Perdí la virginidad durante unos exámenes
Cómo perdí la virginidad por nerviosa.
Esto que voy a relatar me sucedió un día que me quedaba a comer en la escuela, puesto que mis padres salieron de compras de manera urgente para el negocio que tenemos y no iban a volver hasta bien entrada la tarde noche.
Bien, ese día era especial, tenía tres exámenes, dos de ellos por la mañana, uno de matemáticas y otro de lenguaje y uno por la tarde, el de relaciones sociales.
Ese día estaba muy tensa, iba muy concentrada para afrontar lo que tenía por delante, porque quería aprobarlo todo, y tenía los nervios a flor de piel.
Antes que nada, quiero aclarar que todavía era virgen.
Como soy muy propensa a ponerme muy nerviosa y a consecuencia de ello poder orinarme de la ansiedad e intranquilidad que me entra al mismo tiempo ese día me puse un par de compresas por si acaso me orinaba encima, que no es la primera vez que me sucede.
Como almuerzo me llevé un sándwich de jamón serrano y un pequeño plátano, pues tiene bastantes vitaminas para los que estamos estudiando todavía.
Bueno, pues nada más llegar a clase lo primero que pusieron fue el examen de matemáticas, me lo imaginaba chupado, para empezar nos dejaban dos horas para realizarlo, eso ya indicaba lo complicado que se presentaba, así que comencé a responder, a hacer mis cábalas, ecuaciones y todo lo que conllevan las matemáticas, después de una hora solo llevaba la mitad del examen realizado, la tensión seguía por las nubes, no sabía lo que hacer, en otras ocasiones, durante el examen me podía acariciar, pero en este no había tiempo que perder, necesitaba aprobar como fuera.
Y fue pasando el tiempo, concluyendo las dos horas y al final tuve que dejar una sola pregunta sin responder, para relajarme un poco lo primero que se me ocurrió fue ir al servicio y darme un meneito con los dedos en el clítoris, que tanto y tanto placer me daba cuando me acariciaba, y eso hice.
Los servicios estaban muy concurridos, así que en cuanto me tocó el turno, me senté como si fuera a orinar y me quité todo el pañal que llevaba puesto, mientras orinaba y me relajaba un poco, todavía no tenía intención de masturbarme, escuché en los dos apartados que tenía al lado, gemidos, gemidos de jóvenes como yo que se estaban masturbando y no tenían piedad en dejarse escuchar, se estaban tocando a fondo, metiéndose los dedos y disfrutando de sus caricias, eso me puso más caliente aún.
Así que sin dudar, comencé a acariciarme lo mejor que sabía tocándome ligeramente el clítoris por lo alto, metiéndome los dedos sin profundizar mucho, cada vez más y más rápidamente, quería alcanzar el orgasmo ya cuanto antes.
En eso estaba cuando de repente escucho en el apartado de al lado dos voces, dos voces que disfrutaban y una decía a la otra "métemelo bien profundo", yo pensaba que era imposible que un chaval hubiera entrado en los servicios de las chicas, pero alguna chica muy puta podría haberlo hecho, conozco compañeras muy putas que han follado con chicos en los servicios.
En cuanto escuché esas palabras me vino un orgasmo espectacular, no pude más que apretar las piernas para que mi dedo no se escapara, entonces oí que las puertas se abrían, todas estábamos mudas, todas nos habíamos corrido, yo me volví a poner el pequeño pañal por si me volvían a entrar ganas de orinar y salí de las primeras de ese grupo de "gozadoras", a continuación del cuartito de al lado salieron dos jóvenes como yo con una bolsa en la que se distinguía un dildo con arnés, ¡habían estado follando con arnés!, "eso debe ser una gozada" pensé.
El descanso que teníamos era muy poco ya, después de haber estado un rato masturbándonos las que lo necesitábamos, yo me puse a estudiar para el tercer examen, el de lengua sabía que lo iba a aprobar, y para el tercero estaba más bien flojita, se escuchaban rumores de que había que prepararse el tema 13, que contenía relacionados con el sexo, así que me lo empecé a leer, pero era muy extenso, y no sabía por donde cogerlo, me estaba poniendo tensa de nuevo, pero continuaba leyendo y al mismo tiempo me estaba poniendo muy caliente.
Cuando llegó la hora del segundo examen estaba recaliente otra vez, con los pezones duros como piedras, y el profesor que nos examinaba se dio cuenta, en cuanto entré se me insinuó con la lengua, yo con mis minifaldas y mis pezones duros era comprensible que resultaba atractiva, hasta a las chicas.
Así que el segundo examen también tuvo una duración de dos horas, pero este me resultó bien fácil, todo respondido y me relajé un poco, de vez en cuando el profesor se pasaba por mi mesa y se acariciaba descaradamente el bulto de su entrepierna junto a mi cara, era un cabronazo.
De nuevo otro rato para descansar, pero era la hora del almuerzo, yo me comí mi sándwich y me entraron ganas de ir al servicio, me llevé el postre para comérmelo allí mientras descargaba, así que haciendo los esfuerzos que se necesitan para cagar, me empecé a acordar de lo que disfrutaron las chicas en el cuartito de al lado dentro del servicio, y de nuevo me empecé a calentar, y no se me ocurrió otra cosa que empezar a pasarme el plátano por el clítoris.
Estaba poniéndome más que recaliente, y estaba en eso, corriéndome casi, cuando de repente otra vez entra una chica gritando a todas las que estuviésemos en el servicio "que empieza el tercer examen, que nos quieren sorprender para suspendernos, rápido, dejadlo todo y al examen", en ese sobresalto con el plátano en la vagina paseando desde el clítoris hasta los labios sin llegar a penetrarme casi nada, en cuanto escuché el aviso, del susto me metí el plátano hasta el fondo, al principio me dolió y como no me gusta el dolor, pensé que al salir me iba a volver a doler, así que pensé, "le doy la vuelta y la parte del final del plátano que apunte hacia mi culo".
Y eso hice, lo dejé dentro, puse de nuevo el pañal que llevaba por si orinaba por los nervios y me fui hacia el aula para examinarme.
Por el camino podía sentir el plátano en mi interior, el roce del mismo me hacía alcanzar orgasmo tras orgasmo, con frecuencia que yo no pensaba que me iba a dar, casi no podía caminar, me estaba poniendo más caliente todavía, y tuve que entrar en clase, con aquello ahí metido, durante más de una hora que duró el examen, en la silla no podía moverme, puesto que el roce de aquel miembro artificial hacía que volviera a sentir los espasmos del clímax nuevamente.
Cuando terminó el examen ya era hora de salir hacia casa, intenté entrar en los servicios nuevamente pero las limpiadoras los estaban dejando como nuevos, así que me tuve que aguantar y salir dirección a casa con el miembro dándome el gusto por todo el camino mientras andaba, de vez en cuando me paraba a observar escaparates, con las piernas algo abiertas, del placer que me daba, no podía hacer movimientos extraños, en una ocasión se me cayó un libro y al ir a recogerlo sentí como el plátano ahondaba más en mi más tierno órgano sexual, aunque el placer era increíble, no quería mostrar a los que pasaban mi cara de gusto, así que llegué por fin a casa.
Tenía toda la tarde para relajarme mis padres tardarían todavía tres horas más en llegar, así que en casa, me desnudé por completo y fui a quitarme ese objeto indecente que había entrado más que nada en mi vagina, al deshacerme del pañal, observé sangre por todas partes, era la señal de que el dichoso platanito me había desflorado, eso me puso a mil por horas, así que pensé "ya de perdidos al río", y tomé el plátano que casi se perdía dentro de mi sexo por completo debido al movimiento y empecé a moverlo, de dentro afuera.
Me acariciaba el clítoris con la otra mano, los pañales, sanguinolentos, rodaron por el suelo, y el placer llegaba por momentos, al principio con la lentitud me corrí varias veces, después quise más y empecé a moverlo de manera rápida, y alcancé tal cantidad de orgasmos que caí rendida al suelo y me quedé dormida.
Un sonido de llaves en la puerta me despertó, eran mis padres, estaban entrando, alcancé a ponerme bien la ropa y salí del baño, los saludé muuuy relajadamente y estuvimos charlando sobre lo que ocurrió a cada cual en cada sitio, yo no dije nada de mi desfloración, claro está, pero mi madre, vio el pañal rojo, demasiado rojo, le puse la excusa de que tenía la regla, de que me había llegado el mes.
Y así es como me desfloré, sin querer.