Perder la cabeza por Carol
Carol es una atractiva chica de 21 años que me hace perder la cabeza, llevándome al límite en lo que a sexo se refiere y es que a mi edad no me podía quejar, aunque ella escondía algo que nunca pude imaginar.
Recomendaría leer el relato "Perder la cabez por una muchacha joven 2" Si no estáis interesados podéis empezar por este relato directamente, aportaré detalles para que no quedéis desconectados.
Estuve durante varios días dándole vueltas a la proposición que me había hecho Carol. Yo le había sido infiel a mi mujer con Cyntia y a estas alturas de mi vida, que otra jovencita me propusiera sexo ya no era algo que me hiciera perder el sueño.
Lo que me ofrecía Carol era para mí como una gran venganza contra Cyntia, ya que ella me había abandonado como un perro, aunque yo desconocía que ganaba Carol en todo esto asunto.
Primero de todo tenía que saber que quería Carol de mí: si quería una relación, que yo me desahogara con ella y le contará mis problemas o simplemente me quería para echar un polvo. Después de pensarlo mucho me di de alta en Instagram con un nombre falso para que ningún conocido me encontrará. Busqué su nombre y lo encontré tenía varias fotos mostrando su espectacular cuerpo: en bikini, con vestidos ajustados pero ninguna vulgar o sin casi ropa.
Le envié un mensaje por privado esperando su respuesta, pero no la recibí.
Al día siguiente por la mañana abrí mi móvil y vi que me había contestado; en el mensaje decía de quedar a las 18:00 horas en una cafetería cercana a la universidad para vernos y poder hablar, el mensaje finalizaba con un par de besos.
Llegué a la hora indicada a la cafetería y estaba bastante poblada de gente joven (la mayoría universitarios), justo delante de la puerta estaba ella: llevaba un abrigo de color negro que le cubría hasta las rodillas y es ahora que me fijé más en detalles de ella: 1,80 de alto, ojos azules verdosos, unas piernas muy esbeltas y sobre todo lo que más destacaba de ella era su pecho que debería rondar la talla 100, resumiendo una preciosidad. Viendo semejante mujer me imaginé que yo para ella sería un simple pasatiempo. Mi situación en aquel momento para mí era indiferente, me importaba muy poco vivir y si ella quería pasar un buen rato conmigo o tan sólo hablar, me ayudaría a quitarme a Cyntia de la cabeza.
CA- Buenas tardes, haces mala cara.
F- Ya sabes...
CA- Deja de pensar en Cyntia, ella no volverá contigo y cuando antes te olvides de ella mejor.
F- ¿Por qué te preocupas tanto por mí?
CA- No sé digamos que me fijé el día de la cena en ti y vi que un tío como tú aún puede dar placer a muchas mujeres.
La tía iba directa al grano, sin duda ahora sabía lo que ella deseaba.
CA- Sentémonos allí en aquella barra.
F- De acuerdo.
Había una fila de taburetes en un rincón del local y fue allí donde nos sentamos, desde allí nadie veía nuestras piernas ya que las tapaba una amplia tabla de madera: pedimos un par de cafés con leche y ella me empezó a hablar.
CA- La oferta que te hice el día del hospital aún sigue en pie, te voy a ser muy clara: yo no deseo ningún tipo de relación contigo por varios motivos: tenemos cierta diferencia de edad: tú tienes 40 años y yo 21 y lo que yo busco es una relación basada en el sexo, no quiere decir que podamos quedar para hablar y tomar algo, pero no quiero que te hagas ilusiones pensando en que podemos llegar a algo más.
Todo había quedado muy claro: no quería nada fuera del sexo y que si había algo más yo no lo debía interpretar como una relación estable, así que viendo en el punto de mi vida en el cual me encontraba decidí aceptar sus condiciones.
F- Estoy de acuerdo en lo que me ofreces ya que aparte del sexo me gustaría conocerte algo más como persona.
CA- Esta bien, se nota que tienes las cosas claras.
Nos trajeron los cafés con leche y empezamos a hablar, cuando sin venir a cuento noté qué su mano se escondió debajo de la barra para ir a parar directamente a mi entrepierna.
F- ¿Que haces?.
CA- A ti que te parece, estate quieto que te gustará.
La situación me empezaba a superar, el local estaba bastante lleno de y Carol no paraba de sobar mi paquete qué como bien entenderéis a los pocos segundos ya había empezaba a tomar forma, mientras ella se mojaba la lengua con aquel café con leche, acto seguido y con una maestría absoluta me bajó la cremallera del pantalón, tuvo que notar que mi polla estaba como una piedra y empezó a sobarla con su mano izquierda apartando un poco mi slip.
CA- A ver si limpias un poco el césped.
F- Lo haré sin duda...pero no pares.
Me molestaba que me dijera que no iba depilado, aunque en aquellos días tampoco tenía mucha inquietud en cuidar ciertos aspectos de mi cuerpo.
Mientras no paraba de mirarme y haciendo ver que se tomaba el café continuó pajeándome lentamente, me daba mucha vergüenza que alguien nos pillará, pero el morbo que provocaba la situación era superior a todo.
Tenía mi polla tan caliente que como continuará así me iba a correr, cuando entraron un grupo de chicas que conocían a Carol, quitó rápidamente la mano de mi pantalón y empezó a hablar con ellas como si allí yo no hubiera pasado nada, ellas ni se fijaron en mí y debieron pensar que era alguien de la familia o yo que sé.
CA- Encantada de verte, un día de estos si necesito algo te aviso.
F- Igualmente.
CA- Adiós.
Y allí me quedé en esta nueva faceta de mi vida en la que iba a remolque de las mujeres, el problema es que la muy guarra me había dejado un calentón de padre y muy señor mío y es que no se me bajaba la erección ni queriendo. Me fui al baño y miré que no hubiera nadie, me metí en uno de los aseos y me baje los pantalones y el slip y empecé a masturbarme de manera muy violenta y es que notaba mi polla como si fuera explotar no tuve mucho tiempo de imaginarme una situación ya que en pocos segundos empecé a soltar una buena cantidad de semen que fue a parar directamente a la tapa del váter, hacía tiempo que no me acordaba de lo que era tener una buena eyaculación.
Me aseé y cuando fui a pagar los cafés me dijo el camarero que ya estaban pagados (al menos no era como Cyntia que lo tenía que pagar todo yo).
Al llegar a casa estuve pensando en lo que había sucedido en la cafetería y es que aquella situación me había dejado realmente descolocado. En parte deseaba volver a quedar con ella, pero yo no sabía si me diría algo ella o si al contrario era yo el que tenía que hacer el paso y quedar con ella.
Así pasaron los días y viendo que ella no me decía nada empecé a darle vueltas nuevamente a la cabeza y realmente pensé que lo de la cafetería había sido un desastre.
Estábamos a mediados de diciembre y las típicas cenas de navidad empezaban a aflorar, en el caso de mi mujer no iba a ser una excepción, aunque hacía ya un par de años que no la acompañaba (en parte me hacía un favor), y es que aguantar a algunas personas se me hacía realmente insoportable, así que aquel viernes estaría sólo en casa y sin ningún plan.
Mi mujer se arregló y me preguntó si había quedado con alguien para tomar algo, le comenté que me quedaría en casa. Aquellas cenas se alargaban hasta las 3 o las 4 de la madrugada y con tanto tiempo podría hacer lo que me diera la gana y a lo mejor me echaba una buena paja aquella noche.
Durante aquel día no le había hecho mucho caso a mi smartphone, cuando se fue mi mujer me dio por mirarlo y vi que tenía 5 mensajes en Instagram de primera hora de la mañana y vi que eran de Carol, me mandaba su número para que la llamara.
Marqué el número de teléfono y me contestó.
CA- ¿Porqué no contestas a mis mensajes?
F- No estoy muy pendiente del móvil.
CA- Escúchame que no tenemos mucho tiempo, arréglate y vistete elegante que tienes que acompañarme a una cena de navidad, más bien diría de gala.
F- ¿De cuánto tiempo dispongo para arreglarme?
CA- 40 minutos, mándame tu dirección por whassap y te paso a recoger.
F- Ok, ahora te la mando.
CA- Nos vemos.
No había sabido nada de ella en días y ahora me invitaba a una cena de navidad o lo que fuera y que me tenía que poner elegante.
Me pegué una ducha rápida y me depilé un poco los huevos y el entorno de mi pene por si acaso, me puse un traje con camisa y corbata, me peiné y me vaporicé bastante colonia, me sentía nervioso y es no tenía ningún control sobre la situación.
Bajé hasta el portal y esperé que la ubicación que le había mandado fuera la correcta.
Entonces vi un coche con las luces encendidas era un Mini Cooper de color rojo, me acerqué y vi que era ella, abrí la puerta y me deslicé hacía al interior del coche.
Estando dentro del coche me fijé en que llevaba un vestido de color verde muy elegante y para nada vulgar, estaba muy elegante.
CA- A ver si le leemos un poco los mensajes que un poco más y no te encuentro.
F- Lo siento ya té lo dije.
CA- Bueno no pasa nada, pareces un auténtico caballero, tenía ganas de ver como estarías con traje y te queda realmente bien.
Ahora sentía que tenía que tomar un poco el control de la situación o me quedaría con ganas de follármela y os aseguro que con semejante cuerpo y el vestido que llevaba esa noche no me conformaría con una simple paja.
F- Gracias por llamarme para cenar, realmente no me esperaba tu llamada después de tantos días.
CA.- Lo siento si he tardado, piensa que he estado con un par de exámenes que tenía que recuperar y que tenía muchas cosas en mi mente que necesitaba aclarar.
F- De acuerdo.
Llegamos a nuestro destino que era un edificio de un céntrico edificio de unas 30 plantas que había visto en varias ocasiones mientras conducía y lo único que sabía es que pertenecía a una multinacional, llegamos allí y vi que pasaba una tarjeta y que entrabamos al parking, dio un par de vueltas y aparcó en una plaza muy amplia. Me bajé del coche y acto seguido lo hizó ella, fue entonces que me la miré de una forma más precisa.
Era un vestido verde que tapaba sus hombros y que le quedaba a la altura de sus rodillas y que tenía un amplio vuelo, rematado con unos zapatos negros con encajes de color verde.
Ella se dio cuenta de que estaba embobado mirándola.
CA- ¿Hmmmm....ya me has mirado bien?
F- Si muy bien...perdón.
CA- Odio que te disculpes continuamente, espero no haberme arrepentido de que me acompañaras, por cierto tu sígueme el rollo durante la cena...entendido?
F- Entendido.
Nos dirigimos hacía un ascensor y en ese preciso momento empecé a sentir como un sudor frío que recorría cada poro de mi piel. Paramos en la octava planta, dónde se abrieron las puertas y apareció ante nosotros un amplio hall con bastante gente. Yo iba elegante pero allí había hombres que incluso llevaban esmoquin, ellas iban todas hechas un pincel y es que aquello parecía una gala de premios.
CA- Tú te sentarás en la misma mesa que yo, no hables mucho y si dicen algo que no sabes tú te inventas algo.
F- De acuerdo, aunque no entiendo nada.
CA- Ya lo entenderás.
Era una sala muy amplia con varios camareros repartiendo bebidas y con multitud de comida, me mezclé un poco entre la gente y me fijé que allí había mucha pasta y en el que yo no pintaba nada, ahora estaba empezando a preguntarme por qué tenía tanto interés en que la acompañara, si lo que quería era humillarme lo estaba logrando con creces.
Durante mi vuelta estuve probando todo tipo de comida, me estaba poniendo morado de comer y de ver a auténticas diosas de todas las edades.
Carol volvió hacia dónde me encontraba yo, viendo que venía le entregué una copa de champagne.
CA- Gracias por la copa, Cyntia no mentía cuando decía que eras muy atento.
F- Faltaría más, no soy rico pero educación tengo.
CA- Así me gusta.
F- ¿Entonces que hacemos aquí?
CA- Conozco a personas que conocen a personas y al final uno acaba ambientando con la gente adecuada.
F- Entiendo.
A la hora indicada nos dirigimos a la mesa que teníamos asignada: éramos ocho comensales e incluso parecía que alguno de ellos la conocían, las personas que estaban allí preguntaron a que me dedicaba y fue entonces que Carol les contesto que era jefe de mantenimiento en una importante empresa, yo confirmé lo que elle había dicho anteriormente y es que ahora le seguía la corriente a ella aunque había cosas que no acaba de comprender.
La cena estuvo deliciosa y porque no decirlo surrealista, estuve con gente a la cuál no conocía y que quizás no volvería a ver nunca jamás.
Cuando acabó la cena un hombre de unos 50 años levantó su copa y brindo junto a una mujer que debía tener unos cuarenta y pico y que estaba de muy buen ver.
Después de aquel brindis la gente fue desfilando hacía otra sala dónde había una orquestra y justo en la del lado había un dj pinchando música, ahora me encontraba de nuevo solo, ya que Carol se había levantado de la mesa y había desaparecido.
Me fui a la sala dónde tocaba la orquestra y entonces puse mi mano en el bolsillo y me di cuenta qué no llevaba el móvil, seguro que se me habría caído al levantarme de la mesa, así que decidí volver hacia el comedor que ahora estaba totalmente vacío. Un lugar dónde habían cenado cerca de 200 personas y en el que ahora no quedaba nadie.
Llegué a la mesa y en el suelo encontré el móvil, cuando sin darme cuenta apareció por el otro lado Carol.
CA- ¿Te he estado buscando, dónde te habías metido?.
F- Estaba en la sala de la orquestra y me di cuenta qué había perdido el móvil, por eso volví.
CA- ¿Te has fijado que no hay nadie?
F- Sí aunque a lo mejor viene algún camarero no sé.
CA- Creo que el otro día dejamos algo pendiente.
F- Me parece que sí, pero no creo que esté sitio sea el más indicado.
CA- Me parece que no me entiendes.
Y con un rápido ademán se acercó a mí y empezo a manosearme todo mi paquete, no sé cómo lo hacía pero en cuestión de segundos mi polla se ponía muy dura.
La atraje hacía mi y le empecé a sobar el culo.
CA- Así me gusta, parece que nos empezamos a entender.
Me separó lentamente de ella y me hizo sentar en la silla dónde había cenado, cuando vi que se metía debajo de la mesa.
F- ¿Qué coño haces?
CA- Algo que seguro que nos ha hecho en tu miserable vida.
Aquello me dolió pero era cierto Carol era morbo puro y realmente nuestra relación (por llamarlo algo), se basaba sólo en el sexo.
Poco a poco noté como sus manos iban acariciando mi entrepierna hasta que noté que con una mano iba bajando mi cremallera y como me la sacaba de mi pantalón, ya que yo no veía nada. Pasaba su lengua por toda mi polla, mientras no paraba de escupirme al glande.
CA- Así me gusta bien limpita, que no me gusta tragarme pelos de nadie.
Y después de estas palabras empezó a metérsela en la boca, a pesar de haber tenido sexo con Cyntia y que me había parecido espectacular lo que me hacía sentir Carol era de otro nivel, no diría que fuera nimfómana pero se notaba que le gustaba el sexo más que a un tonto los caramelos y es que aún no había empezado a chupármela y ya me sentía en el paraíso.
Cuando empezó lo hizo cómo si la fuera la vida en ello, ya que lo hacía con un ritmo demoledor, se la metía hasta el fondo de la garganta mientras yo arañaba el mantel y es que cada vez iba más rápido, cuando vi que alguien entraba en la sala.
Era el señor que había hecho el discurso, vi que se dirigía hacia mí y cogí el móvil para hacer ver que buscaba algo, me preguntó si había visto a una tal María Carolina y que había estado sentada en aquella mesa, me comentó que si la veía le dijera que la estaba buscando. Gracias a dios que se fue porque la situación me estaba sobrepasando, Carol debajo de la mesa mamando como una posesa mientras aquel hombre preguntaba por ella.
Carol continuaba con aquella mamada y yo sabía que no iba a poder aguantar más.
F- Joder...Carol para que me voy a correr.
Pero ella no hizo caso y es que notaba toda mi polla dentro de su boca y en aquel preciso instante solté toda la leche que tenía acumulada en mis huevos durante las dos últimas semanas y vaciándome dentro de su boca, fue una sensación única y es que era algo que nunca había experimentado el correrme en la boca de una mujer. De la manera en que me corrí fijo que algunos chorros habían llegado a su garganta. Lentamente se la fue sacando su boca y entonces levantó el mantel.
CA- Joder cabrón un poco más y me ahogo pareces un puto surtidor de leche.
F- Lo siento, yo te avisé.
CA- No lo sientas, a todos los tíos os gusta correros en la cara o en la boca de las tías.
F- Yo te he avisado, no quiero obligar a una persona a algo que no desea, aunque me ha encantado.
Me quedé alucinado de ver que para ella aquello era algo normal y es que era alucinante como vivía el sexo.
Me levanté y bebí un poco de agua que quedaba en mi copa, mientras vi que ella se limpiaba los labios con una servilleta y se enjuagaba la boca con un poco de agua, escupiendo restos de semen dentro de ella.
F- Cambiando de tema, no sabía que te llamabas María Carolina.
CA- Es por el nombre que me conocen por aquí, poco a poco te explicaré más cosas de mí, todo en su justo tiempo.
CA- Vámonos a bailar un rato...a ver si aguantas mi ritmo.
F- No me subestimes.
Nos fuimos donde pinchaba el dj, allí la media de edad estaba en los 30 lo que quería decir que yo no encajaba del todo. La música era de todo tipo y sin casi reguetón, su manera de bailar era muy sensual se arrimaba a mí a cada instante, yo estaba sudando cada vez más y a pesar de haberme corrido hacía poco rato volví a notar como mi polla volvía a revivir y eso era alucinante ya que con 40 tacos nunca me había sentido así, ahora el que estaba caliente como una sartén era yo.
El señor que me había dicho que la buscará se la miraba con cara de pocos amigos, no entendía por qué se la miraba así, era algo que desconocía en aquel momento y que más tarde supe.
Yo estaba ahora super excitado y con una simple mamada no me iba a conformar y fue así que me acerqué a su oído y le dije:
F- Me muero por hacerte mía en cualquier rincón de este edificio.
CA- Yo también quiero follar y sentirte dentro de mí, veo que aprendes rápido.
Ahora yo había tomado la decisión y acerté. Salimos de allí y fuimos al ascensor ella pulso la penúltima planta del edificio, el trayecto se me hizo eterno.
CA- No me toques qué seguro que hay cámaras en este ascensor, espera un minuto y entonces podrás hacerme gozar.
Se abrió la puerta del ascensor y fuimos a parar a un pequeño rellano dónde había como una base de piedra.
F- ¿Parece que conoces el edificio?.
CA- Un poco, aquí estaremos cómodos y nadie nos buscará.
No tardó ni un segundo en decirme esto que ya estábamos nuevamente en faena, no paraba de mordisquearme el cuello, mientras yo iba buscando su coño pero con aquella falda tan elegante era difícil encontrárselo.
CA- A que esperas a follarme como una perra?.
Siempre han dicho que a las mujeres les iban los preliminares, pero ella era la excepción a la regla.
F- Te la voy a meter hasta el fondo.-mis propias palabras incluso me asustaban-.
CA- No hables tanto y fóllame que a eso hemos venido.
La agarré y la estiré en el suelo, mientras iba buscando sus bragas dentro de aquel precioso vestido y es que cuando las encontré no había manera de sacárselas ya que iban por debajo del liguero, me sentía frustrado por no encontrar la manera de sacarle sus bragas y porque aquello de aquí te pillo aquí te mato me daba cierta frustración, ella quería que me la follara y eso le iba a dar. Mientras me las ingeniaba con el liguero aproveché para meterle directamente de golpe dos dedos en su ya húmedo coño.
CA- Joder me encanta, más fuerte....ooohh, más.
Estaba muy excitada y eso que solo le había metido dos dedos, con la otra mano fui liberando el liguero hasta que logré quitarle las bragas de encaje que llevaba, cuando logré conseguirlo, se las quité y fue aquel el momento en que aproveché para bajarme los pantalones y soltar mi polla.
CA- Venga métemela no aguanto más cabrón, venga hazme gozar cabrón.
F- Hasta el fondo te la meteré.
Yo creo que con mis dedos ya se había corrido como una loca y una parte de mí estaba realmente asustado de lo que pasaría con mi polla dentro de ella.
El suelo estaba frío pero con el calentón qué llevábamos casi ni lo notábamos, así que sin más dilación cogí mi polla y busqué su agujero metiéndosela casi de golpe.
CA- Hmmmm, venga va taládrame...por favor.
Y fue así que empecé a penetrarla sin ningún tipo de delicadeza, no entendía porqué era tan guarra en la forma de practicar el sexo.
CA- Así joder métemela....oohh dios... más fuerte cabrón hazme gozar..ssii.
Yo allí en suelo y metiéndola cada vez de manera más salvaje, no paraba de gemir como una auténtica posesa y en como atrapaba mi polla dentro de ella me dio la sensación de que se había corrido al menos un par de veces, detrás de aquella imagen de rubia tonta se escondía una auténtica diosa del sexo.
Los dos no parábamos de gemir, yo notaba como mi polla la perforaba de una manera salvaje.
F- Me voy a correr.
CA- Si cabrón así suelta tu leche encima de mi coño...hmmm...siiii.
Después de darle un par de empujones de manera aún más brusca la saqué de aquel coño totalmente empapado y a los pocos segundos solté unos pequeños chorros de semen y es que aun no entiendo cómo me quedaba semen y es que hacía relativamente poco tiempo que me había vaciado dentro de su boca.
Pasados unos segundos me fijé en ella, estaba allí con el pelo alborotado y con las piernas entreabiertas, cuando hice algo que cambio el rumbo de la velada.
La ayudé a incorporarse con mi mano, le arreglé un poco el pelo y le dí un beso en la mejilla. Noté como ella se quedo en shock durante unos instantes.
F- ¿Estas bien?.
CA- Sí.
F-¿ Entonces que te pasa?.
CA- Es que nunca nadie se había preocupado por mí después de haberme follado, por esto me he quedado sin palabras.
F- ¿Y eso?
CA- Si me comporto así no es por ti, diría que es por mí y es algo que sé que nunca cambiará
F- Todo tiene solución en la vida y te lo dice una persona que en más de una ocasión he pensado en abandonar este mundo.
CA- Yo sí que pensé en suicidarme hace unos años.
F- Tú eres muy joven para pensar en esto.
CA- No sé si te lo tendría que contar ya qué esto solo lo sabe mi hermana y mi madre, nunca se lo he explicado a nadie, nuestra relación de sexo no cambiara pero así me podré desahogar con un secreto que me atormenta cada día de mi vida. Es algo muy serio y aún no sé porque te lo explico, pero sé que tú sabes escuchar a las personas.
F- Si no quieres contármelo no pasa nada mujer.
CA- Creo que es el momento para desahogarme y contárselo a alguien.
F- Tú tranquila.
Estaba realmente nerviosa, parecía un flan y no era por el frío, creo que era algo que la atormentaba y mucho.
CA- Tenía 18 años y era una chica normal y corriente, iba vestida como un marimacho y a diferencia de mis amigas yo aún era virgen y es que por extraño que fuera ningún chico me hacía caso.
Pero hubo un amigo de mis padres que debería tener 21 años y que empezó a decirme cosas bonitas, yo me sentí alagada y es que ningún chico me hacía caso, él era muy educado conmigo y nunca en la vida pensé en que sus intenciones conmigo fueran tan oscuras.
Todo ocurrió un día de verano yo llevaba una falda tejana y una camiseta. Aquel día noté que me decía cosas bonitas y es que me sentía como si no existiera nadie más guapa que yo en este mundo. Estaba tan acelerada que me fui al baño de dónde trabaja mi padre para mojarme mi cara ya que me sentía acalorada cuando entró el y me cogió del brazo de una manera totalmente agresiva, primero le pedí que me dejará y él me dijo que me deseaba, abrió la puerta del baño y me introdujo dentro de un empujón sentándome de golpe encima de la tapa del váter. Le pedí que me dejará pero no me escuchó, se bajo el pantalón y saco una polla descomunal o eso me parecía a mí, yo no había visto ningún pene a tamaño real en mi vida y eso me asustaba, me agarró del pelo y me hizo abrir la boca, no tuve tiempo de coger aire ya que me metió su polla en mi boca, no me cabía y me faltaba el aire para respirar, diría que más que chupársela yo sentía que me estaba perforando mi boca, lo peor es que yo no sentía ningún tipo de placer y lo más a vergonzante es que mi entrepierna se mojaba ante tal situación.
Pasado un rato me dijo que ya estaba cansado y que me iba a follar, se lo pedí de mil maneras pero él no me escuchó, él era más fuerte que yo. Me puso a cuatro patas y noté como me manoseaba debajo de la falda, noté como apartaba mis bragas, yo estaba lloriqueando pero él no me escuchaba, noté como algo me estaba invadiendo, me estaba metiendo su polla dentro de mi coño virgen sin ningún tipo de delicadeza, yo no paraba de llorar mientras él no paraba de decirme cosas guarras, como que era una calienta pollas y que mi coño era delicioso, no sé el rato que estuvo así hasta que noté como temblaba mi cuerpo de placer, ahora me sentía avergonzada el chico continuó un buen rato hasta que se corrió, notando dentro de mi toda su leche.
El chico sé vistió y me dijo que cómo se lo contará a alguien se encargaría de hundirme la vida.
Yo me quedé allí y me miré mis piernas y noté cómo su semen se mezclaba con la propia sangre y es que había sido una sensación que no se podía describir con palabras y es que de mis ojos no paraban de brotar lágrimas. Mi cuerpo había disfrutado pero yo no.
F- ¿Y no lo denunciaste?
CA- No hubiera servido de nada, era el hijo de un jefe y nadie me hubiera creído, además eso no fue lo peor.
F- ¿Algo peor?.
CA- Sí, al cabo de un par de meses y viendo que no me venía la regla, mi madre me llevo a la ginecóloga y vio que estaba embarazada, te imaginarás la bronca que tuve que aguantar, mi hermana se enfado pero fue algo más comprensiva.
Mi madre movió todos los hilos que conocía y a las pocos días sin que mi padre se enterará me llevo a una clínica para que abortará. Fue muy doloroso el aborto.
Estaba totalmente absorto ante tal relato de los acontecimientos, entonces empezaba a comprender aquel comportamiento, aunque no del todo, ese tipo le robó su virginidad y ella desde aquel preciso momento sólo sabía disfrutar del sexo de la manera más sucia y salvaje posible.
CA- Mi madre me hizo ponerme un DIU ya que no se fiaba de mí y que yo me encargué de que me lo sacarán cuando tuve dieciocho años.
Durante aquel verano descubrí que mi cuerpo hacía gozar a los hombres y empecé a cambiar mi forma de vestir y de ser y descubrí que el sexo salvaje me hacía gozar como ninguna cosa más en el mundo, me importaba poco que los chicos me follaran y me dejaran tirada como una colilla e incluso que se corrieran en mi cara.
Lo que me decía me estaba dejando sin palabras.
CA- Por eso cuando hoy tú me has tratado de aquella manera me has dejado sin palabras, ya que nadie había hecho nunca algo parecido por mí.
F- Yo creo que es lo mínimo que se puede hacer por una persona que te da algo a cambio -intentando ser caballeroso-.
CA- Yo sé que nunca cambiaré me encanta que me follen como una zorra y ahora me gusta que seas tú el que me la meta hasta el fondo, si no estás dispuesto a seguir conmigo, mejor que lo dejemos aquí.
Ahora tenía la pelota en mi tejado, ¿seguía con ella y su forma de disfrutar del sexo o volvía con mi miserable vida?.
Pero yo también tenía ganas de saber cómo era ella fuera del ámbito sexual.
F- ¿Te hago un trato si quieres?
CA- Depende, pero dime.
F- Yo no tengo ningún problema en tener sexo contigo, es más estoy encantado pero me gustaría conocerte un poco más.
CA- Yo te he dicho que no quiero nada más.
F- Podemos follar, pero quedando para tomar algo y es que no creo que pida tanto.
Estuvo unos segundos valorando la situación cuando me dijo.
CA- De acuerdo, espero no arrepentirme de esta decisión, pero que sepas que cuando me canse de ti te lo haré saber, yo no soy como Cyntia que te dejó tirado como una colilla.
Y así firmamos nuestro pacto en cuanto a nuestra relación. Solo sería sexo y ocasionalmente iríamos a tomar algo.
Estábamos destemplados después de haber follado como animales en el suelo, nos arreglamos y bajamos a la fiesta.
Había menos gente y es que ya era la 1 de la madrugada, me tomé una coca-cola y es que necesitaba coger energías. Ella fue un momento al baño y cuando salió le pedí que me acompañará a casa que no fuera que mi mujer hubiera vuelto.
Me acompaño a casa y me dejó en una calle cercana de donde vivía yo.
CA- Muchas gracias por acompañarme esta noche durante la cena.
F- Ha sido un auténtico placer ser tu acompañante.
CA- Ahora estaré unos días fuera de vacaciones con mi familia, si necesito algo de ti ya te llamaré. Una cosa más te quería dar las gracias por escuchar mis penas, yo no voy explicando mi vida al primero que conozco, quiero que te quede bien claro- con tono serio-.
F- Ya me lo imagino.
Abrí la puerta y nos despedimos de una manera muy fría, mientras vi cómo se alejaba. Llegué a casa y vi que mi mujer aún no había llegado, aproveché para pegarme una ducha y me metí en la cama.
Estuve pensando en que ella demostraba ser una persona fuerte pero todo lo que le había sucedido cuando era una adolescente había marcado su personalidad para siempre, las cosas estaban claras, yo no podía encariñarme de una mujer que sólo quería sexo.