Pensamientos Pecaminosos. Capitulo 3.

La historia se centra en la vida de un sacerdote catòlico y su constante lucha entre sus deseos terrenales y sus obligaciones morales. Los cuales se intensifican notablemente durante la apariciòn de un joven llamado David.¿Podrà el sacerdote hacer frente a esta situaciòn? o ¿El deseo lo consumirà?

Capitulo 3

Revelaciones

En ese momento un recuerdo lo golpea y llena de tristeza, aquella imagen de su hermana. En su mente esas dulces palabras resonaban como puñales que dejaban una herida que nunca lograba sanar.

-¡Nicolás,  Nicolás! No te dejes corromper. Algún día volveré…

Ese momento nunca llegó y jamás la volvió a ver: Su dulce hermana Priscila.

Cada vez que ese recuerdo aparece en su mente las lágrimas comienzan a fluir de los ojos de Nicolás y aunque trate de secarlas más y más gotas tibias brotan por doquier. Un sentimiento de impotencia empuja en su pecho y el cólera se apodera de su ser:

-¿Por qué... Priscila?

Es verdad, tenia la misma edad que ese joven muchacho que había comenzado a frecuentar su iglesia. La misma cara angelical que escondía en su interior los más perversos y lascivos pensamientos. El deseo del placer carnal.

Una extraña coincidencia que unía a esas dos personas, un destino casi casual, ambas se cruzaron en su camino, una, con un lazo afectivo irrompible a pesar del tiempo; pero trágico a la vez y la otra enmarcaba un gran signo de pregunta:

-Por cuantos más tormentos deberé de pasar. Priscila… ¿Seré capaz de escapar? O solo quiero ser arrastrado por ese mismo mal.

Las duras enseñanzas y disciplinas impuestas como “costumbres familiares”; aquellas fomentadas por su padre. Como ducharse con agua fría en invierno. Más de una vez, las duras palabras, de aquel hombre resuenan en sus oídos:

-No seas flojo, levántate. Se viril, se recio.

-Si sabes que los deseos de tu cuerpo son tu enemigos y enemigos de la gloria de Dios, ¿por qué lo tratas con tanto valor?

Algo que lo lleva directamente a la incomodidad desmesurada.

Como una costumbre fuertemente impuesta, Nicolás cumple con sus tareas sacerdotales, la practica habitual de la confesión como la “charla espiritual” equivalente a una conversación personal, como guía espiritual. Pasadas las horas,  el sonido de las puertas, lo alertan de que alguien ha llegado. Deja todo lo que estaba haciendo y se prepara para recibir a su invitado. Un hombre deja su abrigo y sombrero en el perchero, se dispone a persignarse. La mirada de sus ojos demuestra su preocupación.

-¿Padre has vuelto? a que se debe tu visita ¿no vendrías mañana?

-Vine para hablar contigo. Seré breve.

Ambos se dirigen a la cocina, Nicolás prepara un poco de café. Y se sienta a su lado.

-¿Hay algo que te preocupa padre?- este lo mira y realiza una sonrisa un poco burlona.

  • Mírate tan conciente de tu fe. Pues nunca creí de ti que llegaras a más, ya que siempre fuiste tan flojo en tus metas.

  • Creo que trate de hacer lo mejor.

  • ¡Hacer lo mejor no es suficiente...!- el silencio de pronto envolvió la cocina.

-Espero que no hayas olvidado lo que paso con tu hermana. No tolerare ningún tipo de escena parecida.

  • ¿Pero a que te refieres?

-¿No soy entupido! En ese momento se levantó abruptamente y tomo a Nicolás por el cuello y corrió su sotana, dejando descubierta su espalda.

-Desde cuando no estas realizando las penitencias. ¿Que esperas? Que el mal te tome y te conviertas en una ramera como tu hermana.

  • ¡No digas eso! Gritò, como un lamento.

Súbitamente un golpe en su rostro lo calló de golpe.

-Escucha bien lo que te voy a decir: No tolerarè otra humillación y antes de que caigas en manos de él, yo tomarè tu vida con las mías. Que termines bien tú día. Me retiro.

El hombre tomò sus cosas y se fue, sus palabras eran firmes y claras. La decisión ya estaba tomada. Nicolás quedo en nulo y una sensación de miedo lo cubriò por completo.

-¿Porque me esta pasando esto? Era culpa de aquel individuo que lo arrastrò sin ningún tipo de vergüenza, por complacer sus deseos carnales, ahora estaba pagando las consecuencias.

  • Debo terminar esto. Debo alejarlo de una vez por todas.

Luego de lo acontecido, como lo hacia desde hace bastante tiempo, el joven se acercó a la capilla.

  • Padre puedo hablar con usted, con respecto a lo sucedido la otra noche.

  • Entra te estaba esperando.

  • Esperando.

  • Si adelanté. Este ingresó al interior de la capilla y el sacerdote se dispuso a cerrar las puertas, no debía ser interrumpido, si quería llegar al final de todo esto.

Una vez que David cruzó la puerta, Nicolás lo tomó por el brazo y lo llevó a la arrastra hacia adentro.

-Pero… ¿que le pasa, déjeme?

-No te dejo nada. Ahora me vas a escuchar mocoso desvergonzado.

-¿Desvergonzado? ¿y que es usted padre? Un sacerdote que se deja hacer sexo oral por un hombre de su comunidad.

  • ¡Cállate! Grito fuera de toda razón.

  • ¡Ah! El golpe proporcionado por el sacerdote al chico, lo dejó totalmente conmocionado. El stress originado por la anterior discusión lo sumergió en un mar de total nerviosismo.

El joven bajó su rostro y se detuvo totalmente. Nicolás se dio cuenta de lo que había echo y pensó.

  • Solo es un crío de 21 años.

  • Lo siento. ¿Te encuentras bien?

  • ¿Porque hace esto? ¿Que pretende de mí? Piensa que puede usarme a su antojo y luego golpearme para satisfacer su culpa. ¿Pero quien se cree que es?

  • ¿Que dices?

-Usted sabe muy bien a que me refiero, ambos sabemos que lo quería, tanto como yo.

  • Deja de decir tonterías.

  • No son tonterías.

-¿Prefiere que se lo demuestre? ¿Porque no corre padre?

El rostro que lo enfrentaban sin titubear, con lágrimas cayendo por sus mejillas, parecía un espejo que invitaba a mirar más adentro. Suavemente se acercó a su rostro tomándolo por la barbilla y lentamente sus labios se acercaron al límite de ser tocados, el sacerdote se dejo llevar, por ese aliento. Dejando caer su cuerpo, ambos terminaron en el suelo.

Palabras incoherentes venían a su mente, nuevamente había caído bajo su hechizo.

-No te das cuenta que es inútil. No te resistas.

¿Porque caía una y otra vez en lo mismo? Era realmente lo que quería, lo que deseaba.

Un susurro en su mente, una frase de su padre, la cual citaba a diario:

“No mintáis y no hagáis lo que detestáis, porque todo está desvelado a la faz del cielo. En efecto, no hay nada oculto que no sea manifestado y nada cubierto que quede sin ser revelado. (Evangelio de Tomás, sentencia sexta.)”

-¿A que le temes? Debes ser honesto contigo mismo. Tu cuerpo me demuestra que no siente lo mismo. Lo puedo sentir a través de las fuertes palpitaciones de tu pecho, sin resaltar que todavía estamos en el suelo y una risa escapó de sus labios.

-No me subestimes. Solo tú saldrás lastimado en todo esto.

  • Sea tan sádico conmigo que quede tan herido que no pueda respirar.

  • ¿Que dices?

  • Pero no sea condescendiente conmigo sino me va a amar.

La escena siguió desarrollándose, las palabras del joven habían echo ver a Nicolás, lo necesitado de amor, que se encontraba ese muchacho. Era amor o solo las sensaciones propias de su edad lo llevaban a tales actos apasionados.

Nicolás tomò por la cadera al joven y lo abrazò tan fuerte que este sintió sus huesos quebrar, acercó su boca hasta su oído y murmuro unas palabras:

-¿Que voy hacer contigo? Quiero pensar que tú eres mi recompensa por todo estos años de buen comportamiento o eres una ilusión de mi inconciente.

  • ¿Una ilusión? Crees que una fantasía te acariciaría. No te burles de mí.

-¿No tengo escapatoria verdad?

Al levantar la mirada podía obtener una vista panorámica de aquel hombre, la piel blanca, pero ardiente. Los ojos penetrantes, con un cabello claro que enmarcaba tan asombrosas facciones.

Tomò con sus manos el rostro de David y con un sutil movimiento beso su frente, de la misma forma como un padre besaría a un hijo.

.- Por favor... vete David.

No sabía cuanto mas podría aguantar antes de caer en la irracionalidad. Los fuertes deseos se hacían más fuertes a tal punto de volverse insoportables.

En ese momento David tomò la decisión contraria, comenzó por aflojarse la camisa y poco a poco su imagen se convirtió en una totalmente descuidada.

-¿Que haces eso es peligroso? Este es un lugar sagrado, sal de arriba mío.

Este acercó sus manos y las colocó en la boca de Nicolás tapándola por completo.

-Callase o usted montara un escándalo. O prefiere que grite, sabe que en minutos muchos vendrán a ver que sucede. Y no estamos en la posición más correcta.

  • Por favor.

No podía creer como era totalmente sometido por un crío, el cual tenía las agallas de hacer eso y mucho más.

David tocó los labios de Nicolás y adentro un dedo en su boca, acercó sus labios cerca de su oreja, lamiéndola.

-Solo quiero hacerle sentir bien. Recorrió con sus manos sus piernas y cada uno de sus dedos se movía de una forma distinta.

Nicolás dejo ir lentamente su intención de escapar y esta fue totalmente remplazada por la necesidad de placer.

Su cuerpo desbordaba de excitación y a la vez que se arriesgaba a ser sorprendido.

-¿Algo se esta poniendo duro aquí?

El joven se sentó justo por encima de su entre pierna. Este corrió su cabeza fuera de la vista del èl , notablemente estaba avergonzado. El sacerdote cerró los ojos por un momento pero al abrirlos nuevamente, la imagen de un crucifijo en la pared lo arrebato de aquel sentimiento placentero y una punzada en su estòmago lo hizo sentir nauseoso.

-¡Déjame! Tomándolo lo quito de encima de él y se levantó.

  • No tienes respeto por nada. Yo no soy como tú.

David  arregló su ropa y se levantó del suelo su mirada demostraba lo humillado que se sentía al ser rechazado e insultado.

El sacerdote se dirigió hacia la puerta de la sala, pero expresò lo que sentía.

-Tú estas confundido, necesitas encontrar una joven que desee ser tu novia. Y debes aprender a controlar tus impulsos, no te odio ni te aborrezco solo es que no puedo ser para ti. Ahora solo vete.

El muchacho tomò el picaporte de la puerta y sin mirar al sacerdote le dijo:

-Si usted no es para mi no será para nadie y si debo obligarlo a tenerme, no lo dudare.

L a puerta se cerró con fuerza y Nicolás se tomó de la cabeza.

-Esto se esta descontrolando.

“Sé mas coherente con tu carácter que con tu reputación, pues tu carácter es lo que eres en verdad, mientras que reputación es lo que otros piensan que tu eres.”(Anónimo)

Ética

Nicolàs llama al cuidador de la capilla y pide charlar con èl.

-  He decidido irme a un retiro espiritual por una semana – expresó Nicolás. Quiero ir a ver a un sacerdote amigo en un pueblo aledaño y así poder realizar mi confesión mensual. Por favor Ernesto coloca un aviso en la próxima misa.

  • Padre, pero tendremos un reemplazo.

  • Sí.

  • Me iré muy temprano y dejare todo cerrado. Le encargo la capilla.

  • Quédese tranquilo padre y deje todo en mis manos.

-Gracias. Es lo único que puedo hacer para enmendar esta locura. Pensó.

Mientras tanto a unas nueve cuadras de allì...

Una mujer alimenta a su perro enfermo mientras, espera que su hijo llegue a casa. Ha limpiado todo por completo, ya que espera las visita de sus vecinos. Todas las tardes es la anfitriona a la hora del té. Sus hijas deben cumplir con sus tareas al pie de la letra si en un futuro desean ser buenas esposas.

-David, llegaste. Te has tardado mucho ¿que te a pasado?

-Nada madre estuve en la capilla como te dije y mantuve una larga charla con el sacerdote.

-Esta bien, ve adentro y arréglate la ropa, parece que te hubiera atacado un oso. Trata de ser más prolijo. Ve! que ya llegan los invitados.

  • Sí.

  • Madre. La próxima vez podemos invitar al padre Nicolás.

  • Mm... Seria bien visto ante los demás y un honor para nuestra familia.

-Lo haré.

Dentro de su habitación David se cambió de ropa y se arregló. Todavía podía sentir el aroma de Nicolás en su piel. Recordar todas esas escenas lo confortaban y excitaban al punto de desear volver a la capilla y tomarlo por la fuerza. Jamás nadie le interesó de esa manera, o tal vez ese carácter sumiso y calido contrastaba con su rebeldía. No lo sabia solo tenia la certeza que el debía ser suyo.

David Keller nació en el seno de una familia católica clase media con descendencia Alemana. Residió a lo largo de su infancia en diferentes ciudades, mudándose continuamente por el trabajo de su padre, nunca encontró la estabilidad, a pesar de contar con una familia calida y amorosa, sus padres relativamente jóvenes y sus dos hermanas mayores. Siempre fue el más consentido y protegido. Su vida se marco por la soledad, ya que la continua rutina de mudarse, lo desarraigaba de sus amigos y de los lugares con los cuales había echo un vinculo. Por lo tanto opto por no aferrase a nadie. Con el tiempo su actitud se volvió mas libertina y rebelde pero siempre mantenida oculta en un estilo de vida de obediencia y disciplina.

Al llegar a la adolescencia sus gustos cambiaron y comenzó por sentirse atraído por otros hombres. Siempre lo mantuvo en secreto, demostrando ante su familia una conducta intachable y lidiando con los deseos de su madre de presentarle bellas jovencitas de alta cuña. Es un joven muy atractivo que levantaba las miradas de todas las mujeres y de un que otro hombre. Con los cuales mantuvo relaciones amorosas, como diferentes jóvenes de su edad, abarrotados de hormonas y listos para ceder ante ellas. Con el tiempo había aprendido con quien era correcto liar.

Pasada la hora del té y con los invitados retirándose su madre opto por mandar una invitación especial al sacerdote de la comunidad. Lo único que debía hacer era encomendar la tarea a una de sus hijas. Lucia fue la encargada de confeccionarla solo faltaba el sello familiar en el sobre y todo estaría listo. Pero este se encontraba en unas cajas guardadas en el sótano. Hacia mucho que no se utilizaba. Ninguna de ellas quería bajar ya que este se mantenía en ruinas, por el polvillo y el olor a humedad. Era un lugar que no se usaba ya que había venido con la casa. No podían hacer más que clausurarlo. Y guardar las cajas de la mudanza. David fue quien bajo, con su padre fuera de la ciudad por un mes, no había otro hombre que las ayudara.

  • Mujeres. Temiendo a una pobres arañitas.

  • Aquí lo tienes y trata de no hacerme bajar de nuevo.

Con la tarjeta confeccionada y terminada solo el cartero restaba por hacer su trabajo. La invitación era para el día siguiente con horario de las diecisiete horas. Todos podrían asistir.

Al día siguiente y con todos los preparativos en marcha. La hora del té comenzó. Todos los invitados asistieron incluso el reacio Nicolás.

Entre el tumulto de gente una suave mano lo tocó.

  • Me alegro de que haya venido.

  • Por favor. Gracias por invitarme señora Keller.

  • No hable mas padre… le agradezco el haber venido. Me enterè que nos dejara por una semana.

  • ¿Y cuando será eso?

  • Mañana salgo a primera hora.

  • Tome una bebida.

  • Gracias.

  • Mi hijo David es muy asiduo de ir a su iglesia, siempre vuelve tan lleno de vida y feliz.

  • Si... es un buen muchacho.

  • Por favor disfrute.

La tarde continuò hasta su finalización, todos se retiraban y Nicolás fue el último en despedirse.

  • Gracias por todo, lo he pasado muy bien.

  • Lo esperamos nuevamente padre. Adiós

  • Adiós.

Mientras se retiraban, David lo esperaba en el porche de su casa.

  • Fue muy cruel al ignorarme durante toda la tarde.

  • Lo siento, creí que era lo mejor.

  • ¿Lo mejor?-. Así que se va y no me dijo nada.

  • Por favor no comiences, me voy.

  • Espere, escúcheme.

  • No grites que estamos en tu casa y alguien podría escuchar.

-Suéltame. Me retiro.

-Esta todo bien padre- preguntò una de sus hermanas.

  • Si ya me voy. Pero antes puede darme un vaso de agua. Con toda esa escena Nicolás fue invadido por los nervios.

-Si, David acompáñalo, nosotras iremos a la entrada del jardín a despedir a los invitados.

David condujo al sacerdote adentro de su casa hasta la puerta de la cocina.

-Es aquí, espere.

Trajo consigo un vaso de agua y este se lo entregó, con los nervios pasados, no dudo en tomar todo el contenido.

De repente la oscuridad total invadió a Nicolás y un fuerte ruido pudo escucharse.

-Lo siento padre, pero le dije si no es mió, no será de nadie.

El joven había decidido colocar en la bebida una de las pastillas que su madre utilizaba para sedar a su viejo perro, para mitigarlo del dolor de la vejez. Estas se encontraban en la despensa de la cocina.

Al rato su familia volvió al interior de la casa.

  • Pues no vi al padre retirarse. ¿Y tu madre?- preguntó Anna.

  • El padre Nicolás se retiró, estaba apurado pero dejo saludos- dijo Lucia.

  • Me retiro a mi habitación, no me siento muy bien. Por favor déjenme descansar.

  • ¿Estas bien? ¿Qué comiste? Ve y descansa.

  • Sí madre… adiós.

Al llegar a la entrada de su habitación la puerta estaba trabada, realizò un movimiento y la abrió. Adentro se encontraba Nicolás atado de manos y pies al respaldar de la cama con un pañuelo tapando su boca. David se acercó lentamente y este abrió los ojos.

  • ¡Mm… Huf! - trataba de modular.

  • Ya te despertaste dormilón. Tranquilízate.

Lentamente David arrimó su cara al rostro del sacerdote y le murmuró:

  • Parece que disfrutara de su retiro espiritual, yo me encargarè de eso.

En su interior Nicolás sabia que estaba preso de la locura de aquel joven, una que no supo detener a tiempo. Una que lo llevaría al éxtasis total o al peor e los escenarios…

Continuarà...