Pequeño cuento urbano...

Creen que lo saben todo... y despues se encontraron conmigo!!!

PEQUEÑO CUENTO URBANO...

Marukita Pos.

Érase una vez tres chicos: Luigi, Charles y Santi...  son amigos, tan buenos amigos, de esos que no tienen problemas en compartir a una mujer, de aquellas que creen que no merecen una relación estable porque les gusta probar tanto como a ellos experimentar.

Ahora pueden intuir que ellos son los galanes o mejor dicho “príncipes” de este cuento... y como en todo buen cuento debe haber una “princesa” , la llamaremos Candela, para no entrar en detalles ni prejuicios.

Candela hizo presencia en la vida de estos chicos de una manera tan tranquila y común que nadie habria imaginado lo que sucedería despues...

Primero conoció a Luigi, el chavo rebelde, que ha probado de todo y es metalero a mas no poder; y cuando digo “probado de todo” me refiero desde culos españoles hasta heroína, pasando por el éxtasis. Ahora reformado y portandose como un chavo cualquiera, puso sus ojos y sus respectivos deseos en Candela, y algo que favoreció este interés es que son vecinos. Esa fue la excusa perfecta; el la iba a ver de vez en cuando, antes de que Candela partiera a una  comarca cercana.

Cuando ella se fue, el interés tomó mas fuerza de la que debiera; se enviaban 5 o 6 mensajes al día, y  todas las noches se ponían en línea.

Sin embargo Candela, poco a poco y muy a su pesar, comenzaba a acostumbrarse a su nueva vida en aquella pequeña comarca y sobre todo cuando conoció a un encantador sultán del color del ébano, con una sexy sonrisa y caliente entrepierna; todo el era una invitación a la mas sensual intimidad.

Esta princesita solo necesito una noche para conocerlo y conquistarlo... fue como reunir a dos almas que apetecian entregarse a un deseo completamente carnal y desenfrenado. Así fue cada noche que se encontraban durante su corta relación.

Y para  Candela, Luigi no dejaba de interesarle pero simplemente no podia darle lo que ella queria.... no podia saciar su cuerpo ni sus ganas de sentirse toda una hembra.

Y este principito, por su parte tampoco la descuidaba pero ya se dedicaba a otros menesteres con una plebeya que apareció de la nada.

Entonces es de imaginarse que los pocos y breves encuentros de Luigi y Candela aunque intensos, no se comparaban de ninguna forma con esas candentes noches, y mucho menos las “magnitudes” de las situaciones (que trabajen las mentes cochambrosas)...

Así, poco a poco se fue apagando la vela entre el príncipe y la princesa hasta que ella dejó a su maravilloso sultán en esa pequeña comarca para regresar a esta, que vuelve a ser la realidad.

Se quedaron atras las parrandas, los desvelos y esos arrumacos, que... mmm!!! harían sonrojar hasta la mujer mas experimentada.

Cual fue la sorpresa de Candela al encontrar su puesto ocupado en la mente de Luigi, y el sin pudor alguno dijo ¿por qué me reclamas?;  ¿por qué te sientes mal, si entre tu y yo no había nada? Dolorosamente el tenía razón, Candela en su loca y enredada cabecita habia imaginado tener mas que sexo con el deseado príncipe, pero el, mostró  estar bajo un oscuro hechizo de esa mujer;  simplemente no se afligió,  ni siquiera mostró un poco de interés.

Ahí fue donde apareció el príncipe Charles, el segundo de la tercia.

Lo que tenían en común Candela y Charles fue la marcada ausencia de su amigo Luigi, idiotizado por una relación mediocre que llenaba sus lastimeras carencias.

Este príncipe era de apariencia aún más mortal, pero mucho mas atractiva; el encanto,con una ligera combinación  de caballerosidad y consideración, envasado en un pequeño frasco.

Ellos comenzaron a entenderse de inmediato, haciendo notar su pronta atracción cuando el príncipe se lastimó el pie y tenia tiempo  de entablar cada noche “cálidas” charlas por internet con la princesa, que se motivaba cada vez mas con la disponibilidad que el mostraba.

Fue un largo y tortuoso mes en el que existieron caricias cibernéticas y “calentones facebookeros”, claras señales  de que su primer encuentro sería completa y puramente sexual. Sólo se decian lo que se harían: lo que se besarían, lo que morderían o lo que se lamerían... era un emocionante intercambio de calenturas sin control. Hasta que por fin, llegó el día, o mas bien la noche en que esos bajos instintos encontraron su salida y su satisfacción  racionadas en dos partes.

Con el han sido tres encuentros; tres maravillosas y cautivadoras sesiones de besos, caricias y.... bueno, todos aquellos placeres carnales que se me ocurriera mencionar.

Sin embargo, Charles, cuando no esta cerca, muestra una actitud distante, completamente desentendida de Candela, justo como la mostro con la prima de ella, en un único encuentro casual que tuvieron ellos dos en uno de los viajes que hicieron la princesa y su prima a esta comarca. Se supone que no hubo mas entendimiento entre ellos dos, pero nada se sabe con certeza. Esa es otra historia...

Candela empezaba a mostrar un interés particularmente intenso por este príncipe, algo más emocional que sexual, pero el solo achaca su ausencia al trabajo y la escuela.

Ella sabe que no llegará a ningún lado con el, o por lo menos, quiere tener eso claro para no ser sorprendida por otra descepción de amores. Cuando menos se lo esperaba, apareció Santi, el último príncipe.

De él poco se sabe, es más, ni siquiera se le conoce en persona, solo de rumores y de tratos por la red social.

Sin embargo, Candela quedó cautivada con la ultima conversación en línea que tuvieron... fue la cúspide del placer internetiano.

De esa conversación los detalles son orgásmicos, que ni siquiera se intentaran abordar en este cuentito.

Lo que si es seguro es que la princesa Candela espera ansiosa la primera “casualidad sexual” con el y que el príncipe Santi cumpla con todas y cada una de las insinuaciones de sin decoro alguno, le hizo a la princesa, al grado de llevarla al colapso mental que provoca un orgasmo silencioso.