueva y fascinante.

Luis aun temblaba, respirando lentamente, reponiéndose del orgasmo tan intenso que había experimentado al tiempo que deleitaba su nariz olisqueando juguetonamente aquel cabello castaño de Robín que emanaba un suave aroma entre perfume y sudor. Robín bostezó pasando su mano por el abdomen de Luis mientras se ponía en pie sonriendo cínicamente.

-¿Te puedes parar? - preguntó Robín a Luis tendiéndole una mano, mientras él lo miraba fingiendo indignación para después dejar aparecer una sonrisa cansada dibujada en sus bonitos labios.

-Jódete Robín - masculló poniéndose de pie visiblemente incomodo sin un gramo de orgullo  y sin atreverse a mirarlo a la cara. Se dirigió al baño recogiendo la ropa que había tirado deteniéndose a mitad del pasillo, extrañado con la soltura y naturalidad que sentía al estar en aquel departamento, se sentía como en casa, fantaseaba con ello incluso, pero el dolor apareció nuevamente mesclado con cierta vergüenza, al darse cuenta que había permitido que le hiciera el amor - ¿Por qué lo hiciste?

-¿Te gustó? - preguntó Robín acercándose a él, sin molestarse en tapar aquella apabullante desnudez

-Respóndeme, ¿Por qué lo hiciste?... sabias que yo no estaba listo – dijo Luis mirando como robín se acercaba con pasos decididos, desnudo y vibrante con el cabello húmedo de sudor enmarcando su frente y haciéndolo parecer aun mas juvenil y erótico.

-¿Si te gustó, que mas da el por qué? – afirmó Robín pasándole el brazo por la cadera mientras le depositaba un beso en el cuello. - no estuvo mal para ser la primera vez – Luis lo miró ahogando una protesta con la frente baja tensando visiblemente la mandíbula, lo que provocó que a Robín se le escapara una ligera risita – oh vamos, no te quedes callado, dime algo.

-Estuvo... bien, no se supongo que fue raro... me sentí raro. no es que me desagradara... solo... fue raro.

-Necesitas relajarte, toma... - dijo Robín dirigiendose a una mesita, de la cual tomó una cigarrera y un encendedor, de espaldas maniobro algo que no pudo ver Luis hasta que se giró de nuevo encendiendo un cigarro, que de inmediato Luis identificó como marihuana.

-Ro, soy profesor de educación física, no puedo consumir esas mierdas.

-Exageras... un toquecito para que se destensen tus músculos un momento. De verdad te sentí terriblemente tenso,- dijo acariciando sus hombros lentamente, acercándole el cigarro a los labios, Luis lo fulminó con la mirada dándole un suave manotazo moviendo la cabeza en forma negativa -  oh vamos, un poco solamente para ponerte en ambiente para esta noche.

-¿De verdad iras a ese club esta noche? Pero pensé que… - dijo Luis mirándolo de frente con el seño fruncido y un extraño rictus en los labios.

-Por supuesto que tengo que ir, además, me conviene  ir… Y me gustaría que me acompañaras, será divertido - Afirmó Robín y Luis lo miró intrigado, mordiéndose el labio sin atreverse a opinar, Robín lo rodeo con sus brazos quedando frente a él

-Quisiera que te dejarás de lado a Gian y tus obligaciones para tener la libertad de hacer cosas juntos - exclamó Luis cabizbajo.

-Luis confía en mi, no tendremos que esperar demasiado para eso y mientras llega ese día podemos disfrutar en el camino de los beneficios que trae estar con Gian ademas yo no quiero desperdiciar ni un segundo a tu lado, hay demasiadas cosas que quiero que hagamos juntos... Tantas… ¡Luis estamos juntos! ¡Es como un maldito milagro! Y cuando te veo así, frente a mi, besándome, haciéndome el amor, dejando que te haga el amor, me atraviesa un sentimiento poderosísimo… ¡quiero bailar y gritar y no se… siento que puedo elevarme por los aires de un salto! Entiéndeme… nunca, creí que podría estar a tu lado… y ahora que lo estoy quiero… ¡quiero que hagamos millones de cosas! Emborracharnos juntos, viajar juntos, ver el sol naciendo entre los edificios desde alguna playa de Miami, caminar calles coloniales empedradas en algún estado olvidado y remoto de México, adentrarnos en un jardín indómito de alguna isla exótica, ¡lo que sea! Lo quiero vivir a tu lado… tu me das… hambre de aventuras. Sin importar lo inocentes o perversas que sean esas aventuras… las quiero vivir a tu lado. – Robín temblaba de excitación con una sonrisa autentica en el rostro que formaba unas líneas en sus mejillas, era un diablillo con un rostro perfecto que no podía resistir… Luis se sentía contagiado de las emociones tan intensas y poderosas, imaginando millones de cosas por hacer juntos, al grado de sentirse estúpido por desear hacer junto a él, cosas tan mundanas como: cocinar, ir de compras o abrazarse al dormir. Nada fuera de lo ordinario, Pensando firmemente ¿cuándo baje tanto mis standards al grado de conformarme con lo mas simple, en lugar de pelear por las cosas extraordinarias? Aunque, de alguna forma las cosas cotidianas igual tenían su encanto al ser a lado de él, Porque sí de algo estaba seguro es de que tenían que complementarse buscando la magia tanto en lo extraordinario como lo cotidiano. ¿Podría ser el significado del amor mismo? Luis meditó un momento, observando a robín que le sonrió sacándole la lengua jugetonamente, y llegó a la conclusión de que hacer todo eso con alguien más, no tendría el mismo significado... A fuerza tenía que ser con Ro, Era Ro o nadie. Aquel pensamiento le provoco una risita y sin decirle por qué, Luis rodeó el cuerpo delgado de Robín entre sus brazos y lo besó lentamente arrebatándole el cigarro y terminando su contenido en dos caladas.

-Tienes razón, ¿juntos entonces Ro? - dijo sacando el humo lentamente, robín asintió mientras Luis añadió con una sonrisa - excelente porque esta noche quiero verte bailar entre luces estrambóticas, seré tu cómplice...

-Luis, carajo, me encanta verte así - exclamó Robín y reprimió una risita victoriosa mientras arqueando las cejas dejaba que Luis le lamiera el cuello.

-Eres un diablillo y me incitas a pecar – musitó Luis, mientras lo abrazaba jalándolo rumbo al baño, las voces en su cabeza le advertían que tuviera más cautela, que Ro era una fuerza poderosa, que aquel extraño poder de convencimiento innato que poseía en aquellos ojos felinos podía contra todos y posiblemente contra todo, incluso contra su voluntad de hierro, pero quería sentirse devastado por alguien como él. Toda su vida había luchado a contra corriente y estaba harto, por primera vez necesitaba dejarse llevar sin importar cual fuera el camino, Luis sentía verdaderamente que era momento de perder el control.

~~2 días después~~ Viernes en la tarde

Javier se encontraba sentado solo en las escaleras de entrada a la casa de Car, abrazaba sus rodillas con los brazos intentando imaginar lo que aquellos ecos de la discusión le dictaban al oído, por un segundo se odio a si mismo por presionar a Car a salir del closet, ya que nada volvería a ser igual si la discusión con sus padres seguía subiendo de tono. Deseaba poder escuchar mejor, pero el sonido se amortiguaba casi en su totalidad por la gruesa puerta de madera, sabía que Car por aquel instinto de protegerlo siempre, lo había hecho salir para no escuchar la inminente pelea, pero no podía evitar el deseo de estar a su lado en aquel momento y de que los padres de Car entendieran que no estaba solo. Quería ser para Car, lo que este había sido para Javier incontables ocasiones: Su apoyo.

Segundos más tarde, la puerta se abrió y car salió caminando velozmente, casi sin detenerse tomó la mano de Javi llevándolo prácticamente a rastras hacia el auto, una vez dentro dijo respirando hondo.

-No te preocupes, todo está bien… hoy en la noche hablaré de nuevo con ellos, cuando estén más calmados – dijo sosteniendo el rostro de Javier entre sus grandes y fuertes manos.

-No lo tomaron nada bien… eh – comentó Javier mirando las manos de Car sumamente tensas en el volante – Lamento mucho haberte puesto en esta situación yo no pensé que reaccionarían así es decir yo…

-No… tu tenías razón – afirmó Car mirándolo de reojo y sonriendo fugazmente mientras le acariciaba la mano – si queremos estar juntos no podemos escondernos…

-Pero… - intentó protestar Javier sintiendo como la luz roja del semáforo le advertía algo más que un señalamiento de transito pero Car lo interrumpió con un beso rápido.

-Sin peros – afirmó poniendo el carro en marcha nuevamente con la luz verde – tu confía… todo saldrá bien.

La noche calló mientras prácticamente en silencio para Car y Javier mientras hacían su rutina en el gimnasio. Car siempre había sido más proactivo en materia deportiva, ejercitándose con esmero, todo lo contrario a Javier que por ratos se entretenía jugando con el teléfono o platicando con las demás personas sin prestarle atención a la rutina, ya que citando sus propias palabras “no necesitaba trabajar demasiado y lo único que le interesaba de asistir era pasar tiempo con Car”. Incluso antes de ser pareja siempre había sido así, pero aquella tarde Car había estado más absorto que de costumbre, más agresivo y demandante consigo mismo, descargando en el ejercicio su miedo y frustración. Javier lo notó pero evitó comentar nada, ya que imaginaba que era la forma en la que Car, catalizaba sus emociones. Después de la rutina caminaron al vestuario, se desnudaron en silencio y cada quien entró a un cubículo de regaderas.

El agua fresca hizo a Javier cerrar los ojos, mientras paseaba el jabón por su cuerpo delgado, se sobresaltó de sentir como el espacio era invadido por alguien mas y erizándose al escuchar la voz de Car en su oído susurrando:

-Deberías aprender a cerrar con seguro el cubículo al bañarte – Javier no protestó al sentir las manos de Car recorriendo su cuerpo a placer, deteniéndose en sus caderas mientras con los labios le sorbía el agua que rodaba por sus hombros y mordisqueándolos suavemente, quiso soltar un gemido pero recordó que se encontraban en un lugar público y se limitó a cerrar los ojos con fuerza mientras los poderosos brazos de Car le aprisionaban pegando su espalda contra los duros músculos del pecho con tanto ahínco había trabajado car en la rutina. Sintió sus manos descender de sus caderas a las nalgas separándolas y apretándolas con rudeza.

-¿Aquí?... nos van a pillar – Preguntó Javier ahogando un gemido al sentir los dedos de car invadiendo la cercanía de su agujero

-Respóndeme algo… con toda la sinceridad posible, si… si yo te pidiera que vivamos juntos ¿lo harías? – preguntó Car intentado disimular su acelerada respiración.

-Me encantaría, sería un sueño hecho realidad pero… mi mamá no se ha recuperado del todo y necesita ayuda con mi hermanita… ¡Espera! – dijo Javier abriendo los ojos de repente y separándose de él todo lo que aquel estrecho cubículo le permitió, se giró para tenerlo frente a frente mientras le preguntaba – ¿Por qué me preguntas eso?... te… ¿te corrieron de tu casa?

-En cierta forma… sí.

-¿Por qué lo dices hasta ahorita?

-No sé, aún estaba dándole vueltas en la cabeza, pero… estoy pensando en solicitar uno de los cuartos para estudiantes que hay frente al instituto, puedo aceptar el trabajo que me ofreció mi primo en el almacén para pagar la renta y con el dinero que tengo ahorrado, bueno… puedo salir adelante en lo que encuentro algo que me dé más ingresos… tendría sus ventajas… podríamos estar juntos, vivir a tu lado… ¿lo imaginas?

-Si… pero, no es necesario que te vayas a un cuarto para estudiantes – dijo Javier abrazándolo suavemente para hacerle sentir su apoyo – Puedes quedarte en mi casa, sé que a mi madre no le importara y nos vendría bien algo de ayuda ahora que ella no puede moverse mucho.

-Te lo agradezco javi… pero no me parece correcto aceptar tu oferta, preferiría un lugar propio… ¿me entiendes?

-En cierta forma si… pero no creo que sea tan fácil como lo planteas…

-Para nada creo que sea fácil – dijo tomando la barbilla de Javi con una mano y acercándola a sus labios – pero quiero intentarlo…

Javier sintió como envolvía lentamente su miembro con la mano derecha aprovechando la humedad para subir y bajar tentadoramente con la mirada fija en él, todo el mundo era solamente él, él y el placer que le proporcionaba aferrándose a su verga con rudeza, besándole los labios en un tormentoso momento en el que todo, absolutamente todo se desvanecía dejándolos completamente absortos el uno en el otro. Car sentía como los latidos de su miembro le reclamaban atención hacia esa zona así que dirigió con rapidez la mano de Javier hacia ella invitándolo a brindarle el mismo placer que él le otorgaba. En lugar de eso Javier se arrodilló frente a él, besando la punta de su miembro húmedo y saboreando el sabor del líquido pre seminal que escapaba, car sonrió mirándolo meterse su verga en la boca mientras sujetándole el cabello rubio embestía su boca con rapidez. Se sintió tan cerca del orgasmo que profirió un largo gemido bastante audible que luchó por reprimir mordiendo su mano.

Javier se puso de pie con una sonrisa llevándose un dedo a los labios indicándole silencio para después colocarse de espaldas frente a él, con ambas manos separó sus glúteos mostrándole su pequeño y rosado agujero, car lo acarició con la yema de dos dedos ensanchándolo con un poco de premura que lejos de lastimar a Javier, lo excitaron más. Amaba cuando car era así de tosco, sin ser lo suficiente bruto para lastimarlo ni lo suficiente lánguido para aburrirlo, las cadenciosas acometidas de los dedos lo habían dejado rogando por mas pero car parecía demasiado entretenido como para notarlo, obligando a Javier a susurrar una imploración que tiño su rostro de un delicioso rubor.

-Penétrame, ya… te quiero dentro de mí.

Car tomó aquellas palabras como una orden absoluta, deslizando su miembro por aquella delicada estreches que lo enloquecía y comenzando un bombeo frenético, ligeros gruñidos escapaban de ambos perdiéndose en el murmullo del agua al caer, entre el movimiento brutal y el agua chocando contra su rostro Javier sentía que se ahogaría en cualquier momento, mientras car parecía completamente perdido en el movimiento de las caderas de Javier, que le arrebataban el aliento cada que veía su verga perderse en aquel delicioso manjar.

-No te detengas… estoy al borde – masculló Javier apretando los dientes.

-Aun no… quiero que sea juntos – susurró Car mordiéndole el lóbulo de la oreja.

Javier sentía que le temblaban las piernas, y el chorro del agua que caía sobre el limitándole el oxígeno, le brindaron una extraña sensación sabría que no podría contenerse durante más tiempo, las piernas le temblaban intentando en vano sostenerlo en pie pese a las duras embestidas de Car. Después de lo que pareció una eternidad, sintió sus caderas aprisionadas por dos manazas de hierro que se aferraban a él en el clímax

-Voy a correrme…

Fue todo lo que escuchó mientras se balanceaban violentamente hacia adelante y atrás disparando una gran cantidad de fluidos que rápidamente se perdieron en el agua que corría. La visión abandonó a Javier durante un instante, y todos los sonidos parecieron difuminarse en un tenue murmullo que se perdía en la melodía del agua, se sentía flotando en un estado delicioso de placer. Car lo miraba intentando recuperar la respiración, con un rápido movimiento cerró la llave del agua y estrechó a Javier en sus brazos.

-¡Estas todo rojo! – exclamó car con una risita inocente. Javier asintió boqueando para conseguir que el aire entrara a sus pulmones.

-Lo se… es que durante algunos momentos sentía que no podía respirar, por el agua que me caía en la cara. y llámame loco pero creo que fue exactamente eso lo que hizo que mi corrida fuera tan intensa

-Si… no estás loco… hay gente a la que le gusta jugar con eso, pero siendo honesto me da un poco de miedo lastimarte si jugamos así...

-¿con “eso”? – preguntó sintiendo como los brazos de car lo rodeaban ayudándolo a salir del cubículo.

-Con la asfixia sexual… o hixoponosequemadres, es asfixiarte para aumentar el placer…

-Me gustaría probarlo…

-Estás loco – dijo Car moviendo la cabeza mientras dejaba salir el aire lentamente. El eco de un par de voces acercándose por el pasillo los puso sobre aviso y aun sintiendo como las piernas les temblaban corrieron a vestirse rápidamente.

~~Sábado 11 de la noche~~

Presentarse en aquella disco comenzaba a volverse una costumbre, Santiago se encontraba en la pista bailando con una hermosa chica pelirroja que le pegaba el cuerpo seductoramente al bailar, mientras él de reojo observaba en la barra a Robín y a Luis que después de varios tragos reían como dos niños de todo un poco. Pensó en que nunca antes había visto a Robín reír así, con tanta naturalidad, toda la vida pensó que Robín vivía con una eterna sonrisa de lado que denotaba autosuficiencia y lo admiraba por ello. Casi se sintió culpable de recordar el haberse acostado con él, se daba cuenta de lo fuera de lugar que había estado eso y aunque no le molestaba ser considerado una persona promiscua, pensaba en lo efímeras de sus relaciones hasta ahora. Recordó también al posar sus brazos sobre la cintura de la chica pelirroja, el gesto de venado herido que había puesto el novio de Gustavo cuando lo había tomado del hombro insinuándose de una forma terriblemente vulgar. No se arrepentía del todo, pues había sido muy divertido, pero se sintió un patán por haberlo hecho. La chica pelirroja embarraba sus senos sin pudor contra el pecho de Santiago, quien frunciendo el ceño se separó discretamente, ella lo notó y haciendo un pequeño puchero con sus delgados labios le preguntó casi a gritos para hacerse escuchar entre la multitud.

-¿Santi, qué pasa? – dijo tomando el rostro de Santiago entre sus manitas

-Me crecieron escrúpulos de repente – murmuró sin que ella pudiera entender sus palabras.

Volvió a mirar a Robín que discretamente rozaba la mano de Luis mientras hablaban, ahora lo sentía más cálido, más feliz y deseo encontrar a alguien que le hiciera sonreír de esa forma. Definitivamente la chica pelirroja cuyo nombre no recordaba, no era la indicada, por lo que tan pronto terminó la pieza se despidió con una sonrisa amable y un gesto de pesar en el rostro, la chica pelirroja se alejó dando media vuelta perdiéndose entre la multitud.

En tanto en la barra con un movimiento rápido que se escapó de la atención de Luis, Robín había ingerido una pastilla de “E” pasándola rápidamente con un largo trago de su Stone Fence, miró hacia la pista donde las parejas disfrutaban de una pieza lenta y se sorprendió de no ver a Santiago, posiblemente se había llevado a la suculenta pelirroja a algún lugar más privado, en fin… pensó, que disfrute sus últimos días en Madrid, que estas vacaciones están por terminarse… Robín sonrió y fue en ese instante cuando comenzó a sentir los efectos de la droga que lo hacía perder la mirada en el fuerte cuello de Luis que se marcaba con movimiento de las luces. La noche aún era joven y se sentía a punto de ebullición, amaba poder tener a Luis a su lado y no había mejor celebración que cometer imprudencias con el de cómplice. Después de todo era parte de su naturaleza vivir al límite, sin control ni consecuencias, siendo el puto amo de su destino.

Javier, Nina y Car entraron a la disco abriéndose paso entre la marea de gente que entraba y salía del lugar, pese a la multitud que les dificultaba el movimiento, la presencia de Javier no pasaba inadvertida, los grupitos de chicas soltaban risitas y miradas coquetas cuando el pasaba cerca, murmurando comentarios febriles sobre su rostro de niño enmarcado por unos adorables ojos verdes y su aire extranjero, por supuesto los chicos tampoco parecían inmunes ya que aquellos quienes tenían el radar en funcionamiento inmediatamente voltearon a ver a los recién llegados. Nina se pegaba a Car dejando que aquella montaña de músculos le abriera paso, y Car por su parte se veía visiblemente incomodo su estado de ánimo no era precisamente para estar de fiesta, entre la pelea con sus padres y el pasar la primera tarde trabajando extenuantemente en el almacén se encontraba cansado tanto física como emocionalmente, pero Nina era su mejor amiga y su cumpleaños era motivo suficiente como para dejar de lado sus problemas familiares y salir a divertirse una noche. Javier miraba de reojo a Car preocupado por su estado de ánimo, el pleito con sus padres del día anterior había sido grande, tanto que había pasado la noche fuera de casa… y pese a eso ahí estaba él, intentando sonreír a pesar de los problemas.

Santiago pasó rozando la piel blanca de Javier, cruzando durante una fracción de segundo su mirada con la de aquello dulces ojos verdes, para después fijarse en el macizo chico moreno que venía detrás de él, aunque busco algún indicio, no parecían ser una pareja ya que dudaba de que el chico moreno fuera gay, pero lo que verdaderamente había llamado su atención había sido la divina creatura menuda que venía junto al tipo moreno, su cabello corto resaltaba sus rasgos andróginos y aquel vestido verde botella dejaba ver una piel blanca y cremosa. Aquella era una chica como pocas había conocido, con una mirada que denotaba una ternura infinita, solo había un problema, su mirada embelesada no dejaban la menor duda: estaba enamorada del chico rubio…

A medida que se acercaban a la barra Javier reconoció rápidamente la figura esbelta y felina que se encontraba apoyada apurando el contenido de su bebida. Se acercó alegremente sujetando la mano de Nina para arrastrarla hacia la barra, antes de que llegaran Robín ya los había reconocido acercándose también a ellos con una sonrisa irresistible. Santiago se sorprendió de ver la naturalidad con que se acercaban hacia Robin observándolos desde la distancia; si son amigos de Ro, no pierdo nada pidiendo que me los presente pensó Santiago mientras caminaba hacia ellos. Javier dando dos zancadas se lanzó a los brazos de Robín quien lo recibió con una sonrisa arrebatadora. Car los seguía a poca distancia sin entender cual había sido la razón por la que Javier había salido corriendo hacia la barra.

Robín enervado por los efectos de la droga mesclada con el alcohol, tan pronto tuvo a su alcance a Javier lo rodeó con los brazos estrechándolo en un fraternal abrazo, Javier sonreía haciéndoles señas con la mano a Car y a nina para que se acercaran. En ese momento Robín tomó el mentón de Javi con una mano haciendo uso de un poco de exceso de fuerza y lo beso largamente, metiéndole la lengua en un exquisito beso francés, ante la sorprendida mirada de todos.

HOLA A TODOS! primero que nada lamento muchsimo el retraso, ha sido imposible para mi encontrar tiempo para sentarme a escribir, pero!!!! ya tengo lap de nuevo, asi que podre escribir sin tener que hacerlo a escondidas!

segundo y lo comento porque creo que merecen saber porque he tardado tanto... han llegado unos comentarios que me desanimaron muchisimo de seguir escribiendo, no porque sean criticas de la forma de escribir, de la historia o la narrativa, si no porque les parece... "incorrecto" que yo escriba en esta seccion siendo mujer... no se que opinen los demas al respecto, pero llegue a la conclusion de que me gusta demaciado escribir como para dejar de hacerlo y que por aquellas personas que han segudo pec desde el inicio seria demaciado injusto dejarlo a la mitad. por ello BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA SE QUEDARA INCONCLUSA!

tercero... muchas gracias a quienes han estado al pendiente de mi y saben las pequeñas aventuras que he vivido ultimamente en mis viajes, muchisimos besos y nuevamente gracias por leerme!

Su esclava

Aliliah