Perdiendo el control en el Parque

- ¿Convencido 100% de que no quiero terminar contigo? - Digamos que ganaste buena parte del porcentaje – Le respondió Car, susurrándoselo al oído, Javier se montó sobre el quitándose el bóxer para masturbarse lentamente frente a él.

hola! aqui les dejo la continuación del relato de perdiendo el control, antes que nada muchas gracias por sus visitas. Casi siempre cuando entro me disculpo por tardar tanto en publicar esta vez no! al contrario estoy bien contenta porque esta semana pude gozar de unas horas libres y aqui esta el siguiente relato! por otro lado, a los chicos que conocí en face y que les mando muchos saludos y besos les comento que cree un pequeño grupo donde publicare pequeños avances o datos curiosos, es un grupo para platicar mas que nada acerca de este relato y que ustedes puedan sugerirme otros relatos para leerlos! Además que desde la versión móvil muchos no pueden mandar mensajes, asi que desde el face será mas fácil!!! Ya no tienen pretexto para no comentar!! jajajaja

Por cierto para los que no recuerdan o no leyeron el anterior les dejo el linkhttp://www.todorelatos.com/relato/101873/

bueno me gustaria agregar algo mas, ah si... para los que no les que solo quieran leer la partecita hot, esta mas o menos en medio... (les ahorro los minutos de busqueda XD)

Y sinmas preámbulo me despido con muchos besos y saluditos y ojala les guste el relato! Besos! Y si pueden pónganme estrellitas :D

En el café del Club.

Gustavo entró caminando lentamente ayudado por un par de muletas que manejaba trabajosamente gracias al yeso que tenia en el brazo izquierdo, uno de los meseros que lo conocían corrió a auxiliarlo acercándole la silla de la mesa mas cercana. Gustavo pidió un café mirando la calurosa mañana a través de la ventana. Aun faltaban 15 minutos para su cita y la razón era sencilla, había llegado antes para verlo desde el instante en el que entrara, estaba casi seguro de poder reconocerlo con solo mirarlo aunque nunca antes lo había visto. No tenía ninguna imagen mental de Luis, ya que solo habían hablado por teléfono durante un instante. Miró su reloj y aun faltaban 5 minutos, lo malo de llegar temprano era que nada le aseguraba que su interlocutor fuera igual de puntual que él. Pidió una segunda taza de café continuando su labor de vigía, al parecer afuera estaba la misma gente que siempre frecuentaba el club. Desde el camino floral que había tras la puerta de entrada, un alto joven le llamó la atención, su porte fuerte parecía el de un atleta de alto rendimiento robando, de forma inconsciente, risitas a las mujeres que lo miraban al pasar, su expresión seguía siendo bastante seria a medida que se acercaba pero no podía afirmarlo ya que llevaba unas gafas de sol, el aire le despeinaba el cabello sin que a él le preocupara, se detuvo un instante y entró al café. Desde cerca se veía que era un hombre atractivo, y casi todas las mujeres le dedicaron una mirada discreta tan pronto cruzó el salón, llevaba una polo color blanca y un pantalón del mismo color, así que posiblemente seria algún jugador de tenis del club, pensando aquello Gustavo perdió interés y siguió mirando por la ventana. Unos instantes después el capitán de meseros se acercó seguido por el chico que parecía tenista. Al verlo de cerca, le pareció mas guapo de lo que supuso al inicio, cuando lo vio quitarse los lentes de sol, supo que era el. Gustavo se encontraba sorprendido, no esperaba que Luis tuviera ese físico y por un momento se sintió ligeramente celoso.

-

¿Gustavo? – preguntó Luis estrechándole la mano como un caballero – creo que sabes quien soy.

-

Valla te imaginaba diferente – afirmó Gustavo deseando no haber dicho eso, bajo la mirada avergonzado y extendiendo la mano que no tenia enyesada le invitó a sentarse – ¿quieres algo de tomar?

-

Un café esta bien, perdona si suena brusco pero… vallamos directamente al punto.

-

Me parece bien, ¿Qué querías hablar conmigo? ¿vienes a decirme que me aleje de tu novio?

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No… Adrián no es mi “novio” en realidad no lo ha sido nunca, nuestra relación tiene lazos mas fuertes que esos.

-

Si… Adrián ya me contó acerca de Robín, Gian y otras cosas, tienes que saber que yo hare lo que sea por cuidarlo, no se si me creas pero tengo medios mas efectivos para mantener a Robín lejos de Adrián. Lo amo, lo amé desde la primera vez que lo vi. Se lo importante que eres para él, por eso estoy aquí.

-

Entonces entenderás lo que te voy a decir, yo solo quiero que Adrián sea feliz, noto que lo quieres y que eres una buena persona, eso es lo primero que yo quería saber, sin embargo la razón por la que te pedí que los reuniéramos y escúchame bien, si lo que esperabas con esta reunión era que te “diera mi bendición” para que él este tranquilo pierdes tu tiempo pues desde hace mucho Adrián sabe perfectamente que la tiene y que cuenta conmigo para todo; si tu estas dispuesto a hacerlo la persona mas jodidamente feliz del planeta Adrián tiene mi apoyo por completo y no veo razón para hacer un drama de esto. Pero tienes que tener una cosa bien en claro: No me voy a desaparecer de su vida, Adrián sigue estando bajo mi protección. Yo tengo una promesa que cumplir que mas importante para mi que cualquier noviecito Adri que pueda tener, así que mientras él esté a salvo yo no voy a meterme.

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Tu condición es… su seguridad.

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Así es, no me importa si tiene el corazón roto mientras este sano y salvo. La pregunta es ¿podrás estar con él bajo esas condiciones? Si la respuesta es no, aléjate de él en este instante antes de que le hagas daño.

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No me importa que condiciones hayan de por medio, las cumpliré todas si son para su seguridad. Mi amor no es egoísta Luis.

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Me alegra haber escuchado eso… entonces creo que no tengo nada mas que decir.

Luis hizo ademan de sacar su cartera para pagar la cuenta, pero Gustavo amablemente le dijo que no era necesario. Adrián entró a la cafetería mirando a ambos lados, al verlos se acercó de inmediato. Luis se puso de pie y rodeándole el brazo con los hombros le dijo con una sonrisa forzada

-

Espero de verdad que esto sea lo que quieres– le guiño un ojo y estrechó la mano de Gustavo.

-

¿Qué paso con lo de Robín? – preguntó Adrián y Luis sintió una presión en la boca del estomago al acordarse de la platica que había tenido con robín un día antes, esta había terminado en unos besos apasionados y una dolorosa confesión. Luis miró a Adrián fijamente pensando ¿Por qué no me dijiste lo que te había hecho? Me hubiese gustado cargar el peso por ti… para que no atravesaras ese calvario solo.

-

Se lo que Robín te obligo a hacer, el mismo me lo confesó, peque… no te preocupes, no permitiré que te vuelva a hacer daño, además – dijo mirando a Gustavo – ya no estoy solo contra él.

-

Sé que debí decir algo pero… tenía demasiado miedo. – Luis le acarició el cabello, tranquilizándolo, Gustavo frunció ligeramente el ceño, visiblemente celoso, pero no dijo nada.

-

Déjame lo de Robín a mi – dijo Luis dando media vuelta y caminando hacia la salida.

Ambos miraron hacia la puerta que se cerraba detrás mientras Luis se alejaba caminando por el bello camino de flores. Adrián tomó asiento frente a Gustavo quien le sostuvo la mano sonriendo tímidamente, los había inundado un extraño alivio, ahora sabían que Luis estaba bien con aquella relación cosa que era verdaderamente importante para Adrián. Sin embargo quedaba un problema que ninguno de los dos vio venir. Y que los hizo girar de golpe la cabeza asustados.

-

Me parece el colmo que metas a este… muchacho al club. – espetó el tío de Gustavo, la repulsión reinaba en su rostro decrepito – Estas completamente loco y no voy a seguir solapando tus tonteras – dijo saliendo del café antes de que Gustavo pudiera contestarle algo.

En el hotel de Querétaro

Robín lo levantó de nuevo cargándolo hasta la cama, sentándose en el borde con él montado sobre sus piernas mirándose a la cara mientras sentía como su pene le rozaba la punta del ano. Santiago lo empujó ligeramente para que Robín se reclinara completamente acostándose en la cama mientras él lo cabalgaba rítmicamente. Santiago apoyó los codos en la cama quedando de frente sobre la boca de Robín, comenzaron a besarse lentamente, dejando que sus manos lo recorrieran todo,  permanecieron así, cogiendo lentamente, variando los ritmos y las posiciones. El placer hacia sentir a Robín adormecido y agradeció tener a Santiago en ese momento, si le permitía dejar de pensar en Luis, hacia que todo valiera la pena.

El celular de Robín comenzó a sonar con el timbre especial destinado a los asuntos urgentes, es decir, cualquier asunto relacionado con Adrián o Luis. Se incorporó de la cama indicándole a Santiago que guardara silencio, al contestar la llamada se dio cuenta inmediatamente de que algo no estaba bien. Por primera vez pensó que estaba cometiendo un error al irse de esa forma del país. La voz de Gustavo Oliveri sonaba tensa y claramente se podía escuchar que estaba agitado.

-

Robín necesitamos hablar, de ser posible en persona lo mas pronto posible.

-

Me temo que no se va a poder en este momento – Robín le guiñó un ojo a Santiago, que lo miraba preocupado, indicándole que todo estaba bien.

-

Es por mi tío, creo que te hablara en cualquier momento, por Adrián.

-

¿Qué pasa, le interesa sacar una cita? – dijo sarcásticamente sonriendo mientras observaba como su amante adolescente se lamia los labios de forma juguetona.

-

Robín te pagare lo que tu quieras, si mi tío habla contigo dile que Adrián tiene mucho tiempo que no trabaja para ti. Que los trabajos que aceptó eran solo porque se lo habías pedido, pero que ese no es el estilo de vida que le gusta a Adrián. Convéncelo, porque quiere que nos separemos, invéntale lo que sea para que deje de pensar que Adrián esta detrás de mi dinero.

-

Quieres pagarme para que convenza a tu tío de que no sales con una putita barata… Gustavo pásame a Adrián, sé que estas con él así que pásamelo – Robín tenia una expresión seria que puso en alerta a Santiago, que de pronto había dejado de hacerle gestitos lascivos y ahora lo observaba atentamente.

-

Soy Adrián, creo que sabes perfectamente que no estoy de acuerdo con que Gustavo te de un maldito centavo, pero si eso es lo que quieres no diré nada mientras tu nos ayudes a cambio. Voy a pedírtelo de forma honrada, de verdad necesito que me ayudes, Luis y yo nos separamos, no tengo padres y tu eres mi único pariente, no tengo a nadie mas que a Gustavo, no quiero perderlo, así que por favor ayúdanos con su tío.

-

¿Luis… y tu se separaron? – El corazón de Robín dio un golpe seco en su pecho y casi pudo sentir que se detenía durante un instante.

-

Ya sabe lo de Gustavo – contestó Adrián de forma escueta y robín comprendió que mientras Adrián estuviera con Gustavo, él tenia el camino libre con Luis.

-

Te voy a ayudar… tratare de convencerle y no malgastes el dinero de tu noviecito en estas estupideces

-

¿no quieres el dinero? – la voz de Adrián delataba que estaba a la defensiva.

-

Mejor dile que te rente un departamento o algo así, en vista de que tu ex- noviecito ya sabe lo de Gustavo, no es sano dormir bajo el mismo techo que tu ex pareja.

-

Sabes perfectamente que Luis y yo nunca vivimos bajo el mismo techo. – Robín sonrió sintiendo un extraño golpeteo en el pecho extrañamente feliz de sabe que Adrián y Luis no seguían juntos, sintiendo una pequeña nostalgia con solo pesar en los besos que habían tenido en su departamento. ¿Cómo seria vivir a su lado?

-

Como sea, estoy ocupado ahora. Pero tan pronto llame el Sr Oliveri tratare de convencerlo de tu… honradez. – dijo agregando una pequeña risita mientras colgaba el teléfono.

Robín colgó el teléfono aun con la extraña fantasía de ser compañero de cuarto de Luis. Imaginar las pequeñas cosas domesticas le produjeron un ligero rubor, todo cambia cuando es a lado de la persona que Robín tanto amaba y con la que desesperadamente deseaba compartir su vida. Regreso a la cama pero su mente estaba en otra parte, Santiago se desvivía intentando hacerlo sentir su cariño mas allá del placer, pero era inútil. Detrás de las cortinas en aquella pequeña habitación, sus cuerpos se fundían con cada beso pero sus corazones se encontraban separados por el tiempo y el espacio.

En la regadera, Casa de Car.

La musiquita interrumpió el rio de pensamientos que corrían por su mente mientras el agua de la regadera borraba los restos del jabón de su cuerpo. Car salió disparado por el celular, mal colocándose la toalla en su desesperación por leer el mensaje. La canción que tenía especialmente para Javier sonaba haciendo eco en las baldosas del baño hasta que logró desbloquear el teléfono y ver el mensaje: necesitamos hablar. Una corriente de preocupación lo dejó helado al leer las palabras, desde la noche anterior no había sabido nada de él, ni un mensaje ni una llamada, nada, entendía que estaba pasando un momento muy difícil, pero él quería estar ahí para él, ser su apoyo. ¿No para eso eran novios?

Siguió jugando con el móvil sin saber que responder temía que cualquier cosa que dijera fuera usada en su contra: ok. ¿Dónde nos vemos? Car miró hacia la ventana del baño que dejaba entrar violáceos rayos del atardecer. Pensó en el sol ocultándose, temblando ante la idea de que fuera un indicio que anunciara el ocaso de su relación con Javier. Sintió su corazón encogerse, el cielo sobre su alma traía nubes de tormenta, su piel sabia que las cosas podrían cambiar y su corazón le gritaba: CUIDADO.

La respuesta de Javier llegó en pocos segundos, No puedo moverme de aquí, ¿puedes venir?, te espero en la cafetería. Cas asintió como si Javier pudiera verlo, se había formado un pequeño charquito a su alrededor del agua que resbalaba de su cuerpo. Si, te veo ahí en unos minutos. Regresó a la regadera para deshacerse por completo de la espuma, esperando que el agua le ayudara a lavar con la misma facilidad el terror que sentía. Bajo la frente sintiendo como su cabello mojado goteaba y murmuro para si mismo: Javi hemos pasado demasiadas cosas como para seguir jugando a estar lejos uno del otro, sé que me amas tanto como te amo yo. Y sé que juntos podemos con todo, solo no me apartes de tu lado…

Cuando llegó a la cafetería, sintió unas inmensas ganas de dar media vuelta para salir de ahí corriendo, pero respiró hondo tranquilizándose y abandonó la idea. Sentado en una mesa cerca de la entrada Javier lo esperaba con la mirada fija en una horrorosa gelatina de limón que se bamboleaba ante los golpeos juguetones que le hacia con una cucharilla de plástico. Car se acercó hasta el dudando sobre si debía o no sentarse, Javier levantó la vista sonriendo de forma cansada a manera de saludo, los murmullos de conversaciones a su alrededor, pusieron nervioso a Car, quien recordó algunas de las reglas básicas para cortar con alguien.

Regla #1 Elige un lugar público y concurrido para que no monte una escena.

Las rodillas le temblaron y tragando saliva se sentó frente a él, que seguía jugando con la gelatina sin animarse a comérsela. Javier se reclinó ligeramente en su asiento cerrando los ojos durante un momento y sin abrirlos comentó:

-

No quieres un refresco o un agua, hay demasiado calor.

-

No gracias, estoy bien.

Regla #2 Nunca pidas bebidas o alimentos calientes que puedan ser usados en tu contra.

Javier me miró deslizando su mano para rozar la mía, provocando con su gesto que a Car se le hiciera un nudo en la garganta, Por un segundo quiso quitar la mano, levantarse y salir corriendo o bien quiso besarlo, decirle que sin importar lo que pasara, él estaría ahí para amarlo.

-

No me lo tomes a mal, pero en este momento quiero a mi mejor amigo, no a mi novio. ¿podemos jugar a que solo somos amigos? – car retiró bruscamente la mano, pegándose al respaldo del asiento.

Regla #3 Ve directo al punto de forma amable, recalcando que quiere seguir siendo su amigo.

Car quiso hablar pero las palabras no salieron, trato de razonar la situación. Sabía que Javier estaba pasando un momento difícil y que enfrentaba una enorme presión familiar desde que el día anterior le había dejado saber a su tía, que era homosexual. Tal vez en ese momento en su vida él no era mas que un estorbo, pero no se iría sin dar batalla; habían vivido tantos problemas para mantener su relación a flote que se rehusaba a quedarse cruzado de brazos.

-

No, Javier piénsate mejor las cosas, si lo que quieres es un poco de espacio o tiempo, te lo puedo dar. Pero no voy a terminar contigo - dijo con firmeza, modulando cada palabra para que fuera lo suficientemente fuerte sin gritar.

Acto seguido se puso de pie, y salió de la cafetería sin darle tiempo a Javier de decir nada, caminó casi corriendo hacia la salida sin voltear atrás hasta llegar a la acera, entonces aminoró el paso hasta quedarse parado por completo, con la respiración agitada y las manos temblando, dejó que la marea de gente a su alrededor lo empujara. Hasta que sintió como una mano cálida se aferraba a su brazo, Car giró encontrándose de frente con un par de ojos verdes llenos de interrogantes.

-

Car, espera por favor, me estas malentendiendo – El cielo se había nublando mientras hablaban dentro de la cafetería y parecía que en cualquier momento una de las frescas lluvias de mayo caería sobre ellos, pero ninguno se movió.

La lluvia se desató sobre ellos con pequeñas gotas que en segundos pasaron a ser grandes gotas cayendo a toda velocidad, el caluroso ambiente se refresco inundando el aire con un ahora a tierra húmeda. La gente corrió a su alrededor buscando refugio del aguacero imprevisto, pero a ninguno de los dos pareció importarle. Car tomó la mano empapada de Javier que le sostenía el brazo y entrelazó sus dedos con los de él. Javier se puso de puntitas dándole un suave beso en los labios sin importarle que estuvieran en medio de la calle ante la mirada curiosa de las personas que corrían a protegerse de la lluvia.

La camisa blanca que llevaba puesta car, se le pegaba al pecho dejando entrever su cuerpo definido por el gimnasio, Javier le acarició los brazos sintiendo como la lluvia le pegaba la playera al pecho y lubricaba los besos que le dejaban cada vez mas calor en el cuerpo. Car entrelazó sus dedos con los de Javier, corrieron bajo la lluvia hasta un gran parque que se encontraba a pocos metros, hermoso y conocido por ser uno de los mas grandes de la ciudad, bajo los arboles las gotas de agua olían a fresca primavera y césped recién cortado. Se dejaron caer en la hierba donde no había ningún alma a la vista y siguieron besándose lentamente mientras el agua les bañaba pegándoles la ropa al cuerpo, aumentando su excitación. Javier le desabrochó botón a botón besando cada espacio de piel que quedaba al descubierto.

-

Si continuas no respondo – dijo car dejando que Javier se acostara sobre de el – y estamos en un lugar publico.

-

No hay nadie que nos vea…

Car acariciaba las nalgas de Javier bajo los jeans mojados, mientras él lo tentaba besando su pecho desnudo, pegando su cuerpo al suyo para sentir su abdomen plano húmedo con la piel erizada. Javier se reclinó a sobre él, apoyando sus manos a los costados del rostro de su novio, besándolo desde las cienes bajo hasta sus labios, demorándose en comerle la boca, luego siguió bajando sus labios por su cuello, hasta su pecho, lamio sus tetillas y siguió hasta su ombligo, mientras enlazaba sus dedos con los de Car. Le bajo el cierre y se deshizo del pantalón dejándolo en bóxer.  Se deslizó mirándolo de forma juguetona hasta tener su rostro a la altura de su ombligo.

-

Nos puede ver alguien y tendremos problemas – dijo Car intentando subirse de nuevo los pantalones.

-

No hay nadie – afirmó Javier quitándose los suyos.

Luego de guiñarle el ojo de forma picara, se situó entre sus piernas y siguió besándolo desde su ombligo, se humedeció los labios antes de continuar los besos mas abajo donde un titán erguido lo esperaba palpitando, buscó con la mirada los ojos de Car, que al encontrarse con sus ojos le sonrío en respuesta. Car se aferraba al césped sintiendo como el agua volvía fango la tierra bajo sus manos, se estremecía con cada caricia que le daba Javier humedeciendo su entrepierna para después iniciar con unos cadenciosos besos en toda la base  de su pene, disminuyendo el ritmo lentamente para después lamerlo hasta la punta, besando el glande usando la lengua y sus dientes para hacerlo gemir una y otra vez. El golpeteo de la lluvia cayendo furiosamente sobre ellos como una cortina diluía los gruñidos y gemidos de car. Javier sonrió para si mismo levantándose ligeramente para poder masturbarlo con una mano mientras con su boca chupaba el glande lamiéndolo y enrollando su lengua en él. La cortina de agua que bañaba la ciudad mantenía les ocultaba desdibujando todo el panorama, mientras Car se estremecía aferrándose a la hierba húmeda con una mano mientras con la otra acariciaba el cabello de Javier. No sigas amor … me voy a correr… gemía Car de forma entrecortada. Javier dejó de masturbarlo metiéndose todo el miembro a la boca ahogándose ligeramente, Car comenzó entonces a mover sus caderas, Javier luchaba para no ahogarse mientras intentaba tragárselo completo, podía sentir su palpitar y se estremeció sabiendo que en cualquier momento el sabor de semen llegaría a su paladar, el movimiento de las caderas de car le ayudaba a sacarlo y meterlo tan deliciosamente duro y húmedo que hacia que Javier deseara sentirlo dentro, de ser penetrado ahí bajo la lluvia. M hmmhmm ahogaba en gritos Car, intentando no descargar aun su corrida. Me voy a correr… no aguanto más… Car soltó un gruñido al tiempo que manchaba con cada lechazo la boca y el cuello de Javier. Car se incorporó ligeramente estirando los brazos para besar el cuello de Javier limpiando su corrida.

-

¿Convencido 100% de que no quiero terminar contigo?

-

Digamos que ganaste buena parte del porcentaje – Le respondió Car, susurrándoselo al oído, Javier se montó sobre el quitándose el bóxer para masturbarse lentamente frente a él.

-

Cuando te dije que quería jugar a ser solo tu amigo – dijo entre jadeos – me refería a que necesitaba tu consejo como mi mejor amigo no como mi pareja – gruño lentamente sintiendo como las piernas se le tensaban – ¿de donde sacaste que quería terminar contigo? Entie- Entiéndelo te amo… ah carajo… te amo.

-

Entiende que tengo miedo – dijo Car buscando su boca mientras sus dedos se deslizaban entre las nalgas de Javier buscando su agujero – si te pierdo, no solo pierdo a mi novio, pierdo a mi mejor amigo – sus dedos húmedos le acariciaron la entrada como pidiendo permiso para entrar, deslizándose uno por uno en un mete y saca lento acompasado por una serie de jadeos – ahhh – exclamó cuando, se estremeció Javier arqueando la espalda al sentir como los dedos de Car lo dilataban vorazmente – y … ah… si te pierdo… no podría vivir.

La respuesta de Javier fue un gemido intenso, los dedos de car lo abrían golosamente, entrando y saliendo, acariciándolo justo en el punto en el que toda razón o lógica se diluía en un puro y exquisito placer, en el que la carne hablaba con una lengua especial y propia que solo aquellos que se aman pueden comprender.

Querétaro 7:00 pm Habitación del hotel.

Santiago se enrollaba la sabana a la cintura mientras miraba a robín vestirse rápidamente. Se mojó los labios observando con detenimiento cada movimiento del cuerpo atlético que tenia frente a él. Robín se sabia observado lo cual no le molestaba en lo absoluto, mas bien todo lo contrario, miraba de reojo sonriendo con picardía.

-

Ro… ¿Cuál es la prisa? Aun es temprano. – por toda respuesta Robín le aventó el móvil, en la pantalla se podía ver que tenia mas de 6 llamadas perdidas del número de julia, que debía estar terriblemente preocupada por su nieto – uff… no se porque se pone así, sabe que estoy contigo – Robín se acercó a la cama poniendo la ropa de Santiago sobre ella, mientras deslizaba su brazo acariciándole la pierna bajo la sabana.

-

Tal vez eso es exactamente lo que le preocupa – dijo mientras subía su mano hasta acariciar su entrepierna.

-

Ni fueras a llevarme a un hotelito para hacerme el amor toda la mañana y parte de la tarde – dijo sarcásticamente Santiago besándolo en la mejilla.

-

Date prisa – le respondió permaneciendo lánguido y distante con la mirada perdida en el cielo que dejaba ir los rayos de sol poco a poco diluyendo la fresca tarde con el negro de la noche. Robín podía sentir empatía con el cielo en ese momento, ya que mientras deshacía la cama tomando el calor de Santiago sentía el sol brillar dentro de él, ignorando que la oscuridad lo esperaba, agazapada, expectante y lista para recordarle que nuevamente estaba huyendo, para reírse sórdidamente ante el cazador que había caído en su propia trampa.

-

Ya estoy listo, Ro.

Robín despertó de su ensoñación sonriéndole amablemente a Santiago, de un pequeño brinco salió de la cama hacia la puerta pasándole el brazo por los hombros a Santiago mirándolo con complicidad, Eres una aspirina para este desahuciado pensó Robín y me detesto por usarte para no pensar en él. Caminaron hasta el auto y condujeron sin prisa hasta Tequisquiapan, Santiago durmió casi todo el camino, dejando a Robín solo con sus pensamientos, obsesionado con la distancia, sabiendo perfectamente que sin importar que hubiese un océano de distancia lo que sentía por Luis lo seguía. ¿Estarás pensando en mí? Murmuro en un suave susurro mientras pisaba a fondo el acelerador.

Cuando Santiago abrió los ojos ya estaban por las calles empedradas, subiendo con suavidad por el cerro que llevaba hacia su casa. La noche ya había caído y Robín parecía perdido en sus pensamientos. Santiago lo mió sin moverse, reflexionando con los ojos entrecerrados, recordó con ternura sus besos, sus palabras ardientes estrellándose contra su oído mientras lo penetraba, se acomodó un momento en el asiento colocando su mano en su mejilla murmuro:

-

¿Por qué viniste hasta aquí? No me creo que estés aquí por el puro placer de vernos.

-

Quería hablar con Julia – comentó Robín sin apartar los ojos de la carretera.

-

Y tenías que volar desde Madrid para eso, no me lo creo.

-

Necesitaba un cambio de ambiente, últimamente he tenido mucho estrés, quería tomarme un tiempo, no se unos tres o cuatro días fuera de todo y preferentemente donde no pudieran encontrarme.

-

¿tiene algo que ver con tu padrino?

-

¿Con Gian? No… no, todo esta bien con él.

-

¿con tu sobrino?

-

En cierta forma si… pero corta el interrogatorio, ¿acaso no te da gusto que este aquí? – dijo robín estacionando el auto y apagando el motor.

-

Ro… si me da gusto, solo que lo de hace rato… - Santiago no buscó como continuar, quería decirlo pero las palabras se le aglomeraban en la garganta impidiéndole continuar.

-

Creo que será mejor que no lo repitamos – dijo Robín intuyendo lo que quería decirle y asintiendo transmitiéndole con la mirada que no había problema, que lo entendía – No es que no me haya gustado, es solo que… - Santiago respiró hondo interviniendo, dejando salir las palabras como pequeños riachuelos de palabras sentidas que quieren ser contenidas para no abrir heridas.

-

No me gustaría ser tu amante ocasional para que me hagas el amor pensando en alguien mas – dijo Santiago interrumpiendo a Robín con un tono neutro y amable, aunque en su rostro se esbozaba una ligera sonrisa sus ojos delataban que su alma sangraba con una herida auto infligida – No te preocupes Ro, después de todo, fui yo quien estaba insistiéndote para ir al hotel.

-

Lo lamento, siento decirlo pero lo sabias desde el principio, además… Julia nos asesinaría si se enterara. – Robín abrió la puerta del auto haciéndole una seña con la cabeza para indicarle que salieran. Antes de que abandonaran el auto con una sonrisa Santiago añadió.

-

Aun así tienes que cumplir tu promesa de llevarme a Madrid.

Ambos rieron mientras cruzaban el portal de la casa, julia los esperaba con los brazos cruzados, en su bello y elegante rostro había una nota diluida de preocupación mesclada con tensión. Santiago se adelantó rodeándola en un tierno abrazo y dándole un beso tierno en la mejilla con una expresión infantil.

-

Perdón por llegar tarde – dijo cubriéndola de besos, sonriéndole con una frescura e inocencia que resultaba irresistible. Robín lo miró sintiendo una espiral de lujuria al recordar los sonidos que salían de sus labios con cada embestida. Y le sorprendió la facilidad con que pasaba de la ternura a la lujuria.

-

Bueno ustedes ya tuvieron tiempo de divertirse y platicar, ahora necesito ver unos asuntos con Robín en privado cariño – dijo julia dándole un beso en la frente a Santiago, que torciendo la boca se encaminó hacia la piscina, dejándolos solos en el salón.

Robín se tomó un minuto para apreciar la belleza arquitectónica de la vieja casona deslizando su mirada por las paredes adornadas elegantemente con cuadros de arte neoclásico que contrastaban armónicamente con el ambiente colonial. Los muebles igual de estilo neoclásico daban un toque de refinamiento al salón que enmarcaba cada puerta interior con un gran arco de medio punto flanqueado por unas vaporosas cortinas color lavanda. En la otra habitación pudo ver la silueta de Santiago que se preparaba para tirarse a la sublime piscina techada.

-

Este lugar es un sueño Julia.

-

Siempre que vienes lo dices, me acuerdo, cuando la pequeña Adriana y tu llegaban, entraban corriendo directo a la piscina sin decir ni hola. – julia señaló uno de los hermosos muebles, invitándole con una dulce sonrisa a tomar asiento – te preparé un informe de las nuevas adquisiciones, en caso de que necesites justificar con Gian tu inesperada visita, puedo decir que te llame para que vineras a ver la preselección.

-

Gracias Julia aunque no creo que sea necesario, pero gracias. – dijo Robín tomando la carpeta con la mano derecha y colocándolo sobre la mesita frente a el sin abrirlo, sacó un cigarrillo y lo encendió buscando con la mirada un cenicero. Julia se puso de pie, caminó rompiendo el silencio de la habitación con sus tacones que llegaron hasta un exquisito mueble con delicados cajones, de los cuales sacó un cenicero de cristal que suavemente colocó en la mesa exactamente de frente a Robín, se humedeció los labios disponiéndose a hablar, girando y sentándose a lado de él, cruzando las piernas de forma elegante y recatada.

-

Robín, no quiero sonar a mamá regañona, al menos no contigo, pero fue demasiado imprudente que viajaras así, dejando todo de lado.

-

Tenia que salir de ahí… Luis, le confesé algunas cosas y… - respiró hondo dejando salir el aire lentamente, julia le tomó de la mano y la calidez de su apoyo le disolvió el nudo de la garganta – Julia, sabe que lo estoy protegiendo de Gian, llegó furioso a mi departamento, hablamos durante largo tiempo, mas bien discutimos, después terminamos abrazados besándonos. Me pidió toda la verdad, dice que sin ella nunca podremos ser nada, porque no va a poder confiar en mí. – Robín sacó el humo lentamente mientras dejaba caer la ceniza en el cenicero con un rápido movimiento de la muñeca.

-

Estas escuchando lo que estas diciendo… - Robín asintió llevándose la mano a la frente frunciendo el ceño con pesadez.

-

Si, significa que, si le digo la verdad me va a odiar. – julia lo miró y negó moviendo la cabeza, quitándole la mano de la frente a robín para que la mirara de frente.

-

Significa que él esta planteándose la posibilidad de tener una relación contigo. Tienes que ser sincero, porque él ya esta tiene en mente la opción de estar a tu lado, ¿no lo entiendes? Simplemente es cuestión de que hables con la verdad. – Robín se puso de pie como atraído por una fuerza desconocida, dio unos pasos mientras fumaba y sacaba el humo con rapidez intentando calmar el torrente de pensamientos que se amontonaban sin congruencia en su mente. Luego de unos segundos apagó el cigarrillo en el cenicero y cruzando los brazos habló.

-

La verdad es demasiado difícil de explicar, ni siquiera hablemos de perdonar… con explicarla tengo suficiente – pasó las manos de forma nerviosa por su cabello – sabes lo de Damián, lo de la fiestecita que se montó con Heinrich por mi culpa y el video, imagínate ya con eso… además me culpa por la muerte de Adriana, me acosté con él en el baile de mascaras aprovechando que había comido los chocolates “especiales”, cada una de mis acciones es un clavo en mi ataúd Julia no hay manera de que Luis perdone ni la mitad de las cosas.

-

No lo sabrás si no lo intentas.

-

Él me dijo exactamente lo mismo.

-

Robín, sabes perfectamente que es lo que tienes que hacer, no pongas pretextos. No va a ser fácil, pero es mejor que salir corriendo a esconderte hasta México, ¿no lo crees?

-

Pensé en ir a la India, pero tenia ganas de verles.

-

Que dulce – dijo julia sonriendo amablemente – y siempre serás bienvenido aquí. Robín tomate tu tiempo, piensa bien las cosas y cuando estés listo, regresa a hablar con Luis. Sin importar lo que suceda, tienes mi apoyo cariño.

Robín la miró asintiendo con la mirada resignada, su cabello castaño le tapaba los ojos con la cabeza baja. Detrás de la cortina, mientras su corazón golpeteaba en su pecho a un ritmo desquiciado, goteando agua en el piso, los observaba Santiago, escuchando atentamente cada una de las palabras que flotaban en el ambiente, lo que había escuchado, meditó, eran respuestas a muchas preguntas que se habían formulado en su mente, estas palabras que llegaban a sus oídos aclaraban algunas dudas sembrando otras y reafirmando la firme idea que tenia de Robín. Santiago deseó haber llevado una toalla ya que el agua recorría el camino de su cuerpo hasta el piso acariciando su piel erizada por el fresco de la noche dejándole una sensación de languidez. Miró nuevamente hacia el salón donde Robín y Julia hablaban, tragó saliva, y se acomodó el traje de baño saliendo detrás de la cortina y caminando hacia ellos dejando un camino de húmedas huellas.

-

Nuestro apoyo – dijo con una voz varonil y al mismo tiempo tierno, que atrajo las miradas de las dos serias figuras que tenia frente a él – hasta los súper villanos necesitan un secuaz tío Ro.

Julia sonrió asintiendo, Robín lo miró dudando pero no pudo evitar soltar una sincera carcajada, pensó que había subestimado los lazos que los unían, sintiendo un gran alivio en su interior al saber que no se encontraba solo. Caminó hasta Santiago y lo rodeó con sus brazos sin importar que la humedad de su cuerpo empapara su ropa, se miraron sonriendo y Julia comentó con una risa que la hizo rejuvenecer.

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Ese secuaz solo quiere que lo lleves a España - bromeó provocando la risa de todos e inundando la casa con una sensación de hogar.

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Nada de eso, imagínate cuando llegues con un chico mas guapo y joven… tendras la oportunidad de ponerlo celoso.

Robin se rió ante la ocurrencia, pensando que después de todo no era tan mala idea…

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muchos ya saben mi twitter @eli_coira

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¿Gustavo? – preguntó Luis estrechándole la mano como un caballero – creo que sabes quien soy.

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Valla te imaginaba diferente – afirmó Gustavo deseando no haber dicho eso, bajo la mirada avergonzado y extendiendo la mano que no tenia enyesada le invitó a sentarse – ¿quieres algo de tomar?

de muletas que manejaba trabajosamente gracias al yeso que tenia en el brazo izquierdo, uno de los meseros que lo conocían corrió a auxiliarlo acercándole la silla de la mesa mas cercana. Gustavo pidió un café mirando la calurosa mañana a través de la ventana. Aun faltaban 15 minutos para su cita y la razón era sencilla, había llegado antes para verlo desde el instante en el que entrara, estaba casi seguro de poder reconocerlo con solo mirarlo aunque nunca antes lo había visto. No tenía ninguna imagen mental de Luis, ya que solo habían hablado por teléfono durante un instante. Miró su reloj y aun faltaban 5 minutos, lo malo de llegar temprano era que nada le aseguraba que su interlocutor fuera igual de puntual que él. Pidió una segunda taza de café continuando su labor de vigía, al parecer afuera estaba la misma gente que siempre frecuentaba el club. Desde el camino floral que había tras la puerta de entrada, un alto joven le llamó la atención, su porte fuerte parecía el de un atleta de alto rendimiento robando, de forma inconsciente, risitas a las mujeres que lo miraban al pasar, su expresión seguía siendo bastante seria a medida que se acercaba pero no podía afirmarlo ya que llevaba unas gafas de sol, el aire le despeinaba el cabello sin que a él le preocupara, se detuvo un instante y entró al café. Desde cerca se veía que era un hombre atractivo, y casi todas las mujeres le dedicaron una mirada discreta tan pronto cruzó el salón, llevaba una polo color blanca y un pantalón del mismo color, así que posiblemente seria algún jugador de tenis del club, pensando aquello Gustavo perdió interés y siguió mirando por la ventana. Unos instantes después el capitán de meseros se acercó seguido por el chico que parecía tenista. Al verlo de cerca, le pareció mas guapo de lo que supuso al inicio, cuando lo vio quitarse los lentes de sol, supo que era el. Gustavo se encontraba sorprendido, no esperaba que Luis tuviera ese físico y por un momento se sintió ligeramente celoso.

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Un café esta bien, perdona si suena brusco pero… vallamos directamente al punto.

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Me parece bien, ¿Qué querías hablar conmigo? ¿vienes a decirme que me aleje de tu novio?

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No… Adrián no es mi “novio” en realidad no lo ha sido nunca, nuestra relación tiene lazos mas fuertes que esos.

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Si… Adrián ya me contó acerca de Robín, Gian y otras cosas, tienes que saber que yo hare lo que sea por cuidarlo, no se si me creas pero tengo medios mas efectivos para mantener a Robín lejos de Adrián. Lo amo, lo amé desde la primera vez que lo vi. Se lo importante que eres para él, por eso estoy aquí.

-

Entonces entenderás lo que te voy a decir, yo solo quiero que Adrián sea feliz, noto que lo quieres y que eres una buena persona, eso es lo primero que yo quería saber, sin embargo la razón por la que te pedí que los reuniéramos y escúchame bien, si lo que esperabas con esta reunión era que te “diera mi bendición” para que él este tranquilo pierdes tu tiempo pues desde hace mucho Adrián sabe perfectamente que la tiene y que cuenta conmigo para todo; si tu estas dispuesto a hacerlo la persona mas jodidamente feliz del planeta Adrián tiene mi apoyo por completo y no veo razón para hacer un drama de esto. Pero tienes que tener una cosa bien en claro: No me voy a desaparecer de su vida, Adrián sigue estando bajo mi protección. Yo tengo una promesa que cumplir que mas importante para mi que cualquier noviecito Adri que pueda tener, así que mientras él esté a salvo yo no voy a meterme.

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Tu condición es… su seguridad.

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Así es, no me importa si tiene el corazón roto mientras este sano y salvo. La pregunta es ¿podrás estar con él bajo esas condiciones? Si la respuesta es no, aléjate de él en este instante antes de que le hagas daño.

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No me importa que condiciones hayan de por medio, las cumpliré todas si son para su seguridad. Mi amor no es egoísta Luis.

-

Me alegra haber escuchado eso… entonces creo que no tengo nada mas que decir.

Luis hizo ademan de sacar su cartera para pagar la cuenta, pero Gustavo amablemente le dijo que no era necesario. Adrián entró a la cafetería mirando a ambos lados, al verlos se acercó de inmediato. Luis se puso de pie y rodeándole el brazo con los hombros le dijo con una sonrisa forzada

-

Espero de verdad que esto sea lo que quieres– le guiño un ojo y estrechó la mano de Gustavo.

-

¿Qué paso con lo de Robín? – preguntó Adrián y Luis sintió una presión en la boca del estomago al acordarse de la platica que había tenido con robín un día antes, esta había terminado en unos besos apasionados y una dolorosa confesión. Luis miró a Adrián fijamente pensando ¿Por qué no me dijiste lo que te había hecho? Me hubiese gustado cargar el peso por ti… para que no atravesaras ese calvario solo.

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Se lo que Robín te obligo a hacer, el mismo me lo confesó, peque… no te preocupes, no permitiré que te vuelva a hacer daño, además – dijo mirando a Gustavo – ya no estoy solo contra él.

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Sé que debí decir algo pero… tenía demasiado miedo. – Luis le acarició el cabello, tranquilizándolo, Gustavo frunció ligeramente el ceño, visiblemente celoso, pero no dijo nada.

-

Déjame lo de Robín a mi – dijo Luis dando media vuelta y caminando hacia la salida.

Ambos miraron hacia la puerta que se cerraba detrás mientras Luis se alejaba caminando por el bello camino de flores. Adrián tomó asiento frente a Gustavo quien le sostuvo la mano sonriendo tímidamente, los había inundado un extraño alivio, ahora sabían que Luis estaba bien con aquella relación cosa que era verdaderamente importante para Adrián. Sin embargo quedaba un problema que ninguno de los dos vio venir. Y que los hizo girar de golpe la cabeza asustados.

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Me parece el colmo que metas a este… muchacho al club. – espetó el tío de Gustavo, la repulsión reinaba en su rostro decrepito – Estas completamente loco y no voy a seguir solapando tus tonteras – dijo saliendo del café antes de que Gustavo pudiera contestarle algo.

En el hotel de Querétaro

Robín lo levantó de nuevo cargándolo hasta la cama, sentándose en el borde con él montado sobre sus piernas mirándose a la cara mientras sentía como su pene le rozaba la punta del ano. Santiago lo empujó ligeramente para que Robín se reclinara completamente acostándose en la cama mientras él lo cabalgaba rítmicamente. Santiago apoyó los codos en la cama quedando de frente sobre la boca de Robín, comenzaron a besarse lentamente, dejando que sus manos lo recorrieran todo,  permanecieron así, cogiendo lentamente, variando los ritmos y las posiciones. El placer hacia sentir a Robín adormecido y agradeció tener a Santiago en ese momento, si le permitía dejar de pensar en Luis, hacia que todo valiera la pena.

El celular de Robín comenzó a sonar con el timbre especial destinado a los asuntos urgentes, es decir, cualquier asunto relacionado con Adrián o Luis. Se incorporó de la cama indicándole a Santiago que guardara silencio, al contestar la llamada se dio cuenta inmediatamente de que algo no estaba bien. Por primera vez pensó que estaba cometiendo un error al irse de esa forma del país. La voz de Gustavo Oliveri sonaba tensa y claramente se podía escuchar que estaba agitado.

-

Robín necesitamos hablar, de ser posible en persona lo mas pronto posible.

-

Me temo que no se va a poder en este momento – Robín le guiñó un ojo a Santiago, que lo miraba preocupado, indicándole que todo estaba bien.

-

Es por mi tío, creo que te hablara en cualquier momento, por Adrián.

-

¿Qué pasa, le interesa sacar una cita? – dijo sarcásticamente sonriendo mientras observaba como su amante adolescente se lamia los labios de forma juguetona.

-

Robín te pagare lo que tu quieras, si mi tío habla contigo dile que Adrián tiene mucho tiempo que no trabaja para ti. Que los trabajos que aceptó eran solo porque se lo habías pedido, pero que ese no es el estilo de vida que le gusta a Adrián. Convéncelo, porque quiere que nos separemos, invéntale lo que sea para que deje de pensar que Adrián esta detrás de mi dinero.

-

Quieres pagarme para que convenza a tu tío de que no sales con una putita barata… Gustavo pásame a Adrián, sé que estas con él así que pásamelo – Robín tenia una expresión seria que puso en alerta a Santiago, que de pronto había dejado de hacerle gestitos lascivos y ahora lo observaba atentamente.

-

Soy Adrián, creo que sabes perfectamente que no estoy de acuerdo con que Gustavo te de un maldito centavo, pero si eso es lo que quieres no diré nada mientras tu nos ayudes a cambio. Voy a pedírtelo de forma honrada, de verdad necesito que me ayudes, Luis y yo nos separamos, no tengo padres y tu eres mi único pariente, no tengo a nadie mas que a Gustavo, no quiero perderlo, así que por favor ayúdanos con su tío.

-

¿Luis… y tu se separaron? – El corazón de Robín dio un golpe seco en su pecho y casi pudo sentir que se detenía durante un instante.

-

Ya sabe lo de Gustavo – contestó Adrián de forma escueta y robín comprendió que mientras Adrián estuviera con Gustavo, él tenia el camino libre con Luis.

-

Te voy a ayudar… tratare de convencerle y no malgastes el dinero de tu noviecito en estas estupideces

-

¿no quieres el dinero? – la voz de Adrián delataba que estaba a la defensiva.

-

Mejor dile que te rente un departamento o algo así, en vista de que tu ex- noviecito ya sabe lo de Gustavo, no es sano dormir bajo el mismo techo que tu ex pareja.

-

Sabes perfectamente que Luis y yo nunca vivimos bajo el mismo techo. – Robín sonrió sintiendo un extraño golpeteo en el pecho extrañamente feliz de sabe que Adrián y Luis no seguían juntos, sintiendo una pequeña nostalgia con solo pesar en los besos que habían tenido en su departamento. ¿Cómo seria vivir a su lado?

-

Como sea, estoy ocupado ahora. Pero tan pronto llame el Sr Oliveri tratare de convencerlo de tu… honradez. – dijo agregando una pequeña risita mientras colgaba el teléfono.

Robín colgó el teléfono aun con la extraña fantasía de ser compañero de cuarto de Luis. Imaginar las pequeñas cosas domesticas le produjeron un ligero rubor, todo cambia cuando es a lado de la persona que Robín tanto amaba y con la que desesperadamente deseaba compartir su vida. Regreso a la cama pero su mente estaba en otra parte, Santiago se desvivía intentando hacerlo sentir su cariño mas allá del placer, pero era inútil. Detrás de las cortinas en aquella pequeña habitación, sus cuerpos se fundían con cada beso pero sus corazones se encontraban separados por el tiempo y el espacio.

En la regadera, Casa de Car.

La musiquita interrumpió el rio de pensamientos que corrían por su mente mientras el agua de la regadera borraba los restos del jabón de su cuerpo. Car salió disparado por el celular, mal colocándose la toalla en su desesperación por leer el mensaje. La canción que tenía especialmente para Javier sonaba haciendo eco en las baldosas del baño hasta que logró desbloquear el teléfono y ver el mensaje: necesitamos hablar. Una corriente de preocupación lo dejó helado al leer las palabras, desde la noche anterior no había sabido nada de él, ni un mensaje ni una llamada, nada, entendía que estaba pasando un momento muy difícil, pero él quería estar ahí para él, ser su apoyo. ¿No para eso eran novios?

Siguió jugando con el móvil sin saber que responder temía que cualquier cosa que dijera fuera usada en su contra: ok. ¿Dónde nos vemos? Car miró hacia la ventana del baño que dejaba entrar violáceos rayos del atardecer. Pensó en el sol ocultándose, temblando ante la idea de que fuera un indicio que anunciara el ocaso de su relación con Javier. Sintió su corazón encogerse, el cielo sobre su alma traía nubes de tormenta, su piel sabia que las cosas podrían cambiar y su corazón le gritaba: CUIDADO.

La respuesta de Javier llegó en pocos segundos, No puedo moverme de aquí, ¿puedes venir?, te espero en la cafetería. Cas asintió como si Javier pudiera verlo, se había formado un pequeño charquito a su alrededor del agua que resbalaba de su cuerpo. Si, te veo ahí en unos minutos. Regresó a la regadera para deshacerse por completo de la espuma, esperando que el agua le ayudara a lavar con la misma facilidad el terror que sentía. Bajo la frente sintiendo como su cabello mojado goteaba y murmuro para si mismo: Javi hemos pasado demasiadas cosas como para seguir jugando a estar lejos uno del otro, sé que me amas tanto como te amo yo. Y sé que juntos podemos con todo, solo no me apartes de tu lado…

Cuando llegó a la cafetería, sintió unas inmensas ganas de dar media vuelta para salir de ahí corriendo, pero respiró hondo tranquilizándose y abandonó la idea. Sentado en una mesa cerca de la entrada Javier lo esperaba con la mirada fija en una horrorosa gelatina de limón que se bamboleaba ante los golpeos juguetones que le hacia con una cucharilla de plástico. Car se acercó hasta el dudando sobre si debía o no sentarse, Javier levantó la vista sonriendo de forma cansada a manera de saludo, los murmullos de conversaciones a su alrededor, pusieron nervioso a Car, quien recordó algunas de las reglas básicas para cortar con alguien.

Regla #1 Elige un lugar público y concurrido para que no monte una escena. Las rodillas le temblaron y tragando saliva se sentó frente a él, que seguía jugando con la gelatina sin animarse a comérsela. Javier se reclinó ligeramente en su asiento cerrando los ojos durante un momento y sin abrirlos comentó:

-

No quieres un refresco o un agua, hay demasiado calor.

-

No gracias, estoy bien.

Regla #2 Nunca pidas bebidas o alimentos calientes que puedan ser usados en tu contra. Javier me miró deslizando su mano para rozar la mía, provocando con su gesto que a Car se le hiciera un nudo en la garganta, Por un segundo quiso quitar la mano, levantarse y salir corriendo o bien quiso besarlo, decirle que sin importar lo que pasara, él estaría ahí para amarlo.

-

No me lo tomes a mal, pero en este momento quiero a mi mejor amigo, no a mi novio. ¿podemos jugar a que solo somos amigos? – car retiró bruscamente la mano, pegándose al respaldo del asiento.

Regla #3 Ve directo al punto de forma amable, recalcando que quiere seguir siendo su amigo. Car quiso hablar pero las palabras no salieron, trato de razonar la situación. Sabía que Javier estaba pasando un momento difícil y que enfrentaba una enorme presión familiar desde que el día anterior le había dejado saber a su tía, que era homosexual. Tal vez en ese momento en su vida él no era mas que un estorbo, pero no se iría sin dar batalla; habían vivido tantos problemas para mantener su relación a flote que se rehusaba a quedarse cruzado de brazos.

-

No, Javier piénsate mejor las cosas, si lo que quieres es un poco de espacio o tiempo, te lo puedo dar. Pero no voy a terminar contigo - dijo con firmeza, modulando cada palabra para que fuera lo suficientemente fuerte sin gritar.

Acto seguido se puso de pie, y salió de la cafetería sin darle tiempo a Javier de decir nada, caminó casi corriendo hacia la salida sin voltear atrás hasta llegar a la acera, entonces aminoró el paso hasta quedarse parado por completo, con la respiración agitada y las manos temblando, dejó que la marea de gente a su alrededor lo empujara. Hasta que sintió como una mano cálida se aferraba a su brazo, Car giró encontrándose de frente con un par de ojos verdes llenos de interrogantes.

-

Car, espera por favor, me estas malentendiendo – El cielo se había nublando mientras hablaban dentro de la cafetería y parecía que en cualquier momento una de las frescas lluvias de mayo caería sobre ellos, pero ninguno se movió.

La lluvia se desató sobre ellos con pequeñas gotas que en segundos pasaron a ser grandes gotas cayendo a toda velocidad, el caluroso ambiente se refresco inundando el aire con un ahora a tierra húmeda. La gente corrió a su alrededor buscando refugio del aguacero imprevisto, pero a ninguno de los dos pareció importarle. Car tomó la mano empapada de Javier que le sostenía el brazo y entrelazó sus dedos con los de él. Javier se puso de puntitas dándole un suave beso en los labios sin importarle que estuvieran en medio de la calle ante la mirada curiosa de las personas que corrían a protegerse de la lluvia.

La camisa blanca que llevaba puesta car, se le pegaba al pecho dejando entrever su cuerpo definido por el gimnasio, Javier le acarició los brazos sintiendo como la lluvia le pegaba la playera al pecho y lubricaba los besos que le dejaban cada vez mas calor en el cuerpo. Car entrelazó sus dedos con los de Javier, corrieron bajo la lluvia hasta un gran parque que se encontraba a pocos metros, hermoso y conocido por ser uno de los mas grandes de la ciudad, bajo los arboles las gotas de agua olían a fresca primavera y césped recién cortado. Se dejaron caer en la hierba donde no había ningún alma a la vista y siguieron besándose lentamente mientras el agua les bañaba pegándoles la ropa al cuerpo, aumentando su excitación. Javier le desabrochó botón a botón besando cada espacio de piel que quedaba al descubierto.

-

Si continuas no respondo – dijo car dejando que Javier se acostara sobre de el – y estamos en un lugar publico.

-

No hay nadie que nos vea…

Car acariciaba las nalgas de Javier bajo los jeans mojados, mientras él lo tentaba besando su pecho desnudo, pegando su cuerpo al suyo para sentir su abdomen plano húmedo con la piel erizada. Javier se reclinó a sobre él, apoyando sus manos a los costados del rostro de su novio, besándolo desde las cienes bajo hasta sus labios, demorándose en comerle la boca, luego siguió bajando sus labios por su cuello, hasta su pecho, lamio sus tetillas y siguió hasta su ombligo, mientras enlazaba sus dedos con los de Car. Le bajo el cierre y se deshizo del pantalón dejándolo en bóxer.  Se deslizó mirándolo de forma juguetona hasta tener su rostro a la altura de su ombligo.

-

Nos puede ver alguien y tendremos problemas – dijo Car intentando subirse de nuevo los pantalones.

-

No hay nadie – afirmó Javier quitándose los suyos.

Luego de guiñarle el ojo de forma picara, se situó entre sus piernas y siguió besándolo desde su ombligo, se humedeció los labios antes de continuar los besos mas abajo donde un titán erguido lo esperaba palpitando, buscó con la mirada los ojos de Car, que al encontrarse con sus ojos le sonrío en respuesta. Car se aferraba al césped sintiendo como el agua volvía fango la tierra bajo sus manos, se estremecía con cada caricia que le daba Javier humedeciendo su entrepierna para después iniciar con unos cadenciosos besos en toda la base  de su pene, disminuyendo el ritmo lentamente para después lamerlo hasta la punta, besando el glande usando la lengua y sus dientes para hacerlo gemir una y otra vez. El golpeteo de la lluvia cayendo furiosamente sobre ellos como una cortina diluía los gruñidos y gemidos de car. Javier sonrió para si mismo levantándose ligeramente para poder masturbarlo con una mano mientras con su boca chupaba el glande lamiéndolo y enrollando su lengua en él. La cortina de agua que bañaba la ciudad mantenía les ocultaba desdibujando todo el panorama, mientras Car se estremecía aferrándose a la hierba húmeda con una mano mientras con la otra acariciaba el cabello de Javier. No sigas amor … me voy a correr… gemía Car de forma entrecortada. Javier dejó de masturbarlo metiéndose todo el miembro a la boca ahogándose ligeramente, Car comenzó entonces a mover sus caderas, Javier luchaba para no ahogarse mientras intentaba tragárselo completo, podía sentir su palpitar y se estremeció sabiendo que en cualquier momento el sabor de semen llegaría a su paladar, el movimiento de las caderas de car le ayudaba a sacarlo y meterlo tan deliciosamente duro y húmedo que hacia que Javier deseara sentirlo dentro, de ser penetrado ahí bajo la lluvia. M hmmhmm ahogaba en gritos Car, intentando no descargar aun su corrida. Me voy a correr… no aguanto más… Car soltó un gruñido al tiempo que manchaba con cada lechazo la boca y el cuello de Javier. Car se incorporó ligeramente estirando los brazos para besar el cuello de Javier limpiando su corrida.

-

¿Convencido 100% de que no quiero terminar contigo?

-

Digamos que ganaste buena parte del porcentaje – Le respondió Car, susurrándoselo al oído, Javier se montó sobre el quitándose el bóxer para masturbarse lentamente frente a él.

-

Cuando te dije que quería jugar a ser solo tu amigo – dijo entre jadeos – me refería a que necesitaba tu consejo como mi mejor amigo no como mi pareja – gruño lentamente sintiendo como las piernas se le tensaban – ¿de donde sacaste que quería terminar contigo? Entie- Entiéndelo te amo… ah carajo… te amo.

-

Entiende que tengo miedo – dijo Car buscando su boca mientras sus dedos se deslizaban entre las nalgas de Javier buscando su agujero – si te pierdo, no solo pierdo a mi novio, pierdo a mi mejor amigo – sus dedos húmedos le acariciaron la entrada como pidiendo permiso para entrar, deslizándose uno por uno en un mete y saca lento acompasado por una serie de jadeos – ahhh – exclamó cuando, se estremeció Javier arqueando la espalda al sentir como los dedos de Car lo dilataban vorazmente – y … ah… si te pierdo… no podría vivir.

La respuesta de Javier fue un gemido intenso, los dedos de car lo abrían golosamente, entrando y saliendo, acariciándolo justo en el punto en el que toda razón o lógica se diluía en un puro y exquisito placer, en el que la carne hablaba con una lengua especial y propia que solo aquellos que se aman pueden comprender.

Querétaro 7:00 pm Habitación del hotel.

Santiago se enrollaba la sabana a la cintura mientras miraba a robín vestirse rápidamente. Se mojó los labios observando con detenimiento cada movimiento del cuerpo atlético que tenia frente a él. Robín se sabia observado lo cual no le molestaba en lo absoluto, mas bien todo lo contrario, miraba de reojo sonriendo con picardía.

-

Ro… ¿Cuál es la prisa? Aun es temprano. – por toda respuesta Robín le aventó el móvil, en la pantalla se podía ver que tenia mas de 6 llamadas perdidas del número de julia, que debía estar terriblemente preocupada por su nieto – uff… no se porque se pone así, sabe que estoy contigo – Robín se acercó a la cama poniendo la ropa de Santiago sobre ella, mientras deslizaba su brazo acariciándole la pierna bajo la sabana.

-

Tal vez eso es exactamente lo que le preocupa – dijo mientras subía su mano hasta acariciar su entrepierna.

-

Ni fueras a llevarme a un hotelito para hacerme el amor toda la mañana y parte de la tarde – dijo sarcásticamente Santiago besándolo en la mejilla.

-

Date prisa – le respondió permaneciendo lánguido y distante con la mirada perdida en el cielo que dejaba ir los rayos de sol poco a poco diluyendo la fresca tarde con el negro de la noche. Robín podía sentir empatía con el cielo en ese momento, ya que mientras deshacía la cama tomando el calor de Santiago sentía el sol brillar dentro de él, ignorando que la oscuridad lo esperaba, agazapada, expectante y lista para recordarle que nuevamente estaba huyendo, para reírse sórdidamente ante el cazador que había caído en su propia trampa.

-

Ya estoy listo, Ro.

Robín despertó de su ensoñación sonriéndole amablemente a Santiago, de un pequeño brinco salió de la cama hacia la puerta pasándole el brazo por los hombros a Santiago mirándolo con complicidad, Eres una aspirina para este desahuciado pensó Robín y me detesto por usarte para no pensar en él. Caminaron hasta el auto y condujeron sin prisa hasta Tequisquiapan, Santiago durmió casi todo el camino, dejando a Robín solo con sus pensamientos, obsesionado con la distancia, sabiendo perfectamente que sin importar que hubiese un océano de distancia lo que sentía por Luis lo seguía. ¿Estarás pensando en mí? Murmuro en un suave susurro mientras pisaba a fondo el acelerador.

Cuando Santiago abrió los ojos ya estaban por las calles empedradas, subiendo con suavidad por el cerro que llevaba hacia su casa. La noche ya había caído y Robín parecía perdido en sus pensamientos. Santiago lo mió sin moverse, reflexionando con los ojos entrecerrados, recordó con ternura sus besos, sus palabras ardientes estrellándose contra su oído mientras lo penetraba, se acomodó un momento en el asiento colocando su mano en su mejilla murmuro:

-

¿Por qué viniste hasta aquí? No me creo que estés aquí por el puro placer de vernos.

-

Quería hablar con Julia – comentó Robín sin apartar los ojos de la carretera.

-

Y tenías que volar desde Madrid para eso, no me lo creo.

-

Necesitaba un cambio de ambiente, últimamente he tenido mucho estrés, quería tomarme un tiempo, no se unos tres o cuatro días fuera de todo y preferentemente donde no pudieran encontrarme.

-

¿tiene algo que ver con tu padrino?

-

¿Con Gian? No… no, todo esta bien con él.

-

¿con tu sobrino?

-

En cierta forma si… pero corta el interrogatorio, ¿acaso no te da gusto que este aquí? – dijo robín estacionando el auto y apagando el motor.

-

Ro… si me da gusto, solo que lo de hace rato… - Santiago no buscó como continuar, quería decirlo pero las palabras se le aglomeraban en la garganta impidiéndole continuar.

-

Creo que será mejor que no lo repitamos – dijo Robín intuyendo lo que quería decirle y asintiendo transmitiéndole con la mirada que no había problema, que lo entendía – No es que no me haya gustado, es solo que… - Santiago respiró hondo interviniendo, dejando salir las palabras como pequeños riachuelos de palabras sentidas que quieren ser contenidas para no abrir heridas.

-

No me gustaría ser tu amante ocasional para que me hagas el amor pensando en alguien mas – dijo Santiago interrumpiendo a Robín con un tono neutro y amable, aunque en su rostro se esbozaba una ligera sonrisa sus ojos delataban que su alma sangraba con una herida auto infligida – No te preocupes Ro, después de todo, fui yo quien estaba insistiéndote para ir al hotel.

-

Lo lamento, siento decirlo pero lo sabias desde el principio, además… Julia nos asesinaría si se enterara. – Robín abrió la puerta del auto haciéndole una seña con la cabeza para indicarle que salieran. Antes de que abandonaran el auto con una sonrisa Santiago añadió.

-

Aun así tienes que cumplir tu promesa de llevarme a Madrid.

Ambos rieron mientras cruzaban el portal de la casa, julia los esperaba con los brazos cruzados, en su bello y elegante rostro había una nota diluida de preocupación mesclada con tensión. Santiago se adelantó rodeándola en un tierno abrazo y dándole un beso tierno en la mejilla con una expresión infantil.

-

Perdón por llegar tarde – dijo cubriéndola de besos, sonriéndole con una frescura e inocencia que resultaba irresistible. Robín lo miró sintiendo una espiral de lujuria al recordar los sonidos que salían de sus labios con cada embestida. Y le sorprendió la facilidad con que pasaba de la ternura a la lujuria.

-

Bueno ustedes ya tuvieron tiempo de divertirse y platicar, ahora necesito ver unos asuntos con Robín en privado cariño – dijo julia dándole un beso en la frente a Santiago, que torciendo la boca se encaminó hacia la piscina, dejándolos solos en el salón.

Robín se tomó un minuto para apreciar la belleza arquitectónica de la vieja casona deslizando su mirada por las paredes adornadas elegantemente con cuadros de arte neoclásico que contrastaban armónicamente con el ambiente colonial. Los muebles igual de estilo neoclásico daban un toque de refinamiento al salón que enmarcaba cada puerta interior con un gran arco de medio punto flanqueado por unas vaporosas cortinas color lavanda. En la otra habitación pudo ver la silueta de Santiago que se preparaba para tirarse a la sublime piscina techada.

-

Este lugar es un sueño Julia.

-

Siempre que vienes lo dices, me acuerdo, cuando la pequeña Adriana y tu llegaban, entraban corriendo directo a la piscina sin decir ni hola. – julia señaló uno de los hermosos muebles, invitándole con una dulce sonrisa a tomar asiento – te preparé un informe de las nuevas adquisiciones, en caso de que necesites justificar con Gian tu inesperada visita, puedo decir que te llame para que vineras a ver la preselección.

-

Gracias Julia aunque no creo que sea necesario, pero gracias. – dijo Robín tomando la carpeta con la mano derecha y colocándolo sobre la mesita frente a el sin abrirlo, sacó un cigarrillo y lo encendió buscando con la mirada un cenicero. Julia se puso de pie, caminó rompiendo el silencio de la habitación con sus tacones que llegaron hasta un exquisito mueble con delicados cajones, de los cuales sacó un cenicero de cristal que suavemente colocó en la mesa exactamente de frente a Robín, se humedeció los labios disponiéndose a hablar, girando y sentándose a lado de él, cruzando las piernas de forma elegante y recatada.

-

Robín, no quiero sonar a mamá regañona, al menos no contigo, pero fue demasiado imprudente que viajaras así, dejando todo de lado.

-

Tenia que salir de ahí… Luis, le confesé algunas cosas y… - respiró hondo dejando salir el aire lentamente, julia le tomó de la mano y la calidez de su apoyo le disolvió el nudo de la garganta – Julia, sabe que lo estoy protegiendo de Gian, llegó furioso a mi departamento, hablamos durante largo tiempo, mas bien discutimos, después terminamos abrazados besándonos. Me pidió toda la verdad, dice que sin ella nunca podremos ser nada, porque no va a poder confiar en mí. – Robín sacó el humo lentamente mientras dejaba caer la ceniza en el cenicero con un rápido movimiento de la muñeca.

-

Estas escuchando lo que estas diciendo… - Robín asintió llevándose la mano a la frente frunciendo el ceño con pesadez.

-

Si, significa que, si le digo la verdad me va a odiar. – julia lo miró y negó moviendo la cabeza, quitándole la mano de la frente a robín para que la mirara de frente.

-

Significa que él esta planteándose la posibilidad de tener una relación contigo. Tienes que ser sincero, porque él ya esta tiene en mente la opción de estar a tu lado, ¿no lo entiendes? Simplemente es cuestión de que hables con la verdad. – Robín se puso de pie como atraído por una fuerza desconocida, dio unos pasos mientras fumaba y sacaba el humo con rapidez intentando calmar el torrente de pensamientos que se amontonaban sin congruencia en su mente. Luego de unos segundos apagó el cigarrillo en el cenicero y cruzando los brazos habló.

-

La verdad es demasiado difícil de explicar, ni siquiera hablemos de perdonar… con explicarla tengo suficiente – pasó las manos de forma nerviosa por su cabello – sabes lo de Damián, lo de la fiestecita que se montó con Heinrich por mi culpa y el video, imagínate ya con eso… además me culpa por la muerte de Adriana, me acosté con él en el baile de mascaras aprovechando que había comido los chocolates “especiales”, cada una de mis acciones es un clavo en mi ataúd Julia no hay manera de que Luis perdone ni la mitad de las cosas.

-

No lo sabrás si no lo intentas.

-

Él me dijo exactamente lo mismo.

-

Robín, sabes perfectamente que es lo que tienes que hacer, no pongas pretextos. No va a ser fácil, pero es mejor que salir corriendo a esconderte hasta México, ¿no lo crees?

-

Pensé en ir a la India, pero tenia ganas de verles.

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Que dulce – dijo julia sonriendo amablemente – y siempre serás bienvenido aquí. Robín tomate tu tiempo, piensa bien las cosas y cuando estés listo, regresa a hablar con Luis. Sin importar lo que suceda, tienes mi apoyo cariño.

Robín la miró asintiendo con la mirada resignada, su cabello castaño le tapaba los ojos con la cabeza baja. Detrás de la cortina, mientras su corazón golpeteaba en su pecho a un ritmo desquiciado, goteando agua en el piso, los observaba Santiago, escuchando atentamente cada una de las palabras que flotaban en el ambiente, lo que había escuchado, meditó, eran respuestas a muchas preguntas que se habían formulado en su mente, estas palabras que llegaban a sus oídos aclaraban algunas dudas sembrando otras y reafirmando la firme idea que tenia de Robín. Santiago deseó haber llevado una toalla ya que el agua recorría el camino de su cuerpo hasta el piso acariciando su piel erizada por el fresco de la noche dejándole una sensación de languidez. Miró nuevamente hacia el salón donde Robín y Julia hablaban, tragó saliva, y se acomodó el traje de baño saliendo detrás de la cortina y caminando hacia ellos dejando un camino de húmedas huellas.

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Nuestro apoyo – dijo con una voz varonil y al mismo tiempo tierno, que atrajo las miradas de las dos serias figuras que tenia frente a él – hasta los súper villanos necesitan un secuaz tío Ro.

Julia sonrió asintiendo, Robín lo miró dudando pero no pudo evitar soltar una sincera carcajada, pensó que había subestimado los lazos que los unían, sintiendo un gran alivio en su interior al saber que no se encontraba solo. Caminó hasta Santiago y lo rodeó con sus brazos sin importar que la humedad de su cuerpo empapara su ropa, se miraron sonriendo y Julia comentó con una risa que la hizo rejuvenecer.

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Ese secuaz solo quiere que lo lleves a España - bromeó provocando la risa de todos e inundando la casa con una sensación de hogar.

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Nada de eso, imagínate cuando llegues con un chico mas guapo y joven… tendras la oportunidad de ponerlo celoso.

Robin se rió ante la ocurrencia, pensando que después de todo no era tan mala idea…