Perdiendo el control aferrados en la cama

Las palabras de Javier siempre habían sido uno de los mas poderos afrodisiacos para Car que disfrutando del temblor en el cuerpo de su novio, la sacaba lentamente volviendo a meterla de golpe hasta el fondo una y otra vez en poderosas embestidas que hacían estremecerse la cama.

hola hola, primero que nada que buena y cansada semana he tenido, con muchisimo trabajo y emociones. peroo aun asi he hecho un ratito de tiempo para escribir y traerles el siguiente capitulo!!

bueno el siguiente capitulo va con muchisimo cariño para una personita muy especial! Andres, gracias por presentarme a toda la familia y por aquella historia tan bonita que contaste el otro dia! tambn gracias a Jalex por sus saludos, a sebas por las amenazas de muerte en caso de que siga siendo mala con Javi y Car, a Abraham que fue spoilereado! a los Alejandros tan lindos y oportunos, a Ronny que siempre platica conmigo y todos los que hacen que este relato siga publicandose y ahora con mas frecuencia!!! (semanalmente)

graciiiiiias :D sin ustedes sin sus comentarios y estrellitas, posiblemente esto habria terminado hace mucho!! les mando muchisimos besos y hasta el proximo sabado!

En el parque

El sol de media tarde le hacia pequeñas agradables cosquillas en la cara mientras cambiaba la pagina de su libro con gesto distraído. Esos últimos días de tanta tensión en la que los problemas lo agobiaban aquellas escapadas al parque eran lo mejor de su día, el hecho que el brazo y la pierna enyesados lo mantenían en un estado constante de incomodidad solo acrecentaba su frustración, además del extraño comportamiento que había presentado adrián desde que le había propuesto que vivieran juntos. Ahora todos los días estaba ocupado en las tardas ya que supuestamente tenia un trabajo escolar muy importante, y el intentaba ser comprensivo, las espinas de la duda habían hecho estragos en el la ultima semana. Respiró hondo pensando en Adrián y batalló para cambiar de posición debido a la incomodidad de flexionar el brazo, miró a su alrededor deseando que Adrián estuviera ahí,  aquella nueva pose le permitía observar  a las personas que pasaban cerca de la pista para correr, la visión de las personas absortas en sus actividades sin reparar en él lo hacia, por alguna extraña razón, navegar en un estado de relajación en la que se  perdía entre la marea olvidándose de sus problemas. Pensó en Adrián y en lo irónico que era sentirse distanciado de el ahora que  vivían juntos, sin embargo ambos sabían que entre la escuela y su supuesto proyecto escolar, les dejaba  poco tiempo para compartir. No quería plantearse supuestos incorrectos, pero a medida de que las actitudes evasivas de Adrián eran mas frecuentes, mas se hacia a la idea de que algo le ocultaba. Tal vez prefiere salir con sus amigos del instituto que lo entienden, tal vez conoció a alguien mas, algún niño de su edad… engañó a Luis para estar conmigo, nada me garantiza que no me engañe a mi también, es normal que prefiera a un chico de su edad,  que a su novio que es 6 años mayor que él… aunque Luis también era mucho mayor que él… Es una gran estupidez todo esto, Adrián me ama, me lo ha demostrado, estoy loco por pensar que solo porque ha estado ocupado últimamente me esta engañando… pensó Gustavo, mordiéndose el labio de forma distraída.

Gustavo con las heridas del accidente no podía presentarse en la oficina, ni moverse demasiado, y por supuesto tampoco le permitía tener relaciones, por lo que pasaba sus horas  leyendo bajo la sombra de un árbol en el parque cercano al departamento. Aquello le ayudaba a distraerse del hecho de que por mucho que amaba el romanticismo y las tiernas atenciones de Adrián, la tensión sexual de dormir en la misma cama sin tener relaciones lo estaba asesinando por dentro. Cerró los ojos con fuerza intentando no pensar en ello, ya que una extraña cosquilla en su espina dorsal le indicó que o tranquilizaba su imaginación o se preparaba para ocultar una poderosa erección que con sus jeans seria tortuosamente difícil de esconder. El cambio de posición evitaba que la pierna enyesada se le entumiera, pero lo hacia sentirse mas vulnerable, buscó con la mirada la línea del libro perdiéndose de nuevo en la lectura.

Un flashazo de cabello negro muy similar a Adrián le hizo levantar la vista del libro, el chico que corría con una hilito de sudor resbalando por el cuello, le devolvió la mirada sonriendo tímidamente sin aminorar el ritmo, la playera deportiva se le ceñía revelando un cuerpo intensamente moldeado en el gimnasio a base de incontables horas de esfuerzo que para nada se parecía al cuerpo delgado y esbelto de su novio, mientras que el pantalón se apretaba a su trasero con la fricción de sus movimientos, el chico lo miró con coquetería sin darse cuenta que en la mente de Gustavo lo único que había era un critica comparativa entre el moreno corredor y su amado Adrián. Suspirando llegó a la conclusión de que era el tipo de chicos cuyo único propósito era tener un cuerpo modelado para presumir, y aunque por lo general era el tipo de personas que le parecían huecas, era tanta su tensión sexual que Gustavo lo siguió con la mirada, sintiendo como la boca se le secaba con cada flexión de aquellos impresionantes músculos, mirar no es un crimen , murmuró para si mismo. Observando como aquel semental se alejaba con un trote ligero, decidió cerrar el libro y emprender el cansado regreso a casa. Seria imposible seguir leyendo con semejante distracción y no había ido al parque a buscar ningún ligue.  Volvió nuevamente la mirada y le sorprendió que el descubrir que el chico moreno sonriendo dio media vuelta para mantenerle la mirada, Gustavo permaneció absorto durante un segundo en el cual apoyó mal la muleta que lo ayudaba a caminar, chocando de golpe con un adolescente que hacia flexiones apoyado en una banca.

Santiago observó al joven atractivo que había chocado con el, reprimiendo una risita al ver que el motivo de su caída había sido el comerse con la mirada a otro chico, observándolo detenidamente sintió un extraño sentimiento enternecedor, pese al yeso se veía que el chico era fuerte, lo cual acentuaba sus rasgos atractivos, parecía un universitario intelectual, teoría que se formó basándose en el libro que tenia en la mano combinado con la camisa sencilla de botones que lucia, Gustavo  lo miraba desconcertado,  tambaleando, sin poder recargar el peso en la pierna enyesada estuvo apunto de caer de nuevo,  Santiago notó esto y sin perder un instante le pasó el brazo por la cadera pegándolo hacia el para evitar que se cayera de bruces contra el suelo.

-        Te tengo – exclamó Santiago riéndose por lo ridículo que había sonado la afirmación, Gustavo sintió como el acento del chico era distinto, como una caricia sureña. – ¿estas bien?

Gustavo no podía contestar sintiendo como la pena le enrojecía las mejillas, deseaba que la tierra se lo tragara, y el chico adolescente que lo ayudaba a mantener el equilibro, completamente consiente de ello se reía pegado peligrosamente a su cuello, dejando ver una sonrisa franca y llena de vida. Gustavo intentó dar un paso atrás para separarse, pero Santiago lo sujetaba con fuerza sintiendo como sus dedos rozaban la piel suave que el borde de la camisa dejaba al descubierto. Las manos sobre su piel le hicieron estremecerse ligeramente en una cosquilla nerviosa, haciéndolo avergonzarse un poco más.

-        Si, perdona… que vergüenza, debes de pensar que soy un torpe que viene a ligar al parque – exclamó Gustavo mirándolo a los ojos marrones que parecían enmarcarse de forma perfecta por el cabello dorado.

-        No te culpo, parece haber muchas cosas que vale la pena mirar de cerca – le respondió dejando bastante clara la indirecta que acentuó sonriéndole de lado.

-        Si me pasas la muleta… no habrá necesidad de que me sostengas – dijo señalando su apoyo de aluminio que yacía en el suelo mientras tragaba saliva. Intentando desesperadamente cambiar de tema.

-        No se me ocurre una buena razón para dejar de sostenerte – dijo francamente Santiago, eliminando cualquier duda que Gustavo pudiera albergar, acerca de sus intenciones – me parece que necesitas un enfermero cariñoso.

-        Yo… - por un momento la visión fantasiosa de tener entre sus brazos a  aquel adolescente vestido solamente con una bata de doctor le saltó en la mente impidiéndole continuar hablando.

-        ¿quieres que te ayude a llegar a algún lado? – exclamó deslizando su mano un poco mas debajo de la cadera.

-        No... gracias. Por muy tentadora que suena la invitación… tengo que rechazarla – dijo con firmeza, sonriendo mientras negaba con la cabeza, tratando de apartar de su mente la imagen de aquel cuerpo adolescente sucumbiendo ante sus envestidas.

-        Es una lastima - dijo pegando sus labios peligrosamente en la oreja de Gustavo, quien se estremeció nuevamente. El tremendo espectáculo que había visto Santiago unos minutos antes en el departamento de robín, lo había dejado deseoso de una buena sesión de sexo y aquel tímido joven parecía  bastante prometedor.

-        Gracias… pero lo único que me gustaría en este momento es mi muleta –  respondió Gustavo intentando que su voz no revelara la turbación de su mente. Santiago asintió doblando su cuerpo para tomar la muleta, ofreciéndole una buena vista de su trasero delineado peligrosamente por los pantalones deportivos –  Debo irme, me están esperando – exclamó Tavo mirando hacia otro lado. ¿Qué demonios pasa conmigo el día de hoy? Adrián no se merece este tipo de estupideces… “estar a dieta no te impide ver el menú” le gritó su mente haciéndolo respirar hondo captando el sutil olor de la colonia del chico mezclada con el sudor del ejercicio, ¿Por qué hasta mi mente me contradice el día de hoy? se preguntó en silencio. Santiago se incorporó extendiéndole la muleta amablemente pero sin liberarlo del abrazo.

-        ¿Vienes muy seguido? Yo soy nuevo en la ciudad y no conozco prácticamente nada.

-        ¿Cuándo llegaste?

-        En realidad hace unas horas llegamos de México, pero mi tío, tenia que atender a una persona en el departamento y me pidió que saliera un momento, así que aproveche para estirar las piernas, tuvimos un vuelo asquerosamente largo.

-        Con razón el acento… ¿y después de un vuelo largo aun tienes deseos de hacer ejercicio?  valla debes de ser de acero – ambos rieron ante la ocurrencia.

-        En realidad no tenia mucho de donde escoger, mi tío se encontraba en plena reconciliación

-        Oh ya veo… eh, disculpa chico de acero misterioso, pero de verdad tengo que irme.

-        Puedes llamarme Santiago – afirmó sonriendo mientras lo liberaba del abrazo.

-        Encantado.

-        Perdona, pero necesito irme, mi novio debe estar por llegar a la casa.

-        Un novio… que lastima. – murmuró mientras lo observaba alejarse apoyado por las muletas.  la sensación de agitación provocada por la culpabilidad y deseo, es de las más poderosas –  creo que saber que no puedo tenerte hace que te desee, al igual que con Robín... que demonios pasa conmigo.

En el departamento de Robín.

Por esos momentos en que te pierdes en el oscuro universo onírico al grado en que ya no puedes diferenciar si es realidad o fantasía, es por lo que me levanté sobre saltado, mirando distraído a ambos lados de la habitación y lo encontré allí… acostado a lado mio, su rostro en un estado perfecto de paz, toqué su rostro lentamente deslizando las yemas de los dedos sobre su mejilla, el no pareció darse cuenta, recliné mis labios sobre los suyos depositando un beso en sus deliciosos labios mientras agradecía al destino el poder tenerlo entre mis brazos, gracias a dios no había sido un sueño… robín se incorporó aun con un aire somnoliento buscando a tientas su celular para ver la hora, después de hacer el amor se habían quedado dormidos entrelazados en un cálido abraso perdiendo por completo la conciencia de que el mundo a su alrededor seguía girando. Aunque trató de ser cuidadoso para no despertar a Luis, este al sentir el movimiento se levantó de inmediato, rodeando el cuerpo de Robín en un abrazo cálido.

-        ¿A donde demonios vas? – le susurró Luis jalándolo hacia él mientras esbozaba una sonrisa genuina, que a robín le pareció la mas hermosa del mundo.

-        Tengo como 30 millones de cosas por hacer y solo me quitas el tiempo – le respondió juguetonamente con una sonrisa pero sin separarse de su abrazo. Luis se acercó a sus labios sonriendo, mordiéndole ligeramente el labio

-        ¿Y crees poder caminar, vaquerito? – exclamó Luis haciendo que cada poro de la piel de Robín se estremeciera al recordar la forma tan perfecta de hacer el amor.

-        No te alagues tanto guapo…  - dijo poniéndose de pie, como para demostrar que no le temblaban las piernas, sin borrar de su rostro esa media sonrisa que a Luis se le hizo irresistible – que no fue para tanto…

-        Si claro – dijo Luis poniéndose de pie y abrazándolo por la espalda, pegando su cuerpo desnudo al de Robín, que inevitablemente se erizó al sentir aquel fuerte pecho en su espalda, Luis pegando sus labios al su oreja le susurró  – si no fue para tanto… ¿Por qué habían  tantos gemidos y ruiditos saliendo de tu boca? – Robín no pudo evitar soltar un pequeño gemido al escuchar esas palabras tan cerca de su oído, tan cerca de su alma.

-        No sé de que me hablas – dijo robín riendo ligeramente, mientras Luis le besaba el cuello.

-        Vuelve a decirme que me amas… y que eres solo mio – le pidió Luis besándole la línea de su mandíbula y subiendo hasta su oreja nuevamente. Por toda respuesta Robín se separó de su abraso para quedar frente a él dándole un beso tierno en los labios. Entregándole sin palabras la respuesta que Luis necesitaba oír desesperadamente. Después de un instante perfecto, Robín comenzó a buscar su ropa regada en el piso. Lo que hizo que Luis se incorporara apesadumbrada mente – hey Ro… ¿Cuál es la prisa?

-        Tengo que salir a buscarle un cuarto de hotel a Santiago, no lo quiero dando vueltas en mi departamento. – dijo poniéndose los jeans.

-        ¿te molesta si te acompaño? – comentó Luis quien también comenzaba a buscar su ropa

-        ¿no te importaría? – le preguntó mientras se acomodaba una camisa celeste, que destacaba el color de su piel.

-        Claro que no, Ro – exclamó pasándose las manos por el cabello, justo después de haber terminado de vestirse, se acercó de nuevo a Robín rodeándole en un abrazo – ¿te confieso algo? Tenia tiempo que no me sentía así… feliz y tranquilo.  – robín suspiró al escuchar las palabras de Luis, dándole un beso cargado de emociones, mientras añadía, borrando durante un instante la sonrisa de su rostro.

-        No se si estar tranquilo, sin lugar a dudas estoy muy feliz, la felicidad que siento al estar a tu lado no se ni como expresarla en palabras…pero no te voy a negar que me preocupa un poco todo esto.

-        ¿Qué te preocupa? ¿Adrián?

-        No… Adriancito esta bastante ocupado con su nuevo novio – exclamó sarcásticamente, haciendo que Luis frunciera los labios en notoria actitud de disgusto –  me preocupa Gian… después de que Adriana muriera, yo le había asegurado que nada de esto pasaría y el me afirmó que por el bien de los negocios era mejor así.

-        No se que va a pasar con lo de Gian… Ro, ¿Por qué no lo dejas?

-        ¡como si pudiera hacer eso! Sabes perfectamente que no es tan fácil…

-        Te voy a decir una cosa, y no es amenaza Robín, simplemente quiero dejar las cosas en claro.

-        Dime…

-        ¿Estamos juntos? ¿Si o no?

-        ¡Carajo! ¿Cómo coño me preguntas eso? Por supuesto que estamos juntos.

-        Entonces te quiero fuera de cualquier puteria, llámame posesivo si quieres, pero no pretendo compartirte Robín.

-        Luis… no tengo el menor interés en estar con nadie más, me preocupa lo de Gian y pretendo que el piense que todo sigue perfecto, aunque eso no significa que voy a seguir… con las mismas cosas que hacia antes… no quiero hacer nada que arruine esta oportunidad.

Luis lo abrasó haciendo que Robín pegara el rostro en su pecho fuerte y musculado, la situación con Gian era algo que también le preocupaba, no lo podía negar. Sin embargo lo de Adrián le preocupaba a un nivel mas personal, pensaba en como le explicaría que después de tantos años de peleas, simplemente se había enamorado, ¿Cómo lograr que las personas comprendieran que la persona que aparentemente te había hecho daño, sin que tu lo planearas, se ha vuelto el amor de tu vida? No estaba seguro de que su pequeño Adrián entendería, ni mucho menos de si podría  aceptarlo. Cerró los ojos dejando que el calor del cuerpo de Robín le transportara con ese abrazo a aquella paz donde ni una sola de estas preocupaciones tenia cabida.

Salieron de la habitación bajo un sol que temblaba amenazando con desaparecer entre los edificios, Luis caminaba a su lado mirando el suelo de forma distraída, el pasillo hasta el elevador se le hizo tan corto en el regreso, sintió como Robín lo observaba de reojo sin animarse a decir nada, caminaron en silencio hasta la entrada del edificio, permanecieron en la puerta observando la calle.

-        ¿Quieres que vallamos en mi coche? – preguntó Robín rozándole discretamente el brazo con la mano sin atreverse a tomarlo del brazo en publico.

-        Tu manejando, no no no señor, vamos en mi camioneta – dijo tomándolo del brazo con el pretexto de arrastrarlo hacia el lugar donde se encontraba estacionado.

-        ¿Ir en este pedazo de chatarra? Ahora entiendo porque despreciaste mi convertible. – exclamó Robín sarcásticamente

-        Prefiero ir mi pick up, que en un ataúd con ruedas – exclamó presionándolo contra la portezuela del carro, su amplio pecho lo apretujaba contra el metal del coche haciéndolo temblar de pies – aun recuerdo la vez que manejaste para ir a Nápoles.

-        ¡Han pasado muchos años desde eso! No creas que sigo sin diferenciar el acelerador del freno… - exclamó Robín escabulléndose de la peligrosa cercanía de Luis.

Luis pegando se de nuevo a él le sonrió tiernamente, y después de mirar a ambos lados asegurándose que no los veían, lo beso en el cuello disfrutando al sentir como se le erizaba la piel, robín buscó sus labios dándole un beso corto y rápido dejándole una sonrisa indeleble, Luis le acarició el brazo sintiéndose extrañamente apenado, como si se tratara de un adolescente en la primera cita.  Mientras le abría la puerta del carro invitándole a entrar pensó en el tiempo que se había escapado para siempre. Y odió cada uno de los malentendidos  que los habían tenido separados durante tanto tiempo. Cerró la puerta como todo un caballero, mientras Robín le quitaba el seguro a la otra puerta antes de que Luis llegara.

-        Quiero preguntarte algo… Ro, cuando hicimos el amor, me dijiste que pocas veces habías estado de pasivo… y sé que eres bisexual, ¿has estado con muchas personas? – Robín tragó saliva buscando una respuesta sarcástica o evasiva sin encontrar ninguna.

-        Con algunas, pero ¿a que viene eso? – pregunto frunciendo el ceño.

-        Bueno… nosotros, bueno hace rato cuando estuvimos juntos… no nos cuidamos. – comentó dudando con cada palabra que pronunciaba.

-        ¡¿Y Crees que te pegué algo?! Bonito Luis… muy bonito. – gritó Robín girando hacia la ventanilla considerando fuertemente el saltar del auto en movimiento. Era consiente de que había sido bastante promiscuo, pero siempre había sido cuidadoso con las personas con las que se había  acostado.

-        Ay carajo no lo tomes a mal, me preocupo por ti y por mi porque quiero que estemos bien.

-        ¡Estoy limpio Luis! No tengo ninguna enfermedad, puedes ponerte 10 condones al cogerme si quieres, pero no tengo nada. – explotó robín cruzando los brazos y mordiendo su labio. Luis estiró el brazo para acariciarlo mientras con el otro sostenía el volante. Al inicio Robin rehusó su contacto, mirando hacia la ventana con actitud enfurruñada.

-        Te creo, aun si no lo estuvieras, no te dejaría… no se si de verdad me creas, pero… quiero intentar las cosas contigo de la mejor manera posible. Aunque no podamos hablar sin pelearnos.

-        A tu lado no se si moriré de amor o de coraje… pero me muero por descubrirlo…

Habitación de Javier varias horas después

Javier sentía como las manos de Car lentamente le recorrían el cuerpo, sacándolo de sus cavilaciones con frenéticos lametones en el cuello.  Javier con la mano derecha acariciaba los cabellos de Car mientras con la otra mano recorría su espalda lentamente, la ropa tirada en el suelo formaba una alfombra, la luz de la luna bañaba  la cama sobre la cual Car se aferraba al cuerpo de su novio besando su cuello y lamiéndole las tetillas,  Javier se estremecía  con los ojos cerrados, su rostro era la imagen pura del placer, enmarcando su frente  los mechones de cabello se humedecían con el sudor que destilaban en el ardor del instante en el que anhelaban ser parte de un solo cuerpo.

-        Te amo – le murmuraba entre jadeos Javier dejando que Car le lamiera el cuerpo – te amo mas de lo que te puedes imaginar.

La noche titilaba de estrellas que graciosamente se colaban por la ventana, desde donde los alumbraba la luna. Car  tomó por las caderas a Javier  colocándose  frente a su ano lamiéndolo  lentamente  haciendo pequeños círculos con la lengua, preparando sus dedos para iniciar a dilatarlo, provocando que toda la piel se le erizara a su novio, que no dejaba de gemir y hacer deliciosos ruidos que como en un eco rebotaban en los confines de su mente, excitándolo mas que nada en el mundo.  Sin mayor preámbulo con la mano derecha separó bruscamente las piernas de Javier mientras con la otra mano deslizaba  su pene por la hendidura de aquellas gloriosas nalgas lampiñas, colocándolo en la entrada, se acercó nuevamente sus labios para besarlo antes de que las embestidas empezaran.

-        Vamos cariño – suplico Javier rodeándole el cuello con los brazos – que mi tía no debe de tardar en venir con Amelié y  no quiero que nos interrumpa antes de terminar…

-        Mejor mañana que te quedes en mi casa.

-        ¿Cuándo llegan tus padres de viaje? – le preguntó Javier enredado entre las sabanas dejando que su novio le sostuviera entre sus brazos deslizando su enhiesto mástil dentro de su estrecho agujero.

-        Por millonésima vez, llegan la próxima semana – contestó Car besándole la sien lentamente.

-        Lo siento, es que creo que estoy más nervioso que tú – dijo pegándose lentamente hacia él, dejándose besar sin prisas mientras sostenía sus piernas con las manos.

-        Mírame – exclamo tomando el rostro entre sus manos, mientras introducía la cabeza de su pene lentamente – Javier, no tienes por qué preocuparte, pase lo que pase permaneceremos juntos. Te amo y no veo porque no darte tu lugar con mi familia.

-        Es que, todo esto es muy difícil, no sabes lo duro que puede llegar a ser. En el tiempo en el que no podía hablar con mi mamá la incertidumbre me mataba con solo imaginar que ella dejara de quererme. No quiero asustarte, pero no es algo que tomar a la ligera.

-        Ni tampoco tiene porque ser todo tan a la tremenda. Javier, grábate una cosa, presentarte como mi novio ante mi familia es para que te reconozcan como mi pareja. A mi no me interesan las etiquetas, yo lo único que quiero es poder decirle al mundo que te amo.

Las palabras de Car se estrellaban en sus oídos provocándole una extraña sensación de mareo, y por un segundo Javier sintió su corazón vibrar extenuado con el amor que se profesaban. Atesoró ese instante ya que lo que estaba por llegar a sus vidas, ninguno de los dos lo habría imaginado.

La luna volvía la habitación un festival de siluetas titilantes que se movían acompasadamente con cada frenético arremetimiento, Car parecía entrar en transe cuando hacían el amor, disfrutando cada caricia, cada beso como si fuera el ultimo, la mezcla deliciosa entre el amor y el salvajismo de Car, era como un extraño postre dulce y salado que envolvía el paladar de  Javier estremeciéndolo  entre el dolor y el placer.  Sus gemidos se aglomeraban en la habitación, mientras car seguía embistiéndolo brutalmente, lo agarraba fuertemente por las caderas y con sus grandes manos apretaba sus nalgas. Javier se llevó una mano a la boca para evitar gritar, mientras con la otra se masturbaba.

-        Oh dios… así amor… si…

Las palabras de Javier siempre habían sido uno de los mas poderos afrodisiacos para Car que disfrutando del temblor en el cuerpo de su novio, la  sacaba lentamente  volviendo a meterla de  golpe hasta el fondo una y otra vez en poderosas embestidas que hacían estremecerse la cama. Javier pensó que lo partiría en dos, pero después de varias ocasiones sabia que aunque le tomara un poco adaptarse al miembro de Car, siempre terminaba disfrutando.  Car abrasó a Javier por el cuello, mientras este se movía intentando con movimientos fuertes y rítmicos el apretarlo poco a poco.

Entrelazaron sus manos mirándose a los ojos mientras car bajaba el ritmo a un lento y dulce vaivén semejante a las olas del mar, lentas y constantes,  Javier cerró los ojos sintiendo como las oleadas de placer se dispersaba por sus terminaciones nerviosas, la lengua de car humedeció sus tetillas provocándole un rico adormecimiento, car subía por su cuello besándolo. Sin previo aviso volvió a acelerar el ritmo, embistiéndolo con una violencia impresionante, aferrando sus manos como dos brazas ardiendo en las caderas de Javier, mientras su cuello era besado, lamido mordido y chupado sin tregua.  El orgasmo llegó para los dos en un instante explotando y manchándose mutuamente de leche. Javier sentía como los latidos de su corazón se escuchaban como fuertes golpes secos.

-        cada vez, te amo mas javi...

Fueron varios minutos que tardaron en comprender, que no eran los golpes de sus corazones agitados, si no la tía furiosa que golpeaba en la puerta, esperando que le abrieran.

Pasada la media noche departamento de Gustavo.

Una silueta en la oscuridad entró sigilosamente, Gustavo encendió la luz sorprendiendo a Adrián que se deslizaba a la cama en la oscuridad. Se miraron durante un instante, sin decir una palabra, Tavo quería preguntarle donde demonios se había metido, pero no quería sonar a esposa abandonada.  No sabia cuanto tiempo podría seguir soportando que Adrián le ocultara lo que hacia en las tardes, aunque intentaba tranquilizarse diciéndose que era su paranoia el hecho de creer que le ocultaba algo, la forma tan misteriosa en que se deshizo de su mochila antes de ir a la cama fue como un pequeño latigazo de incertidumbre. ¿Por qué me mientes amor?...

-        buenas noches Tavo… que descanses cari

-        eh… Adri, ¿podrías avisarme cuando llegues tarde? Puedo mandarte a buscar con el chofer, me quedo muy intranquilo si sé que vienes solo.

-        Si… Perdona es que… tarde mas de lo que pensé en terminar el trabajo de Química

-        ¿Química? Pensé que me habías dicho en la mañana que era de matemáticas…

-        Si quise decir matemáticas, es que también tengo un trabajo de química y tengo tanto sueño que ya no se ni lo que digo. – exclamó metiéndose en la cama y abrasando a Gustavo con cuidado para no lastimar su yeso. El olor  llegó a la nariz de Tavo como una sutil espiral, era obvio que había intentado disimularlo, pero sabía perfectamente bien a que olía su novio.

-        Adrián… vete a dar un baño – exclamó Gustavo dando un respingo y separándose de Adrián que lo miraba sorprendido – apestas a licor… me imagino que debe estar bastante bueno tu trabajo de Quimica/matemáticas.

Adrián abrió la boca pero no supo que decir, tenia que pensar en una mentira creíble, pronto o terminar por afrontar la verdad. De cualquier forma, sentía su corazón encogerse ante la mirada furiosa de Gustavo…

continuara!

gracias chicos por leerme ojala les guste! se... que es un poco mas corto, pero de verdad que ha sido una semana caotica! millones de besos su esclava Aliliah