Pequeña Fantasía
Mi primer relato Volteé tu cuerpo para verte de frente y te besé; primero tranquila, saboreando esos dulces labios que poco a poco consumían toda mi razón.[...]Sin prisa, me di a la tarea de devorar tu cuerpo, justo como meses antes, pero sin preocupaciones. Toda mía.
Mi primer relato. Como dice el titulo, es una pequeña fantasía que he tenidod esde hace tiempo. Ojalá que pronto se vuelva realidad mi preciosa
(Ubicado en un hotel, durante una fiesta formal)
Todo se veía tan irreal. Toda la gente platicando, vestidos con tanta formalidad, y nosotras, dos jovencitas tan ajenas a ese mundo hasta ese día, sonriendo aburridas con el pasar de las horas, esperando el momento de volver a la habitación.
Te vi desde lejos, luciendo ese hermoso vestido negro; tan despampanante como siempre. Tu mirada, entonces llena de fingida alegría, cambia completamente al mirarme: se vuelve cazadora, lasciva, insinuante. Rápidamente desviamos la atención antes de que cualquiera nos descubra comiéndonos con las miradas y restos de carmín en las mejillas. Sin pensarlo dos veces me acerque a tu lado para disfrutar de tu voz... de tu compañía. Ah! que maravilla volver a percibir tu aroma, tu perfume, rozar 'sin querer' tu piel, es inexplicable la manera en que despiertas todos mis sentidos.
Poco a poco la gente se llenaba con alcohol, usando esta excusa para retirarse antes de perder la formalidad del evento. Fingí un bostezo y alegue cansancio ante el grupo con el que platicábamos. Me aleje sin antes mencionarte que esperaría en la habitación. Subí las escaleras tranquilamente, pero con suma excitación. No podía evitar pensar en q sucediera algo mas esa noche.
No supe que hacer, solo me quite los zapatos y el exceso de maquillaje. Pretendía que fueras tu quien me quitara el vestido. Claro q no te lo mostraría abiertamente, solo diría que estaba cansada y me recosté un rato quitándome lo esencial.
Pasaron cerca de 20 minutos y entraste a la habitación. Murmuraste algo acerca de lo lindo de la fiesta y lo aburrido de las conversaciones, también dijiste que estabas cansada. Instintivamente me arroje sobre tus hombros dándoles masaje. Tus exclamaciones me hacían ver q iba por buen camino. Me la jugué un poco más e hice a un lado los tirantes de tu vestido. Besé tu cuello y tus hombros, tranquila, sin intenciones de nada más si no te apetecía. Pero se te apetecía.
Volteé tu cuerpo para verte de frente y te besé; primero tranquila, saboreando esos dulces labios que poco a poco consumían toda mi razón. Sin darnos cuenta, el beso tomó pasión, había mordiscos de por medio, lenguas buscándose desesperadamente, manos intentando quitar las barreras existentes
La energía subía y bajaba en una extraña mezcla de pasión y ternura. Me puse detrás de ti y lentamente te quite el vestido, besando tu espalda, deshaciéndome del resto de tu ropa. Sin prisas, admiré todo tu cuerpo. Tú hiciste lo mismo con mis ropas dejando que cayeran en el suelo, sin preocuparnos por levantarlas. Nos fundimos en un abrazo intenso, por primera vez nuestros cuerpos se encontraban rozándose en su más pura expresión.
Sin prisa, me di a la tarea de devorar tu cuerpo, justo como meses antes, pero sin preocupaciones. Toda mía. Comencé por tu rostro, mordiendo tus orejas golosamente, besando tu cuello; seguía bajando alentada por tus suspiros. Tus muñecas senos abdomen tus piernas todo iba siendo recorrido por mis labios.
Llegué a ese lugar tan deseado, tu rostro mostraba una increíble excitación. Sabía que esos besos te gustaban, y a mi me encantaba comerte de ese modo. La punta de mi lengua jugueteaba con tu sexo, el cual confesaste q estaba húmedo desde que inicie con mis besos en el cuello. Mi boca se apodero de tu clítoris mientras lo lamía con esmero, pero tus labios me extrañaban, así que hice un cambio. Los besos se hicieron nuevamente ascendentes, deteniéndose en tus pechos. Hay q recordar que había una curiosa calma pasional en cada movimiento, mordí con lujuria uno de tus pezones al tiempo q introduje un dedo. Gemiste dulcemente, y no tarde en poder invadirte con otro y, para sorpresa de ambas, otro más. Pasé mi otra mano por la boca, en un intento de limpiarla para no incomodar, y volví a tu boca, a ensordecer los suspiros que se avecinaban. Tus manos recorrían mi espalda con locura, dejando marcas de rasguños que se me tornaban placenteros. Aumenté la velocidad de mis embestidas y paso lo que tenía q pasar.
Decido dejar a tu imaginación aquello que hiciste conmigo. Solo diré que esa noche fuiste completamente mía, y fui enteramente tuya hasta que el cansancio hizo que cayésemos rendidas entre nuestros brazos. Fue como nuestra primera vez y nuestra segunda y nuestra tercera