Perdiendo el contacto con mis amistades.
Giselle es posesiva, y quiere que Chris se dedique a ella las 24 horas del día, 7 días a la semana. Además de ser ella quien controle las redes sociales de él. Decide no prohibirle nada, ella prefiere que sea él quien renuncie a todo por ella. Y desde luego sabe como lograrlo.
Giselle se acercó despacio a mí, arrebatadoramente sexy, descalza, con un tanga blanco de encaje, minúsculo y su sonrisa como únicas prendas, su largo, negro y rizado pelo cubría sus pechos. Sus ojos oscuros me sonreían de la misma manera que sus labios. Me había autorizado a salir a tomar algo con mis amigos, algo raro en ella, pues era celosa, posesiva y acaparadora, seguía sonriendo mientras se acercaba y aunque pensé que era por como trataba de excitarme, pronto pude ver lo que tramaba, cuando levantando su mano vi en ella un plug anal, escuchando casi en el mismo momento sus palabras.
-Cariño, ya sé que te autoricé a salir a tomar con tus amigos ¿Pero no olvidas algo? Anda, sé bueno y gírate, bájate el tanga y agáchate. ¿Qué crees que pensarían tus amigos si te vieran con la jaula de castidad, el plug y este tanguita rosa tan femenino que tan bien te queda?-
Interrumpí el ascenso de mis pantalones, y dejándolos por las rodillas me agaché girándome, bajándome mi tanga rosa, tal y como ella me había ordenado. (Siempre debo usar ropa íntima femenina, fue una de las condiciones para poder vivir con ella, algo que corresponde a otro relato). Estando ahí no podía dejar de contemplar la posibilidad de que aquello que ella describía ocurriese, el color subió a mi rostro cubriendo mis mejillas de rojo al contemplar la posibilidad que por algún descuido pudiesen darse cuenta del tipo de ropa íntima que acostumbraba a usar. He de reconocer, que aunque la obligación fue de Giselle, era uno de mis fetiches.
-¿Sabes ya que salir con ellos no te saldrá gratis, verdad?- Esto hizo que un escalofrío recorriera mi espalda. Pero al menos por fin sabría las condiciones de otorgarme aquel permiso. -Hay ciertas reglas y normas que deberás cumplir, a partir de hoy cada vez que salgas con ellos llevarás un plug mucho más ancho.-
-¿Y sabes que está primera salida tu miembro estará enjaulado una semana entera, dos la siguiente, tres la tercera y así sucesivamente, después de volver? Es decir, tú llevas tu jaula de castidad ya, pero la semana empezará a contar cuando vuelvas a casa, no desde ahora.-
-Bendita lengua y benditos dildos, con los que me darás placer como pago por permitirte salir a tomar. ¿De verdad piensas que merece la pena estar tanto tiempo sin sexo? Esta noche te pondré el doble dildo en la boca y te follaré hasta el amanecer.-
Mientras hablaba pasaba el plug anal entre mis glúteos, mirándome, asegurándose de que yo permanecía atento a cuanto me decía y que todas sus palabras se grababan en mi memoria. ¿Una semana? ¿Dos?, la sola idea desde ya me generaba una absoluta frustración pero a su vez me excitaba. Me acarició los glúteos con su mano libre para seguir hablando.
-Recuerda que no puedes llegar ni un segundo más tarde después de las 23:00 o me presentaré dónde estés y te sodomizaré delante de tus amigos, te llevaré al baño para no acabar detenidos por escándalo público, y les diré sin quieren bajar a mirar. Si no quieres que sepan lo putita que eres, más te vale ser puntual. Además, el teléfono debe ir siempre contigo, para que con la app que te he instalado te pueda tener siempre localizado. Y más te vale contestar rápido mis WhatsApp y llamadas si las hago, o.....
Dejó la frase a medias, era una amenaza, pero guardó silencio, no quería que supiera que tipo de castigo me aplicaría en caso de desobedecerla, sin embargo ella se había asegurado de que yo sabría que llegar más tarde tendría consecuencias.-
Fue justo después de esa frase inconclusa cuando introdujo el dildo en mi interior. Poniendo un dedo en mi boca para que no me quejase, pues no se había molestado en lubricar la zona, sonriendo mientras lo empujaba hasta el fondo siguió hablando.
-¿Ves la diferencia entre jugar con el o llevarlo por obligación solecito? Si hubieras decidido quedarte a jugar, te habría lubricado primero, pero ya es tarde, ya no puedes cambiar de opinión. Hoy vas a ir zorrita, vas a ir con tus amigos. ¿Y sabes por qué? Por qué no te permitiré quedarte conmigo, aunque me lo implores y supliques con esa voz de niñita, de quejica lastimera que pones Porque así, la segunda vez deberás pensar si dos semanas sin correrte, sin poder tener tan siquiera una erección debido a la jaula de castidad, si dos semanas viendo como te uso para darme placer, compensan unas pocas horas tomando con tus amigos.-
Sin permitirme hablar o replicarla, me subió los pantalones, una vez se aseguró de que el plug estaba en su sitio, mi tanga sujetándolo dentro, permitiendo que a través de sus transparencias se pudiera ver el dispositivo de castidad que siempre que salía de casa debía llevar puesto, también en casa cuando ella me lo ordenaba, pero fuera de casa siempre, sin excepciones.
-No te llevarás el coche, usarás el transporte público, y no te permitiré poner el retraso de éste como excusa para llegar tarde.
Intento despedirme con un beso, pero me lo niega. -Ten cuidado al agacharte que se te ve el tanga. No querrás que tus amigos sepan lo maricón que eres ¿verdad? Estoy pensando- era como si las ideas fluyeran a medida que hablaba, desde luego, no parecía que tuviera un guion preparado -que la próxima vez que quieras ir, además de todo lo que te he ordenado hoy, añadiré algo de emoción. Lanzaré una moneda al aire, si sale cara irás con las consecuencias que ya conoces. Si sale cruz, tus amigos vendrán a tomar a casa y les dejaré follarme delante de ti, mientras te ven en lencería femenina, quién sabe, quizás alguno quiera follarte a ti y yo se lo permita.-
Me puse lívido, sabía que ella jamás bromeaba, y si esta vez lo estaba haciendo, la amenaza estaba ahí, yo luego no podría quejarme de que no me había avisado. Además, no tenía muy claro que sería más humillante, si el que se follaran a mi mujer delante de mí, o el que me vieran vestido como una, obligándome a servirles la bebida, y la comida que mi esposa preparase, porque estoy seguro que no permitiría que se sirvieran ellos solos.
Y lo peor de esto es que si a ella le gustaba el juego, tal vez desease jugar de nuevo en cualquier momento, ya hubiera quedado yo con ellos o no, cada vez tenía más claro que ésta sería la última vez que saldría a tomar algo con ellos. Ella ganaba, a partir de ahora me tendría las 24 horas a su disposición.
-Cariño, te prometo que está esta será la última vez.- Le dije resignado viendo cómo se dibujaba en sus labios una sonrisa triunfal.
Acariciándome el mentón me respondió -Así me gusta putita, pero esa pregunta te la haré cuando vuelvas, no ahora, quizás conozcas una camarera mona que te haga cambiar de opinión, ahora ve, no te demores o perderás el autobús. Debes aprovechar bien los últimos minutos que estarás con ellos.-
-Otra cosa- añadió cuando estaba a punto de girarme. Sacó su teléfono móvil y me envió una foto por WhatsApp, con lencería, bastante sugerente en la que apenas dejaba nada a la imaginación. Se podían ver perfectamente su coño depilado y sus pezones, tras la fina tela de licra negra y roja, conocía ese conjunto de lencería, pero no era consciente de haber visto esa foto nunca.
-Quiero que le enseñes la foto a tus amigos y les digas nada más llegar, mira a lo que he renunciado durante toda una semana por vosotros. Quiero además que grabes un audio, desde el momento en el que se lo dices hasta que terminen sus comentarios sobre mí y me los envíes enseguida, si es que terminan de hacerlo en toda la noche. Si no, deberás grabar, hasta que la capacidad del teléfono llegue a su límite y recordar lo siguiente para contármelo después.- Parpadeé brevemente ante su petición, pero sabía que no tenía opción, no podía rechistar, era una orden y no me quedaba otra opción que cumplirla.-
-Estoy segura que te llevarás más de una sorpresa cuando escuches frases como:
“Joder, yo por vosotros no habría renunciado a una hembra así.”
“Oye, si no vas a ir tú, al menos deja que vaya y me la folle yo.”
“Serás maricón, esa hembra tan caliente, esperándote y tú aquí.”-
Y para terminar recuerda que, aunque no puedes llegar más tarde de las 23:00, tampoco puedes hacerlo antes de las 22:59. Sé que hace frío, pero si llegas unos minutos antes, deberás enviarme un WhatsApp avisándome de tu llegada y esperar en la puerta, de rodillas y con las manos en la espalda.
La noche transcurrió con normalidad, con la normalidad de un grupo de amigos, del cual uno les ha enseñado una foto de su mujer en lencería, una foto muy provocativa, y el resto han pasado la velada metiéndose con él y deseando follársela, incluso intentando conseguir la foto para ir al baño a masturbarse. Alentados por el alcohol. Nada digno de mención, ella consiguió su propósito, ser la protagonista de la tarde y que solo se hablase de ella. Grabé hasta que mi teléfono llegó a su límite, y procuré no beber mucho alcohol para poder recordar lo que decían a continuación y contárselo a ella después. La escena había sido sin duda un recuerdo de lo afortunado que soy por tener a una hembra como esa, una por la cual yo estaba dispuesto a asumir el precio que se necesitase pagar. Y no importaba cuan alto fuera el precio, siempre lo pagaría. Nada ni nadie en el mundo me separaría de ella.
Finalmente volví a casa tal y como me lo había pedido mi mujer. No quise arriesgar con el transporte, por lo que llegué media hora antes de la hora que ella me había impuesto, puse la alarma del teléfono a las 23:59, me arrodillé delante de la puerta, le envíe el mensaje y coloqué las manos tras mi espalda tal y como ella me había ordenado.
Escuché el ruido del mensaje en el teléfono en el interior de la vivienda y vi como se movían las cortinas sin duda para comprobar que le había obedecido.
Durante el resto de la semana mi miembro no salió de su jaula de castidad tal y como ella me había dicho, me colocó un arnés en la cintura con su correspondiente dildo y otro en la cara, con doble dildo, de forma que el que estaba dentro de mi boca rozaba mi campanilla constantemente, follándome así cada vez que le apetecía, ya fuera de día o de noche, dormía atado boca arriba, para que si ella se despertaba pudiera satisfacer su apetito. Esto me gustaba muchísimo, que ella tuviera incluso el control de la posición en la que debía de dormir, aunque debo reconocer que no podía conciliar el sueño hasta estar muy cansado, y en muchas ocasiones, cuando comenzaba a dormir de manera profunda, notaba la presión de su cuerpo sobre mi cara.
En ocasiones cuando se montaba sobre el dildo de mi cintura masturbaba el de mi boca, haciendo que se me clavase más adentro todavía, este solo me lo quitaba para alimentarme, para asearme o cuando tenía alguna pregunta que deseaba yo contestase, después, acariciándome y diciéndome algo así como –oh pobrecito, lo que tiene que estar sufriendo- me lo volvía a colocar. Ni tan siquiera me permitió comerla el coño ni una sola vez. Ni me colocó las braguitas húmedas en mi nariz, ni las pasó por mi cuerpo. Absolutamente nada. Incluso me llegó a colocar unos cascos con música para que no pudiera escuchar sus orgasmos. Sus manos y sus uñas no rozaron mi cuerpo ni una sola vez.
Durante esa semana lógicamente fue ella la que habló y casi siempre monólogos, pero me humillaba con sus palabras, sabiendo que esto me excitaba muchísimo, otras veces me hablaba como se le puede hablar a una mascota o a la TV. Se me hizo eterno, pero afortunadamente terminó, y desde el primer momento tuve claro que no podría estar jamás así durante dos semanas. Me había derrotado, había sucumbido a lo que quería, como siempre. Y sus ojos brillaban fruto de la victoria conseguida.
Al terminar la semana me quitó la jaula, me quitó los arneses y colocó una mano en mi pecho empujándome sobre la cama. –No puedes ni imaginarte cuanto he echado de menos tu lengua en mi coño, de hecho, hoy no harás otra cosa que recuperar el tiempo perdido, hoy quiero tu lengua pegada a el cada minuto, cada segundo, cada instante. Hoy estarás todo el día desnudo salvo que yo te ordene lo contrario.-
Y así fue, se sentó sobre mi cara apretándome fuerte con sus torneados muslos, lo primero que hice fue aspirar fuerte, necesitaba su olor, su sabor, su penetrante olor se coló por mis fosas nasales embriagándome, haciéndome perder el sentido, amo esa fragancia, la necesito, es como una droga, y cuando me privan de ella, como aquellos días atrás me vuelvo loco.
Sin esperar más, saco mi lengua comenzando a lamer sus labios vaginales. Lo hago despacio tomándome mi tiempo, sé que la mayor parte del día tendré su coño en mi boca, y no tengo ninguna prisa, pienso disfrutarlo a mi manera. Sé que ella lo desea, pero también sé que me dejará a mi ritmo. Adoro lo fácil que ella se excita, lo que puedo comprobar no solo en el aumento de su respiración, sino también en la humedad de su entrepierna.
Tengo todo el peso de ella sobre mi boca, por lo que no tengo que presionar demasiado para que mi lengua se abra camino entre sus labios colándose en su interior, ahora su pubis está completamente pegado a mi nariz, no solo se filtra por ella su olor íntimo, si no también pequeñas gotas de sus flujos que aspiro hasta conseguir que lleguen a mi garganta, sin dejar de mover mi lengua, sin dejar de recorrer todo su interior, cada centímetro, cada rincón. A punto estuvo de sorprenderme su primer orgasmo, pero sus muslos la traicionaron, apretándome la cara con fuerza, apenas puedo escuchar sus gemidos, debido a que mis orejas están pegadas a sus sudorosas piernas.
Abro la boca moviendo la lengua sin cesar, ni una sola gota escapa al exterior, a lo que también contribuye la postura que mantiene ella y la Ley de la Gravedad. Cuando su cuerpo deja de convulsionarse, aprovecho que se mueve unos milímetros para apoderarme de su clítoris, envolviéndolo con mi lengua, moviéndola en círculos sobre el, sin parar, mi ritmo no es muy rápido, pero no me detengo ni un solo instante, salvo en contadas ocasiones para succionarlo con mis labios. Sé que los demás orgasmos llegarán casi seguidos, es otra de las cosas que también amo de ella, esa sensibilidad que le hace encadenar orgasmo tras orgasmo. Que me hace llevarla tan fácilmente al clímax.
Y efectivamente, no tarda en llegar el segundo. En ese instante, ella toma mis manos, llevándolas a sus pechos, yo le aprieto con firmeza los pezones, como sé que le gusta, a la par que ella, ahora, mueve sus caderas frotándose con mi lengua.
A medida que pasa el tiempo, voy perdiendo la cuenta de cuantas veces se corre, de cuantas veces sus flujos inundan mi boca, de cuantas veces su olor penetra en mí adueñándose de mi mente, de cuantas horas estoy ahí, entre sus piernas.
Prepara la comida y me hace una seña para que me arrodille ante ella, para que me postre ante mi dueña, para que entierre mi cabeza entre sus piernas y no me distraiga de mi labor, y así, come mientras también ve la TV.
Cada cierto tiempo me permite descansar, ya fuera para poder ir al baño, comer, beber líquidos, o simplemente porque le había dejado demasiado sensible, otras veces reclama mi lengua en sus pechos, en su trasero o en cualquier otra parte de su cuerpo, pero, aunque pude saborear su delicioso culito al menos en un par de ocasiones, pasé la mayor parte del día lamiendo su sabroso y dulce conejito, succionando y chupando hasta dejarla completamente satisfecha.
-Ven acá solecito- palmea el colchón de la cama de matrimonio donde está tumbada, comenzando a masturbarme despacio, muy despacio. -¿Y bien, hay algo que desees contarme?-
-Claro cariño, no merece la pena, jamás volveré a salir con ellos.- Le respondo.
Sin decir nada, pero completamente satisfecha por mi respuesta, acelera los movimientos de su mano hasta que se detiene justo en el preciso instante en el que estoy a punto de correrme.
-Pero que putita tan linda tengo. Y ahora quiero escuchar la grabación de todo cuanto dijeron de mi tus amigos.- Mientras tomo el teléfono y busco la grabación ella sigue hablando.
-Ya sé que te dije que al cabo del séptimo día podrías correrte, pero eso no pasará hasta las 23:59.-
Miro el reloj resignado, aún faltan varias horas, abro la boca para protestar, pero ella me pone el dedo en los labios -calla y obedece o tampoco te correrás hoy. Recuerda que fuiste tú quién me rogó que llevase el control. Ahora eres mi zorra y lo serás de por vida. Tuviste tu oportunidad para echarte atrás y no quisiste hacerlo, ahora ya no es posible, esa oferta caducó.-
Mientras escucha la grabación, sonriendo con las ocurrencias de mis amigos, o más bien ex-amigos, toma el laptop escribiendo en el. Una vez termina de escuchar todo, grabación, más mi narración, me mira diciéndome.
-Cariño, estoy muy orgullosa de ti, y me alegra que no vayas a volver a abandonarme jamás por tus amigos, eso se merece un premio. A partir de ahora y en señal de mi agradecimiento seré yo quien escriba en tus redes sociales. De hecho, hace varios días entré en tu perfil y les envié un privado a todas tus amigas explicándoles que te has convertido en sumiso y que tu Ama te ha ordenado eliminarlas a todas ellas. Ya que ella, osea yo, debo ser la única mujer presente en tu vida.-
-Ahora he revisado las contestaciones, varias han contestado sorprendidas, otras muchas enojadas, incluso alguna se ha atrevido a proponer que me dejes que ellas pueden hacerte feliz, pobres idiotas, no te conocen en absoluto, y sobre todo no saben que soy yo quien usa tu perfil. Sin embargo, todos y cada uno de sus comentarios, los que por supuesto he dejado sin responder me han hecho reflexionar. He creado un grupo público, al cual he invitado a todas ellas, que se llama "Mi vida cómo sumiso". ¿Recuerdas aquella foto que te hice vestido de colegiala, en cuatro, con el plug de cola de zorrita y un antifaz? Pues esa es la foto de cabecera. A partir de hoy deberás escribir ahí tú diario, quiero que no solo plasmes lo que has hecho en el día, si no que reflejes en el tus sentimientos. También deberás escribir una introducción contando cómo has llegado a esta situación. Y las condiciones de nuestro acuerdo.-
-Y he decidido no eliminarlas, ya que ahora seré yo la dueña de tu perfil. Dicen que hay que mantener cerca a tus amigos, pero mucho más a tus enemigos.-
Se la veía excitada y contenta al hablar, sin duda alguna estaba disfrutando con todo aquello, yo mientras tanto, permanecía a su lado, inmóvil, escuchando con atención, mientras ella seguía hablando.
-Por haberme comido el coño con tanta devoción tras levantarte tu castigo recibirás otro premio. A partir de hoy cuando no estemos juntos podrás masturbarte, pero bajo ningún concepto podrás eyacular. Desde hoy, solo te correrás en mi presencia.-
-Y ahora ponte las braguitas y pinzas para los pezones con las plumas rosas, quiero hacerte la foto que ilustre la introducción de tu nuevo diario. Único sitio en el que podrás escribir desde hoy.-
-Después decidiré si me follo tu culito o esa boquita de puta que tan bien sabes usar.-
Finalmente, y para no extenderme mucho, os diré que no solo me folló la boca, sino que también me sodomizó, masturbándome al hacerlo, permitiéndome así, correrme antes de que terminase el día, tal y como había prometido.