Perdiendo el control con mi mejor amigo (7)
"no te detengas " respondió Car por lo que Javier deslizo lentamente sus labios sobre su pene. Para despertar la ternura en car solo era cuestion de tiempo
Frente a la ventana mirando fijamente los coches pasar Car pensaba con la cabeza apoyada en el cristal ligeramente confundido de lo que había hecho.
- ¿Qué haces ahí solito?
- No podía dormir…
- Ven regresa a la cama
- Javi… tu… ¿no te arrepientes?
- ¿Por qué me preguntas eso? ¿estás arrepentido?
- No lo sé, es que esto, yo no quiero que nuestra amistad se eche a perder.
Javier se levanto de la cama rodeando los brazos por el pecho de Car pegando lentamente sus labios a su cuello hablando entre susurros y logrando que la piel de Car se erizara al sentirlo. Cada palabra que soltaba hacia que se estremeciera su piel, nunca había escuchado hablar a Javier con tanta pasión.
- No me importa lo que piensen los demás… ni pretendo esconderme detrás de prejuicios tontos para darle gusto a personas que no saben nada de mí… si no les gusta que se jodan… mientras a ti te guste estar a mi lado… te gusten mis besos… te guste como pego mis labios a tu cuello… mmm si así como ahora. Eso es todo lo que me importa.
Comenzó a besarlo apasionadamente lamiendo su cuello mientras sus manos lo abrasaban fuertemente, Car se separo de la ventana entrecerrando los ojos mientras Javier bajaba sus besos de su cuello a su pecho y su abdomen. “¿Te gusta o preferirías que me detenga?” pregunto cuando sus labios estaban casi sobre su entrepierna. “no te detengas” respondió Car por lo que Javier deslizo lentamente sus labios sobre su pene bajando hasta sus testículos y metiéndose uno a la boca lentamente alternando entre besos y chupetones, tomo con una mano su pene sin sacarse el testículo de la boca masturbándolo, Car acariciaba su cabello sin abrir los ojos sintiendo los labios de Javier deslizarse por toda su entrepierna, se metía casi todo el miembro a la boca para después sacarlo lentamente casi jugueteando, Javier disfrutaba ver cada reacción de Car no podía aguantar por mucho tiempo dándole placer solo con sus hábiles manos sentía que no eran suficiente, quería sentirlo dentro. Se separo ligeramente acostándose boca arriba sobre la alfombra abriendo las piernas para que Car lo penetrara, con su mano derecha se masturbaba y con la otra guiaba el pene de car de camino a su ano. “te quiero dentro de mi” susurraba. Car no se hizo esperar penetrando de una sola embestida a Javier. Penetrándolo a un ritmo atroz dejando que Javier disfrutara del placer y el dolor. Javier encontraba un placer extraño en la forma tan brutal en que Car le hacía el amor. Cada embestida Javier se aferraba al cuello de Car abrasándolo, mordiéndose los labios para no gritar, sentía su ano abrirse en dos pero no le importaba, más bien todo lo contrario “mas… si… mas” pedía con la voz sofocada entre jadeos y gemidos. Y car arremetía con toda su fuerza clavándole el pene hasta el fondo, mientras con sus manos le acariciaba el rostro, lo penetraba con una fuerza impresionante pero su rostro mostraba en la mirada aquella sensación sublime de tener entre sus brazos a la persona más especial para él y hacerle el amor hasta que amaneciera, siguió penetrándolo largo rato hasta que no pudo aguantar más y aferrándose a las nalgas de Javier vertió su semilla dentro de su ano, saco lentamente su pene y se puso de pie ayudando a Javier a que hiciera lo mismo. Tomándolo de los hombros lo empujo hasta la cama haciendo que se siente. Sosteniéndolo así le dio un largo beso en los labios, moviendo su lengua para acariciar la de Javier.
- Duérmete no te molestes en pensar tonteras y descansa no estoy diciendo que me arrepienta o que no quiera estar contigo, te pregunte que si te arrepentías porque no esperes de mi florecitas ni canciones románticas no soy un noviecito que le guste andar con esas cursilerías y si esperar eso de mi te voy a decepcionar. Me conoces, sabes cómo soy… no quiero que te hagas ideas falsas, me importas y no quiero lastimarte.
- Si…
Javier bajo la cabeza ligeramente avergonzado porque en el fondo pensó que el marcaria la diferencia o podría hacer cambiar a Car… bajo la cabeza sintiéndose derrotado pero consiente que el ya sabía cómo era Car y aun con su forma de ser ligeramente fría, el se sentía enamorado, se acomodo en la cama dejando que Car se acostara a su lado y reprimió su deseo de abrasarlo mientras dormía, sin embargo Car se contrario a lo que Javier esperaba se pegó a él rodeándolo con su brazo para dormir abrasados mientras le besaba y le mordisqueaba la oreja, Javier esbozo una sonrisa comprendiendo que para despertar la ternura de Car, solo era cuestión de tiempo.
_____________________ Mientras Tanto___________________________
Robín maneja a toda velocidad por la carretera mirando de reojo el asiento del copiloto donde se encuentra adrian sentado con la barbilla apoyada en la palma de la mano y la mirada fija en el paisaje fresco de la noche pensando en lo que había pasado momentos antes cuando se trepo al taxi aun no había recorrido ni dos esquinas cuando fue detenido por robín que con su usual forma de hablar lo había convencido para que lo acompañara. Manejaron por varios minutos hasta llegar a una gigantesca mansión a las afueras de la ciudad. Las luces y la música llegaban hasta el jardín donde estacionaron el coche.
Adrian bajo del coche aun dudando de si hacia lo correcto o no, Robín se acerco para acomodarle la ropa, mirándolo de arriba a abajo evaluándolo.
- Te ves increíble, tus ojos son simplemente un deleite para cualquiera.
Robín tomo la mano de adrian y este se dejo conducir hasta el interior de la mansión, al instante en el que entraron fueron observados con curiosidad por decenas de ojos curiosos que se encontraban charlando alegremente al compas de una sensual música de Jazz. Lo que más asombro a adrian fue el centro del salón donde una hermosa mujer desnuda era dibujada por un grupo de 5 o 6 artistas que trataban de plasmar la belleza de sus rizos castaños en pequeños bocetos hechos con carboncillo. La chica le dirigió una mirada alegre a Adrian que bajo la mirada apenado. Robín caminó tirando de la mano de Adrian hasta un grupo de hombres que los miraban con curiosidad, todos ellos iban finamente vestidos y aunque ninguno era feo todos tenían un semblante que hacía a Adrian sentir algo de repulsión, tal vez era la perversión en su mirada. Robín habló dirigiéndose a todos pero con la mirada fija en el mayor del grupo. Un hombre muy apuesto con un aire interesante otorgado por unas pequeñas hebras plateadas que se perdían entre sus rizos castaños, unos profundos ojos azules que miraban expectantes mientras cruzaba los brazos acomodándose las mangas de la fina camisa de lino. Y una piel blanca y lisa aunque marcada con algunas arrugas alrededor de los ojos, nariz recta y respingada que le daban un aire aristocrático y unos dientes profundamente blancos que se dejaron ver a través de una sonrisa de aprobación que se pinto en su rostro después de mirar a Adrian
- Permítanme preséntales a Damián un mangar gitano que viene a deleitarnos con su presencia.
Robín sonriendo puso la mano en la espalda de Adrian haciéndolo que se aproximara a los hombres dando un par de pasos. El hombre de los ojos azules sonrió extendiéndole la mano en un gesto propio de los caballeros y Adrian la estrecho con una sonrisa tímida.
- Heinrich Tecker
- Damián Tavalas, un placer conocerle.
- El placer es mío, tenias razón Robín, Damián es una creatura aun. ¿Qué edad tienes?
- 16, señor.
- ¿señor? Jajaja por dios… me haces sentir tan viejo. No, no… llámame Heinrich,
- Damián, ¿te puedo ofrecer algo de tomar? – interrumpió otro señor ofreciéndole una copa burbujeante, Adrian acepto tímidamente tomando un sorbo, pero había perdido la cuenta de que desde temprano no tenía nada en el estomago y moría de sed, por lo que el sorbo se transformo en un gran trago.
- Ten cuidado con el champagne creatura, es una bebida engañosa.
Un ligero rubor tiño las mejillas de adrian al sentirse reprendido más aun porque se sentía fuera de lugar en aquel sitio. Una voz femenina hablo en voz alto llamando la atención de los presentes invitándolos a participar en un pequeño juego, los hombres del grupo menos Robín, Heinrich y Adrian se acercaron al centro del salón donde hablaba la mujer. Adrian dejaba su copa vacía en la bandeja de un mesero mientras Heinrich le ponía otra copa en la mano acercándose a su oído para susurrarle de forma sensual con acento extranjero.
- Esta copa es especial, te relajara…
- ¿Que tiene?
- Tu pruébala, te fascinará de eso estoy seguro.
Adrian bebió la copa de un solo trago y sintió una pequeña explosión en su paladar, seguida por una sensación de calma. Que tal y como dijo Heinrich lo relajo haciendo que por un segundo olvidara donde estaba y comenzara a disfrutar de la deliciosa música del jazz con aquellos tonos tan sensuales. Puso la copa en la bandeja de un mesero que pasaba y comenzó a mirar a Robín de arriba abajo, robín era guapísimo y vestido así parecía un actor de televisión confiado y carismático hablando sin parar con Heinrich… los tipos como Heinrich no le eran desconocidos, ricos, guapos, maduros con esposa e hijos o divorciados, pero que gustaban de probar jovencitos y no les importaba pagar con costosos regalos, Heinrich era guapo no había necesidad de pagar por placer, pero … después de todo tal vez no compraba placer, más bien compraba discreción.
Heinrich pasó su brazo por los hombros de Adrian pegándolo hacia él sintiendo el aroma de su perfume.
- Ven, acompáñame al jardín, aquí hay demasiado ruido.
Adrian lo siguió como un niño tomado de su mano hasta un sitio ligeramente alejado donde había unas sillas de jardín donde tomaron asiento. Adrian se sentía cada vez más extraño ligeramente sofocado, como si un calor invadiera su cuerpo desde adentro por más que quería no se podía quedar quieto, se movía y removía en la silla tratando de prestar atención a las palabras de Heinrich, Heinrich lo noto y se acerco a él pegando su boca a al cuello de adrian.
- No te resistas, deja que la droga te lleve a lugares que apenas imaginas…
- Yo… no…
Sin decir nada mas Heinrich deslizo su mano hasta la entrepierna de adrian donde poco a poco un bulto crecía y comenzó a acariciarlo lentamente, de forma rítmica con pequeños masajes sobre la tela. Que poco a poco hacían que adrian se estremeciera, adrian se movía y movía disfrutando de las caricias, jadeando había olvidado toda preocupación, solo sentía un placer intensificado por aquella sustancia que había tomado.
- Detente por favor… harás que… me…
Heinrich movía su mano cada vez más rápido haciendo que adrian casi enloqueciera con las sensaciones que estaban sumamente aumentadas por la droga. No pasaron ni 10 segundos cuando Heinrich sintió como disparaba el semen manchando el pantalón y dejando a adrian sudado y deseoso de más. Heinrich jalo a Adrian del brazo haciendo que le siguiera hacia adentro de nuevo, adrian lo seguía sin pronunciar ninguna palabra solo pensaba en quitarse la ropa y hacer el amor con… con quien sea, pero quitarse esa sensación del cuerpo. Cuando entraron al salón Heinrich soltó una carcajada que espanto adrian al observar como en el lugar donde antes estaba la mujer que posaba para los artistas ahora se encontraba Robín semi desnudo con el pantalón a medio bajar, el miembro de fuera y la camisa abierta siendo poseído por un musculoso hombre mayor que lo penetraba fuertemente, mientras una rubia madura le hacía sexo oral. La gente parecía encantada por un hechizo porque cada vez se desinhibían mas transformando lentamente la fiesta en una orgia.
Heinrich sonreía ante los presentes al ver como disfrutaban aquellos roses cada vez más perversos besando lamiendo y jugando, tomó a Adrian por los hombros colocándolo frente a él para mirarlo a los ojos.
- Ven conmigo, yo no te quiero compartir, vamos a arriba.
- ¿arriba? Pero… yo…
Antes que pudiera protestar, lo tomo de la barbilla dándole un increíble beso húmedo y cargado de pasión que hizo que todas las protestas de adrian desaparecieran. Heinrich lo tomo de la mano guiándolo hacia la escalera más próxima que los condujo a un pasillo en donde espejos y exóticos cuadros con motivos árabes adornaban las paredes. Adrian camino siguiéndole los pasos mientras miraba fijamente el piso cubierto por la afelpada alfombra color crema. Se detuvieron en una puerta de madera con una elegante manija dorada y entraron rápidamente cerrando con seguro la puerta.
- En este momento, cerrando la puerta tienes que saber que me perteneces doblega tu mente y tu orgullo para que solo quede el placer… déjame enseñarte un placer como el que nunca has conocido…