Perdido en su mirada I: Flechazo

Historia que relata la vida amorosa recién comenzada de un joven homosexual, relatando en ella, su enamoramiento de un chico "supuestamente" hetero... y los problemas que conllevara su vida a partir de que queda perdidamente enamorado por este ultimo...

Hola, yo aquí de molesto de nuevo jeje, ya lo se, ya lo se, no hace falta que lo digan, esta historia ya la había publicado antes en TR, de hecho fue lo primera que escribí, por tal motivo hace unos días mientras en un momento de ocio me dio por leerla... dios mio, en serio que era terrible, decidí borrar todos los capítulos de la saga para reordenarlos, corregir lo que mi cerebro se percate y amerite correjir (ya que siempre por mas minucioso que sea se me van muchos "horrores" ortográficos) pero bueno, creo que ya quedo un poco mas decente el capitulo, espero que los que ya leyeron la historia, se den la oportunidad de seguirla de nuevo, ya que si tendrá algunas cosas nuevas, la historia no cambiara, solo será mas detallada como me gusta hacer las cosas, y para los que nunca la habían leído, espero de todo corazón que los cautive como ya hizo con varias personas, ya que es la cosa mas “tierna” que he escrito y por ende, bueno habrá muchos suspiros jeje… les mando un fuerte abrazo donde quiera que estén, y los próximos 4 capítulos los estaré subiendo en estos días mientras los vaya editando y corrijiendo, espero que lo disfruten y muchos saludos de mi parte, chao chao. Los quiero mucho!

-Inexperto18

Perdido en su mirada I: Flechazo

"...Ilusionarse es bueno, pero hay un limite... que si lo pasas, esa ilusion se convierte en dolor..."

Pablo:

Me levante ese día por la mañana, decidido que seria como todos los demás de mi aburrida vida de 18 años, era viernes, al menos vendría el fin de semana y con el, podría relajarme un poco de el estrés de las ultimas semanas de clase y saldría a tomar una copa con mis amigos.

Me di una ducha fugaz y me aliste con mi ropa deportiva para ir a correr a la pista cerca de casa, ya que aparte de realizar un poco de actividad física podía deleitarme con un par de chicos que estaban de muy buen ver, aunque nada pasaba de allí, puesto que soy un chico sumamente acomplejado con mi homosexualidad y me aterraba la idea si quiera de corresponder un coqueteo cuando algún chico lindo lo iniciaba.

Regrese a casa cerca de las 12:00 pm, tome una ducha rápida y me puse el uniforme de la escuela y salí de casa en dirección a esta. Para ir de mi casa a la escuela son 35 min aproximadamente a pie, así que procuro tomar un bus que me deja justo en frente de esta por lo retirado del trayecto.

Mi día transcurrió aburrido y con normalidad, debó mencionar que soy un chico amistoso y divertido cuando estoy en confianza, por lo cual tengo un grupo de amigas y amigos medianamente amplio, lo malo es que nadie sabe de mi condición, no me siento con la suficiente confianza para poderle contar a alguien mi secreteo mejor guardado y todo lo que me pasa con mi vida sentimental, dicho esto, nadie sospecha nada, soy el tipo de chico promedio que no se le nota nada lo gay, alto (1.85), piel blanca, ojos café muy claros, pelo castaño obscuro, y robusto de cuerpo, pero con mi altura, según dicen mis amigas me veo un tanto marcado y con rostro lindo.

Tengo una actitud un tanto despreocupada y sin llamar la atención, ya que con mi altura, siempre soy de los primeros que voltean a ver, por lo cual me gusta pasar desapercibido, y evitar que la gente me observe lo menos posible.

Faltaban ya algunas semanas para terminar el curso (mi ultimo año, soy de sexto semestre) por lo cual las clases eran un tanto ligeras, solo que tenia que entregar un proyecto final de programación para poder titularme, lo cual era lo único que me tenia bastante ajetreado.

Ese día fui de los últimos en mi clase en salir, ya que quería aventajar lo mas que pudiera de mi proyecto antes del fin de semana, pasaban de las seis de la tarde cuando me percate que nadie de mis amigos quedaba en el laboratorio de computo, lo cual indicaba que me tendría que ir solo a casa, tome mis cosas con desgana y me dirigí a la salida del plantel casi arrastrando los pies de la flojera que traía encima.

Tome dirección hacia la parada del bus para regresar a mi casa, soy muy distraído cuando camino por las calles, y por lo regular, no me percato de nada a mi alrededor, somos mis auriculares y yo en todo momento, así que no me importaba nada mas mientras caminaba por el largo boulevard que lleva al paradero de buses.

Al llegar al paradero no había persona alguna, estaba desierto, así que tome asiendo en una de las banquitas de por allí y me dispuse a esperar el bus mientras papaloteaba mirando a nada en especial.

Pasaron alrededor de cinco minutos, cuando volteé al lado contrario de la acera donde me encontraba cuando lo vi por primera vez, mi mirada encontró sus enormes ojos color miel, sus carnosos labios rojos que contrastaban con su perfecta piel lechosa.

Es indescriptible lo que sentí en ese momento, era como si una descarga eléctrica recorriera mi cuerpo de pies a cabeza, sentí como mi flujo sanguíneo comenzaba a subir, y mis pupilas se dilataron paulatinamente rápido, dejándome pasmado viendo la naturaleza de aquél alto chico.

Toda esa mezcla de sanaciones que sentía, la podía percibir en los ojos de ese adonis, esa mirada duro alrededor de diez segundos, lo suficiente para apreciar cada detalle de su lindo rostro, de su cabellera castañola clara y su cuerpo perfectamente moldeado a mi gusto, debó confesar que me vuelven locos los chicos altos y con cuerpo fibrado, a pesar que el cumplía con esas cualidades, lo que de verdad me atrapo fueron esos diez segundos donde sin palabras, nuestras miradas hablaron, se conectaron de tal manera que podía sentir lo que el sentía, miradas que expresan tantos sentimientos que podrías jurar que conoces esa persona de siempre y que sin duda alguna es el amor de tu vida.

Cuando reaccionamos del trance, esquivamos la mirada por unos microsegundos para después volver a mirarnos, podía ver la confusión en su rostro y podía sentir la misma en el mio, la verdad me dio mucha pena y esquive su mirada asiéndome el loco según yo que veía a otro lado, el siguió caminando asta la esquina de la calle, y dio vuelta quedando frente a mi pero de espaldas y del lado contrario de la acera, aproveche para escanearlo de arriba a bajo, pude note que era de mi misma escuela ya que portaba el uniforme de la institución.

Jamás lo avía visto, me hubiera fijado en el antes –Pensaba, mientras seguía devorándomelo con la mirada, el chico freno en seco su andar y volteo a mirarme una vez mas, y al ver que lo veía descaradamente esbozo una media sonrisa con aire picaresco, que de verdad me puso rojo como un tomate y de nuevo suprimí mi cara embobada y mire hacia otro lado.

Cuando estuve seguro que siguió su camino y no volteo de nuevo, lo vi hasta que desapareció a lo lejos con ese caminar despreocupado que le daba un aire de galán.

"...Deseo besarte como un loco enamorado, espero que al hacerlo, no sea un tonto ilisionado..."

Ese fin de semana, no dejaba de sonreír como un idiota al recordar lo ocurrido, jamás había sentido algo así, y sonara extraño pero sentía algo muy especial por el, una gran necesidad de verlo de nuevo y ser objeto de esa peculiar mirada que me hacia suspirar.

Era lunes al fin, ese día entraba a la 1:00 pm y estaba decidido a dar con ese misterioso chico, durante el trayecto en el bus sentía un hueco en el estomago como de ansiedad y emoción al mismo tiempo, siempre procuro llegar media hora antes a la escuela por si olvide una tarea o comprar material etc. Soy un tipo muy precavido para algunas cosas, todo lo contrario a algunos de mis amigos, quienes suelen llegar casi a la hora de entrada por lo regular, así que si no tengo ningún pendiente, me coloco mis auriculares y me pierdo en mi mundo escuchando música, estaba por reproducir una canción cuando escuche una inigualable voz gritar mi nombre.

Sabia que era mi amiga Lucy, al voltear a verle, detrás de ella, a unos cuantos  metros venia el… El chico del viernes pasado, mi corazón comenzó a latir a mil, y desde esa distancia ya tenia clavados sus ojos en mi quienes sin vergüenza alguna me recorrían de arriba a bajo, me puse muy inquieto por ello y salude a Lucy tratando de ocultar mi nerviosismo pero sin éxito.

-¿Y ahora que te pasa menso?, te vez raro… –Dijo Lucy dándome un beso en la mejilla y con su siempre amigable rostro.

-No, no, pa… para nada Lucy, solo tengo un poco de… ¿frío? –Dije en tono entrecortado mientras volteaba a momentos en dirección al chico que no me apartaba la vista de encima.

La verdad es que el clima estaba bastante bien, pero fue lo único que atine a decir, sonó algo estúpido, pero al parecer Lucy me había creído la mentirilla.

-Okey, mas vale que te cuides, seguramente te vas a resfriar, hace un poco de calor de hecho, si te sientes mal deberías regresar a tu casa –Decía Lucy poniendo la palma de su mano en mi frente y con algo de preocupación en su cara.

-Estoy bien mensa, no pasa nada… gracias por preocuparte –Dije sonriendo y apartando su mano con delicadeza para evitar preocuparla mas.

Lucy me correspondió la sonrisa y se sentó junto a mí, mientras comenzaba a hojear su libreta con desesperación mientras su semblante cambio a uno de preocupación superficial.

-¿Hiciste los problemas de estadística? Pásamelos porfa, ¿Siiiiii? –Decía con una voz infantil mientras me zarandeaba un poco.

Yo estaba súper nervioso, en cualquier momento el chico tendría que pasar por donde nos encontrábamos y evitaba mirar en su dirección para no ser tan obvio, le entregué mi cuaderno a Lucy casi temblando y  esta comenzó a copiar la tarea con esmero.

Mientras ella estaba concentrada en lo suyo, el chico apareció detrás un gran árbol que estaba al costado de la acera obstruyendo mi visibilidad, por lo cual no me percate que ya estaba tan cerca de nosotros sino hasta que estuvo frente a mi, con su cara de serio y sus carnosos labios rojos que tanto me gustaban, con la luz del sol su cabello destellaba de tal manera que parecía ser rubio, y unas gotitas de sudor bajaban por su mejilla haciéndolo ver muy varonil.

Paso justo frente a mí sin dejar de mirarme a los ojos provocándome gran emoción y a la vez nerviosismo, como siempre fui yo el primero en esquivar la mirada, y lo ultimo que observe fue una sonrisa cínica que se dibujo en su rostro, como si se hubiese dado cuenta de algo, o al menos eso me transmitió, siguió con su andar de superioridad unos metros mas, hasta que llego a la entrada de la escuela y lo vi perderse entre la multitud.

Estuvimos un rato mas esperando a mis otros amigos y cuando estos llegaron, nos dispusimos a entrar a la escuela faltando escasos minutos para el comienzo de la primera clase. La reforma educativa de mi escuela nos da 10 minutos entre cada clase para descansar, comer o hacer lo que nos plazca, pero no tenemos recreo, por lo cual durante el día esperaba con ansias cada “descanso” para ver si por suerte lo veía aunque fuera de lejos.

Estuve cerca de las aulas de los de ultimo semestre, buscando insistentemente a ese inconfundible chico para mi, pero nada, era como si fuera en un grado diferente al mio, pero su fisionomía no correspondía para ser un chico de menor edad, aunque no había otra explicación, quizá era rezagado, por tal motivo repitió el grado, o algo así…

Mi cara denotaba algo de desgana mientras pensaba en un sinfín de cosas sobre este chico del cual ni su nombre conocía, y al parecer mi amigo Javier noto mi meditativo estado.

-Y ahora, ¿Qué te ocurre Pablito?¿Decepciones amorosas?– Dijo este con su seductora y tierna voz.

Mi amigo Javier, es el mas guapo para mi gusto de todos mis amigos varones,  estatura de 1’82, blanco de piel, pero bronceada por el sol a causa de sus largas practicas de futbol, en varias ocasiones he podido verle desnudo de el torso y tiene un abdomen de infarto en conjunción con una línea delgada de bellos castaños que bajaban de su ombligo hasta la lujuria, y unas tetillas rosaditas que le dan un toque muy deseable a su carita de chico guapo.

Además, con el uniforme oficial de la escuela siempre se le ve un paquete muy apreciable, tiene una personalidad muy sincera y sensible que vuelve locas a las chicas de la escuela, y claro a mi también, solo que desde siempre supe que era heterosexual, ya que tiene novia y mi inseguridad de abrirme como gay hacia las demás personas, me hacían no intentar nada con el, nada que no pasara de una grandiosa amistad.

-No, que bah, nada de eso, solo que esta de flojera el día –Dije evitando mirarlo para no derretirme por su seductora personalidad.

-Bueno, entonces acompáñame a comprar algo, muero de hambre, anda, sirve de que te distraes un poquito –Dijo rodeándome con su potente brazo del cuello y guiándome hacia la cafetería.

Por solo tener diez minutos para comprar y comer, la cafetería a todo momento es un mar de estudiantes, por lo cual decidí esperar a Javi en una banca cercana del edificio, para evitar empujones y sentirme asfixiado, a fin de cuentas no tenia apetito de comprar algo.

En lo que lo esperaba, note la incomoda sensación como cuando alguien te ve de lejos con insistencia, la verdad detesto que la gente me vea, me malhumora y saca mi lado grosero, no aguante mas esa irritable sensación y volteé en dirección al causante de esa insistente mirada, cuando lo hice, era el chico de semblante despreocupado que tanto había buscado durante el día.

Me sentí extrañamente confiado, ya que esta vez había sido el, quien mostro interés por mi, así que me decidí y le sostuve la mirada con la convicción de no esquivarla a los pocos segundos como era costumbre en mi, y lo logre, ya que al poco tiempo, él se agacho como derrotado poniendo una mano en su nuca, mientras yo sin pensar sonreía como niño bobo al notar que se avía puesto rojo, me sentía victorioso al fin.

Justamente así transcurrió toda esa semana, cada que nos topábamos en algún sitio nos mirábamos discretamente, obviamente ya que cada uno iba con sus respectivos amigos, y por suerte estos no se daban cuenta de la situación tan tentativa de la que éramos participes el chico y yo.

Ya por el viernes, las cosas subieron de tono, ya que no solo nos mirábamos provocativamente, si no que en ocasiones este me sonreía, eran miradas y sonrisas de cuestión de segundos que llegue a tomarlas como un jugueteo constante entre nosotros, dos extraños jugando a mirarse, sin siquiera saber nada el uno del otro, cada vez me sentía mas atrapado por este chico y por la forma en que se daban las cosas, progresivamente mas adictivas y excitantes.

Mi animo subió de golpe, ponía cualquier pretexto tonto para ir a la cafetería ya que por lo regular, allí lo veía y poco a poco pude descifrar cosas de él, como por ejemplo, que era de los de cuarto semestre, ya que lo ubicaba con frecuencia con chicos de ese grado, además iba en la misma especialidad que yo Informática, ya que también rondaba mucho por los pasillos del laboratorio de computo, al menos era algo – pensaba.

En poco tiempo, comenzaba a sentir cosas por este chico mas allá de una simple atracción, estaba mas que ilusionado con el, y estaba decidido a todo, y a ver a donde nos podría llevar toda esta provocativa situación, una esperanza se formo dentro de mi, me había enamorado locamente por primera vez, y de una persona que mostraba interés en mi, o al menos eso me hacia creer.

Sin darme cuenta, que como siempre, alguien tiene que salir lastimado, que era una locura enamorarme así de alguien de quien no conocía prácticamente nada, ni si quiera su nombre, además de que no estaba seguro al 100% que fuera gay, ni de sus intenciones que tenia conmigo, cuando el amor te llega, te ciega por completo, te vuelve idiota y solo te importa la ilusión que sientes en ese momento, de que algo al fin puede cambiar en nuestra vida y de entregarle tu amor a alguien, ese alguien que estas seguro que te lo corresponderá, eso sentía yo… pero tarde o temprano tenia que entrar en razón, de una forma u otra, y afrontar las consecuencias de esta locura…

Continuara…