Perdiendo el control observando detrás dela puerta

El ritmo de las embestidas de aquellos deliciosos y varoniles cuerpos, había aumentado. él bombeaba moviendo las caderas con maestría mientras, su amante se movía arqueando la espalda en pleno disfrute, y detrás de la puerta una mirada voyerista los seguía sin perder detalle

hola chicos y porque lo prometido es deuda y ustedes lo pidieron las publicaciones seran en SABADOS, aqui esta envio el relato esperando que se publique sabado,  gracias por sus comentarios que les juro son mi mejor apoyo, sus estrellitas que mientras menos estrellitas mas tardo en publicar jajajajjajaja

bueno esta semana ha sido de verdad caotica entre un pequeño evento que estamos organizando y los examenes de fin de curso, ahora me dispongo a desearles a todos un buen fin de semana, gracias por leerme, animense a comentar que no muerdo!! (o al menos no muy duro) jaja. muchos besos

Y... para los que solo buscan la parte hot esta entre la mitad y el final.

En la puerta de la entrada se escucharon golpes llamando, Santiago se medio puso el pantalón y corrió a abrir la puerta con una sonrisa que se borró al ver la expresión sorprendida del hombre que lo observaba fríamente del otro lado de la puerta. Luis lo miró frunciendo el ceño.

-        Estoy buscando a Robín…

-        Se esta bañando – murmuró Santiago mirándolo con coquetería, sin lugar a dudas era un hombre atractivo.

-        Creo que llegué en mal momento – exclamó Luis dando media vuelta hacia el pasillo, pensando en lo estúpido que había sido para creer que Robín podía albergar algo de nobleza en su interior, yo pensando en ti, dedicándote una estúpida canción y tu… muy ocupado llevándote a la cama a escuincles…

Santiago comprendió que aquel chico debía ser Luis, quien al verlo tan “ligero” de ropa había mal interpretado las cosas, así que corrió detrás de él sujetándolo del brazo con firmeza tan pronto lo tuvo a su alcance, Luis lo miró entrecerrando los ojos, preguntándose porque lo detenía de esa forma, con tanto aplomo.

-        Tu debes ser Luis… no te vallas, robín te esta esperando – exclamó Santiago, sonriéndole de forma sincera sin un ápice de burla o doble intención,  Luis lo miró intrigado, levantando ligeramente la ceja sin saber que decir.

-        ¿y tú eres? – añadió después de pensárselo un segundo. Santiago  lo tomó de la mano guiándolo nuevamente hacia el departamento.

-        Yo soy Santiago, un polizonte que se coló en la maleta de Ro, pero pierde cuidado, solo somos amigos – dijo guiñándole el ojo de forma arrebatadoramente tierna al intentar de forma fallida ser sexy – así que estoy solterito – dijo puntualizando las ultimas palabras con un sutil empujoncito apoyando las manos en la espalda de Luis haciéndolo entrar de lleno en el departamento.

Luis lo miraba sonriendo, visiblemente divertido con su extrovertida personalidad. Santiago buscó en su maleta unos pantalones deportivos y una playera pegada al cuerpo, se cambió lentamente con la firme intención de que Luis lo viera, sonriéndole con una mezcla entre picardía y ternura, rasgo tremendamente característico de los niños traviesos.  Justo al terminar de cambiarse, se acercó al baño, gritándole a Robín.

-        ¡Termina de una vez, que te están esperando! –  diciendo esto se dirigió a la puerta, sin esperar  respuesta – ponte cómodo Luis, no ha de tardar en salir. – dijo enfatizando la palabra “cómodo” con una sonrisa bastante sugestiva.

Luis se quedó de pie, mirando la puerta que se había cerrado, sintiendo un extraño nudo en la boca del estomago ¿Por qué demonios estoy tan nervioso? Pensó  sentándose en el borde de la cama frotándose las manos, miraba fijamente la puerta del baño, escuchando el ruido del agua al caer, cerró los ojos pensando en abrir la puerta, entrar a ver a robín bajo la regadera, besarlo, oh dios, me muero de ganas de besarlo. Jaló aire lentamente tratando de pensar en otra cosa, cuando el ruido de la regadera se detuvo indicando que Robín estaba a punto de salir. La respiración lo traicionaba haciéndolo parecer ansioso, se puso de pie secándose las manos sudorosas en el pantalón, la verdad era que no sabia que decirle.  Tres días había pasado dándole vueltas a todo lo que habían dicho y hecho en aquella habitación, las cosas que había leído en la conversación donde quedaba en evidencia que Robín los había protegido todo ese tiempo, le habían hecho cambiar un poco su manera de pensar acerca de él, sin embargo, cuando robín le confesó haberse acostado con Adrián había vuelto a confundirse. ¿Eres un ángel o un demonio?

-        ¿emocionado por verlo? – preguntó Santiago sentándose en la cama, Luis casi pudo detectar una nota de sentimiento reprimido en aquella voz, no supo que contestar de manera que parpadeando alzó los hombros diciendo sin palabras ni yo mismo lo sé.

Santiago hizo ademan de querer decir algo mas pero el ruido peculiarmente característico que emitió la puerta cuando el pomo de la puerta se giró, lo interrumpió por completo, Santiago se puso de pie acercándose a la puerta de la entrada,  mientras la puerta de baño se abría,  dejando salir un suave olor a agave, que al llegar a la nariz de Luis le recordó la única vez en que se había acostado con él en aquel baile.   Robín salía del baño con la cara cubierta con una toalla secando su cabello castaño, con el corazón vibrándole en  latidos furiosos de excitación Luis observó el detalle de sus brazos flexionados, su abdomen deliciosamente marcado, la uve que se formaba justo al borde del elástico del bóxer que era su única vestimenta y sus piernas bien torneadas que daban pasos largos hacia la habitación dirigiéndose hacia él.

-        Ro – le gritó Santiago con una voz disimuladamente dubitativa, Robín se detuvo en seco girando hacia Santiago y quitándose la toalla de la cabeza, tardando un segundo en darse cuenta de que había alguien mas en la habitación  – Luis… vino a…

-        Vine porque tenemos una platica pendiente – exclamó Luis con toda la firmeza que pudo albergar en su voz.

-        Ro… si no te molesta, saldré a dar una vuelta durante un rato. Imagino que quieren estar solos… para que ustedes puedan hablar con calma – añadió Santiago enfatizando las palabras de tal manera que un doble significado flotó en el ambiente, haciendo a Luis ruborizarse ligeramente.

Santiago cerró la puerta de la entrada al salir, dejando un silencio incomodo. Robín  tomó de la mano a Luis  invitándolo a sentarse en el borde de la cama, mientras el buscaba en el closet un par de jeans y una playera que tomó prácticamente sin ver.

-         Y ¿Quién es el chico?

-        Ah… Santiago, cielos casi me olvido de él, bueno él es… nieto de una amiga mía,  su mama y mi hermana eran muy amigas cuando vivían así que él me dice “tío”. Él quería venir a Madrid desde hace algún tiempo, eh… yo le había prometido traerlo, así que esta vez que estuve en México,  prácticamente me obligó cumplir mi promesa.

-        Si… Me di cuenta que es bastante… persuasivo. – Robín asintió arqueando los ojos diciendo sin palabras lo sé, lo sé , Luis lo siguió con la mirada mientras se vestía sintiendo como lo invadía  un extraño rubor en las mejillas cada vez mas evidente, no sabia como seguirían la platica, incluso debía admitir que se sentía bastante ansioso de escuchar lo que sea que Robín quisiera decirle. Al estar completamente vestido, Robín sonrió sentándose en el borde de la cama a pocos centímetros de Luis, que a su vez se alejó un poco tragando saliva, tomando la mano de Robín entre la suya en un gesto distraído, continuó hablando –  Ro, yo vine por que necesitamos terminar de hablar, creo que ya estamos mas tranquilos los dos…  antes que nada, ¿Qué te pareció la canción? – preguntó pegando discretamente su cabeza a su hombro para susurrarlo en su oído. Robín lo besó en la mejilla sonriendo mientras decía de forma burlona.

-        Que necesitas ampliar tu repertorio musical. – Dijo Robín acercándose para besarlo nuevamente, en lugar de eso,  Luis le dio un pequeño empujoncito haciéndose el indignado – Algo de rock te vendría bien…

-        Marina es una excelente cantante y tiene una voz hermosa. Que a ti te guste escuchar ruido no es mi culpa. – dijo encogiéndose de hombros. Robín lo abrasó acariciándole el cabello, dejando que el aroma de su cuerpo lo embriagara

-        ¿de verdad así te sientes, como la letra de la canción? ¿Cómo es posible que creas que puede haber alguien más en mi corazón?

Robín se movió con sigilo para acercarse mas su lado, comenzaba a hartarse de la forma en que rechazaba sus besos, confundido ante la evidente indecisión que atormentaba a Luis.  Decidido a dar un último asalto,  acercó su cuerpo al suyo de forma rápida, como un felino atrapando a su presa, develando demasiado pronto la intensión de comerle la boca.  Luis a forma de maniobra evasiva se puso de pie de un salto, dejando que el cazador fallido lo mirara con aquellos ojos aceitunados destellando un pequeño dejo de orgullo herido.

-        Ni besos ni arrumacos, mientras no sepa toda la verdad no va a pasar nada entre nosotros. – le contestó Luis con firmeza.

-        ¿en serio te planteas la posibilidad de que tengamos una relación? – dijo Robín  poniéndose de pie y soltando la pregunta como un disparo, con aquel tono sarcástico, un tanto frio, tan propio de Robín cuando se hallaba herido.

-        No lo se… - confesó Luis dando algunos pasos hacia atrás.

-        ¿quieres una relación conmigo, sabiendo que trabajo para Gian? – le preguntó secamente cruzando los brazos

-        No… no se

-        ¿Qué quieres que yo te diga? ¡no hay nada que yo pueda decir o justificar que cambie algo de lo que ya pasó!

-        Lo único que quiero es…

-        ¿no sentirte culpable por coger conmigo? ¿por besarme? ¿por desear estar aquí, en mi cama?  ¿Por estar tragándote las ganas de sentirnos cerca? – le gritaba Robín mientras caminaba rodeándolo como un ave de rapiña

-        No, Ro… yo, quiero decir las cosas que pasaron, yo quiero, necesito saber si… - toda la fuerza y seguridad de Luis eran atacadas, y caía la ciudadela ante el asedio de la mirada inquisidora de aquel felino que no se decidía a matarlo con rapidez

-        ¿Qué hay con las cosas que ya pasaron Luis? No puedo revivir a Adriana, ni ser su remplazo, ni hacer que Adrián deje al fulano con el que anda para regresar contigo, no hay ni una sola palabra que pueda salir de mi boca que cambie todo lo que ha pasado; excepto la única que ya dije, perdón. T e dije antes que me arrepentía y fue verdad, las otras cosas que quieres saber ya es morbo tuyo, tu necesidad de auto flagelarte con cosas de mi pasado que ya no se pueden cambiar como una justificación barata y bastante hipócrita para no estar conmigo, si quieres estar conmigo ¡Carajo! ¡aquí estoy, y maldita sea Luis te amo! Pero no se me ocurre ninguna forma de quitar esas barreras, que tu solito te estas poniendo. No sé que más quieres oír… confesiones no tengo. Todo lo mio ya lo sabes.

-        ¡No se ni una mierda Robín! Te la has pasado gritando que no puedes cambiar nada, no te pido que cambies nada, solo quiero entender como pasaron las cosas.  ¿Por qué permitiste que tu padrino la dejara morir? Tú estabas ahí, ella era tu hermana. Tú debiste protegerla.

-        ¡No Luis! ¡yo no estuve presente! ¡Yo nunca estuve ahí! ¿crees que quería estar en el momento en el que mi hermana diera a luz un niño, producto de una violación,  sólo porque ella erróneamente se aferraba a la idea de que era tuyo? Además de empeñarse en seguir con ese embarazo, por dios Luis era una niña, estaba mal alimentada y la mitad del embarazo se la pasó recluida en esa maldita pocilga,  en las condiciones en que comenzó a dar a luz hubiese fue un milagro que Damián sobreviviera – dijo sentándose en la cama y llevándose las manos a la cara.

-        ¿de que estas hablando?

-        Gian tenía a Adriana recluida en una casa, sola, sin que pudiera ir a verla. Solo permitió que tuviera al niño porque pensó que era suyo.  Y yo pensé que el niño era tuyo por eso no quise ir a verlo. – dijo Robín poniéndose de pie nuevamente y pegando la espalda contra la pared.

-        Adrián no es mi hijo, de eso estoy seguro… Robín por  las cosas que dijo Gian siempre pensé que tu habías estado, que tu…

-        Casi siempre prefieres creer lo peor de mi… creer que dejaría morir a mi propia hermana – Luis intentó acercarse a Robín, colocándose frente a él y apoyando ambos brazos en la pared, aprisionándolo entre ellos.

-        Por eso quiero que me aclares las cosas Ro… una a una. – Le susurró Luis y Robín le dio un pequeño empujón para que se separara, Luis no le tomó importancia y volvió a preguntar con aplomo – ¿Por qué le hiciste tanto daño a Adrián?

-        Porque lo odio, porque tu lo amas, porque es hijo de Gian; un hombre que deseo ver muerto, porque con su nacimiento murió Adriana que era la única familia que me quedaba. Tengo millones de razones, escoge la que mas te guste.

-        Él nunca te hizo nada, es un niño…

-        Su mera presencia me irrita, y por lo que se…  no tiene que digamos la inocencia de un niño... – exclamó Robín arrugando la nariz, mientras miraba hacia Luis con gesto sarcástico. – aunque me imagino que eso lo sabes perfectamente ya que para cuidar lo fue indispensable dejar que calmara sus hormonas contigo.

-        Es imposible hablar contigo sin que terminemos atacándonos… quiero hablar contigo Robín, no pelearme.

-        ¡Es que no se que demonios quieres! Hablarte de mi pasado me duele mas de lo que te imaginas, me detesto a  mi mismo por las cosas que he hecho y se que Adrián no merece anda de eso, tal vez algún día le pida perdón, pero por ahora lo único que quiero es que entiendas que no hay razón para tener dudas. ¡te amo maldita sea!

-        No veo porque no querer estar a tu lado ahora… - murmuró Luis como si hablara consigo mismo

-        ¿Esto significa que ya no tienes dudas de mí?

-        Adrián esta feliz con Gustavo, Gian esta en paz con nosotros, tu te arrepientes de las cosas que has hecho y en conjunto todo eso para mi es mas que suficiente para no ser asaltado por las dudas

-        ¿Qué sientes por mí?

-        ¿A que te refieres…?

-        ¡no quiero seguir perdiendo mi tiempo contigo! ¡necesito saber que sientes por mí! ¡quiero saber si vale la pena todo esto! Respóndeme que sientes ¿me odias? –Robín comenzó a preguntarle en cadena, caminando hacia Luis, acorralándolo, mientras él contestaba frenéticamente

-         No se

-        ¿Me detestas?

-        No se

-        ¿Me deseas?

-        No se

-        ¿me tienes miedo?

-        No se

-        ¿te gusto? ¡carajo!

-        No se, no se, Carajo no lo se.

-        ¿Y qué demonios sabes Luis?

-        Que eres un loco histérico – le gritó jalándolo hacia él y dándole un beso explosivo, que tomó por sorpresa a Robín haciendo que perdiera momentáneamente el equilibro, con ese pretexto, Luis lo sujetó rodeando su espalda con el brazo derecho mientras con el izquierdo le acariciaba el cabello, en aquel instante parecían embriagados de dulzura poseídos por un instante irrepetible en el cual entrelazaban sus lenguas en un caótico frenesí, no había necesidad de contestar nada, porque Luis sin palabras le gritaba que lo amaba con ese beso, de cualquier forma separándose un par de milímetros le susurró rozando sus labios – Ro no se como diablos  te me metiste en la cabeza, que desde el día que estuvimos besándonos aquí, me sentí feliz, como hombre me sentí completo y nunca antes me había sentido así, con nadie. Eso es lo que siento, no se si sea suficiente para ti estúpido energúmeno, pero es lo que siento y lo único que sé.

Luis condujo lentamente a Robín a la cama, sin dejar de besarlo lentamente, sin prisas ni drogas que le embobaran el cuerpo, todos los "peros" habían sido deslizados lentamente en su conciencia hasta aquel punto en el que  cualquier pretexto es arrojado por la alcantarilla

Robín quedó bajo el cuerpo de Luis sintiendo como dos lágrimas inoportunas se deslizaban de sus mejillas, habia una extraña vibración que lo embriagaba explotando las emociones en sus poros cada que sentía las manos de Luis recorrer su cuerpo. Luis encontró en aquellos labios una paz deliciosa, pasó lentamente las manos por el cabello de Robín observando como se estremecía con cada beso, con la proximidad de su piel.

-        ¿Por qué lloras Ro? – preguntó Luis besándole la sien donde escurría una trémula lagrima

-        Tengo miedo… de que esto solo nos lastime a la larga – contestó girando la cara para mirarle de frente, la presión de su cuerpo bajo el de Luis le despertaba una excitación distinta, no era pasional o llena de deseo carnal, mas bien era la irrefutable confirmación de que necesitaban amarse para sentirse completos.

-        No llores, por favor, si te hago daño estando a tu lado, me iré. – le respondió Luis recorriendo su cuello con la lengua, aspirando el tierno olor de la colonia de agave que desprendía la piel  erizada de Robín.

-        Te amo Luis. – dijo fundiendo sus labios en un beso lento, cadencioso y lleno de significados.

Luis se reclinó dejando que el calor del cuerpo de Robín invadiera el suyo, la ropa era una verdadera molestia en esos momentos en que Luis necesita sentir su piel bajo la suya. Con lentos movimientos, sin dejar de besarlo, le abrió las piernas colocándose entre ellas, mientras sus manos hacían deslizarse hacia arriba la camisa de algodón, descubriendo el abdomen trabajado de Robín con aquellos surcos de duros músculos definidos que vibraban con el compás agitado de su respiración.

Las manos de Robín, que se hallaban lánguidas, se deslizaron hasta el cuello de Luis, aferrándose a él, mientras permitía que le quitara por completo la camiseta, develando la piel dorada que se cubría con una fina capa de sudor, obedeciendo un impulso Luis dejó que su lengua recorriera aquella deliciosa piel, bajando desde sus labios poco a poco hasta llegar a los pectorales que beso, lamio y mordisqueó, provocando que, aquellas cándidas mejillas se cubrieran con un dulce rubor salpicado de gemidos, que lo hacia parecer un adolescente, los rayos del sol se filtraban por las cortinas de las ventanas dejando la estancia cálida y bien iluminada, poder verse así, sin sobras ni oscuridad que empañaran el momento, hacia que tuviera mayor significado; era igual que decir: mi amor ahora no tiene telarañas ni polvo que te hagan dudar, porque todo esta a la luz, expuesto al aire de la mañana te entrego mi corazón diluido en besos, mientras me deleito con tu piel que me brinda con su calor, el impulso de continuar con esta lucha. Sabiendo que no me detendré ante nada para estar contigo.

Después de deleitarse con sus abdominales bajó un poco mas hasta la orilla del pantalón, tragando saliva, las miradas chocaron dudando, querían continuar con aquella entrega, sin embargo Luis no estaba seguro de tener que llegar hasta el ultimo limite de la piel,  guiado por su corazón necesitaba saber si Robín también estaba listo para ir mas allá de los besos. Ya que no podía ser tan cerdo como para arruinar el momento con algo tan insustancial como tener relaciones sexuales, pues lo que había entre ellos en ese momento era una iniciación, un despertar de sentimientos dispersos que por una alquimia habían encontrado el lugar al que pertenecían, Robín con Luis, Luis con Robín en una perfecta simbiosis. No más cazador y presa, no más perros y gatos, desde ese instante era un solo ser que se complementaba, un alma repartida en dos cuerpos que necesitaban ser uno, para poder vivir.

-        Desnúdame – le pidió entre gemidos Luis – quiero sentir tu piel bajo la mía.

Robín obedeció desabrochando cada uno de los botones con dedos temblorosos, respirando lentamente, buscando siempre la mirada aprobatoria de Luis que se incorporó sentándose frente a él, con esa nueva postura Robín logró quitarle lentamente la camisa, aprovechando para besarle el torso, deslizando sus manos también por la espalda ancha que se erizaba con el contacto. Tan pronto la camisa quedó fuera de la jugada, lo siguiente fue deshacerse del cinturón y posteriormente los pantalones, rozó con los dedos el slip que aprisionaba una poderosa erección y después de un segundo de duda, también se deshizo de ellos. Luis tomó la barbilla de robín entre su dedo pulgar e índice, dándose el lujo de perderse en sus ojos aceitunados, lo acostó en la cama, para terminar de desvestirlo, robín se dejaba conducir respondiendo con besos y caricias al sentir como le despojaba de toda la ropa exponiendo no solo su cuerpo, si no su espíritu doblegado ante el poderoso sentimiento que los embriagaba.

Luis lo acomodó de “cucharita” para poder acariciarlo sin prisas, moviendo sus manos por cada centímetro de su piel. La excitación de sentirse acariciado, turbadamente consiente de que el cálido y duro miembro de Luis se apretaba contra sus nalgas lo tenia completamente húmedo, cuando las manos de Luis por fin llegaron al enhiesto soldado que derramaba liquido pre seminal, robín creyó perder la razón. Una de sus manos repasaba una y otra vez su abdomen de acero, logrando con su abrazo que robín pegara sus caderas al erguido miembro que palpitante se apretaba contra sus nalgas, mientras la otra mano subía y bajaba  rítmicamente. Para lubricar mejor la presión acercó aquellos dedos a los labios de robín, quien los chupó humedeciéndolos al captar que aquella saliva serviría de lubricación para continuar con aquel trabajo manual que lo tenía completamente hipnotizado.

Luis le depositaba besos fugaces en el cuello y los hombros, dejando salir el aire en su nuca le provocaba lentos espasmos de placer, había comenzando a mover sus caderas lentamente friccionando su pene contra las nalgas de robín sin entrar, este reclinó la cabeza hacia atrás pegándola a mi hombro con una expresión de máximo placer, Luis deseó embestirlo en ese momento, dejo de masturbarlo pasando su mano a su bien torneado glúteo con la intención de preparar el terreno para penetrarlo.  Robín adivinando lo que pretendía se giró quedando de frente y susurrándole

-        No corras tanto cielo, quiero que me sigas besando.

Luis asintió besándole y aferrando sus manos a sus caderas para pegar su miembro con el de él en una tormentosa fricción que los hizo compartir un gemido. Los besos saltaban de castos a voluptuosos, moviendo la punta de su lengua para acariciarle el cuello, robín hacia lo mismo con el cuello de Luis deteniéndose a darle pequeñas mordidas juguetonas en los hombros. Robín lo miró pegando su frente con la suya, sin dejar de presionarse contra el para alimentar esa deliciosa fricción.

-        ¿Te gusta? – le preguntó Luis mirándolo a los ojos

Robín asintió recorriendo con una cadena de besos, de la mejilla al lóbulo de la oreja, después de entretenerse durante un par de minutos lamiendo y estimulando el lóbulo comenzó a susurrarle tiernas palabras que calaron en lo más hondo del corazón que ahora compartían. Luis sin poder resistir un momento más, jaló a Robín haciendo una pequeña palanca y lo colocó a horcajadas sobre él, su piel desnuda brillaba con la luz del sol dejando en evidencia como se erizaba al sentir que el miembro de Luis le rozaba la entrada del ano al estar en aquella posición.

-        No soporto ni un segundo más sin estar dentro de ti. – le dijo Luis entre gemidos, mientras buscaba su entrada.

-        Espera – gimió Robín mirándole a los ojos – no acostumbro a hacerla de pasivo, así por favor, ve despacio – le susurró con un ligero toque de nerviosismo en la voz, su mirada reflejaba una gran ternura, Luis asintiendo le besó lentamente el cuello.

-        Seré de lo mas cuidadoso posible, Ro. Yo lo ultimo que quiero es lastimarte.

Ambos sonrieron, Robín le dio un suave beso en la mejilla susurrándole algunas palabras en el oído mientras le mordisqueaba el lóbulo, Luis entendió el mensaje de inmediato respondiéndole con una sonrisa, Robín cambió de posición al instante  colocándose a cuatro patas en la cama. Las piernas le temblaban de excitación, por mas que trataba de mantenerse quieto no podía controlar aquel estremecimiento, Luis comenzó a acariciarle las nalgas abriéndolas para dejar a la vista su pequeño agujero sonrosado, de inmediato sus labios se dedicaron a besarlo, alrededor primero, humedeciendo su entrada con deliciosos lametones, Robín se aferraba a las sabanas mordiéndose los labios para no gritar de placer, aquella lengua le acariciaba relajando y humedeciendo, para después comenzar a invadirlo, penetrándolo poco a poco con movimientos suaves y profundos, mientras con las manos se aferraba con fuerza a sus nalgas para mantener la entrada bien abierta. Cuando lo consideró suficientemente dilatado, lo hizo girar quedando acostado en la cama con las piernas hacia arriba, una de ellas la apoyó Luis en su hombro, al tiempo que dirigía la punta de su miembro hacia la entrada.

-        Si es demasiado incomodo, solo dime para que me detenga.

-        No querré que te detengas.

-        Amor… podemos repetirlo mil veces cuando tengas lubricante, me interesa que disfrutes tanto como yo. – Robín asintió respirando hondo.

Luis introdujo la cabeza de su pene que se encontraba ligeramente humedecido de liquido pre seminal, sus fuertes latidos eran coreados por los suaves jadeos que emitían de los labios de Robín, cuyo rostro podría haber sido la epitome de la sensualidad, con aquel rubor tan natural, con los jugosos labios entre abiertos dejando salir suculentos sonidos, y el cabello revuelto enmarcando su rostro felino. La penetración era suave por cada milímetro de piel que entraba, Luis permanecía unos segundos quieto para que se acostumbrara, el culo de Robín lo apretaba deliciosamente, oponiendo una resistencia que respaldaba su testimonio de haber sido pasivo en pocas ocasiones, por un segundo odió la idea de saber que había compartido aquel placer con alguien mas, dándose cuenta que la idea de compartir el cuerpo y el alma de robín era un suplicio

La respiración de robín se había convertido en un coro de jadeos y deliciosos gruñidos a medida que Luis aceleraba el ritmo. Como en una marea brava las oleadas de placer se estrellaban en su cuerpo a medida que el ritmo aumentaba, Luis bombeaba acercándose a besarlo mientras le hacia el amor, aquella miel de sus labios era un oasis en el desierto, y robín se hallaba en un instante etéreo en que el recibía cada embestida con toda la fogosidad que podía otorgar, desviviéndose en apretarle para que Luis disfrutara, desde la base hasta la punta era deliciosamente estrujada con cada vigorosa acometida.

-        Te quiero solo para mi Ro ahhh, estoy absolutamente enamorado y no se ni como diablos pasó… - le gritaba Luis.

Se encontraban tan concentrados en aquel poderoso ritmo de acometidas fogosas, que no observaron como se abrió la puerta, con sigilosos pasos Santiago se había colado deslizando su cuerpo delgado en silencio hasta ocultarse tras la puerta de la habitación, en cuanto los gemidos develaron el panorama de lo que acontecía dentro de la habitación, se planteó la encrucijada de salir de nuevo, en el tiempo que había estado fuera había estado corriendo en un parque cercano, su playera deportiva empapada en sudor se le pegaba al cuerpo y con solo escuchar el concierto de gemidos jadeantes, sintió como una intensa erección se formaba con rapidez. Con el corazón latiendo en las orejas se asomó buscando un ángulo desde el cual pudiera ver sin ser visto, cuando lo encontró comenzó a sobarse lentamente sobre el pantalón, su miembro crecía con impresionante rapidez respondiendo a sus instintos adolescentes.

El ritmo de las embestidas de aquellos deliciosos y varoniles cuerpos, había aumentado. Luis bombeaba moviendo las caderas con maestría mientras Robín se movía arqueando la espalda en pleno disfrute, y detrás de la puerta la mirada voyerista de Santiago los seguía sin perder detalle, el pantalón le apretaba haciéndole daño, así que cuidando de no hacer ruido fue dejando su miembro al descubierto logrando así acariciarlo a gusto, a medida que Luis aumentaba el ritmo, Santiago también aumentaba el ritmo con el que se masturbaba.

-        Móntame Ro, quiero tenerte sobre mi mientras te penetro – le dijo Luis acariciando sus pectorales sin dejar de embestirlo, Santiago que los observaba  detrás de la puerta se moría los labios para no gritar de placer mientras se masturbaba con aquella hermosa visión.

Durante el breve instante en el que se acomodaban en la nueva posición en la que Robín se colocaba a horcajadas sobre el miembro, que volvía a encontrar su funda en el goloso culito, robín ya completamente adaptado al enorme tamaño de Luis, comenzó a follarlo salvajemente, impulsándose con las piernas para subir y bajar mientras Luis con ambas manos se aferraba a sus caderas ayudándole a mantener el ritmo. El placer hacia que el cuerpo de robín se estremeciera gritando sin pudor, mientras las manos de Luis le aprisionaban como una pinza impidiéndole ir mas despacio. Observando esto Santiago sentía a su vez como las piernas le fallaban mientras se la jalaba.

-        Luis… - gimió robín controlado por el placer – así amor… no te detengas

No te detengas… gimió Santiago repitiendo para si mismo las palabras de Robín, su corazón era un golpeteo furioso contra su pecho, las piernas le fallaban y sabia que era el indudable signo de su inminente corrida. Se apoyó en el marco de la puerta estremeciéndose en un fuerte orgasmo que le hizo arquear el cuerpo al explotar en fuertes trallazos que salpicaron en el piso. Luis se giró desesperado por no poder bombear a Robín colocándolo bajo su cuerpo nuevamente, acomodó sus piernas en torno a sus caderas pegando su abdomen con el de Robín para poder besarlo mientras lo embestía a toda potencia, robín se estremecía como un loco ante aquella implacable acometida. Sus gritos se estrellaban contra los muros rebotando en deliciosa acústica, mientras el placer los arañaba. Usando toda la potencia de sus piernas Luis se la clavaba hasta el fondo sin dejar de besarlo y gemirle en el cuello, el placer era tan intenso que sin necesidad de tocarse Robín se había empezado a correr. Se aferraba con tal fuerza a los brazos de Luis que comenzaba a marcarlos con sus dedos, su corrida se derramaba en el abdomen de Luis, diluyéndose con la capa de sudor propia del esfuerzo producido por aquella colosal follada.

-        Cariño, me voy a venir… - exclamó Luis entre jadeos

-        Hazlo dentro amor – le contesto de forma ahogada por el placer.

La explosión de Luis dejo a Robín con las entrañas repletas de la leche caliente y espesa, que bajaba lentamente. Aquella demostración primero tan tierna y después tan salvaje había sido mas increíble que su primera vez juntos, con la gran diferencia que ya no había mascaras de por medio, cada fantasía que ambos hubiesen albergado sobre ese preciso instante había quedado completamente superada, dejándolos en un peligroso borde entre la realidad y el reino onírico se abrazaron después de aquellos poderosos orgasmos.  Santiago se subió los pantalones con premura, entrecerrando un poco más la puerta para no levantar sospechas, volvió a abrir la puerta de la entrada haciendo ruido para ganar tiempo; tiempo de que su corazón recuperara su ritmo y tiempo para que Luis y Robín encontraran su ropa. El instante había sido tan delicioso como extraño y los besos colgados en el aire se estrellaban dejando un ambiente de amor y locura.

En el vestíbulo del hospital.

Car trataba de no moverse demasiado pero su nerviosismo se lo impedía, la enfermera que el día anterior lo miraba furiosa por dejar  charcos de lodo en el vestíbulo, ahora reprimía una risita al verlo caminar con un humilde ramo de rosas blancas. Dejando que la curiosidad triunfara, la coqueta enfermera le preguntó en un susurro.

-        ¿son para tu novio?

-        Ah… - contestó mirando las flores como si recién se diera cuenta de que estaban en su mano – no… en realidad son para mi suegra.

-        ¡que lindo detalle! – comentó con una risita amable, Car deseó poder seguir hablando con ella para distraerse, pero una doctora la llamó pidiéndole que hiciera otras cosas y tubo que dejar la platica inconclusa, haciendo con ello que volviera sumergirse en el nerviosismo.

A los pocos segundos Javier salió de la puerta que delimitaba la entrada de los visitantes, tan pronto lo tuvo a su alcance  Luis se aferró a él besándolo suavemente en los labios a manera de recibimiento, extendió las flores como todo un caballero, agregando de forma educada.

-        Son para tu mamá, con mucho cariño esperando que se mejore… - Car no supo como continuar para preguntarle lo que de verdad le interesaba -  Javi… con respecto a lo que habíamos hablado.. ¿Qué te dijo tu mamá de nosotros?

Javier puso una cara larga, bajando el rostro y negando con la cabeza, Car sintió un golpe en el pecho y su respiración se aceleró durante un momento, Javier no decía absolutamente nada, hasta que Car lo sacudió ligeramente, preguntándole.

-        ¿No que amor? Oh por dios Javier dime que te dijo… ¿nos prohibió seguir viéndonos?, ¿no cree que sea un chico serio? – Javier levantó la cara levemente dejando ver una gran sonrisa

-        ¡NO se opuso! Dice que si yo soy feliz a tu lado a ella no le importa si eres chico o chica, mientras sea alguien a quien ame.

Por toda respuesta car lo cargó en brazos levantándolo varios centímetros del piso  y dándole vueltas, reprimiendo sus ganas de gritar de felicidad. Javier le rodeó el cuello con los brazos asintiendo mientras se deleitaba con la fortaleza de los músculos que lo sujetaban.

-        Con el apoyo de tu mamá, las cosas serán mas fáciles ¿no lo crees? – le dijo Car depositándolo en el piso, Javier asintió.

-        Ahora solo falta tu mamá, definitivamente es mejor no tener que escondernos, gracias por dar este paso conmigo.

Car respiró hondo saliendo del hospital luego de pasar a saludar a su suegra y entregarle las rosas. La verdadera prueba comenzaría en el momento en que decidiera llegar de la mano con Javier. Una prueba que moría de ganas de presentar.

continuara :D

gracias divinas creaturas por leerme! hasta el proximo sabado!!!! con amor su esclava Aliliah :D