Pensando en Ana
Pensamientos en la soledad de mi habitación. Masturbandola a ella y a mi al mismo tiempo.
Estar aburrido suele ser malo, pero todo depende de cómo o donde te encuentres. Si te encuentras a solas en una habitación, el aburrimiento es fácil de superar. Solo tienes que recordar las cosas que te han pasado últimamente.
Pero, espera mejor, primero vamos a quitarnos los pantalones. Si, así estas más cómodo y puedes seguir recordando. Lo primero, lo que hiciste anoche. Acostarte, cerrar los ojos y soñar. Anoche soñé, uffff como no recordarlo. Ana, tenía a Anita a mi lado. La observaba, mientras dormir. Su cuerpo, medio desnudo, con un corto camisón que apenas le cubría medio culo.
Lo malo de estos sueños es que ya siento la excitación en mi soledad, saco mi pene de dentro del calzón, bastante erecto, mientras sigo recordando el culo de Ana, subo su camisón ligeramente y lo contemplo. Que dulce, que cálido, que suave.
La mano que tengo libre la extiendo, mientras mi otra mano acaricia mi pene en toda su extensión endureciendo mi sueño. Mi mano se posa sobre sus glúteos, acaricio suavemente su piel y veo como se le pone la piel de gallina. Como se medio despierta dándose la vuelta y observo su bello, su precioso monte de Venus. Mientras mi mano empieza a acelerar sus movimientos con la excitación, saliendo las primeras gotitas de liquido preseminal.
Alargo mi mano de nuevo, hacia su sexo. Mientras mi mano sube y baja por mi polla, mi dulce pene erecto en busca de guerra. Mis dedos entran hacia sus labios y la acaricio. Enseguida ella se despierta, lo siento, pero finge que duerme, pero separa las piernas, para que mis manos puedan avanzar por el recorrido de sus labios hacia la puerta de su latente paraíso. Ardiente y húmedo, su sexo se abre de par en par. Meto un dedo por su coñito. Resbala hacia dentro fácilmente, demasiado fácilmente, así que introduzco dos dedos juntos. Siguen resbalando pero rozando toda su pared. Una pared a más de 50 grados de excitación que se mueve con los latidos de su corazón.
Empiezo a mover mis dedos dentro de su coño, a dentro y a fuera, y a masturbarme a la misma velocidad con la que muevo mis dedos dentro de ella. Pero quiero más, mucho más. Me coloco junto a ella, para que pueda lamer su sexo, mientras sueño que es su mano la que recorre mi pene. Con todas sus fuerzas, desde la punta hasta golpear mis huevos fuertemente.
Entonces, en el punto álgido de mi excitación, necesito algo más. Cojo una funda de un puro que tengo, la chupo, la introduzco en mi boca y dejo mi saliva sobre ella, mientras mi excitación crece en mi pene completamente rojo humedecido y dulce.
Coloco la funda entre mis piernas y la dejo rodar hacia dentro de mi ano. Poco a poco, sintiéndola como cruza poco a poco, como se va introduciendo, encontrando todos los puntos de excitación y mi pene expulsa semen. Paso la palma de mi mano por el glande y la chupo, para saborear la dulzura del primer semen. Hasta que me he sentado de nuevo y la funda de mi puro, en su extensión de más de 25 centímetros la tengo dentro de mí.
Agarro fuertemente mi verga y mientras muevo mi culo sobre el asiento la meneo con fuerza, siento como mis manos golpean mis huevos fuertemente, a veces hasta haciendo daño, pero tengo ganas de no parar. Levanto mi culo para que con la fuerza de mi ano salga hacia fuera un poco.
Ana, donde estarás ahora, ahora que te necesito, que necesito tu lengua recorriendo mi pene húmedo rojo ardiente, con ganas de ti. Tu lengua que recorriera mi ano y lo relajara para volver a introducir mi consolador particular.
Donde están esos grandes pechos preciosos donde correrme, donde dejar todo mi semen, por donde restregarlo apretando tus pechos, removiendo tus grandes tetas duras, lamiendo esos preciosos pezones, duros como mi polla. Donde está ese coñito tuyo que tantas ganas tengo ahora de recorrer con mi lengua, mientras el sudor frío recorre mi cuerpo, mientras mi mano sucia de semen se mueve tan rápido como cuando te penetro a cuatro patas.
Me voy a correr, no puedo más aguantar tu recuerdo, en esta soledad ardiente que me apasiona, en la que me acaricio, me meneo, me masturbo hasta que me corro.