Perdiendo el control en el patio de la escuela
- Nos estan viendo...
4 am en la fiesta de mascaras de Robín.
La música y la penumbra de la fiesta invitaba a todos los presentes a acariciar los cuerpos semidesnudos que entraban en contacto uno con otro mientras la música sonaba. Por lo que casi todos los presentes estaban en un estado inducido de excitación y euforia, Robín había perdido la cuenta de las copas que había tomado desde que Gian se había retirado y lo único que deseaba en aquel momento era… olvidar, dejar de sentir.
Respiró hondo y sacudió su cabeza, era un chico atractivo y sensual, el cabello revuelto se le arremolinaba en la frente sudada y andaba con la camisa medio abierta los apretados pantalones que usaba resaltaban su culo y marcaban sus trabajadas piernas. Camino lentamente hasta unos mullidos sillones, dejándose caer mientras terminaba su copa. Cerró los ojos y comenzó a decantarse en una rica y profunda ensoñación en la que veía a Luis haciéndole el amor lentamente, acariciando su cuerpo, metiéndole sugestivamente los dedos a la boca para que él los lamiera con lujuria mientras él se dejaba consentir en un fondo azul claro y profundo… Luis … esas grandes manos lo abrazaron acariciando su torso y él se dejó hacer lentamente, ahora no solo eran las manos, si no sus labios acariciando su oreja, mordisqueándolo, respirando cálidamente en su cuello mientras lo besaba, Robín respiraba entrecortadamente pero quería disfrutar más de aquel momento . Luis… las manos bajaban de su torso a sus piernas causándole escalofríos, mientras es Robín con los ojos cerrado se aferraba a la imagen mental que poco a poco se desvanecía devolviéndolo a la realidad. Abrió los ojos y giro para observar al verdadero autor de las caricias, un joven delgado y rubio con unos fríos ojos azules enmarcados en espesas pestañas castañas que lo miraba buscando su aprobación, Robín le devolvió una mirada felina y el jovencito pareció asustarse de aquellos ojos aceitunados que parecían pertenecer a un jaguar, ¿ qué estoy haciendo?
- Robín… cuanto tiempo sin verte, que gusto que me invitaras– pronunció el chico con acento francés – por tu cara de sorpresa creo que no me recuerdas soy Maurice Fourier
- Claro que te recuerdo… pasamos un rato muy entretenido escondiéndonos de tu tía hace un par de años cuando estuve en Lyon.
Maurice lo beso mordiéndole los labios sin dejar que terminara de hablar, jugando con su lengua mientras sus manos desabrochaban los últimos botones de su camisa. Robín cerró los ojos al besarlo evocando el recuerdo de Luis, el chico lo mordió con fuerza y robín casi emitió un grito de dolor.
Maurice se puso de pie sujetando a robín por el cabello haciendo que el igual se pusiera de pie. Robín lo miro asombrado haciendo un ademan de soltarse, pero para su sorpresa Maurice tenía mucha más fuerza de lo que recordaba, este sonrió viendo el intento de Robín por soltarse y lo condujo hasta la entrada del baño, donde se encontraba el espejo frente a los aseos pegándolo violentamente de cara a la pared, sin soltarle el cabello, le quito la camisa atrapando sus brazos y amarrándolo rápido y con maestría, un truco que el mismo Robín le había enseñado.
- Recuerdo que te gustaba muy rudo
- Ahora no estoy para juegos Maurice, estoy…
Maurice le jalo el cabello con fuerza mientras se llevaba un dedo a los labios indicándole que guardara silencio, Un par de chicos salieron del baño y los observaron riendo sin mostrar el menor interés en detenerlo o alentarlo, la fiesta por momentos había parecido una orgia así que nadie vio nada extraño en ellos.
- Y ahora porque no les dijiste nada… porque pediste que te soltaran… ves que tu solito te prestas a los juegos.
Robín no contestó, solo cerró los ojos y dejo de poner fuerza en los brazos, Maurice lo tomo como una aprobación y le quito rápidamente el cinturón, golpeándole nalgas con él, Robín dio un respingo de dolor pero no negó ni aprobó nada, Maurice le bajo los pantalones al mismo tiempo que los bóxers dejando su culo al aire.
- Esta vez me toca a mí… cojerte hasta que te desmayes.
Robín le suplico con la mirada sin pronunciar una palabra, pero Maurice se encontraba aferrado lamiéndole la espalda, descendiendo hasta sus nalgas, las beso lentamente, las lamio y las mordisqueo largo rato, dándoles nalgadas cada vez mas y mas fuertes hasta dejarlas completamente rojas, luego las separo y comenzó a lamerlo juguetonamente . Robín cerraba los ojos, gemía y apretaba los dientes. Era un placer, el primero en mucho tiempo que no estaba disfrutando, sus manos se aferraron a la camisa que las sujetaba mientras, Maurice introducía su lengua en su agujero con cadenciosos movimientos con soltura y destreza disfrutando ver cómo le ponía la piel de gallina.
Maurice se saco el miembro colocándolo entre las nalgas de robín y masturbándose con ellas pegándolas para darse mayor placer, su pene pálido y sonrosado mostraba unas gruesas venas que se ensanchaban de gozo paseando entre esas deliciosas nalgas torneadas. Robín esperaba sentirlo dentro en cualquier momento cerrando los ojos con fuerza, no tenía su miembro erecto pero sentía como si fuera a venirse en cualquier momento. Maurice sujetaba sus nalgas con fuerza enterrándole las uñas, deslizo poco a poco sus manos hasta sus caderas y lo pegó hacia a él con fuerza pero no lo penetró, palpo con sus manos el miembro de robín semi erecto y comenzó a masturbarlo. Robín eyaculo apretando los dientes sin haber tenido una erección completa. Maurice sonrió con sorna y le mordió el hombro haciéndolo gritar, lo giró con violencia quedando frente a frente, robín estaba rojo y sus rodillas le flaqueaban, tenía la frente perlada de sudor y sus labios tenían una marca rosada donde los había mordido hasta casi abrirlos. Maurice lo cargó tomándolo por la cadera y lo subió con violencia a los lavabos, su espalda golpeo con el grifo del agua haciéndole daño pero no dijo nada. Maurice volvió a acariciarle el rostro de forma casi melosa, tierna y delicada, Robín lo miro con furia y le escupió el rostro, Maurice sonrió y le dio una bofetada girándole la cara hacia la derecha, acerco sus labios hacia el cuello y lo besó mientras le abría las piernas con las manos, lo sujeto detrás de la rodilla jalándolo hacia sus caderas acomodándose para penetrarlo, Robín aferro nuevamente sus manos a su camisa adivinando lo que vendría, se relajo intentando facilitar la entrada para ambos, Maurice lo penetro lentamente embarrando su glande en la entrada robándole varios gemidos a Robín, siguió empujando lentamente con un ritmo pausado y sin prisa, mientras sus dedos se enterraban en las piernas de robín lastimándolo. Salió dejando su cabeza dentro, robín tenía la cabeza baja con los ojos cerrados, dejando que entrara y saliera de su cuerpo con ese ritmo lento y severo penetrándolo cada vez con más fuerza. Maurice aceleró el ritmo golpeando mas y mas fuerte entrando y saliendo estrellando su cuerpo con el grifo, robín comenzaba a gemir cada vez más fuerte, a gritar, el placer era intenso pero también el dolor. Maurice lo arañaba y lo besaba, sus caricias y sus golpes eran igualmente devastadores, tenía su aliento contra su cuello, escuchaba sus gemidos y los ruidos placenteros que emitía de esos labios carnosos. Maurice seguía bombeando hacia dentro y a hacia fuera como un autómata presionando su carne contra la de él, como en un frenesí, mirando vanidosamente de reojo el reflejo de ambos contra el espejo del baño. Robín eyaculo manchándole el abdomen sin decirle nada aun con el miembro semi erecto, Maurice sacó su miembro de golpe y comenzó a masturbarse, con la otra mano volvió a sujetarle el cabello bajándolo del lavabo haciendo que se hincándolo en el piso, le acerco el rostro a su pene y eyaculo en el, robín sintió como la corrida de Maurice se estrellaba en sus labios, en sus mejillas y su cuello, se relamió los labios dejando que aquel sabor semidulce entrara en su boca.
Se miraron por un instante, Maurice sonreía sin culpa, y robín creyó verse en un reflejo extraño en aquella sonrisa, Maurice se acomodó la ropa y desató el nudo de la camisa que aprisionaba las manos de Robín, dio media vuelta y salió nuevamente al ajetreó de la fiesta dejándolo ahí con la camisa arrugada hecha un bulto en el piso y con la cara llena de semen. Robín se puso de pie y tambaleo hasta llegar al grifo que minutos antes le había taladrado la espalda, abrió la llave y limpio su rostro con el agua, se miro en el espejo y supo de inmediato que aquellos golpes al día siguiente le pasarían factura, tomó un poco del agua de la llave y camino hacia la salida.
La chica que sostenía la bandeja de champagne con la cual se había enrollado en un par de ocasiones lo detuvo en la entrada.
- Robín, ¿ ya te vas?
- Voy por cigarrillos, hermosa, regresaré en un minuto
- Puedo mandar por ellos si tu deseas, solo dime cuales quieres.
- No… ire yo, necesito algo de aire.
Siguió hacia la salida hasta su deportivo, manejo lentamente por las calles desiertas, la música de su auto sonada gritando Not strong enough de Apocalíptica hasta llegar a su cuarto. Repitió una y otra vez la canción tratando de encontrar algo en la letra que lo hiciera sentirse diferente, pero no podía, todo su mundo había cambiado. NO. su mundo no había cambiado, era el quien se sentía diferente
5 am en la habitación de Luis.
Luis se encontraba sentado en el borde de la cama, el cabello mojado le escurría agua por la espalda como frías pinceladas que caían humedeciendo la base de su pantalón de pijama, la habitación estaba ordenada con esmero, solo la ropa con la que había ido a la fiesta permanecía en el suelo, las lámparas estaban encendidas iluminando las paredes blancas dando un aspecto cálido y agradable. Luis sostenía una cerveza en la mano mientras con la otra observaba fijamente la fotografía en su cartera. Pudimos ser una hermosa familia… pensó mientras terminaba el contenido de la lata de cerveza y la arrojaba a la basura sin despegar los ojos de la foto, en la cual salía él con Adriana, ella hermosa y serena con un vestido azul de algodón mostrando una pancita de embarazada increíblemente tierna con aquella triste mirada, y él de pie a su lado rodeándole los hombros con su brazo, con su sonrisa cariñosa y su porte de alto y erguido, como un galán de historias de amor. Esa noche tenía cansancio pero no sueño, trato de estirarse para relajar su espalda y sintió como tronaron algunos huesos. Pensó en tomar otra cerveza pero descarto la idea de inmediato. Acaricio con las yemas de los dedos la imagen de Adriana sintiendo como las lagrimas estaban a punto de escapar.
- Adri… mi princesa, mi morenita. Te extraño tanto, no sabes lo que daría por qué estuvieras aquí y pudieras ayudarme a aclarar mi mente. Aunque posiblemente si estuvieras aquí morirías de asco y pena cuando te contara que me he acostado con el idiota de tu hermano. ¿O me despreciarías por andar con tu pequeño? Te juro que lo que siempre he querido ser verlo feliz, cuando se sinceró conmigo hablándome de sus sentimientos y que me quería como su pareja, accedí por que el estaba enamorado y lo último que quería era verlo sufrir por amor, y te seré honesto es tan parecido a ti… como dos gotas de agua…
Cerró los ojos tratando de controlar su deseo de estallar en sollozos y reclinó su cuerpo acostándose en la cama y tratando de relajarse. Entonces como humo de cigarro comenzó a aparecer ella, morena y exótica envuelta en sugestiva y adorable lenceria rosa pálido, enmarcando sus piernas en medias blancas satinadas que sujetaba al liguero con un pendiente plateado caminando con elegancia sobre unas finas zapatillas plata hacia la habitación más importante del lugar antes de llegar se giro para mirar mejor a Luis, con los ojos oscuros adornados con unas espesas pestañas rizadas.
- Tranquila pequeña. Todo saldrá perfecto.
- Estoy tranquila, se lo que tengo que hacer… solo, me da miedo que sepan que yo…
- Sh… eso no va a pasar – dijo Luis tapándole cariñosamente la boca con el dedo índice.
Adriana entró a la suite mientras Luis se alejaba con Robín por el pasillo, aún era algo temprano pero tenía una importante misión esa noche, Gian había acordado su virginidad con un árabe que invertiría mucho dinero en armas, un viejo y conocido cliente que llevaba semanas solicitándola hasta que Gian a cambio de una suma importante había accedido sin saber que había perdido la virginidad con Luis un día antes, Adriana aterrorizada con la idea de que su primera vez fuera con un viejo asqueroso se entregó a Luis su mejor amigo y protector a quien amaba profundamente. Ella creyó poder fingir perfectamente, pero el viejo astuto y vicioso había llevado un sirviente que la revisara antes del coito el cual no tardó en notar la farsa. Descubriéndola delante de todos. Gian monto en cólera y él la había sacado a punta de bofetadas sujetándola del pelo y llevándola casi arrastrada hacia su habitación dejándola encerrándola ahí.
En la entrada del edificio Luis y Robín llegaban caminando, Luis luchaba contra las ganas de de entrar a golpear al árabe si se atrevía a tocar a Adriana cuando Robín se acercó a su oído y le depositó a Luis un beso en la mejilla susurrando piénsalo si … Luis se encontraba extrañado ¿Qué tenía que pensar? Robín había estado hablando o más bien divagando al intentar decirle algo durante todo el camino del metro al edificio de Gian y aunque parecía importante, para Luis era prácticamente imposible prestar atención. Subieron hasta el 3er piso donde se encontraba la habitación de Adriana y llegaron justo a tiempo para presenciar el desenlace de aquella escena, habían estado fuera porque ninguno de los dos querían estar presentes cuando llegara el árabe, por miedo a no poder controlarse, uno por ser su hermano y el otro por “acompañar a Robín” aunque lo cierto es que amándola como la amaba Luis no sabía si sería capaz de contenerse al momento.
Luis tubo una mescla de alivio y temor al ver la furia de su jefe, eso significaba que el árabe la había rechazado al notar que no era virgen, lo cual era bueno, pero de cualquier forma le aterraba que Gian se pusiera violento con ella. Miro a Robín pero este parecía completamente ensimismado como si no comprendiera que había pasado.
Gian les grito a los dos que entraran de inmediato a su despacho, ellos se dirigieron en silencio hasta el despacho cerrando la puerta detrás de si y sentándose frente al escritorio de diseño, mientras Gian lentamente con frialdad y condescendencia como si le explicara a niños idiotas nos conto todo cuando había ocurrido minutos antes.
- ¡Como que no es virgen!, pero quien… es imposible- robín grito exaltado
- El sirviente de Ashraf Yâsif hizo un escándalo diciendo que habíamos intentado estafar a su señor, yo mismo estaba incrédulo, así que llame a Arianetta (una de las madronas del lugar) y verificó que el sirviente decía la verdad.
- ¡Carajo! ¿Te dijo quien fue? ¿Quién es el idiota? lo voy a matar
- Freddy según ella… pero hablare con él cuando regrese de Barcelona, salió hoy en la mañana con Manuel Garza, el de los trasatlánticos. Aunque no es culpa de él, la única estúpida por estar de resbalosa es Adriana, perdona que te lo diga ahijado pero tu hermana es una estúpida, no saco para nada tu inteligencia. Me ha hecho quedar en ridículo y perder una buena suma- Gian los miro con sus fríos ojos grises desde su sillón detrás del escritorio del despacho, la habitación estaba completamente en silencio, prendió un cigarrillo y se dirigió completamente a Luis- Muchacho, acompaña a robín a su cuarto para que se calme, llama a los gemelos y veme en el pasillo en 15 minutos.
Luis vio como Robín tenia tensados las manos en puños y la tensión en su quijada probablemente era el símbolo de que tenia apretados los dientes. Salieron del despacho y subieron al 6to piso donde estaba la habitación de Robín sin hablar de nada en el camino Luis aviso a los gemelos que Gian los buscaba y acompaño a robín hasta su puerta. Antes de entrar a su habitación robín le dio un fuerte abrazo a Luis, Robín era su hermano, su mejor amigo, desde que Luis había entrado a trabajar con Gian se habían vuelto inseparables y le dolía tener que guardar el secreto de la relación con su hermana, pero temía que no se lo tomara bien, y ahora exponer su relación con Adriana podría tener consecuencias con Gian. No podía decirle aun. Robín se separo del abrazo y le acaricio el cuello, Luis lo miro y por primera vez lo vio vulnerable, sus ojos que siempre eran indiferentes y alegres ahora tenían un toque de ternura y melancolía.
- Sabes… yo tampoco he tenido mi primera vez… pero, entiendo a Adriana, me gustaría que fuera placentero, independientemente de todo lo romántico y esas niñerías, quisiera que fuera con alguien que me atrajera físicamente, que me haga desearlo, no con alguien que me han impuesto, aunque… trabajo es trabajo y esas cosas…
- Ro… no pensé que tu nunca… bueno, está bien tienes… 16 ¿no? aun estas niño.
- Tengo 15…
- Yo tuve mi primera vez hace 3 años a los 15, con una amiga que era horrorosa, aun no sé cómo me anime creo que hubiese sido mejor aguantar hasta encontrar algo mejor – dijo Luis sonriendo y tratando de restarle melancolía al tema.
- Me baño y bajo a verles en la habitación de Adriana en 10 minutos
- Media hora querrás decir
Robín sonrió moviendo la cabeza de lado a lado mientras con un gesto de la mano se despidió dando le un beso en la mejilla y cerrando la puerta tras su espalda.
Luis bajo de nuevo a la 3ra planta donde se encontraba la habitación de Adriana, la de él y uno de los despachos de Gian, aun no se había acercado del todo a la habitación escucho los gritos frenéticos de Adriana en todo el pasillo, corrió con todas sus fuerzas hacia ella deteniéndose en su puerta, donde de lado a lado estaban los gemelos pegados a la pared con una sonrisa burlona Markus y Mikale los altos y rubios gemelos noruegos.
Luis estiro la mano para abrir la manija, cuando esta se abrió por sí sola, al tiempo que salía Gian del cuarto su cuerpo delgado y frívolo erguido con un aire de satisfacción acomodándose los puños de la camisa.
- Ah Luis... ven necesitamos hablar – dijo Gian tomándolo del brazo y alejándolo de la puerta, Luis por más que quiso no pudo mirar hacia adentro ya que tan pronto salió él entraron los gemelos y cerraron la puerta. Su instinto le decía que eso no estaba bien, pero Gian se veía muy tranquilo y sereno inspirándole confianza, caminaron hasta su despacho y cerraron la puerta – Luis eres inteligente y sé que sabrás entender lo que voy a decirte, desde que mi prima murió y mis ahijados vinieron a vivir aquí siendo niños, me di cuenta que Adriana seria una niña un poco problemática y que Robín tenía todo para convertirse en mi mano derecha y pese a que las cosas no siempre salieron como me hubiese gustado aun así les tome afecto, he pensado en Robín incluso como mi heredero ya que no tengo ningún hijo varón. La familia es importante siempre Luis, pero los negocios… son los que dan de comer a la familia. El trabajo siempre tiene que separarse de las emociones Luis, y específicamente hablando de las emociones ya me entere de lo que pasa, esta persona no le gustan las mentiras y los rodeos – Adriana … pensó Luis eres muy valiente princesa mira que encarar a Gian con toda la verdad – llegó a decirme todo, lo que siente por ti y me sorprendió mucho que lo que le preocupara era que yo llegara a disgustarme, no soy un moustro, no me gustan las caras largas, aunque si soy muy fijado en la responsabilidad y aunque debo decir que no me agradó la idea, creo que si así trabajaran aquí más contentos y sin incidentes desagradables, por mi no hay ningún problema siempre y cuando mantengan la línea, y sus asuntos privados sean privados… no quiero telenovelas en los pasillos. Primero las obligaciones después las puterias, y sobre todo recordando que esta persona tiene responsabilidades que son prioridad y si no te gustan te aguantas porque es trabajo, es lo único que yo les diré, primer incidente y se acaba ¿he sido claro?
- No… tiene por qué preocuparse señor mis disculpas no sabía que había hablado con usted.
- Pues te repito lo primero es lo primero, ah otra cosa también de trabajo, ve a ayudar a los gemelos a aplicar el castigo que le impuse a Adriana. A ver si le quedan ganas después de desobedecerme
Sentía cierto alivio en las palabras de Gian, aunque no entendía a que se refería con el “castigo” estaba confundido, ¿significaba que aprobaba su relación con Adriana?, si era así todo saldría bien ahora, podría hablar tranquilamente con Robín contándole todo y las cosas irían a pedir de boca, pero sus pensamientos positivos fueron interrumpidos por un grito desgarrador que se escuchó en el pasillo, sacándolo de sus sueños y haciéndolo correr hacia la habitación de Adriana, luego el silencio crudo, el silencio negro y espeso… al cabo de un minuto salieron los gemelos, semi vestidos rojos y sudorosos, sonriendo con sorna y bromeando entre sí.
- Ah Luis… lamentamos haber tardado… pero como dijo el jefe “si ella quiere andar de puta, nosotros le daremos una ayudadita”
- Tú sigues! Diviértete…
Luis entró temblando al cuarto y con solo mirar la habitación sintió como se le corto la respiración cayendo de rodillas en el piso, no por favor eso no… la habitación aun tenía ese ligero toque infantil entre las cosas tiradas y las sabanas manchadas y rotas lo cual la hacía parecer salida de una película de terror. Se acercó hacia la cama a tropezones sin dar crédito a lo que veía, ella estaba acostada en la cama llorando con su batita rosa desgarrada manchada de semen, sangre y fluidos, desde afuera de la lujosa habitación se escuchaban los gritos obscenos incitándolo a seguir violando a la aterrada creatura que se encontraba hecha un ovillo entre las sabanas. El se acercó sin poder hablar y con unas ganas poderosas de vomitar de rabia e impotencia, estirando su mano hacia ella, pero ella gritó espantada manoteando con las pocas fuerzas que le quedaban para que el no la tocara.
- Shhh shhh Adriana soy Luis – dijo sujetándole las manos y abrazándola para tranquilizarla – mírame princesa ¿no me reconoces? no te voy a hacer daño. No pienso lastimarte, ven ponte de pie vamos a que te laves. Dios... princesa que te han hecho… mira como te dejaron mi princesa. – lloraba Luis en silencio sintiendo como las palabras se le ahogaban en la garganta.
- Fue una pesadilla, Luis fue una pesadilla – tartamudeaba Adriana, su carita estaba marcada con un gran moretón en la mejilla y su cuello tenía una marca de lo que parecía ser la hebilla de un cinturón – yo roge a dios que me matara que no siguieran, ellos me… - lloraba desconsoladamente, tratando de incorporarse sin soltar la sabana- no puedo…
Luis lloraba en silencio junto con ella, y al ver su incapacidad de ponerse de pie la levanto en brazos llevándola hasta el baño, el era presa del mismo dolor, del mismo sufrimiento, ambos eran culpables pero solo uno había recibido el castigo, o tal vez el castigo para Luis era ver como despedazaban al amor de su vida, entro en la regadera junto con ella ayudándole a bañarse sin importar que se mojara parte de su camisa, lavándole poco a poco la sangre y el semen, limpiando su cuerpo con la esponja mrando cada una de sus heridas. La dejo que se vistiera con un pijama holgado, que le ocultara por completo el cuerpo lleno de moretones y arañazos.
Mientras ella se vestía Luis sacó todas las sabanas y llamo a la chica de limpieza para que dejara presentable el cuarto. Adriana seguía escondida en el baño negándose a dejar que la viera la muchacha, afortunadamente no tardo ni 5 minutos en vestir la cama y Luis pudo cargarla nuevamente hasta ella arropándola como si se tratara de una niña pequeña.
Adriana quedo dormida unos instantes después con algunas lagrimas saliendo de sus ojos cerrados mientras Luis se quedo de rodillas al pie de su cama sin poder controlar el llanto pensando ¡Adriana!… ¡eso no estaba bien! Robín toco la puerta abriendo al no escuchar respuesta, y se acerco espantado hacia Luis al verlo llorando en el piso junto a la cama
- La… la… la violaron Ro. Esta muy lastimada.
- Carajo… sabía que Gian no se iba a quedar así… pero esto es demasiado. Esto…
- ¡es una monstruosidad! Voy a matar a ese desgraciado – grito Luis levantándose de golpe
- Nooo, espera Luis, solo conseguirás que te maten – lo sostuvo Robín tomándolo con firmeza del brazo, Luis se libero fácilmente caminando rumbo a la puerta, Robín lo abrazo rodeándolo con los brazos intentado que retrocediera – espera vas a empeorar las cosas Luis no solo para ella si no para ti y para mi también, por favor espera, ya habrá oportunidad de cobrarnos esta.
Luis se quedo quieto abrazando a Robín, que le acariciaba el cabello, robín lo miro frente a frente y Luis asintió mientras miraba su propio reflejo en los ojos aceitunados de Robín, que cálido abrazo, apoyo su frente en el hombro de robín, sabía que tenía razón, pero le hervía la sangre mientras las palabras en su mente galopaban una tras otra. No entiendo, Gian dijo que lo aprobaba entonces porque te hicieron esto, ¿porque me mintió así? ¿Para que no me diera cuenta de lo que te estaban haciendo?... mi pequeñita. Permanecieron así durante un rato mas cuidando ambos a Adriana.
Un mes más tarde sabría la respuesta. Cuando Adriana le pidió ayuda a Luis para hablar con Robín para decirle que estaba embarazada. Robín se encontraba acostado en un sillón ojeando una revista, parecía tranquilo y desocupado por lo que aparentemente era el momento ideal.
- Ro… hermano, vengo a hablar contigo, pero esto… es un poco delicado, es de Adriana.
- ¿Qué pasa?... ¿esta ella bien? Gian ha estado muy severo con ella desde lo del árabe y con el castigo que le pusieron, ha estado muy rara esta semana
- Si… y ahora lo estará más aun – Luis se paso la mano por el cabello tomando un hondo respiro – hermano, Adriana está embarazada.
- ¡Carajo! Es que no puede ser que siga buscándose palizas… Gian la va a sacar de aquí, o la molera a golpes… dios, tengo que hablar con el, si se entera por otro lado será peor, tal vez pueda conseguir que se quede o si la saca podría ponerle un pequeño departamento y le mandaría dinero, si… eso sería lo mejor. Espera… ¿Cuánto paso? ¿Cuánto tiempo tiene? – Robín sujeto fuertemente a Luis del brazo – ¿será de Gian?
- Dice ella que 4 semanas exactamente puede ser de cualquiera de ellos.
- No… los gemelos usaron condón y se vinieron fuera, ella misma me lo dijo, el único que se corrió dentro fue Gian y… tu no la tocaste ¿no es cierto? Entonces si no es de Gian es de Freddy
- Ro… es imposible que sea de Freddy – Luis tomo aire lentamente antes de pronunciar las siguientes palabras – la primera vez de Adriana fue conmigo, ella dijo el nombre de Freddy para cubrirme, y él no se podría defender porque no estaba aquí
- No, no puede es cierto… Luis… no es cierto es una broma, ah ya entiendo estás haciendo esto para que el bebe tenga una figura paterna ¿verdad?
- Robín… hermano no… yo fui quien estuvo con Adriana, y te juro yo mismo voy a rogarle a Gian que la deje que se quede con el niño, yo hare lo que sea porque ella esté bien, si tengo que raptarla de aquí ¡lo hare! La amo Robín. Estoy completamente loco por ella.
- Eres un imbécil, te odio, porque con Adriana… de todas las personas del mundo… ¿Por qué con Adriana? – robín se tapo el rostro con las manos se sentía decepcionado, no era para nada lo que esperaba oír, todo este tiempo siendo su protector y cargando sus errores y sus torpezas sin pedir nada a cambio… era injusto que Adriana se robara a la única persona que el amaba.
- Robín, tu eres como un hermano para mi…
- Eres un idiota, y no quiero ser tu hermano, te he estado esperando todo este tiempo, incluso hable con Gian de lo que siento por ti, para hacer las cosas bien, te intente decir mil veces lo que sentía y siempre parecías responder a mis abrazos a mis besos en la mejilla, pensé que era solo cuestión de esperar y te di tiempo y espacio y todo para que me digas que estas enamorado de ella y que el niño que espera posiblemente sea tuyo – Robín jalo aire intentando controlar su respiración.
- Espera tu hablaste con Gian… Ro… no tenía idea, pero yo no soy gay, no me van los hombres, tu siempre has sido mi hermano, mi amigo, y si tu quisieras mi cuñado.
- Tu cuñado – Robín sintió como dos gotas gruesas escapaban de sus ojos jurándose a sí mismo que serian las primeras y las ultimas, respiro hondo y limpiándose la cara le sonrío cínicamente mientras pronunciaba cada palabra lentamente – Vete a la mierda… arréglenselas ustedes con Gian, no quiero saber nada de ninguno de los dos… perdón… de los tres, por mi se pueden ir al infiero juntos.
Luis despertó aterrado aun con el eco de las palabras de Robín retumbando en sus oídos, con el cuerpo cubierto en sudor y temblando… al abrir los ojos se encontró con la tenue luz del amanecer filtrándose por una ventana, eran casi las 6 am. Todo había sido una pesadilla. La ropa tirada en el piso… no todo. la fiesta era real, se había acostado con Robín después de rechazarlo 16 años atrás el día de ayer con ayuda de unas copas de más, le había hecho el amor como un loco desenfrenado. Lo peor era que lo había disfrutado demasiado. Mas allá del sexo, jamás se había sentido como cuando estuvo entre sus brazos mientras lo besaba, mientras sus ojos aceitunados le miraban con deseo y cariño, sus ojos lo perseguían porque la última vez que lo vio, lo miraron con odio y los labios que pronunciaron tantas palabras hirientes eran los mismos labios que le habían brindado la miel de unos besos extraordinarios que solo con recordar aquellos besos tenia de nuevo una culposa erección.
8 am del sábado en la habitación de Car.
Javier abrió los ojos y sintiendo una ligera punzada en la cabeza , no debí tomar tanto miro a su alrededor y temió encontrarse en otro sitio en compañía de algún fulano cualquiera cuyo nombre posiblemente no recordaría y fue un verdadero alivio enfocar aquella habitación tan familiar teniendo abrazado a él aquel cuerpo de gladiador de cabello oscuro, aquel que una noche antes le había dicho que lo amaba. No había sido sueño ni delirios de la borrachera y la prueba era que habían hecho el amor, giro su cabeza para besarlo en los labios y sintió una paz como nunca antes había sentido, se encontraba en la cama de Car, las cosas eran perfectas ojala el tiempo se detuviera en este instante. Se levanto con cuidado tratando de no despertarlo y busco su ropa en el piso. Car abrió los ojos y sonrió sin perder detalle de cómo Javier se vestía.
- Javi… ¿Cuál es la prisa? – pregunto car aun con los ojos entrecerrados
- Mi mama… debe estar furiosa y el móvil lo tengo sin batería desde ayer,
- Tiene batería está en la mesita, yo lo puse a cargar y tu mama sabe que estas aquí, yo le avise.
- En serio… dios, muchas gracias Car. – Javier se acerco pegándose nuevamente a la cama pasa besarlo en los labios.
- Aun es temprano quédate un rato mas aquí, tenemos mucho de qué hablar.
- A que te refieres
- Ayer… tu y yo… hablamos de nosotros ¿recuerdas lo que hablamos?
- Por supuesto que lo recuerdo, quedamos en empezar desde cero, en ser honestos el uno con el otro y con nosotros mismos.
- Tengo miedo Javier – dijo Car abrazándolo fuertemente y dándole un beso en el cuello
- ¿miedo?
- De cometer un error y que este error marque por completo el rumbo de mi vida… pero te quiero.
- Créeme que cada día me esforzare por hacerte ver que tomaste la decisión correcta.
Car volvió a jalar a Javier hacia la cama quedándose abrazados un buen rato, desayunaron con la familia de car, para quienes después de tantos años de amistad veía completamente normal el verlos pasar el sábado juntos. Después del almuerzo Javier regreso a casa donde le esperaba un soberano castigo por haberse escapado desde el viernes sin avisar, pero no había castigo que no valiera la pena cumplir después de haber iniciado una historia con la persona que mas amaba. contaba las horas y los minutos para que llegara el lunes.
Lunes 8: 30 am habitación de Gustavo.
- Hey… ¿usted no tiene que ir a la escuela?
- Depende… ¿vendrás conmigo a la escuela?
- Jajajaja ni por todo el amor que te tengo regresaría a tomar clases.
Tavo beso tiernamente a Adrian en la frente mientras indicaba a la mucama que dejara el desayuno en la mesita de noche.
Adrian llego a la escuela casi terminando el 1er periodo, mirando nervioso por los pasillos temiendo encontrarse con Luis, a quien había evitado todo el fin de semana. Llego a su salón, agradecido de no haberlo visto por los pasillos y ansioso de llegar a platicar con Javier y Nina, pero al doblar para entrar a su salón lo encontró parado frente a la puerta.
- Adri… buenos días – el corazón del adrian dio un salto y trato de controlar su pulso para que no le temblara la voz, una terrible culpa lo golpeaba en la boca del estomago impidiéndole hablar – ha… pasado algo, pequeñuelo. Y me urge hablar contigo desde el viernes, te llame y me dijeron que estuviste con tus compañeros por un proyecto y pensé que sería mejor hablar cuando lo hubieses terminado para no agobiarte. Acompáñame a mi oficina, no te preocupes te daré un pase para que no tengas problemas.
Por favor no seas tan amable que me duele, me duele hacerte daño ...
3er periodo, hora libre en el patio de la escuela.
Javier y Nina se encontraban sentados en una banca y car podía verlos desde lo lejos mientras jugaba futbol con los otros chicos, trataba de verlos de reojo a cada momento y le costaba muchísimo concentrarse en el juego.
Corrió tras la pelota sintiendo como las piernas se le llenaban de energía al recordar la sonrisa de Javier al verlo llegar en la mañana, sentía como si todas las piezas del rompecabezas hubiesen encajado a la perfección. El pase había sido perfecto y dominar el balón era su especialidad corrió hacia la portería sin que nadie pudiera darle alcance clavando el gol en la red mientras sus compañeros gritaban acercándose a él. Volteo de nuevo a la banca buscando con la mirada a Javier.
Nina se había corrido cediéndole el espacio a un chico delgado que nunca había visto antes, este hablaba con Javier posando sospechosamente su mano en la pierna de SU novio, frunció el ceño y cuando le volvieron a pasar el balón lo disparo con furia hacia la banca, la puntería nunca había sido su fuerte y paso rozando la pantorrilla de su amiga. El chico delgado se levanto a buscar la pelota y Javier levanto la vista sonriéndole, Car se acerco a ellos con el pretexto de ir por el balón y se pego a Javier sujetándolo por el hombro para susurrarle al oído.
- ¿Quién es ese?
- Fabián… es de tercero o algo así, vino a invitarnos a una fiesta. En su casa es que sus papas…
- Es de tus amiguitos…
- Amiguitos car… no. claro que no.
- Javier… no me hagas pensar cosas que no son… deja de…
- Carajo, no me digas que ya no puedo hablar con nadie, ni…
Car silenció sus protestas con un beso, delante del equipo de futbol, delante del chico delgado y de Nina que ahogo un grito de sorpresa. Javier lo abraso dejando que lo besara. El patio entero parecía haberse quedado mudo.
- Nos están viendo car…
- Que nos vean… eso es exactamente lo que quiero.