Perdiendo el Control bajo una noche estrellada
El dulce sabor de la miel sobre la piel de gustavo era el platillo preferido de Adrian.
Adrian caminaba tranquilamente regresando de clases habían pasado tres días sin novedades en los que se había abstenido de tener relaciones con Luis para darle tiempo a su cuerpo de que borrara toda marca del encuentro de Heinrich y Robín. Le preocupaba que Luis se diera cuenta de algo, pero parecía molesto, distante… y cada vez hablaban menos a no ser que sea para pelear acerca del mismo tema de siempre… ¿Por qué no puedo vivir contigo? O ¿Por qué no puedo vivir solo? El problema era siempre el mismo y adrian comenzaba a cansarse. Y el beso de Gustavo caliente en sus labios daba vueltas en la cabeza. Una camioneta azul se detuvo delante de él sin que adrian se diera cuenta y de ella bajo un joven con jeans y camiseta negra pero adrian no lo noto hasta que este le hablo con aquel tonito educado y amable.
- Sigue caminando de esa forma tan distraida y un día de estos te van a secuestrar, dormilón.
Adrian volteo sobresaltado y muy sorprendido, la última persona que esperaba ver era a Gustavo, tan guapo y bien vestido parecía recién salido de la ducha por la ropa impecable y el olor a perfume de su cuerpo, y el estaba todo sudado con el uniforme sucio del instituto, se sintió ligeramente avergonzado y esbozó una tímida sonrisa, pensando “¿Por qué siempre me encuentra en alguna posición desventajosa?”
- Valla… así que así te ves cuando no estás… trabajando, un chico guapo saliendo del instituto.
- Si… estoy saliendo del instituto, apenas… amm ¿Qué haces aquí?
- Vine a arreglar unos asuntos cerca y te vi caminando… no estaba seguro de si eras tú o no por ello decidí bajarme y comprobarlo
- Oh ya veo… Bueno…yo… quiero decir que… me da gusto verte.
Adrian sonrió tiernamente y se acerco para darle la mano a Gustavo a manera de saludo, este se acercó a él y al darle la mano lo jalo atrayéndolo hacia él y dándole un intenso beso en los labios. Introduciendo su lengua despacio para acariciar la suya mientras sus manos entrelazaban sus dedos. Adrian se dejo llevar por aquel beso con el que tanto había fantaseado. Pero luego… recordó que se encontraban en plena calle y se separo discretamente de él.
- Perdona, no me pude contener, lo lamento mucho. Si te moleste dímelo por favor
- No. No me molestaste es solo que estamos en plena calle y alguien podría vernos.
- Y eso que tendría de malo… ¿te molestaría que te vieran conmigo?
- Noooo , pero yo me imagino que a ti sí. Amm no se si te ven besándome así… no se podrían pensar que…
- Eso no m importa, lo que tenga que decir la gente me tiene sin cuidado, me importa lo que digas tú. Y si a ti te incomoda, bueno pues perdóname por besarte de esa form, que te parece si para pagar mi error… Te invito al cine.
- No… no quiero que te sientas comprometido, no me molestó y no me incomoda, no tienes que invitarme a ningún lado.
- Insisto… ¿qué dices irías al cine conmigo?
- Al cine… ¿ahora?
- No… bueno… si aceptas, en una hora ay una función que quiero ver, pero no quiero entrar solo, anda acompáñame.
- Pero… es que tendría que ir a mi casa a cambiarme y a buscar algo de dinero.
- Ah no eso no… dinero no, yo te estoy invitando.
- Bueno… pero si a cambiarme.
- Vamos te llevo así no tardaras.
Adrian entro rápidamente a su casa cambiándose en un segundo con el corazón latiéndole fuertemente, busco rápidamente sus mejores jeans y una playera se medio peino se puso perfume y salió corriendo en menos de 10 min.
- Wow… eres rápido, yo tardo siglos en vestirme.
- Si… es que me daba pena tenerte esperando en el carro.
- Si es por ti, podría esperar horas.
Gustavo condujo lentamente hasta el cine y mientras conducía platicaban amenamente. Se detuvieron en un semáforo y entonces Gustavo aprovecho para darle otro largo y dulce beso hasta que el sonido de los carros protestando hizo que se volviera a poner en marcha. Adrian con una sonrisa picara lo miro con aquellos ojos negros que arrebataban suspiros.
- Me gusta cómo me besas…
Gustavo le respondió con una dulce sonrisa, mirándolo de reojo, deteniéndose en cada alto a comerle la boca hasta que llegaron al cine. Gustavo se acerco a la taquilla y compro dos boletos para la función que quería como aun faltaban varios minutos para que iniciara compraron palomitas golosinas y refrescos y comieron entre bromas y besos en lo que iniciaba la película. La película inicio y resulto ser bastante mala, por lo que aprovecharon aquellas luces apagadas para besarse en la oscuridad. Cuando termino la película y encendieron las luces ambos se miraron con complicidad.
- Qué buena cita… que mala película…
Comentó Gustavo mientras abrazaba a Adrian rodeando sus hombros con su brazo. Adrian lo miraba alucinado con una sonrisa de felicidad en el rostro. Por alguna razón se sentía demasiado a gusto con él, y olvidaba por completo a Luis. Pero Gustavo era tan diferente, a él no le daba pena besarlo y abrasarlo en público. Pese a que lo había conocido como si fuera una persona que se vende por sexo, nunca lo trato como tal. En cambio Luis con sus miedos e inseguridades si lo hacía sentir barato. Gustavo noto casi de inmediato como las facciones en el rostro de adrian cambiaban y se tornaban un poco más sombrías. Por lo que aprovecho para besarlo nuevamente esta vez pegándolo a su cuerpo en un tierno abraso mientras recorría su cuerpo con sus grandes manos. Caminaron hasta una fuente y Gustavo se subió a la orilla de ella guardando el equilibrio, adrian lo miraba y sonreía con dulzura. El móvil vibro y solo tuvo que ver la pantalla para que la felicidad se esfumara, era un mensaje de Luis preguntando donde estaba. Sintió una presión en su pecho y se pregunto seriamente que estaba haciendo, en esta ocacion no estaba siendo presionado por Robín estaba ahí por puro gusto, y se había besado con el incontables veces sintiendo fuertes deseos de comerlo a besos, de tocarlo y ser tocado, de que le hiciera el amor… un doloroso nudo se le hizo en el pecho. ¿en que estaba pensando? Luis no se merecía aquello.
- Gustavo
- Tavo
- ¿Cómo?
- Si… dime Tavo…
- Ya es un poco tarde, tengo que regresar a casa.
- No… aun no hemos ido a cenar.
- Pero… es que
- Todas las citas son cine y luego a cenar… falta la cena, dormiloncito.
Diciendo esto bajo dando un salto hasta él y tomándolo de las mejillas con ambas manos lo beso largamente en los labios, era inútil resistirse, Gustavo era como un huracán que con aquella intensidad arrasaba todos los miedos y las inseguridades. Pero tampoco era justo para el que le omitiera el hecho de que ya tenía una pareja. Pero se sentía tan bien, estar entre sus brazos sentir sus besos tan cálidos, respirar hondo y sentir ese olor a perfume varonil.
- Me encantaría pero de verdad tengo que ir a casa ahora.
- ¿Te puedo ver mañana?
- Yo… no se, es que.
- Si no quieres, puedes decírmelo de frente…
- Si quiero, lo que quería decir es que… no, no puedo en la mañana, porque tengo clase.
- Si bueno… tal ves como a las 5:30 o 6, que empiece a oscurecer.
- Está bien - adrian sonrió emocionado
- Bueno entonces nos vemos mañana a las 5:30 paso por ti a tu casa.
Adrian sintió el corazón brincar en su pecho, subieron al coche y Gustavo se despidió dando un beso en la mejilla subió hasta su oreja y susurro tiernamente “no puedo esperar hasta mañana” adrian lo miro tiernamente y le dijo voz la vos entrecortada.
- De verdad me siento mal con todo esto… yo no merezco a alguien como tú. No puedo creer que de verdad quieras salir conmigo siento que en algún momento saldrá la cámara diciendo… ehh ¡broma!
- Hey… ¿Por qué dices algo así? ¿ Por las cosas a las que te obliga Robín?, en este corazón no hay manchas… lo puedo sentir, siento como tu alma está completamente ajena a esa clase de corrupción, y si crees que por eso no te voy a tomar en serio estás loco porque no sabes… dios no sabes cuánto me gustas… me fascinas, desde aquel beso en el bote… yo perdí la cabeza, siento que a veces suelo ser demasiado directo o me dejo llevar por el momento y te beso y te abraso sin importarme el momento ni el lugar, pero es porque esta es la primera vez que no estoy enamorado de algo imposible. Toda mi vida me la pase estrellándome contra un muro y entregando mi corazón así como ahora sin límites solo para que me lo rompieran, para el amor no hay estándares ni medidas las cosas o se sienten o no se sienten y contigo me siento correspondido por completo, dios es tan fácil amarte, si siquiera sé si Damián es tu verdadero nombre pero hay algo en ti que me hace creer que esto es real y toda mi vida espere un persona que me hiciera sentir así porque si algo he aprendido es que En el amor, hay que ser valiente.
Adrian escucho sus palabras y las noto llenas de sabiduría no pudo evitar responderle con un beso.
- Mi nombre es Damián Tavalas, pero cuando vine a vivir a este lugar me lo cambie por algunos problemas, además damian nunca me gusto. Llámame Adrian.
- Qué lindo nombre. Bueno… a mi dime como tú quieras.
Continuaron besándose largo rato y la frase que le dijo Gustavo la recordaría durante muchísimo tiempo, entro a la casa sin dejar de voltear hacia el coche que se alejaba lentamente. No tardo mucho en entrar cuando sonó su móvil, era Luis avisando que pasaría a verle. Cuando llego entro directamente a la habitación de adrian cargando un paquete con pasta para que ambos cenaran. Adrian se sentía un poco incomodo ya que nunca le había mentido a Luis y menos con las cosas importantes, pero le daba terror pensar en Robín y no quería volver a huir dejando atrás a sus amigos, la escuela y a Gustavo.
- Oye enano… últimamente hemos estado algo separados que has hecho estos días, antes me buscabas siempre como lobo hambriento y ahora como solo te juntas con el trío de chiflados del instituto casi ni hablamos.
- Lo sé… es que no sabes qué gusto me da tener amigos. Conocer gente nueva…
- ¿No andarás de novio por ahí con alguna chiquilla? - (Luis rió divertido pero aquel comentario a adrian le puso los pelos de punta.)
- No, para nada… ¿y si así fuera eso te… molestaría mucho?
- Supongo que es normal que eventualmente quieras formar una relación con alguna otra persona. Entiendo que para ti soy mucho mayor y que casi podría ser tu padre, también se que no suelo ser el novio más atento, pero solo quiero que seas feliz.
- Sabes que me haría muy feliz… hacer cosas juntos, ir al teatro o al cine o a bailar. No se una cita, tal vez un picnic o ir en uno de esos paseos de media tarde por la laguna…
- Estas loquito… andar agarraditos de la mano como parejita Adrian sabes que no me van esas cursilerías…
Adrian sabía la respuesta desde que formulo la pregunta, y la frase de Gustavo regreso a su cabeza haciendo que resonara en su mente. El amor es para los valientes. Para Luis seguía siendo más importante lo que pensaran los demás.
- Sabes que creo… creo que eres un cobarde.
- Así… ¿un cobarde? Por no querer dar escenitas de amor por toda la ciudad… dios, es el colmo eso me gano por andar con un crio. Puras ridiculeces.
Adrian termino de cenar se metió al baño para lavarse los dientes y mientras lo hacía recordó a Gustavo… recordó sus besos. Si tan solo Luis se diera cuenta que el necesitaba un amor sin límites sin escondites un amor que pudiera gritarlo a los cuatro vientos como hacia Gustavo. Cerró los ojos y pensó en la oscuridad del cine mientras se besaban, en como colocaba las manos en su rostro acariciándole y su aliento al pegarse a su rostro para decirle que le fascinaba. Esos recuerdos le había producido una extraordinaria erección, se moría por sentir esas manos acariciándole el cuerpo, haciéndole el amor, besándolo con fuerza… se contuvo las ganas de masturbarse ahí, respiro hondo y regreso al cuarto, Luis se había ido, así que prefirió acostarse y tratar de dormir, las horas se le hicieron eternas y llego al lugar de la cita con casi 15 minutos de anticipación pero para su sorpresa solo tuvo que esperar 5 minutos para ver llegar la camioneta.
- Hey llegas temprano – dijo Gustavo muy sonriente mientras se acercaba a darle un beso tierno, mientras le pasaba un brazo por los hombros.
- Si… es que salí de casa muy temprano, no me di cuenta de la hora – mintió
Gustavo le abrió la puerta de la camioneta y muy caballerosamente lo ayudo a subir, cerro y condujo mientras le preguntaba cómo había dormido. Adrian sentía el corazón brincar de la emoción cada que estaba con él, cerraba los ojos y respiraba hondo sintiendo su perfume, notaba como el corazón se le aceleraba cada que se rozaban las manos o cruzaban las miradas. Era muy difícil explicar para adrian lo feliz que se sentía, toda su vida había creído que los que se acercaban a él era buscando sexo. Incluso con Luis gran parte de la relación se basaba en ello. Robín le había dejado muy en claro que eso era lo único que tenia de especial y que Gustavo compartiera sus gustos, platicas y lo invitara sin fines lujuriosos le resultaba sumamente tierno. Claro que no le importaría hacer el amor con él, es mas fantaseaba con sus manos acariciando su piel. Pero sabía que Gustavo no lo trataría así… sabia que Gustavo le daría esa dosis de amor que tanto necesitaba.
- Ya llegamos – anunció Gustavo deteniendo el coche y entregándole las llaves al acomodador.
Adrian lo siguió y entraron en un edificio hermoso con decoración tropical, todo lo que había venido pensando todo el camino de pronto tomo un giro extraño, estaban en la recepción de un hotel. Sintió como una leve decepción rompía en pedazos sus ilusiones, después de todo era demasiado bueno para ser verdad, sin detenerse a registrarse Gustavo lo tomo de la mano y mirándolo a los ojos le dijo con una gran sonrisa de oreja a oreja.
- Por favor adrian cierra los ojos, yo te llevaré desde aquí.
Diciendo esto tomo a adrian cargándolo en brazos como si fuera un bebe y dado a la delgadez de adrian no fue ningún problema, adrian cerró los ojos y pego su frente al pecho de Gustavo, lo único que sentía era una profunda decepción, se había alucinado con la idea de que una persona tan especial como tavo viera en el algo más que una noche de sexo. Pero ahora trayéndolo a este hotel comprobaba que era igual que cualquiera de los otros que habían pagado por su servicio, incluso llego a pensar que era justo ya que él había pagado por su compañía y no la había tenido. Pero aun así porque tomarse la libertar de enamorarlo con aquellas palabras y aquellos besos si lo único que quería era sexo...
Sentía el movimiento de su cuerpo y se pegaba mas a él, se sentía triste pero a la vez sabía que si los besos con tavo eran ardientes, al hacer el amor millones de explosiones de placer inundarían sus sentidos, pero él hubiese deseado conocerlo más antes de entregarle su corazón y su cuerpo de esa forma. De pronto sintió como se detuvo y lo bajo lentamente mientras susurraba a su oído “aun no abras los ojos”. Adrian permaneció con los ojos cerrados porque sabía que al abrirlos una bonita habitación tal vez románticamente decorada, tal vez con vino… tal vez con rosas… pero al fin solo eso… sexo. Gustavo respiró hondo y tomando las manos de adrian en las suyas le dijo lentamente.
- Casi nadie sabe… que este tipo de cosas me fascinan y no sé porque eres la primera persona con la que quiero compartir esta afición que tengo… y que sepas que si lo hago es porque sé que con nadie más me sentiría cómodo para exponerme así
El corazón de adrian latía terriblemente fuerte en su pecho extraña afición… ya ahora entendía quería experimentar cosas medio pervertidas con el… a eso se habían reducido sus sueños de encontrar un cariño sincero en Gustavo… ahora veía con claridad pese a tener los ojos cerrados que Gustavo era peor que los demás, porque lograba hacerte subir al cielo para después enterrarte en el más profundo y agonizante infierno. Lentamente Gustavo le dio un beso susurrando “abre los ojos” Adrian abrió los ojos y miro a su alrededor sintiendo un vuelco en el corazón.
Se encontraban en un invernadero, casi a las afueras del jardín del hotel… el invernadero tenia en las puertas unas gruesas cortinas lavanda que eran movidas por la suave brisa de la tarde y todo permanecía a media luz iluminado por lámparas de keroseno, el techo de cristal reflejaba una luna pálida sonriente en un cielo estrellado y frente a él toda clase de plantas exóticas y flores de aromas exquisitos, Adrian miro hacia abajo notando que en el piso sobre una manta mullida había una gran canasta con diversas frutas, miel, crema, chocolate y otras cosas dulces. El lugar estaba ambientado para una cena romántica a la luz de las estrellas dentro de un jardín paradisiaco dentro de un lujoso invernadero. Adrian nunca había estado en un sitio tan hermoso. Claramente la intención de Gustavo no era follárselo ahí, por lo que adrian se sintió realmente miserable por haber desconfiado de él.
- ¿Te… te gusta?
- Dios… es hermoso.
- Ven siéntate a mi lado – dijo Gustavo mientras se sentaba en el piso y le tomaba la mano invitándolo a hacer lo mismo.
Adrian se sentó en el piso pero no permaneció en esa posición, rápidamente coloco su cabeza en las piernas de Gustavo de tal manera que pudiera mirar hacia su rostro mientras con sus manos se abrasaba a su cintura, Gustavo flexiono su bien construido abdomen para alcanzar los labios de adrian que beso largamente mientras acariciaba sus finas facciones con las yemas de los dedos. Aquel beso comenzaba a calentarlos a ambos y para bajar un poco la calentura Gustavo tomo unas uvas de la canasta, era un racimo grande y se veía muy jugoso.
- Este es mi lugar favorito en todo el mundo, este hotel era de mis padres y mi madre construyó este invernadero en él para mí. Venia todos los días después de clases a cuidar las plantitas, poca gente entiende eso pero a mí me parece que si tu les das amor ellas te devuelven su alegría con los bellos colores y aromas, por ejemplo yo recuerdo la sonrisa cariñosa de mi madre en esas flores de azucena – dijo mientras colocaba una uva en la boquita de adrian que golosamente le lamio la punta del dedo haciendo que Tavo se erizara y perdiera por completo el hilo de lo que estaba diciendo.
- ¿Qué flor o planta eres tú? ¿Cuál es tu planta favorita? ¿Qué planta te recuerda a mí? – adrian lo inundo con una cantidad sorprendente de preguntas a lo que Gustavo divertido le dijo:
- Te propongo algo, juguemos a “verdades o uvas”
- Verdades o uvas… ¿Cómo se juega eso?
- Bueno muy fácil, es como verdades o retos pero en lugar de retos te comes una uva y te quitas una prenda
- Uy… suena muy interesante
- Ok inicio yo y elijo uva – dijo sonriendo mientras se quitaba la camisa mostrando su atlética figura esculpida en el gimnasio
- Yo elijo “verdad”
- ¿Qué es lo que más te da placer?
- Dormir y comer jajajajaja… bueno hablando sexualmente… que me besen, un buen beso que me caliente, que me coman la boca haciéndome sentir que no pueden esperar ni un segundo más para hacerme el amor, que me besen con deseo.
- Un beso así…
Gustavo se acomodó besando a adrian y mordiéndole los labios, besándolo mientras recorría su cuerpo con las manos subiendo y bajando mientras sobaba su abdomen, su pecho, sus piernas y hasta deslizó sus dedos por su entrepierna sintiendo su creciente erección bajo el pantalón. Su lengua tímida acaricio sus labios sin atreverse a entrar del todo en su boca por lo que adrian abrió ligeramente la suya dándole la bienvenida y acariciando con su lengua la de tavo,
- Si… así, es tu turno. – contestó Adrian con el corazón latiéndole a mil por segundo.
- Elijo verdad
- ¿A qué edad fue tu 1era vez?
Gustavo se puso rojo, era un joven que no debía de tener más de 22 años y era terriblemente guapo además de tierno bien educado y de buena familia, si de algo estaba seguro Adrian era de que debía haber muchísimas personas en el planeta deseando formar parte de su vida.
- A los… 14 años
- Que… pero si eras un niño apenas
- Lo sé… bueno… mi papa me pillo haciéndome una buena paja y me mando con una prostituta sueca para que… me enseñara ciertas cosas de hombres. Desde eso ando en busca de mi 1era vez.
- ¿Cómo?
- Si, mira como mi 1era vez fue ligeramente traumática entre el hecho de estar con una mujer que me devoro sin piedad y el miedo de decepcionar a mi papá, no lo pase nada bien y no es un recuerdo particularmente hermoso así que busco tener relaciones con alguien tan especial que sea digno de llamarse el 1ero.
- Entonces nunca has hecho el amor con un chico…
- Hey… esas son muchas preguntas, te toca
- ¿Si me como todas las uvas y me desnudo me sigues contando?
- Mmm interesante oferta… Adrian contigo no se puede jugar –
Sonrió divertido mientras asentía con la cabeza, mirando fijamente a adrian que se quitaba lentamente la camisa, luego el pantalón, zapatos y calcetines volviéndose a acomodar en el suelo vistiendo solamente el bóxer. Tavo tomo una mandarina de la canasta y la pelo mientras observaba a Adrian desvestirse, tomo un gajo de ella y exprimió su cítrico contenido sobre el cuello de Adrian para después lamerlo lentamente, este tomo otro gajo de mandarina y se lo puso en los labios invitando a Tavo a morderla de su boca. Tavo tomo entonces un tierno durazno que flotaba en el almíbar y lo paso lentamente por su abdomen deteniéndolo con el elástico de su bóxer. Adrian entendió perfectamente y bajo besando y lamiendo desde su cuello hasta su abdomen y deteniéndose en recorrer con la lengua cada centímetro, mientras con su mano acariciaba el bulto que luchaba por liberarse de la presión de los bóxers, adrian bajo hasta el durazno capturándolo con los dientes y acercándolo a tavo para que al igual que la mandarina lo comiera con los labios. Tavo después de besarlo se quedo de pie y se quito el pantalón. Tomo entonces adrian un frasco de miel de maple y comenzó a derramarlo en una de sus manos y con ella comenzó a masajear a tavo usando la miel como un lubricante que permitía que sus manos subieran y bajaran lentamente por su espalda, Tavo sentía como en cualquier momento las piernas le flaquearían, pero aquello era solo el comienzo , adrian pego sus labios a la piel llena de miel y comenzó a lamerla con verdadero placer recorriéndola toda completa con la lengua, paso uno de sus dedos hasta los labios de Tavo que goloso comenzó a lamerlo, tavo no podía resistir mas aquel placer proveniente de las manos de Adrian, dándose una media vuelta quedo frente a frente con adrian que era mucho más bajo y le sujeto las manos para besarlas, se puso de rodillas frente a él y mirándolo profundamente a los ojos. Le dijo con mucha ternura:
- ¿Que tienes adrian que me vuelves loco?, porque te llevas mi corazón entre esos labios que me quitan el sueño.
Adrian sintió como su corazón se detenía al escuchar esas palabras… Gustavo era como un sol que había aparecido entre las nubes de desesperación y tristeza. Hincado como estaba Gustavo comenzó a besar el abdomen de Adrian, lamiendo su ombligo y besando su pubis, bajando un poco mas hasta su verga dura que latía bajo la tela del bóxer. Y la beso y la lamio sobre la tela, acariciándole el trasero con las manos para pegarlo más a él. Adrian sintió como las piernas no le respondían. Tavo se levanto y cargando a Adrian lo sentó sobre una mesa haciendo a un lado las flores y las plantas, le quito el bóxer y sin dudarlo ni un segundo comenzó a chuparle el glande, despacio al principio y luego mas y mas rápido. Adrian se acomodo y usando sus manos abrió su culito dejando al descubierto aquel pequeño interruptor del placer, Gustavo lo miro con ternura y deslizó su lengua hasta ahí también mientras con la mano lo masturbaba. Se quito tan rápido como pudo el bóxer y deslizo su pene por la hendidura de sus nalgas lubricadas con su misma saliva, se frotaba como si estuviera fallándolo pero sin penetrarlo, mientras con la otra mano masturbaba a Adrian que se retorcía de placer con los ojos cerrados cubierto en una fina capa de sudor.
- No aguanto más Adrian… ¿puedo venirme en tu boca?
Por toda respuesta adrian se apodero del pene de tavo metiéndolo y sacándolo de su boca con un hambre voraz, dejando que entrara lo más posible con movimientos rápidos y salvajes mientras con su mano le acariciaba los testículos. Hasta que sintió como su leche le lleno la boca con aquel sabor agridulce y varonil. Tavo siguió masturbando a Adrian que al sentir el semen llenando su boca se corrió soltando varios trillazos de aquella leche espesa que quedo embarrada en su abdomen, tavo lamió la leche del abdomen de adrian hasta dejarlo limpio, ambos sudaban y respiraban entrecortadamente, Tavo lo abraso y lo levanto de la mesa y adrian rodeo su cintura con las piernas sintiendo la punta de su verga apuntando hacia su pequeño agujero, pero aquella deliciosa verga delgada y venosa de 19 cm comenzaba a perder rigidez después de tan intensa venida. Cargado así como lo tenía le dio vueltas abrasándolo y besándolo. Cuando comenzó a sentirse mariado lo bajo al piso y lo beso largamente susurrándole:
- Adrian... sé que cuando te separaste para darme entrada esperabas que te penetrara…
- No importa, estuvo muy rico aunque no me hayas penetrado.
- Me muero por hacerte mío, por que seas tú el primer chico con el que haga el amor, pero no así. Adrian te mereces cosas sublimes y creo que juntos aprenderemos a encontrarlas.
Adrian lo beso largo rato deseando que aquella tarde estrellada con la luna que se reía nunca terminara… ya había olvidado lo bien que se siente saber que tu corazón late en el pecho de alguien mas.