Pequeña iniciación

Cuento la historía de mi iniciaión, con 18 años, una chica inocente aparentemente, que se descubre gracias a un chico que la invita al cine.

En ese entonces contaba con 18 años, era una chica bonita, de piel blanca, ojos negros, cabello lacio, bajita pero con un cuerpo que varias chicas de mi edad envidiaban.

Yo era inocente en cuanto al sexo se refiere, vivía con mis padres, y ellos, a esa edad, aún no se preocupaban por enseñarme esas cosas, así que todo mi aprendizaje se basaba en lo que veía en TV y en lo que mis maestros y compañeros comentaban.

Recuerdo que una tarde, después de salir de la escuela, caminando hacia mi casa, pude ver a unos sujetos que me observaban, no sentí miedo, pues no iba sola, había mucha gente a esa hora, y era una zona que yo conocía bien. Uno de esos sujetos se me acercó y me preguntó si podía acompañarme hasta mi casa, yo le dije que no, que por favor me dejará en paz, para mi fortuna, el accedió, no sabía qué intenciones tenía, pero si lo hubiese sabido, y lo buenas que serían, con mucho gusto lo hubiera dejado acompañarme. El chico era guapo, debía tener unos 20, cosa que después confirme.

Así pasaron los días, y cada vez en mi escuela, se hablaba más de sexo, los chicos llevaban revistas pornográficas a la escuela, inclusive videos en sus pequeños reproductores MP3, a mi me daba mucha curiosidad por verlos, porque aunque en alguna ocasión podía ver cosas en mi computadora, no era mucho, pues mis padres me tenían muy vigilada.

El chico que en aquella ocasión me abordó, seguía mirándome, ahora estaba solo, y lo hacía desde otras locaciones, yo obviamente me di cuenta de sus intenciones, pues se le veía en la cara lo caliente que podía ser. Se animó a hablarme de nuevo cuando yo me le quedé viendo un momento, y me preguntó si podía invitarme al cine un día de éstos. Yo no sabía que decirle, pero el nerviosismo me hizo decir que si, le dije que el sábado, que nos veríamos en esta misma calle, porque si el iba a mi casa mis padres se negarían rotundamente.

Llegó el sábado, y yo solo podía imaginar una linda tarde de cine, con palomitas y refresco gratis, además de que iba a ir con un chico guapo, eso ya era mucho pedir, aunque ninguna de mis amigas se pudo enterar, ya que seguro alguna iba a ir con el chisme, y mis padres terminarían por saberlo.

Ya en el cine, mi chico me sugirió ver una película de terror, yo acepté, pues me gustan esas películas, además así podría asirme de su brazo, pero las cosas fueron más lejos cuando ya en la sala y algo avanzada la película el me abrazó, y puso su mano en mi pierna, la verdad, la película pasó a segundo plano, pues lo único que me interesaba era que el subiera más su mano.

Ninguno de los dos decía nada, el se limitaba a acariciarme, y yo a sujetarlo más fuerte, pero las cosas iban subiendo de tono, y su mano también iba subiendo más, ya podrán imaginar que yo vestía con falda esa tarde, y la falda no podía detener el avance de su cálida mano, subía cada vez más, y a mi me gustaba, me acariciaba tiernamente, y nadie nos veía, así que decidí abrir mis piernas y esperar su reacción, y creo que fue buena, pues el solo se internaba más y más, aunque lentamente, pero ya estaba por tocar mi vulva, y yo quería más, pues me sentía húmeda, al parecer a el ya no le importaba mi edad, ni las consecuencias.

Después de algunos toqueteos me propuso ir a su casa, pues según el ya no le gustó la película, obvio que fueron pretextos, pero no me importaba, me había dejado muy caliente, y no iba a detenerme hasta estar satisfecha, aunque tengo que confesar que en su casa, el sería el que tendría el control total, pero ni modo, en mi casa era muy peligroso, y yo no tenía dinero para pagar un hotel, y creo que el tampoco.

Camino a su casa el no dejaba de tocarme las piernas, el iba manejando, y me dio miedo chocar, pero estaba más nerviosa por sus toqueteos que por otra cosa, no paraba de decirme que estaba muy hermosa, que esperaba que conociera sus intenciones conmigo, y que si algo me molestaba que se lo dijera.

Cuando llegamos a su casa me invitó a su habitación, yo subí y me puse cómoda, me quité los zapatos, y el suéter, el subió unos minutos más tarde con unas sodas, y me vio recostada en su cama, acto seguido me dijo:

El.- ¿Estás segura de lo que estás haciendo aquí?

Yo.- Claro, pero tengo algunas cosas que aclararte.

Para empezar, será mi primera vez, y si vine aquí es porque me gustas mucho, y quiero que seas tierno conmigo.

También quiero que sepas que hago esto porque no quiero llegar a ser más grande y no haber tenido esta experiencia que según muchas de mis amigas es la mejor del mundo.

El.- Mira, nunca había estado con una chica tan joven y tan linda como tu, y será una delicia poseerte y desvirgarte, así que quiero empezarlo ya.

Yo.- Pues empieza, porque estoy muy caliente.

Ni tardo ni perezoso me empezó a besar y a desnudar, no lo hacía tan tiernamente como yo quería, era más bien un hombre queriendo satisfacerse con una niñita.

Me besaba y su pene iba en aumento, yo estaba nerviosa pero el estaba dándose gusto conmigo, las ropas iban cayendo al suelo, y yo me encontraba desnuda completamente en su cama, con la mirada en su gran pene, deseando ser penetrada.

El.- Mi amor ya te la quiero meter.

Yo.- Espera un poquito, quiero que me chupes mi vulvita, y que metas tu lengua en mi agujerito, por favor juega con mi vaginita un rato.

El.- Esta bien amor, como tu quieras, pero tu también tendrás que chuparme el pene.

Así hicimos un 69, yo chupaba su pene, y el como todo un experto me tenía muerta con esa lengua, me acariciaba mis pliegues, hundía su lengua lo más que podía, me lengüeteaba el clítoris, y yo ya me quería venir.

Yo.- Ya mi amor, ya quiero que me penetres.

El.- Esta bien niña hermosa, ahora si vas a saber lo que es un hombre.

Se acomodó encima de mi, y besaba mis pechos, los acariciaba, me besaba el cuello, y me tranquilizaba susurrándome al oído que yo estaba a punto de gozar, toda mi vagina estaba chorreante, muy tibia, y palpitaba por tenerle dentro, con gran astucia colocó su pene en la entrada, esa sensación era increíble, el ambiente tenía un olor a sexo indescriptible, era una escena morbosa, ya que yo apenas tenía 14 y el 20.

Yo.- Con mucho cuidado por favor.

El.-Si amor, no te preocupes.

Poco a poco su pene fue penetrándome, y abriéndome por primera vez, no sentí más que un leve dolor, que pronto pasó, sentía que estaba muy estrecha, pero era tanta la lubricación que no fue doloroso.

El.- Amor que estrecha estás, muy cerradita, muy rica, ohh pequeña, que delicia eres.

Su pene iba entrándome poco a poco pero muy deliciosamente, hasta que se topó con mi himen, pero esa barrera no le impidió continuar, ya que el seguía penetrándome más y más, hasta que cedió, y siguió su paso.

Yo.- Más, mételo más, es deliciosos sentir tu carne dentro de mi, muévete mi amor, muévete, y hazme venir

Se escuchaba cómo se movía dentro de mi, ese sonido clásico como su estuvieras chupando una paleta, pero era mi vagina la que chupaba su pene, y era tan delicioso, que estaba a punto de venirme.

Yo.- Me vengo, dame más, máaaaaaaaaaaaaas.

El.- Yo también me vengo, y quiero hacerlo dentro de ti, me voy a venir, te voy a llenar de leche caliente.

Yo.-Si, llena mi vagina, vente dentro de mi, cógeme, rómpeme toda, llena mi agujerito con tu leche, ohh si, más más, más.

Era una delicia sentir eso, quería que me llenara toda, hasta mi matriz, y que eso nunca terminara.

Nos venimos y sentí cómo su leche se internaba en mi cavidad, estaba hirviendo, y era la sensación más rica del mundo, el cuarto estaba lleno de sexo, y mi vagina estaba llena de leche, cuando el se separó, algo de su leche salió por mi vagina, el me limpió con su boca, y luego me besó.

Se hace tarde le dije.

El.- No te preocupes, yo te llevo a tu casa.

Yo.- Si, pero no olvides esto que acaba de pasar.

El.- ¿Quieres que lo volvamos a hacer?

Yo.- Si, pero no hoy, porque si no llego temprano me matan.

Nos vestimos, bajamos las escaleras, y en el cuarto quedó un olor a sexo, y dos sodas que no fueron consumidas…. FIN