Percepción
Tu perfume me embriaga en esta distancia tramposa
No puedo balancearme si no estás en mi cuerpo,
creer que rompes mi nada con tu aparición,
no puedo.
Si tu risa enmudece mi noche,
y otra vez, calladamente,
tu perfume me embriaga en esta distancia tramposa.
Ambicionar tu gemido, puedo.
Tu agonía, la sed.
Si puedo.
Te escondes hermosa en la imaginación.
Repaso tus cejas… tantas veces,
dibujo esos labios
y escribo tu nombre en tu oído.
Libremente,
tu sexo con el mío otra vez palpitan adorándose,
estallando en miles de dolores con placer...
confundidos.
Transpira. Evoca. Llora.
Sangra.
Estás donde te quiero,
aquí dentro.
Te miro y tus ojos me devuelven esos segundos de infinidad,
de desahogo, de éxtasis resentido,
y la humedad vuelve a ser...
crueldad,
perfección,
reproche suave, susurrante.
Balanceándonos,
rompiéndonos,
haciéndonos carne en el suspiro,
derramando huellas en una cama… nuestra.
Eterna y ardiente como tu pecho y mi vientre,
que se agitan quejumbrosos y ávidos en esta habitación ventilada,
de deseo.
Extasiada, única,
como te espero,
mía,
en esta noche de invierno posible.