Perder la cabeza por Carol 8

Lass cosas después de la boda no iban a ser tan fáciles. Mi mujer, su padre y algo que no esperábamos alteran aún más nuestra vida.

Después de volver de la boda y durante el mes de julio me sentí el hombre más feliz del mundo y es que Carol y yo no nos separamos ni un solo instante, siempre que mi trabajo me lo permitiera.

Aprovechábamos el tiempo al máximo: ir al cine, salir a cenar a algún lado o ir a la piscina con Carla. En este último lugar por extraño que fuera la gente nos miraba raro. Ella parecía más mi hija que mi pareja y es que su cuerpo perfectamente moldeado y con un simple bikini de color rojo la hacía parecer una simple diosa a mis ojos.

Pasábamos muchas horas en casa juntos y disfrutábamos de cosas realmente simples: mirar la televisión, escuchar música o simplemente conociéndonos un poco más y es que queríamos saber si lo nuestro tenía futuro, o era algo pasajero.

Cuando no había nadie en casa aprovechábamos para tener nuestros escarceos sexuales y es que ahora nos lo tomábamos con más calma e intentando disfrutar. Por extraño que fuera ahora ella era más comedida en cuanto al sexo y siendo mucho más cariñosa.

Yo sabía que el día 29 de julio era su cumpleaños y lo primero que imaginé es que seguramente lo quería compartir con sus padres y sus allegados, en una fiesta única y llena de lujo, pero ella me sorprendió nuevamente.

CA- Sabes que el día 29 es mí cumple.

F- Si y me imagino que lo pasarás con tu familia.

CA- Estás equivocado, voy a pasarlo con vosotros, con los que me habéis tratado como una persona: contigo, con Paula y Tomás...ah y los niños, iremos a un restaurante que conozco y os invito yo.

F- Pero...-me puso su dedo en mis labios-.

CA- Nada, amor mío.

Ahora tenía que regalarle algo, ¿pero que necesitaba una mujer a la que le sobraba el dinero?

Gracias a la ayuda de Paula, encontramos un pareo que le iría bien, por si iba a la playa allí en los Ángeles.

El día de su cumpleaños fue inolvidable: el regalo le gustó y aparte la mayor sorpresa me la llevé yo: ya que invitó a Tessa y Olivia a la comida, realmente que decidiera pasar el día conmigo en lugar de con su familia, significaba mucho para mí.

Pero llegó el día de la despedida y por extraño que fuera se me hizo muy dura su marcha. Sintiendo lo que sentía por ella, un mes sin Carol se me haría eterno.

Cada día que podía me enviaba mensajes o conectábamos por videollamada, siempre intentábamos que coincidieran las horas para que uno no molestará al otro (nueve horas de diferencia). Ese mes gracias a mi trabajo y a que Carla me tenía casi monopolizado, se me paso volando.

El día uno de septiembre regresaba a casa, un par de días antes me comentó que la irían a buscar sus padres y que cuando llegará tenía que hablar conmigo. El día dos de septiembre recibí una llamada suya.

CA- Hola guapo, ¿cómo estás?

F- Bien con ganas de verte.

CA- Yo también, aunque tenemos que hablar .

Esas tres palabras no me dieron ningún tipo de buen rollo y es que muchas veces no auguran nada bueno.

F- ¿Es algo malo?

CA- No es nada malo, ni te voy a dejar ni he conocido a nadie, simplemente es un tema que quiero hablar en persona, dime la hora a la que terminas de trabajar y te paso a buscar. Tranquilízate que no es nada malo amor mío.

F- De acuerdo, Carol.

Quería verme en persona y lo que tenía que decirme no era malo, pero aquella aura de misterio provocó que le empezará dar vueltas a la cabeza.

Me fui al trabajo y aquella tarde no rendí mucho pensando en lo que me había comentado.

Cuando salí del trabajo ella ya me estaba esperando con su Mini de color rojo. Lo primero en que me fijé es en que llevaba gafas (estaba muy guapa) y es que ella se dio cuenta al momento que me había fijado en este detalle.

CA- ¿No te gusto con gafas? Las utilizo solo para conducir.

F- Me gustas de todas las maneras, ¿por cierto que es lo que me tienes que decir?

CA- Ahora cuando lleguemos a la cafetería.

Estuvimos casi cinco minutos en silencio y sin decirnos nada durante el trayecto, me fijé que llevaba un vestido que marcaba menos su bonita figura. Al llegar a la cafetería pedimos: un café con leche para mí y ella un agua.

F- ¿De que me querías hablar?

CA- Es algo bastante serio y es qué realmente no sé cómo empezar -suspiró-.

F- ¿Es algo malo?

CA- A ver allá voy...hace tres semanas vomité dos veces el mismo día y lo primero que pensé es que era por algo qué había comido. A los pocos días me maree, mientras estaba en él bufete y no le di importancia. Pero cómo no me venía la regla me  fui a comprar un predictor y salió positivo. Cuando llegué aquí me volví a hacer la prueba dio el mismo resultado-cara pálida-

F- ¿Estás segura? -semi acojonado yo-.

CA- Si, Andrea me ha acompañado esta mañana a una ginecóloga que conocemos y me hizo las pruebas pertinentes y me ha dicho que estoy de algo más de 2 meses.

Estaba embarazada de mí y ahora lo último que necesitaba era un café, necesitaba una tila para templar mis nervios.

CA- Se que tú me quieres a pesar de nuestra diferencia de edad y yo también siento lo mismo por ti.

Pero yo no puedo obligarte a tener un hijo que a lo mejor tú no deseas, a mí me encantan los niños y yo siempre pensé en ser madre y estar con Carla y Olivia, me hizo abrir los ojos.

Por eso la noche de la boda no tomé ningún tipo de protección, una parte de mi deseaba que aquella noche fuera especial y lo fue. Pero creo que pensé más en mí que en ti y es que yo no te puedo obligar a compartir algo que no deseas y es que quizás fue una locura a mi edad lo que hice.

Ahora tenía que tomar una decisión y es que yo siempre había querido ser padre, pero en este momento de mi vida las cosas estaban realmente muy complicadas, vi en su rostro cierta ansiedad esperando mi respuesta.

F- Yo siempre he querido ser padre y es que a mí me encantan los niños pero al no querer mi mujer y con la edad que tengo pensaba que algo tan bonito como esto nunca jamás me podría suceder. Me gustaría quererlo tanto como a ti y piensa que te querré igual si engordas o si no eres tan perfecta.

CA- Yo pensé que tu no querrías hacerte cargo de nuestro hijo.

F- Ni que no tuviera dinero, es una personita que ser merece cariño y a pesar de todo, creo que podríamos ser unos buenos padres.

CA- Yo tenía miedo de tu respuesta.

F- El día del anillo fue uno de los más felices de mi vida y hoy creo que este lo ha superado con creces, yo te quiero.

CA- Ahora sé porque me enamoré de ti y por qué tú has luchado tanto por mí, quizás el mayor problema serán mis padres, pero sé que Andrea nos apoyará. Me siento realmente feliz y ahora estoy más tranquila, ya que no sabía que opinarías y es que sé que es una situación muy complicada para ambos.

F- Eres perfecta como persona y no sólo por tu físico, sino por todo lo que hay dentro de ti y por esto te quiero.

Me cogió mi mano y vi cómo le brillaban los ojos de felicidad a ella, yo por mi parte me sentía realmente feliz en aquel preciso instante.

Me fijé en ella y realmente había engordado, pero no en demasía. Mi primer impulso al entrar en el coche fue el de acariciar su vientre, algo que a ella le hizo gracia.

Fuimos a casa de Paula y Tomás para darles los regalos que ella había traído de su estancia en USA. Acto seguido les dimos la noticia de que seríamos padres, se pusieron muy contentos, pero esa alegría por extraño que fuera tenía los días contados.

Ahora tocaba hablar con los padres de Carol y aquí las cosas se empezaron a torcer y es que nada salió como ella esperaba.

Esperamos un par de días y decidí acompañarla a su casa, aunque me quedé esperando en el coche. Al cabo de unos quince minutos regresó. Estaba llorando y es que las cosas habían ido de la peor manera posible, al llegar al coche me lo contó todo.

No aceptaban que tuviera un hijo a su edad y es más lo primero que le dijeron es que abortará, ante esta ofensa ella se negó y es que solo contaba con el apoyo de su hermana y la hicieron elegir entre su familia o yo. Ella me decidió a mí y esto tuvo consecuencias.

Cómo si fuera una repetición de lo que me había sucedido a mi hacía unos meses, su padre le bloqueó todas sus tarjetas. Tenía una carrera, pero no tenía trabajo y todas sus amistades y gente que decían ser sus amigos se esfumaron.

Pero hay gente que siempre está a tu lado y Paula fue una de ellas. Carol se vino a vivir conmigo y lo primero que hizo Paula fue adaptar nuestra habitación con una cama más grande y es que el embarazo ya había cumplido su tercer mes.

Con el paso de los días nuestra relación se veía afectada continuamente y es que nuestras fricciones empezaron a aparecer y es que mi mujer se negaba a darme el divorcio. Sus padres no la llamaban y es que solo contaba con el apoyo de Andrea qué la ayudaba económicamente. A mis padres tampoco los llamaba mucho y lo único que les comenté es que me había separado y la respuesta de mis padres fue "tienes que buscar alguien que te quiera". Yo ya había encontrado a aquella persona, pero todo se complicaba por momentos.

A los pocos días nos enteramos y gracias a la pareja de Andrea, el motivo por qué mi mujer no me daba el divorcio y es que el padre de Carol la había convencido, realmente era una manera de amargarnos la vida a los dos.

Ya estábamos en el cuarto mes y en la visita a la ginecóloga que costeaba Andrea, nos dieron la noticia de que íbamos a ser padres de una niña. Ese fue un momento muy feliz para los dos.

A pesar de las buenas noticias, las cosas llegaron a un punto que no hubiera imaginado nunca y es que una llamada de su padre a Carol, nos albergaba ciertas expectativas de que algo bueno iba a suceder...o eso creíamos.

Carol me dijo que quería hablar conmigo a solas en su casa a las diez de la mañana.

Lo hablamos con Carol y ella dijo que me acompañaría, le díje que en su estado no podía permitirse ciertos sobresaltos, pero no hubo manera y decidió acompañarme aunque se quedó en el coche.

Llegué allí y el servicio me abrió la puerta, me hicieron acceder a un despacho y allí me recibió su padre.

JM- Buenos días, me gusta que sea puntual y le dije que viniera solo y no me ha escuchado.

F- Estoy aquí solo, su hija está en el coche y no tiene que porque preocuparse.

JM- Bueno vayamos al tema, usted tiene un problema y es que su mujer no le da el divorcio, pero sabe yo le puedo ofrecer un trato en que todos saldríamos beneficiados-tono serio-.

F- ¿Y cuál es?

JM- Usted es un don nadie que se ha camelado a mi hija y que encima la ha dejado preñada para poder entrar en las altas esferas, pero en esto va muy equivocado y mire bien porqué la oferta que le voy a hacer a continuación, pocas veces se la habrán hecho en su vida.

F- Desembuche y diga lo que tenga que decir -estaba realmente molesto de ver cómo me trataba-.

JM- Miré, su mujer le dará el divorcio en 24 horas, usted recibirá 200.000 euros en la cuenta corriente que me indiqué y a cambio Carol regresará a su casa con su "gente" y se olvidará de usted para siempre.

Era un hombre de negocios y hasta su propia hija era una simple mercancía para él.

F- Sabe una cosa su hija es mayor de edad y que la valoré por esta cantidad de dinero me parece vergonzoso, ella vale mucho más de lo que me pueda dar.

JM- Se arrepentirá de lo que ha dicho y mi hija volverá a esta casa, cuando vea que no tiene ni un solo euro para vivir.

F- Si vuelve volverá con su hijo.

Me levanté y lo dejé allí con ganas de decirme algo, era realmente vergonzoso ver cómo la gente de cierto status, lo solucionan todo con dinero.

Entré en el coche y Carol se dio cuenta de que la conversación con su padre me había alterado.

CA- ¿Que ha pasado?

F- Carol quiero irme de aquí, cuando salgamos te lo explico todo.

No me preguntó nada más y salimos de allí. Cuando estuvimos a una distancia algo lejana de su casa, vi como ella paraba el coche a un lado del arcén.

CA- ¿Me puedes explicar que ha pasado con mi padre?

F- Muchas veces en mi vida me he comportado como un cobarde, pero hoy me la he jugado por una persona, diría por dos. Por ti y por esta niña que llevas dentro de ti y es que lo que me ha dicho tu padre me ha parecido abominable.

CA- ¿Que te ha dicho?

F- Que mi mujer me daría el divorcio y que ingresaría 200.000 euros en mi cuenta. Lo único que tenía que hacer era dejar que volvieras a tu casa y así lo recuperarías todo.

CA- Yo sabía que mi padre era un hombre de negocios, pero qué a su propia hija la tratará como un simple bien, esto sí que me ha dolido-llorando-.

No paraba de llorar y es que yo no quería que ella se alterará. Estuvo un par de minutos llorando y es que desde que la conocía nunca la había visto tan abatida. Ella siempre se mostraba como una persona fuerte y ahora parecía estar vencida ante lo que estaba sucediendo.

CA- A pesar de haber sacado una carrera y de todo lo que hago nunca me he sentido valorada por mis padres. A ellos ya les iba bien tener a una hija como yo: una rubia tonta y es que no lo voy a negar y espero que no te enfades, pero yo me he acostado con multitud de tíos solo por sentir la necesidad de sexo en mi cuerpo y viajando y disfrutando de todo tipo de lujos, pero contigo todo ha sido diferente ya que tú me valoras por lo que soy y no por lo que tengo y es que por lo que veo mis padres solamente piensan en que tú tendrías que ser rico y de una edad similar a la mía.

F- Vamos a casa para que descanses, por qué en tu estado tienes que relajarte.

Llegamos a casa y a esas horas nunca había nadie, en ese momento no teníamos ganas de dar explicaciones a nadie de lo que nos había sucedido.

Al entrar en casa la besé en los labios, era un beso sin importancia alguna, se lo di como una muestra de afecto y cariño y viendo sus ojos llenos de lágrimas aún. Ella me respondió de la misma manera, aunque a los pocos minutos aquel simple beso de pura sensualidad, se había convertido en uno de mayor pasión, cómo si en ello nos fuera la vida y es que para ser sinceros en los últimos meses no habíamos tenido sexo, debido a su embarazo y a que las cosas no eran tan fáciles en nuestra relación cómo pensábamos.

CA- No sé qué me pasa, me da vergüenza decirlo pero estoy muy cachonda y este beso me ha puesto a cien, quiero que me hagas el amor.

F- Pero es que con la barriga...no sé cómo hacerlo.

CA- Yo he leído bastante y aparte se lo pregunté a Paula y no tiene que haber ningún problema.

F- De acuerdo.

Nos fuimos a la habitación y la ayudé a desvestirse, yo tenía un empalme de campeonato. Ella estaba guapísima a pesar de que su cuerpo se estaba transformando lentamente. Carol no había perdido ni un solo ápice de su belleza.

CA- Hace tiempo que no sentía una necesidad como hoy, no quiero que pienses que soy una guarra, pero no sé qué me pasa, deben ser las hormonas o no sé qué puede ser.

F- Tú tranquila.

Me acerqué a ella y la volví a besar mientras acariciaba su cuerpo desnudo, me fui hacia sus senos que ya habían empezado a tomar cierto tamaño debido al embarazo y empecé a pasar mi lengua muy lentamente.

CA- Así poco a poco por favor, que los tengo muy sensibles.

Con mi lengua empecé a recorrer toda su anatomía y me concentré en besarle su barriga. Habíamos practicado sexo en muchas ocasiones, pero esta vez era diferente a todas las anteriores y es que pensé que quizás le haría daño al bebé (paranoias varias) y además que no sabía en qué posición hacerlo, así que decidí que eligiera ella.

F- Carol ¿cómo quieres ponerte primero de todo?

CA- Tengo ganas de hacerlo, pero necesito encontrar la posición, me pondré encima y ten paciencia conmigo porque esta barriga empieza a pesar lo suyo.

F- Tranquila, cuando tú quieras.

Allí estirado y con mi pene totalmente erecto continué masturbándome, para no perder la excitación que habíamos conseguido con un simple beso, ella se dirigió hacia mí y se puso en cuclillas para adoptar una buena posición y es que no sé cuál de los dos estaba más nervioso.

F- Escucha, tómate tu tiempo cariño

CA- Gracias amor mío.

Se vino hacía mí y cogió mi polla con su mano y noté cómo tocaba sus labios inferiores rozaban la punta de mi pene. Se fue acomodando y poco a poco empezó a subir y a bajar con un ritmo muy constante, era extraño ver su barriga a escasos centímetros de mí. Lo hacía de una manera muy lenta y esto hacía que mi sensación de placer fuera en aumento (aunque algo extraña), me fijé en que a pesar de todo los dos habíamos encontrado la posición exacta, ella marcaba el ritmo mientras yo veía como mi miembro se hundía dentro de ella.

F- ¿Estás bien cariño?

CA- Ufff…si…¿a ti te gusta?

F- Mucho pero tú tienes que estar bien.

CA- Si...si me encanta, por favor acaríciame mi cuerpo.

Hice lo que me pidió mientras notaba como no paraba de soltar leves gemidos y es que me fijaba en su cara y tanto ella como yo lo estábamos sintiendo de una forma única y vi como me miraba a los ojos y es que a su manera me estaba diciendo lo que sentía por mí.

CA- OOhhh...así me gusta..., te quiero... ¿quieres que continué?.

F- Si, me gusta como lo haces y yo también te quiero, pero quiero que tu estés bien.

CA- Si me canso te lo diré...ohh...ohh...ohhh.

Después de estas palabras y sin tiempo para pensar vi como lentamente se desvanecía y es que había llegado a uno de los orgasmos más brutales que yo recordaba en ella. Todo su cuerpo reposaba encima de mí y es que el ritmo de la penetración había sido constante y esto había provocado que ella en su estado lo disfrutará, además noté como sus jugos dejaban mi pene empapado.

F- Cuidado mujer que te harás daño-exaltado-

CA- Lo siento, pero es que nunca había tenido un orgasmo así, creo que es por el embarazo que me he corrido así, parece que me haya meado.

De manera lenta se fue incorporando y nuevamente volvió con el mete-saca, pero ya no podía mantener el ritmo y es que aquel orgasmo la había dejado totalmente agotada.

CA- Te ayudaré a correrte amor, lo siento mucho es que con la barriga y el orgasmo que he tenido estoy hecha polvo y es que nunca me había pasado nada similar.

F- Tranquila mujer, no pasa nada.

Posteriormente fue saliendo y se levantó lentamente. Me incorporé y me puse a su lado y nos empezamos a besar, noté como su mano empezó a masturbarme de una manera bastante delicada, pero con cierta rapidez.

Lentamente fui recorriendo su cuello y lo iba besando y es que había sido una experiencia única la forma en la que habíamos disfrutado del sexo.

F- Me corro Carol no puedo más...uufff...

Noté como mis chorros de semen salían directamente disparados hacia su mano, impregnando sus dedos, al irme separando me fijé en que algunos restos habían salido disparados hacia su barriga. Continuamos un buen rato besándonos y compartiendo caricias. Había sido algo maravilloso.

F- ¿Te lo has pasado bien cariño?

CA- Me ha encantado, aunque ahora que estoy gorda a lo mejor ya no te lo pasas tan bien como antes y quizás no me deseas.

F- Vaya tonterías que dices, lo que pasa es que no quería hacer daño a la niña, ni tampoco a ti.

CA- ¿Es que pensaba, que no me deseabas?

F- Mi deseo en ti no ha descendido, es más ha sido algo realmente maravilloso y yo me enamoré de ti y no de tu cuerpo.

CA- Gracias, eres un encanto, me voy a asear y por cierto un orgasmo como el que me has dado no lo recordaba, eso si las tetas me duelen un poco pero según la ginecóloga es normal que ciertas partes de mi cuerpo estén más sensibles.

Nos duchamos ya que no queríamos que nos pillarán, por mucha confianza que hubiera. Comimos temprano y me fui a trabajar aunque no sé por qué, pero me fijé en que algo rondaba por la cabeza de ella aunque no le quise decir nada.

Sobre las siete de la tarde estando en el trabajo, recibí una llamada de Paula y era muy extraño que me llamará a esas horas.

F- Si, dime

P- No te asustes, pero cuando puedas ven al hospital

F- Pasa algo -yo desconocía que estaba sucediendo-.

P- Es Carol.

F- ¿Esta bien y la niña?.

P- Ha sido un susto, pero ven por favor, ella dice que necesita verte.

F- Ahora lo hablaré para irme antes y venir.

P- Adiós.

Estaba muy nervioso y necesitaba irme, tuve que darle a mi jefe las explicaciones de lo que me sucedía. Ellos habían conocido a Carol ya que me había acompañado un par de veces al trabajo, aunque desconocían mi relación al cien por cien.

Al no tener coche la mujer de mi jefe me acompaño y entendió que tuviera que abandonar mi puesto de trabajo. Además me dio la enhorabuena por el embarazo de Carol y me dijo que me tomará el tiempo necesario y que estuviera con ella. Cuando llegué a Urgencias me encontré a Paula en la sala de espera.