¿Perdidos?

Una pareja de abogados mal avenidos se estrella con la avioneta en la que viajaban en una isla en medio del Índico

Me sentía como una tonta. No había razón para tener miedo, me repetía insistentemente para mis adentros.

De hecho la noche no era oscura, todo lo contrario, una luz argenta bañaba una franja de mar y la playa en la que me encontraba. Esa luz recortaba de manera fantasmagórica la vegetación de la primera línea de playa, aquel límite que escondía mis miedos... oía crujidos, silbidos y ocasionalmente golpes rotundos que me encrespaban. Seguro que todo tenía una explicación lógica.... el viento, la vegetación, etc.... sin embargo estar allí tumbada, quemada y muerta de frío, desnuda, tapada con una manta que me irritaba con cada roce de mi piel.. y lo que es peor sola..... no ¡sola no! aquello no era del todo cierto. Apenas a 50 metros divisaba bajo la tenue claridad del satélite el lugar donde estaba tumbado Alejandro, aparentemente dormía como un niño. Estar acompañada por aquel niñato caprichoso era prácticamente peor que estar sola.

¿como era posible haber acabado en aquella situación en la que me encontraba?

Todo parecía fruto de una pesadilla, pero no tenía más que abrir los ojos para darme cuenta de que era cierto. Efectivamente allí, a mi espalda, a escasos 100 metros dentro del agua estaba nuestro transporte, un hidroavión de hélice, peligrosamente escorado hacia su proa, con la cabina parcialmente inundada. Esta misma mañana habíamos salido milagrosamente ilesos de un accidente el piloto, Alejandro y Yo, mi nombre es Elena. ¿y que hacíamos Alejandro y Yo en un isla prácticamente virgen en medio del índico? Pues bien, ambos somos abogados de una firma importante con franquicia en España y Sede social en Norteamérica. Nuestra relación personal nunca ha sido excepcional, aunque en lo profesional hacemos pareja porque parece que la mezcla entre su ingenio y mi cabeza, logra resultados para la empresa. Pues bien, es el prototipo de hombre que me pone enferma. Reconozco que físicamente es un portento y de hecho se especula que desde que entró en la firma se ha llevado a la cama a prácticamente la mitad del departamento de gestión. Conmigo también lo intentó, incluso varias veces y de hecho aprovechaba cualquier viaje que teníamos que hacer juntos para acabar todas las jornadas de trabajo, de regreso al hotel, invitándome a que nos fuéramos a la cama y eso que me consta que sabe que estoy casada y que yo no soy de ese tipo de mujeres que se rinde a sus encantos. Siempre lo mantuve a raya, pero una vez se sobrepasó. Efectivamente,  el y yo empezamos casi a la vez a trabajar en el bufete y al cabo de un par de años hubo un puesto de promoción interna que me llevé yo, porque así lo consideraron adecuado los socios del bufete. Aquello no sentó bien a Alejandro. En la fiesta que me realizaron en la empresa, para celebrar mi ascenso, aprovechó un momento que me separé de la gente y mi marido y acudí a la planta superior a grabar unos documentos en un pendrive, para seguirme y aparecer en mi despacho:

-

Hola Jefa - me dijo apoyado en el dintel de la puerta de manera seductora, casi ridícula - ¿ahora te tengo que llamar así, verdad?

-

Tienes derecho a llamarme como te de la gana - le respondí

-

Pues me tendré que acostumbrar - me dijo acercándose - sabes que este puesto me correspondía por naturaleza a mi - me dijo mientras me agarraba por el brazo y me empujaba hacia el. De un golpe acabé impactando en su cuerpo. La verdad es que era rígido, elástico, carne de gym... yo intentaba librarme y el perseveraba, manteniéndome pegado a el con un brazo mientras con introducía su mano libre por debajo del vuelo de mi vestido de fiesta rojo, ascendiendo a lo largo de mi muslo....

-

basta - le dije gritando - basta o te meto una denuncia por acoso que te cagas

-

anda ya, no jodas. ¿tu sabes lo que ibas a disfrutar de esto? si acabo de conocer a tu marido... este tipo es imposible que te esté dando lo que mereces. dame media hora y te cambio la vida

-

vete a la mierda - le volví a gritar mientras le empujaba con todas mis fuerzas separándole unos metros

-

mira bonita, te voy a enseñar lo que tengo para ti - dijo de forma chulesca y acto seguido se desabrochó el cinturón, la cremallera del pantalón del traje y empujando los boxer hacia abajo liberó su pene que brotó triunfante... Reconozco que me quedé un atónita; como se atrevía a semejante muestra de exhibicionismo.

-

¿qué? -  me dijo - ¿Te gusta lo que ves? ¿por que no me la comes?. Te juro que desde que te han dado este ascenso no pienso en otra cosa que en correrme en tu boca, a ver si a sí dejo claro quien es el Jefe. - decidí que aquello tenia que acabar.

-

Vístete y lárgate antes de que llame a seguridad y te meta en un lío del que no vas a ser capaz de salir - dije mientras descolgaba el teléfono del escritorio - Como no parecía convencido marque el número y en dos tonos sonó la voz del agente de guardia... le hice un gesto con la cabeza. El se rindió y rápidamente se vistió y se marchó.

Pues bien, pocos meses después la empresa organizó este viaje en el que ambos debíamos acudir a una isla del Índico que tenia como único propietario y habitante a un magnate de la construcción, al que portábamos unos papeles para el consentimiento del negociado de unos pagarés. Enterarme de aquello me produjo una ulcera, porque desde el incidente del despacho ambos nos evitábamos en la medida de la posible. La firma fletó un jet privado que nos transportó hasta un aeropuerto privado de Nampula en Mozambique y de allí en jeep hasta el Norte a Pemba, donde habían contratado un hidroavión que en apenas hora y media, sobrevolando el mar,  llegaría a la isla privada destino.

Todo el viaje discurrió sin más. El estuvo escuchando música con sus auriculares, ignorándome y dejándome a mi todo el trabajo con las aduanas y el transporte. No llevábamos equipaje, puesto que la idea era conseguir la firma y regresar al jet para dormir en ruta. Al llegar a Pemba casi tuve una premonición. El hidroavión parecía haber servido en la segunda guerra mundial en el pacífico y su tripulante, aunque simpático, más parecía un pastor que un piloto.

El caso es que partimos enseguida. Intenté relajarme y cerré los ojos, aunque aquel aparato no era cómodo. parecía una furgoneta con alas y esquíes. para colmo era biplaza y andábamos Alejandro y Yo demasiado juntos para estar felices. Por fin el piloto nos avisó que que estábamos llegando. Enseguida visualizamos la costa Norte de la Isla y el aparato maniobró perdiendo altura.... De repente todo ocurrió, apenas segundos, quizás minutos, demasiado confusos por el estrés. Por lo visto algo impactó con la hélice, probablemente un ave nos explicó después el piloto y de golpe perdimos tracción y comenzamos a descender.... el piloto hacía lo que podía, pero el avión planeaba con dificultad y se escoraba a uno y otro lado, en un vaivén peligroso. Cada vez la tierra estaba más cerca y cada vez el agua más próxima y por fin chocamos, con un estruendo bestial, saltamos, volvimos a caer planos, pero debimos impactar con alguna formación de coral superficial, de manera que se desgarró unos de los esquíes y el ala de ese lado se escoró hacía allí, chocando con el agua y cayendo yo encima de Alejandro, golpeándome en la cabeza. Todo se apagó.... se hizo el silencio.

De repente desperté. Encima de mi los rayos del sol penetraban a través de vegetación ¿era una palmera?... estaba tumbada boca arriba en la arena. Tenia la garganta seca y sobre la piel una sensación extraña, como cuando te has quemado con el sol ¿Y que hacía en ropa interior? ¿donde estaba mi falda y mi camisa? ¿pero.. donde estaba? Empecé a recordar. ¡el accidente! Me senté medio aturdida. allí estaba el avión.... semi hundido. Y podía ver a Alejandro y al Piloto afanándose por sacar cosas de su interior y luego nadando hasta la playa. Les grité y miraron hacia mi. Ambos acudieron corriendo.

-

Elena, ¿estás bien? - preguntó Alejandro

-

Si, ¿pero que demonios.... que ha pasado...? - solo balbuceaba

-

Quédate tranquila - Me dijo el piloto. Hemos tenido un accidente, pero no hay que lamentar heridas importantes. Has perdido el conocimiento durante 20 minutos. Nos has dado un susto tremendo. Te has llevado la peor parte del golpe, sobre todo porque ha estallado una conducción de aceite y caído hirviendo sobre tu ropa. Gracias al cielo tu compañero ha estado listo y te la ha quitado rápidamente, de lo contrario te habrías achicharrado.

-

Me he quemado un poco las manos, pero ya sabes que mi especialidad es desnudar mujeres - dijo con una sonrisa triunfadora

-

En fin, gracias Alejandro, aunque sigues teniendo un sentido del humor que no entiendo

-

Bueno - dijo el piloto - no deben preocuparse, Hemos recuperado unas mantas, agua y botiquín del avión. Estamos en la isla, solo que en su costa Norte. La radio está inundada, pero solo me costará media jornada alcanzar andando la costa Sur,   donde está nuestro destino y venir a recogerles con una embarcación.

-

¡un día!, ¿hemos de dormir aquí? - grité

-

me temo que si. No se preocupe pasaran un poco de hambre, pero tienen agua y mantas... a la noche refresca. No entren en la vegetación, porque no tienen experiencia en desenvolverse en ella y podrían tener problemas. Por lo demás señorita, le aseguro que mañana la tengo desayunando en la mansión del sur y todo esto será una aventurilla para contar a los nietos.

Así era el plan. Al cabo de media hora, después de darnos más instrucciones marcó en dirección sur atravesando la espesura de la selva.

Allí estábamos Alejandro y Yo, a la sombra de una palmera, cerca del agua, con un calor abrasador y eso que ya era bien entrada la tarde.

-

que, ¿nos bañamos? - rompió el silencio Alejandro

-

¿que crees, que estos son unas vacaciones?

-

Mujer, yo creo que es la mejor forma de refrescarse.

-

A parte de que para mi, como puedes comprender, no es cómodo estar aquí en braga y sujetador delante de ti.

-

Bueno braga no.... no he podido evitar fijarme que es tanga. Muy bonito el conjunto por cierto... muy sugerente...

-

¿Pero que pasa que tu eres incapaz de pensar en otra cosa ni siquiera en esta situación? Te agradecería que no me humillaras....

-

Pero que tonta eres.. no lo hago para que te sientas mal¡¡

-

Pues lo consigues....

-

Pues mira si estás incomoda podemos equiparar la situación - y dicho esto empezó a desabrocharse la camisa y luego el pantalón y seguía....

-

¿pero que coño haces? - intenté detenerle

-

Bueno.... toda esa ropa está mojada y con sal y me es incómoda..... tengo un calor de la hostia.... tu estás en plan mojigato porque estás en ropa interior.... pues nada yo me pongo en bolas y arreglo tres problemas de un plumazo¡¡¡¡¡ - y dicho esto tiró del calzoncillo y se quedo totalmente desnudo. Yo miraba para otro lado. Era una situación ridícula, como todo le que el hacia. - Bueno que ¿te bañas?

-

Vete tu - casí le grité

Sin mas se levanto y andando despacio se fue al agua. De nuevo no pude reprimir pensar que físicamente era un portento. No está demasiado hinchado... es de esos hombres que están muy definidos, casi como a golpe de cinzel y martillo. Cuando llegó al agua, apenas 10 metros desde donde estaba, se  volvió y me indicó con la mano a que me animara. Y sin embargo no pude evitarlo, no miraba el gesto de su mano, sino su abdomen, su entrepierna.... aunque pareciera mentira era todavía más bonito por delante que por detrás.

-

Venga no seas tonta, te vendrá bien.

La verdad es que tenia razón. Pensé que quedaban pocas horas de luz y refrescarme me ayudaría a descansar. Me armé de valor y casi corriendo, por el pudor,  me dirigí al agua mientras el contemplaba con el mar por la cintura divertido el espectáculo.

Me metí en el mar de un salto.... el agua estaba buenísima. Me puse de pie, cubría como un metro. El estaba a apenas dos metros mirándome con una sonrisa en la cara.

-¿de que te ríes?

-

Mírate - me dijo apuntando a mis pechos.... unos se había salido de la copa del sujetador, fruto del chapuzón acelerado. rápidamente lo tapé y me sumergí en el agua hasta el cuello.

-La verdad es que eres una petarda. ¿te crees que es la primera vez que veo una mujer en bragas o le veo las tetas? Si por la ridiculez de venir corriendo hasta aquí para que no te viera en bragas me ha dado un espectáculo de tetas saltando de tres pares de narices.... Mira niña, dejemos las cosas claras de una vez, eres mi jefa y lo llevo como puedo, pero desde que te conocí me muero por follarte (mi cara era un poema, era como la declaración de amor de un vikingo), de ti me gusta todo, tus piernas, tu culito respingón, ese buen par de tetas que ahora voy conociendo y sobre todo tu cara de niña buena y tu boca de niña mala. Ya te dije que no me quiero morir sin correrme en esa boquita.

-Pero tu eres gilipollas ¡apartarte de mi! eres un cerdo integral. Estoy casada y que pasa con Isabel tu novia....

-Eso es lo de menos, que tiene que ver tu marido e Isabel en esto... me atraes sexualmente no lo puedo remediar... mira como me pones solo de hablar de ello - y dado un paso donde cubría poco me enseñó su pene, de nuevo apuntándome como en aquella ocasión en la oficina, fuertemente agarrado por la mano derecha - vamos Elena es la segunda vez que te enciendo la pista... te prometo que si aterrizas aquí no se te va olvidar este viaje.

-Vete a la mierda, déjame en paz; no quiero ni que me hables, ni que te acerques a mi - y dicho esto me di la vuelta.

Y todo este lío me devolvía al presente, en plena noche, muerta de frío y de miedo.   Después del baño vespertino mi ropa interior no había tenido tiempo suficiente para secarse y me había visto obligada a quitármela y taparme con una manta como la lija, para no perder más calor. Cada ruido que provenía de la selva me alteraba y tenia los nervios crispados y titiritaba sin parar, ya fuera por el frío o por el miedo que sentía. No podía más, estaba a punto de echar a llorar, tenía que claudicar y buscar ayuda en Alejandro, aunque me pesara, pero no veía otra solución.

Envuelta en mi manta me dirigí hacia el.

-Alejandro - le llamé en un susurro - Alejandro ¿estás despierto? - la típica pregunta tonta - No contestaba dormía plácidamente boca arriba, tapado solo hasta la mitad por su manta y con el torso todavía desnudo. Por lo visto el mucho frío no tenia. Me quedé sentada a su lado. Su compañía parecía mitigar el miedo de los ruidos que procedían de la maleza, pero el frío me hacia tiritar. Se que aquello no estaba bien pero era puro instinto de supervivencia, debía conseguir un poco de calor humano. Retiré la manta que tapaba a Alejandro, muy lentamente para evitar despertarle y evitar así mismo explicaciones incómodas. Entonces comprobé que también estaba desnudo de cintura para abajo. Me dio igual, debía sobreponerme a esta tiritona ¿no duermen los esquimales abrazados desnudos? pensé. Me acurruqué a él. Me puse de costado, con mi espalda y trasero apoyado contra su lateral, porque seguía durmiendo boca arriba. Nos tapé a los dos con su manta y la mía. Surtía efecto. Su cuerpo desprendía un calor que me devolvía la vida. Mi abuela decía hay nada como un hombre para una noche fría. Pasaron unos minutos y empezaba a templarme. El de repente se movió. Permanecí callada para evitar despertarle. Entonces se giró sobre el costado, hacia donde yo estaba y se pegó a mi como una lapa, pasando su brazo por encima de mi espalda y mascullando unas palabras ininteligibles en la que sin embargo me pareció escuchar el nombre de Isabel... su novia.... ¡Pensaba que estaba con Isabel en la cama! De hecho estábamos en el típico abrazo de amantes para dormir. Su cabeza apoyada sobre mi pelo, los dos sobre el costado derecho y su brazo izquierdo abrazándome sobre mis pechos, de hecho su mano en contacto con mi pecho izquierdo.... pero es más su abdomen dibujaba mi espalda y su pene, en descanso, apoyado sobre mis glúteos. Pensé en irme.... pero seguro que lo iba a despertar y entonces ¿qué pasaría? yo no podía seguir adelante sola... el miedo y el frío había mermado mi fuerza. Lo deje así. De hecho pasaban los minutos y cada vez estaba mejor. Ahora su calor en la espalda era perfecto y su brazo mantenía tibios mis pechos y mi cuello.... se estaba bien.... pero había algo discordante. El contacto con su pene. Me estaba poniendo nerviosa. Ahora ya no estaba en descanso... digamos que en media erección, pero su contacto con mi cuerpo me daba calor... pero de otro tipo.... húmedo.... me sentía defraudada conmigo mismo... me estaba excitando. Intenté no darle importancia. No debía perder el refugio que me había conseguido. Además había que reconocerlo, es normal que me excitara, soy una mujer adulta y debo tomarme con naturalidad estas cosas. De repente se movió... no mucho... había desplazado una pierna.... su respiración seguía indicando que dormía... pero ahora su pene se había colado entre mis piernas..... esto era mucho más peligroso... ahora lo notaba aprisionado por el interior de mis muslos y lo que es peor su glande apoyado entre mis labios rozando ligeramente el clitorix en cada respiración.... aquello me sobrepasaba... ahora ya no pensaba más que en esa parte de mi anatomia. Había perdido el miedo y el frío de una tacada. Además aquello iba en aumento... yo diría que ahora estaba totalmente empalmado y mis labios se apretaban contra su tallo justo debajo del glande.... no lo podía remediar.... me estaba acelerando.... no me podía estar ocurriendo esto... le apretaba lentamente con mis muslos y hacia pequeños movimientos con mis caderas, de manera que subía y bajaba por el falo, sin perder contacto con mis labios, como si me comiera un polo por el costado; su glande seguía estimulado mi clitorix y aquello alcanzó el punto de no retorno... quería correrme, pero la quería dentro...  lo necesitaba... era una locura... no me importaba haberme vuelto loca... respiraba de manera entrecortada... me movía despacio para no alterarlo, tenia que coger ángulo, de manera que me desplacé un poco hacia arriba y hacía delante y con la mano izquierda la agarré la polla por el extremo y la dirigí hacía mi vagina, colocando el glande apoyado en la entrada ¿qué estoy haciendo? pensé... fue el único pensamiento lúcido, porque a partir de ahí ya no volví a pensar, fui lentamente descendiendo mis caderas y penetrándome con aquella polla que ahora adoraba, hasta que me llenó entera. Era increíble.... la sensación de plenitud, de presión en las paredes y en los labios distendidos. Me quedé quieta...... respirando de forma entrecortada...el no daba señales de vida, salvo porque su mano acariciaba mis pechos pero de manera relajada... durmiente. No iba a durar mucho. Prácticamente no me movía, por el miedo a despertarle y porque no necesitaba mucho para estimularme. Subía y bajaba un poco y giraba un poco en redondo, despacio, húmedo.... era increíble, estaba flotando... me seguía moviendo delicada pero profundamente... entonces abrí los ojos y me sentí transportada, el camino de la luna sobre el agua, los destellos de luz en el mar, el suave ritmo del agua en su encuentro con la playa y la vegetación recortada en la penumbra.... todo el miedo y el frío habían desparecido y se habían convertido en calor, humedad y placer; me había despertado en el paraíso y todo inundaba mis sentidos mientras mi sexo palpitaba.... mis caderas temblaban.... ¡me estaba corriendo! quería gritar y no podía, me faltaba el aire, mi boca llena de saliva, mi sexo lleno de el, cabalgabando en una ola de placer nunca explorada y derrumbándome por el esfuerzo tras el climax......

Había sido tremendo. Ni siquiera hice el esfuerzo por sacarlo de mi, lo quería dentro, donde estaba, me daba miedo perder su tacto potente y caliente..... y en segundos, presa del agotamiento acumulado, me dormí (...).

Me desperté sobresaltada. Alejandro estaba todavía dormido, de nuevo sobre su espalda, boca arriba. Y esta vez yo estaba prácticamente encima de el, con mi pecho sobre el suyo y mi brazo rodeándole. ¡por favor! ¿que había hecho? me incorporé sobresaltada pero con cuidado de no interrumpir su sueño. Recogí mi manta y me dirigí corriendo al punto de la playa donde comenzó mi noche. allí estaba mi ropa interior, por fin seca. Me puse el tanga y el sujetador y me senté cubriéndome con la manta, sobre la arena. Me quedé pensativa mirando hacia el, el cuerpo que me había dado calor, protección y placer.... mi cabeza bullía con sentimientos enfrentados. ¿como había sido capaz? De repente un ruido me sobresaltó, provenía del mar y era un estruendo metálico, como de motor. Alejandro por fin despertó.

-

Elena ¿has oído eso?

-

Si

-

Parece una fuera borda ¡Vienen a por nosotros! - de un salto se levantó, mostrándose de nuevo desnudo, sin pudor y se colocó el calzoncillo y el pantalón y empezó a gritar y saltar mirando hacia el mar. Dos horas después estábamos a salvo en la casa del Cliente que veníamos a visitar y solo un día después hacíamos el viaje de regreso a España a bordo del jet privado. Nos esperaba una verdadera comitiva en barajas. Se había corrido la voz de nuestra aventura y allí estaría nuestras parejas, familia y socios principales del bufete para darnos la bienvenida y interesarse por nuestro estado. El capitán del Jet anunció que entrábamos en espacio aéreo español y que en poco más de 45 minutos aterrizábamos.

Yo estaba sentada frente a Alejandro y me pudo el remordimiento que me había estado torturando desde la noche en la playa.

-

Alejandro

-

Si - levantó la mirada del informe que estaba ojeando

-

Tengo que confesarte una cosa

-

Tu dirás

-

El otro día en la playa... verás.... el caso es que estaba muerta de miedo y frío y...

-

Ahórrate las disculpas se muy bien lo que paso

-

¿como?

-

pues que estuve despierto en todo momento

-

Eres un cabrón.. Y yo presa de los remordimientos.... te odio

-

Oye bonita, no te pongas fantástica. Te di lo que querías ni más ni menos. Fuiste tu la que te acercaste a mi, la que se frotó contra mi... yo no fui más que un muñeco hinchable¡¡¡ de hecho te corriste como una perra, pensaba que te daba algo ¿recuerdas que yo sacara tajada? Pues no, me quedé calladito para que no te mosquearas como ahora lo haces y te rompiera tu momento y te vieras obligada a marcharte, como siempre presa de tu orgullo y cabezoneria - me quedé con la boca abierta, pálida y avergonzada, en realidad tenía toda la razón

-

Lo siento - dije apesadumbrada de verdad

-

Tranquila. No soy tan jilipollas como crees. Me tuve que repasar toda la alineación de Real Madrid para no correrme y sobre todo para no aprovecharme ¿crees que en esa situación no hubiera podido sacar tajada?

-

Lo siento, no se que más decirte

-

Muy pocas palabras para una abogada tan brillante

-

¿te parece que seamos amigos? ¿que empecemos de nuevo? te lo propongo de corazón.

-

esta bien -dijo poniendo tono paternalista. - pero me debes una. Yo tengo una tensión hay no resuelta que alguien me deberá solucionar

Por primera vez me hizo gracia uno de sus chistes sexistas. Y entonces le dije sin pensarlo:

-¿quieres que empatemos?

-

¿como? - dijo casi atragantándose de la sorpresa

-

¿no decías que no querías dejar este mundo sin correrte en la boca de tu jefa?

-

¿en serio? - me parecía mentira que le estuviera proponiendo eso, pero comprendí que era justicia divina y que sería la mejor forma de quedarnos en paz. Entonces me levante del asiento y le hice una seña para que me siguiera.

Nos metimos en el baño al fondo del jet. Era una aseo limpio y amplio nada que ver con los vuelos comerciales. Cerró la puerta tras el y se apoyó en ella con la cara desencajada del deseo. Sin mediar palabra me desnudé. lo hice lentamente, mirándole a los ojos, primero la blusa, luego la falda. Me entretuve con el sujetador y cuando liberé mis pechos el los contempló hipnotizado. Finalmente bajé mi braguita, primero por una pierna y luego por otra y divertida se la tiré a la cara.

-A ver como apagas este fuego de mi boca... tanta ilusión que te hace - le dije en plan guarra

Me agache y rápidamente liberé su pene... totalmente erecto. Comencé a besarlo, primero el glande, luego el tallo. El se apoyaba en mis hombros pero hacia incursiones tocándome los pechos. Por fin me introduje el glande en la boca... lo mordí un poco y dio un respingo. Prácticamente no podía engullir más que la mitad de su tamaño y me ayudaba con una mano masturbándole con fuerza. Subía y bajaba, lo metía en la boca y lo sacaba ruidosamente mientras no paraba de pajearle. Miré hacia arriba... directa a sus ojos aquello le puso cahondísimo

-¿quieres correrte en mi boca?

-

¿estás segura?

-

¿no te apetece?

-

me muero por ello

-

pues hazlo

y dicho esto recuperé la mamada y después de un minuto se arqueó, con una mano me agarró del pelo y con la otra agarró el mismo su pene... se masturbaba con violencia..... un golpe.... dos... tres... el pene estaba rojo e hinchado a punto de explotar

-Me corro- dijo gritando - abrí la boca, una primera oleada inundó mi lengua, casi en la garganta hice además de tragar y al cerrar los labios la segunda impacto en mis labios cerrados, resbalando hacia mis pechos ... abrí de nuevo la boca y un tercer impacto cayó en mi comisura y finalmente otros menores, gotas que al agitar frenéticamente su miembro caían como el rocío sobre mi cara, pecho, torso..... por fin paró.

Apenas media hora después aterrizábamos y nos encontrábamos con nuestras respectivas parejas. Pues bien todo aquello ha servido para mejorar nuestra relación. Ahora además de buen duo profesional nos llevamos bien en lo personal y no hemos vuelto a tener nada carnal, lo cual implica que una vez resuelta la tensión sexual que nos dividía, quizás haya esperanza para que seamos buenos amigos