Penumbra, penitencia y sumisión

Como no muestres un poco mas de respeto esta cuchara sera lo único que va a entrar por tu asqueroso y repugnante culo, para que aprendas a respetar.

Es ahora que tengo algo de tiempo después de varios años, que puedo dedicarme a escribir mis vivencias como Amo. No pretendo ni agradar ni ganarme la antipatía de nadie, solo describir mis experiencias mezclando mis dos pasiones, el sado y la escritura. Aunque hoy el relato que expongo aquí no es mi principio, es un comienzo para que me conozcáis.

Por esa época disponía de una sumisa bastante bien educada y obediente, la había adquirido hace dos años y medio, y su nombre era Perlita, así la había bautizado después de una larga temporada.

Estaba anocheciendo y hacia bastante calor, recibí un mensaje de mi sumisa, en el que me pedía permiso para llamarme, le respondí afirmativamente. Recibí su llamada a los pocos segundos y tras preguntarle si había echo los encargos que le mande, me informo de que había un sumiso que quizás me pudiera interesar :

  • Que es lo que tiene que me puede interesar, responde.
  • Este sumiso tiene experiencia mi amo y le dije que usted es buen amo y educa muy bien a ineptos, se mostró muy interesado.
  • Dile que se ponga en contacto conmigo y veré cuanto es que me interesa.

Colgué y me dispuse a salir a dar un paseo. Al rato me llamo el supuesto sumiso y lo cite en un bar que había cerca. Entre y estuve esperando unos 12 minutos hasta que entro, yo sabia que era el, pelo castaño, tez blanca, expresión en la cara de búsqueda ansiosa ahí estaba ese mentecato.

Se dirigió a mi y dijo:

  • Hola eres el amo con el que había quedado.
  • Vaya, y tu eres el zoquete con el que acabo de hablar.
  • Claro, deseo que me des azotes, me folles y sodomices.

En ese momento le pedí tranquilamente al camarero que pasaba por allí que me dejase una cuchara, lo cogí y se lo mostré a ese inútil y le dije al oído :

  • Como no muestres un poco mas de respeto esta cuchara sera lo único que va a entrar por tu asqueroso y repugnante culo, para que aprendas a respetar.

Pedí la cuenta y le dije a ese mequetrefe que me siguiera a 10 pasos detrás de mi. Al llegar abrí la puerta y le dije que entrase a 4 patas, el accedió y se fue arrastrando hasta el felpudo como un torpe e insignificante bicho. Entro y le dije que podía sentarse en el suelo, yo me senté en el sillón y tuvimos una pequeña conversación . El contestaba con alguna burla o una respuesta que no me hacia mucha gracia, pero decidí no hacer caso a las provocaciones de ese maldito desobediente.

Le dije que esperase ahí en el suelo, debía meditar y estuve unos 30 minutos ausente mientras el esperaba en el suelo sentado con las luces apagadas. Finalmente decidí aceptarlo como sumiso y la primera lección la iría a recibir esa misma noche, así que le ordene que se levantase y fuéramos a la cocina , allí le entregue un uniforme de chacha y le ordene que se desnudase y se lo pusiera.

Lo lleve hasta el baño y le dije:

  • Ahora vas a limpiarlo y lo quiero impecable zorra.
  • Si mi amo lo dejare impecable.

Me agache, le cogí del pelo y le tire para atrás dejando su cuello al descubierto, dirigí mi dedo corazón hasta la nuez de su garganta y le di un golpe, carraspeo y se llevo las manos a la garganta.

Me dirigí a su oído y le dije:

  • Quien coño te ha dado permiso para hablar cerdo de mierda.
  • Ahora espera a que vuelva.

Fui a la cocina y cogí un instrumento que le iba a servir a mi nuevo plebeyo. Llegue y le ordene que se pusiera a 4 patas, cogí vaselina y le dije que se la untara por el agujero del culo. El no sabia porque, hasta que miro mi mano y vio el tenedor que sujetaba, así que cubrí la cuchara con dos condones y me dispuse a introducirlo en ese apestoso sumiso. El se quejaba mientras le penetraba la cuchara y mientras retorcía sus orejas. Cuando ya había parte del cubierto dentro le dije que así aprendería a conciencia lo que es el respeto, así que lo deje haciendo sus tareas.

Cuando terminó, me aviso y revise todo el trabajo, algo se había dejado así que lo lleve hasta el salón, lo deje allí amarrado a la pared y a la penumbra de las luces que entraban por la ventana. Con la cuchara aun en su culo, me acercaba silenciosamente y le propinaba varias bofetadas sin elesperarlas. Ahí lo deje durante algunas horas y de vez en cuando iba a pegarle alguna que otra bofetada para que recordase su penitencia.

Ya era hora de acabar así que cogí una linterna fui hasta mi nuevo vasallo a oscuras le abrí un ojo a la fuerza y encendí la linterna y se la pegue a la pupila, alternando de uno a otro. Cuando creí que ya era suficiente así que le saque la cuchara, le desate y el agradecido por la lección aprendida se arrodillo y me hizo una alabanza demostrando su sumisión. Yo sin mediar palabra le di su pudrienta ropa lo dirigí hasta la puerta de rodillas y le di una patada vejandolo y diciéndole que ya recibiria instrucciones.