Perdiendo el Control, los juegos peligrosos

-¿Por qué no pareces feliz de obedecer las órdenes de tu amo?. ¿Por qué me rezongas? -Porque la quiero seguir chupando hasta que me llenes la boca de semen, por eso – contestó altivamente mientras sentía como los vellitos de la nuca se le erizaban al sentir la fuerte voz de car tan cerca

En la cocina de Javier

Car lo miraba pegado a uno de los muros Javier había retrocedido varios pasos hasta que su espalda había chocado con la pared. Amaba verlo así esa mescla de niño bueno/malo le excitaba tanto, car se acercaba a él sosteniendo el cinturón de cuero y haciéndolo sonar mientras sonreía pícaramente. Javier se estremeció ligeramente al escuchar como tronaba el cinturón en las manos de car, abrió la boca intentando decir algo en su defensa, pero sabía que nada podría ayudarlo, literalmente solito se había echado la soga al cuello… o más bien el cinturón al culo.

-        Tú fuiste quien puso las reglas, te lo recuerdo… antes de que protestes

Javi lo miraba sonriendo con fingida inocencia la idea de sentir dolor no le era agradable para nada pero le reconfortaba saber que car jamás lo lastimaría y que cada juego con él era con UN solo propósito disfrutar , Car se acercó lentamente hacia su cuello oliendo el sutil perfume que desprendía su piel, le besó suavemente la manzana de Adán y pícaramente señaló con la mano, la silla donde momentos antes había estado Javi comiéndole el culo.

-        Ven…– dijo Car  acercando la silla de madera y tomando de la mano a Javi para que se siente en ella, con las piernas abiertas mostrando su miembro completamente erecto – quieres jugar mi amor… vamos a jugar

Car sintió un escalofrío en la espalda, al ver como Javier se repasaba el pecho con las manos de forma subconsciente, se veía sexy… muy sexy y lo más atractivo es que Javi ni cuenta se daba. Nunca había deseado a nadie como lo deseaba a él. Sonrió para sí mismo mientras apretaba entre sus manos el cinturón, abrió rápidamente la nevera sacando un puñado de hielos que puso dentro de un vaso.

Javier lo miraba y Car sentía el calor de su mirada lasciva quemándole, casi podía sentir marcas de fuego en su piel cada que el posaba sus impactantes ojos en su culo, sus piernas, sus brazos, su entrepierna. Respiro hondo y metió uno de los hielos a su boca, se puso de rodillas frente a Javier y le dio un beso helado en el abdomen cerca del ombligo haciendo que Javier se retorciera como un loco al sentir el contacto frio del hielo. Car subía lentamente por su abdomen dejando un caminito de agua con aquellos besos helados. Tomó otro hielo del vaso y comenzó a acariciar con este el cuello de Javier que se retorcía indefenso y muy excitado.

El hielo que tenía en la boca se derritió rápidamente y car en lugar de remplazarlo por otro siguió besando ahora hacia abajo lamiendo los abdominales de Javi, este cerraba los ojos deleitándose con la extraña sensación de sentir como la lengua de car se volvía  poner caliente poco a poco al lamerlo.  Car bajó hasta su entrepierna y sin preámbulos comenzó a besar el glande dándole fuertes y muy intensos lametones, Javier soltó en respuesta un escandaloso gemido de  sorpresa, car acercó el hielo pasándolo por su entrepierna y lamiendo inmediatamente el camino por donde había pasando calentándolo con su lengua. Frio y calor, asi es siempre contigo pensó Javier mordiéndose los labios sintiendo unos deliciosos espasmos que hacían que todo el cuerpo se le estremeciera. Car se puso de pie mirando hacia la puerta de la entrada, mientras Javier lo miraba confundido con la respiración agitada y la frente cubierta de sudor

-        ¿Por qué te detuviste?

-        Me pareció escuchar algo… ven vallamos a tu cuarto – dijo tomándolo de la mano para que Javi se pusiera de pie.

-        Pero a esta hora no llega nadie…

-        Aun así vamos mejor a tu habitación, si llegan tus papas nos meteremos en problemas.

Tal pronto entraron a la habitación y pusieron el seguro, car se sentó en la cama y tomando en sus manos el cinturón le dedicó a  Javier una de sus sonrisas mas picaras.

-        Si quieres que valla más despacio dime AMARILLO, si quieres que me detenga dime ROJO, no quiero lastimarte pero no sé si pueda controlarme, quiero que juguemos rudo. Harás exactamente lo que yo te diga  y como yo lo diga. ¿Entendido?

Javier lo miró  y asintió sonriendo, casi podía sentir como se rostro se ponía rojo en una mescla entre timidez y lujuria. Car sentía una extraña sensación de poder, la simple idea de saber que el placer de su novio  dependía estrictamente  de sus deseos  le hizo entrecerrar los ojos reprimiendo una risita.

-        Chúpamela – dijo secamente sonriendo con ternura

Javier sin pensarlo se puso de rodillas, amaba hacerle sexo oral, era una de las cosas que más le excitaba, y saborear su leche acompañada por una orquesta de gemidos y jadeos le daba una sensación poderosa, era el confirmar que por unos instantes la persona que mas amaba tocaba el cielo y él era la escalera que lo conducía al paraíso.

Car le acarició el rostro antes de que Javier le hiciera sexo oral, dejando que le besara el abdomen humedeciendo su tableta con la lengua hasta descender al duro soldado que lo esperaba en firmes. Javier comenzó lentamente a chuparlo, saboreando cada centímetro de su piel, humedeciéndolo con sus labios se la metió hasta el fondo tratando de que entrara toda dentro de su boca, Car se estremecía cerrando los ojos, mientras la cabeza de Javi subía y bajaba  lengüeteando su glande rápida e ininterrumpidamente, dándole una de las mejores mamadas de su vida.

-        Detente y ponte de pie -  volvió a ordenar.

Javier emitió un ruidito de insatisfacción como un gruñido enojado y seco  porque  verdaderamente quería seguirla chupando. Car escuchó el gruñido de insatisfacción y se acercó pegándose a su espalda  embarrando su miembro húmedo por sus glúteos y su espalda, con la mano izquierda, porque con la derecha sujetaba el cinturón, comenzó a acariciarlo por la cadera y subiendo por su abdomen hasta su cuello, el cual sujetó con fuerza mientras le susurraba capturando su pequeño lóbulo entre sus labios y estimulándolo con delicadeza.

-        ¿Por qué no pareces feliz de obedecer las órdenes de tu amo?. ¿Por qué me rezongas?

-        Porque la quiero seguir chupando hasta que me llenes la boca de semen, por eso – contestó altivamente mientras sentía como los vellitos de la nuca se le erizaban al sentir la fuerte voz de car tan cerca peligrosamente de él.

-        Que rebelde… no me deja más opción que enseñarle modales.

Ambos esbozaron una sonrisa mientras Car le acariciaba la espalda empujándolo ligeramente contra la pared, Javier extendió las manos apoyándose en el muro doblando ligeramente la espalda hacia el frente y sacando el culo, la mano de car se paseaba por su espalda y sus glúteos aferrándose a ellos con fuerza y arañándolo ligeramente, mientras su lengua le lamia la nuca y le besaba el cuello.

-        Mastúrbate – le ordenó sin dejar de besarlo, Car dirigió sus dedos hacia la boca de Javi y sin necesidad de que se lo ordenaran comenzó a chuparlos poniendo  cuidado  en dejarlos bien húmedos.

Comenzó a masturbarse sin ir demasiado deprisa, sabía que Car comenzaría a torturarlo con los dedos en cualquier momento, la sola idea de sentir también los dedos de car lo hizo sentir escalofríos, si lo hacía no tardaría en venirse y no estaba muy seguro de si eso era lo que quería su “amo”. Car deslizo dos dedos entre sus glúteos tanteando delicadamente su agujero pero sin entrar, masajeándolo suavemente sin prisa, deseaba oírlo gemir primero esa sería la señal. Tan pronto los dedos de car comenzaron a tantearle la entrada de forma inconsciente aumentó la velocidad con la que se masturbaba mordiéndose los labios y cerrando los ojos sin poder reprimir mas sus gemidos que parecían ser callados por el ruido de sus latidos que sentía en los oídos con la fuerza de un tambor. Car rió de forma casi inaudible… ahí estaba la señal, Javi  lo sintió como un espasmo doloroso y ardiente que le abrazo la piel dejándole una pequeña marca roja que escocía ya  el cinturón se había estrellado contra la carne de su piel. Javier abrió la boca para protestar pero las palabras se le volvieron gemidos cuando en ese instante Car lo penetro con dos  dedos de forma rítmica y deliciosa sumiéndolo en una espiral increíble de sensaciones. Otro impacto del cinturón esta vez menos fuerte le sacó del trance, estaba tan cerca del orgasmo que sentía autentico temor de que Car se detuviera, pero en lugar de detenerse aumento el ritmo haciendo que Javier también aumentara el ritmo con el que se masturbaba. Los labios de car  besaban en el cuello y tanteándolo con los dientes le mordisqueaba suavemente. Otro impacto del cinturón y sintió un dedo mas dentro de su agujero haciéndole perder toda compostura y abandonándose al placer emitiendo gemidos, jadeos ligeros gruñidos

-        Si quieres que te la meta solo tienes que pedirlo – le susurro car lamiéndole la oreja

-        Metemela – pidió con un gemido ahogado sintiendo un nuevo correazo.

-        Métemela…¿por…?

-        Por favor métemela…por … por favor.

Car sonrió y sacó sus dedos, dirigiendo sin más ceremonia su miembro a su agujero dilatado, penetrándolo hasta el fondo, bombeando con fuerza  sin dejar de besarle la nuca y susurrando sus gemidos en su oreja. Javier sentía sus piernas temblar estaba tan cerca del orgasmo que ya no pensaba, su mente estaba en blanco en un estado extraño entre el placer y la fantasía, se sorprendió a si mismo deseando otro correazo y como si estuvieran en sincronía Car siguió azotándolo de forma más suave pero más constante casi al ritmo de sus poderosas embestidas.

-        Grita… no te re- reprimas – le dijo Car entre gemidos.

Javier soltó el aire en un jadeo intenso que fue casi un sonido gutural, las piernas le flaqueaban pero quería prolongar esa extraordinaria cogida lo mas que pudiera, Car la sacó y tomándolo por los hombros lo hizo voltearse quedando frente a frente, Javier le interrogó con la mirada.

-        Rodea mi cuello con tus brazos, quiero ver tu cara cuando te corras – Javier no contestó solo se limito a hacer lo que le pedía.

Tan pronto sus brazos le rodearon el cuello, car lo pegó a la pared usándola de apoyo y levantándole una pierna lo cargó, Javier enrolló sus piernas a las caderas de car, mientras este lo penetraba nuevamente, ahora con la gravedad haciendo que todo su miembro estuviera dentro de Javier siguió penetrándolo a un ritmo bestial haciéndolo subir y bajar y sintiendo como su miembro se frotaba entre sus estómagos deseo sentir el semen de Javi bajando por su tableta.

-        Te amo, Car, eres el loco que me hace sentir cosas que ni yo mismo sabía que podía sentir – le dijo sintiendo intensos espasmos en la cumbre del orgasmo justo cuando su miembro estallaba manchándolos a ambos de semen.

-        Te amo eres un loco y te amo – le dijo Car intentando llegar hasta la cama sin sacársela, ya que aun no se había venido.

Al llegar a la cama lo recostó con cuidado, Javier sentía las piernas pesadas posiblemente si intentaba caminar caería de bruces contra el piso, sonreía satisfecho y enamorado. Car se acostó sobre el colocándole las piernas en sus hombros, Javier se acomodo para volverlo a recibir aferrándose a las sabanas, esperaba otras furiosas embestidas, pero en lugar de eso lo penetro con un ritmo suave y tierno, besándole el cuello y la sien, mirándolo a los ojos mientras le acariciaba el cuerpo. Te amo le repetía una y otra vez mientras le hacía el amor hasta que finalmente le inundo con su blanca esperma dejando dentro su semilla.  Car sonrió besándole en los labios con ternura.

-        Espérame un momento -  Javier se levanto antes de que la corrida de car saliera y manchara sus sabanas, se dirigió al baño y saliendo del cuarto fue por un poco de agua a la cocina, sentía la garganta seca de tanto gritar, verdaderamente car le hacía perder hasta el aire.

Entro de nuevo a la habitación dejando la puerta entreabierta, cargando un vaso de agua helada para los dos, ya que ambos estaban empapados en sudor, car se sentó en el borde de la cama para tomar el vaso y Javier sentándose a su lado comenzó a acariciarle el cabello con ternura. Se abrazaron y besaron por largo rato, ninguno de los dos escuchó el coche que se había estacionado ni las llaves abriendo la puerta de la entrada principal tampoco escucharon los pasos enmarcados en el eco de unos finos tacones que se dirigían al pasillo deteniéndose justo frente a la puerta entre abierta.

Javier se abrasaba a Car besándolo mientras él mirándolo a los ojos le decía “te amo, no tienes idea de lo feliz que soy a tu lado”  Javier se incorporó y besándolo tiernamente le dijo

-        Y yo te amo a ti, no viviría sin ti ¿sabes? si tengo que vivir sin ti… preferiría no hacerlo. De verdad te amo.

-        Y yo … no tengo la menor idea de cómo pasó pero… siento que sin ti ya no viviría tampoco.

Se besaron de nuevo, mientras la atónita madre de Javier los veía sin dar crédito a las palabras ni a las imágenes, su cerebro estaba petrificado frente a la habitación de su hijo sin poder procesar lo que tenía frente a ella. Intento respirar hondo pero sabía que si entre abría los labios se le escaparía un grito, contuvo la respiración  dando media vuelta y siguiendo a su habitación, sin pensarlo cerró la puerta de su cuarto y se sentó en la cama dejando caer su bolsa al piso.

Car se incorporó como un gato buscando con la vista su ropa, Javier igual se incorporó completamente espantado, esta vez sí que había escuchado un ruido y provenía de la habitación de su madre.

-        ¿escuchaste eso?

-        ¿hay alguien en la casa?

-        N-no que yo sepa…

Se vistieron rápidamente Javier le indicó a Car que guardara silencio, podrían decir que habían salido temprano de la escuela y que habían ido a estudiar o algo, tenía la mente en blanco y no podía pensar en nada coherente. Se paró frente a la habitación de su madre y tocó con suavidad al tiempo que giraba el pomo de la cerradura. Su madre se encontraba sentada en la cama sosteniendo una blusa manchada de lo que parecía ser salsa, mientras se acomodaba la que se acababa de poner.

-        Ma… ¿acabas de llegar?.

-        Tengo una reunión en unos minutos y la salsa de mi desayuno cayo justo en mi blusa… vine a cambiarme y yo… Car y tu, Javier ¡dios! Javier …

-        Mama… puedo explicarlo, nosotros solo estábamos, es que salimos temprano y venimos a hacer una tarea.

-        Les vi… besándose, diciéndose que se amaban…Javier,  ¿Qué clase de madre soy que no me di cuenta de que ustedes dos… eran… son?

Javier estaba en shock, no sabía que responder, los ojos verdes de su madre, del mismo color que los de Javier, se habían llenado de lágrimas el cabello rubio le caía sobre la frente haciéndola parecer una adolescente confundida. Car se acercó a la puerta, tenía el uniforme de la escuela mal puesto y un leve rubor le iluminaba las mejillas con pasos lentos se acercó a Javier sujetándolo del brazo, este al sentir su mano lo miró sorprendido y deseo desaparecer.

-        Car… dios si te conozco desde niño – comenzó a decir dejando la frase colgada en el aire.

-        Mamá  soy gay… y si… car es mi… n- no…

-        Su novio – continuó diciendo Car con una aparente calma, aunque por dentro temblaba de pies a cabeza.

-        Mama por favor no me odies, por favor no me… sigo siendo yo, no quiero que – comenzó a decir Javier con la voz temblorosa y un par de lagrimas escapando de sus ojos verdes

-        ¿Desde cuándo?  ¿Por qué no me dijiste nada?

-        Desde hace unos meses, aunque desde niño sentía algo por Car y si no te dije nada es porque… hasta hace unos meses aun estaba confundido y no estaba seguro de lo que sentía. Por favor no me odies, no soportaría pensar en que dejaras de quererme – car lo sujetaba del brazo sintiéndolo temblar, no dijo ninguna palabra pero apretando con ternura el brazo de Javi trataba de darle a entender que no estaba solo, que pasara lo que pasara estaría a su lado.

-        Javier… yo – su madre se acercó a él jalándolo del brazo y rodeándolo en un fuerte abrazo – te adoro y eso nada lo puede cambiar, pero hijo esto… me tomó por sorpresa, necesito tiempo para asimilarlo y tengo que irme, pero tan pronto regrese hablaremos… los  TRES.

Javier y Car asintieron sin poder pronunciar ninguna palabra, se sentían ofuscados pues todo aquello les había tomado completamente por sorpresa. Salieron del cuarto acompañando a su madre hasta la entrada, lentamente se subió a su coche y ellos cerraron la puerta en silencio mirándose a los ojos.

-        Estoy contigo sin importar lo que pase.

-        ¿Incluso si tus padres se enteran? – Car lo miró espantado, pues en ningún momento se planteó esa posibilidad.

-        Si – contestó de forma escueta mirándolo a los ojos.

El silencio parecía aplastarlo todo dejando en el aire un intenso aroma a melancolía, ninguno se había planteado la posibilidad de salir del closet con sus padres, al menos no en ese momento.

Frente a la puerta de la habitación de Robín

Robín permaneció en silencio sosteniéndole la mirada con toda la firmeza que podía alcanzar, sus ojos aceitunados tiraban un destello extraño ¿ que veo en tu mirada? ¿ Tienes miedo Robín? Tú que estas acostumbrado a ser quien controla las piezas, te doy miedo porque conmigo te falla esa estrategia… pensó Luis sin dejar de sostenerle la mirada.  Robín respiraba agitado y su pecho desnudo se erizaba de coraje, quería empujarlo a la salida pero se sentía muy débil, herida de  la  espalda le daba unas fuertes ondas de dolor que se extendían en toda su columna dorsal impidiendo ejercer la presión necesaria para empujar a Luis que acostumbrado a hacer ejercicio todos los días estaba como un tanque, su única defensa era sostenerle la mirada.

Luis fue quien terminó bajando la vista con una media sonrisa en su rostro, asintiendo de forma picara, robín lo observó con el seño fruncido arqueando ligeramente las cejas intentando descifrar el motivo de esa sonrisa tan espontanea

-        No quieres hablar… ¡perfecto! Entonces vas a escucharme – Luis tomó del brazo a Robín con mucha firmeza mientras lo empujaba hasta la cama haciendo que se sentara de golpe, este dio un respingo de dolor al sentarse llevándose inconscientemente la mano a la herida, Luis lo notó pero hizo caso omiso de su expresión dolor –  Robín, ¡tiene 16 malditos años que nuestra amistad se fue al carajo. Traicionaste a Adriana y a Adrian, que para mí es peor que si me hubieses traicionado a mí, ¿por qué le hiciste eso a Adriana, si sabes que yo me la hubiese llevado lejos y hubiésemos sido muy felices? ¿Por qué si parecía que me odiabas ahora me defiendes? ¿Qué le hiciste a Adrian, tu le presentaste al fulandrejo con el que anda ahora verdad? Si… eso tiene todo tu sello ¿De verdad nos estabas buscando para hacernos daño?, ¿por qué viniste hasta acá?  ¿por qué adrian tenía una invitación de tu maldita fiesta en su mochila? ¿Por qué hiciste todo eso? (dijo señalando el ipad) quiero saber el maldito porqué

Robín se puso de pie caminando por la habitación tratando de escapar del interrogatorio mientras Luis seguía bombardeándolo con preguntas, algunas muy dolorosas de contestar  y otras para las que ni el mismo tenía respuesta

-        No de que me hablas…

-        Sí que lo sabes y me lo vas a decir, no me voy sin respuestas, hoy no nadie va a salir corriendo hasta que me digas la verdad de lo que estas haciendo.

-        Yo no he hecho nada carajo, pero lo que si voy a hacer es llamar a la seguridad del edificio para que te saquen de aquí

Robín hizo ademan de acercarse a su teléfono celular, pero Luis se lo impidió sosteniéndolo por los brazos con fuerza, pegando su frente a la suya, mirándolo directamente a los ojos, su mirada no solo denotaba temor, si no una tristeza infinita diluida en rabia. Se quedaron así por lo que pareció un tiempo infinito en un duelo de orgullos en el que nadie saldría bien librado, finalmente robín agotado.

-        Vete por favor… no le diré nada a Gian, solo por favor vete, todo seguirá como hasta ahora solo vete, vete, vete – robín repetía esas palabras como si fuera un mantra, con los ojos cerrados, con la respiración agitada, sintiendo como su piel se erizaba al sentirlo así de cerca

Luis había escuchado lo que había ido a buscar, pero quería saber más, eso no era todo lo que Robín necesitaba explicar, sabía que necesitaba oír muchas verdades que habían permanecido ocultas por años, sabía que tenía que exprimir de esos hermosos labios cada una de las respuestas, soltó ligeramente sus brazos y lo agarro con firmeza por el cuello presionando sus mejillas con los pulgares pero sin hacerle daño, mirándolo directamente a los ojos, a pocos milímetros de su boca, cualquier movimiento de alguno de los dos terminaría en un beso, al sentir los dedos de Luis en sus mejillas abrió los ojos y la mirada de Robín era fría pero no podía ocultar su asombro de tenerlo tan cerca, pensó en moverse un poco, solo un poco para probar esos labios y Luis se sorprendió a si mismo deseando besarlo, deseando que se moviera  y acabara esa distancia que lo distraía…  entonces robín aparto su rostro bruscamente mirando hacia su derecha, Luis sin forzarlo mucho le giró  el rostro de nuevo hacia el frente, pero retrocedió un poco para matar la atmosfera sexual.

-        ¿Por qué robín? Hace 16 años nos delataste cuando intentamos huir y le dijiste a Gian que Adriana estaba embarazada de él. ¿Por qué te ensañaste con Adrian y le quisiste hacer lo mismo que Gian quiso hacer con Adriana? Adrian no tenia culpa de nada.

-        ¡Damian! ¿por qué carajo le dices Adrian? – Robín se apartó de Luis con la mirada fija en el piso – se llama Damián, ¿por qué le cambiaste el nombre a Adrian?  Sera que se lo dices para que cuando te lo cojas pienses que es ella? – Luis no se dejó provocar, sabía perfectamente que cuando robín se sentía atacado sus palabras eran su mejor arma, y en las condiciones físicas en las que estaba eran su única defensa, no le prestó atención y siguió caminando en torno a él como si fuese un ave de rapiña, sin dejar de observarlo.

-        Vale…  Damián… el nombre es lo de menos ¡Carajo Robín! responde mi pregunta… ¿no? bueno está bien, no quieres hablar del pasado… hablemos del presente… responde esto ¿Porque nos protegiste todo este tiempo?,  lo leí… no lo niegues carajo, lo leí…

-        ¡Ya basta!… lárgate Luis

-        Ro… solo dime porqué, dime la verdad y me iré – robín se estremeció al escuchar el apodo que Luis le decía muchos años atrás.

-        No se dé que verdad me estás hablando – dijo sonriendo cínicamente

-        Carajo… ¡Porque tienes que ser tan pinche orgulloso, porque no das tu puto brazo a torcer, que no te estás dando cuenta que estoy pidiéndote que me ayudes a  entenderte, ayúdame a perdonarte! – Luis cambio el tono, sabía que atacándolo Robín se cerraría cada vez más en una coraza de piedra impidiéndole descubrir la verdad – entiende que quiero de regreso a mi mejor amigo, a mi confidente, a mi  Ro, el que perdí hace 16 años, éramos los mejores amigos, yo te confiaba todo de mi y tú me confiabas todo de ti, solo quiero saber ¿por qué después de ser los mejores amigos, me traicionaste – Luis se acercaba a él con voz fuerte pero muy tranquila, mirándolo a los ojos, a  esos ojos aceitunados que lo miraban suplicando que continuara con ese interrogatorio, estaba acorralado… y ambos sabían que no podía seguir huyendo.

-        Luis…

Por un segundo los ojos  de robín se llenaron de lagrimas, de cansancio, de soledad,  de la misma soledad que atormentaba a Luis, pero fue solo un segundo y casi de inmediato levanto la frente y sonriendo de lado con ironía cruzo los brazos diciendo:

-        Lo que hice ya está hecho, no hay nada más que explicar, si te gustan los dramas lee una novela… no sé que cuento quieres oír, pero de mi no vas a escuchar nada. Ya te dije lo único que importa, que Gian no va a saber nada de ustedes, no le diré nada, él confía en mí, así que vete.

Robín se acercó al buró y tomó de él un frasco de pastillas y lo destapó  sacando dos sosteniéndolas en la mano mientras con la mirada buscaba una botella de agua que sabía que estaba ahí en algún sitio, Luis lo tomó del brazo quitándole el bote de pastillas y gritándole furioso

-        Deja de tomar estupideces, al menos mientras esté aquí te quiero sobrio, no pensé que tu también te volvieras un maldito drogadicto.

-        Lee la etiqueta imbécil, es naproxeno , me duele un chingo la herida de la espalda, no me estoy drogando.

Luis sintió un extraño rubor invadiendo sus mejillas, Robín tenía razón las pastillas eran para el dolor y él lo había juzgado sin saber, de nuevo.  Luis se dio la media vuelta y salió de la habitación sin decir nada. Robín se quedó mirando la puerta y una presión en el pecho lo hizo apoyarse en la pared mientras las lágrimas le cruzaban las mejillas. Por que amarte siempre me deja este sentimiento en el pecho Luis… se limpió las lágrimas de la cara y aguantando la respiración para no sollozar se desvistió entrando a la ducha el agua apenas le había rozado la piel cuando escuchó como la puerta principal se abría de nuevo. Sin cerrar la llave del agua se asomó desde la puerta del baño enrollándose una toalla en la cadera y  de pie frente a la cama  estaba Luis, ligeramente agitado como si hubiese corrido, sosteniendo en la mano un gran frasco blanco con una etiqueta verde.

-        Pensé… que te habías ido.

-        Fui por esto – dijo aventando el frasco a la cama.

Robín no le respondió y volvió a entrar en la ducha, se baño lo más rápido que pudo, sin molestarse en cerrar la puerta si quiera. Luis lo esperaba sentado en la cama con el frasco en la mano levantó la vista y pudo ver de reojo a Robín secándose el cabello con la toalla de espaldas a él, no pudo evitar recordar sus brazos rodeándole y acariciándole el día que tuvieron relaciones, sintió su corazón latir y su miembro despertando lentamente, así que volvió a concentrarse en la etiqueta que ya sabía de memoria pero se obligó a leer  nuevamente para despejar su mente. Robín salió del baño con la toalla enrollada en la cintura, sin mirar a Luis, se sentó en la cama.

-        Esto te ayudara más que las pastillas para el dolor, lo tengo siempre en la camioneta porque a veces  los chicos se lastiman en las prácticas deportivas y esto de verdad ayuda

-        No necesito tus remedios de abuela, gracias – le contestó robín aunque su mirada le delataba mostrando un destello de ternura.

-        Recuéstate robín, no es pregunta es una orden.

Aun sin estar demasiado convencido se acostó en la cama mirando hacia el techo, Luis se acercó a él y susurrándole cerca del oído le dijo:

-        De espaldas Ro – robín se volteo inmediatamente sintiendo todo su cuerpo estremecer con las palabras de Luis

Robín se puso de espaldas y Luis abriendo el frasco comenzó a aplicar la crema sobre la herida, dando movimientos circulares intentando no ser demasiado brusco porque se veía doloroso. Robín tomó una almohada abrazándola, las manos de Luis pasaban no solo por la herida si no por los alrededores acariciando su piel y estremeciéndolo, aunque el juraría hasta la tumba que solo se estremecía por que le lastimaba la herida, sabía perfectamente que lo que verdaderamente le hacía estremecer era el contacto de aquellas  manos sobre su piel.

-        ¿Cómo te hiciste eso? Se ve horrible… ¡esta más morado que una uva! – robín estalló en risas con aquel comentario, aunque casi de inmediato se le fue la sonrisa al recordar como le habían estrellado contra la llave en el baño, y por primera vez en mucho tiempo sintió vergüenza de su “promiscuidad” – ¿Alguien te golpeó?

-        No… después de que te fuiste yo salí corriendo tras de ti y – Robín pensó cuidadosamente que decir, no quería arruinar ese momento en el que al parecer todas las palabras y las recriminaciones habían quedado dejadas de lado – y al perseguirte me caí golpeándome contra un tubo. Fue algo tonto en realidad pero… me quedó doliendo.

-        Pues… si se ve muy feo… la verdad pero, con esto se quitara antes de que te des cuenta, te la dejo aquí si quieres para que te la apliques antes de dormir. Si te la pones dos veces al día se quitara rapidísimo y… Ro, perdona… fue mi culpa. Entre en pánico cuando te vi… lo siento.

-        Si yo me hubiese encontrado así después de lo que te hice hubiese hecho lo mismo… no tienes nada de que disculparte – Luis se acercó a su rostro y le quitó un mechón de la frente sonriendo con melancolía

-        No sé si tenga caso decirlo ahora pero quiero que lo sepas… lamento mucho no haber podido corresponderte cuando me dijiste lo que sentías por mí. Me hubiese gustado ver feliz, pero yo ya quería alguien más. Y sobre todo haberte dado esa excusa de que era porque eras hombre… en realidad yo no me había planteado la posibilidad de estar con un chico aunque eso no significa que lo descartara y el día del baile de mascaras… no sé porque pero no he podido dejar de pensar en eso – robín se incorporó mirándolo fijamente a los ojos, tenía todo tipo de sentimientos golpeando en su interior, de alguna forma Luis pensaba en aquella única vez en la que se habían besado y habían hecho el amor.

-        ¿Hubieses preferido que no fuera yo con quien te acostaste esa noche?  ¿Hubieses preferido que fuera un extraño?– Luis permaneció  en silencio mirándolo sin saber que responder, respiro hondo y hablo en un susurro.

-        No… me alegra que fueras tú. No me gusta tener sexo sin sentir algo por la perso… - Luis guardo silencio antes de continuar lo que parecía ser una inconsciente declaración de que el igual sentía algo por robín, cosa que él nunca se había planteado.

-        Ya no quiero que nos peleemos… de verdad no le voy a decir nada a Gian, pero no me pidas que te diga mis razones… hay muchas cosas que he hecho de las que no estoy orgulloso y no puedo cambiar… solo quédate con la idea de que si te lastime, me arrepiento y viviré arrepentido por ello siempre.

Por primera vez en mucho tiempo Robín estaba dejando entrever aquello que había en su corazón, Luis tenia perfectamente claro que Robín aun tenia sentimientos por el y que era completamente verdad que le dolía hacerle daño, podía ver en aquellos impresionantes ojos que todo rastro de cinismo se había ido.

-        Ro… no te voy a negar que me hiciste mucho daño, y quiero perdonarte en serio siento que no podre hacerlo hasta no saber toda la verdad. sin saber las cosas completas aunque quiera perdonarte no es tan simple como me gustaría, una parte de mi quiere decirte que no pasa nada y que quiero que todo sea como antes pero… otra parte no puede confiar más en ti, me gustaría saber que de verdad sientes lo que estás diciendo.

-        Claro que lo siento… tal vez esto te lo demuestre – dijo girando hacia él en un movimiento gatuno y dándole un intenso beso en los labios, al inicio Luis se resistió pero terminó dejándose llevar por sus  besos y aquellos labios  acariciando con maestría los suyos, robín con la punta de la lengua acaricio el labio inferior de Luis, este al sentirlo abrió ligeramente su boca dejando que su lengua entrara en un delicioso beso francés.

Robín deslizo sus manos por los fuertes brazos de Luis disfrutando de cómo se tensaban al sentir sus caricias, Luis estiro los brazos  abrazándolo fuertemente contra su pecho sin dejar de besarlo con los ojos cerrados. Inhalaba fuerte y sentía el aroma de su piel limpia y el jabón con el que se acaba de bañar, su cabello medio húmedo le hacía cosquillas al chocar con la frente. Luis no quería pensar en nada, por alguna razón no quería ni podía dejar de besarlo. Robín rodó un poco en la cama quedando sobre Luis que lo abrasaba recorriendo su espalda con las manos cuidando de no lastimarle la herida. Luis volvió usando su peso como palanca giró en dirección contraria acostando suavemente a Robín entre las almohadas y colocándose sobre de él, se separó por un momento mirándolo directamente a los ojos, podía verse reflejado en aquellos ojos aceitunados y deseó tener ese rostro felino sonriéndole con ternura una vez más. Volvió a besarlo, esta vez el llevaba el ritmo con un beso más dulce y tierno pasándole los dedos entre el cabello y acariciando su rostro con la yema de los dedos, Luis continuó deslizando sus labios hasta su barbilla, besando la línea de su quijada hasta llegar a su oreja dándole un beso suave y sensual para luego seguir bajando hasta su cuello, luego volvió a subir hasta sus labios para finalizar con un dulce y adorable beso en su nariz. Robín lo miró sorprendido ambos sentían el corazón latiendo de forma desbocada.

-        Wow… yo no me esperaba esto Luis…

-        Que… ¿no te gustó? Me imagino que tu estas más acostumbrado a personas con… más experiencia, es la primera vez que beso así a un chico que no sea… Ad.. Damián –  Luis lo miraba ligeramente sonrojado hasta que Robín lo miró asintiendo, dejó salir un suspiro largo y aferrándose a su cuello lo pegó contra su pecho abrazándolo con ternura, mientras Luis le acariciaba el cabello y le daba tiernos besos en el cuello, sintiendo su piel estremecerse con cada beso.

-        Me gustó creo que nunca antes me habían besado de esa forma. – le susurró Robín acariciándole el cabello, este levantó el rostro mirándolo con ternura, sin tener la menor idea de cómo habían llegado hasta ese punto – Luis… hazme el amor

-        Ro – susurró Luis volviendo a besarlo

Robín comenzó a levantarle la camisa lentamente tanteando la piel de su ancha espalda y sus fuertes bíceps, Luis seguía besándolo acariciando su rostro al hacerlo, tomó ambas manos de robín sujetándolas sobre su cabeza con una sola mano, y mirándolo fijamente a los ojos le susurró de forma cálida y amable.

-        No quiero que tomes esto como un rechazo… porque si quiero volver a hacer el amor contigo, pero no quiero que sea así… dejemos que sane esa herida – Robín lo miró y sentía dentro de su ser que no se refería a la herida de su espalda, y de cierta forma ese sentimiento le hizo sonreír con una sinceridad con la que no había sonreído en muchísimo tiempo.

En la camioneta de Gustavo

Luego de haber discutido durante horas sin llegar a ninguna conclusión más que el amor que sentían el uno por el otro habían por consenso decidido ir a hablar con robín y pedirle que rompiera el contrato de Adrian, y aun contra la voluntad de adrian tavo le ofrecería la cantidad que fuera necesaria para que Adrian no tuviese que ver a ningún cliente nunca mas, quería liberarlo definitivamente de las cadenas que lo unían a Robín.

Adrian no dejaba de mirar sus zapatos, sintiéndose terriblemente avergonzado por todo el desastre que se le vendría encima si Luis se llegaba a enterar de los tratos que habían de por medio entre Robín, Gustavo y él. Rogó con todas sus fuerzas que Luis jamás se enterara de lo que había acordado con Robín, no quería lastimarlo haciéndole saber que todos sus esfuerzos en mantenerlo lejos de robín habían fallado. Gustavo leyó en su rostro la preocupación de Adrian y se inclinó aprovechando la luz roja para besarlo lentamente, ambos sabían del efecto balsámico de aquellos besos. La luz cambió a verde y  avanzaron sin darse cuenta que un sedan blanco se pasaba la luz roja  estrellándose contra la camioneta exactamente del lado del conductor.