Pensando en ti me dejo follar

Pienso en ti y mi boca se hace agua pensando en tu polla y en su dureza...

"-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-! en un caballo blanco con alas, hacia aquí se encamina, en el cinturón la espada y en la mano el escudo, el feliz caballero gallego, ese qué…  te adora sin verte,  que te anhela día tras día, noche tras noche, y que llega de lejos, muy lejos, de allá… de tierras gallegas, vencedor de la Batalla, a encenderte los labios con su beso de amor!"

Así termina el libro y ahora a la ducha……

El suave goteo de la ducha  cae por mi espalda. Un hilo fino de agua resbala entre mis glúteos y me estremezco. Tomo un poco de jabón y con abundante espuma me voy frotando el cuerpo, adoro sentir el roce de mi mano sobre mi suave piel.

Termino de ducharme, este ritual siempre me relaja mientras pienso en ti. Me envuelvo en mi toalla, me recuesto en la cama y comienzo a secarme lentamente, como acariciando cada palmo de mi piel. Mis muslos suaves, mi pecho de niña, como tú dices y cada pliegue de mi intimidad prácticamente depilado, que acaricio con la yema de mis dedos.

Poco a poco mis pezones se endurecen, mis labios se separan y aparece mi clítoris. Clítoris pequeñito, durísimo, empapado, mojado… muy mojado. uhmmm

Cierro los ojos, me dejo llevar, deslizo mis dedos cada vez más adentro, me los llevo a la boca, y los saboreo con dulzura. Siento unos ojos que me observan, pero prefiero no mirar.

Sé que eres tú. Puedo escuchar tu agitada respiración, el olor de tu sexo erguido llena mi  habitación.

Decido no mirar, conozco ese juego, me vas a vendar los ojos. Mi cuerpo se estremece.

La oscuridad y el peso de tu cuerpo me envuelven. Siento el calor de tu saliva recorriendo mi cuello, mis pechos… te detienes allí, los lames, los chupas, muerdes mis pezones hasta hacerme gemir de dolor por la excitación,  y de placer por él deseo.

Recorres mi vientre con tu lengua, bajas…, bajas y rodeas mi clítoris con tus labios. Succionas con rapidez y al mismo tiempo lo llevas a un ritmo más lento, mmmm,  me penetras con tu lengua, tiemblo, me agito, jadeo, gimo y me tenso,  me das tanto placer que no puedo aguantar más y de repente me viene un orgasmo explosivo.

No pierdes tiempo para sorprenderme. Sin avisar, introduces tu pene endurecido en mi boca. Me ahogas, lo metes todo, hasta dentro y lo chupo sin cesar, arriba, abajo, mmmm, me vuelves loca.

Me encanta su dureza, su sabor, trago las primeras gotas de semen que me demuestran lo excitado que estás. Te apartas de mí, pero no te veo, sigo con mis ojos cerrados. Sé que continúas aquí, oigo tu respiración, tus gemidos y sé que estás masturbándote mientras me observas.

Eso me excita como no te imaginas. Tus brazos me cogen, me rodean y me llevan a ponerme a gatas, en cuatro patas como a ti tanto te gusta, mmmm. Mis fluidos corren entre mis muslos, puedo sentir tus dedos llevando esa humedad hasta mi culito.

Se dilata al contacto de tu dedo. Siento tu pene rozando mis nalgas, buscando, hasta que te hundes en mí. Te mueves suavemente, dulcemente… siento como mi culito  se expande y se contrae, aprisionando tú polla a punto de reventar.

Mientras, froto mi clítoris e introduzco mis dedos en mi vagina. Me vienen miles de sensaciones con cada pequeño movimiento. Nos pierde la pasión, yo sigo moviendo mi culito, te gusta que haga esos movimientos pequeños pero deliciosos con mis caderas. Te agitas, tiemblas, gimes. Y me dices: - Sabes que me corrí antes.  Cuando me devoraste.  Pero me voy a correr otra vez. Ahora mismo. Mis caderas comienzan a moverse con más velocidad, sientes mi humedad,  me muevo mas, ohhh!!!! Si, si, si… pierdes el control,  ahhh !!!!! Ana…. Siiiiii… dámelo todo !!!! LLámame puta... Tu puta..... Si, si, mi amor…. Tómalo…, tómalo… Eres mi puta.... Sí... Lo eres, me gustaaaaa..... Y un chorro caliente de semen inunda todo mi culo  y corre por mis nalgas.

Me recuesto sobre la cama, empujando mi culito hacia atrás para sentirte a mi lado, retiro el pañuelo que tapa mis ojos,  para verte,  para amarte,  para dormir a tu lado…

Pero no estás. Y mis dedos siguen mojados de mis fluidos, que son tuyos.

TE QUIERO.

Ana