Perdí mi virginidad con un maduro hermoso

Perder mi virginidad con mi vecino maduro.

CON EL PADRE DE MIS AMIGOS

Hola, Soy Andrés nuevamente.

Este relato verídico trata de mi primera relación seria y duradera con un hombre.

Debo decir que me gustan los hombres maduros, mayores de 40 años.

Esto me sucedió cuando tenía 15 añitos. Sabia que me gustaban los hombres, pero no había tenido ninguna experiencia sexual.

Estudiaba en un colegio de pago y compartía curso con dos vecinos. Lógicamente eran mis amigos de infancia, juego y crianza.

Nuestras familias se conocían desde hace mucho tiempo con lo cual había confianza. Yo entraba en su casa como si fuera la mía, y viceversa.

Una de esas veces que entre, me di cara a cara con el padre de mis amigos, Alfredo. Quede paralizado ante tremenda belleza de hombre. Salía del cuarto de baño con la toalla en la cintura.

Pude admirar su torso bien formado y velludo, piernas firmes y moldeadas por el deporte, una cara de ensueño, un lunar de pelos en el hombro izquierdo, una incipiente barriga por sus 45 años. Me disculpe por la intromisión, a lo cual me tomo de la cara y me dijo que no había problemas, que éramos casi de la misma familia.

Desde ese momento lo idealice. Me enamoré locamente. No perdía ocasión para entrar en su casa y poder verlo. A esa edad no sabia disimular mi admiración y cada vez que lo miraba me quedaba como bobo, con la boca abierta.

Empece a dejarme a ver ante él. Y creo que lo logré.

Un día vinieron familiares de mis amigos a visitarlos. Y Alfredo fue a dejar el coche de los visitantes en el parking más cercano. Yo estaba patinado en la puerta de mi casa. Al verlo le pregunte si necesitaba ayuda. Me dijo que si quería que lo acompañase. Me monte en el coche y empezamos a hablar, me dijo que quería hablar conmigo, pero tenia que ser fuera de nuestras casas. Me cito para el día siguiente en un parque de la ciudad.

Al encontrarnos, salimos en su coche a dar una vuelta. Y a la primera me dice:

Yo te gusto como hombre?

Me quede de piedra y muy nervioso, pero pense: esto es lo que yo quería, y respondí:

SÍ; MUCHO.

Entonces, esto tenemos que hablarlo en otro lugar.

¿Cual? Pregunte.

¡Ya veras! Respondió.

Salimos de la ciudad y entramos en un motel.

Los dos estamos nerviosos. Nos sentamos en un sofá y empezamos a hablar. Me pregunto un millón de cosas. Me tomo de la mano y me dijo:

Vamos a la cama.

Nos desvestimos y no podía dejar de verlo. Me gustaba mucho. Se acostó boca arriba y me llamo para que me acostara junto a él. Me abrazo empezó a acariciarme la cara.

Eres muy bonito. Dijo

Bonito eres tu.

Que quieres que te haga.

Deja que te toque, por favor. Le dije

Empieza entonces!

Pase mi mano por todo su cuerpo. Desde su cabello negro canoso, por sus hombros fuertes, su pecho velludo, sus piernas, sus pies y volví a subir hasta su verga.

La verdad no era la gran cosa. Normal, de unos 15 centímetros, bonita, blanca, de grueso normal, no circuncidado, y con un LUNAR en la mitad de la verga. Me sorprendí y empece a reír.

De que te ríes?

Es que yo tengo un lunar igual y en la misma parte que tu.

De verdad?

Míralo.

Es cierto

Y tomo mi verga en sus manos ásperas y fuertes. Comenzamos a meneárnoslas. Yo estaba excitado. Metí su verga en mi boca y succioné, estiró su cuerpo atrás y gimió.

Ahhhhhh. Espera, despacio

Pase a chuparle los huevos peludos y pequeños. Seguí con su ingle, las piernas, los pies, quería chuparle todo lo que podía. Intente besarlo y respondió abriendo la boca, entrelazando nuestras lenguas.

Me volteo y besaba mi cuello, mi espalda, mis nalgas. Fue abriendo mis nalgas con un masaje suave, puso un poco de saliva en sus dedos y trato de meter uno, lo que me dolió. Siguió acariciando mi hoyito e intentado meterme el dedo, hasta que lo logró. Luego dos y con el tercero me dolió mucho. Me subió las nalgas y metió una almohada debajo de mí. Metía los dedos en mi culo y me pajeaba. Yo veía las nubes del placer tan grande que sentía.

Parece que estas listo. Dijo

¿Listo? ¿Para que?

Ya te vas a enterar!!!!

Me ensalivo más el culo y apunto su cabeza en mi hoyito. Presiono un poco y entro la cabeza. De verdad no me dolió mucho. Ante eso metió más, y más, hasta que entro toda. ¡QUE DELICIA!

Se movía lento, muy lento. Yo respondí moviendo mi culo, pero me agarro de la cadera para que no me moviera. Él quería llevar el ritmo.

Como les dije, no la tiene grande, pero hay que ver como trabaja. Tiene un movimiento de caderas que es una maravilla. Movimientos arriba, a los lados, abajo, circular, de todo tipo. ¡Ese hombre si sabe hacer el amor!

Cambiamos varias veces de posición: piernas al hombro, perrito, borde de cama, en la silla, en el sofá, en el baño, bajo la ducha; por Dios ese hombre si conoce variedad de posiciones.

Así pasamos más de 20 minutos. Parecía que controlaba la eyaculación. Cuando me senté en su verga, me dijo:

¡Ahora si, date gusto tu mismo!

Me acomodé su verga en mi culo y empece a subir y bajar. De esa forma tenia yo el control. Aprendí varios de sus movimientos y los puse en practica: al frente, atrás, sube, baja, circular. Tenia los ojos blancos, voletados de gusto. Me agarró las tetillas y me atrajo hacia él. Me tumbe encima y me beso con los ojos cerrados.

Fue sublime: estar penetrado por el hombre del que estaba enamorado y besarlo apasionadamente.

Ante tal excitación, aceleré el ritmo de mis movimientos. Mi polla se refregaba en su pequeña barriga peluda y eso hizo que me corriera soltando chorros leche entre los dos. Al darse cuenta me tomo de las caderas y aceleró aun más: sube y baja, otra vez, otra vez, hasta que eyaculo. Sentí como se contraía y expandía su verga dentro de mí. MARAVILLOSO.

Espectacular. Dijo

Te gusto? Pregunte

Muchísimo. Demasiado.

Me alegra, porque a mí también me gusto mucho.

Me acosté a su lado, me abrazo y nos quedamos un rato pensativos.

Creo que pensábamos lo mismo. El padre de mis amigos, el vecino de mi familia, era quien me quitaba la virginidad. ¡QUE DILEMA!

A esa edad yo no sabia que podía pasar con esa relación. Pensé que podríamos repetirlo cada vez que se pudiera o que quisiéramos. No sabia nada.

Al fin, rompió el silencio diciendo:

De esto, nada a nadie. Esta claro.

Clarisimo.

Cuando tenga una oportunidad, te lo doy a entender y quedamos en el mismo parque a la misma hora. ¿Entiendes?

Si entiendo, pero ¿cuando? Pregunte.

No te preocupes ni desesperes. Yo te aviso y lo repetimos.

Salimos del motel y fuimos a casa. Me dejo unas cuadras antes de mi casa para no levantar sospechas.

¿Conque cara podría mirar a mis amigos luego de perder mi virginidad con su padre?

Mantuvimos la relación por cuatro felices años, sin que nadie sospechara nada. Pero eso es otro relato.

¿Les gusto?

Hasta pronto.