Pérdida en el cibermundo

Siempre me ha gustado escribir, pero nunca he llegado a compartir mis escritos con nadie, ahora me siento inspirada y con ganas de crear, así que te invito a que leas mi historia, si te gusta te quedes y... ¿Quién sabe lo que vendrá?

Yo soy Sara, una chica de unos treinta y pocos, soy una chica sencilla, con mente abierta, a la que le gusta su trabajo, pasar tiempo con su familia y amigos, y por supuesto con su pareja.

Mi chico David y yo somos una pareja normal, pero con mucha química, tenemos comunicación, nos entendemos bien y por supuesto y porque no decirlo tenemos buen sexo.

Todo eso iba a cambiar el día que David decidió irse dos semanas a Los Angeles, él por su trabajo siempre solía ir a conferencias de dos o tres días a lo sumo. Nunca habíamos estado separados tanto tiempo, bien es verdad que nuestra relación comenzó a distancia, hace bastantes años ya, tantos que ni me acuerdo, pero desde que David se vino a Madrid, nos volvimos más dependientes el uno del otro.

Todo hay que decir que de vez en cuando en esas escapadas yo le enviaba alguna foto recién salida de la ducha, algo subida de tono, él reaccionaba con lo esperado, una buena erección (porque sí, David tenia un buen miembro) y una buena corrida.

Aproveché antes de que se fuera para darnos un buen homenaje, yo estaba en esos días de regla que no me apetecía ni que me tocasen, pero pensar en su polla en mi boca me ponía tan cachonda que no podía evitar la situación de acercarme a él.

  • ¿Mañana a que hora te levantas?- dije de forma pícara levantándole la camiseta, y apretando levemente su paquete.

  • Dirás nos levantamos... A las 5:00 tengo que estar en el aeropuerto.

  • Vaya, que pronto. Pues nada ¡a dormir! - dije mientras me daba la vuelta y apagaba la luz, con una sonrisa maliciosa en mi cara.

  • Tu a mi no me dejas así.- David apretó su miembro contra mi culo, de manera que se posó casi perfecta. No paraba de restregar su polla, llegándome a poner bastante cachonda, hasta tal punto que empece a bajar mi mano entre mis muslos, hasta acabar encima de mi coño húmedo.

David estaba bastante empalmado, y yo no paraba de jadear, tocandome el clítoris y notando como se humedecían por momentos mis dedos. Empezó a besarme por detrás, donde sabe que me gusta y por supuesto me tiene a su merced, siguió estrujando desde esa posición mis tetitas, metiendo sus dedos en mi boca, obligándome a chuparlos, para luego introducirlos poco a poco en mi culo, un poco húmedo debido a los jugos de mi vagina.

  • Estas realmente mojada- dijo falsamente sorprendido introduciendo poco a poco la puntita de su falo en mi apretado culito respingón- no sabes como me pone eso.- Y acto seguido metió de golpe su polla, sintiendo la presión de mi culo.

  • Ahhhhhhh...hhhh...hhh - no podía hacer más que jadear, al compás q mis caderas se compenetraban con su polla, a la vez que notaba como sus huevos iban golpeándome.

-¿Te gusta así?- me susurraba al oído, mientras me cogía del pelo hacía atrás.

He introducía más y más su polla, clavandomela hasta el fondo de mi ser.

Yo casi no podía ni hablar, seguía jadeando, cogiendo aire en cada respiración. Mientras él seguía bombeandome yo al mismo tiempo tocaba mi clitoris, me cogía de mi caderas ayudándose a que cada envestida fuese cada vez más y más intensa.

  • Quiero verte, metertela entera y ver como gozas mi amor.- David retiro rápidamente la sábana que nos cubría y yo podía observar como se incorporaba para mirar como su polla no paraba de introducirse en mi culo, su polla estaba durísima y eso me excitaba aún más, ver como me miraba y pensar en su leche dentro de mi.

Cada embestida era aún mayor y con más intensidad, y sin que pudiera detenerlo empecé a gritar sin poder parar el orgasmo que me venía y me llenaba cada vez más, él viendo que yo me corría aguanto la intensidad con sus manos en mis pechos estrujandolos una y otra vez, al mismo tiempo que seguía dándome fuertemente, entonces mi culo dejo de tensarse tanto, y él saco su polla para correrse de chorro encima de mi, yo aproveche para sacar mi culo al máximo y ver como descargaba su leche sobre mi.

Cogió su semen con los dedos y me los metió en la boca, para después darme un enorme morreo en los labios.

Poco después, me levanté como pude para pegarme una ducha y aprovechar para estar así casi lista para llevar a David al aeropuerto mañana, upsss, más bien diría... en un par de horas. Despeje las sábanas y me acurruqué al lado de David, él ya dormía hacía rato plácidamente, y yo iba a hacer lo propio.

Íbamos en el coche, David iba hablando por teléfono con sus compañeras de trabajo, concretando cosas de su llegada allí y yo iba pensando en mis cosas mientras conducía.

-Sara, ¡era por ahí! Ya te has pasado la salida. - dijo David bastante malhumorado.

  • Perdón.- dije mirandolo de reojo, sabiendo que íbamos un poco justos de tiempo.

  • Al final voy a perder el avión.- dejo de mirarme, para hacerlo a través de la ventana.

-Enseguida damos la vuelta y estamos.-aunque sabía que eso no iba a ser tarea fácil. Aún así llegamos a la hora.

David seguía sin dirigirme la palabra, estacione como pude, ya que el aeropuerto de Madrid es un caos, dejando nuestro coche casi en la puerta.

David se incorporo rápidamente, y salió pitando del coche, cogiendo su maleta de la parte de atrás.

  • ¿Te ayudo? - le dije desde mi asiento, sabiendo que su cabreo podía notarse a kilómetros.

  • ¡Ya está! Ya me apaño solo.- gruñó entre dientes.

  • Pues anoche no parecía así.- comenté levantando una ceja, y saliendo mi sonrisa pícara.

  • Eres un caso. - dijo esbozando una leve sonrisa.- Siento haberme puesto de tan mal humor, tengo que irme cariño, o no llego. ¿Me perdonas?- Ahora era él el que tenía carita de pena.

-A lo mejor por una conversación subida de tono.... te perdono. Jeje- él sabía a lo que me refería, y lo que ponía ponerlo cachondo en la distancia.

-Bueno, ya lo hablaremos. Duermo con Alex y lo tendré complicado para escaparme.-vio en mi cara la decepción- me voy, que no llego.-me dio un beso rápido en los labios.-te llamo en cuanto aterrice.- dijo mientras se alejaba con su maleta.

A la vez que yo le despedía con la mano y lanzaba un dulce beso al aire.

Me volví ahora ya sin prisa, conduciendo tranquilamente, eran las 6:00 de la mañana cuando llegué a casa y aún así no tenía nada de sueño, puse comida a mi gato que venía insistentemente a ronronear a mi lado, me cambié de ropa poniéndome unas pantalones anchos para ir cómoda y una camiseta de manga larga color gris.

Mire el sofá lanzándome de lleno, rodee con mis manos un cojín y estiré de una manta que tenía al extremo para taparme, hasta que caí rendida y el sueño se apoderó de mí.

Abrí los ojos, miré el reloj y eran las dos de la tarde, ¡Mierda! Pensé, menos mal que no tenía que ir hoy al trabajo, era domingo y todavía tenía todo el día para descansar.

Me levanté de un brinco y abrí la nevera, no me apetecía cocinar nada, así que improvisé un sándwich facilito, un poco de pechuga que tenía hecha, unas rodajas de tomate, rúcula (un poco mustia ya), aguacate y listo.

Estabapegando un bocado, y encendí mi portátil para ver si tenía algún correo entrante y como no, mi jefe, parecía que últimamente se pensaba que no tenía vida, abrí el correo:

-Buenas Sara, recuerda que mañana tenemos una firma a las 11:00, me puedes hacer el favor de recoger a la clienta, no tiene como desplazarse y no me fío de que llegue a la hora que habíamos concretado.

Fenomenal, pensé. Francisco era mi jefe, un hombre cincuentón, de pelo canoso y buen ver, personalmente no era mi tipo, pero no había mujer que no se acercara a nuestra oficina y se perdiera en sus ojos azul verdosos, eso y que era un zalamero de cuidado. Él aparte de no ser mi tipo, era como si fuera mi padre, llevaba trabajando en su empresa inmobiliaria unos 14 ó 15 años, vamos toda una vida, me sabía toda su vida, al igual que él la mía.

Al fin y al cabo pasábamos un montón de tiempo en la oficina, mandándonos e-mail o incluso algún wassap.

Seguí revisando mi e-mails, y llamó mi atención un anuncio a la derecha de mis correos, "terrachat" me acordé de mis años adolescentes, donde utilizaba el chat, ese concreto para ligar, me picó la curiosidad y clicke, me redirigió a una página donde pedía un nick para ingresar en la sala.

¿Y yo que coño me ponía yo ahora? Empecé a pensar, no quería que se supiera mi edad, ni tampoco de donde era, esto solo era entrar para matar el gusanillo y salir enseguida.

Así que teclee "chica tímida", pensando que con ese nick pasaría desapercibida, ilusa de mí.

Continuará...