Perdidos

Elisa se sonrojó, sabía que era un casanova, pero no la importaba, podría ser un fugitivo y estaría dispuesta a huir con él y ser su cómplice.

Fue a la cocina, abrió el frigorífico y sacó un helado enorme de chocolate. Fue al salón y se sentó en el sofá. Mientras comía su helado, pensaba en lo loca que había sido, pero en lo maravilloso que se lo había pasado. Conoció a ese hombre esa misma tarde, en el café, ella leía su libro en una de las mesas y notó que alguien se acercaba, levantó la vista del libro y lo vio, su hombre, el hombre que había estado buscando toda su vida, alto, morenazo, unos ojos color miel que incitaban al pecado, el pelo rubio peinado hacia atrás, vestía con un traje negro formal, pero que le daba un aire desenfadado, y esa sonrisa, que sonrisa, pensaba que se había para el mundo y se quería bajar. Ella le sonrió y él le preguntó la hora. Seguía sonriéndole, sin escuchar lo que le decía, él se agachó y poniendo su cara frente a ella sin dejar de sonreír le volvió a preguntar la hora.

¡ Ay! Si, perdona no te entendía, son las cinco.- Se sentía ridícula, a sus 27 años nunca le había pasado eso con un hombre, mas bien casi ni los miraba cuando se acercaban a ella con cualquier excusa, pero ese hombre la había impactado.

Perdona si te he molestado, pero ando perdido en esta ciudad y esa manía que tengo de no usar reloj.

No te preocupes, no me has molestado.

Bueno, me alegro y ya que te entretuve, te voy a quitar otro ratito de tu tiempo.

Tú dirás.

Soy nuevo aquí, y tengo que llegar a la calle Magallanes. ¿ Me podrías decir por donde tengo que ir? Es que veras, allí está el hotel donde me alojo, salí a dar un paseo y parecí aquí.

Si, es muy sencillo, sales del café, giras a la izquierda, llegarás a un cruce y... Mira, si quieres voy contigo, que yo vivo en esa calle, así aprovecho y me voy a casa.

Vale, gracias, me llamo David.- se presentó extendiendo la mano.

Elisa.- se dieron la mano.- ¿ Vamos?

Cuando quieras.

Elisa se despidió del camarero, como siempre si salieron juntos.

Vas a tener que perdonar mi torpeza, pero nunca me aclaro en una ciudad nueva.

No te preocupes a mi me pasa lo mismo cuando voy a lugares que no conozco. Creo que nos pasa a todos.- Ella le sonrió.

¿ Eres de aquí?

No que va, soy del norte, vine aquí a trabajar y cambiar de aires, vivo con una amiga. ¿ Y tú, vienes por placer o por trabajo?

Desgraciadamente por trabajo, pero ahora que te he conocido, me alegra haber venido.

Elisa se sonrojó, sabía que era un casanova, pero no la importaba, podría ser un fugitivo y estaría dispuesta a huir con él y ser su cómplice. No la importaba nada, estaba encantada. Notaba como las mujeres miraban a David, y se sentía afortunada a la vez que celosa.

¿ Y a que te dedicas?.- Le preguntó para romper el silencio.

Vendo cosméticos de bellezas a grandes superficies, tengo que venir todas las semanas, llego los lunes y me voy el viernes.

Vaya, tiene que ser duro, sobre todo para tu mujer o novia.- Sabía que se daría cuenta que estaba flirteando con él, pero no la importaba lo más mínimo.

No, no estoy casado, ni tengo novia.- respondió el con una sonrisa burlona.

No es cierto.

De verdad, con la vida que llevo, no tengo tiempo ni para echarme ni una amiga especial.- la guiñó un ojo.

Vaya, es una pena.- dijo sonriendo.

Si ¿ verdad, y tu que me dices, tienes algún amigo especial?

Alguno que otro, pero nada serio.- Torcieron en una calle y llegaron al hotel.

Bueno ya hemos llegado, espero que hayas memorizado el camino.- dijo Elisa sonriendo.

Si te digo la verdad, ya sabia el camino de regreso, como te dije antes, vengo todas las semanas, sólo fue una excusa para poder hablar contigo, llevo semanas viéndote en el mismo café, y hoy me decidí a decirte algo, no podría marcharme sin saber por lo menos tu nombre.- Elisa se quedó perpleja, sabía el efecto que causaba en los hombres, tenía un cuerpo delicioso, bonita cara, cuello largo, pechos no muy grandes pero bien firmes, y un culito divino.

Vaya me dejas sin palabras.

No hace falta que digas nada, ¿ quieres subir conmigo?

Si.- fue lo único que respondió y le tomó del brazo. Subieron a la habitación y sin mas preámbulos Elisa saltó encima de David con sus manos al cuello y su piernas a la cintura y lo besó. El por su parte, metió sus manos bajo la falda y la tomo de ese culito que llevaba tiempo deseando. La llevó hasta la cama y la desnudó por completo, ella le quitó la camisa rompiendo todos los botones, y besó su torso moreno y firme le bajó el pantalón y lo tumbó con brusquedad en la cama, se subió encima de él y le besó con locura, había perdido la cabeza, nunca se había sentido tan excitada por un hombre, pero es que él, era el hombre. Descendió por su torso pasando su lengua húmeda y llena de deseo hasta que llego a su sexo erecto y expectante. Miro a David a los ojos y sonriéndole saboreó cu glande, rodeándolo con su lengua.

Niña si llego a saber esto antes, me pierdo primero...uuf.-

Cuando ella sentía que ese hombre iba a explotar, cesó y se puso a su altura.

Ahora la que está perdida soy yo. Se sentó sobre él ha horcajadas y poco a poco fue introduciendo el pene en su ansioso chochito. Cabalgó como una autentica amazona, sus tetas subían y bajando dándole a David un espectáculo delicioso. Elisa arqueó su cuerpo y gimiendo como una gatita llegó a un orgasmo impactante. Él aceleró el ritmo y tomándola de las caderas se corrió, llenándola de su semen. Se quedaron mirando el techo y ella se levantó, se vistió y dándole un beso se pespidió.

¿ Te veré la semana que viene?.- Preguntó el dándola una palmadita en el culo.

Ya sabes donde encontrarme.- Y guiñándole un ojo salió por la puerta.

Llegó a casa, fue a la cocina, abrió el frigorífico y sacó un helado de enorme de chocolate.......

FIN